Hola, mis queridos lectores. Por fin les he traído el final de esta hermosa historia. Lamento muchísimo la tardanza y agradezco de todo corazón su paciencia. Espero que puedan ayudarme dándole like a mi página de Facebook EAUchiha-Fanfiction y a mi Facebook personal Anne Kristina Rodríguez (en mi perfil está el enlace directo a ambos perfiles) desde allí estaré pendiente de ustedes y publicaré sobre mis próximas actualizaciones.

Agradecimientos especiales a mi Beta: Hikari Takaishi Y

Espero que la lectura sea de su total agrado.

Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.


Capítulo 2.

"Fuiste una existencia efímera en mi vida, pero la más hermosa de todas"

Sasuke sintió que estaba de más en ese íntimo momento familiar, retrocedió unos pasos y salió sin que nadie se diera cuenta de su ausencia. Caminó lentamente por aquellos pasillos que ya se conoce de memoria y se dirigió al único lugar en ese hospital donde él siente paz luego de escapar de la triste realidad. Se encontró con la última persona que esperaba ver en ese lugar...

– ¿Sasuke-kun, cierto?– preguntó Ino, limpiándose discretamente las lágrimas. Él asintió en respuesta– Lamento que me encontrarás en una situación como ésta, es sólo que... hay veces en las que simplemente no puedo evitarlo.

– Es por Sakura ¿o me equivoco?– preguntó

– No, no lo haces– contestó– esa niña se ha convertido en alguien importante para mí desde el momento en el que puso un pie en mi consultorio.

– ¿Entonces...– no se atrevió a completar la pregunta.

– ¿Por qué lloro?– adivinó– me creerás tonta, pero siempre lloro por mis pacientes. Ya sean niños o ancianos, lloro porque ellos depositan sus esperanzas y sueños en mí. Una carga pesada que decidí llevar desde el primer día en el que solicité estudiar medicina en la universidad. Algunas personas hablan de lo que harán con sus vidas luego del cáncer, y tu deber es ser objetivo y no exceder las esperanzas de la realidad. Algunos lo logran ¿sabes? Logran cumplir todo lo que dijeron que harían, otros simplemente mueren en el intento. Uno como doctor sabe que para cada paciente hay un porcentaje diferente de probabilidades, algunos más positivos que otros. Pero son sólo probabilidades, depende del destino y de cada quién, aumentar o disminuir esa probabilidad a su favor.

– ¿Cuáles son las de Sakura?– interrogó Sasuke, ocultando su ansiedad. Ino permaneció en silencio, aún no estaba segura de las probabilidades de Sakura. Y eso era lo que más le pesaba, ella se había encariñado con esa niña.

– Diría que de 60-40%– dijo al fin.

– ¿A favor o en contra?– insistió.

– Sakura me dijo qué quieres ser doctor algún día– comenzó ignorando la pregunta del Uchiha– dímelo tú, como una persona que algún día será un médico ¿Cuál crees que sea? Conoces su diagnóstico, el avance de su cáncer. No hay nada de lo que no hayas leído y que yo no haya dicho en tu presencia. Así que lo preguntaré de nuevo ¿Cuál crees tú que sea?– inquirió volviendo su mirada al cielo. Sasuke apretó los puños con fuerza, esa mujer le había dado su respuesta sin responder nada en realidad.

– Dijiste que el porcentaje podría cambiar a favor o en contra, dependiendo de la voluntad y el destino de cada paciente– comentó parándose en el borde la azotea, junto a la rubia.

– Eso dije– afirmó. Un silencio se situó entre ambos– aún me pregunto qué haces aquí, creí que estarías con ella para afrontar esto– inquirió Ino, mirándolo de soslayo.

– Conozco este hospital más de lo que crees, prácticamente crecí aquí y no necesariamente porque tengo algún familiar que sea médico, simplemente visitando personas importantes para mí. Personas que murieron entre las paredes de este lugar– argumentó– está terraza es a donde suelo huir cuando siento que la presión de este lugar va a matarme. No huí porque no quiera estar con ella, lo hice porque necesitaba pensar y mantenerme sereno ante ella.

– ¿Qué sientes por Sakura?– preguntó Ino. Aquella pregunta lo había tomado con la guardia baja, aún no se había puesto a pensar en sus sentimientos hacia la pelirrosa.

– Yo...– se quedó en silencio–... no lo sé– finalizó en un susurro– sólo sé que no quiero alejarme de ella, Sakura es lo único que necesito. Es como el aire que necesito para respirar...

– Allí tienes tu respuesta– respondió Ino con una leve risa– Si este lugar te trae tranquilidad, tráela a ella también para que entienda cómo te sientes.

– No puedo ir simplemente y sacarla de su habitación, tendría problemas con sus padres– replicó.

– Yo te estoy dando mi permiso– sentenció ella– yo me haré responsable de los padres de Sakura, no te preocupes por eso.

– Si usted lo dice– Ino le dedicó una enorme sonrisa– entonces iré por ella.

– Vamos, yo te conseguiré una silla de ruedas– ofreció alegremente.

– Muchas gracias– expresó. Ino le puso una mano en el hombro y le sonrió de nuevo.

– Yo sólo quiero que ella sea feliz y tú eres la persona que ella escogió para serlo. No me lo agradezcas– Ino salió de la azotea, dejándolo solo con sus dilemas. ¿Sakura lo escogió a él? Tenía que ser una broma, él no traería felicidad a nadie, sólo desgracia. Pero no podía irse de su lado, simplemente no lo resistiría.

...

En poco tiempo, la amistad de Sakura y Sasuke se convirtió en amor. Un amor puro, inocente, fuerte e intenso. Sólo que ninguno de los dos sabía cómo afrontar lo que sentían. Él era torpe con sus sentimientos, ella los aceptaba abiertamente. Pero no todo era color de rosas.

Han pasado varias semanas desde que no ha podido verla, ella es su refugio para la soledad, con ella se olvida de todo lo que ha sufrido en sus escasos 16 años de vida. Pero había olvidado algo verdaderamente importante, Sakura está enferma. Sakura muere lentamente con el correr de los días y aquella lejanía le hizo recordarlo.

Las quimioterapias la habían vuelto irritable y la última vez que la vio, ella lo echó de su habitación. Se sintió rechazado, algo que creyó que nunca pasaría con ella. Pero la madre de la pelirrosa le pidió que la perdonara, puesto que con ellos estaba sucediendo lo mismo. Sasuke llegó a la conclusión de que lo mejor, por los momentos, era mantener su distancia con ella, muy a su pesar. Por supuesto que la mujer trató de persuadirlo, pero pronto entendió que era lo mejor por ahora. Mebuki le juró a Sasuke que lo llamaría en cuanto Sakura deseara verlo. Sin embargo, aún no ha recibido llamada alguna con noticias de la Haruno.

– ¿A dónde irás?– preguntó Naruto, su mejor amigo.

– No lo sé– respondió distraídamente intentando quitar el seguro de su bicicleta. Gruñó de frustración por segunda vez en menos de 5 minutos. Hizo una nota mental de que debía reemplazarlo lo antes posible– ¡Por fin!– exclamó cuando por fin pudo liberar su bicicleta del cicloparqueadero.

– Sasuke– llamó en tono severo– deberías llegar temprano a casa, tal vez tu compañía sea de ayuda para Izumi. Ella lo está pasando realmente mal.

– ¿Y crees que yo no?– cuestionó duramente.

– Yo no estoy diciendo que tú no sufres– debatió– pero ella se dedica a darte su apoyo y cuidar de ti, lo menos que puedes hacer es brindarle apoyo tú también y tal vez un hombro para llorar.

– No soy la persona indicada para estar consolando a otros, cuando ni siquiera sé qué hacer conmigo mismo– rebatió. Naruto se guardó sus comentarios, él sabe que su amigo tiene un punto. Él tampoco puede comprenderlo del todo ¡Y vaya que lo ha intentado! Pero Sasuke es un tipo cerrado con sus sentimientos. Y en las últimas semanas ha estado peor, se le nota más ansioso y preocupado. Y ni siquiera se molesta en ocultarlo como en otras ocasiones.

– ¿Qué sucederá con ellas?– preguntó al notar como las chicas se aglomeraban cerca de la entrada y cuchicheaban entre ellas.

– Qué sé yo– respondió Sasuke encogiéndose de hombros.

Entonces la vio, ella era el motivo de la conmoción, solamente ella. Sakura miraba a todos buscando a alguien, ella sonrió abiertamente en cuanto lo visualizó. Su corazón se agitó ansioso, desesperado por ella. Soltó su bicicleta y corrió. Sin importarle los comentarios de los curiosos, ignorando por completo el llamado de su único amigo.

La sostuvo entre sus brazos y le dio un par de vueltas. Se aferró a ella con fuerza, temiendo que en cualquier momento ella desaparezca. Notaba que había perdido peso de nuevo, pero estaba feliz de que ella ya no quiere mantenerlo alejado.

– Perdóname– sollozó ella– no quería que vieras como me voy marchitando cada día, tú ya has sufrido suficiente, no quería ser una carga más. Pero, me di cuenta que no podía hacerlo sin ti a mi lado.

– Tonta– musitó con una leve sonrisa– yo no necesito que me alejes para evitarme sufrimiento, sólo haces que me altere por no saber nada de tí.

– Soy una egoísta por pensar sólo en mí– declaró. Se quedaron en la misma posición por un par de minutos más, nada más disfrutando la presencia del otro– acabo de darme cuenta de que mis pies no están tocando el suelo– comentó riendo. Ella sintió la sonrisa de Sasuke sobre la piel de su cuello y luego él se apartó lentamente, sin romper el abrazo.

– No sabes lo preocupado que estaba– dijo. Ella se veía diferente, a pesar de que haber perdido peso, su rostro se ve hinchado. Su cabello está más corto, el estilo del corte le deja la nuca totalmente despejada, con un flequillo largo. El vestido que llevaba puesto, en su mejor momento se le debía ver hermoso. Ahora le quedaba grande, como probablemente lo hace el resto de su guardarropa. Pero ese brillo en sus ojos que ha tenido desde el día en que la conoció, aún sigue allí.

– Te ves hermosa– admitió dándole un suave beso en la mejilla. Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo. Ella pensó que él sólo lo quería ser amable con ella. Era claro que ella estaba todo menos hermosa, pero al ver su expresión, supo que no mentía.

– ¿H-hola?– interrumpió tímidamente Naruto. Hasta ese momento Sasuke había olvidado que estaba en frente de la escuela y que todo el mundo estaría viendo el espectáculo que acababa de montar, pero eso no le interesaba en lo absoluto. La había vuelto a ver y eso era lo importante.

– Tú debes ser el amigo de Sasuke-kun– dijo Sakura sonriéndole– mucho gusto, Haruno Sakura– se presentó tendiéndole su mano.

– Uzumaki Naruto– respondió aceptando el gesto de la chica– no es por querer ser entrometido, pero ¿qué eres tú de Sasuke? Nunca había escuchado de ti, sin embargo, su reacción al verte me hizo ver que eres alguien importante.

Ninguno de los dos supo dar una respuesta concreta, era claro que no eran simples amigos, sólo que eso que tenían aún no tenía un título.

– Te lo diremos luego– sentenció Sasuke, ganándose una mirada sorprendida por parte de Sakura y Naruto.

– Ya veo– musitó entendiendo el significado detrás de las palabras de su mejor amigo. Miró de soslayo a las personas que estaban pendientes de lo que estaba ocurriendo, se dio cuenta que las chicas tenían envidia de la misteriosa pelirrosa.

– Espera un segundo– pronunció Sasuke al percatarse de algo importante– ¿Te escapaste de casa?– exigió saber– si tus padres se enteran que te saliste para venir aquí, te meterás en problemas y yo también.

– No, de hecho mis padres me trajeron– aseguró para alivio del Uchiha– papá había insistido en quedarse cerca para "Vigilarme" pero mamá entendió sus intenciones y ambos se fueron a casa.

– ¿Estás completamente segura?– inquirió entrecerrando lo ojos.

– ¡Sí!– chilló inflando las mejillas.

– Te creo– aceptó divertido. Ella puso los ojos en blanco.

– Toma– intervino Naruto entregándole su bicicleta y mochila, la cual también había dejado caer sin darse cuenta.

– Gracias, nos vemos mañana– dijo Sasuke tomando ambas cosas de regreso. Se giró hacia Sakura y habló– sube, daremos un paseo.

– Podemos ir juntos en ella– señaló.

– No, no podemos– refutó– podríamos cruzarnos con algún oficial y meternos en un lío innecesario.

– Como digas, señor gruñón– bromeó subiéndose a la bicicleta. En cuanto se aseguró que ella se había sujetado bien, comenzó a caminar, empujando la bicicleta– ¿a dónde iremos?– preguntó.

– ¿A dónde quieres ir?– preguntó de regreso.

– A donde quieras llevarme– respondió risueña– sólo con estar contigo me basta.

Sasuke meditó lo último que ella dijo, quizás él lo malinterpretó, pero sonó a como si ella realmente disfruta de estar con alguien como él, a pesar de no ser la persona más divertida y habladora con la que se pueda estar. Sus ojos viajaron inconscientemente hacia ella. Sakura también lo observaba.

– Sabes...– comenzó ella, ganándose completamente su atención– seguiré tu consejo y comenzaré a trabajar en mi historia. Usaré para ello la libreta que me dejaste con mi madre la última vez que nos vimos– aquel día, Sasuke había decidido darle una libreta nueva para que pudiera plasmar sus historias, pues había tenido en sus manos la anterior y estaba llena de tachones, lágrimas, entre otras cosas y casi no les quedaban hojas disponibles. En ese momento había quedado impresionado con el increíble talento de ella y comenzó a animarla para que comenzará a trabajar en una historia nueva y así poder cumplir su sueño algún día. Pero cuando entró a la habitación, ella le gritó algunas cosas y lo echó. Él no insistió y salió de allí sin más, pues tenía el corazón roto.

– ¿Puedo saber de qué trata?– interrogó genuinamente interesado.

– No, lo sabrás cuando la termine– sentenció con una sonrisa.

– ¿Te importaría ir conmigo a mi casa?– preguntó indeciso– es que he estado haciendo las cosas mal. Sólo me he preocupado por mí mismo y he dejado sola a Izumi con su sufrimiento– relató con un tinte de arrepentimiento en su voz– pero si no quieres, podría...

– Quiero ir– interrumpió– quiero conocer a la persona que se hace cargo de Sasuke-kun y agradecerle por todo.

– Ella es una buena persona, es como una hermana para mí– relató– sólo que últimamente, no ha sido la misma. Y es en parte mi culpa, no la he ayudado en su duelo. Sólo me he preocupado por mí mismo, he ignorado que ella también sufre y que a pesar de ello, sigue cuidando de mí tal como Niisan se lo pidió antes de morir.

– Estoy segura que ella lo entiende– aseguró con una sonrisa tranquilizadora. Sasuke le correspondió el gesto y le dio otro beso en la mejilla– ¿Eso por qué fue?– preguntó llevando su mano hacia donde él la había besado.

– Porque me provocó– contestó con tranquilidad– ¿Acaso está mal?

– No, me hace feliz– dijo en un susurro. Ella también deseaba devolverle el gesto, pero de una forma diferente. Sin embargo, temía que él fuera a rechazarla. Sasuke le había demostrado ser un buen amigo, pero ella lo amaba y ser su amiga no era suficiente. Quería algo más, mucho más. Pero tampoco era mucho lo que podía esperar, un chico en su sano juicio no se fijaría en una chica enferma como ella.

Sakura no perdió de vista los movimientos de Sasuke mientras guardaba su bicicleta en el garaje de su casa. Estaba un tanto ansiosa, y eso se debía a que, en el trayecto, había tomado una importante decisión. Sasuke notó su estado, pensó que ella tal vez estaba comenzando a sentirse mal, por lo que no dudo en preguntarle.

– ¿Estás bien? Te noto distraída ¿Te duele algo? ¿Quieres irte a casa?– interrogó preocupado.

– Estoy bien– aseguró. Sasuke asintió más tranquilo. Comenzó su andar hasta la salida, pero un leve jalón de su saco escolar lo hizo detenerse– ¿podemos hablar?

– ¿Qué no lo estamos haciendo ya?– preguntó dudoso.

– No me refiero a eso– argumentó en voz baja– quiero decirte algo importante– Sasuke la miró de soslayo, Sakura se veía diferente. No sabía que era lo que le pasaba, pero estaba a punto de averiguarlo.

– Hmp– masculló, dándole a entender que tenía su entera atención.

– ¿Qué piensas sobre mí?– se aventuró a preguntar.

– Eres una chica dulce, con un carácter explosivo y siempre te mantienes positiva ante cualquier circunstancia– contestó. Esa respuesta estuvo lejos de alegrarla, de verdad que esperaba otra cosa de él. A pesar de saber que él no es muy bueno expresándose con palabras.

– Ya veo– musitó sin ocultar su desilusión– ¿Por qué, cuándo tu amigo preguntó qué si éramos amigos, tú le dijiste qué le diríamos luego? ¿A qué te referías exactamente?– quiso saber.

– Sobre eso...– comenzó dudoso– no sé por qué lo dije– dijo con total sinceridad.

– Creí que lo habías dicho porque sentías que entre tú y yo existe algo más fuerte que una amistad– debatió– no sé lo que tú sientas, pero te diré cómo me siento yo. Seguramente creas que no debí hacerlo, e incluso yo estoy un tanto insegura sobre si decirte esto o no. Lo último que quiero es que me des una respuesta basada en la lástima que sientes por una patética chica con cáncer.

– ¿Acaso te he hecho pensar que siento lástima por ti?– cuestionó cabreado– no me jodas, Sakura, no se trata de lástima. Se nota que no has aprendido a conocerme.

– No hagas esto más difícil, te lo suplico– pidió desesperada– déjame terminar y entonces después puedes lanzarme en cara todo el odio que tengas hacia mí.

– Yo no te odio– declaró con suavidad– pero te concederé el derecho de terminar.

– Yo...– respiró profundo buscando tranquilizarse– me enamoré de ti– soltó sin más, dejando completamente shockeado al chico– yo no puedo ser tu amiga, porque quiero ser algo más, mucho más. Y me duele pensar que tú no lo haces, me duele siquiera considerar que tú pienses en decir algo que de verdad no sientas sólo porque no quieres herirme. Si de verdad no quieres nada conmigo, ni siquiera quieres seguir con esta amistad, dímelo. Me dolerá escucharlo, pero aprenderé a vivir con ello. No quiero ser un impedimento para que sigas adelante. Yo soy una bomba de tiempo, eventualmente le haré daño a los que me rodean y tú puedes salvarte de ello, si lo deseas.

– Ya no puedo seguir escuchando esto– gruñó entre dientes– definitivamente no puedo.

– No entiendo– negó con tristeza.

– No me pidas que me aleje de ti, no quiero salvarme de la explosión de la que tanto hablas. Quiero estar allí cuando pase y quiero que me arrastres contigo de ser necesario. No puedes pedirle a alguien que deje de respirar sólo porque el aire está contaminado, pero eso es lo que haces. Tú eres parte de mí ahora, una pieza fundamental para mi supervivencia, perderte no es una opción, dejarte ir tampoco es una opción. Me quedaré contigo hasta tu último día, siempre conservando la esperanza de que ese momento será más lejano de lo que tú crees– finalizó soltando todo lo que había estado reteniendo desde hace días. Sasuke no entendía del todo sus sentimientos, pero ahora que había escuchado los de ella, lo tenía todo claro.

Él sentía lo mismo que ella.

Él era capaz de corresponder sus sentimientos sin miramientos, sin pretensiones. Dejándose llevar por fuerte sentimiento puro y sincero. Porque ese era su tipo de amor.

– Entonces...– comenzó Sakura indecisa. Sasuke se giró para quedar cara a cara con ella y la tomó por la cintura.

– ¿No terminas de entenderlo?– preguntó con una leve sonrisa– yo quiero quedarme contigo.

– ¿Por cuánto tiempo?– interrogó anhelante.

– Siempre– sentenció. Ella se olvidó del significado de esa simple palabra. Todo lo que quería era sentir esos labios sobre los suyos.

Cerró los ojos, esperando el momento que pasará. Sintió el suave aliento de Sasuke chocar contra su mejilla, él quería tomarse su tiempo. No había prisa alguna, deseaba disfrutar de los pocos momentos que compartía con ella al día. Besó cada una de sus mejillas sin premura, su nariz respingada, sus párpados cerrados. Su amplia frente, un fuerte complejo que ha acompañado a Sakura durante toda su vida. Hasta que finalmente, llegó a sus labios. Secretamente llevaba tiempo esperando ese momento, su plan desde el principio era tomarla por sorpresa y robarlo. Ese no era su estilo, pero sentía la necesidad de hacerlo.

Por ello ese día la había besado en la mejilla un par de veces, se estaba armando de valor para besarla en los labios, pero al final se arrepentía y terminaba depositándolo en su mejilla. La sensación de sus labios sobre los de la pelirrosa, era mejor de lo que había imaginado. Poseían una suave textura, cálidos como los sentimientos de ella. Podría hacerse adicto sin problema alguno.

– ¿Cuál es nuestro estatus ahora?– interrogó Sakura juguetona.

– ¿Tú qué crees?– siguió Sasuke.

– Es fácil saberlo, pero me encantaría que me lo dijeras– argumentó esperanzada. Sasuke desvió la mirada, ¿por qué ella lo estaba orillando a decir esas cosas vergonzosas? ¿Acaso no le había demostrado lo suficiente o dicho lo suficiente? Al menos que debido a su inseguridad, ella no termine de creer que él realmente está interesado en ella sentimentalmente.

– Eres una molestia– dijo con fastidio. La pelirrosa ensanchó su sonrisa, entendió perfectamente a que se estaba refiriendo él al llamarla de esa manera. No cualquiera sería capaz de entender la amplitud de lo que la palabra "Molestia" significa para ellos. Era una extraña manera de reclamarla como suya. Sasuke es un enigma que ella está dispuesta a descifrar.

– Vamos a conocer a Izumi-san, novio– dijo burlona. Su corazón comenzó a latir desaforado, eso sonaba tan jodidamente bien, podría acostumbrarse a ese sentimiento de regocijo que lo embriagaba en ese momento.

Ambos se quitaron los zapatos en la entrada y avanzaron al interior de la vivienda, Sakura lo seguía sin saber hacia dónde la llevaba.

– ¿Estás bien?– preguntó al ver salir a Izumi del baño. Su tez estaba extrañamente pálida y sus ojos llorosos, sin mencionar que no dejaba de abrazar su estómago.

– Lo estoy– afirmó con una sonrisa– los malestares son sólo un efecto secundario, pero voy a estar bien.

– No entiendo– negó confundido.

– Estoy embarazada– confesó, dejando a ambos jóvenes sin aliento– tengo poco más de tres meses.

– ¿Desde cuándo lo sabías?– interrogó sin asimilarlo por completo.

– Hoy– contestó– tenía tiempo con los síntomas, pero creía que era un efecto secundario de mi depresión por la pérdida de Itachi-kun...

– Nii-san va a ser padre– masculló atónito. Sakura sonrió enternecida, una nueva vida llegaría a iluminar esa familia llena de pérdidas y amarguras.

– Apuesto que Sasuke-kun será un tío genial– comentó acariciando disimuladamente el dorso de su mano, él volteó a verla. Su rostro lucía inexpresivo, pero sus ojos eran una ventana abierta a su frágil alma. Sasuke estaba feliz, de eso no había duda. En unos meses más tendrían en casa un hermoso recuerdo que dejó su hermano, la chica que le robaba el robaba el aliento y la tranquilidad, por fin estaba a su lado. Nada podría ser tan malo ahora, nada.

– Tú has de ser la famosa Sakura ¿cierto?– inquirió amablemente, Sakura asintió levemente– eres una amiga muy importante para él.

– Ya no es mi amiga– intervino Sasuke, ella se mostró confundida– es mi novia– aclaró con seguridad. Izumi parpadeó un par de veces, sin dar crédito a sus oídos. Pero al verlo tan serio, supo que el chico no mentía.

– Les deseo de todo corazón que las cosas sean buenas para ustedes– manifestó acercándose a ambos, para poder rodearlos con sus brazos. Izumi era completamente consciente de la condición de Sakura, ella sólo esperaba que ellos pudieran disfrutar de lo suyo al máximo, el tiempo que tendrían juntos.

– Felicidades por su bebé– deseó Sakura conmovida.

– Gracias, linda– agradeció poniendo ambas manos en sus mejillas– hay una cosa que quiero hablar contigo– dijo para que sólo ella lo escuchará, Sasuke se había apartado del abrazo de Izumi hace un momento y las observaba intrigado por saber qué era lo que esa mujer le murmuraba a su pelirrosa– sé todo sobre ti, sé cómo se conocieron, cómo influiste en la vida de Sasuke y también sé tu condición.

– ¿Eso es algo malo para mí?– preguntó bajando los ojos con tristeza.

– No, sólo te pido que lo hagas feliz. Ya sea por corto tiempo, pero espero que tú sanes y que puedas reparar su roto corazón durante un largo tiempo.

– Haré hasta lo imposible– le aseguró decidida.

– ¿Qué tanto murmuran ustedes?– exigió molesto al sentirse excluido por ellas. Notó como el semblante de Sakura se entristeció unos instantes, pero luego volvió a ser tan alegre como siempre. Se preocupó por algo indebido que Izumi pudo haberle dicho.

No sé había detenido a pensar en cómo sería su vida ahora, ni siquiera él mismo terminaba de asimilarlo del todo. Ahora era el novio de una chica maravillosa, iba a ser tío en unos meses. Su montaña rusa por fin había comenzado a subir. Sabía que no podía dejarle toda la carga a Izumi sola, sabía que ahora ella necesitaba de él más que nunca. Su hermano mayor no le perdonaría que dejará a la deriva a la mujer que él amaba y a su hijo, incluso se atrevía a afirmar que Itachi, desde dónde estuviera, debía estar furioso con él por dejarla hundirse sola en la pena.

Los tres tuvieron un rato agradable, ellas hicieron la cena juntas y él sólo se dedicaba a observarlo todo. Luego de la cena, Izumi los dejó solos con la excusa de que estaba cansada, pero él supo de inmediato que solamente quería dejarle un rato a solas con Sakura.

El sofá fue testigo de todos los besos que se debían, manos traviesas, roces inocentes. Los padres de ella pasaron a recogerla después de las diez, Sasuke se habría ofrecido a llevarla en la motocicleta que su hermano le dejó antes de morir, pero ellos se aparecieron antes de que él pudiera proponerlo.

Los días siguientes se los pasó con una clara idea en la cabeza, una cita. Nunca había considerado verse a sí mismo haciendo esas estupideces, pero Sakura se merecía todo lo bueno que él pudiera darle, aunque sean minucias. Le pidió una opinión a la única persona en la que podría confiar, Izumi. Ella se mostró entusiasmada al respecto, sin llegar a exagerar, sabía que eso lo espantaría y desistiría de la idea. La castaña le dio unas ideas, a sabiendas de que él no iba a exagerar con los detalles. Quizás una velada tranquila en su antiguo departamento sería ideal para ellos.

Esa noche fue mejor de lo que ambos habían llegado a imaginar, Sasuke se mostró atento y cedió a cada uno de sus caprichos. Aquella noche, en medio de la oscuridad, ocurrió. Un apasionado encuentro entre dos jóvenes almas que anhelaban la unión de sus cuerpos.

...

Unos pocos meses habían pasado desde que comenzó su relación. Había altos y bajos, nada que no pudieran resolver. Sasuke estaba para ella en las buenas y en las malas. Cada vez que terminaba una sesión de quimioterapia, iban a la terraza a hablar hasta que llegaba la noche y simplemente no podían seguir allí. La mayor parte de sus discusiones se basaban en que ella se negaba a informarle cualquier cosa mientras él estuviera en la escuela, pues ella no pretendía ser un impedimento en el crecimiento académico del Uchiha. A él eso no le importaba, él estaría dispuesto a escapar a media jornada escolar si ella llegará a necesitar de su presencia.

Sasuke observó detenimiento todo a su alrededor, Sakura se reía de sí misma. No sabía lo hermosa que se veía, a pesar de ya no tener cabello. Su sonrisa es capaz de compensar cualquier cambio físico que ella sufra.

– Iré por bocadillos– anunció Mebuki poniéndose de pie.

– Yo la ayudo– se ofreció Sasuke repitiendo la acción. La mujer le sonrió y dirigió a la cocina, seguida de cerca por él.

– Eres un buen muchacho, Sasuke-kun– comentó Mebuki abrazándolo de improviso– después de todo, aún sigues aquí. Gracias por darle color a su vida.

– No, soy yo quien debe estar agradecido– aseguró– ella me sacó de un agujero del que no creí que iba a salir. Su luz me deslumbró, sólo eso puedo decirle– hizo una pausa. Vio como ella se apartaba de él, sin dejar de secar sus lágrimas. Tomó sus manos, ganándose una mirada incrédula de su parte– Mebuki-san, se lo suplico. Llámeme para lo que sea, cuando sea. Si Sakura me necesita o pasa algo con ella, por favor, llámeme. Se lo ruego, no importa si ella se niega a que me avise sobre cualquier cosa mientras esté en la escuela, yo soy capaz de salirme con tal de venir a verla– ella no pudo negarse a la determinación de aquel muchacho de intensos ojos negros y le dijo.

– Cuenta conmigo– Sasuke sonrió, retrocedió un par de pasos e hizo una reverencia hacia ella.

– Muchas gracias, verdaderamente gracias– ahora era el turno de ella de sonreír. Ahora él tenía una aliada, él estará al tanto de Sakura así ella no lo quiera así.

– ¿Podemos dar un paseo?– pidió Sakura al verlo regresar de la cocina, la verdad era que la atención excesiva de sus padres para ella siempre terminaba por agobiarla.

– Como quieras– accedió. Ella se puso de pie de un salto, se colocó su pañoleta y se dirigió a la salida, seguida por él.

Sasuke era consciente de la situación económica que ha enfrentado la familia Haruno para correr con los costos del tratamiento de su hija. Ellos deseaban comprarle una peluca a su hija, pero el dinero que ganaban era para comer y las medicinas de la chica. Si tan sólo él tuviera dinero, ya le habría conseguido una. Pero él y su hermano también sufrieron grandes pérdidas monetarias, que sus padres le dejaron en herencia, cuando Itachi estaba enfermo. Sakura lo entendía, ella quisiera volver a tener su hermosa cabellera o por lo menos fingir que nunca la perdió, pero sabía que sus padres no podían y su novio tampoco. Aceptó la pañoleta que Sasuke compró para ella y no se la ha quitado desde que quedó completamente sin cabello.

–Necesito un respiro– suspiró pesadamente– mamá y papá exageran con respecto a estar pendiente de mí.

– Ellos sólo están preocupados– los defendió.

– Sabes lo que pienso al respecto– debatió ofendida. Odiaba que su novio se pusiera del lado de sus padres en ciertas ocasiones.

– No quiero discutir– torció con fastidio– por favor.

– Está bien, sé que ellos y tú sólo están preocupados por mí– dijo dándole un beso en la mejilla– por cierto, ¿a dónde me llevas?– preguntó extrañada, al notar la dirección que estaban tomando. El hospital.

– Vamos al parque– respondió con simpleza.

– ¿A qué?– preguntó de nuevo.

– Ya lo verás– contestó dando por finalizada la conversación.

– ¿Por qué estamos aquí?– insistió, sentándose en un viejo columpio colgado de la rama más gruesa de un viejo árbol.

– Haremos un experimento– comenzó recargándose contra el árbol– te gusta inventar historias sobre las personas que ves de lejos, he visto como muchas veces has acertado en eso. Así que eso tengo para ti hoy.

– ¡Adoro hacer esto!– exclamó emocionada. Sasuke sonrió para sus adentros, aunque había algo que no le había dicho a ella.

– Allí va alguien– dijo atrayendo su atención. Una pareja de adolescentes de más o menos su edad, ambos iban tomados de las manos. Él unos pasos más adelante que ella, lucían tensos y pensativos– ella está embarazada– comenzó Sakura– lo sé por la forma en la que se aferra a su vientre con su mano libre, pero ella tiene miedo. Miedo de decirle a él, porque ambos son muy jóvenes y quizás él no esté de acuerdo y quiera dejarla. Lo que ella no sabe, es que él lo sabe, y está dispuesto a hacer todo por ella y su bebé. Pero no está seguro de cómo actuará ella cuando se lo diga.

– ¿Por qué no los ayudas?– sugirió– dijiste que querías cambiar la vida de las personas con tus escritos, pero también dijiste que sería difícil. Ayudando a estas personas no cambiarás el mundo, ni serás recordada por ello, pero cambiarás su mundo y ellos te lo agradecerán de alguna forma.

– Esta era tu idea desde un principio ¿cierto?– Sasuke asintió en respuesta, Sakura sonrió. Sasuke siempre conseguía sorprenderla, ella nunca sabía qué esperar de él.

– Vamos, inténtalo– la instó. Ella tomó una gran bocanada de aire, despejando sus dudas.

– Oye– pronunció, llamando la atención de los chicos– deberías decirle, te aseguro que la respuesta no será tan mala como crees– la chica mostró asombro, se quedó observando fijamente a la pelirrosa.

La chica se dio cuenta de dos cosas, una de ellas tan evidente que Sasuke no veía la necesidad de enumerarla en su mente. La otra, era que Sakura entendía su predicamento interno. Entonces la chica le sonrió y apretó disimuladamente la mano de su novio. Con un leve asentimiento de cabeza, se despidió de ella y le agradeció que le diera valor. Quizás aquella muchacha pensó que su problema no era nada, comparado con el de Sakura y que a pesar de ello, Sakura le sonrió y le dio su apoyo, a pesar de ser una completa desconocida.

La pareja siguió su camino, él y Sakura observaron cómo unos metros más adelante, la joven se detuvo y obligó al chico a detenerse con ella. No necesitaron estar cerca para entender lo que ellos se estaban diciendo, sus sonrisas, sus lágrimas y el abrazo que se dieron lo dijo todo. Esas personas se voltearon hacia ellos y se despidieron con las manos. La sonrisa de Sakura se ensanchó hasta más no poder, ella tenía ese poder para entender a las personas, pero nunca había hecho algo tan atrevido como eso.

– Nunca me cansaré de decirte que te amo– se levantó del columpio y se guindó de su cuello.

– ¿Intentas coquetear conmigo?– inquirió con una sonrisa torcida, rodeando su cintura con ambos brazos.

– ¿Tú no te cansas?– replicó intentando parecer molesta– lo hicimos mucho ayer y esta mañana también.

– Es tu culpa– señaló burlón– además no escucho quejas cuando lo hago, sólo tú pidiendo más.

– ¡Sasuke-kun, eres un...!– chilló avergonzada.

– Hmp, yo también– la silenció con el toque de sus labios.

– ¿Quieres seguir aquí o buscamos un lugar más privado?– preguntó Sakura contra sus labios. Sasuke estaba apunto de darle una respuesta, cuando su celular interrumpió la armonía entre ellos

– Es Izumi– dijo antes de contestar– ¿Sucede algo?

¿Dónde estás ahora?– preguntó ella.

– Estoy en el parque– respondió– ¿qué necesitas?– desde que ella estaba esperando un hijo de su hermano, él había tomado como suya la responsabilidad de su hermano. Era lo menos que podía hacer después de todo lo que Itachi luchó por él. Incluso él e Izumi habían estado averiguando cómo hacer para que la criatura lleve el apellido Uchiha, así él no esté para otorgárselo.

Estoy en el hospital– informó en medio de un gemido de dolor.

– ¿Qué? Pero si aún falta un par de semanas antes de la fecha que te dio el doctor.

Si, pero recuerda que era una fecha probable– le recordó.

– Estoy cerca, iré para allá– cortó la llamada.

– Venimos otro día ¿vale?– ofreció.

– Si– aceptó ella– me gustaría repetirlo.

Sakura decidió quedarse a acompañarlo, todas las horas que duró el trabajo de parto e incluso después, ella estuvo con él. Sasuke le había dicho que Izumi había mantenido el género del bebé como una sorpresa. Incluso tenía un nombre para ambos casos. De ser una niña, se llamaría Hikari, ya que sería la luz que llegaría a iluminar su vida. Y si es un niño, lo llamaría igual que su padre. Sasuke expresó que él no estaba de acuerdo con eso, pero Izumi estaba ilusionada con la idea.

Cerca de las tres de la madrugada, llegó al mundo un niño de escaso cabello negro y largas pestañas, como su fallecido padre. Ella se conmovió hasta las lágrimas, vio a su novio sonreír como un niño. Él amaba a su hermano, él había sido todo para Sasuke y creyó que su mundo se acabaría el día que su hermano murió. Eso antes de que ella lo encontrará.

...

Naruto hablaba hasta por los codos, su amigo lo extrañaba. Sasuke ya casi no iba con él por ramen o ir a jugar videojuegos. Todo su tiempo libre era para la pelirrosa.

Sasuke escuchaba atentamente, o al menos eso quería aparentar. Estaba esperando una llamada importante, había estado buscando editoriales interesadas en el libro de Sakura. Ella le había dicho que ya estaba terminado, pero que no quería mostrárselo aún. A pesar de eso, él buscó un lugar interesado en el talento de la chica. Esperaba que alguien lo llamara para darle una respuesta acerca del manuscrito que había entregado.

Su corazón se agitó esperanzado cuando su celular sonó, pero no era lo que esperaba.

"Sakura está en el hospital, hoy Ino nos hablará de su evolución. Ella está nerviosa, y necesita de ti aunque no quiera admitirlo"

– Tengo que irme– dijo antes de siquiera terminar el mensaje.

– ¿Sucedió algo malo con Sakura-chan?– preguntó preocupado, Naruto estaba al tanto de la enfermedad de Sakura. Ella misma se lo había dicho cuando él pasó una tarde entera con ellos. Él se había convertido en un buen amigo de ella.

– Me necesita– respondió a secas. La campana de entrada sonó, todos lo estudiantes se ubicaron en sus puestos, el profesor entró al aula. Sin embargo, él permaneció de pie, sosteniendo la intensa mirada celeste de su amigo.

– Uchiha, tome asiento– le ordenó el profesor.

– Tengo que irme– informó– tengo un asunto personal– tomó sus cosas y salió de allí ante la mirada atónita de todos.

...

Naruto observó con lastima el lugar por donde se había marchado su mejor amigo. Él se preguntaba la razón por la cual el dolor y la tragedia rodean la vida de su mejor amigo. Sasuke merecía ser feliz, después de tanto sufrimiento, él merecía algo de felicidad.

– Uzumaki– llamó el profesor– ¿Tú sabes a dónde fue Uchiha?– Naruto suspiró pesadamente, sabía que no se desharía de la insistencia del hombre hasta que no le diera una respuesta. Sus compañeros lo miraban expectantes, todos se preguntaban porqué el pelinegro desaparecía de repente, la razón por la que salía disparado al finalizar la última clase.

– La novia de Sasuke tiene cáncer– respondió al fin. Vio como todo el mundo mostraba lastima en su expresión, algo que su amigo detestaría. Él nunca le ha gustado que las personas sientan lastima por su sufrimiento– por lo que sé, ella podría salir de eso o... podría morir en cualquier momento.

– Pobre muchacho– masculló el maestro con pena– Supongo que él estuvo con ella cuando le diagnosticaron la enfermedad– Naruto negó repetidas veces con la cabeza.

– Cuando él la conoció, ella ya la padecía– confesó, para sorpresa de todos. Nadie supo qué decir al respecto, admiraban de cierta manera su valor. Ellos no se imaginarían a sí mismos en una situación similar, por muy egoísta que sonara.

...

Dejó su motocicleta en el estacionamiento y entró corriendo al hospital. Ni siquiera tuvo que preguntar por la habitación donde la tenían, siempre era la misma. Vio la puerta entreabierta, Sakura estaba en la cama, vistiendo una bata de hospital. Sus padres estaban parados junto a ella, tomados de la mano, mientras escuchaban atentamente a Ino.

Se quedó parado afuera, evitando que lo vieran. Lo que escuchaba, no era nada alentador.

–... el cáncer avanzó a etapa IV– informó– la metástasis ha comenzado a invadir los órganos vecinos. Tengo que hacer más estudios para saber qué tan rápido se expande. Comenzaremos de inmediato el tratamiento para intentar reducir el tamaño del cáncer, desacelerar su propagación, ayudar a aliviar los síntomas de ella y– hizo una pausa que para él pareció eterna, ella sólo quería retrasar su agonía. Era obvio lo que diría, él lo sabía– ayudarla a vivir por más tiempo– finalizó.

Un silencio se instaló en la habitación, los padres de Sakura estaban demasiado perturbados como para hacer preguntas y ella sólo tenía la mirada perdida en la nada. Sasuke se recostó en la pared y echó la cabeza hacia atrás.

– ¿Desde cuándo estás allí?– preguntó Ino al verlo. Notó como dentro de la habitación, Sakura miraba a Ino ansiosa. Ella aún no podía verlo.

– Lo suficiente– dijo con serenidad. Los padres de Sakura salieron de la habitación al escuchar su voz, su madre dejó salir sus lágrimas al salir de la vista de su hija, su padre las aguantaba. Él hacia un esfuerzo por ser fuerte por su esposa.

– Te lo dejamos a ti– suplicó Mebuki con voz ahogada.

– Sí– masculló. Se separó de la pared, su mirada se cruzó con la de ella. Ella estaba destrozada. Él también lo estaba.

Caminó lentamente hacia ella, temía que Sakura lo rechazará de nuevo.

– Sasuke-kun– sollozó estirando sus manos hacia él.

Sasuke avanzó hacia ella a grandes zancadas y le brindó refugio en sus manos. Se aferró a ella con fuerza, mientras ella dejaba salir toda su angustia, tristeza y frustración. Él también se sentía igual, él también deseaba derrumbarse con ella. Pero tenía que ser fuerte, por él y por ella. Era difícil aceptar que...

Su sentencia de muerte estaba firmada.

– ¿Seguirás aquí después de esto?– cuestionó temerosa, aferrándose a su camisa.

– Jamás me iré– afirmó en un susurro– termínalo de entender.

– Yo ya no tengo remedio– debatió mirándolo a los ojos.

– Sólo aguanta– sentenció juntando su frente con la de ella. Sakura sentía que era invencible cada vez que él le decía esa frase, pero ya no lo era. Ella no era fuerte, nunca lo fue.

Sasuke deseaba cambiar su destino, cambiarse de lugar con ella y regalarle una larga vida, pero eso era imposible. Ella se iría, otra vez perdería a alguien que amaba. No sabía cuándo, no sabía cuánto podría aguantar ella. Sólo esperaba que lo suficiente para él hacerla feliz hasta el último momento. Él sentía que aún le faltaba mucho por otorgarle, pero también se estaba quedando sin tiempo.

– Sólo aguanta– repitió en un susurro.

...

El tratamiento era peor de lo que él imaginaba, cada día era peor, cada día ella se aproximaba a la muerte aún más. Siempre cansada, sin ganas de seguir. Eran pocas las veces que Sasuke conseguía sacarla de casa o pasear en los jardines del hospital.

Una flor de cerezo marchitada por la cruel fatalidad.

Ambos celebraron juntos, Navidad, año nuevo, el cumpleaños de ella. Ese día él lo volvió inolvidable, el mejor cumpleaños de su vida y el último al parecer...

Las clases del día estaban a la mitad. Pero él estaba del todo ausente, sólo podía pensar en ella. La noche anterior la había notado extraña, tenía un mal presentimiento. Esperaba que sólo fuera eso. Pero entonces, su celular sonó y el mundo se le vino encima con un simple mensaje.

"Sakura entró en UCI, lo siento"

Miró a todos lados y luego miró su teléfono, esperaba que el mensaje se evaporara, pero seguía allí. Tan nítido como la cruel realidad que acababa de golpearlo.

Se levantó de golpe, la silla donde hace un momento estaba sentado fue a dar al suelo. Todo el mundo lo miró extrañado, con lástima.

– Sasuke– fue Naruto quien lo trajo de regreso de su letargo. Entonces huyó de allí, no podía soportar las miradas lastimeras de todos sobre él. Maldecía a Naruto por haber contado a todos porque huía de repente.

Los pasillos estaban desérticos, pero eso no era algo que le importara, sólo necesitaba llegar a su destino. Entró al baño y se encerró en un cubículo. Se deslizó sobre la pared, hasta quedar sentado en el suelo.

Las lágrimas corrían sin parar sobre sus pálidas mejillas, se cubría la boca con fuerza usando ambas manos para calmar sus lastimeros sollozos. Ella iba a morir pronto, de eso estaba seguro. Y le dolía, le dolía demasiado. Sentía como su pecho era atravesado por una estaca. La mujer que amaba estaba siendo arrastrada por la silenciosa muerte.

En el hospital, no hacía nada más que cubrirse los oídos. Temía que en cualquier momento alguien llegará a decirle aquello que no estaba dispuesto a escuchar, nunca estaría preparado para escuchar aquella noticia que tan acostumbrado estaba a recibir.

Vio a Ino acercarse hacia los padres de ella, vio como los ojos azules de la mujer los miraba con pena. No necesitaba escucharlo para saberlo. Mebuki y Kizashi corrieron desesperados hacia donde Sakura estaba recluida. Pero él permaneció en su lugar, no deseaba verla. Estaba cansado de ver personas muertas.

Ino se agachó frente a él y le quitó con delicadeza las manos que cubrían sus oídos.

– Sería una pena que ella no te viera una última vez y no poder despedirse de ti– sus ojos se abrieron como platos, ella estaba en sus últimos momentos y él allí plantado como un idiota– ve, no pierdas tiempo– Ino se puso de pie y caminó en otra dirección. El Uchiha sabía perfectamente a dónde iría y lo que haría en ese lugar.

Entró temeroso de haber llegado tarde, por fortuna, ella seguía allí. Su madre tomaba su mano y lloraba desconsoladamente, su padre también lo hacía. Ellos no dejaron un espacio libre para él.

– S-Sasuke-kun...– llamó con voz débil.

– Sakura– pronunció acercándose a ella. Los Haruno intercambiaron miradas y le dieron su espacio, entendieron que él también necesitaba hablar con ella.

– Te amo mucho– comenzó con dificultad. El cáncer había afectado sus pulmones y le dificultaba la respiración– fuiste lo más importante para mí, gracias por hacer de lo que restaba de vida algo precioso... Gracias por enseñarme a lo que era el amor incondicional. Por seguir aquí después de todo... y perdóname por hacerte sufrir una vez más...

– Tú fuiste la luz que le dio sentido a mi vida en medio de la desesperación, gracias por amarme tanto y convertirte en la existencia más hermosa que he tenido– se inclinó sobre ella y besó dulcemente sus labios, pretendiendo no olvidarse nunca de lo que sentía al tocarlos. Dejar tatuada esa hermosa sensación en su piel– te amo, siempre lo haré. Nunca encontraré a alguien que haga mi alma vibrar y llenarse de colores, nadie más que tú, Sakura.

– Tienes que ser feliz, por ti. Encontrar a alguien que te haga sentir bien y que no te deje tan pronto como lo hice yo– le pidió. Sasuke negó con la cabeza, él no quería a otra, la quería a ella. Sakura sonrió, él era un terco. Pero lo amaba tal cual es– Lo siento, amor, pero debo decirte adiós– entonces cerró sus ojos para la eternidad.

Sus mejillas habían perdido el color, sus labios ya no eran cálidos como hace unos segundos.

Se recostó sobre su pecho, con la esperanza de escuchar el latir de su corazón y sentir su débil respiración. Pero nada, ya no sentía nada. La cruda realidad azotó sobre él con violencia. Entonces se quebró. Lloró pegado a ella, sin importarle que alguien viera lo patético que se veía o sus fuertes lamentaciones. Escuchaba a los padres de ella desde atrás, pero a él eso no le importaba. Sólo quería despertar de esa horrible pesadilla en la que estaba. Porque sí, era una pesadilla. Estaba convencido de ello.

Sakura estaba muerta, y no era una pesadilla. Era la verdad, cruda y cruel, pero lo era. Una primavera la había traído al mundo y una primavera se la había llevado. La ironía se le reía en la cara.

Su funeral fue asistido por todas las personas que la conocieron y la apreciación por ser lo que era, un ser maravilloso. Lleno de flores de muchos colores y algunos globos que ella pidió que colocarán. Ella tenía un hermoso vestido rojo, su color favorito. Un color artificial en sus mejillas, sus labios pintados con un leve color rosa, aparentando la suave textura que alguna vez tuvieron. Una corona de flores adornando su cabeza calva. Al final, se quedó con las ganas de obsequiarle una hermosa peluca.

Las personas lo miraban con pena, algunas de ellas llegaron a conocerlo, otros habían escuchado hablar de él y se acercaron a darle el pésame. Izumi nunca lo dejaba solo, ella estaba triste igual que él. Pero le preocupaba lo que Sasuke pudiera hacer, él estaba destrozado. Hundido en un oscuro agujero del que no estaba dispuesto a salir esta vez.

Él cargó su ataúd con la ayuda de otros. Sasuke sabía que lo único que pesaba allí, era la madera de su eterna cama, porque Sakura ya no pesaba casi nada antes de fallecer. Su sepelio fue horrible para él, la madre de ella lloraba y gritaba. Otras personas lloraban en silencio. Él simplemente miraba como la sucia tierra era lanzada sobre ella. Ya no vería su hermoso rostro nunca más, no escucharía su risa, ya no habrá nadie que le diga que lo ama, no podrá aventurar sus manos sobre su nívea piel, ni volvería a sentir sus labios en su piel.

– Vamos a casa– pidió Izumi cuando todo hubo terminado.

– Vete tú, yo me iré caminando– contestó con la mirada perdida el montículo de tierra que la cubría a ella. Izumi entendió que él necesitaba estar solo, puso una mano en su hombro y lo apretó, brindándole un apoyo silencioso.

Se arrodilló frente a la tumba de Sakura y pegó la frente en la tierra por última vez.

Cubrió su cabeza con la capucha de su chaqueta, metió las manos en sus bolsillos y salió de allí, sin mirar atrás. Si lo hacía, no lo soportaría. Sus pies se movieron solos, no supo cuántos kilómetros había caminado. Se sentía vacío, con terrible dolor en el pecho, y las lágrimas traicioneras se deslizaban por su rostro, una detrás de la otra.

Llegó al hospital, ese lugar que le ha arrebatado todo. Sus padres, su hermano y su gran amor. Anduvo por los pasillos, sin importarle si lo veían o no. Había llegado al lugar preferido de él y ella dentro de esas paredes. La azotea.

Se paró al borde de la azotea y miró al cielo. Recordó todos los momentos junto a ella, las razones por las cuales se había enamorado perdidamente de esa joven de cabello rosa. Sus momentos de dicha y felicidad, sus tristezas. Todo eso que ahora hacían su pecho doler, su garganta arder.

Desvió su mirada al vacío, su mente estaba en blanco. La vida para él dejó de tener sentido en el momento en el que ella, dejó de aguantar y le dijo adiós a su amor...

Fin.


Agradezco encarecidamente que hayan llegado al final, admito que lloré demasiado haciendo este capítulo. Ojalá que ustedes hayan comprendido todo lo que quise expresar en este hermoso pero trágico final. Queda de parte de ustedes deducir que pasó con Sasuke. Mi niño sufrió mucho en su vida y lo único que quería era que ella aguantara, pero no fue capaz de hacerlo. No se pudo hacer nada por ella al final y se fue dejando un enorme vacío en él.

Espero que se tomen la molestia de dejarme sus opiniones en un Rewiew, me encanta leerlos.

Nos leemos en la siguiente historia. Hasta la próxima.

EAUchiha