Quizás nadie creyo que actualizaría tan rápido o nuevamente este fic XD, bueno… la verdad es que como empecé la continuación quiero dejar cerrado esto luego XD, porque si no se me armara un enredo entre los lemon antiguos que había escrito y los del fic nuevo jajajaja

Advertencia: Quiero dejar por advertido que este one shot contiene LEMON, mucho más fuerte que el del capítulo anterior, para los que no les guste XD, pueden leer hasta la separación que hay, desde esa separación hacia abajo empieza el lemon.

Sin más que decir, los dejo con la historia.


.-. NO LO RECUERDES .-.


.-.-.-. Deseos de atardecer .-.-.-.


Para mí, los días oscuros que vivió Hyrule se habían marchado. Aquella época de dolor había dejado una profunda cicatriz, no sólo en mí, sino en todas aquellas generaciones que siguieron. Pero, todo lo ocurrido me había ayudado a crecer, a alejar mi osadía y a entender que aún a pesar de mi trabajo, debía seguir trabajando… que el crecimiento no podía medirse con logros y títulos, que nada de eso valía cuando aquellos que amamos eran puestos justo sobre la línea de fuego.

Aquella terrible época me había enseñado la impotencia y el desaliento de perder lo más importante para mí, de saber cuan pequeños somos en el mundo y que te necesito… te necesito a mi lado, que no puedo imaginar un mundo si tú no estás en el.

Deje de observar las armas de los campeones, expuestas todas sobre una pared y levante mí rostro para buscarla a ella.

A mi rayito de luz, como le decía maternalmente la matriarca Urbosa a la princesa. Pero pensándolo mejor, aquel apodo originado por ese infinito amor de la reina para su hija recién nacida la describía perfectamente. Ella era como una lucecilla, que llenaba cada rincón con una simple sonrisa. Aún en medio de las tinieblas de mis recuerdos, la veo a ella… siempre luminosa. Aquel día cuando perdí mi misión protegiéndola, justo antes de desvanecerme, pude verla, detenida justo frente a mí, extendiendo su mano en un último intento por salvarme, y de ello, sólo puedo recordar como su cuerpo fue rodeado por un brillo místico, por un resplandor igualable al de una Diosa… después de ello todo se volvió confuso y largos cien años nos separaron hasta esta nueva época, donde volvimos a encontrarnos… donde nuevamente volví a conocerte a través de fragmentos dispersos de mí pasado.

Mi princesita se encontraba adentrada en sus infinitas investigaciones, estaba sentada justo frente al escritorio que daba hacia la baranda del segundo piso. No sabía exactamente que estaba estudiando, pero por su expresión centrada me supuse que aquello tenía que ver con las reliquias ancestrales, aquella tecnología sheikah que tanto la cautivaba. A veces hasta había tenido la boba idea de modelarle el conjunto ancestral, me la había imaginado con su miradita soñadora y esa maravillosa sonrisa al verme.

Sonreí bobamente al percatarme de las tontas ideas que se me pasaban por la cabeza y suspiré largamente al percatarme que una vez más todos mis pensamientos se habían volcado en ella, de alguna extraña forma había terminado por llenar cada vacío en mi interior, con ella hasta había recuperado la voz, me había sincerado y le había entregado mi corazón.

Quizás no había demasiado que pudiera hacer por Zelda, quizás no tenía la forma de entregarle los lujos y las comodidades que ella poseía en el castillo. Pero a pesar de eso, no podía dejar de admirarme de aquella sencillez con la que ella gozaba de la vida, de aquellos pequeños detalles que siempre habían sido mucho más importantes que cualquier lujo. No estaba seguro si la princesa era plenamente feliz aquí, en esta humilde morada, junto a este chico común, locamente enamorado y dispuesto a bajar el cielo si ella me lo pidiera.

La vi pasar otra hoja y poner una expresión de asombro, parecía haber descubierto algo importante, algo de lo que probablemente me estaría hablando largo rato más tarde, pero, aunque no entendiera bien todo lo que me decía, adoraba esos instantes… donde ella me contaba atropelladamente todos aquellos hallazgos y yo escuchaba, a veces sin escuchar, pero sin dejar de observar la ilusión en su vibrante mirada.

Y entonces, la curiosidad me superó.

Me levanté de la comodidad de mi asiento, y subí poco sigilosamente por las escaleras. Pero como lo había previsto, ella ni siquiera notó que yo subía, estaba demasiado inmersa en sus estudios.

Con cuidado me acerque por su espalda y apoyando mis manos en sus brazos apoye traviesamente mi mentón sobre su hombro, percibiendo aquel aroma dulzón que tanto me embelesaba cuando la tenía así de cerca.

Zelda se sobresaltó al sentirme y yo sólo sonreí al saber que había conseguido ese "factor sorpresa" tan fácilmente.

— ¿Qué lees? —Pregunté en un tonito divertido, sabía que ella sabía que no estaba profundamente interesado en el estudio de la tecnología ancestral, pero aun así mi pregunta genero aquella esperada reacción que buscaba.

— Me asustaste —me dijo iniciando esa conversación que conocía como continuaría—. Encontré algo interesante —agregó enseguida volviendo a sus notas y retrocediendo las páginas de aquel antiquísimo libro que había conseguido hace un par de días.

Cuando lo había descubierto, lo primero que se me vino a la cabeza era lo feliz que Zelda se pondría al verlo, pero desde que se lo había entregado no lo había dejado. Así que ahora, no sabía si maldecir o no el dichoso librito.

— ¿Nuevos usos para la tecnología ancestral? —Pregunté frotando mi rostro en su suave cuello.

Ay… como me fascinaba esa piel tersa, conocía cada coqueto lunarcillo en ella y ahora estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para contener la tentación de probarla.

— Link, basta… me haces cosquillas —soltó acompañando su alegato con una suave risita.

Y yo… yo soló mordí mi labio inferior sabiendo que en esa posición ella no podía verme. Su cantarina voz y su risa melodiosa aumento aquella mezquina sensación que luchaba por controlar.

¿Cuántos días llevaba suprimiendo éste deseo?

¿Cuántas noches más tendría que limitarme simplemente con abrazarla mientras ella seguía leyendo y leyendo ese libro?

Dejé que mi respiración cálida chocara adrede contra su piel, y sentí como ella se estremecía y yo… yo seguía manteniendo esa fina línea que sabía se rompería en cualquier segundo. Si ella suspiraba, yo no podía seguir manteniendo la condura, sólo necesitaba un mínimo signo, una pequeñísima señal de humo, algo… algo que me dijera que no era sólo yo el que estaba sediento por volver a tenerla.

— Me tienes en ascuas con ese descubrimiento —solté sin intención de averiguar realmente lo que ella se estaba guardando de esa "interminable" investigación.

— No lo vas a creer —me dijo enseguida encontrado la hoja que quería mostrarme— mira esto.

Mi vista dejo la tentadora piel de ella para concentrarme en la página del libro, allí estaba ilustrado una especie de cetro y junto a este habían notas en un idioma que definitivamente no podía entender.

— ¿Qué es eso? —Le preguntó ahora pasando mis brazos para atraparla en un cariñoso abrazo—. Parece una herramienta hecha para un monje, seguro para un ritual extraño y escalofriante.

Ella volvió a soltar una risita.

— Le llaman… el aniquilador divino —agregó enseguida, pero no se detuvo allí—. Dicen estas notas que es un arma extraordinariamente poderosa, capaz de aplacar hasta la amenaza más peligrosa con un simple toque.

— ¿Qué? —esta vez sí que ella termino de captar mi atención—. ¿Puede existir algo así de poderoso?

— No sólo eso —me respondió enseguida, podía notar la creciente emoción en cada silaba que pronunciaba—. Estuve buscando algunos apuntes de viejas runas, había visto esta arma antes, pero justo junto a ella hay símbolos que muestran la muerte, creo que esta arma es capaz de acabar con cualquier amenaza, pero hay que pagar un precio por empuñarla.

— Definitivamente suena a historia de terror.

— No seas bobo —volvió a reír y enseguida paso otras cuantas paginas para mostrarme otra cosa—. Creo que es una prueba Link, un desafió que sólo aquel que ha empuñado la espada que repele el mal puede enfrentar, en estos escritos hablan qué tras superar aquellas pruebas impuestas por la diosa, se abrirá un nuevo camino para liberar aquella herramienta definitiva, un objeto que sólo un héroe es capaz de domar.

— ¿Otra bestia divina? —¿Realmente todo aquello sería cierto? Nunca había escuchado algo como eso, menos la existencia de una quinta bestia divina.

— ¿Te imaginas que sea real? —sus ojos se iluminaron y tras voltearse ligeramente clavó aquella ilusión en mi propia mirada.

Era hermosa… simplemente hermosa.

Había levantado el libro como si tuviera la intención de mostrarme algo más, pero definitivamente y a pesar de la sorpresa que embargaba parte de mí su descubrimiento. No quería saber más sobre bestias divinas, tecnología ancestral y peligrosas ceremonias antiguas.

— ¿No crees que deberías descansar? —Le pregunté depositando un fugaz beso sobre su mejilla, viendo como mi repentina acción ocasionaba que un suave rubor se encendiera en ellas—. Llevas días investigando.

— Es que… es que es increíble, Link —insistió regresando su mirada a las notas, tratando de esquivar mi mirada para ocultar su creciente nerviosismo.

Sonreí al detectar aquello, me parecía simplemente adorable como ella buscaba entre sus apuntes algo que sabía no encontraría allí.

— Oh vamos, Zel —le insistí volviendo a abusar de mi cercanía, depositando un beso travieso justo detrás de su puntiaguda oreja—. Descansa sólo un momentito.

Ella tembló fuertemente al percibir mi acción, sabía que estaba tratando de contener sus reacciones, pero aun cuando cubrió su boca con una de sus manos pude oír claramente como suspiraba. No pude más que estremecerme al escucharla, llevaba días anhelando esa "señal".

— Link… espera —me dijo aún más nerviosa, pero volvió a suspirar con más ímpetu cuando mi mano se apodero de su mentón y mi lengua se deslizaba lentamente por su cuello.

— Sólo un momento —insistí justo antes de darle una ligera mordidita a su tersa piel.

— Ay… Link… ya… para —me dijo justo antes de gemir muy dócilmente. Tanto que sólo consiguió que mis acciones fueran aún más atrevidas.

Sus manos se aferraron al borde de la mesa, y mis manos comenzaron a desabotonar con prisa la blusa que la vestía. Estaba ansioso… demasiado ansioso.

— No te noto muy convencida —bromeé bajando mis besos en medida que descubría su exquisita piel.

Volví a morder mi labio al notar como ella inclinaba su cabeza hacia un lado, dándome más espacio, uno que simplemente aproveché sin dudarlo. Una de sus manos alcanzó mis cabellos y pronto sentí como ese contacto evidenciaba sus ansias al mismo tiempo que me jalaba, como pidiéndome que continuara, que no me detuviera. Aunque a estas alturas… claramente no lo haría.


No recuerdo con claridad como paso, pero unos minutos después la silla sobre la que Zelda había estado sentada, estaba sobre el suelo, las notas esparcidas por la alfombra sobre la que ahora el cuerpo de ella descansaba y yo justo encima, igual que un animal agazapado sobre su presa, listo para atacar.

Me separé de su boca jadeando y volví a admirarla. Sus mejillas fuertemente sonrojadas y sus ojos como dos joyas brillantes aún me observaban con un ligero dejo de timidez, mantenía su blusa unida con un férreo agarre, mientras su otra mano estaba atrapada con la mía, justo junto a su cabeza.

El sólo verla respirar jadeante me excitó de sobremanera, aquella posición que mantenía bajo mi cuerpo, tan indefensa… tan vulnerable… enloqueció mis sentidos de una sensación que enardecía mi interior fuertemente. Sus cabellos claros como finas hebras de oro, resplandecían con aquella luz curiosa que atravesaba la ventana de ese atardecer maravilloso, bañando la estancia de colores anaranjados, cálidos… tan cálidos como el fuego que me consumía lentamente.

— Link… —Me llamó suavemente.

Yo respondí su llamado con un renovado beso, aún más apasionado que el anterior. Mi lengua buscó la de ella y el beso se tornó más húmedo e incitante de lo que realmente podía soportar. Gemí sin poder controlarme, y sentí como ella arqueaba su espalda justo en el momento en que mi mano libre se colaba entre su burdo intento por ocultar su desnudez, y mis dedos rozaban sus pechos lentamente.

Forcejeo ligeramente por liberar su otra mano, pero la mantuve sujeta para que su desespero elevara sus gemidos y su cuerpo se contorneara exquisitamente bajo el mío, temblando con fuerza ante cada roce que mantuve con insistencia sobre ese botón endurecido justo en la cima de su pecho. Sabía perfectamente que aquello la enloquecía… pero no conforme con eso, aparté mi boca de la suya una vez más sólo para bajar directo hasta su otro pecho, dejando que mi lengua rozará suavemente su erógena piel, tan endurecida como aquello que aún ocultaba bajo mis pantalones, los mismos que ahora sentía que me asfixiaban.

Ella gimió con más fuerza, exclamando mi nombre mientras su única mano libre jalaba mis ropas, estremeciéndose de placer, un placer que yo gozaba con gula.

Liberé su mano sólo para bajar mis besos a su vientre, sujetando su cuerpo mientras ella se arqueaba más y más, tratando de aferrarse inútilmente del suelo, de esa alfombra sobre la que ahora nos encontrábamos.

Respiré con dificultad y con la misma prisa que llevaba baje mi pantalón y mi ropa interior, dejándolas enredadas entre mis piernas, no tenía idea donde diablos habían quedado mis botas, pero no podía importarme menos. Y acompañando a mi boca, mis manos liberaron el pantalón de ella, mientras de un simple jalón los dejaba a medio muslo, ahora sólo una simple prenda nos distanciaba.

— Link… —volvió a llamarme juntando sus piernas como si temiera aquello que pudiera osar hacer—. Bésame —me rogó.

Con una sonrisa algo lujuriosa regrese sobre mis pasos, alcanzando nuevamente su rostro, y acariciando su mejilla dulcemente junte nuestras bocas al mismo tiempo que jalaba su cabeza apoyando mis dedos sobre su nuca, elevándola ligeramente, mientras mis piernas descansaban en las suyas y mi miembro erguido chocaba contra su vientre.

Para mi asombro, ella aprovechó ese breve segundo entre beso y beso, comenzando a acariciar con sus finos dedos mi falo, moviéndolos de forma tímida, dibujando pequeños círculos sobre mí piel.

Me vi obligado a cortar aquel beso para gemir con ímpetu y tratando de huir de esa increíble sensación que muy en el fondo no quería dejar de sentir, me hice a un lado, creyendo que aquello bastaría para cortar ese juego erótico, pero ella me siguió, montándose sobre mi cuerpo, dejando su entrepierna a una distancia indudablemente tentadora, mientras sus manos agiles parecían tomar confianza, masajeando mi miembro con más fuerza y más rapidez, haciendo que cada músculo en mí se tensara.

— Zelda… —gemí con más fuerza cerrando mis ojos imaginándome su traviesa sonrisa.

— ¿Te gusta? —La escuché decir de forma ronroneante junto a mi oído, pero no respondí porque no pude más que volver a gemir al sentir como los finos dedos de ella hacían maravillas sobre aquella zona tan sensible en mí—. Puedo hacerlo mejor… —me susurró provocadoramente al tiempo que lamía mi puntiaguda oreja consiguiendo un suspiro ronco y profundo de mi parte—. No sólo estudio tecnología ancestral.

¿Qué?

¿Qué era lo que quería decir con eso?

Pero no podía pensar con claridad, simplemente no podía.

¿En qué momento habíamos cambiado los papeles?

¿Cómo es que habíamos terminado así?

Pero no pude más que sonreír excitado, muy excitado.

Independiente de lo que estuviera tramando, a esas alturas ya me tenía al borde del delirio. Tanto, que por un segundo realmente creí que esto era un sueño, un sueño maravilloso y placentero.

— Dime que… que no estoy… soñando —volví a clavar mi mirada sobre ella, seguramente mis ojos le decían lo mucho que la deseaba.

Ella me sonrió divertida y sin responder me dio un rápido beso sobre la punta de mi nariz justo antes de bajar. La observé con asombro desmedido justo en el momento que su lengua comenzó a subir por mi muslo hasta mi entrepierna, haciendo un recorrido tortuoso, acompañando su acción con una danza suave, igual que el de una serpiente hipnotizando a su presa.

— Zelda… ¿qué haces? —Le pregunté casi sin respirar.

Sus ojos volvieron a dedicarme una rápida mirada, acompañando esa traviesa sonrisa. Y poco después pude sentir como su aliento cálido acariciaba mi palpitante miembro, temblé con fuerza desmedida y a continuación un beso juguetón me dejo helado, sentir su suaves labios sobre la piel más sensible en mi me enloqueció, abrí mi boca sin poder articular nada, me aferré a lo que pude y empecé a jadear con fuerza ante cada descarga que se extendía por mi cuerpo al sentir como ella humedecía con sus besos mi falo ardiente, arqueé mi espalda y volví a gemir con más fuerza, más rápido y más ahogado. Ella parecía disfrutar de mis reacciones incontroladas, y yo maldecía internamente mi indudable debilidad.

Mi miembro ingreso en la cavidad de su boca y yo grité extasiado, golpeando el suelo un par de veces con mis puños, mientras trataba a duras penas de soportar el indescriptible placer que ella me proporcionaba con su lengua juguetona, sus incansables besos y sus deliciosas lamidas.

— Zelda… ay… para —le imploré apretando los dedos de mis pies mientras me estremecía con fuerza y ella seguía introduciendo una y otra vez mi miembro en su boca, tan cálida… tan húmeda…— me voy… para… ya no puedo.

Pero ella siguió.

Sólo pude ver como en sus labios se arqueaban en una sonrisa complacida ante mis suplicas, petición vana ante el ansia de su hambrienta boca, y no pude más, no con su lengua recorriendo la parte más alta de mi miembro como si fuera una golosina, no con esos suspiros excitados que soltaba aún mientras mantenía ese juego.

A duras penas conseguí separar su rostro justo antes de que dejara escapar todo aquel placer contenido, liberando de golpe esa tensión en un orgasmo largo e increíblemente delicioso.

— ¿Lo ves? —Me sonrió aún de forma traviesa, mientras yo seguía jadeando con fuerza.

Sonreí viendo como el sudor perlaba su figura, bañada por esa cálida luz. Ella también jadeaba y parecía saborearse.

Oh… Diosas…

— Ven acá —le dije jalándola hacia mí, volviendo a apoderarme de su cuerpo, y aún con la excitación por las nubes busqué adentrarme en ella, arrebatándole la última prenda que la protegía junto a su pantalón que tiré lejos, muy lejos para que no pensara en volver a recuperarlos prontamente.

Me adentré en ella con rapidez y sentí como se tensaba, pero enseguida volvía a suspirar placenteramente, estaba tan húmeda que el roce entre nuestros cuerpos se hizo tan agradable, infinitamente delicioso, que pronto la velocidad de mis embestidas adquirió una fuerza que no estaba midiendo, ella gimió extendidamente mientras sus piernas abrazaban mis caderas y yo seguía haciendo chocar nuestros cuerpos mientras la besaba ansioso. Sentía como si llevara corriendo una maratón interminable, pero no podía detenerme, no mientras ella pidiera por más, no mientras la viera gozar con cada movimiento.

Poco después ella se aferró con fuerza desmedida a mi espalda y yo dejé que ese nuevo clímax llegará con más fuerza que el anterior, ella se estremeció con energía entre mis brazos y yo la abracé, para luego dejarme caer sobre su pecho, rendido. Casi sin aliento.

— Hicimos… un gran… desastre —la escuche que me decía a duras penas mientras acariciaba mis cabellos, hasta ese momento no había notado que había perdido la colita que usaba para sujetarlo.

— Te aseguro que podemos mejorarlo —le dije bromeando haciendo que ella riera.

— Eres un pervertido.

— ¿No fuiste tú la que hablaba de investigaciones no decorosas?

Levanté mi rostro para mirar el suyo sonrojarse fuertemente.

— Yo no dije eso.

Volví a sonreír divertido, era evidente que estaba avergonzada de saberse descubierta. Me acerqué un poco juntando mi frente con la de ella.

— Yo también puedo hacerlo mejor —le dije provocadoramente.

Entonces ella me empujó con el rostro totalmente enrojecido y levantándose con prisa se alejó recuperando sus bragas.

— ¡Tú ordenaras sólo este desastre! —Exclamó bajando corriendo por las escaleras.

Me dejé caer sobre la alfombra hecha una calamidad, extendí mis brazos soltando un largo suspiro, pero aun así no podía dejar de sonreír.

Quizás… esta noche no tendría que conformarme con solo abrazarla, pensé.

¿Continuará?


9w9 ok ok… quizás XD esta cosa esta cada vez más prendida jajajaja XD lo siento… la verdad es que debo admitir que no me acordaba de esto que había escrito jajajaja XD. Si no me equivoco, algunos más que no se si a alguien le interese leer XD, pero al menos uno más tengo que subir, para unir esta historia con la continuación, aunque este capítulo hago una breve introducción respecto a el dlc2, 9w9 también como antesala de lo que se viene en el fic de "Sangre de campeón" XD (y no me refiero a las escenas porno jajaja)

Por cierto, quiero agradecer a todos los que me han apoyado con esta historia y otras :3 en verdad muchas muchas gracias, he subido a mi DA un trabajo inspirado en el lemon del capítulo anterior, para los que les entre la curiosidad, obviamente XD no es xxx, DA no lo permite 9w9, pero traté de que quedara sexy XD, igual que la portada del fic que no se si alguien noto que cambie, ya que hice un trabajo vertical, para que quedara bien con el formato de FF.

No me puedo despedir sin enviare un saludo especial a Fox McCloude, Madoka Uchiha, ambarlizgh y Mud chan, en verdad muchas muchas gracias por sus comentarios :D

Sin más me despido, hasta una próxima ocasión.