Hola! Espero todos se encuentren muy bien, este es un capítulo más pequeño que el acostumbrado, pero también estuvo más pronto que los otros xD, además yo sé que todas mueren por ver a número Dos de vuelta, así que espero lo disfruten mucho.

*Personajes propiedad de Tom Warburton.


Operación: INTRUSO

Impacientes

Niños

Traen de vuelta a su anteriormente

Robusto y

Único

Salvador tecnológico

Olvidado


Memo fue escoltado por el pequeño Sector V a través del Pasillo Prohibido, sentía miedo pero era más un cosquilleo en el estómago, por fin iba a reencontrarse con número Dos, ese del que todo mundo hablaba y que parecía ser inspiración de su hermano, aquel que era cien veces más valiente que Memo González.

El castaño entró a la habitación donde S.A.R.N.A había sido colocada, Sonia lo sentó en un viejo sillón que habían acondicionado y le conectó varios cables por el cuerpo para después amarrarlo a la silla. Joey se acercó a revisar que todo estuviera conectado como debía mientras la rubia entraba a la cabina donde estaba el resto del mini sector.

−Nos vemos del otro lado− le dijo antes de marcharse a la cabina donde T y 84 confirmaban que todo estuviera listo, en cuanto el rubio cerró la puerta, Lee dio la orden de accionar la máquina y los cuatro niños vieron a Dos tener espasmos en el sillón por casi 15 minutos. El chico chilló y gritó durante ese tiempo, pero no podían interrumpir el proceso o no sabían que le pasaría a su memoria.

−¿Funcionó?− preguntó Lee mientras Sonia revisaba los signos vitales en el monitor y Joey abría la puerta y encendía los ventiladores para sacar el humo que impedía la visibilidad del adolescente. Todos se aproximaron tosiendo y pudieron ver que el chico se había desatado y yacía llorando en posición fetal.

−Está vivo− les dijo Sonia acercándose con el botiquín lista para intervenir− ¿Memo? ¿Cómo te sientes?

−D-duele− logró balbucear mientras los tres niños se miraban.

−Quizás todos reaccionen diferente− dijo Joey por lo bajo.

−O sólo esté confundido− dijo Tommy− ¿Qué te duele hermano mayor?− el chico reprimió un sollozo y comenzó a temblar, aún en posición fetal.

−Quizás si ve a su equipo se sienta mejor− le dijo Sonia a Joey, quien echó a correr a buscarlos.

Los cuatro adolescentes llegaron a tiempo para ver al castaño sentarse en un rincón y jalarse el cabello mientras T salía a buscarle un poco de agua.

−¿Dos?− Uno se acercó con reservas− ¿cómo te sientes?− al ver que no le respondía se giró a Sonia− ¿Está bien?

−Confundido− le dijo la rubia− no debe ser fácil recibir tanta información de golpe.

−Su cerebro necesita tiempo− les dijo Kuki con un vaso de agua que T había traído− debe comprender qué es real y qué no− ayudó al castaño a beber.

−Hola Uno− le dijo con voz cansada− siempre supe que volverías− le sonrió pese a que estaba exhausto− te construí esto.

−Lo sé− Uno se acercó a él− lo hiciste bien Dos, no podría haber pedido un mejor amigo ni un mejor encargado de tecnología, les conté a todos sobre ti en el espacio− abrazó a Memo, quien le respondió el abrazo.

−Siento haber dicho esas cosas cuando nos reencontramos, no era del todo yo, sólo el perdedor de Memo.

−Memo en ninguna forma podría ser un perdedor.

−Díselo a James y a su banda− tuvo un ataque de toz− ese tipo me debe un par de…

−Tranquilo Rocky, déjanos algo− Tres también abrazó a Dos− Bienvenido de vuelta grandote− le dijo derramando algunas lágrimas.

−Estamos de vuelta Tres, esos adultos no sabrán de donde les llegaron los "trancazos" − le dijo sintiéndose con más energía.

−¡Hey! pensé que te sentías mal− le dijo el rubio mirándolo con algo de molestia.

−Calma Cuatro, todos sabemos que Kuki es tu chica.

− ¿¡Qué dices!? Ella no… sólo somos amigos, lo demás son cosas de infiltración adolescente− le dijo sonrojado.

− ¿De verdad nunca se lo dijiste? Pero si hasta te enseñé mis técnicas de seducción y pasos de cortejo.

− ¿Tú también vas a empezar? ¿Decirle qué? − se cruzó de brazos− claro ríanse del que no se acuerda de nada.

−Cinco− Memo miró por primera vez a Abby, quien se había quedado un poco más atrás− estás… aquí.

−Qué hay gordito− le dijo ella con una sonrisa radiante al tiempo que el castaño era víctima de una punzada en la cabeza y se llevaba las manos a la misma− aunque creo que ya no puedo decirte así.

−Creo que ya son muchas emociones por hoy− le dijo Sonia al ver al chico algo mareado− necesita descansar y asimilar las cosas.

−Ya oíste campeón− le dijo Uno− nosotros seguiremos aquí por la mañana, tómate todo con calma− entre Uno y Cuatro le ayudaron a ponerse de pie y junto a 84 y 43 lo llevaron a su habitación; Tommy se quedaría con él para mantenerlo vigilado.

Cinco se acercó a Tres en el pasillo, ahora vacío.

−Oye Kuki…él ¿estará bien? Parece que cuando me vio…

−Le removiste sentimientos, emociones y recuerdos− le dijo la asiática entrelazando su brazo con el de la morena− está confundido, eres demasiado importante para él, lo sé porque yo sentí eso cuando vi a Cuatro… sólo que en versión rabia− la morena sonrió algo apenada− ¿tú vas a estar bien?

−No lo sé… quisiera poder saber qué siento pero… es difícil y no es como que tengamos mucho tiempo libre− Kuki asintió.

−Tómate tu tiempo y háblenlo cuando estés lista, estoy segura que él sabrá esperarte y poner en orden sus propios sentimientos.

Memo faltó a clases tres días de la primera semana. El domingo fue un día muerto ya que pasó dormido casi todo el día, el lunes Tommy se quedó con él para vigilarlo; el martes fue el turno de Uno y el miércoles fueron 84 y 83 quienes hicieron guardia, Cuatro se había ofrecido para no asistir a la escuela y quedarse con él, pero nadie lo tomó en cuenta.

Sin embargo, ese jueves Dos se había empeñado en volver a clases pese a que todos pensaban que era demasiado pronto, ya habían tenido el asunto de Kuki golpeando a Evan para demostrar que mientras menos estuvieran expuestos a presión en los primeros días, más probabilidades de éxito tendrían. Claro que Memo no estaba dispuesto a pasar un día más encerrado, no era que no le gustara estar de nuevo en su laboratorio redescubriendo planos y armas incompletas, pero sentía que debía ver el mundo real una vez más, ahora a través de número Dos adolescente.

−¿Seguro estás bien?− le preguntó Kuki por quinta vez en esa mañana mientras esperaban todos el autobús en la parada.

−Insisto en que papá pudo llevarnos− le dijo Uno mirando a su amigo− y no es que me agrade llegar en la camioneta de la vergüenza, pero sería más prudente que subir al autobús.

−Estoy bien Uno, tengo un poco de migraña, pero en serio todo está controlado, no me lanzaré a golpear a nadie, eso ya lo hizo Kuki− ella le dio un golpecito de reproche.

−Podrías haberte quedado un día más en casa, hoy me tocaba quedarme contigo, te iba a preparar caldo de pollo y ver películas… eso hacía cuando Mushi estaba enferma− le dijo algo triste.

−Yo llevo días queriendo quedarme contigo, pero creen que incendiaré la Casa o algo así− le contestó Cuatro algo celoso de la atención que recibía su amigo.

−Estoy bien, en serio, les juro que si siento que voy a colapsar regresaré a casa.

−Cambiemos de tema, alguien viene− les dijo Cinco que se había mantenido callada hasta entonces.

−Hola chicos− Kendra se acercó, vestía un short de mezclilla con una sudadera rosa, llevaba el cabello, entretejido con estambre rosa, levantado en un espeso chongo− es algo raro verlos en la estación… juntos.

−Bueno mi bicicleta sigue en el taller− se excusó Cuatro.

−Tuve que pasar a Casa de Miguel por unos libros y ésta parada quedaba cerca− agregó Abby.

−Iba pasando por aquí− dijo Kuki sin saber que inventar ya que ella vivía un poco lejos y había al menos tres paradas más cerca de su casa que esa− y papá no me lleva a la escuela desde hace unos meses.

−Vivo en la casa de allá− logró decir Uno mientras Memo solo sonreía sin saber qué decir.

−Tampoco los estoy acusando de nada, tranquilos− les dijo ella divertida− yo tampoco suelo usar esta parada de autobús pero tuve que venir temprano a peinar a una novia para su boda, la chica Dolohov, del final de la calle.

−Ah sí, mi madre estará en la ceremonia− dijo Uno recordando que su madre había mencionado algo así.

−Hola Memo ¿estás mejor del resfriado? Luces algo pálido− el castaño la miró sin saber muy bien quien era ya que su cabeza era un lio de nombres y caras; sin embargo, sabía que la conocía de algo.

−S-si, gracias por preguntar.

−Luces diferente ¿te hiciste algo en el cabello?− le dijo mirándolo con curiosidad.

−Ah no… no creo.

−Bueno hay algo diferente para bien− el autobús se estacionó frente a ellos, la chica les sonrió y subió.

−Que observadora me salió tu amiguita− le dijo Uno a Cinco mientras Kuki subía.

Memo guardó silencio todo el camino a la escuela mientras su equipo le miraba preocupado de tanto en tanto.

−Creo que hay que mantenerlo vigilado, Kuki mandó a Evan a la enfermería en su primera semana, no quiero ni pensar qué puede hacer él− Kuki, Wally y Miguel estaban unos asientos detrás, Kuki y Wally detrás de Uno que iba solo porque era bárbaro, del castaño a quien sus amigos del club de robótica le habían pedido sentarse con ellos, Abby estaba enfrente del autobús, con Kendra − muéstrenme sus horarios, necesitamos que siempre esté alguien con él− les pidió su líder.

−Creo que casi todas las clases las tiene con alguien− él encerró con un marcador en su propio horario las que compartía con el castaño y puso una marca cuando estaba en un salón cercano.

−Podemos dar rondas por el pasillo de ser necesario, se ve tranquilo, pero cualquier cosa lo puede alterar−Kuki encerró en rosa su propio horario e hizo un conejito, Memo se acercó hacia ellos y se sentó junto a Uno.

−Dejen de mirarme como si fuera a golpear a alguien de pronto, estoy bien, en serio, se ven ultra sospechosos.

−Yo puedo decir que estoy planeando como golpearte a ti y tu grupito de perdedores− intervino Cuatro− mira que el de frenos, atreverse a traer una playera de los Teletubbies me está pidiendo a gritos que lo meta en su casillero.

−No estás bien Dos− le espetó Tres, aprovechando para lanzarle una mirada de advertencia a Cuatro− tienes que asimilar y unir dos vidas, no es fácil y sé mejor que nadie que a veces los impulsos te sobrepasan.

−Bien, bien, hagan lo que quieran− buscó a Abby con la mirada y la encontró hasta el frente, riendo con su amiga, quien le mostraba algo en el celular. Se había puesto bellísima− ¿Quién es la chica que nos saludó y ahora está con Cinco?− Uno se recorrió

−Es Kendra− Wally estaba con Tres en el asiento de atrás− su mejor amiga, también juega basquetbol en el equipo. Es una chica agradable, la verdad no sé mucho de ella, no se mete en problemas así que no está en mi área.

−Se mudó hace un par de años, es amable y hasta donde sabemos no es una ninjadolescente− completó Uno− Ah y tiene un primo que conocimos en el Punto.

−Tengo un remolino de caras y nombres en mi cabeza, parece una lavadora− Tres sacó un paquete de galletas de su mochila y se las dio.

−Quizás si comes algo te sientas mejor− el castaño le agradeció y comenzó a comer.

En cuanto llegaron a la escuela tuvieron que separarse, cada quien a sus casilleros y luego a sus clases. Memo se sintió aliviado de tener un rato para él solo, sin sus amigos viéndolo como si fuera a explotar en cualquier momento. Entró al salón de arte y se recostó sobre sus brazos, el recinto estaba casi vacío y las mesas, pensadas para dos personas, eran lo bastante grandes como para extenderse.

Sentía que sus pensamientos iban más rápido de lo que podía asimilar y necesitaba tomarse un respiro. Comenzó a seleccionar los últimos recuerdos que tenía como Memo adolescente y de allí partió hacia atrás, entendiendo por fin ciertas situaciones a las que había estado expuesto: las palabras de Ace, los planos de motocicletas, Mauricio, Rachel, los planos de una armadura que había encontrado en su laboratorio y había estado intentando de descifrar para adaptarla al sostén de Cinco. Sacó un cuaderno y un lápiz y se puso a crear, teniendo claridad por primera vez en mucho tiempo.

No notó a Abby entrando al salón; jalar un banco y sentarse junto a él, observándolo en silencio, grabando cada rasgo en su memoria; verlo trabajar así era algo que no se había dado cuenta de cuánto extrañaba hasta ese momento ¿Cuántas noches de su niñez había pasado observándolo así? Perdida en su rostro cuando dibujaba, sumaba, construía o armaba algo, mientras ella sentía tantas cosas y a la vez estaba tan en calma.

−Funcionará− murmuró el chico− solo debo soldar esto con lo otro y hacer un puente entre estos cables− comenzó a reír y se tapó la boca con las manos al toparse con la mirada de la morena−Jefa− le dijo soltando el lápiz por la impresión.

−En realidad ya no lo soy− le dijo ella sonriendo nostálgica− Uno se encargará de todos a partir de ahora.

−Perdón, estoy algo confundido, lo dije sin pensar− le contestó nervioso al sentir como su ritmo cardiaco se aceleraba.

−Lo sé, descuida.

−Prometí arreglar tu moto− le dijo de pronto.

−Y lo estás haciendo− le dijo ella.

−Te dije que lo haría y… hubo más promesas, muchas, en tu cumpleaños temías crecer y− se llevó las manos a la cabeza al tiempo que Ace entraba con Roberto y otros dos chicos− El chico…

−Calma− le dijo ella en un susurro− no tienes por qué recordar todo ahora, está bien, puedo esperar− lo tomó tímidamente de la mano al verlo inquietarse− ahora es un villano, pilotea y diseña sus naves, es un problema para todo KND.

−Voy a derribarlo− le dijo el castaño intentando serenarse− y salvar… ¿se llevaron a la hermana de Tres?− Cinco asintió.

−Te necesitamos para encontrarla, pero debes tomarte las cosas con calma, no debes precipitarte.

−Cuando hay una aventura así, este galán no puede quedarse quieto− le dijo con una sonrisa, más tranquilo− veamos si esos pubertos son tan buenos− regresó a sus planos mientras Cinco buscaba en su mochila algo que Tommy le había dado la noche antes.

−Hay algo que te falta para que Dos esté completo− le puso en las manos un par de gafas de piloto− vas a necesitarlos si vas a llevarnos a la victoria.

−Las gafas hacen al hombre− le dijo él quitándose los lentes y probándoselas− y este arroz ya se coció, pero la verdad no veo nada, estoy muy ciego ahora− las bajó hasta su cuello y se colocó las gafas− creo que puedo ajustarlas, pero necesitaré tiempo.

−Sigo sin saber de dónde sacas esas frases− le dijo la morena rodando los ojos.

Memo caminaba después del primer receso hacia los baños, debía hacer una parada técnica antes de llegar al salón de francés. Entró a los vejatorios, hizo lo que debía y mientras se lavaba las manos escuchó una carcajada detrás de él.

−Mira nada más a quien tenemos aquí− James cerró la puerta de los baños y se encaminó al chico, que lo miró con algo de jaqueca.

−Hoy no estoy de humor para soportarte− le dijo mirando al moreno, tenía una vaga idea de quién era, su rostro plagaba las pesadillas de Memo− dejemos nuestros asuntos para después− intentó pasar hacia la puerta, pero James le impidió el paso jalándolo de la chaqueta, Memo trató de zafarse bruscamente lo que provocó que la prenda se rasgara y la mochila se le cayera, dejando a la vista unos bocetos en los que Dos había estado trabajando en las clases previas.

−Yo decido eso torpe− pisó uno de los cuadernos y estaba por hacer lo mismo con los papeles cuando los dibujos le llamaron la atención, se agachó a recogerlos, pero Dos los pateó hacia atrás al ver sus intenciones− ¿qué acabas de hacer?

−Son mis cosas, no te incumben− le dijo Memo con más valor del que en verdad sentía.

−Vamos a dejar algo claro, perdedor− James se acercó de forma amenazante− yo decido lo que me interesa o no y de hecho, hoy pensaba no golpearte muy duro porque ayudaste a ganar al equipo de Evan, pero parece que no valoras mis buenas intenciones− se empezó a tronar los dedos− vamos a ver si eres tan rudo cuando no está tu amiguito el Güero cerca.

−No le gusta que usen diminutivos en él− comenzó a caminar hacia atrás, buscando cómo evitar una paliza inminente− si buscas un dibujo en especial, yo puedo hacerlo, no tenemos por qué solucionar las cosas con violencia.

−¿Qué cosa traes en el cuello?− le dijo reparando por primera vez en los lentes de aviador.

−Los encontré tirados− se apresuró a mentir− Abby dijo que se me veían bien y…

−Tu jamás podrías verte bien y menos para ella ¿oíste? –le dijo con celos mal disimulados− no creo que ella pueda ver en ti algo más que buenas notas fáciles, aunque se empeñe en que creas lo contrario. Eres demasiado ingenuo Memo, ella es un 12 y tú un dos, no tienes oportunidad− le soltó un golpe a la cara que el castaño esquivó sin demasiado esfuerzo, igual que los que le siguieron.

−Tienes razón, soy un Dos− le dijo esquivando con facilidad la serie de golpes que James, cada vez con más ira, soltaba− ¿no solías ser más rápido y grande? − preguntó sorprendido de notar que el entrenamiento que había tenido con Wally en la Casa del árbol sí estaba teniendo frutos.

−Voy a callarte a golpes− gritó James lanzándose contra el chico, dispuesto a derribarlo, pero Memo se apartó a tiempo, dejando que James se diera de frente contra la pared, quedando desmayado y con un chichón en la frente.

−¿De verdad te tenía tanto miedo?− Dos comenzó a recoger sus pertenencias en la mochila− sí que me volví un perdedor− cerró su mochila, le dio un último vistazo al cuerpo de James y salió del baño, quitándose el cabello sudoroso de la cara. Apenas se había girado para correr al salón de francés cuando notó que una chica lo miraba.

−H-hola amiga de Abby− tartamudeó preguntándose si habría escuchado algo.

−Hola Memo ¿Estás bien? Escuché golpes y gritos, pensé que estaban peleando en el baño ¿Te están volviendo a molestar?

−N-no, todo bien, se rompió mi mochila y se regaron todas mis cosas, dije un par de palabrotas, quizás fue eso.

−¿Será? Preguntó la chica mirándolo inquisitiva para luego sonreír con unos dientes blanquísimos− Bueno, es mejor que vayamos a clase o tendremos problemas ¿Qué te toca?

−Francés, con el señor Louis− le dijo mostrándole un horario todo rallado y con círculos de colores mostrando en cuales estaría con alguien del Sector V.

−¿De verdad? Yo también, pero me duele un poco la cabeza y pasé a la enfermería por una pastilla, vayamos juntos y le digo al profesor que tú me acompañaste ¿te parece? Así no tendrás problemas por llegar tarde−le mostró un pase que le habían dado en la enfermería.

−Sí, gracia K-karen.

−Soy Kendra − le dijo algo molesta− ¿de verdad estás bien? Sé que no soy Abby pero al menos recordabas mi nombre. − ambos siguieron caminando en un silencio incómodo.

−S-si Kendra, lo siento, aún me siento un poco mal y adormilado por tanto medicamento para el resfriado− se justificó− te conozco ¿no? Es decir, nos conocemos.

−Tuvimos varias clases juntos el semestre pasado – le dijo malhumorada mientras cruzaban el pasillo que les llevaría al salón− y soy amiga de Abby, me ves bastante seguido.

−S-sí, ha de ser eso, perdón, en serio estoy un poco mareado.

−Espero que sólo sea eso, porque si no, estás siendo bastante grosero− le dijo antes de entrar a la clase.

Esa tarde en la Casa del árbol todos veían a Dos devorar unas hamburguesas y nachos, se habían enterado del percance, pero ninguno de ellos sabía cómo abordarlo con Memo.

−¿Te sientes mejor Dos?− preguntó Uno.

−Sí, algo mareado, pero estoy bien, me hizo bien salir de aquí, pero no es tiempo de hablar de mis jaquecas, hay una niña a la que tenemos que salvar y ya hemos perdido mucho tiempo− se puso de pie con dirección a su laboratorio mientras todos lo seguían mirándose confusos y encogiéndose de hombros.

El castaño llegó a su mesa de trabajo y comenzó a extender algunos planos en los que había trabajado esos días y los comparó con sus bocetos mientras comenzaba a escribir sobre ellos.

−Cinco, voy a necesitar ayuda con esto− dijo sin despegar su mirada de los planos, la morena se sorprendió de lo repentino de su petición, pero se acercó.

−Claro ¿qué necesitas?

−Tommy me dijo que no logra encontrar la señal que emite la pulsera que Kuki le lanzó a la nave, creo que es porque está en algún lugar muy lejos para que nuestros radares lo encuentren, creo que si logramos conectarnos a los radares adolescentes encontraremos la señal, ¿conoces las claves?− Cinco lo miró con suspicacia.

−No las tengo, pero puedo intentar hackear su sistema si es lo que necesitas, iré por mi computadora y vuelvo− se dio media vuelta con rumbo a su habitación.

−Cuando logremos entrar yo potencializaré nuestro propio radar para poder conectarnos y buscar la señal que emite la pulsera de Kuki, sabiendo el paradero de la nave podremos encontrar a Mushi− les dijo a los otros mientras prendía su propio computador y le conectaba una gran antena.

−¿Y nosotros qué hacemos?− preguntó Uno.

−No estorbarme− les dijo con una llave inglesa en la mano mientras se acercaba a un mecanismo de radar empotrado en la pared− y dejar de verme como si fuera a colapsar en cualquier momento, por centésima vez en el día estoy bien. − los tres se miraron.

−Pero podrás hacerlo ¿verdad Dos? Encontrar a mi hermana.

−¿Alguna vez te he fallado nena?− le contestó él recalibrando los ajustes del radar.

−Iré a traerles unas sodas− dijo Cuatro sintiéndose un estorbo.

−Yo voy a alimentar a los hámster y cuyos− dijo Tres− si necesitas algo usa los altavoces.

−Y pues yo… yo voy a ver si ya puso la marrana− dijo Uno sintiéndose un poco inútil.

Al otro día el profesor de matemáticas resolvía un complejo ejercicio en el pizarrón mientras Memo garabateaba fórmulas en su cuaderno. Aparte de intentar rastrear la señal del brazalete de Tres había comenzado a pensar en cómo terminar las distintas armas que llevaba haciendo desde que le habían devuelto su laboratorio y que ahora podía hacerlas funcionar. Si de verdad iban a ir por Mushi necesitaban mejor armamento y una nave funcional, no los que solían usar de niños; no permitiría que nadie de su equipo terminara desaparecido como los cadetes de KND.

−Necesito tu sostén, el más reciente que tengas− le susurró a Cinco que era su compañera de banca. La chica casi se atraganta con el lápiz que mordía de forma compulsiva, pero vio de reojo lo que su amigo hacía y sólo asintió al tiempo que rodaba los ojos.

En las clases que siguieron, el chico se volcó por completo en sus bocetos y ecuaciones, sentía que fluía como hacía mucho. Faltaban dos clases para terminar el día, pero el chico había decidido irse temprano, después de todo no estaba prestando nada de atención. Iba saliendo de geografía, rezagado porque ni siquiera había escuchado el timbre, cuando chocó con Kendra, quien llegaba temprano al salón para su próxima clase.

−Lo siento, fue mi culpa− se disculpó la chica que usaba una playera deportiva azul marino. Levantó los bocetos que Memo había soltado, les echó una mirada curiosa y se los devolvió, ya sabía que ese chico siempre estaba haciendo ese tipo de cosas, no por nada lo molestaban tanto.

−Está bien, yo tampoco iba viendo por donde iba− se le quedó viendo detenidamente− ¿no te peinabas de coletas?

−Sí, cuando tenía como diez años− le dijo riéndose− como la mayoría de niñas ¿por qué?

−Eres Kenny− dijo él sonriendo− ¿verdad? − la chica lo miró con sorpresa y hasta incomodidad.

−Solo mi primo me dice así− lo miró ya sin la sonrisa, sino con extrañeza− ¿seguro que estás bien?

−Sí, perdón Kendra, seguro escuché que te llamó así en El punto, me siento un poco mal.

−Las drogas son malas sabías, no importa lo que diga James, no frías tus neuronas con esas cosas− le dijo la chica entrando al salón aun mirándolo por sobre su hombro con algo parecido al miedo. Memo continuó su camino, había demasiadas cosas que hacer.

Ese sábado, Tres y Cuatro estaban en un torneo de Mario Kart mientras Uno los miraba con una sonrisa en el rostro, Cinco y Dos llevaban todo el día encerrados en el laboratorio, aún no había éxito con todos los códigos ya que necesitaban estar conectados al menos un par de minutos para encontrar las coordenadas.

−Calma Uno− Tres no apartaba la vista del televisor− Dos y Cinco saben lo que hacen y si nos pidieron que no intervengamos hasta que nos llamen es por algo− apretó el gatillo y mató por décima vez al personaje de Cuatro.

−¡No de nuevo!− gritó Cuatro lanzándole el control a Uno− venga mi muerte amigo, no somos de utilidad hasta que ellos nos lo digan− Uno suspiró y tomó el control, ambos tenían razón.

Unas horas más tarde y varias victorias de Kuki después, la morena apareció con un emparedado y se dejó caer en la alfombra.

−¿Lo consiguieron?− preguntó Uno.

−No, han aumentado su seguridad, pero no te preocupes yo sé quién los tiene y ya le pedí al Sector V que los consiga sin levantar sospechas− miró su reloj− Memo empezó a armar otras cosas que tenía incompletas− los chicos se miraron confusos, pero no dijeron nada.

El domingo en la noche, sin que Memo hubiera salido ni siquiera para comer, por suerte Tres le había dejado charolas con comida que después encontraba vacía, el pequeño Sector V apareció hecho polvo, pero con una memoria USB que Cinco tomó y estaba próxima a marcharse cuando escucharon por los altavoces que Dos le llamaba al piso de entrenamiento, una vez allí Dos apareció, con ojeras y la misma ropa del viernes.

−Lo logré− les dijo arrastrando un baúl.

−¿El radar?− preguntó Cuatro.

−No, para eso necesitamos los códigos.

−Ya consiguieron la USB, solo falta cargarlos− le dijo la morena sentándose de nuevo frente a su computador que el chico había llevado, ya conectado a la a la computadora principal de la Base vía Wi-fi

−Logré terminar las armas− abrió el baúl− Tres y Cuatro primero ustedes− los chicos se acercaron mientras el Sector V se miraba, interesado. El castaño les puso un brazalete más grueso que el anterior en cada brazo, el de Cuatro parecía ser de cuero y tenía algunas calaveras mientras que el de Tres era de cuentas de colores− Actívenlos con sus huellas− les dijo extasiado mientras los chicos presionaban el dedo pulgar sobre ellas, éstas se iluminaron en verde− ahora hagan lo que yo, cierren el puño frente a ustedes, para activar a P.U.N.C.H. (Paliza Única a Ninjadolescentes Con mal Humor) – los adolescentes le imitaron y las pulseras se expandieron por sus manos transformándose en guantes de metal sobre su piel.

−Wow, nadie se va a acercar con estas cosas puestas− el chico miraba maravillado sus brazos mientras el pequeño Sector V observaba los de Kuki.

−Tengan cuidado, eso potencializa su fuerza y lanza descargas, Tres da un puñetazo al aire− la chica se separó de los niños y caminó al centro de la zona de entrenamiento dio un puñetazo que la desestabilizó y la lanzó hacia atrás− es como un arma, debes controlar tu peso, puedes usar esos guantes para golpear una nave, un robot o romper una pared, no lo sugeriría en humanos a menos que tu vida corra peligro.

−¿Todo bien?− Wally se acercó a donde la chica había aterrizado.

−De fábula− se puso de pie con cuidado− ahora sí tenemos posibilidades contra esos robots.

−Para Uno tengo esto− sacó lo que parecían tachuelas y le indicó al inglés cómo clavarlas en las suelas de sus botas− solo debes saltar y se activarán− el inglés lo hizo y unos propulsores aparecieron en las suelas permitiéndole volar.

−¡No inventes!− exclamó Uno intentando controlarlas− son más ligeras que mis botas jet− comenzó a sobrevolar el salón de entrenamiento mientras Tres intentaba lanzar puñetazos sin salir herida ella misma y Cuatro despedazaba una pared.

−¡Tú vas a arreglar eso!− le gritó Cinco.

−¿Y qué hay para Cinco?−T se acercó con curiosidad a la caja que llevaba su hermano, éste le sonrió− de seguro guardaste lo mejor para el final ¿verdad?

−Para la jefa tenemos algo con clase y letalidad− sacó una caja pequeña y se la ofreció , ella dejó de teclear, lo aceptó y sacó de ella dos arracadas, en cuanto las tocó se iluminaron y se convirtieron en dos grandes cuchillas curveadas por si debía lanzarlas y hacerlas volver.

−Quiero unas− le dijo Sonia maravillada.

−Esto no es todo− les dijo Dos antes de soltar una carcajada− ¿qué creen que hice mis últimos días como Chico del barrio y mis últimas semanas como el perdedor de Memo González? Tenemos un armamento que ni la Base Lunar, Chicos del Barrio la tecnología 6x11 ha llegado a esta Casa del árbol. Los adolescentes tienen armaduras ¿no es cierto?− todos asintieron− Uno choca tus talones por favor− el inglés lo obedeció y una armadura plateada, como la de los caballeros de Inglaterra apareció dejando solo su cara descubierta− Tres y Cuatro choquen sus muñecas− los dos lo hicieron y una armadura parecida a la de Uno se extendió por su cuerpo− Cinco, lo mismo con las cuchillas− la chica lo hizo y el resultado fue el mismo− para ocultar su rostro deben llevarse la mano a la cabeza y hacer el movimiento como si bajaran un casco− los cuatro hicieron el movimiento y un casco con lentes scanner de calor corporal, zoom, visión nocturna, cambio de voz y comunicadores los rodeó− tengo pensado poner alguna máscara pero quiero que ustedes tengan control creativo sobre ella, por eso necesito que me den un dibujo de cómo la quieren, también pueden quedarse sólo con el visor con hacer el movimiento de mano, si es que no necesitan la armadura y sólo están en una misión de espionaje− se colocó los lentes de aviador que llevaba en el cuello y su armadura se desplegó− con la armadura todos tenemos propulsores como los de Uno, también pueden vincularla con sus teléfonos móviles para tener todas las aplicaciones, por si deben contestar una llamada o compartir algún meme en plena batalla; ahora sí, nadie va a descubrirnos, para eso hice a A.R.T.U.R.O.(Armadura Rotundamente y Tecnológicamente Única Rompe Operaciones adolescentes), para que estemos en igualdad de condiciones.

−Dos… esto… esto es… te luciste mi chavo− le dijo Uno probando aún sus propulsores− siempre supe que eras el mejor, pero… pero eres aún más que eso.

−Sí Dos, esto está genial− comentó Cuatro probando los propulsores y estampándose contra el techo.

−Aún me falta terminar de arreglar tu bicicleta, sí que la dejaste destruida, aunque en tu defensa, debí ponerle un motor que le permitiera volar, o al menos a las que te permitieran planear, nada bueno se puede esperar de algo que no es capaz de despegarse del suelo. Vi el video de lo que ocurrió, también debí tomar en cuenta que dado que Tres es un poco kamikaze y tú primero actúas y luego averiguas, debo poner medidas de seguridad extremas para mantenerlos con vida.− e mantuvo pensativo, tendría que trabajar en eso.

−Entré en pánico− dijo Tres avergonzada− ni siquiera pensé que esa bicicleta fuera la misma que le regalaste, aunque fue una suerte que el Señor Torres no le hubiera comprado un auto.

−¿Un auto? ¿Quieres un aburrido auto? Si quieres puedo construirte uno, acabo de terminar de leer Christine y tengo algunas ideas, pero ¿de verdad algo tan común?− Uno logró desatorar a Cuatro, quien cayó en un golpe sordo, afortunadamente la armadura había recibido todo el impacto, Dos lo miraba sin dar crédito ¿por qué alguien querría un auto'

−La verdad no, prefiero mi antigua bicicleta, si es que puedes arreglarla− le dijo el rubio algo mareado por el impacto− además creo que después de eso le he agarrado afecto.

−Sí, puedo hacerlo, sólo dame algo más de tiempo porque ahora mismo tengo prioridades… ah chicos y… nada de esto habría sido posible si Cinco no me hubiera dado su sostén para lograr tomar como base el código adolescente, así que ella también merece crédito de…

−No digas de esa forma…− se defendió Cinco− no es como que… o sea…

−¿Le diste tu sostén?− preguntó Sonia mirándola con intención.

−Sólo no hablemos del tema ¿Quieren? − se defendió la chica− necesitaba las varillas y el sistema− intentaba explicar cuando la computadora empezó a sonar y a llamarlos al centro de mando, todos corrieron sin saber muy bien qué pasaba.

−Funcionó− jadeó Dos llegando a la máquina y viendo cómo por fin, su satélite casero se enlazaba con los de los ninjadolescentes para localizar el paradero de Mushi− Cinco, lo lograste, ahora ayúdame con los códigos de la derecha− le pasó a la chica una hoja y ella sacó otro teclado donde se puso a insertarlos.

−Computadora de los Chicos del Barrio enlazándose con satélites adolescentes y buscando− sonó la voz de la computadora y luego un zumbido que para todos duró siglos en lugar de unos minutos− en el monitor apareció el plano de una galaxia desconocida y coordenadas.

−¿Eso dónde es? Está fuera de nuestro sistema solar− dijo Lee acercándose y tratando de ubicarse− está años luz de la Base Lunar, dudo que nuestras naves sean capaces de llegar.

−Yo sé dónde está eso − dijo Uno con voz entre cortada y palideciendo− muchas veces tuve misiones en esa galaxia porque existe contrabando de armas entre adultos extraterrestres, no somos el único planeta con ese problema.

−Según la computadora eso está a dos galaxias de distancia− dijo Lee asustado leyendo los reportes que aparecían a un lado de la pantalla.

− ¿Y qué esperamos para ir allá? Ahora resulta que como está lejos les dio miedo, no sean cobardes y vamos.

−Hermano− le dijo Joey− las naves de KND, al menos las terrícolas, sólo son capaces de andar por esta galaxia.

−No es momento de pedir permiso, es una emergencia− se defendió el güero.

−No es cuestión de permisos Cuatro− le explicó Uno− las naves de KND terrícola sólo andan por esta galaxia, por eso existen los Chicos del barrio galáctico, para encargarse de que cada galaxia proteja su territorio, ellos sólo intervienen cuando son casos que nos atañen a todo o es territorio sin planetas cercanos.

−Pero Dos puede construir una nave que pueda viajar por las otras galaxias ¿no? − preguntó Tres con voz entrecortada− es tan listo que seguro puede hacerlo ¿verdad? − todos guardaron silencio y miraron al castaño.

−Bueno… supongo que podría, claro, pero necesito muchas refacciones, de niño tenía gente que las conseguía, pero ahora… y aparte nunca he hecho algo así, sería ensayo y error, me tardaría meses… quizás años en tener una nave segura para llevarnos hasta allá− vio el semblante triste de su amiga− pero quizás los líderes posean esa tecnología… si les pedimos ayuda…

−Quinientos ochenta y siete no será tan fácil de convencer, menos si sabe que violamos sus órdenes− le dijo Lee apesadumbrado− es nuestro amigo, pero también es bastante severo cuando se trata de insubordinaciones o de poner en peligro a los elementos.

−Tú llegaste en una nave ¿verdad Uno? Quizás puedan acondicionarla…−la japonesa intentaba no estallar en llanto.

−Una nave de la Base lunar me recogió en el espacio, se hizo un intercambio.

−Estamos justo como al principio− 43 se cruzó de brazos y se forzó a pensar ¿no se suponía que era un genio? Ahora más que nunca necesitaba trazar un plan, Tres comenzó a llorar y Cuatro intentó dar opciones cada vez más inverosímiles para intentar calmarla− Cállate Wally, no me dejas pensar.

¡Alerta, alerta! − comenzó a sonar por los altavoces de la computadora mientras una alarma estridente los ponía a todos en guardia− ¡Intruso en la casa del árbol! ¡Intruso, intruso!

−Carajo, lo que nos faltaba− dijo Cuatro que tomó un puñado de armas que había en una esquina y se las lanzó a los demás mientras todos se encaminaban a la única entrada que tenía la Base una vez que todas las entradas y salidas se sellaban, es decir, cuando la alarma sonaba.

Apenas habían doblado por el pasillo cuando vieron a una silueta negra derribar una de las puertas que la computadora no había terminado de clausurar.

−Ahora mismo se va a enterar− gritó Sonia lista para embestirla con una pistola lanza hielo cuando Abby se interpuso.

−Alto− dijo la morena apenas audible−¿K-Kendra?− Cuatro la iluminó con la lámpara que tenía su rifle lanza pelotas de tenis− la chica, que vestía una sudadera, pantalones deportivos y botas negras con una coleta alta, no le sonrió, sólo la miró a ella y a ambos sectores V, quienes no bajaron las armas.

−Tienen un buen sistema de seguridad, sigue funcionando a pesar de que corté la señal de raíz− les lanzó a los pies un manojo de cables− muchos los subestimaron, pero parece ser que la fama que precede a Dos está bien fundamentada.

−¿Cómo sabes de Dos? Kendra ¿Quién eres?− Cinco había bajado el arma y dio unos pasos hacia ella, estaba en shock ¿su mejor amiga sabía todo?


Transmisión interrumpida