Título: Helga en Hogwarts
Resumen: Helga se caracteriza por ser una Slytherin, ellos hacen cualquier cosa para conseguir lo que quieren, y Helga no es la excepción a la regla, hace lo que esta a su alcance para conseguir a cierto Hufflepuff del que lleva enamorada muchos años. Esta historia se trata de las locuras que llega a hacer por el amor o la amistad.
Notas: Los personajes no son míos, tampoco el mundo de Harry Potter. Solo soy una gran fan, la historia si me pertenece.
Capítulo 1. Helga en el Despacho de Dumbledore
Helga caminaba por los pasillos de Hogwarts, como siempre, quejándose de su suerte. Llegaba tarde a la clase de Defensa Contra La Artes Oscuras, y a pesar de que el profesor Snape era realmente considerado con Slytherin también era sumamente estricto. Una vez que llegó, agitada y de pésimo humor, se sentó al lado de su única amiga en todo Hogwarts: Phoebe. Era una querida y aceptada Ravenclaw, a diferencia de ella, una odiosa y malvada Slytherin.
—Por poco le quito puntos a su casa, señorita Pataki.
—No volverá a pasar esto, profesor. —dijo, totalmente segura de sus palabras.
—Realmente espero que así sea. Lo dejare pasar esta vez.
Gerald, un Gryffindor valiente y lleno de energía quiso replicar, pero su mejor amigo, Arnold, un Huffepuff leal, amable y honesto, tan bonachón como siempre, le pidió a Gerald que no dijera nada, solo esta vez, quería un poco de paz en la clase, el profesor Snape no era tan malo y no tenía caso discutir.
—Te lo digo, Gerald, lo único que conseguirás es una detención.
—Pero es que no esta bien, llegué tarde una sola vez en su clase y le restó 15 puntos a mi casa.
—¡Johanssen, Shortaman! Cinco puntos menos para Hufflepuff y diez menos para Gryffindor. A ver si aprenden a no hablar en mi clase.
Gerald miro a Arnold tratando de trasmitirle con la mirada lo que sentía "¿Lo ves, hermano?"
Era obvio que el señor Snape tenía una clara aversión por la casa del león y una preferencia por la casa de la serpiente.
Helga, despreocupadamente le tiro un par de bolitas de papel en la enorme cabeza del Hufflepuff rubio, que la miro con enojo pero intento ignorarla el resto de la clase, mejor eso que aguantar los reproches del profesor Severus.
Después de clases, Helga y Phoebe salían seguidas de Gerald y Arnold, una vez en el pasillo, Gerald agarro de la mano a Phoebe.
—Buenos días mi linda pollita.
La Ravenclaw se sonrojó con fuerza y lo saludo con un beso en la mejilla.
—Pero que estúpido apodo, cabeza de cepillo.
—Helga, serpiente de lengua afilada. —gruñó el chico afro con molestia.
—¿Ese es el mejor apodo que tienes? Te diría león apestoso pero ni un león eres—hizo una pausa sonriendo—un gatito, uno perdido, asustado y apestoso. —dijo la rubia con burla.
—Helga... —advirtió el Hufflepuff.
—Si, si, lo que digas cabeza de balón. —giró los ojos.
—Helga... —el Prefecto de su casa la llamó, a sus espaldas y ella se volteó para encararlo, alzando una ceja con curiosidad —El director Dumbledore quiere verte.
—Demonios.
—¿Qué hiciste ahora, Pataki? —pregunto Gerald mientras veía como su novia miraba a su rubia amiga con preocupación.
—Cuando sepa te lo diré, cabeza de cepillo.
Así es como Helga fue al despacho de Dumbledore.
Llego y toco la puerta, la voz del sabio anciano le dio el permiso para pasar. Ella, una vez adentro de la habitación se sentó frente a él. Estuvo tentada a subir las piernas en el escritorio y preguntar de malas formas para que ella estaba en esa habitación, sin embargo se limitó a cruzar sus brazos, incluso ella le tenía respeto al director de Hogwarts (aunque piense que tiene la barba más ridículamente larga que haya visto). El hombre, con una paciencia infinita la miro a los ojos.
—Si es por lo de Wolfgang déjeme decirle que... —fue interrumpida.
—Helga, ya habíamos hablado, nada de encantamientos ni intentos de maldiciones a tus compañeros.
—Ah, entonces si es por lo de Wolfgang... en mi defensa, le quitó su varita a Brainy y se la pasaba a sus "amigotes" en medio del pasillo.
—Lo que hiciste esta bien, pero no es correcto.
Ella alzo una ceja.
—Esta bien porque defendiste a un amigo, pero no es correcto, el procedimiento correcto es llamar al Prefecto de tu casa, o de cualquier casa, incluso a algún maestro para que reciban un castigo adecuado por sus actos.
Helga giro los ojos por el "regaño" y asintió con aburrimiento. Sin embargo, la profesora de Transformaciones Minerva McGonagall entró, inclino su cabeza saludando a Helga y al director y anunció a Dumbledore:
—Disculpe, lo necesitamos urgentemente.
Entonces el director miro a Helga.
—Volveré en seguida, todavía tenemos que discutir cual será el castigo apropiado para ti.
Entonces él se retiró, Helga suspiro y giro los ojos, una vez más.
—Increíble—dijo con sarcasmo empezando su primer monologo del día. —absolutamente increíble. Esto es lo que me faltaba—puso sus pies sobre la mesa —morir de aburrimiento en esta aburrida oficina...
Ella entonces decidió observar la oficina, dándose cuenta de que no era para nada aburrida. Sonrió sinceramente al ver un montón de libros, demasiados, en estantes y bien acomodados.
—Bien... yo supongo que... al viejo Dumbledore no le importará tanto que le dé un vistazo a su oficina.
Habló ella sola una vez más y sin esperar la autorización de nadie empezó a caminar y a investigar, no se atrevió a tocar nada, pero si a observar con gran interés. Todo aquello tenía que ser tan o más antiguo que el anciano, o eso pensaba ella.
Observo una hermosa ave, con preciosas plumas brillantes, anaranjadas y rojas, un plumaje solo colores cálidos, tenía una mirada fija en ningún lado y Helga sintió la necesidad de acercarse, con cuidado, porque su curiosidad a veces podía con ella, el ave, giro su cabeza y la rubia pudo ver sus ojos antes de que él pájaro se hiciera cenizas.
— ¿Qué Que? — ¿eso había sido su culpa?
Ella empezó a entrar en pánico hasta que respiro hondo y se dijo "cálmate, Helga, eres una Slytherin y más importante aún, una Pataki, enfría la cabeza, piensa con calma" y una vez que se tranquilizó todo fue más fácil, recordó en su cabeza una vocecita muy tierna y sabionda (la de su mejor amiga, Phoebe, ¿quién más?) Que le explicaba que las aves Fénix son aquellas que renacían de las cenizas, que son impresionantes, criaturas hermosas y curiosas. Toda esa información tan relevante en su momento para Helga, ahora era indispensable. Por eso sonrió cuando, efectivamente, una ave casi sin plumas y muy pequeña se dejó ver entre las cenizas. Suspiró con alivio y le agradeció mentalmente.
— ¡Eh, tú, si, tú niña!
Helga trago saliva porque la hayan encontrado husmeando por el despacho de Dumbledore, pero se quedó mucho más tranquila al momento de girar la cabeza.