"... I don't hear a sound
Silent faces in the ground
The quiet screams, but I refused to listen

If there is a hell
I 'm sure this is how it smells
Wish this were a dream, but no, it isn't ..."

Rain fragment by Mai Yamane

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Durante la noche, según la líder Hanji, los titanes mantenían una actividad mínima, en la mayor parte de las poblaciones, nula. Pero en las noches de lluvia, éstos ni siquiera mantenían los ojos abiertos. Lo habíamos confirmado varias veces.

Justo pensaba en ello esa noche, porque mientras Eren tomó mi mano en silencio y permaneció recostado junto a mí viendo a la ventana, un diluvio arreciaba fuera.

Al sentir su mano, sin urgencia, sin temblor, segura por primera vez desde el día que mató a los hombres que me habían secuestrado cuando era una niña, dejé el pensamiento de inmediato.

Era Eren.

Y estaba allí, sin prestar atención a nada o nadie más, sólo conmigo, sin moverse; observando con detenimiento la ventana. Traté de no mirarlo. Me conformé con permanecer allí, a su lado. Y entonces habló y fue la primera vez también que en su diálogo no había un reproche ni enojo por tratar de ayudarlo.

- Mikasa.

- ¿Sí?

- ¿Estás bien?

- Sí - respondí de forma escueta.

- Pensaste que no sobreviviríamos esta vez.

- ¿Cómo dices?

- Pensaste que si no podías salvarme, estábamos muertos – Pero no sonó como un reproche, sino como un hecho expresado de la forma más concisa posible.

- ¿Sabías que podías hacer eso? - Y volteé entonces a mirarlo.

- No – dijo genuinamente, parecía aún muy sorprendido – Y si hubiéramos podido atrapar a Bertholdt o Reiner, tal vez sabríamos qué es. Pero, Mikasa - y apretó mis dedos entre los suyos en la habitación obscura. Sus ojos brillaron con esa especie de emoción furiosa que sólo podían expresar sus ojos en todo el mundo – Ya no dependo de ti. Ya no necesito que me salves - Y bajé la vista. Era cierto entonces. No quería que estuviera más cerca de él para protegerlo.

- Es cierto. Ya no hay razón para que te proteja. Es probable que muera antes que tú.

- No digas tonterías. Me has protegido demasiado tiempo – Y entonces se acercó, mirándome a los ojos muy de cerca – Ahora que sé que tengo este poder, seré yo quien te proteja a ti. Te lo dije antes. Te lo dije en ese momento. Ahora ya no tienes que protegerme porque yo soy quien te protegerá a ti.

Su respiración estaba muy cerca de mi y provocó que mi corazón latiera desbocado. Traté de controlarlo, de tranquilizarme, pero me fue imposible. Sólo nos quedamos así, mirándonos, en completo silencio.

En ese instante fuimos súbitamente interrumpidos por el cabo Levi, quien tocó a la puerta dos veces.

- Ackerman.

- Señor.

- Sal, tengo que hablarte. Y dile al mocoso que salga. Erwin lo busca.

Nos miramos y Eren me dedicó una sonrisa que me hizo muy feliz, cómplice, como pocas veces en el mundo lo había hecho.

Sonreí de vuelta y contesté.

- Sí, señor. Ahora mismo.

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- Comandante... - Eren miró incómodo en dirección a donde antes estaba el brazo derecho de Erwin Smith y permaneció en silencio. Bajó luego la vista, en ademán atormentado.

- No te preocupes por esto. Yo puedo ser reemplazado. Hay tantos idealistas como yo. Pero sólo hay un Eren y ése eres tú. Ahora debes ir a donde Hanji. Va a analizarte y a revisar que sigas regenerándote. Te necesitamos, Eren. Realmente te necesitamos - Erwin Smith dijo esto con vehemencia y determinación, como cuando lo escuchó gritar a campo abierto poco antes de perder el brazo, a lo lejos y como en un sueño "Entreguen sus corazones". Eren asintió en silencio, porque sabía que ésta era su más grande oportunidad. No sabía cómo ni porqué justo él era quien debía usar su poder pero iba a hacerlo, asegurándose de que realmente éste fuese de utilidad.

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- ¿Qué estaba pasando ahí dentro, Ackerman?

- ¿Señor?

- ¿Qué hacían tú y Eren encerrados en esa habitación sin velas? - Preguntó sin ningún tipo de expresión, cuando mucho una de fastidio que solía irritarme profundamente.

- ¿Le importa mucho? - Dije enfrentándolo.

- No me importa una mierda, Ackerman, pero aquí no pueden descargar sus hormonas, aunque sean un par de mocosos llenos de ellas.

- ¿Pero qué cree que está..? - Contesté ofendida por la insinuación implícita.

- No te equivoques, Mikasa - Me llamó entonces por mi nombre, de un modo que no comprendí - La razón por la que te lo pregunto es porque este momento es crucial. ¿Lo entiendes? Ustedes son hermanos y...

- No somos hermanos.

- Lo que quiero decir es que no es momento de que se apeguen de otra manera.

- ¿Le molesta?

- No eres más que una mocosa. Si Eren muere, o si tú mueres, que es lo que sucederá porque esto es una guerra, el otro jamás se perdonará no haber podido hacer nada. Y la muerte es un factor inevitable en una batalla, Ackerman. La muerte es inevitable y se lleva consigo todo lo que ames – En esa última afirmación, Levi chasqueó los dientes como solía hacerlo y movió dos veces la cabeza negativamente. Su voz había sonado algo triste. ¿Acaso era así? ¿Realmente ese hombre horrible tenía algún sentimiento? Levi se volteó a mirarme y detuvo su mirada un momento en mi rostro, de un modo que me perturbó - No entiendes una mierda de lo que estoy diciendo, pero está bien si sólo lo recuerdas en el momento justo - Y me dio la espalda, caminando por el pasillo - Preséntate a las 00:00 horas con la tropa para delimitar los escuadrones con los soldados que quedan.

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- Ya sé que ustedes cenan juntos pero ¿Les queda sitio para mí? - Hanji entró a la habitación de Erwin, sentándose en el sillón bajo el ventanal – Parece que no dejará de llover en uno o dos días - Hanji se tumbó en el sillón junto a Levi, que sobre una pequeña mesa de servicio había dispuesto su cena, compuesta por un panecillo, algo de sopa humeante de papa y té negro. Erwin se estaba llevando a la boca un trago de whisky.

Levi dio un sorbo a su té, carraspeó un poco y miró a Hanji acomodándose, adolorida, en el sillón.

- Deberías estar descansando, Hanji.

- ¿Desde cuándo tú me llamas "Hanji"? - Ésta sonrió divertida ante la falta de expresión de Levi que, sin darse por aludido, sencillamente mordisqueó el panecillo y lo dejó descuidadamente en el borde del plato de sopa mientras la miró y respondió.

- Eres mi superior ahora. Compórtate como tal y deja de hacer preguntas. Ve y recuéstate, déjame comer tranquilo.

- No te hagas el estirado conmigo, enano. He pasado demasiado tiempo acostada.

- No es verdad, Levi – Erwin habló dejando su vaso de whisky, que sostenía con su mano izquierda – Apenas si ha dormido o comido. Si pudiera levantarme, la llevaría yo mismo a su habitación pero deberías ir tú a hacerlo por mí - y en la voz extrañamente afable de Erwin, Hanji descifró lo que buscaba más de él que de ella.

- Mejor me voy. Ambos se ponen insoportables si no comen. Hombres al fin – Hanji se levantó, moviéndose con suma lentitud, tanto como le permitían sus múltiples contusiones por la reciente batalla donde había sido gravemente lastimada, y se dirigió a la puerta. Antes de salir, la voz de Levi nuevamente se alzó sobre el ruido de la lluvia que arreciaba en los cristales.

- Me aseguraré de que duermas, Hanji. Mejor que lo hagas a que luego este viejo esté detrás de mí con eso una y otra vez.

Hanji sonrió cerrando la puerta.

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