Disclaimer: Yuri! On Ice no me pertenece. Ya quisiera.
Prólogo
Bohemian Rhapsody
No sabía cómo habían llegado a esto.
Sencillamente no sabía, ¡no lo entendía! Todo había empezado tan bien, estaban solamente comiendo, compartiendo, bebiendo justo como los demás comensales de un bar de un barrio no muy popular en esa ciudad por petición de Victor. Quería alejarse un poco de la parte donde lo conocían demasiado, y había funcionado. Hasta habían podido entablar conversación con un par de agradables desconocidos, y por un rato todo fue viento en popa.
Hasta que aquella desafortunada alma dijo una pequeña frase.
Una que fue suficiente para sacar a Victor de sus cabales, y de ahí en adelante todo se fue para abajo. Aún no entendía suficiente el idioma como para entender lo que le estaban diciendo en su totalidad, sólo sacaba trozos de lo que parecían insultos que provocaron más al ruso, y pese a sus esfuerzos de detenerlo, pese a agarrarlo por la cintura para que no se levantara, pese a recordarle que sólo eran palabras, Victor Nikiforov se zafó de su agarre y empezó el caos con un puñetazo en la cara de su contrincante. Poco pasó para que el bar se vaciara y los trabajadores del bar los tiraran hacia afuera, todo frente a la incrédula mirada de Yuuri Katsuki, quien nunca en su tiempo de estar con el ruso lo había visto tan irritado. Era normalmente paciente, los insultos que le hacían no le importaban, nada de esto tenía sentido. Como pudo esquivó los golpes dirigidos a él y un trío de veces tuvo que darlos de vuelta hasta que pudo seguir al ruso, quien cada vez se alejaba más del punto de partida hasta que no estuvo a la vista, y los dos hombres con quienes peleaba seguían dándose golpes a diestra y siniestra.
Victor Nikiforov desbordaba furia, y la descargaba frenéticamente sobre uno de los dos hombres con los que minutos antes había bebido en paz. Yuuri dio pasos adelante, tragando un nudo en la garganta, acercándose con cautela. No podía permitir eso. ¡No podía!
¡Victor! ¡Detente!
Le llamó desde una distancia prudente. Victor tenía asido al hombre por el cuello de la camisa con una mano y con la otra se dedicaba a golpearle repetidas veces en la boca. Se detuvo al escuchar su nombre, volteando el rostro para mostrarle a Yuuri sus ojos azules encendidos de ira y determinación, sus ojos no se reían, sus labios no tenían su brillante sonrisa. Ese fuego que jamás había visto en el ruso, y que de mirarlo le daba miedo, era genuino enojo, y algo más que no alcanzaba de descifrar, algo nada bueno.
Su temor fue confirmado al ver cómo el ruso se volvía a su labor cuando el otro hombre le golpeó por la espalda, y lo siguiente no se lo hubiera imaginado ni en su peor pesadilla.
No, nunca se hubiera imaginado que su ahora pareja podía hacer lo que acababa de presenciar.
¡No! - Exclamó corriendo hacia él -
Victor entonces dejó caer los brazos a los lados y también se dejó caer a sí mismo en el suelo, despertando del trance en el que había estado momentos antes, viendo lo que acababa de hacer, mirando sus manos temblando ligeramente y murmurando para sí mismo en su lengua…"Ah...Ya...No...Ya no respiran. Están muertos".
Katsuki vio la escena y negó con la cabeza repetidas veces. Bajo ningún motivo podía ser necesaria tal brutalidad. Contempló lo que tenía al frente, y aunque hervía de desesperación por dentro, se forzó a respirar y a mantener la calma en su rostro, tenía que hacerlo por los dos, o podría perder la cabeza dada la gravedad de la situación. Victor estaba muy afectado, estaba solo a un par de metros de él, agarrándose con fuerza la cabeza con ambas manos, agachado y temblando de miedo, repitiéndose a si mismo algo que Katsuki no pudo entender en su lengua materna. Sus ojos estaban muy abiertos y su traje formal gris tenía varias manchas de alcohol y sus manos pequeñas manchas de sangre en los nudillos.
El japonés se agachó para ver una vez más el desastre. Los dos hombres inertes yacían al frente de ellos, uno boca arriba y uno boca abajo. El primero de ellos tenía el cuello torcido en un ángulo imposible, y aún tenía los ojos abiertos a pesar de lo inmóvil que estaba. El segundo, tenía la quijada rota y la cara llena de sangre en la nariz y la boca, su expresión a ojos cerrados parecía que solo dormía, pero ya no respiraba.
No, aún no asimilaba todo esto.
- ¿Y...Yuuri?
Escuchar su nombre en un hilo de voz de su prometido le devolvió a la realidad, y se levantó para correr rápidamente hacia él, tomarlo de ambas mejillas con sus manos y hacer que le mirara.
- Yuuri...Yo lo hice...Yo lo...Yo les...
El japonés asintió con la cabeza, pero lo agarró con más fuerza
- Shh - lo calló - Victor. Mírame a los ojos, mírame a mí, ok? No mires a más nada. Todo está bien, Victor, todo va a estar bien.
Katsuki dejó las mejillas del ruso para poder rodearlo con sus brazos fuertemente, tenía que soportarlo. Victor estaba en shock y él era el que tenía la lucidez suficiente para hacer frente a esta situación. Se mantendría en pie por él, por los dos.
- Todo va a estar bien - Le susurró al oído, sintiendo las manos del ruso apretarse en su traje, sin dejar de repetirlo como un mantra, con toda la calma de la que era capaz - Victor, todo va a estar bien, confía en mí -
El japonés se retiró del ruso, dándole una palmada en el hombro, claramente preocupado por el mismo, pero regresando a la escena del crimen que lo esperaba sólo dos metros adelante. La calle estaba desierta a altas horas de la noche e incluso los policías no frecuentaban esa área por su peligrosa fama. Katsuki se inclinó para cerrarle los ojos al cadáver número uno con la palma de su mano derecha, y luego juntó las dos manos para rezar por ambos un momento con los ojos cerrados.
Abrió los ojos encontrándose con el oscuro panorama, y tras darse ánimos internamente y recoger fuerzas de donde no tenía, se puso a trabajar.
Esa noche no dormiría.
Y en ese momento, no sospechaba que las demás, tampoco.
Gracias por leer hasta acá. Esta historia fue primero una viñeta. Luego un drabble. Luego un oneshot, luego ya tuvo más material, y ahora, esto, que apenas me doy el coraje de mostrar.
Mil gracias a MemoriesOfRhapsody, la Beta Maravilla, y mil y un gracias más a Noire Rigel, quien siguió esta locura desde la concepción, y porque sin ella, esta historia no existiría.
Se aprecian comentarios, ¡ten un excelente día/tarde/noche!
:)