Atención: La siguiente historia tiene contenido para adultos, lenguaje soez, vulgar y escenas sexuales. Se recomienda discreción, un cuarto a solas y preparación mental :v. No me hago cargo de ofensas y disgustos, están alvertidos.

Pd: Gracias por leer

Mr. Skirrel

Una vez mas

Los tiempos eran duros para muchos habitantes aledaños a la gran muralla, "Llantos" le decían las múltiples oleadas que intentaban pasarla. La gran armada del emperador chino tenia bien resguardadas estas zonas, China ganaba terreno a los mongol y su opresión a los barbaros era inconmensurable para cualquiera, incluso para los mismos soldados.

Durante las guerras por las tierras después de la gran muralla un pequeño reinado de no mas de una provincia se levantó. Sry Laka. Tomado su nombre de la diosa Sry, diosa de la fertilidad en tradiciones chino-mongol. Los poblados consumidos por las guerras, las familias partidas creían en ella, en que se levantaría su pueblo de nuevo. Decía aquella leyenda que: "Cuando la diosa Sry, esposa de Rog, vio su pueblo fallecer, lloró. Dio a esas tierras dos lágrimas, símbolo de la unión, el balance, la fertilidad… el Ying, representada por ella, y el Yang representando a Rog; para que olvidasen el dolor y se fructificasen y así levantar su imperio."

Las guerras dejaron un gran beneficio a este pequeño reino, pues era su principal fuente de recursos, alimentos y concentración de regimientos. Eran fanáticos a Sry, o eso era parte de su fachada, pues en honor a ella edificaron el palacio de Sry Laka, en la ciudad de Laka. Un lugar exótico tanto para hombres como mujeres…

-¡Ah!.. ¡¿eso es todo?! – vociferaba con orgullo. Estaba atado de las manos a una de las vigas de aquel cuartel.

-No. – un puma le propina un fuerte golpe a la panza.

-Te has vuelto blando y debilucho… - dijo sonriéndole. Al escuchar eso el puma, truena sus nudillos y da un potente puñetazo que hace que las ataduras se rompan y salga a una distancia considerable. El puma se quita aquella malla dañada del torso y reafirma sus nudillos.

-Imbécil… - se da media vuelta para poner dicha malla en una mesa. Dicho eso siente un fuerte golpe que lo hace salir por la puerta frente suyo arrastrando el pecho y llenándose de lodo.

-¡Po!...

-¡Pega como niña! – se excusó saliendo por la misma puerta un oso casi negro en su totalidad, alto y fornido pero con su peculiar panza.

-Esa panza hace lo suyo… - dijo el puma levantándose del lodo.

-Se supone que Po debería estar teniendo un escarmiento – dijo una loba que portaba una armadura de pieles y acero.

-Si general. Solo que esta vez ya no puedo hacerle más, parece no dolerle mas… - respondio el puma, quien era ayudado por Po a levantarse. – le dieron con dos flechas y como si nada.

-Apenas las sentí, general… - la loba lo señala con el índice, luego lo encoge.

-Lárguense, los dos… no quiero verlos hasta que solicite su presencia.

Ambos se fueron derecho por el único camino del pueblo en que estaban. Po se acerca a un abrevadero y toma agua para echársela en la cara y quitar de su rostro aquella pintura que volvia negro su pelaje.

-No deberías hacerlo. Tienes prohibido hacerlo fuera del castillo, ¿recuerdas? – dijo el puma.

-¿por ser el juguete de las reinas y el rey?, no me hagas reír. – el puma se encoje de hombros.

-eres "exótico", recuerda, y esos lujos no son gratis para cualquiera. Debes mantenerte oculto.

-Tonterías, si una hembra me mira y quiere algo conmigo ya sabe dónde puede encontrarme. Y, ¿Las chitas te tratan bien? – ambos se echan a reir.

-No, no, no… son muy aceleradas ellas, cada sentón es un dolor y mas si son tres al mismo tiempo.

-Sí, lo sé. No entiendo porque no quieren conmigo.

-Exclusivas solo para felinos…

A lo lejos se veía aquel castillo y los muros altos que rodeaban la ciudad de Laka. Aquel camino estaba lleno de carrozas, vendedores ambulantes y algunos guardias divirtiéndose. Ambos llegaron a las puertas de la ciudad.

-Deben darse un baño. – Dijo una voz femenina y con notable tono de alivio, al otro lado de las puertas.

-¿Contenta de vernos? – dijo el panda, sonriendo.

-Sabes muy bien que siempre que les toca partir... – se abren las puertas dejando ver sensual leopardo de pelo cenizo, vestida solo con lo necesario dejando mucho a la vista – me preocupo por ustedes chicos – los abraza fuerte a ambos. - ¿Cómo les fue? – el puma le toma una teta, ella le golpea una mano.

-Bien, sin novedades. Recuperamos un fuerte, cayeron pocos esta vez – respondió Po, pasando de ella – No vemos Less. ¿Te quedas Lord? – él estaba más entretenido con la leopardo.

-Si. Llego un unos minutos… - Dijo llevándose a la felina en brazos al cuarto de guardia. Po sigue su camino negando son sonrisa burlesca.

Al castillo llegaban todos los días, de todas partes muchos animales de lo que resta del continente, a "copular" con otros animales distintos, sin discriminar y con plena libertad. Po siguió una serie de caminos, muy vivos, repleto de personas distintas, disfrutando de cosas nuevas, eran visitantes, y el comercio era productivo. Se dirigía al castillo que estaba en el centro de la ciudad. Al llegar muchas hembras lo volteaban a ver, extranjeras y perteneciente al mismo antro, no precisamente lo miraban por su raza, sino porque no vertía apropiadamente. La hembras del antro debían cubrir sus pechos y caderas y los machos solo su cadera, mas precisos sus entrepiernas, motivo del cual muchas chicas vestían muy poco.

El panda fue a los baños y se lavo todo el cuerpo, la pintura dejando su radiante pelo blanco relucir.

-¡Yuju!.. – Exclamo una de las féminas que lo veían desde uno de los balcones del castillo – ¿Traerás tu lindo miembro a nuestra habitación, nene?, te necesitamos – dijo una de las linces.

Po exhalo y se puso un pantalón tejido, dejaba ver levemente tus partes y entro al castillo. Al entrar no se hizo esperar la música tradicional tocada por un conjunto en la sala principal. Había mucha gente dentro en la sala, mesas, sillones y muchas chicas semi desnudas haciendo compañía a los diferentes grupos de machos. En el centro de dicha sala habían una escaleras igual de repletas de animales, riendo y bebiendo, al final de estas un pasillo largo y ancho y una alfombra lila con muchas puertas a su lado. Olor a vinos y opio, se oían sonidos muy encantadores para los machos, gemidos, gritos de placel por doquier mientras caminaba por ese largo pasillo donde en una de las puertas estaban las dos linces que lo veian y entro con ellas cada una tomando uno de sus brazos. El pasillo servía para dividir las habitaciones, las de la izquierda era para las hembras y la derecha para los machos.

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Una mirada carmín se alzaba en la tenue luz de aquella habitación, su cola se movía de un lado a otro lentamente de rodillas en esa desordenada cama. De su espalda salieron dos manos que la tomaron de la cintura y bajaron hasta sus caderas, metiéndose en esos paños menores, mientras otro par desabrochaba su chaleco de lana. Ella empezó a pegarse mas a quien le mordía el cuello por detrás, hasta sentir entre sus nalgas el largo de su pene chocar entre ellas, el que tenia por delante después de dejar sus tetas libres las empezó a chupar mientras metía su mano en su húmeda entre pierna, dejo escapar un gemido al sentir como el león de en frente le metia los dedos en su vagina moviendolos lento y el de atrás hacia lo mismo echando saliva en su culo, seguido le mete el dedo medio en el.

-¡Mmmm! Ah… - gimió al sentirlos dentro, sus pechos estaban erectos, eran los suficientemente grandes al igual que su trasero.

El sujeto de atrás le saca los dedos y coloca la punta de su pene en su culo para luego deslizarlo lento para penetrarla. Gimió fuerte al sentir como la llenaba; sentir como el león le abria las piernas y metia su pene también en su vagina a la vez, sus jugos escucurrian por sus piernas mientras la penetraban ambos felinos.

-Ah, ah, ah… si, dame… - empezaba a aferrarse al león de enfrente mientras la follaba el culo el león de atrás, este le agarraba la cola y le abría ambas nalgas, mientras el de adelante le extendía las piernas y la penetraba mas rápido. - ¡Mmmm, si!... – el del culo la volvía loca, y el del frente aun mas, cerraba los ojos mientras oleadas de placer inundaban su cuerpo y alaridos salían de ella.

-¡Que gata tan puta! – dijo el león sacándole su miembro aun erecto y tomándola del pelo de la nunca dejándola en "cuantro", mientras el otro la cogía hizo que se la chupara. Ella sin titubear, sin basilar tomo su miembro y empezó a chuparlo, metiéndolo todo en su boca. Ahogando los gemidos causados por el otro. Sus nalgas estaban rojas de tan fuerte agarre del león, de su boca hilos de baba unían su miembro con su lengua.

-Ah, quiero esta metida en mi vagina… - agarrándole el miembro al león de enfrente y poniéndose boca abajo. Se abrió de piernas y aparto los labios de su empapada e hinchada vagina para que la penetrase – métela ya… - el león se le aproximo y reafirmo su agarre en sus piernas, y de una se la metió; al sentirla bien adentro gimió y tomo el miembro del otro y empezó a chuparlo con lujuria – ah, ah ah si, amor… duro, cógeme mas duro – empezó a moverse mas rápido y ella a chupar mas brusco hasta que logro que se corriera en su boca. Sintiendo sus embestidas alzo mas el trasero, encorvando su espalda y levantado su cola, su ojos se voltearon, gemía y gemía, abrió la boca y algo del semen que había tragado salió por su comisuras hasta sentir aquel tibio liquido espeso rellenar su interior. – aaaaah… si ah

Al ver que habían terminado ya, los dos leones se retiraron dejándola casi acabada, pues había quedado muy cansada, con fuerzas apenas de verlos partir antes de cerrar los ojos. La despierta un leve tambaleo, era una loba de invierno, pelo blanco y de buena figura.

-Despierta, tu cena. – dijo extendiéndole un plato de arroz, espárragos y pescado.

-Mmm… - se despierta aun con esa calentura presente. Estaba cubierta de la cintura hacia abajo con la sabana.

-¿Te divertiste eh, Tigresa? – dijo comiendo la loba.

- Sabes que lo hago – toma el plato - ¿Qué hora es? – dijo comiendo.

-Las diez…

-¿De la mañana?..

-Noche. – dijo burlesca comiendo.

-Ah, ¿Por qué me tocan tipos asi?.. – dijo llevándose un bocado - dijo, esta bien que dure, pero no tanto… me dejan.. Exhausta.

-Jah!... lo que darían las hembras de aquí por tener esa llama que tienes. Te excitas mucho. Duermes mucho – le sonríe al final.

-Jmjmjm… ¿Y a ti que tal? – pregunta, la loba deja de comer.

-Oso… - dijo con algo de desagrado. – los grandes siempre me escogen. Sus fantasías son estúpidas.

-Nunca lo he hecho con un oso… - dijo pensando - ¿Son buenos?

-Tigresa… déjalo así. – dijo terminando su comida – La reina Luh, quería verte, pero estas dormida, te sugiero que vayas a verla, si no quieres que pase lo de la última vez. – Tigresa frunce el cejo. – No olvides la semilla de hibisco. Suerte.

-La detesto.

Saliendo la loba, se levantó de la cama y se fue al baño ya darse un baño. Al salir fue al armario y buscó un chalequillo de lana, cuando se lo puso noto lo ajustado que le quedaba, sus pechos de veían muy voluminosos, se lo quito y tomo una gran venda, respiró hondo y los apretó para que disimularan, luego el chaleco, se puso una tanga de tela y una especie de falda de lana igual tapaba su trasero y la parte delantera y un poco sus muslos. Salió, a esa hora era cuando mas "clientela" llegaba. Tigresa se dispuso a caminar por el largo pasillo, tratando de ignorar los ruidos y los olores del lugar, esquivaba a los borrachos y evitaba ver las puertas abiertas del lado de los machos, habían habitaciones de felinos, caninos, bovinos, y "peludos", que eran los demás que no cabían en la clasificación. Llegó a la puerta del fondo custodiada por dos búfalos enormes.

-La reina mando por mi. – dijo con una sonrisa sin dejar de ver sus entrepierna. Le abrieron las puertas y antes de que hablara uno de ellos dijo – si ya se, a la derecha y al fondo. Siguió dicho camino hasta llegar a la sala donde generalmente la espera. - ¿Necesitaba algo mi señora? – hizo una reverencia y puso una cara seria.

Ahí estaba Luh, sentada a la mesa moviendo aquella esponjada y larga cola. Cuando la vio alzo los brazos y grito.

-¡Tigresa!, ¡Todo un gusto! – se quita los lentes – me encanta tu faldelin… - dijo dándole una sonrisa - …así puedo ver gran arte de tu trasero… te ves muy sexy.

-¿Necesitaba algo de mi, señora? – dijo con notable fastidio. Luh se puso mas seria.

-Quería darte mis felicitaciones personalmente, los hermanos del páramo de Chop quedaron muy satisfechos por tu servicio, cariño. – Tigresa se relaja un poco.

-Gracias, supongo. – Luh se puso de pie y tomo una de sus botellas de vino del centenar que tenía a sus espaldas y le sirve una copa.

-Rutas muy importantes se han abierto, gracias ti. – toman un sorbo, Tigresa algo desconfiada. – Quería pedirte algo también, calma no te enviaré a las tropas…

-¿De qué se trata? – dijo dejando de lado el vino.

-Veras… - dijo dando vueltas a su alrededor - una importante pareja de panteras del valle del Khai vendrá de visita, ¡ah conocer nada más!, quiero que seduzcas a su marido. – al escuchar eso Tigresa paro las orejas – Necesito chantajearlo con algo…

-Eso… yo… - dijo. La zorra se puso a sus espaldas y con su cola empezó a rozarle entre las piernas y acercarse a su oído.

-Mmmm… piénsalo, una pantera en tu lecho, cogiéndote… se lo que se siente. – le rozo toda la frondosa cola entre sus piernas hasta tocar sus bragas.

-Ah… - gimió.

-Te daría lo que quieras… - llevo su mano a su entrepierna, hizo sonrojar a la felina.

-¿Lo que sea…?

-Ujum… - empezó a frotarle por encima.

-Quiero mu macho exótico para mi sola… - dijo sucumbida por la lujuria.

-Hecho – le aprieta la vagina por sobre las bragas haciendo que se moje. – Vete.

-Mmmm…

La felina se marchó de aquella habitación, excitada y con ganas de acostarse. Su cabeza daba vueltas, desesperada se sentía descontrolada, no era la primera vez que le sucedía. Salió a aquel pasillo repleto de machos cávales se tapó los oídos y cerró los ojos y camino hasta su habitación; era de esperarse que tropezara cuando lo hizo cayó al suelo, volteo la cabeza había una puerta entre abierta… ahí estaba un oso gigantesco, brazos grandes y fuertes, pelo blanco en su espalda alcanzó a ver como movía las caderas mientras cogía con otra y antes de ser levantada por uno de los guardias vio la habitación y la memorizo…

-Él…

GRACIAS POR LEER