Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece.
Advertencias: Posible OoC.
No alcancé a entregar este para la IC Pairing Cup, pero ya lo tenía listo, no lo voy a desaprovechar.
Máquina de bebés
[...]
A Lucy siempre le habían gustado los niños, pero habían cosas de las que Gray se venía recién enterando. Como... la cantidad de hijos que quería tener...
—Siempre me ha encantado el nombre de tu padre. Sin duda mi primer hijo, si es hombre, debería llamarse Silver.
Sonrió, como si lo que decía fuera realmente encantador. Y lo era. En un principio, porque Gray pensaba que eso terminaría con el segundo.
—Si la segunda es una niña, quisiera ponerle Michelle.
A Gray le gustaba lo linda y amorosa que se veía hablando de los hijos que le gustaría tener en un futuro. Le hacía querer vivir una vida hogareña, en una casita con una chimenea, incluso si él no era fan de ellas. Cuando Lucy iba por el llamado Kelly, la cosa se iba poniendo rara.
—¡Y un quinto! Le pondría Kelly, podría servir como nombre de niño o de niña.
Segundos más tarde, él no estaba seguro de si era saludable seguir ahí.
Lo que Lucy quería no era ser madre, sino que una jodida máquina para hacer bebés.
—Al siguiente le pondría un nombre que Aquarios eligiera, sabes que ella siempre ha sido importante para mí. Cuando era pequeña era mi única amiga —volvió a verla sonreír.
De hecho... ¿había dejado de hacerlo en algún momento? Cuando comenzó a pensarlo, también comenzó a acomodarse en la mesa, como si estuviera preparado para cuanto nombre y número de hijo le hablara ella.
—Aunque posiblemente ella eligiera un nombre-...
—Lucy... ¿estás intentando ligarme con el tema de los hijos, o espantarme? —inquirió con tono divertido.
Ella cerró la boca con las mejillas rojas por la vergüenza.
—... ¿C-cuántos te gustaría tener a ti? —preguntó finalmente. Lo cierto es que Gray pensaba que esa pregunta se la haría hace cuatro hijos atrás.
—La verdad es que, si son tan encantadores como tú, me doy por satisfecho —respondió su pregunta al tiempo que apoyaba la barbilla en su mano y la miraba por un rato a los ojos.
Fue inevitable que ella se sonrojara, claramente.
—¡Y-ya, lo siento, sé que me pasé! —se sonrojó aún más cuando se dio cuenta de que Gray la miraba fijamente a los ojos— N-no tienes por qué tomarme el pelo.
Gray frunció levemente el ceño.
—Pero si yo hablaba en serio... —susurró.
Lucy soltó un gruñidito y acercó la cara a la mesa para cubrirse la cabeza con los brazos.
—Venga, Lucy. Eres tan encantadora que creo que me he enamorado de ti —intentó que aflojara los brazos.
—¡Déjame!
Gray no pudo evitar reír, pero después de un rato en el que Lucy todavía seguía así, suspiró.
—En serio no bromeaba —sonrió.