Disclaimer: El mundo en el que se desarrolla la historia no es creado por nosotras, sino es que parte del mundo creado por Collins. Los barrios dónde se produce todo son creación de Elenear28 y Coraline T. Los personajes son creación nuestra.

IV.

La salida.

Esa mañana en la prisión estaba transcurriendo con cierta tranquilidad. E había sido llevada a hacer una llamada por lo que las chicas buscaron alguna forma de entretenerse. Roleta estaba entrenando con otras de las prisioneras en el centro de la prisión mientras era alentada por Wineyja, quien nadie sabía cómo, había conseguido una botella de fino alcohol. Mercagine estaba en una de las esquinas del improvisado ring, charlando con unos guardias a los que seguro trataba de chantajear con su mercancía. Mientras, Hatemille dormía plácidamente custodiada por Lucifer. Aunque, de igual manera nadie habría osado molestarla después conociendo la maldad que corroía cada una de sus pequeñas venas.

A eso del mediodía E regresó a la celda custodiada por tres guardias.

—¿Y bien, esposa? — Cuestionó Mercagine acercándose cuando la vio ingresar, seguida de Venoline que tallaba jabones con forma de pato.

—Ella vendrá — Anuncio E con una sonrisa misteriosa mientras las tres wisis la miraban con la duda marcada en sus facciones.

En ese momento, con un escalofrío, Hatemille despertó y llevo una mano a su estómago mientras fruncía el ceño.

—No me siento muy bien…tengo un mal presentimiento— Lucifer acariciaba su rostro con su cabeza preocupado.

—Pero si tú tienes un "mal presentimiento", ¿es como algo bueno, no? —. Apuntó Roleta divertida

—Es verdad— Concordó Wineyja con una sonrisa divertida —. Aunque es raro, yo me siento mejor que nunca— añadió colocando su dedo índice en su barbilla.

—Después de tres copas yo también lo haría— La muchacha de trenzas gustaba de divertirse a costa de sus wisis.

—Buen punto — Añadió E mientras reían sentándose en medio de todas mirando hacia el patio central.

No había sido particularmente difícil hacer de la prisión su reino, al menos momentáneo, mientras estaban ahí. Ante la fuerza y el sadismo de Roleta y Hatemille, la astucia de Mercagine y la irresistible adorabilidad de Wineyja, siempre bajo sus órdenes, todos habían caído ante el poder de El Harem. Los mismos guardias les temían y cedían ante sus avances, pero no podían quedarse más tiempo ahí, limitándose.

Debían continuar con sus planes de conquista lo más pronto posible y no dudaba de que, esa persona de su total confianza las sacaría hoy mismo del lugar, mientras su hacker personal se encarga de borrar los registros de la base de datos.

Acomodándose de forma desperezada, no sin antes darle una mirada desdeñosa al lugar que en nada se comparaba a la mansión, se giró hacia sus esposas.

—¿Qué estuvieron haciendo mientras no estuve? — Las cuestionó curiosa.

—Dormir— Contestó la de las coletas estirándose perezosamente —. Estuve hasta altas horas de la madrugada dándoles una golpiza a los guardias que intentaron robar a Lucifer— Añadió mientras abrazaba a la albina serpiente enroscada en sus hombros.

—Así que eras tú la del escándalo— Acusó Venoline, señalando con su jabón con forma de pato.

—Mandó a uno de los guardias a emergencias — Añadió desinteresadamente Mercagine mientras contaba sus ganancias de la mañana.

—El solo estaba dando un paseo nocturno — defendió Hatemille —. Me pregunto si le habrán colocado el antisuero a tiempo — susurró.

Las Wisis y E sabían que la de pequeña estatura deseaba que no fuera el caso, por la sádica sonrisa que empezaba a formarse en su rostro mientras Lucifer siseaba en su mano.

Wineyja frunció el ceño mirando a la serpiente. No era justo que ella no pudiera traer a sus mascotas, pero sabía que, si traía a Kuri, Pangui se indignaría e igual a la inversa. Sin mencionar a los pequeños que escondía en su habitación en la mansión, de los cuales las demás no tenían conocimiento. Ahora que lo meditaba, la chica de grandes y dulces ojos supuso que debería preocuparse de lo que podrían hacer sus gatitos solos en casa, bien sabía que eran unos demonios. Pero pasados unos minutos y después de darle otro sorbo a su trago decidió que se preocuparía más tarde por eso.

—Pues yo vencí a todos los que están aquí en el ring que improvisamos, hasta los guardias se unieron — Comentó Roleta entusiasmada chocando su puño derecho con su mano izquierda.

—Quieres decir que obligaste a los guardias a hacerlo — Añadió la cuarta esposa mientras continuaba contando su dinero.

—Lo que dije — señaló la de trenzas con su paleta siempre a mano, a su wisis —. Derroté a todos, los guardias son unos debiluchos, podríamos escapar de aquí en cuestión de minutos si queremos.

—Es verdad — E, se hizo oír con una voz tranquila —. Pero es mejor hacerlo del modo pacífico así no tendremos que aguantarlos detrás nuestro.

Las chicas le dieron la razón suspirando.

—Por cierto, esposa, ¿quién vendrá? — Peguntó Wineyja recordando lo dicho por E cuando regresó a la celda.

—No se impacienten, ya la conocerán — E uso su patentada sonrisa, esa que dejaba a sus esposas fuera de combate.

De pronto Hatemille se levantó de golpe con los ojos más abiertos de lo normal.

—El escalofrío de nuevo— Agregó mirando hacia el pasillo que daba hacia el corredor de la prisión donde se ubicaban los agentes.

—Oh…— E se levantó también —, debe ser ella.

Justo en ese momento todas vieron a alguien ingresar y acercarse a hablar con el agente a cargo. De estatura promedio, con un rostro dulce y delicado habló con una voz suave y soñadora. De cabello castaño claro con mechas de suaves colores pasteles, usando un vestido tornasolado estampado con flores al igual que las balerinas en sus pies.

Desprendiendo un aura de pura paz y armonía hacia su entrada a escena la abogada Hikari Rainbow, pidiendo hablar con Elenear. Los guardias cohibidos ante su dulzura la dejaron entrar sin hacer preguntas por lo que ella se acercó, decidida, a la celda.

Hatemille retrocedió espantada hacia una esquina. Esos destellos de amor y paz que desprendió la muchacha no debían ser nada saludables para su aura de odio.

—Buenos días E…niñas — saludo Hikari distraídamente con una pequeña sonrisa —. Soy su abogada defensora.

—Hikari — la esposa en jefe le sonrió a su amiga de siempre y se acercó a escuchar lo que quería discutir del caso.

— ¡Oh! ¡Es tan bonita y dulce! — Wineyja exclamó recibiendo una sonrisa de la abogada —. Me agrada— Declaró. Quitada de pena dando otro sorbo a su trago.

—Bien por ti wisis, porque creo que Hatemille le dará un ataque — Roleta expuso entre risas. Mercagine rodó los ojos, sus wisis eran tan dramáticas cuando se lo proponían.

Luego de unos momentos discutiendo los pormenores de la situación Hikari les sonrió.

—No se preocupen, solo será de convencer al fiscal. Será sencillo — Les comunico con una sonrisa soñadora mientras colocaba su dedo índice en su mentón —. Sin mencionar que el guardia sobrevivió, así que no habrá ningún inconveniente en sacarlas— añadió para decepción de la de coletas rosadas —. igual a ti Venoline.

—Oh…— la muchacha de los patos y el cabello violeta se sonrojo sorprendida —. Gracias — dijo de forma calmada.

—Aquí te esperamos — E informo completamente relajada, confiando en las manos que dejaba el asunto.

Pasadas unas dos horas Hikari volvió dando pequeñas vueltas sobre sus pies mientras tarareaba.

—Ya son libres — Informó mostrándoles unos papeles de inusual color rosa.

—Por fin — Roleta estiro los músculos y empezó a caminar a la salida detrás de E, siendo seguida por las demás.

Mercagine no desaprovecho la oportunidad de enviar una de sus frías y aterradoras miradas al guardia, que sus informantes le comentaron partiría a Capitolium Square, al que chantajeó para que corriera la voz por los altos mandos sobre la calidad de su mercancía, a lo que este asintió asustado. Bien sabía la muchacha de cabello tricolor que eran los mejores clientes.

Saliendo finalmente de la prisión de máxima seguridad E recibió una llamada.

—E al habla — Empezó la conversación —. Oh…excelente. Serás bien recompensada por esto Robyn — La esposa en jefe terminó la llamada y se giró a las demás —. Nuestros registros están oficialmente limpios, mi hacker personal se encargó de ello.

—¿Quién? — Pregunto Wineyja distraída en una plática con Hikari, con la que había congeniado enseguida.

—Ya sabes, la chica deforme — Hatemille comentó desde el extremo más alejado de Hikari.

—Oh sí… sus manos son extrañas— asintió la esposa de adorables ojos.

Entre carcajadas siguieron caminado hasta que E se detuvo mirando atenta su ¿celular?

—¿Pasó algo, esposa? — Roleta le dirigió una mirada suspicaz.

—Es Robyn — E informó guardando el dispositivo mientras cerraba los ojos con calma, retomando el paso —. Dice que puede oírlas— dijo con una sonrisa divertida —, y que al parecer hay un nuevo grupo criminal dando vueltas por la zona con la ingenua intención de desbancarnos como la asociación más peligrosa — agregó divertida con un tono marcado de burla

—Oh…pobres ilusas — Despreocupada Roleta colocó la paleta en su boca como si hubiese escuchado que el pan subiría de precio.

—Vaya vaya, habrá que ponerlas en su lugar— Mercagine afilo su mirada, formando una de esas poco comunes sonrisas verdaderas en su rostro.

—¿Podemos quemar su base? — Hatemille preguntó extasiada mientras Lucifer siseaba en acuerdo.

—Haremos más que eso queridas esposas — nadie que preciara su pellejo osaba retar a E.

—Mis jabones están a tu completa disposición E — Venoline agregó con seriedad.

—Oh…creo que iré a prepararme en caso de ser nuevamente necesaria — Hikari sonrió feliz ante la emoción de sus compañeras.

—Pero primero — Wineyja se colocó en frente de todas extendiendo los brazos —. ¡Fiesta en la mansión! — Gritó alegre mientras levantaba una copa, que nuevamente nadie sabía dónde había conseguido.

—Esa es una excelente idea esposa— E asintió.

Y así, entusiasmo emprendieron camino directo a la mansión Harem.

¿Continuará?

¡GRACIAS POR LEER ESTA LOCURA!

Con cariño, Las wisis.