Después de la ceremonia, los novios tuvieron una pequeña sesión de fotos que terminó por convertirse en un festín de besos por parte de Pucca, pues no pudo limitarse solamente a posar para la cámara. Una vez que terminaron, se dirigieron al restaurante donde ya habían llegado la mayoría de los invitados y los estaban esperando. Hubo música y baile gracias a Destiny, quien la hizo de DJ durante toda la noche. La comida estuvo exquisita, todo gracias al arduo trabajo y empeño que los chefs pusieron en el banquete. El pastel también habia quedado delicioso, era alto y de varios pisos, cada uno de diferente sabor. Todos estaban maravillados, y no hablaron de otra cosa más que de los excelentes preparativos y de lo bien que se lo pasaban.

Obviamente, los novios bailaron su primera pieza juntos como marido y mujer, una costumbre muy antigua y tradicional en las bodas. En realidad, era su primer baile decente juntos, o al menos en el que Garu estaba medio dispuesto a cooperar. Se necesitó de mucha persuasión y labor de convencimiento de parte de los chefs, Ching, Santa y Destiny para que finalmente aceptara. A regañadientes, pero lo hizo de todos modos. Pucca no pudo estar más feliz por eso.

Claro, no todo fue precisamente color de rosa.

Como era de esperarse, Tobe reapareció junto con sus ninjas -después de habérselos topado en la heladería y haberles dado un escarmiento por dejarlo olvidado y sin refuerzos - y con Chief a su lado, comiendo felizmente un paquete de galletas. Llego abriendo las puertas de par en par y haciendo algo de alboroto, enfrentando a Garu por lo de esa tarde y provocándolo en otra pequeña disputa. Afortunadamente, Pucca salió del baño en ese momento, y al ver como Tobe atacaba a su querido esposo no dudo en sacarlo a patadas con todo y ninjas fuera del local. Por suerte para la vagabunda, la novia no la corrió, por lo que se quedó sentada en una de las mesas gorreando comida, demasiado enfocada en sus antojos de embarazada como para preocuparse por Tobe.

También, Ring Ring armo un poco de escándalo cuando Abyo sin querer mancho de pastel su precioso vestido, lo que la saco de sus casillas y la transformo de inmediato. De nuevo, Pucca intento hacerse cargo del asunto enfrentándola, pero al último fueron Garu y Dada los que tuvieron que tranquilizar a las chicas para evitar que todo terminara siendo un desastre.

Y como cereza para el pastel, Dada no podía faltar con sus torpezas, tropezándose de camino a llevar unos platillos y estrellándose con la estatua de hielo de Pucca y Garu, tumbándola y haciéndola trizas. Por supuesto esto conllevo a una fuerte reprimenda de parte de Ho, Linguini y Dumpling, pues no habia sido nada sencillo ni barato conseguir a alguien para que la formara.

Incluso Pucca tuvo que perseguir a Garu varias veces durante la fiesta para obligarlo a bailar diferentes canciones, cosa que divirtió a muchos de los presentes.

Y como no, no podían faltar los discursos emocionales de parte de los más allegados. Palabras sentimentales de parte de los tíos de Pucca, que relataron anécdotas de su sobrina cuando era pequeña. Animosas y llenas de cariño de parte de Ching y graciosas de parte de Abyo, pues se enfocó en contar historias vergonzosas del novio haciendo reír a todos, excepto claro, a Garu. Tortuga también participo dándoles algunos sabios consejos, y Soso les conto un montón de filosofías que realmente nadie entendió.

Por último, llego la hora de lanzar el ramo. Todas las chicas frenéticas y desesperadas se pusieron frente a la novia, preparándose para el momento que tanto habían esperado e internamente deseando ser las afortunadas en atraparlo. Especialmente Ching y Ring Ring, que sin querer ocultar su urgencia se pusieron en primera fila, lanzándose miradas furtivas y competitivas entre ellas.

Tras soltar una risita traviesa, Pucca lanzo el ramo.

Pero debido a su increíble fuerza descomunal, este sobrepaso el techo haciéndole un bonito hoyo con vista del firmamento nocturno, perdiéndose en algún punto de este y yendo a aterrizar en donde solo Dios sabe. Así que, para decepción de todo el auditorio femenino, ninguna pudo ser la afortunada esa ocasión.

Después de eso, fue la hora de que los novios finalmente se marcharan hacia su casita en el bosque. Tras despedirse de cada uno de sus tíos con un fuerte abrazo, Pucca entro al coche junto a Garu donde Santa los llevaría hacia su nueva vida juntos.

En general, fue una boda bastante animada, peculiar, y por supuesto, divertida.

Una vez que los novios se fueron, los invitados poco a poco comenzaron a irse cada uno a su casa respectivamente. Al final de la velada, solo quedaron los chefs, Ching, Abyo y Dada.

—¡Uff, pero que día! — exclamo exageradamente Abyo, dejándose caer en una silla sintiéndose totalmente rendido.

—Lo sé. Mi cuerpo ya me está pasando la factura de andar de aquí para allá durante todo el día — dijo Ching, sentándose en otra silla a lado de la suya y quitándose los molestos e incomodos tacones. Por tanto, ajetreo su bonito recogido ya estaba algo despeinado, así que pudo poner a Won en su cabeza de nuevo, como debía de ser.

—Todos estamos muy cansados. Pero al final todo salió bien, ¿verdad? — pregunto Dumpling, mientras repartía lo que habia sobrado del pastel de bodas entre los poquitos presentes.

—Sí, todo salió estupendamente. Me preocupaba que la intervención de Tobe o el incidente con Ring Ring fuera a arruinarlo todo, pero afortunadamente nada se salió del control. No como otras veces, al menos — contesto Ho, recibiendo una rebanada.

—Lo más importante de todo es que Pucca se miraba muy feliz — comento Linguini con una leve sonrisa de nostalgia al recordar la expresión de alegría de su sobrina durante toda la velada. Se miraba muy hermosa.

—Incluso 'don gruñidos' se miraba contento — agrego Abyo, refiriéndose a Garu. El moreno se estiro para tomar dos rebanas de pastel, y después le tendió una a Ching.

—Gracias — le dijo Ching tras recibirla — Abyo tiene razón, ambos se miraban muy complacidos con todo. Hicieron un gran trabajo con la comida y los preparativos — felicito ella a los chefs, ya que se habían encargado de la mayoría de las cosas ese día, o al menos las más pesadas. A ellos iba todo el mérito.

—Oh, no fue nada. Tú también lo hiciste bien, estando con Pucca y apoyándola como siempre lo has hecho. No sabemos cómo agradecértelo — le dijo Ho.

—No digan esas cosas. Pucca es mi amiga y haría lo que fuera por ella — respondió Ching, sonriendo.

Abyo paseaba su mirada de los chefs a su novia, escuchando todo el intercambio de palabras animosas con una cara de molestia — ¡Oigan! — respingo finalmente — ¿Y yo que? Yo también ayude mucho, saben —protesto, ganándose una mirada asesina de parte del trio de cocineros, pues aun no olvidaban el lio con el vestido debido a su culpa.

—Lo sé, lo sé, cariño. Nadie se ha olvidado de ti. Muchas gracias por recoger el vestido hoy. Fuiste nuestra salvación — le dijo, estirándose para darle un beso en la mejilla como recompensa ante la mirada de desaprobación de Ho, Linguini, Dumpling y hasta Won.

Abyo soltó una risilla nerviosa —Je, je ¡Claro que sí! — admitió sin vergüenza alguna, mientras que Dumpling y Ho intentaban detener a Linguini de darle una buena tunda por fanfarrón y mentiroso.

—¿Ustedes creen que estarán bien? — pregunto de repente Dada, llamando la atención de los demás.

—¿Quiénes? ¿Pucca y Garu? — cuestiono Abyo. Dada asintió — Mmm… supongo que sí. ¿Por qué estarían mal?

—Por supuesto que estarán bien — afirmo Ho — Son Pucca y Garu de quienes hablamos.

—No importa que se les atraviese en el camino, ellos siempre estarán juntos — agrego Dumpling con seguridad, mirando sonriente a sus hermanos.

—Incluso cuando Garu no quiera, Pucca no lo dejara escapar — comento divertido Ho.

—Y al final él se dejará atrapar, como siempre — dijo Linguini, provocando una pequeña risa de parte de sus hermanos de cocina.

Abyo y Ching intercambiaron una mirada y se sonrieron, mientras sus manos se encontraban y entrelazaban sus dedos.

—Ellos tiene razón, Dada — dijo Ching — Son Pucca y Garu después de todo. ¿Qué podría contra esos dos?

.

.

El pequeño taxi amarillo iba cruzando el bosque de bambú, abriéndose paso entre la maleza para llegar a su destino. Dentro de este, los novios iban sentados en la parte trasera mientras Santa conducía en silencio, no queriendo perturbar el ambiente entre los dos jóvenes recién casados.

Pucca iba sentada de un extremo, y Garu del otro.

Ella miraba por la ventana el hermoso firmamento con esa divertida sensación de mariposas revoloteando en la boca de su estómago. No podía creer que de ahora en adelante ya sería conocida como la mujer de Garu. Que lo que siempre habia deseado, ahora finalmente se habia cumplido. Ese trayecto en el coche se le antojaba bastante irreal, como si todo fuera parte de un sueño perfecto del que nunca quisiera despertar. ¿De verdad iban a la casita de Garu? ¿Realmente esa iba a hacer su casa de ahora en adelante? La emoción y la expectación jugaban con ella, haciéndola sentir como si estuviera a punto de subirse a una montaña rusa. Era mareante, pero en el buen sentido.

Jamás se habia sentido tan feliz en toda su vida.

Por su parte, Garu desde su lugar fingía también estar mirando el exterior. Pero en realidad, la miraba a ella por el reflejo de la ventana con un sonrojo en sus mejillas y sintiendo cosquillas en la barriga, tomando nota de lo bonita que se miraba y de pensando en lo diferente que sería su vida ahora. Pucca ahora era su mujer, y a partir de ese momento compartirían todo juntos, la vida, la casa… y la cama. Toda su existencia iba a dar un giro total, y se encontraba extrañamente ansioso por ello.

Jamás se habia sentido tan nervioso en toda su vida.

En eso, Santa entro al conocido claro donde la casa del ninja se encontraba. Avanzo hasta detenerse a unos metros frente a esta, para que así Pucca no tuviera que mancharse demasiado su vestido ni batallara con los tacones en el pasto — Bueno, finalmente hemos llegado chicos — anuncio, girando sobre su inexistente torso para mirarlos.

Pucca sonrió y asintió agradecida. Tras engarruñar bien y con cuidado su vestido para no estropearlo, abrió la puerta y salió del coche. Garu la imito, dirigiéndose a la cajuela para sacar las maletas y las pertenencias de su ahora esposa. Esa idea lo hizo tragar duro y estremecerse.

Cuando termino de sacar todas las cosas, se colocó a un lado de Pucca para mirar a Santa y darle una pequeña propina. No se la habia pedido, pero se la merecía después de haberle ayudado con todo.

—¡Jo, Jo, Jo! Disfruten su noche de bodas — canturreo Santa, guiñándoles un ojo y poniendo en marcha el auto dejándolos por fin solos en mitad del claro.

Colorado como tomate, Garu fulmino con la mirada el camino por donde este desapareció, sintiéndose demasiado abochornado por ese último e insinuante comentario. ¡Como si el no estuviera ya bastante nervioso!

Pucca solamente soltó una risita, más por la reacción de su esposo que por el comentario de Santa.

Sin perder más tiempo, ambos se acercaron al porche de la casa. Garu cargando con todo el molesto equipaje que su esposa habia decidido llevar, pensando que ahora todas esas cosas ocuparían su propio espacio. Pucca a su lado sostenía su vestido de novia hasta las rodillas a como podía, asegurándose de no ensuciarlo, pisarlo o romperlo, mirando hacia abajo para no tropezar.

El ninja abrió la puerta de su casa, entrando primero y dejando caer las maletas en medio de la estancia con nada de delicadeza sobre el suelo, pues estaban demasiado pesadas. ¿Qué tantas cosas innecesarias habia empacado? Estaba a punto de darse la vuelta y reclamarle, cuando la escucho aclararse la garganta. Pucca aún seguía afuera, en la entrada, con sus brazos estirados hacia el cómo niña pequeña. El enarco una ceja sin comprender. ¿Qué es lo que pretendía?

Al ver la cara de confusión de su ahora marido, insistentemente agito los brazos tratando de hacerle llegar el mensaje. La idea se hizo clara en la mente de Garu, y comprendiendo finalmente lo que Pucca quería, rodo los ojos. ¿Acaso era necesario hacer algo tan vergonzoso?

Notando la resistencia que Garu ponía, Pucca se cruzó tercamente de brazos y lo miro ceñuda, dando pequeños golpecitos en el suelo con su zapatilla. No pensaba entrar a su nuevo hogar hasta que Garu le cumpliera como debía.

El ninja resoplo cansinamente dándose por vencido, sin ganas ni energías de ponerse a discutir con ella por algo tan tonto. Sabía bien que no sería honorable dejar a su recién esposa afuera de la casa la primera noche de casados, por lo que no le quedaba otra opción más que ceder al ridículo capricho y cumplir la boba tradición. ¿Por qué las bodas estaban llenas de costumbres embarazosas?
Acercándose a ella, ágilmente la tomo y la cargo al más puro y tradicional estilo nupcial. Pucca dejo salir una risita complacida, rodeando el cuello de su esposo con sus brazos.

Antes de entrar, Garu se quedó un momento estático en la entrada con Pucca en sus brazos. Una vez cruzando el umbral, su vida cambiaría por completo. Ya nunca estaría solo. Ahora la tendría a ella. Cosa que le agradaba, pero a la vez le asustaba. Y ya no tanto por las estúpidas ideas que Abyo le habia metido más temprano en la cabeza, si no por dudas más reales. Como hombre de palabra y de honor, Garu se tomaba su voto matrimonial muy enserio. ¿Lograría cumplirlo como se esperaba? ¿Llegaría a ser un digno y honorable esposo? ¿Realmente haría feliz a Pucca y cuidaría de ella como debía? O, por el contrario, ¿fracasaría en esa nueva misión que el mismo habia escogido y que aún no tenía muy claro cómo debía de realizarla?

Con toda esa incertidumbre miro a Pucca, quien lo observaba curiosa. Aún tenía la tiara con el velo en su ya no tan estilizado medio recogido, dejando caer buena parte de su largo y oscuro cabello negro sobre su espalda. Garu nunca se lo habia echo saber, pero le encantaba cuando ella se lo dejaba así. Probablemente nunca se lo diría.

Dándose cuenta del nerviosismo de su esposo, Pucca le dio una sonrisa alentadora, dándole el ánimo que necesitaba y haciéndole saber con ese simple gesto, que no estaba solo. Estaban juntos en eso. Era una misión de los dos. Y aunque ambos eran jóvenes e inexpertos, poco a poco irían solucionando los problemas y obstáculos que se presentaran. Porque con el amor de Pucca, era más que suficiente.

Devolviéndole una media pero sincera sonrisa, Garu poso su vista al frente, avanzando un paso hacia delante hacia su hogar, hacia su nueva vida con la chica que nunca pensó que sería su compañera en una aventura que él no pensaba emprender.

Ahora estaban en casa.

Adentro, la dejo delicadamente sobre sus pies en el suelo, quedándose un rato uno junto al otro, intentando procesar todo. Pucca miraba a todos lados, sintiendo que se le saldría el corazón de puro éxtasis. ¡Esa era su casa! ¡La casa de Garu, la casa de su esposo!

Explotando finalmente toda la emoción, Pucca comenzó a recorrer emocionada cada rincón de la casa, examinándola como si no la conociera ya al derecho y al revés. Recorrió la cocina, donde ahora en adelante cocinaría para Garu todos sus platillos favoritos y experimentaría con cosas nuevas solo para él. Recorrió la sala, donde ambos se sentarían a tomar el té o a ver una película juntos comiendo chucherías. Incluso recorrió el baño, donde los dos se lavarían los dientes por la mañana y por la noche, y pondrían sus cepillos de dientes juntos en el mismo vasito. La habitación…

…La habitación que ahora sería suya. De los dos. Donde ambos compartirían el mismo espacio, el mismo refugio, la misma cama.

Pucca se quedó parada en la entrada del cuarto, mirando la imponente cama tendida a la perfección. Sonrió de lado. Garu siempre habia sido un perfeccionista hasta en las cosas mas mínimas e insignificantes. Se acercó a esta despacito, con un sigilo que cualquier felino envidiaría, y paso sus dedos por la fina y fresca tela de las sabanas. Cerro los ojos, dejándose deleitar por la agradable sensación de contacto. En eso, sintió la presencia de Garu. No necesitaba hablar o emitir ningún sonido para saber que él estaba ahí. Lentamente se dio la vuelta para encararlo, con una sonrisa en sus labios.

Garu miraba a todos lados menos a ella, rojo como tomate y con unas ganas locas de salir corriendo de ahí. Pero no lo haría. Porque él ya era un hombre, un esposo, y tenía que enfrentar las cosas como tal. Vacilante se atrevió a verla, encontrándose con esa sonrisa que tanto amaba y odiaba a la vez, porque lo hacía perder la cordura.

Se sostuvieron la mirada por lo que pareció una eternidad, hablándose con los ojos y sabiendo muy bien lo que seguía, pero tomándose el tiempo para disfrutarlo. Al cabo que no habia prisa, aún tenían mucho tiempo por delante. Aún tenían el resto de sus vidas, pues esa misión apenas comenzaba.

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Y… el fin.

O más bien, el comienzo :')

¿Se quedaron con ganas de saber cómo fue la noche de bodas verdad? Pero no, mis queridos saltamontes, eso ya no nos concierne a nosotros. Hay que darle a la OTP su privacidad :3

Ayy, chicos, finalmente llego el fin de este fic. Siempre me pongo bien sentimental cuando termino uno :'v
Muchas gracias a todos los que leyeron hasta el final, y sobre todo a los que se tomaron el tiempo de dejar un review. No tienen idea de lo que significa para mí. Me dan el ánimo y las fuerzas que necesito para continuar escribiendo. Ustedes son el motor de mi inspiración. Sé que se los he dicho muchísimas veces, pero es la verdad, los quiero muchísimo. No quiero alargarme mucho porque luego me saldrá algo extremadamente cursi y azucarado, y suficiente tenemos con este capítulo. Pero sépanse que lo amo.

Espero que realmente les haya gustado el final. No olviden dejarme su ultimo review, que son como el acta de matrimonio de mi OTP *u*

Y sobre reviews y eso…

Lupsss1412: Hola querida, muchísimas gracias por el review y por leer el fic hasta este punto. ¡De verdad me hace muy feliz! Me alegra que te haya gustado el cap anterior y espero de todo corazón que también te guste este. Besos, ¡y nos leemos después! ;)

Fantasmita: Hola mi querida fantasmita, muchísimas gracias por cada uno de tus reviews y por leer y acompañarme en cada capítulo. Lo aprecio demasiado. No quería que el capítulo pasado quedara tan meloso y azucarado así que intente meterle elementos de comedia para desendulzar un poco el ambiente. Me alegro que te haya gustado n_n Ojala este también haya sido de tu agrado. ¡Besos y nos leemos después!

Miko-Sempai: ¡Mi querida Miko ha hecho acto de presencia! Me siento tan honrada *u* Sé que no eres de dejar reviews todo el tiempo, así que cuando veo uno tuyo me es imposible no emocionarme. Me alegra muchísimo que te haya ido gustando la historia hasta este punto, muchas gracias por leerla y seguirla, significa mucho *u* Espero que la conclusión también te guste, y aprovecho la oportunidad para decirte que yo también ansío otro capítulo de tu fic. No es presión ;) Besos querida, ¡y nos leemos después!

Rose: Hola de nuevo mi sexy lectora, muchísimas gracias por acompañarme en cada capítulo y siempre dejarme un review. No tienes idea el efecto positivo que estos tienen en la inspiración, así que de corazón te lo agradezco mucho. Y la verdad no me he visto El libro de la vida, la escena del capítulo pasado salió de mi loca cabecilla. Así que fue solamente una mera coincidencia xd Ojalá te guste este capítulo final. Besos, mi queridísima y sexy lectora. ¡Nos leemos después!

También quiero aprovechar para agradecer a Gaby Whitlock, Karla Melissa, Bianca, Anzhu, y a Massei33, pues son personitas que en algún punto del fic dejaron su bello review y quería agradecerles. Incluso también a los lectores fantasmitas que me leen y que no conozco, muchísimas gracias por leer mi fic. Espero que les haya gustado y que les haya sacado una sonrisa n_n

Sin más que decir, me despido de esta historia. Espero leerlos a todos de nuevo en otros one-shots, en Funny NG Stories o en otro fic que se me ocurra.

Eso ha sido todo por hoy queridísimos ninjas. Recuerden que los quiero, les mando muchos besos cibernéticos psicológicos y… ¡nos leemos después! ¡Hasta la próxima historia!