Volver a la normalidad

Disclaimer: todo pertenece a J. K. Rowling.

Esta historia participa en el reto La familia lo es todo del foro Hogwarts a través de los años.

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Hay días en que no puedes ni mirarlos a la cara, días en los que tu madre aparta la mirada cuando pasas y tu padre te observa como si no te conociera. Realmente no te conocen. Es triste; te duele admitirlo pero es así: tus padres hace ya tiempo que no te conocen.

Podrías pensar que es por causa de la guerra, del hechizo desmemorizador, mas sabes que eso empezó mucho antes. Empezó el día en que una extraña carta te informó de que asistirías a una escuela de magia. Empezó cuando empezaste a pasar la mayor parte del año en el colegio y cuando decidiste pasar la mitad de tus vacaciones, a veces más, con los Weasley. Empezó con las cartas en las que no les contabas ni la mitad de las cosas que estaban pasando en tu vida bien porque no querías preocuparlos o bien porque sabías que no las comprenderían. El hechizo desmemorizador solo fue el detonante que os hizo a los tres daros cuenta.

Hoy es uno de esos días en los que todo parece ser como antes. Tu madre se encuentra en el sofá leyendo una novela policíaca y tu padre está en el sillón hablando por teléfono con un amigo. Ella te dedica una sonrisa cuando entras y él hace un gesto de cabeza en tu dirección a modo de saludo. Tú te sientas al lado de tu madre y le preguntas por el libro. El argumento te suena raro. Es extraño que todo sea tan. . . tan muggle. La magia ha invadido todos los aspectos de tu vida. A estas alturas te parece increíble haber vivido sin ella tus primeros once años. Tu madre se da cuenta de tu extrañeza.

–¿Vosotros tenéis novelas? Ya sabes, los magos –Dice.

Tus padres siempre se han interesado por todo lo que tiene que ver con la magia. En tus primeros años en Hogwarts pasabas horas explicándoselo todo cuando volvías a casa por vacaciones. Luego dejaste de hacerlo. Era demasiado cansado tener que aclarar hasta el más mínimo detalle. Sinceramente, ahora tampoco te apetece. No obstante, esta puede ser la primera conversación normal que tengas con tu madre, así que comienzas a explicarle que sí y a hablarle de algunas que has leído. Ella te pregunta si podrías prestarle una y , aunque en un principio te quedas sorprendida, enseguida le contestas que sí y subes a tu cuarto para traerle tu favorita, una novela sobre una bruja del siglo XVI que se ve obligada ahuir de la inquisición que te recomendó Ginny.

Cuando vuelves al salón tu padre ha dejado de hablar por teléfono. Parece contento. Tu madre te sonríe con amabilidad mientras coge el libro que tú le tiendes. Le devuelves la sonrisa y se te ocurre de pronto que quizá estaría bien leer la novela policíaca que ella estaba leyendo. Ella te promete que te la prestará en cuanto la termine. No deja de sonreír. Tu padre también está sonriendo y por primera vez en mucho tiempo te mira como antes de que todo cambiara. Quizá algo tan insignificante como una novela policíaca y otra sobre una bruja que huye de la Inquisición sea justo lo que los tres necesitáis para volver a la tan anelada normalidad.