Colección de viñetas/drabbles que participan en la actividad Escribe a partir de una palabra del foro Proyecto 1-8. Inspirada en Mimi Tachikawa y sus lazos con los otros niños elegidos y sus digimons.

Multiverso, multigéneros y multipairing. Y que viva el amor.

Disclairme: Digimon no me pertenece, escribo está historia para ustedes (y un poco para mí), y no espero lucrarme por ello.


Palabra:

42. Sonrisa: Reír en la peor de las situaciones es un acto de valor y de fuerza que pocos han llegado a entender y a manejar. Propuesta por Dunnik


I


Ella es pura energía. Arrebatadora, pujante, dinámica. Una tormenta que transforma todo a su paso, dejando su huella en cada lugar al que va, en cada una de las personas a las que alcanza. Todo un torbellino que corre por delante de él, con el viento ondeando su vestido de un rosa intenso y su largo cabello castaño volando detrás de ella, tan libre como su propio espíritu.

La ve tropezar con una pareja y deshacerse en disculpa para luego compensarles con esa sonrisa que paraliza corazones. El incidente le permite alcanzarla, pero tan pronto como la pareja continua su camino, Mimi vuelve a lanzarse a la carrera hasta alcanzar el mirador. Sus manos se aferran a la baranda, cierra los ojos e inhala una bocanada de aire claro, deja escapar una suave risa que se eleva en el cielo y roza las nubes.

La misma risa que por segundos le hace olvidar que ellos ahora son dos y que nunca más serán tres.

—¡Taichi-kun, mira! —grita, ladeando la cabeza y dedicándole una mirada brillante.

Él, quién ha hundido las manos en los bolsillos de su chaqueta, se limita a dedicarle una sonrisa y acortar la distancia que le separa de la castaña. Cuando la alcanza, él también es capaz de admirar el azul brillante del mar. Inhala una bocanada de aire, huele a salitre y a libertad.

—Es hermoso ¿no? —dice la castaña a su lado, y él no tiene palabras para contradecirla. Porque lo es, justo como ella.

Entonces, ella, que no puede detenerse, comienza a correr de nuevo y pronto la pierde de vista entre la multitud que camina por el muelle. Una suave sonrisa se dibuja en su rostro, porque él la prefiere así, explosiva y radiante, pura energía.

Le toma unos veinte minutos antes de encontrarla, sentada en la playa con sus pies hundidos en la arena y el cabello bailando al son del viento marino.

—Mimi-chan —le llama, provocando que la chica desvíe su mirada hacia él.

—Te estaba esperando —dice, porque a diferencia del resto ella no es capaz de dejarlo atrás —. Siéntate conmigo —le pide, palmeando la arena a su lado. Él le obedece.

Por un rato, que a él se le antoja una eternidad, permanecen en silencio tan solo observando el ir y venir del mar. Y es cuando Mimi muta, se transforma, pasa de una tormenta a ser una somera brisa, como la que acaricia su rostro en ese instante. Porque ella es un compendio de matices, energía que se transforma.

—¿Sabes? Me alegro que decidieras venir conmigo —comenta, rompiendo el silencio.

Porque ellos son dos y él no puede hacer nada por cambiarlo, piensa.

—No hay de qué —dice, estirando las piernas y apoyándose de sus manos —. Además, te lo debía, no pude llegar a tiempo para ir a tú juego —le recuerda, dirigiéndole una mirada divertida.

—Eres única —contesta, recostándose en la arena y elevando su mano derecha, como sí quisiera alcanzar el sol que brilla en el cielo.

—Lo sé —afirma, atrapando su mano en el aire —. Taichi, sabes que cuando quieras escapar de todo, de Sora-chan y Yamato-kun, de ellos y de los demás, sabes que puedes contar conmigo ¿verdad?

—Lo sé, Mimi. Lo sé —responde, entrelazando los dedos con los de ella, una sonrisa dibujándose en su rostro.

No puede evitar pensar que Mimi es su fuente de energía. Energía que se renueva, se transforma y lo impulsa, sin importar la distancia. Porque ella es así, radiante y atenta, todo lo que él necesita en ese momento. Porque son ellos dos, lejos de todos los demás.

—Mimi-chan, sonríe para mí.

—Siempre, Taichi-kun. Siempre.

Y ella le sonríe, de esa forma tan mística. Es energía que brilla, pura, que opaca el dolor y sana su corazón roto.


Espero que les halla gustado.

¡Muchas gracias por leer!