"Lunes" 8 de Septiembre de 1972, Habitación de chicos de Gryffindor de segundo año, 7:13 p.m.:

Sirius se maldecía a si mismo mientras se ponía la primera camisa que veía en su baúl. Tiro su toalla a un lado para que los elfos domésticos la recogieran durante la noche, y se agachó al lado de su cama para buscar el zapato que necesitaba. Sinceramente, a él no le importaba ir a la cena con o sin zapatos, pero no quería caer en detención por alguna razón que no fuese hacer travesuras.

Dio un pequeño grito de sorpresa al encontrar una araña escurriéndose entre los viejos y sucios calcetines que se encontraban debajo de las capas de polvo en el piso debajo de su cama, y después de varios pequeños gritos de sorpresa tras encontrar cosas que nunca pensó volver en su vida (hablo en serio, podías encontrar hasta Narnia debajo de la cama de Sirius) por fin encontró los viejos y desgastados zapatos que solo conservaba a pesar de tener varios hoyos y estar cubiertos de tierra para irritar a su madre.

Maldecía a los Potter y a Peter por dejarlo buscar solo sus zapatos mientras ellos tres se iban a cenar. Sabía que Remus todavía se hallaba en la regadera bañándose, pues todavía oía el ruido del agua al caer, pero no quería molestarlo más de lo necesario. Remus había "regresado" a la escuela y a las clases unos pocos días antes, pálido y tembloroso, un poco como el tímido y ausente Remus Lupin que Sirius había conocido en las primeras semanas de clases antes de que Dylan los presentase correctamente y que James y él pudiesen empezar a corromperlo.

Sirius dio un gran suspiro. Necesitaba una manita para buscar el otro par de su zapato.

Estaba seguro de haberlos dejado debajo de su cama. O encima de su baúl. ¿O si quiera estaban en la habitación?
Estaba desesperándose. Tenía hambre y sed, y todavía tenía que hacer la tarea de Defensa Contra las Artes Oscuras o el profesor Jiggle, Remus y Dylan lo despellejarían vivo.

El único lugar que le faltaba buscar era en el baño, pero no tenía sinceramente ganas de ver a su amigo desnudo.
"«El hambre puede volver loco a un hombre»"
Ya que...

Sirius se congeló, una mano todavía en el pomo de la puerta del baño.
Remus estaba saliendo de la ducha, sus caderas envueltas en una gran toalla marrón.
— ¿Te importa? —dijo, con un tono más brusco de lo necesario.
— Lo siento —murmuró Sirius, retrocediendo rápidamente y cerrando la puerta del baño entre ellos. Se quedó allí un momento antes de irse a sentar a su desordenada cama, con la mente girando sobre lo que acababa de ver.

Los brazos, las piernas y el pecho de Remus estaban cubiertos -cubiertos- en una capa de finas cicatrices blancas y rosadas vivas, con aquí y allá el fruncimiento de una punción más profunda.

No se le había ocurrido a Sirius hasta ahora que, a diferencia del resto de ellos, Remus siempre se cambiaba en el baño, o con las cortinas de su cama cerradas. O que Remus nunca se quitaba su suéter, sin importar que estuviesen a cuarenta grados o a un metro del sol; al menos ahora Sirius sabía, bueno... suponía, que la razón detrás de ello fuera para que nadie viera sus cicatrices.
Sirius no lo culpaba. Él mismo llevaba haciendo lo mismo desde que tenía memoria.

El chico no podía imaginar lo que podría haber causado ese tipo de daño. Si alguien le hubiera hecho eso, no era de extrañar que a Remus no le gustara ser tocado.

Segundos después, Remus salió del baño. Su cabello todavía húmedo, pero ahora estaba vestido de pijama. Un ligero rubor se ensombreció en sus mejillas al igual que en las de su amigo, ambos pares de ojos permanecían fijos al suelo.
— ¿Qué pasó? —Preguntó Sirius, sin poder evitar la obvia inquietud en su voz.
En cambio, la voz de Remus era tranquila, su rostro completamente en blanco.
— No es nada importante, y si lo fuera, tampoco es como si fuera de tu incumbencia, Black —. Dijo remarcando claramente el apellido, apellido el cual los chicos solo usaban cuando hablaban algo de mucha importancia con el chico de familia Slytherin.
— ¿Algún Slytherin que te da problemas? — Siguió Sirius presionado, pensando en Snape—, por qué si son...
— No es nada —repitió el chico en piyama, con un borde en sus palabras advirtiendo a Sirius que el tema estaba cerrado.
— Remus...
— ¿Qué? —Susurró Remus frunciendo sus ojos, cauteloso.
— ¿Quieres tomar prestadas mis notas de Astronomía? —Sirius exclamó, nervioso.
— Oh —Remus parpadeó— sí. Gracias.
— Es una pena que te lo perdieras— intentó Sirius con una sonrisa intentando animar un poco el ambiente—, la luna estaba increíble el otro día.

...

Sirius caminaba lentamente por los pasillos de Hogwarts. Podía estar encontrándose en ese mismo momento cenando con los gemelos Potter y Peter, pero había decidido tomar el camino largo para aclarar un poco la tormenta de pensamientos en su mente.
No hacía más de cinco minutos que había dejado a Remus leyendo en su habitación y todavía seguía pensando en las terrible y evidentes heridas que marcaban la piel de su amigo.

Se preguntaba a sí mismo como era que nunca se había dado cuenta de ellas, ¡estaba seguro que después de un año viviendo con él se habría dado cuenta de algo! Pero ahora que se ponía a pensarlo de esa manera, Remus en serio había sido muy cuidadoso en no dejar que nadie se enterase.

Sirius podía simpatizar con él. Sabía perfectamente lo que se sentía estar en esa posición y debido a ello sabía a la perfección la razón por la cual Remus no le hubiese dicho a nadie sobre lo que sé que le estuviese causando esas cicatrices. Después de todo, el mismo tampoco le gustaba hablar de su situación en casa.
Intentaría hacer todo lo posible para ayudarlo, después de todo, eso era lo que siempre había querido que hicieran por él.
Si. Sin importar las consecuencias, lo ayudaría...

Pero no podía hacerlo solo. Necesitaba hablar con sus otros tres amigos y planear algo, aunque tampoco estaba muy seguro si entendieran. Sirius sabía lo inocentes que James y Peter podían ser, y sinceramente, él no quería ser el que les arruinase esa inocencia metiéndolos en cosas como aquellas. En cambio, Dylan... el chico parecía haberlo visto todo, un brillo de madurez y tristeza siempre presentes en sus ojos. A pesar de todo... el chico primogénito de los Black sabía que podía contar con sus amigos.

Se detuvo unos pasos antes de abrir las cerradas puertas que conducían al Gran Comedor. Cerró los ojos por unos segundos y abrió lentamente la puerta, asegurándose de quitar los negativos pensamientos de su mente y plasmar una sonrisa en su pálida cara.

Después de todo, si para algo Sirius era bueno, era fingiendo que todo estaba bien.


"Martes" 9 de Septiembre de 1972, salón de Transformaciones, 9:32 a.m.:

La profesora Mcgonagall era una estricta bruja que siempre intentaba apegarse a las reglas lo más posible. Siempre lo había sido; bueno, claro que en sus tiempos libres y con sus amigos o familia dejaba a un lado la máscara de indiferencia que siempre usaba mientras lidiaba con los estudiantes problemáticos a los cuales daba clase, pero era estricta, a veces más de lo necesario. O esos eran los pensamientos de los alumnos que estaban en su lista negra.
A pesar de ello, todos sus estudiantes (al menos todos sus leones) la querían y veían como una madre; consciente o subconscientemente.

Debido a lo estricta que era y a que la gente no le gustaba que Minerva Mcgonagall les diera sus famosas pláticas que rápidamente te hacían sentir avergonzado por lo que sea que hayas sido cachado haciendo, a nadie le gustaba que la profesora de Transformaciones, jefa de la casa de Gryffindor y sub-directora del colegio Hogwarts de magia y hechicería los cachase haciendo una travesura.

O al menos eso era lo que pensaba Dylan Harry Potter.
Pero claro, siempre hay excepciones para todo.
En este caso, esa excepción era Dorcas Meadowes.

Para el registro, Dylan intentaba poner atención a lo que la estricta profesora de Transformaciones les estaba enseñando, pero su compañera de mesa simplemente no dejaba de darle pequeños golpecitos en su brazo para llamar su atención.
Dylan sabía que si la profesora Mcgonagall los cachaba hablando en clase los pondría al menos una noche castigo limpiando trofeos o barriendo su salón, pero la chica había estado intentando hablar con él en privado desde la semana pasada que Dylan estaba empezando a ponerse nervioso por lo que sea que le fuera a decir.
Sucumbió y arranco un pedazo de su pergamino con unas palabras escritas furiosamente antes de pasárselo a su compañera de mesa, y... bueno, compañera de generalmente todo lo relacionado a la escuela.

» ¿QUÉ QUIERES DORCAS?«

Dorcas Meadowes le dio una pequeña sonrisa al recibir la nota escrita en el pergamino antes de agarrar su propia pluma y escribir una respuesta.

Su siempre blanca piel como la nieve parecía un poco traslucida ante los rayos del sol que entraban por la ventana situada a su izquierda. Su largo y negro cabello caía sobre sus bonitos ojos azules mientras agachaba un poco la cabeza mientras escribía furiosamente una respuesta en el arrugado pergamino.
Debido a su pequeña y delgada figura, uno siempre llegaba a pensar que Dorcas era algo frágil y tímida, y eso era justamente lo que habían pensado todos antes de que la pequeña chica les diera tal paliza que seguramente los de la siguiente generación verían como una leyenda.

Dylan siempre se sentaba con ella en las clases y siempre hacían todos los proyectos en parejas juntos; al principio no era porque fueran de los mejores amigos, pero porque todos sus amigos ya tenían donde sentarse. Debido a que ambos grupos de amigos (futuros Merodeadores y las otras seis chicas de su curso) tenían un número impropio en su grupo, uno de los integrantes de cada grupo siempre terminaba sentándose solo; ese personaje siendo siempre Dylan y Dorcas.

Los futuros Merodeadores al principio se sintieron algo incomodos al darse cuenta que eran siete chicas en su mismo grado y casa, a diferencia de las dos o tres que había en otras casas, pero rápidamente el pensamiento se borró al ver lo amigables que eran cada una. Emmeline Vance y Hestia Jones se encontraban sentados enfrente de ambos chicos, del otro lado, Marlene McKinnon y Mary McDonald, y finalmente detrás de ellos, Lily Evans y Alice Kinlue.

» ¿Qúe hay entre tú y la pelirroja? Han estado actuando muy distantes entre ustedes, y no crean que no me he dado cuenta que cada vez que Lily te voltea a ver se enrojece. Sé que hay gato encerrado aquí y si tú no me lo dices entonces yo pienso averiguarlo. «

Dylan no quería admitirlo, pero sabía que Dorcas tenía razón. Desde la vez que Lily le había aclarado sus temores a Dylan en el primer día de clases, la chica no le hablaba, en cambio, parecía incomoda tan solo estar junto a él.

"»« Hay amor en al aire »«" canto para la sorpresa de todos, Hermione "»«Vamos Dylan, no me digas que no te has dado cuenta»«"

— ¿Qué? —pregunto un poco alarmado Dylan, sin darse cuenta que lo había dicho en voz alta.
— ¿Una pregunta, señor Potter? —Dylan rápidamente negó con la cabeza antes de regresar a su plática de papelitos con Dorcas.

"No sé a qué te refieres, no hay nada entre Lily y yo que tú no sepas" Contesto Dylan rápidamente, temiendo que Dorcas hubiese llegado a la misma conclusión que su amiga consciencia.
"Entonces porque Lily te ve con esos ojos soñadores como si quiera comerte"
"¡Ella no me ve así!
"¡Claro que sí! Solo tienes que verlo por ti mismo, ¡mira! Lo está haciendo ahora mismo!"
"¡Estoy seguro que solo tenía algo en el ojo!"
"Dylan... no lo niegues, Lily tiene sentimientos por ti"
"Pues claro que tiene, ¡es como una hermana para mí!"
"No de esos, tonto"
"¿Y tú como estas tan segura, oh diosa del amor?"
"Por qué, si no te has dado cuenta, YO TAMBIÉN SOY UNA CHICA Y TAMBIÉN TENGO SENTIMIENTOS AMOROSOS HACIA ALGUIEN, ESTÚPIDO"
"Espera acabas de..."
"¡Olvida eso! Estamos hablando sobre la relación entre tú y Lily"
"No hay ninguna relación entre mí y Lily"
"¿Cómo estas tan seguro? Estoy segura que muy dentro de ti, Dyly es real"
"¿Dyly?"
"Si, ya sabes, son sus dos nombres juntos. Era eso o Lilan, ¿cuál es mejor?"
"¿¡Podemos regresar por favor a la conversación que teníamos unos segundos antes!? SOBRE COMO A MÍ NO ME GUSTA LILY"
"Bueno, a ti no te gusta, pero estoy 100% de que le gustas a Lily"
"¿Cómo sabes si no estás sobre reaccionando?"
"POR QUÉ TODAS LAS PISTAS ESTÁN AHÍ: 1) TE MIRA COMO SI TE QUISIERA SOLO PARA ELLA"
"Estoy seguro que solo tiene algo en el ojo"
"2) CADA VEZ QUE LA VEZ, LILY SE ENROJECE"
"Hace mucho calor aquí dentro"
"3) Y FINALMENTE Y EL MÁS IMPORTANTE DE TODOS... oí que Lily se lo contaba a Alice ayer en la noche"
"... Eso no es cierto"
"¡Claro que si lo es! Sus hijos serían las cosas más tiernas del universo. Además, estoy segura que eres el único chico lo suficiente maduro como para soportar las largas platicas de Lily sobre como deberíamos liberar a los elfos domésticos"
"¿Y por qué no Remus? Él es mucho más responsable que yo"
"Si, pero él ya está apartado para Hestia"
"LO SÉ, SERÍAN LA MEJOR PAREJA DEL MUNDO"
"¡RESTIA!"
"...Tienes que mejorar la combinación de nombres..."
"Aja, bueno, el punto aquí es que eres el único chico que quedaría perfectamente con Lily"
"Dorcas, no creo que..."
"Ay, no seas nena. Van a ser lo novios más tiernos del mundo."
"Dorcas..."
"Y después será la mejor boda del mundo. Alice puede ser la dama de honor. Y James y Sirius me pueden ayudar a decorar todo"
"Dorcas, no creo que..."
"Y van a tener siete hijos. Lily Jr. Dylan Jr. Dorcas Jr. James Jr. Alice Jr. Harry. Y Bob. ¿Puedo por favor ser la madrina de Dorcas Jr? Te juro que seré la mejor madrina del universo. Le enseñare a agarrar dulces mientras ustedes no ven, y a volar en la escoba, y a..., y a... Ya sé, le enseñare a hacer bromas. Me refiero, tú y tu grupito de amigos le enseñan a los demás, pero yo y Dorcas Jr los superaremos y por fin podré hacer venganza a todas las veces que tú y tus amigos me han hecho bromas. Por fin podré superarte. **Insertar risa malvada en este espacio**"

— ¡DORCAS! SI TE VAS A PONER ASÍ NO SERÁS LA MADRINA DE MÍ PEQUEÑA DORCAS MARGARET JR. III, MENOS LA DAMA DE HONOR —Dylan no se dio cuenta que estaba gritando en medio de la clase de la profesora más estricta y que todos sus compañeros lo veía como si estuviese loco hasta que hubiese terminado de gritarle a su amiga.

El chico sintió como la cara se le enrojecía y, al dar un pequeño vistazo, su amiga se encontraba en las mismas.

— Bueno —hablo en voz baja Dorcas en mucho tiempo, lamentablemente, como todo el mundo estaba callado, toda la clase pudo oírla—, si no puedo ser la madrina de Dorcas Jr, entonces seré la de Bob James II, ¿estás bien con eso?

Esa fue la primera vez (y seguramente no la última) que Dylan quiso golpear en la cara a una chica.

— Señor Potter, señorita Meadowes —hablo la profesora Mcgonagall, roja de la furia—. Estoy segura que mi clase no es el momento adecuado para hablar sobre su... su futuro. Veinte puntos menos a cada uno por gritar, interrumpir y estar enviándose papelitos durante clase.

En ese momento Dylan se arrepintió por haber pintado el pelo verde limón a su jefa de casa dos días antes. De alguna manera, sabía que lo peor todavía no llegaba.

— Y mañana, detención con Hagrid a las diez p.m. ¡Y los quiero puntuales! —Una pequeña chispa apareció en sus ojos y Dylan supo que todavía no se habían librado completamente de aquello— Y ya que están tan felices de interrumpir la clase, ¿por qué no leen las notas que estaban pasándose? Estoy segura que a toda la clase le gustaría saber la razón de esta interrupción.

Si es que fuese posible, Dylan sintió que su cara se ponía más roja que antes. Oyó pequeñas risitas detrás de él y le envió a su gemelo y su mejor amigo la mirada asesina más terrorífica que tuviese que los congelo en su lugar, callando las risitas de segundos antes.

La profesora seguía esperando y Dylan sabía que no podían librarse de aquella. No quería pasar vergüenza en medio de la clase, y sinceramente no quería que ni la profesora ni sus compañeros se enterasen de sus "problemas" amorosos. O peor, que Lily tuviese que pasar la vergüenza con ellos aunque ella ni siquiera estuviese involucrada. A menos que...

Vio a Dorcas agarrar el viejo pedazo de pergamino que estuvieron utilizando minutos antes, y sin pensarlo, agarro el tintero que había estado utilizando y con un movimiento rápido, esparció toda la tinta sobre el pergamino, manchando así toda la mesa, las manos de su amiga y, afortunadamente, el pergamino lleno de notas.

Milagrosamente, el timbre que anunciaba el final de la clase sonó; sin pensarlo, Dylan agarro a Dorcas de la mano y sin decirlo, salieron corriendo de las garras de su "malvada y estricta" profesora de Transformaciones.

— No... no hay que volver a... hacer eso —alcanzó a decir entre jadeos la chica de ojos azules después de haberse detenido enfrente de la puerta hacia el Gran Comedor.
Se quedaron en silencio por unos segundos más hasta que Hestia y Emmeline hubiesen llamado a Dorcas, sin duda alguna para preguntarle sobre todo el alboroto que causaron en clase.

— Hey Dylan —, dijo la voz familiar de Sirius detrás de él— ¿Puedo ser el padrino de otro de tus hijos?

Solo queda decir que Sirius quedo con un ojo morado el resto del día.


"Miércoles" 10 de Septiembre de 1972, escaleras hacia la entrada de Hogwarts, 11:22 p.m:

— Bueno, creo que eso es todo —dijo detrás de ellos la amigable voz de su amigo medio-gigante—, espero que no se metan en más problemas ustedes dos, está es la quinta vez que me tengo que encargar de tu castigo, Dylan, ¡y apenas llevan dos semanas de escuela!

Dylan, Dorcas y el cuidador de las llaves de Hogwarts, Hagrid, se hallaban caminando hacía la gigante puerta de madera que cuidaba la entrada hacia la escuela. Ninguno de los dos estudiantes tenía muchas ganas de hacer platica con el amigable medio-gigante, pues estaban cansados, les dolían todos los músculos, y, por si fuera menos, llenos de sangre y cosas-dentro-de-la-pansa-los-cuales-Dylan-y-Dorcas-estaban-seguros-que-deberian-seguir-ahí.

Era tarde. Dylan no estaba muy seguro de que hora era, pero tan solo ver la oscuridad en la noche y sentir sus parpados empezar a cerrarse, Dylan se maldijo en silencio a si mismo por no hacer la tarea de DCAO antes de ir a su castigo con Dorcas. No tenía excusas. Peter le había recordado como Hagrid siempre se emocionaba y no los dejaba ir hasta ya casi la media noche. Estaba seguro que James y Sirius no lo dejarían oír el final de ello.

El chico se sacudió un poco el suéter intentando sacar toda la mugre y la sangre que seguramente quedaría plasmada ahí de por vida. Otra vez, su madre no lo dejaría oír el final de aquello.

Ambos estudiantes de Gryffindor y segundo grado, se habían quedado todas las últimas tres horas despellejando hurones (muertos) que, según Hagrid, eran para la dieta de sus bebes hipogrifos. Hagrid, por suerte, los había dejado salir antes de la medio noche después de Dorcas hubiese empezado a vomitar bilis al terminar de despellejar a su decimoquinto hurón. Y, cuando Dylan se refiere a despellejar, se refiere a la piel y a quitarle todas las cosas-dentro-de-la-pansa-los-cuales-Dylan-y-Dorcas-estaban-seguros-que-deberian-seguir-ahí.

Sinceramente, Dylan no tenía la menor idea de si podría volver a ver un animal de la familia mustela* sin empezar a vomitar alguna otra vez en su vida.
También estaba seguro de no volver a hablar por papelitos en clase de Transformaciones a menos de querer terminar odiando a la profesora Mcgonagall y a Hagrid.

— Buenos chicos, creo que los tendré que dejar aquí —dijo animadamente Hagrid sin darse cuenta de la incomodidad en las posiciones de sus dos pequeños amigos—, que tengan una bonita noche, Dorcas, Dylan.

Y con eso los dejo solos en la entrada de su escuela.

— Hey Dylan, ¿no vienes? —Hablo Dorcas por primera vez en mucho tiempo al ver a su amigo sentarse en las escaleras de la entrada.

Dylan se quitó el zapato lleno de tripas de hurón y se lo enseño a su amiga

— Oh, no, si Filch me cacha ensuciando la escuela con tripas de hurón...

— ¡No digas esa palabra! —dijo su amiga antes de volverse verde y de ponerse la mano en su boca antes de voltearse y salir corriendo al baño más cercano dejando a su amigo solo en la entrada.

Dylan suspiro y empezó a limpiar sus zapatos, lo que más quería en el mundo era saber un hechizo para limpiar cosas, pero lamentablemente no aprenderían el hechizo hasta más adentro del curso.

— Hola, Harry Potter —Dylan levanto la cabeza tan rápido que estaba seguro de haber oído un crujido.

...

Nuevamente, en otro lugar diferente; donde ni el espacio ni el tiempo lograban afectarlo, dos jóvenes se encontraban dentro de una habitación parecida a la misma sala común de la casa donde los Merodeadores vivían.

Hermione Jane Granger y Ronald Bilius Weasley, las dos consciencias de Dylan/Harry Potter, se encontraban sentados en dos de las cómodas sillas que adornaban la hogareña habitación.

Enfrente de ambos se encontraba, fácilmente, algo imposible y completamente extraño y alocado, pero para ambos magos sobrevivientes de la segunda guerra mágica contra Voldemort, la imagen enfrente de ellos podía considerarse una de las cosas más normales que ninguno de ellos hubiese visto.

Una extraña nube flotante flotaba (NOOOOO, en serio) a no más de un metro de distancia. No se alcanzaba a ver exactamente si era sólida, líquida o gaseosa, pues parecía que cambiaba de superficie cada segundo que pasaba. Pero eso no era lo más extraño. No. Una imagen se encontraba en la nube, como si fue una ventana dejándolos ver algo que estaba pasando en otra vida, espacio y tiempo.
(N/A: Hola! Bueno, si no entendieron muy bien esta descripción, solo tienen que imaginárselo como los "mensajes Iris" de Percy Jackson)

"Si, dos personas viendo a través de una nube mágica la vida de su mejor amigo en otra vida y en otra dimensión con otros amigos y otra familia.
La cosa más normal del mundo."

Aquella nube flotante tenía un nombre, y su nombre era "fenestram" o, como varias de las deidades la llamaban, "la nube que lo ve".
Su propósito era mostrarle a la persona que los tuviese en su poder lo que sea que le pidiese, sin importar el tiempo ni el espacio.
La Fenestram tenía una trágica historia que se basaba desde hace cientos de años, una trágica y terrible historia que termina en aquel presente en donde Hermione Jane Granger y Ronald Bilius Weasley están sentándose enfrente de ella viendo una parte de la vida de su amigo y protegido.

«Hola, Harry Potter»
Fueron las siguientes palabras que oyeron salir del extraño objeto.
Y fueron las tres palabras que más temieron volver a oír Hermione y Ron.

No puede ser —exclamó la chica—, se supone que nadie sabe sobre Harry, ¿quién rayos se cree que es?
— Tranquila Mione —dijo Ron, tranquilizando a la chica y a sí mismo—, tal vez es una vidente o algo así, además, no creo que Dylan crea nada de lo que le diga la chica.
— Si, si, tienes razón —susurró Hermione—. Si fuera por mí, nunca le creería a alguien que simplemente llega y me dice que vengo del futuro y he creado otra dimensión tan solo estar en ese lugar, ¡sonaría ridículo!

La imagen en la nube flotante cambio por mostrar a la chica a quien le pertenecía la voz, pero la imagen que la nube les mostró no hizo más que agitar más a los dos adultos jóvenes.
— Lu...Lu... ¿Luna? ¿Luna Lovegood? ¿Qué rayos hace ahí?
— No lo sé, Ron, pero no hay porque saltar tan rápido a conclusiones.

En efecto, una chica de once años de ojos soñadores y pelo rubio brillante sonreía inocentemente al peli-negro de ojos verdes. Una chica de once años con un enorme parecido a su compañera y amiga. Una compañera y amiga que debería estar en otro tiempo y otra dimensión.

No, es imposible que sea Luna —habló en silencio la chica de pelo esponjado—, vamos, piensa en alguien que sea parecido a Luna...
Ambos jóvenes adultos se miraron en silencio por unos segundos, pensando en la misma idea:
"Será..."

...

— Hola, Harry Potter.

Dylan no estaba seguro de quien era la chica que en ese momento se hallaba enfrente de él, viéndolo con una extraña, pero familiar, mirada soñadora que le ponía los pelos de punta.

Algo muy dentro de él reconocía a la chica, tenía el nombre de la chica en la punta de la lengua, pero simplemente no lograba alcanzarlo. Tuvo la extraña sensación de decirle todos sus secretos ante estar debajo de la atenta mirada de la chica.

— ¿Luna…?

— ¿Quién? —pregunto inocentemente la chica de pelo platinado— Oh, no; pero estoy pensando que sería un bonito nombre por si alguna vez tengo una hija.

Ambos magos se quedaron viendo a los ojos por unos incomodos minutos más, pero Dylan simplemente no podía apartar la mirada, había algo familiar en esos ojos, algo tan familiar que creaba escalofríos en su espalda.

— Mmm… Oh, sí, lo siento —dijo Dylan apartando la mirada—, solo, pensé que te conocía…

— Oh, pero si sí te conozco —dijo la chica con un extraño tono de voz que solo utilizaba Dumbledore cuando era obvio que sabía algo que tú no—, ya nos hemos conocido, Harry.

— Mi nombre no es Harry, lo siento; soy Dylan Harry, bueno, si soy Harry, pero nadie me dice así, me dicen Dylan, pero soy Dylan Harry, solo que como nunca nadie me llama así se siente extraño, pero soy Dylan…

El chico paro al darse cuenta que solo estaba balbuceando tonterías, un leve rubor subió a sus mejillas al darse cuenta que seguía bajo la atenta mirada de la chica.

— Pero… no creo que te conozca —terminó tímidamente sin saber que decir al ver la chica parecía no parpadear.

— Oh, lo siento, creo que un torposoplo a logrado entrar.

— Mmm… ¿lo siento?

— Oh, no tienes por qué preocuparte —siguió la extraña chica—, pero no creo que los conozcas, nadie los conoce; los torposoplos son invisibles. Van flotando por ahí, se te meten en los oídos y te embotan el cerebro. Me ha parecido oír zumbar a uno de ellos por aquí.

Ambos se volvieron a quedar en silencio por un largo rato. Dylan sin saber que decir. Y la extraña chica de ojos soñadores viendo a través de él.

— Bueno, creo que ya me voy… —Dylan dijo tímidamente mientras se levantaba de su asiento en las escaleras.

— Adiós, Harry James.

— Soy Dylan Harry. James es mi hermano.

— Oh, pero estoy segura que dije Dylan Harry, ¿ese es tu nombre, no?

— Estoy seguro que dijiste Harry James…

— Debe de ser el terposoplo. Deberías cubrir tus oídos para que no entren a tu cabeza. Eso es lo que hago yo.

Dylan no quería verse grosero, pero la mirada de completa confusión e incredulidad que tuvo en sus ojos fueron lo suficientes como para mostrar su suspicacia sobre el tema.

— Mi nombre es Pandora, por si te interesaba —dijo la chica ahora identificada como Pandora mientras se dirigía saltando hacia las puertas de la entrada—. Me dio gusto conocerte, Harry, y ten cuidado con los nargles.

No fue hasta ya la media noche, mientras Dylan hacia la tarea de Defensa Contra las Artes Oscuras, que el chico se dio cuenta sobre la rareza en que una chica de primero estuviese saliendo del bosque prohibido a mitad de la noche.


Jueves" 11 de Septiembre de 1972, Gran Comedor, 10:11 p.

— Me pregunto porque nos fueron a llamar.

Los cinco futuros Merodeadores se hallaban caminando despreocupadamente en uno de los pasillos principales junto a otros pequeños grupos de amigos hacia el Gran Comedor. Todos los chicos presentes se preguntaban, curiosos, la razón de porque habían llamado a todos los chicos de segundo año para una plática en el Gran Comedor.

Los dieciocho chicos se detuvieron un segundo, tímidos por ver quién entraba primero, ante la gran puerta del GC; y no fue hasta que la profesora Sprout los hubiese invitado a pasar que entraron.

Los cinco estudiantes de Gryffindor ahí presentes se sentaron juntos en la última hilera de sillas que habían sido colocadas para la ocasión, remplazando las cuatro grandes mesas que los estudiantes veían todos los días.
Todo el Gran Comedor se encontraba vacío a excepción de los estudiantes, la profesora jefa de casa de Gryffindor y la profesora jefa de casa de Hufflepuff; algo inusual, ya que, sin importar la hora o el día, siempre se encontraba al menos un estudiante disfrutando de la paz y tranquilidad que era el Gran Comedor cuando no se encontraba nadie comiendo.

— ¿Qué creen que quieran con nosotros? —Pregunto Peter en voz baja.
— No lo sé, pero sea lo que sea que haya pasado, no fui yo...
— ¿Ah no? ¿Y qué dices sobre la broma hacia los Hufflepuffs hace dos días?
— Bueno, sí, pero...
— Sirius, James, ya silencio...
Remus los calló al ver a ambas profesoras presentes levantarse de sus asientos y pararse enfrente de todo el alumnado.
— Buenos días chicos —saludó amigablemente la profesora Sprout—, estoy segura que ya varios de ustedes habrán inferido la razón de porque hemos llamado a los alumnos de segundo, y solo a los chicos.
Se detuvo unos segundos para dejar que los pocos alumnos que todavía no se daban cuenta, se fijaran que ahí solo se encontraban ellos y ninguna alumna.
— Como ya sabrán, esta institución fue creada para enseñar magia y hechicería a todos aquellos jóvenes magos que quisieran aprender; pero no solo eso, uno de nuestros propósitos es permitir la armonía y evitar lo máximo posible la discriminación entre nuestros alumnos, y más durante esta época en donde estamos viviendo actualmente…
— Pero, a pesar que mayormente todos somos iguales —continuó hablando la jefa de Gryffindor en su estricta, pero ya habitual voz—, es nuestro deber, como maestras, enseñarles las diferencias entre dos tipos de personas.

Solo muy pocos estudiantes presentes entendieron a lo que se referían ambas profesoras, y solo aquellos pocos fueron los que se sonrojaron, a diferencia de las otras caras de confusión entre los estudiantes, al ver como un pizarrón aparecía mágicamente detrás de las profesoras con las palabras "Los pájaros y las abejas"
— No estamos muy seguras de sí sus padres ya les han dado esta platica, pero en Hogwarts es obligatorio que todo alumno oiga la plática de 'los pájaros y las abejas' durante su segundo año en esta escuela.

Las maestras solo ignoraron la cara de asco de aquellos que entendieron la referencia, y se pusieron a hablar...

...

— Nunca volveré a ver a las chicas de la misma manera...


"Viernes" 12 de Septiembre de 1972, Habitación de chicos de Gryffindor de segundo año, 11:47 p.m

Bueno para nada...
Solo traes vergüenza a nuestra familia...
— Ya no sé ni porque todavía te permitimos vivir bajo este techo...
— No sé qué merecimos para tenerte...
Traidor a la sangre...

Un chico de ojos azules despertó, agitado, temblando fuertemente debido a la gran tormenta o a la pesadilla que acababa de tener, eso no lo sabía.
Lentamente y con cuidado para no despertar a sus compañeros de habitación, recorrió las suaves cortinas que cubrían su cama, y bebió lentamente del vaso con agua que los elfos domésticos siempre le dejaban en la mesa que todas las camas tenían a un lado.

Sirius no entendía porque las pesadillas lo seguían acosando a pesar de que ya hubieses salido de ese lugar tiempo atrás; sabía perfectamente que lo que le hacían en su casa no era correcto, pero no tenía el valor suficiente como para pedir ayuda.
"Gallina" Siempre se decía a sí mismo, no sabía cómo rayos es que había terminado en la casa de los valientes y osados si ni siquiera podía enfrentar a su propia familia.
Gryffindor.
Justamente la causante de sus problemas.

A veces, mientras recibía sus castigos, deseaba con todo su ser haber terminado en la casa la cual toda su familia había terminado; si hubiese quedado ahí, sabía que sus padres no serían tan duros con él, sabía que no recibiría castigos tan fuertes, sabía que... Sabía que no estaría feliz.
Si hubiese terminado en Slytherin como toda su familia, sería un amargado como su familia, un triste infeliz como lo era su familia, una vil persona sedienta de poder como lo era su familia. Pero lo más importante era que no hubiese conocido a sus amigos. No divertido pero leal James. No aventurero pero testarudo Dylan. No callado pero amable Remus. No tímido pero _ Peter. Habría quedado solo y triste si hubiese terminado en la casa de su familia.

Y aunque eso a veces lo consolaba, no podía quitarle el dolor que dejaban las heridas, tanto físicas como mentales y emocionales, que le causaba su familia por haber terminado en Gryffindor.
Y eso era justamente lo que creaba sus pesadillas.

Rápido, pero en silencio, Sirius se puso unos viejos calcetines y salió de la cama; tembló un poco debido al frío del viento que traía la gran tormenta, y con cautelosos pasos, se dirigió hasta la cama de uno de sus mejores amigos.
Pero justo cuando ponía su mano en la cortina que lo separaba de su amigo, se detuvo, indeciso, pensando si era lo correcto despertar a James por una tontería como aquella. Pero, después de todo, el chico le había prometido que podría dormirse en su cama cada vez que tuviese pesadillas después de que el chico de ojos azules lo despertase el año pasado con sus suaves llantos después de una pesadilla especialmente dura; aunque claro, eso solo lo sabían ellos dos, Sirius no estaba listo para perder su dignidad de tal manera. Después de todo, tenía doce, a punto de cumplir trece, no debería dormir en la cama de alguien más cuando tenía pesadillas. Ya no era él niño pequeño que solía llorar cuando sus papás lo golpeaban por haber hecho una travesura. Ese niño había muerto mucho tiempo atrás, al igual que la inocencia en varios sentidos que uno tiene cuando es joven.

En silencio, regreso sobre sus pasos, se tendió en la cama esperando a que pasase otra larga noche sin dormir, y cerró las cortinas alrededor de su cama para silenciar un poco los llantos de la parte pequeña e indefensa que todavía residía en su alma.

Haciendo eso, evito notar el par de ojos de color avellana que lo veían con preocupación entre una rasgadura de la cortina que momentos antes el chico se familia Slytherin quería abrir. Después de todo, James sabía perfectamente el miedo que podía causarte una pesadilla, después de todo, esa era justa la razón por la cual se había despertado repentinamente en medio de una noche de tormenta.


**Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas**

LosientoLosientoLosientoLosientoLosientoLosientoLosientoLosientoLosientoLosiento...
Me siento terrible x no haber publicado un capitulo en tanto tiempo, y aunque sepa que solo pasó como un mes y que muchas otras personas publican como cada tres meses, me sigo sintiendo horrible.
Sé que a muchos de ustedes no les importara xq no publique otro capítulo en este espacio de tiempo, después de todo estoy segura que varios de ustedes ni siquiera leen esta parte de la historia, así que no gastare el mal uso de mi batería para escribir la razón y solo lo dejare con que tenía varios problemas.

Sé que algunos de ustedes se preguntaran xq rayos agregué una parte en donde las profesoras les explican a los alumnos sobre 'la plática de los pájaros y las abejas' *si es que saben a lo que me refiero...*, pero entenderán después que esa parte es importante para la historia.

También, quiero agradecerles a todas aquellas personas que me agregaron a su lista de favoritos durante este pequeño periodo de tiempo en donde no estuve viva para ustedes, pues me llegan las notificaciones y no puedo expresar con palabras lo feliz que estoy.

También, como sé que estoy hablando sola porque nadie lee esta parte, me he estado preguntando... ¿Es normal que ame a Remus/Sirius como pareja del año pero que también ame a toda mi alma a Teddy Lupin? Pero como un amar de #teddylupinfan1 y un #wolfstarfan1...
Seria hermoso que Sirius y Remus queden como pareja y que Sirius, como prima de Andromeda, siga visitándola aun cuando Tonks haya nacido, (y todos aquellos que me digan que Sirius estaría en Azkaban vallase a la ***** porque este es mi fic y hago lo que quiero) , entonces, cuando Tonks ya es grande y tiene a Teddy con algún tipo no importante en la trama, decide nombrar a Sirius y Remus los padrinos, entonces en un trágico accidente, ambos padres de Teddy mueren y el pobre chico termina con Sirius y Remus y los ama como padres y ellos como hijo? Y aparte toda la familia Potter está viva y entonces Teddy se vuelve como un Teddy LupinBlackPotter? Porque yo amaría que eso pasara... Aun así, no se preocupen, no creo que eso pase aquí, tal vez?...

*Familia Mustela: Mustelaes un génerode mamíferoscarnívorosde la familiaMustelidae, subfamiliaMustelinae. Pertenecen a este género el armiño, hurón, visóny la comadreja. Se distribuyen por Eurasia, Américay norte de África.

**Travesura Realizada**