Declaración: Todos los personajes reconocibles de la Saga Harry Potter son propiedad de JKR. Sin embargo, la trama es Total y absolutamente mía y no hay permiso para publicarlo en otro lugar (Texto con Copyright). Esta historia está disponible en Wattpad y fanfiction. net,con la autoría de AliceMlfy (Firma Alice~). Di no al plagio

Los leo abajo


Capítulo primero

Entré en consciencia cuando un sonido persistente llegó a mis oídos. Era un sonido que yo ya conocía pero que no lograba identificar. Cuando caí en cuenta que era mi celular sonando me tapé la cara con mi almohada, ahogando un gruñido de frustración.

Estaba cansada y algo decepcionada de mi trabajo y mi vida. La noche anterior me había quedado hasta tarde archivando el caso de una muchacha que decía que su casa sufría de "combustiones espontaneas", las cuales casi matan a su madre, por cierto. Las investigaciones nos revelaron que era ella, la chica, quien encendía el fuego cuando entraba en un estado de psicosis pensando que alguien había entrado.

Estaba aburrida de tanto loco en esta ciudad… incluyéndome.

Saqué la almohada de mi cara, incluyendo mi enmarañado cabello castaño, y miré a mi mesa de noche con ganas de asesinarla… más específicamente a mi celular que volvía a sonar.

Era sábado por el amor de Dios.

Miré el reloj de mi radio mientras el jodido aparato telefónico seguía su ring-ring; eran las nueve y media de la mañana. Volví a gruñir y contesté jurando que golpearía a quien me había despertado en mi jodido día libre.

— ¡Qué! — espeté con voz ronca.

Sabía que te había despertado… ¿no te gusta escuchar mi voz en la mañana? —preguntó la voz al otro lado… yo solo gruñí—. Como sea, hay un caso extraño de espíritus en la calle almendral.

— ¿Otra loca que dice que ve duendes y fantasmas? — dije sentándome en la cama y restregándome el ojo derecho—. Malfoy, estoy cansada, déjame dormir, hazte cargo tú o pídele a Luna que te ayude.

Punto uno, Granger, tú eres mi compañera, no Luna. Punto dos; eres la única que puede resolver esto en el departamento porque Luna está en servicio. Si pusieras más atención en las reuniones, quizás…

— ¡Está bien! — medio grité para que dejara de hablar. Podía imaginar la sonrisa ladeada de mi compañero al ver que logró sacarme de mi cama—, voy para allá. Espero un café con chocolate muy grande y sin azúcar o lo pagarás— dije para luego colgar el teléfono de muy mal humor.

Me levanté exhausta y caminé hacia el cuarto de mi compañera de piso con pereza. Su cama estaba tendida, lo que me pareció extraño conociendo los hábitos de mi compañera., pero era lógico que no estuviera; siendo la psicóloga estrella de los tres departamentos obviamente tendría que ir un sábado a la agencia. Pobre Ginny.

Tome un baño mientras el agua del hervidor se calentaba. La ducha ayudó al menos a relajar un poco mis músculos contraídos por culpa de mi trabajo.

Mi nombre es Hermione Granger y trabajo para la agencia Manifest. Esta agencia es una rama anexa de la policía del país y es el primer piso del departamento de investigación federal. Mi departamento se encarga de, específicamente, de un área muy particular. Investigamos casos que el resto de la policía no puede resolver. Mi equipo y yo somos expertos para esto. Me ha costado asumirlo y encargarme de ello, pero es parte de mi vida… más adelante sabrán a qué me refiero.

Cuando salí el agua estaba lista para servir aquel café reparador que me ayudaba todas las mañanas.

Salí de mi departamento en el tercer piso y respiré el aire de primavera. El viento era frio y el cielo dejaba ver la oscuridad primaveral. Estaba nublado y deprimente. Luna siempre me decía que el tiempo y yo éramos íntimos amigos y a veces creo que tiene razón… aunque me gustaría un poco de sol en mi vida.

Miré hacia el estacionamiento del edificio y caminé hacia allá para entrar a mi coche. Sentía fastidio hasta de manejar; necesitaba otro café.

Una muchacha de cabello negro azabache y ojos verdes entraba a su coche. Mi querida Pansy Parkinson miró a mi dirección e hizo gestos para que la acompañara.

— Buenos días, agente— dijo Pansy sonriendo desde la ventana—. ¿Te llevo?

— Por favor— le dije con cara de súplica. Pansy asintió y me refugié en el cálido interior de aquel Toyota Yaris.

— Déjame adivinar; nuestro querido Draco Malfoy te sacó de la cama… y no como lo hacía antes, ¿cierto? — preguntó codeando mis costillas. Yo solo gruñí a tiempo que ella reía y encendía el motor.

Pansy Parkinson era la perito forense encargada de las autopsias y la toxicología en los casos de suicidio u homicidio. En definitiva, se encargaba de hacernos el trabajo más fácil a mi equipo y a la policía en general.

Eran cerca de las diez veinte cuando crucé la puerta de "Manifest", en el centro de la ciudad.

— Malfoy— llamé al muchacho de traje, alto, de cabello rubio y ojos grises oscuros. El muchacho me sonrió como siempre y caminó hacia mí con un humeante café en su zurda y archivos en la derecha.

— Mione, aquí está tu café… no soy tu secretario para que me pidas el café, ¿de acuerdo? Última vez— dijo Draco caminado conmigo hacia la oficina del jefe.

— Y tú no me llames Mione— dije gruñendo. Me llamaba así solo para molestarme. Cuando entré a la policía, a mis dulces 20, comencé en Homicidios. Cuando nos trasladaron a Manifest las cosas cambiaron y comencé a molestarme por el apodo… no tenía derecho a decírmelo, no ahora.

— Se llama Ángela Lestrange— dijo ignorando mi gruñido—, tiene 22 años, es estudiante de economía en la universidad y bastante buena alumna.

— ¿Y cuál es el problema en eso? — dije mientras recorría el pasillo, bebía mi café y miraba cómo él revisaba el archivo de aquella carpeta amarillenta opaca.

— Ve fantasmas— dijo Draco alzándose de hombros mientras seguíamos caminando.

Era usual hablar de fantasmas, espectros, duendes y hechiceros en esos pasillos que podíamos decirlo a viva voz.

La agencia Manifest, como les dije en un principio, era una rama de la policía federal, era la tercera rama entre Investigaciones y Homicidios. Nosotros nos encargábamos de lo esencial, de lo que la gente no ve, pero siente… y en un periodo de máximo dos días. El trabajo era estresante. Si un caso no se resolvía en el periodo máximo, podrías considerarte muerto; los fantasmas son más peligrosos que los humanos, y los humanos con estados de Psicosis eran peor.

Luna y yo éramos las únicas que podíamos resolver estos temas en el país –pues el resto estaba siendo entrenado– y por ello estábamos en aquel lugar, mientras que Draco y Theo eran encargados del legado espiritual y el exorcismo. Entrenados dos años en el Vaticano y entrenamiento constante en la agencia por el padre Longbottom. Cuando estábamos en segundo año de instituto nos reclutaron, al mismo tiempo que a Draco y a Harry, que estaban saliendo en cuarto año. Dicho año nos entrenaron y convirtieron en lo que somos. Estábamos entre el cielo y la tierra, dice Luna… Ya les contaré más en detalle de ellos.

— Qué novedad— dije rodando los ojos mientras Draco abría la puerta—, ¿hay alguien normal en este país?

— Tú no eres precisamente normal, Granger— dijo Harry Potter sonriendo tras su escritorio. Lo miré con una ceja alzada y bufé haciendo que el pelinegro estrechara sus ojos verdes en una risa burlona.

Era un hombre muy joven. Tenía apenas 30 años y ya era jefe de mi sección. De carácter apacible y dueño de una gran sonrisa. También había sido compañero de instituto, también había ido a la guerra y por ello también sentía las presencias; no era tan normal como aparentaba.

Se acercó al teléfono de escritorio y apretó un botón.

— Lavender, ¿llegó la agente Lovegood?

La agente Lovegood está aún en el caso con el agente Nott, señor. Aún no llegan, aunque deberían estar por llegar.

— Entonces cuando llegue dígale que venga a mi oficina

Sí, señor.

La comunicación fue cortada por Lavender.

— ¿Es la misma misión de ayer? — preguntó Draco.

— Sí— dijo Harry preocupado—, hoy en la mañana llegaron más detalles de lo ocurrido y fueron juntos a ver qué diablos estaba pasando. Ahora los necesito a los cuatro porque tengo que darles una información.

El teléfono repicó. Harry apretó el botón del altavoz.

— Dime— pidió Harry.

Señor… eh… los agentes acaban de llegar— Se escuchó a Lavender algo complicada

— Hágalos pasar.

Vienen mal heridos— advirtió a tiempo.

Luna entro a la habitación. Tenía su cabello rubio suelto y algo maltratado, al igual que su pálido rostro…estaba manchada con sangre al igual que su compañero. Theodore Nott, más conocido como Theo, alto, de cabello castaño, ojos almendra y de aspecto cansado.

Luna y Theo habían sido mis compañeros de curso en el instituto. Ella estaba estudiando Antropología, mientras que Theo se había ordenado como Sacerdote… lo cual dejó al primer año de carrera en Manifest.

— ¿Nos llamó señor? — preguntó Theo con voz miserable y el brazo derecho ensangrentado.

— ¿Qué les paso? — preguntó Harry preocupado mientras Draco y yo atendíamos a nuestros amigos. Vi que Luna tenía sujeto el brazo izquierdo. Entonces comprendí a qué se refería lavender.

— Herms… ¿podrías? —preguntó Luna tímidamente. Yo la escondí tras mi cuerpo—. El muchacho era algo agresivo— agregó mostrándome su brazo fuera de centro.

— Dios— murmuré poniendo mi mano en el brazo de mi amiga—. Cierra los ojos.

Luna obedeció. Un solo movimiento, una mueca de dolor y al fin mi amiga pudo tener su brazo en el lugar que le correspondía, aunque sudaba por culpa del dolor. El brazo estaba prácticamente roto y haberlo puesto en su lugar debió ser más que doloroso. Luna era una muchacha muy fuerte y era una de las mejores agentes… y mi mejor amiga junto con Ginny, claro.

Harry pidió que nos sentáramos. Luna y Theo debían dar el informe más tarde, así que el azabache de nuestro jefe nos entregó nuestros archivos del nuevo caso. Nada fuera de lo común; mujer que veía fantasmas y estos la atacaban y amenazaban en busca de "información".

— Apuesto un café a que es falso y es otra loca, jefe… como la mitad de nuestras investigaciones— dije mirando el expediente.

— Tú obedece, Granger— gruñó Harry—. Les dejo la misión a ustedes.

— ¿Y qué hay de Luna? — pregunté. Ella era mi compañera en estos casos.

— Mira cómo está… tiene que atenderse ese brazo y darme informes del que los dejo así, además, puede que este caso— dijo apuntando a Theo y a Luna—, tiene relación con el que tienen ahí… solo pido que investiguen y me den respuestas, ¿de acuerdo? —asentimos ante lo dicho—. Tuve una reunión con el señor Ryddle.

— ¿El sub director de investigaciones? —preguntó Draco.

— El mismo. El viejo bastardo tiene pensado cerrar paranormal— dijo gruñendo.

— Él no tiene ese poder— dije mirándolo como si estuviera loco.

— Él es portavoz de la palabra del Director Dumbledore— murmuró Harry complicado. Dumbledore había sido su albacea mientras estudiaban y le tenía un gran cariño—, al parecer la decisión está tomada.

— ¿Pero por qué? — preguntó esta vez la adolorida Luna.

— Dice que no es… creíble para un juicio— dijo levantando su verdosa mirada. Draco gruñó.

— No es justo que nos desacrediten así.

— Acéptalo, Draco— intervino Theo—, nadie va a creer que un fantasma obligó a tal persona a matar a otra; todos los enfermos psicópatas del país se subirían a ese carrito de la victoria.

— Hará una evaluación personalmente, en especial de este caso; la afectada es hija de una muy buena amiga de él y está cabreado con los de investigaciones porque se burlaron de ella… así que no la caguen— dijo mirándonos.

— ¿Los de investigaciones no tienen tino? —pregunté más para mí. Draco me miró.

— Está el imbécil de Ron Weasley ahí… ¿qué crees tú?

— Resuelvan este caso, si es posible, en menos de medio día.

— Eso es imposible, Harry— repliqué rodando los ojos para luego fulminar con la mirada a mi compañero por lo dicho de mi ex mejor amigo.

— Inténtalo— dijo Harry hundiéndose nuevamente en sus archivos. Levantó la vista con el ceño fruncido—. ¿Qué están haciendo aquí aún? ¡lárguense ya! — dijo Harry mientras se hundía otra vez en sus informes.

Los 4 salimos de la oficina mientras Luna me contaba lo sucedido.

— El hombre a quien perseguíamos era algo extraño— comenzó Luna con su voz suave mientras se arreglaba con una mano el cabello enmarañado. Draco tomaba nota en su pequeña libreta negra—. Era un hombre completamente normal, pero llegó un momento en que él hablaba y, pues… no era él.

— ¿Al fin un caso que valga la pena? — pregunté.

— Sí― afirmó entusiasmada―, el problema fue que el tipo, al no conseguir lo que quiso, me golpeó y bueno… casi me rompe el brazo y el de Theo de paso.

— ¿Y tú no defendiste a tu novia? — preguntó Draco a Theo quien recibió un golpe del mayor.

— Oye eso duele— se quejó Theo.

— Sí me defendió... se colocó en frente de mí y por eso tiene también el brazo casi roto— explicó Luna con voz dulce—. Y no es mi novio, Draco— dijo Luna algo molesta. Draco miró a Theo.

— Falta poquito— dijo Theo caminando con una sonrisa por delante de nosotras. Luna aprovechó y le dio una patada en el trasero con tal fuerza que hasta a mí me dolió.

Mientras se quejaba, Luna y yo miramos a un costado y sonreímos.

— Hola Fred— dijo Luna sonriendo.

Draco y Theo no podían ver a aquel muchacho, pero Luna y yo sí. Era el hermano de Ginny. Había participado en la guerra, al igual que Draco y Harry, y otros más, y había perdido la vida. Vestía aun su traje militar y en el casco estaba presente y notorio el agujero por el que pasó la bala fatal.

Era nuestro amigo cuando estudiábamos. Era del mismo año que Draco y Harry; el mejor amigo de este último. Cuando murió y se dio cuenta de lo que ocurría nos contactó... desde entonces que trabaja con nosotros solo a cambio de un poco de compañía de sus seres queridos y algo de ayuda espiritual; aún está buscando su asunto pendiente, sin embargo, lamentablemente, los sellos espirituales de la agencia no permiten que Fred salga del edificio a menos que Harry haga el conjuro necesario y con ayuda del padre Longbottom… o de Theo que es casi lo mismo.

— ¿Qué nos tienes, Fred? — preguntó Luna sonriendo a su primer amor.

Lunita, ¿qué te pasó? — preguntó el fantasma flotando y acercándose, tratando de aliviar el dolor de mi amiga acariciándola con sus manos traslúcidas.

— Uno de tus fantasmagóricos amigos que posesionó a un hombre casi me rompió el brazo.

¿Un fantasma posesionó a un humano? — preguntó incrédulo. Nosotras asentimos—. Creo que necesitan gente en archivos… puede ser Jack Sawyer— dijo Fred mientras nos acompañaba. Draco y Theo se alzaron de hombros. Ellos no tenían la maldición.

— ¿Y quién es ese? — pregunté.

Es un espíritu, dah— dijo Fred sonriendo. Luna y yo rodamos los ojos compartiendo la sonrisa—. Dice que busca a una tal Emily Watson.

— Y cómo sabes eso, Fred— pregunté ceñuda.

Hay fantasmas por toda la agencia. Ellos me han contado porque están muertos de miedo, así que me puse a averiguar— dijo Fred riendo por la analogía del "Muertos de miedo"

— ¿Cómo que fantasmas? Yo no veo nada— dije mirando a Luna. Ella se alzó de hombros.

— Yo tampoco los veo…

Son nuevos muertos; es difícil que los vean… como sea— dijo Fred flotando más alto—. Vayan a los registros. Ahí hay información, en la última gaveta… o eso me dijo la vieja lechuza que tienen ahí.

— Tendremos que ver esos registros— murmuré

— Tenemos que tener a alguien en los archivos, no es justo que perdamos tiempo buscando nosotros la información— dijo Luna con el ceño fruncido—. Gracias Fred— dijo Luna sonriendo mientras Fred hacía una reverencia y volaba hacia el 3 piso; la consulta de Ginny.

— ¿Qué diablos dijo Fred? — preguntó Theo alzando su ceja izquierda.

— Que quien los atacó se llama, posiblemente, Jack Sawyer y que busca a una Emily Watson. Habrá que averiguar— comenté lo último en un suspiro.

— Estas dos están locas— murmuraron caminando tras de nosotras.

— Se morirían del miedo si vieran lo que nosotras vemos, así que no nos digan locas— dijo Luna frunciendo el ceño.

— Estuve en la guerra— dijo Draco con el mismo ceño fruncido—, no le temo a nada.

— Excepto a Hermione enojada, ¿no Malfoy?

— Sí, claro— dijo con ironía. Lo miré ceñuda por un momento y volví mi vista al frente. Pude percibir su miedo y sonreí.

Llegamos a la enfermería. Theo y Luna entraron bajo amenaza de Draco. Astoria Greengrass estaba de turno aquel día. Era una castaña pequeña y con mirada verdosa. Era médico forense y ayudaba a Pansy cuando había mucho trabajo. Cuando no, estaba en la consulta como doctora general y siempre tenía un interno que la ayudaba… ese día estaba sola.

— Theo, te he dicho mil veces que a las mujeres se les trata bien, o si no te rompen el brazo— explicó la castaña sonriendo—, ¿quién ganó la discusión?, ¿el novio o la novia?

— Te dicen que este engendro no es nada mío— dijo Luna, cancina, apuntando al castaño quien le cerraba un ojo. Luna rodó los ojos.

— Pues nosotros tenemos que irnos— dijo Draco tomándome de los hombros—, hay un caso qué resolver.

— Pero quiero…

— Nada— me interrumpió Draco sacándome de ahí.

OoOoOoOoOoOoO

"¡¿Qué es lo que quieres?!...yo no conozco a esa mujer, déjame en paz…por favor"

OoOoOoOoOoOoO

Draco me abrió la puerta del copiloto. Lo miré alzando la ceja izquierda; no quería morir en esa chatarra por lo mal que manejaba mi compañero, así que le quité las llaves de su auto

— ¡Oye!, soy mayor que tú, me debes respeto.

— Pero tenemos el mismo rango, cariño— le dije subiéndome en el asiento del piloto mientras él me miraba resignado.

Mi compañero me indicaba el camino mientras tomábamos un rico café; él un expreso y yo uno con leche y chocolate. Sin azúcar por supuesto… el chocolate y el café hacen el amor en tu lengua… no puedes interrumpirlos con azúcar, es ley.

— Oye, Hermione— comenzó. Lo miré de reojo—, lo que ocurrió ese día en el tren…yo…

— Olvídalo Draco...son cosas que pasan. No te preocupes, no volverá a ocurrir— dije algo molesta apretando el manubrio con mis manos.

Ya me había olvidado de ese asunto –o eso me decía a mí misma–, pero lo que más me molestaba es que se disculpara; tenía la esperanza de que ese beso a medias habría sido sincero como los de antaño, y no un simple accidente al despedirnos en la estación. Estaba convenciéndome de eso, pero se sentía el sabor amargo de la confirmación… maldito Malfoy.

Con un gruñido suave de mi parte al saber que mi café se había enfriado llegamos a la casa…calle almendral Nº 5. Ahí una mujer nos abrió la puerta. Por su estructura ósea podía suponer que tenía aproximadamente unos 50 años de edad. Su cabello negro y rizado estaba comenzando a mancharse por canas. Estaba pálida y con los pómulos levantados; extremadamente delgada.

— ¿Sí? — dijo solo con la cabeza afuera de la casa.

— ¿Señora Lestrange? — pregunté. La mujer asintió.

— Buenos días, soy el agente Draco Malfoy de Investigaciones, ella es mi compañera, la agente Hermione Granger— dijo mientras mostrábamos nuestras placas de la policía que, a pesar de no ser netamente de Investigaciones, teníamos la autorización de decirlo.

La mujer miro por unos segundos a mi compañero con algo de desconfianza. Abrió un poco más la puerta para hablar mejor.

— … ¿vienen a burlarse como sus compañeros? — preguntó la mujer.

— No señora, vinimos a resolver el caso— dije—, no tenemos tiempo ni ganas para burlarnos de la gente...somos un departamento bastante ocupado.

— Mione— murmuró entre dientes mi compañero.

Entramos a la casa, Draco me tomó del brazo y me habló al oído.

— ¿Podrías ser un poco más sutil?, la mujer está asustada. No seas tan macho para tus cosas— dijo despacio mientras caminábamos tras la señora. Lo miré achinando los ojos.

— Estoy cansada porque un pelmazo de metro 90 me despertó a las nueve y media de la "madrugada" en mi día libre— dije enojada y zafándome de sus manos. Draco solo rodó los ojos y me siguió

La casa era pequeña y de un solo piso. Al lado derecho de la puerta estaba la sala y la cocina. Al lado izquierdo, el comedor… al fondo se encontraban varias puertas; ahí nos condujo la señora.

— Aquí está mi hija— informó en un susurro frente a la puerta—. Antes que nada, no quiero volver a escuchar burlas. Su departamento fue sumamente maleducado.

— Lamentamos el error— dijo Draco—. Ellos ya fueron castigados por su atrevimiento. Nosotros somos de otra ala del departamento federal— la mujer asintió y abrió la puerta.

— Ángela…Ángela, despierta mi amor—dijo la señora con suavidad. La muchacha de cabello castaño oscuro estaba tapada hasta el cuello. Dormía plácidamente…que envidia.

— Déjela descansar— le dije lo más amable que pude—, es sábado.

La mujer miró a su hija descansar y dejó la puerta entreabierta.

— … ¿quieren un café? — preguntó la señora saliendo de la habitación

— Claro.

La señora Lestrange nos sirvió unos cafés algo aguados…Draco seguía con su sonrisa mirando a la señora y yo no puedo fingir estar contenta y tranquila como él sabiendo que tenía una posible psicótica durmiendo a unos metros míos.

— Hace algunas semanas mi hija ha estado siendo atacada por algo… o alguien— comenzó Lestrange haciendo que me interesara por el relato y dejando de lado el aguoso café—. Hay veces que está durmiendo, me doy media vuelta y al volver la vista está suspendida en el aire desde la garganta…ya no sé qué hacer— murmuró lo último con la voz quebrada.

— Tengo que hacerle algunas preguntas— dijo Draco. Ella asintió—. ¿Viven solo ustedes dos?

— Sí. Mi esposo… ex esposo, vive en otro país desde que Ángela cumplió los 3 años. Somos solo las dos.

— ¿En qué trabaja, señora Lestrange?

— Soy agente inmobiliario— dijo la mujer sonriendo orgullosa—. Mi casa es humilde, pero nos gusta; es suficiente para nosotras.

Algo extraño sentí en mi espalda. Era la presencia indiscutible de un fantasma... ¡por fin un caso que valía la pena! Corrí hasta la habitación de Ángela mientras que su madre y mi compañero me seguían intrigados.

Me detuve en el umbral de la puerta entreabierta. Draco se colocó a mi espalda mientras que la madre de la chica miraba desde otro ángulo, a mi lado. Ángela estaba tapada, pero algo, o alguien, movió la cobija de la muchacha.

— Esto parece una película de Hitchcock— murmuró Draco en mi oído mientras sentía que revolvía su bolso en busca de sus implementos en caso de exorcismo.

— Espera a ver qué ocurre y luego saquemos conclusiones.

— Estaré preparado.

La muchacha despertó y abrió sus ojos hacia mí. Pude notar que estaba mirando algo, y no precisamente a mí...algo que ni siquiera yo podía ver. ¿Qué demonios estaba pasando?

— ¿Ves algo?

— Nada— murmuré algo asustada.

Ángela al parecer vio algo más, pues abrió aún más los ojos asustada y se lanzó al piso tapándose la cabeza. Comenzó a gritar de dolor.

— ¡Ya te he dicho que no sé quién demonios es! — logró articular entre gritos Ángela. Podía ver claramente como marcas de puño se marcaban en su espalda.

— Suficiente— susurré para que Draco tomara a la muchacha en brazos y la sacara de ahí mientras decía sus "hechizos" en latín.

Yo me quedé.

Sentía una opresión distinta en la habitación, como si de repente el aire se hubiese cargado de humedad; costaba respirar.

Recorrí la habitación de la muchacha mientras revisaba las cosas con la vista. ¿Tendría, efectivamente, relación con el fantasma que atacó a Luna y Theo aquella mañana? Tenía muchas dudas respecto a eso, pero pensaba develarlas.

Me coloqué mis guantes de látex –manía adquirida de mis años en homicidios– para no comprometer evidencia. Libros de economía, diario de vida, hojas secas, tierra, un muñeco... esperen, ¿tierra?, esto podría significar varias cosas… pero la palabra "tierra de cementerio" me rondaba en la cabeza. Había visto varios casos en este tiempo respecto a la tierra de cementerio y todas habían sido desastrosas. Busqué entre los cuadernos y no pude ver nada más que números… odio las matemáticas desde segundo grado.

¡Emily! — susurraron a mi espalda. Al voltearme, por supuesto, no había nada.

— De acuerdo— me dije al no ver al susurrante—, esto es mucho más extraño.

— ¿Hermione, estás bien? — preguntó Draco con la mano en la sien.

— Sí, Draco— dije caminando hacia él estirando mi mano—. ¿Estás bien?

— Me duele la cabeza.

— Relájate— me acerqué a él y tomé su mano—, alguien está aquí y no puedo verlo. Debe ser eso.

— De acuerdo, vamos— dijo sacándome de la habitación.

Un dolor incómodo golpeó mi lado derecho. Era algo similar a un codazo, pero era leve… suave. Me removí incómoda para luego ver a Ángela.

Me daba la espalda. Tenía lesiones y manchas de sangre en la parte superior, cerca de las escápulas. Se veía delgada, muy delgada tras la camisa de dormir.

— Hay que sacarla de aquí— informé. Me senté frente a ella y la miré de lleno. Sus ojos oscuros me devolvían la vista asustada—. Soy la agente Granger. ¿Cuántos años tienes, Ángela?

— Veintidós— dijo la chica con voz suave.

— Veintidós… y yo me pregunto… con veintidós años ¿no se te pasó por la cabeza de que te estabas metiendo en algo indebido? — pregunté a la chica achinando los ojos.

— ¿De qué habla? — preguntó Lestrange madre mirándome y a su hija.

— Hay una tierra extraña en su habitación. ¿Estuviste jugando con los muertos, cierto? —pregunté seria, a lo que Ángela me confirmó las sospechas asintiendo avergonzada con la cabeza.

— Mis amigas me dijeron que era un juego… yo…

— Niña— interrumpí—, con los muertos no se juega...porque si lo haces quedarás mirándolos por toda la eternidad... y no precisamente solo en la tierra ¿me entiendes? — le pregunté mientras ella derramaba lágrimas de culpa—. Lo siento, Ángela, acabas de ganarte la maldición. Nunca más volverás a estar tranquila.

— ¿Qué quiere decir? —preguntó su madre asustada, al igual que su hija.

— Que por culpa de sus pseudo amigas, ahora verá fantasmas para siempre— dije mirando a la señora Lestrange. Luego miré a la chica—. ¿Entiendes? — ella asintió con la cabeza—. Yo no entiendo con signos, ¿cómo se dice?

— Sí, agente Granger— dijo la muchacha de dulce voz con los ojos húmedos.

— Eso está mejor.

— ¿Qué es lo que busca este ente? — preguntó Draco con su Libreta.

— A veces descanso… pero generalmente a una tal Emily Watson— respondió la traumatizada muchacha, mirando un punto en su camiseta. Supongo que cavilando su nuevo don.

— Bien… Señora Lestrange, ¿puede ir a la habitación de Ángela y traernos una muda de ropa? no quiero que se cambie sola en esa habitación. Yo no puedo verlo y ella… prefiero no arriesgarla. La llevaremos a la agencia— Lestrange asintió—, allá nuestra psicóloga nos ayudará. Por favor.

— Claro— dijo la madre de Ángela caminado a la habitación.

Luego de un rato trajo lo necesario para que Ángela se vistiera; faltaban diez minutos para el medio día.

Caminé hacia Draco para taparle los ojos y voltearlo.

— No verás a una chica de 22 años desnudarse ¿de acuerdo? — Amenacé.

— No me interesa— dijo mirando hacia la habitación de la muchacha—. Me intriga esto… Siento algo que jamás había sentido en todo este tiempo como tu compañero en paranormal— murmuró—. Es una energía maligna, pero está ocultando algo. A penas fui a buscarte, mi cabeza comenzó a dar vueltas. No entiendo, ¿por qué busca a esa tan Emily Watson?... ¿por qué sigue atormentándola si sabe que ella no sabe dónde está?

— Cuando uno trata de hablar con un espíritu, le promete ayudarlo a buscar eso que dejó pendiente…para mala suerte de Ángela, se metió con el fantasma equivocado— expliqué torciendo el gesto.

— ¿Por qué equivocado?

— Porque este fantasma tiene algo con su familia― expliqué mirándolo de lleno―. Ningún fantasma se queda demasiado tiempo…

— … a menos que sea un demonio o alguien de su familia― murmuró Draco comprendiendo—. Llamaré a Harry.

Ángela estaba lista. Solo faltaba que Ginny la evaluara y nos diera un perfil psicológico para saber a qué nos estábamos enfrentando.

La señora Lestrange cerró la casa y fue junto con nosotros y su hija a la agencia.

— Por cierto— dijo mientras se sentaba atrás junto con Ángela—, mi nombre es Bellatrix. Disculpen mi descortesía— dijo la madre de Ángela.

— Discúlpenos también a nosotros— dije. Draco me miró feo y divertido—. Está bien, solo a mí; no ha sido un buen día— informé mirando a mi compañero el cual simplemente sonrió, haciéndome sentir como quinceañera de nuevo.

— Mierda— murmuré mientras arrancaba el auto de vuelta a la agencia.


Buenas! Bienvenidos a Psicosis!

Decidí subir este bebé aquí porque me lo han pedido. Debo decir que esta es una de mis primeras historias originales y que quise adapatar al Dramione para que llegase a más gente. La historia está terminada, así que calma ejejje

Espero que les guste y me digas qué tal.

un beso gigante a toooooodos los que están conmigo y me apoyan en mis locuras.

besos!

Alice~

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