Hola! Finalmente ya tengo beta y con la ayuda de ella comencé a reeditar los capítulos, por ahora solo tengo el primero pero de poco en poco iremos subiendo los demás.

La historia está inspirada en la Canción "Way down we go" de Kaleo, espero estar a la altura de la canción, y sobre todo lo que guste la historia.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Kishimoto.

Capítulo 1

Ignorada

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Konoha

Las voces comenzaron a resonar por todo el edificio con lamentos y gruñidos de ninjas, cuyas voces destilaban odio y pavor. Los otros, quienes vigilaban, quienes no gritaban, observaban la catástrofe en la que participaban con la apatía demoledora de un rostro sin emociones.

De lo que una vez fue una gran puerta ahora hecha jirones, apareció una joven pelirosa sujetada por dos ANBU, cada uno atrapando un brazo, al final del cual intrincadas cuerdas mordían sus muñecas.

Entonces aquellas voces, encerradas tras celdas, empezaron a corear su nombre.

A su paso por el vestíbulo, ella agachó la mirada. La vergüenza y el coraje que inundaba su ánimo empañaron sus orbes verdes, ahora vidriosos y desgastados. ¿Qué podia hacer por ellos? ¿Qué podía hacer por una ciudad en ruinas?

En cierto momento, los dos ANBU que la sujetaban detuvieron su paso para abrir una celda y aventarla dentro de ella, sin reparos, procurando un raspón más a los incontables que ya presentaba su cuerpo.

Las lágrimas pujaban por salir de sus ojos, y ni siquiera se sentía merecedora de ellas. Se sentía como una traidora. En su aldea. En su casa.

—La ejecutarán mañana —dijo uno de los ninjas.

—Ya no necesitan nada más de ella.

Cerraron la celda con un sonoro golpe y se marcahron. La joven se quedó tirada, inmóvil en el piso, como si fuera una extensión más de este.

Entonces una mano manchada por la suciedad y la sangre seca salió de la celda de al lado, estirándose hasta tocar la suya.

La pelirosa abrió los párpados con esfuerzo para encontrarse con unos ojos de color avellana que la observaban con aprehensión y ligero miedo. Y volvió a cerrar los ojos, esta vez, para caer presa del agotamiento.


Hace dos años

Se encontraba enterrada entre el mar de papeles de su amplio escritorio. El hospital se había convertido en su segunda casa, aunque las líneas purpuras bajo sus ojos demostrasen que lo último que se permitía allí era descansar.

No es para menos, ya que la mayor parte de la investigación en venenos y antídotos, además de su labor como médico en el hospital, recaía en ella. Las aplicaciones de los venenos y la forma de contrarrestarlos se estaba convirtiendo en su especialidad, cuyo destino sería el uso para la medicina y, sobre todo, en batalla.

Había transcurrido varios años desde que Orochimaru había atacado la aldea durante los exámenes chunin. Entre Itachi y los ANBU fue finalmente derrotado, pero no pudieron evital la muerte del Hokage. Todos habían sufrido aquella inesperada pérdida y las consecuencias del ataque, sobre todo su familia, nunca encontraron el cuerpo de su abuelo. Ahora solo quedaban su hermana y abuela paterna, ambas civiles.

Aquellos exámenes habían cambiado muchas cosas. No sólo Konoha tuvo que recuperarse, sino que ella misma dio de bruces con la realidad. No podía seguir escondiéndose detrás de sus compañeros de equipo y de su maestro, siempre a la sombra de sus espaldas. Y tampoco podía seguir persiguiendo ingenuamente a un amor no correspondido.

fue igualmente desgarrador ver cómo sus dos compañeros de equipo tomaron sus caminos para fortalecerse, separados del de ella. Sasuke, marcado con la maldición del sannin, fue a entrenar con Kakashi y Anko fuera de la ciudad con el beneplácito de la familia Uchiha, mientras que por otro lado Naruto se fue a entrenar con el sannin Jiraya, y él aún no lo sabía, pero aquellos entrenamientos servirán para combatir contra Akatsuki algún día. Y, lo que todos pensaron que sería un corto periodo de tres años, acabó por alargarse hasta cinco.

Cinco años.

Cinco años sin equipo ni maestro, sin aquellas personas con las que compartió tanto. Aquello la dejó devastada y con un sentimiento de soledad que pornto fue revocado por la necesidad de dejar atrás aquellos sentimientos. No quería ser más una niña protegida, así que insistió a la tercera sannin de Konoha, a la nueva Hokage, para que esta la aceptase bajo su tutela. Y ella aceptó.

Sudó, sangró y desfalleció para convertirse en quien quería ser, para salir brillando de entre toda la oscuridad que había opacado su potencia, para ser vista. Y los duros entrenamientos tuvieron fruto, porque ahora arriba del laboratorio, en una de las salad de hospital, hay un despacho en cuya puerta se podía leer un letrero con su nombre y su ocupación, "doctora de cabecera" del hospital de Konoha. Sin embargo, su ambición no cesó ahí, y el hecho de pasar mucho tiempo con Shizune hizo que pronto se involucre en la investigación con venenos y antídotos, sin duda, otro reto para ella ante el cual no se pudo detener.

Un par de meses atrás llegó aquel día que tanto había esperado. Ellos habían regresado. En ese momento la gran pila de papeles que sostuvo rebaló de sus manos cuando abrió la puerta de la oficinia de su shishou. Tres rostros la recibieron con una sonrisa, y fue en aquel momento que sintió como si estuviera tomando una gran bocanada de aire después de haber permanecido bajo el agua demasiado tiempo.

El esquipo 7 estaba de vuelta. Nunca más tendría que ser una extraña acoplada en las misiondes de otros equipos, ni ver cómo todos parecían estar completos menos ella, que tendría que sonreír forzosamente viendo cómo no formaba parte de ningún sitio, esperando con nostalgia el regreso de aquella parte que completaba su vida.

Desgraciadamente, a su regreso, sus misiones con el recién unido equipo 7 no duraron mucho, sobre todo a partir de la primera y última misión juntos. Nunca esperaron encontrarse con aquellos ninjas renegados sorprendentemente fuertes, y enos aún ella esperaba acabar siendo protegida por sus compañeros. De nuevo, sus espaldas fue lo último que vio antes de desvanecerse y despertar dos semanas más tarde en la cama del hospital de Konoha.

Una frustración más obstaculizando todo aquel progreso que sentía que había logrado. El simple hecho de recordar los rostros llenos de preocupación del equipo cuando despertó solo la hizo sentir patética e inútil.

Agarró un vial que tenía junto a sus anotaciones y lo levantó lánguidamente observando sus coloridos tonos. De pronto, la pereza de sus acciones se detuvieron cuando su rostro se vio sacudido por un repentino ataque de tos, mientras todo su cuerpo se convulsionaba ligeramente. Dejando el delicado vial con cuidado en la mesa, acercó su mano a la boca para sofocar la tos, y al cesar miró con extrañeza las pequeñas gotas carmesí que había en la palma de su mano.

Frunciendo el ceño, examinó aquellas manchas. Sangre. No es la primera vez que tenía esos episodios, pero no había podido encontrar nada preocupante en sus análisis, ni siquiera a través de su propio examen con chakra. Su cuerpo no detectaba nada peligroso.

—¡Sakura!

La pelirosa se exaltó al reconocer aquella voz chillona tan particular. Con rapidez, cambió la expresión de su rostro y escondió su mano de la vista de la chica, que aparecía a través de la puerta del laboratorio.

—Ino —le devolvió el saludo.

La joven rubia plantó con fuerza su mano en la mesa haciendo que algunas hojas amenazaran con caerse.

—¿Qué quieres? —gruñó molesta, abalanzándose a las hojas para evitar su caída. Había tardado horas en organizar todo aquello.

—¿Cómo qué quiero? ¿Sabes qué hora es? —le alzó la voz. Sakura abiró la boca para contestar, mirando con cierta molestia a aquellos ojos transparentes, pero fue detenida antes de musitar una excusa—. No, seguro no, ¡te la has pasado toda la maldita semana en esta cueva! Necesitas un descanso. Mírate, estás demasiado andrajosa —apuntó la rubia.

Sakura frunció el ceño, no estaba tan mal. Tenía ropa de sobra en su casillero para sus largas jornadas en el hospital, y, aunque la comida del hospital no fuera la mejor del mundo, podía sobrevivir de esta y café.

—Ino, estoy en medio de una investigación muy importante que, por cierto, podría ayudar a los ninjas de Konoha como tú y como yo —suspiró hastiada. Tenía demasiado trabajo que hacer y los retrasos no estaban permitidos, meno aún cuando debía remitir todos aquellos informes a Tsunade y al consejo.

Echándose las manos a las sienes, ahogó un gemido de frustración, Ino podría llegar a ser tan terca cuando quería como Naruto cuando se empeñaba en en comer ramen o su shishou escondiendo sus botellas de alcohol.

—No me importa, te vienes conmigo —resolvió la rubia mientras sostenía su codo con fuerza, levantándola de la silla para sacarla de aquel laboratorio—, es un desperdicio que te quedes ahí dentro, necesitas una vida Sakura, un novio. No, mejor aún, tú lo que necesitas urgentemente es alguien con quien tener sexo.

—¡Ino! —le recriminó.

Sakura bufó mientras se dejaba arrastrar por su mejor amiga a través de los pasillo del hospital, pregonando sus necesidades por todo lo alto para que quien quisiera pudiera saber los pormenores de la vida sexual de Sakura Haruno.

—Vamos Sakura, no me mientas. Hace un año desde que terminaste con Shikamaru, y mucha más desde que dejaste a Kiba, y no me digas que no te acostaste con ellos porque eso sería otro desperdicio —la Yamanaka continuó con sus divagaciones en voz alta—. Aunque, siendo Shikamaru, no me sorprendería que él esperar que tú movieras un dedo, sin conocer lo mojigata que eres. De Kiba me creo lo contrario —concluyó pensativa.

—¡Ino! —volvió a increpar a su amiga mas fuerte. Las enfermeras estaban mirándolas a su paso por los pasillos, levantando pequeños susurros— lo que haya sucedido entre nosotros no te incumbe.

Una vez alcanzaron la salida del hospital, Sakura llevó su mano a la frente intentando tapar el exceso de luz para sus ojos. Ino seguía hablando mientras que ella continuaba sin escuchar su incesante e innecesario parloteo. Sin duda, toda esa luz y aquellas personas caminar con sonrisas pasajeras parecía algo casi irreal después de estar tanto tiempo en la penumbra del laboratorio.

Dio una larga bocanada de aire fresco y agradeció secretamente el tesón de su amiga. Nunca lo diría en voz alta, pero Ino tenía razón cuando decía que ella era como una flor de sakura que necesitaba la luz poder existir, o se marchitaría.

—¡Chicos! —Ino gritó a su lado, despertándola del ensueño.

Frente a ellas se encontraban Shikamaru, Neji y Choji caminando por las calles sin aparente preocupación. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro al verlos.

Todos saludaron a la joven rubia antes de fijarse en Sakura, que permanecía detrás, aún agarrada por su amiga.

—Vaya, Sakura. Pensaba que estabas en una misión —dijo Shikamaru enarcando una ceja al verla.

—Es bueno verte a ti también, Shikamaru —rodó los ojos sonriendo ante esa peculiar forma de saludarla después de tanto tiempo sin verse— ¿Una misión?

El rostro de Shikamaru se agrió, y ella supo leer lo que pasaba por su mente. Entre las ventajas de haber salido con él por año y medio estaba la capacidad saber su estado de ánimo con sólo prestar ligera atención a sus expresiones, y ahora todo su rostro gritaba "¡problemático!"

—Ha estado metida en el hospital en toda la semana, no hemos tenido tiempo de entrenar —dijo Neji llamando su atención de Sakura. Esta le devolvió una sonrisa a modo de saludo.

Su amistad con el Hyuuga era uno de los pequeños regalos que la vida en soledad le había hecho. Últimamente los dos se estaban acercando mucho, para el disgusto de sus celosos compañeros de equipo.

Con el tiempo había descubierto que Neji, a pesar de aquella fachada seria, era una persona atenta que escuchaba todo lo que podía decirle y, además, había accedido a ayudarla con sus entrenamientos a pesar de sus ocupaciones como ANBU, rango que compartía únicamente con Shikamaru de los doce novatos que salieron de la academia con ella. Lo último que supo es que Kiba también se postularía a los exámenes.

—Sí, he estado muy ocupada, —contestó— ha habido casos de envenenamiento por los alrededores del País del Fuego y Tsunade-sama ha dejado su resolución a mi cargo —apuntó algo agotada. Su cansancio aumentó conforme recordó cómo muchos de los pacientes envenenados habían llegado en estado crítico, entre ellos la joya ANBU de Konoha, Shishui, que llegó grave a sus manos un par de semanas atrás.

—Ni lo recuerdes, eso es problemático —rodó los ojos con pesadez Shikamaru.

Ino se interpuso en el centro del grupo, haciendo gestos con las manos para detener la conversación.

—Ustedes mismos lo han dicho, dejen de hablar de entrenamientos y misiones, ¿acaso no ven que estoy sacando a una adicta al trabajo de su trabajo? —Les frunció el ceño a los chicos, que se encogieron de hombros ante su repentino mal humor— Así que, ¿qué les parece si vamos a comer a algún lado?

Sakura se detuvo en seco al escuchar las palabras de Ino, su mente comenzó a correr calculando el día y la fecha de hoy. Para su salvación, Neji pareció entender también y miró a Sakura enarcando una ceja.

—¿No hoy tenías una comida con tus compañeros de equipo en la casa de Uchiha?

¡Eso era! Sakura suspiró aliviada.

—Neji, me acabas de salvar de una muerte segura por Mikoto-san. Estoy tan agradecida, que te besaría —se rio ligeramente al evocar la imagen de la dulce matriarca del clan planeando su tortura.

Los labios de Neji temblaron levemente dejando escapar una ligera sonrisa que sorprendió a todos menos Sakura, quien ya estaba acostumbrada a ellas.

—No me molestaría —espetó de golpe.

La cabeza de Ino estaba a punto de estallar, Choiji dejó de comer del bento que llevaba consigo, y Shikamaru simplemente levantó una ceja, por dentro pensó que esto era problemático. El estoico Hyuuga había dejado sin palabras al resto de los oyentes. Sin embargo, Sakura se rió levemente ante la broma del moreno, dándole un ligero toque en el hombro.

—Te puedo ofrecer que me acompañes a mi casa para que me pueda arreglar, debo lucir horrible —dijo Sakura pasando sus brazos por detrás de su espalda.

Neji se quedó parado por un momento, meditando la oferta, hasta que se encogió de hombros y asintió con la cabeza. Sin una palabra más, se colocó al lado de la Haruno, dispuesto a acompañarla.

Con un gesto cómplice, ambos dirigieron su paso hacia el hogar de la medic-nin, no sin antes virarse hacia el grupo de amigos que dejaban atrás, mientras Sakura se despedía agitando el brazo.

—¡Lo siento, cerda, nos reuniremos en otra ocasión! —se dio la vuelta y comenzó a parlotear al lado del pelinegro en la distancia, quien sólo la observaba atento, como siempre, con un gesto serio.

La reacción de Ino no se hizo esperar. Sentía a partes iguales orgullo y envidia por su amiga.

—¡Maldita frente de marquesina! —gritó emocionada, haciendo aspavientos con los brazos. —¡Primero Kiba, luego Shikamaru y ahora Neji! No te creas que por tener la atención de tres ninjas guapos estarás a mi altura, porque además eres lo suficientemente estúpida como para no darte cuenta de eso.

Un suspiro de agotamiento se escapó de la boca de Shikamaru y Choji, acostumbrados a aquellas divagaciones en voz alta.

—Ino, sabes que te estamos escuchando —dijo Shikamaru, no tan seguro de haber querido hablar. Ino le devolvió una mirada que le hizo quedarse estático al ver la penetrante mirada maliciosa de Ino, que se acercaba con fingida inocencia a él.

—Bueno, y tú, ¿qué tienes que decir a tu favor? ¿No sientes celos porque tu exnovia esté siendo cortejada frente a tus ojos por un Hyuga? — Comentó mientras sacaba una lima de uñas de quién sabe dónde y empezó a pasarla distraídamente por sus dedos— Digo, tienen varios meses desde que rompieron, pero siempre dicen que donde una vez hubo fuego, quedan cenizas.

Shikamaru tragó duro y miró a otro lado.

—Problemático…—contestó— Lo que pasó entre nosotros ya quedó atrás y quedamos como buenos amigos.

Ino tiró la lima al piso, notablemente molesta por la respuesta.

—Eso es una estupidez, y sigo sin entender la naturaleza de la relación de Sakura con todos sus exnovios. ¡Tú incluido! —puntualizó— Ademmás, parecía que todo iba bien entre vosotros hasta que un día, un maldito día —Ino comenzó a clavarle el dedo índice en el pecho al joven jonin, acercando su rostro de forma amenazadora— deciden romper, Kami sabe por qué. Y ahora, Neji parece interesado en ella y a ti te importa un carajo. Así, todo de golpe. Esa se está buscando hombres cada vez más serios ¡Todo es tan…!

—Problemático — terminó la frase por ella Shikamaru.

La rubia bufó ante la contestación del joven, mientras Shikamaru comenzó a andar metiendo sus manos en los bolsillos, poniendo distancia entre él y el parloteo de la joven. En aquellos momentos, él sólo deseaba mirar las nubes por un largo rato, pero al parecer no podrá deshacerse de su chillona amiga por más que una mente brillante como la suya tratase de idear mil maneras de escapar.


—Así que, desde que estuve en el hospital herida no hemos salido a misiones— comentó la pelirrosa a su acompañante—, por lo que estoy esperando a que la impaciencia de Naruto haga su aparición en cuanto se quede sin dinero —dejó escapar una pequeña risa ante la imagen.

Neji la observaba mientras caminaban rumbo a casa de la joven, apreciando cómo, mientras ella hablaba, su semblante antes marchito por el agotamiento parecía renovar todas sus energías.

Estaban ya entrando en el patio de la joven.

— ¿Has seguido tosiendo sangre? —espetó de golpe.

Sakura, que estaba intentando meter la llave en la cerradura, se detuvo al instante antes de voltear su rostro para ofrecerle una despreocupada sonrisa.

—Ya casi no.

Él entrecerró los ojos ligeramente ante su declaración.

—Pero aún sigues tosiendo sangre —insistió.

—Ya te dije que no es nada, hasta Tsunade-shishou se ocupó personalmente de revisarme y no encontró nada fuera de lo común en mi cuerpo como para alarmarse. Además, tú viste mis canales de chakra estar en buen estado, así que sólo debe estar lastimado mi cuerpo del golpe que recibí —rodó los ojos. Aunque apreciara la preocupación de su amigo, estaba siendo excesivamente protector— Si sigues así te parecerás a Sasuke cuando se preocupa demasiado.

Neji arrugó la nariz ante la comparación. No era plato de buen gusto que comparasen al heredero del clan Hyuga con un aún genin, se dijo a sí mismo. Resignado con la respuesta, decidió no seguir con el tema.

—Está bien. Ve a cambiarte, Sakura.

Sakura asintió aliviada por zafarse de aquel interrogatorio forzado, y entrando en su hogar, cuando apenas la puerta estaba por cerrarse detrás de ella, volvió a aparecer para plantarle un beso en la mejilla. Si no fuera bueno escondiendo sus emociones, cualquiera diría que Neji Hyuga se había quedado sorprendido ante aquella acción.

—Por cierto, ahí está tu recompensa, como querías —le guiñó un ojo divertida antes de desaparecer tras la puerta definitivamente.

Neji se quedó parado frente a la puerta que acababa de cerrarse, hasta que dejó escapar un suspiro que no sabía que contenía. Se pasó la mano por la cabeza antes de girar y marcharse, no sin antes mirar de reojo la casa de Sakura.

Esa chica sí que era una caja de sorpresas.


Se encontraba en su uniforme ANBU. Habían regresado de una extenuante y larga misión de reconocimiento y tenían enfrente a la Hokage, quien, recargada en su silla meditaba aquel reporte de misión.

—Así que perdieron el rastro de Kabuto cuando entró al país de la lluvia… —sus ojos revelaron una señal de frustración. Cuando se trataba de Akatsuki, parecía que daban un paso adelante y dos para atrás—. Solo falta que capturen al 8 colas, y Gaara y Naruto también se encuentran en peligro… En cuanto a la otra misión…

—Investigamos la escena en la que fue atacado por sorpresa el equipo 7 —interrumpió uno de los ANBU—y, como habían mencionado, los cuerpos fueron eliminados, pero hemos traído los cuerpos de los atacantes. Algunos de ellos tienen símbolos grabados en la piel que no pudimos identificar, y el líder tenía esto.

El ANBU sacó de su bolsillo un collar y un rollo con un sello, para ofrecérselos a la Hokage. Tsunade tomó ambos objetos y los examinó cuidadosamente. Frunció el ceño ante sus observaciones. El rollo estaba roído en los extremos, lo cual daba a entender que era muy antiguo, pero lo más interesante era su sello. A simple vista no parecía ser muy complicado, sin embargo, al verlo detenidamente observó que los grabados eran demasiado complejos, e incluso no reconocía algunos. Miró hacia su mejor ANBU, esperando que este le diera las respuestas que necesitaba.

—¿Itachi? —inquirió, arqueando una ceja.

El pelinegro asintió ante la pregunta implícita.

—No pude extraer el sello dentro del rollo, está sorprendentemente elaborado— su sinceridad luchaba con su orgullo. Si bien es cierto que al principio no le dio demasiada importancia, al ver que Shisui no podía abrirlo, su curiosidad le hizo pararse a mirarlo por segunda vez, y al instante quedó sorprendido al descubrir que el mecanismo detrás de aquel sello era algo que jamás había visto. No pararía hasta descubrir qué había detrás de ese sello.

Tsunade alzó su mano apretando el puente de su nariz, estaba cansada y lo único que quería era un buen licor quemando su garganta. Dejando el rollo a un lado, alzó el collar de cuero que le había dado el ANBU en su mano, el dije de plata era un aro con una media luna dentro de este, y dentro de la media luna había un diamante rojo que parecía hablarle. De la misma manera que ella podía sentir el poder del collar que una vez perteneció a su abuelo, así este nuevo objeto parecía llamarla, evocando en la piedra rojiza la sangre derramada de demasiada gente, quién sabe por qué.

Sus sienes palpitaron con fuerza, había algo que se le escapaba y cada vez se estaba volviendo más confuso. Gruñendo, alzó la mirada hacia los tres ANBU frente a ella.

—Quiero el informe en dos días en mi escritorio. Pueden irse.

Los tres asintieron y se salieron de la oficina.

Uno de los ANBU fue el primero en hablar tras abandonar el despacho de la Hokage.

—Vaya, ya extrañaba estar en casa. Nada como una suave y caliente cama en vez del delicioso tronco frío. Nos vemos en la próxima misión. Shisui, taicho —se despidió Genma antes de desaparecer en una nube de humo.

El mayor de los Uchiha se quitó la máscara, pasando los brazos por detrás de su cabeza.

—Je, yo no aguanto más, voy a buscar a alguna chica que quiera estar conmigo. Diablos, estuvimos dos meses fuera—Shisui miró a su primo—, vamos por ahí a conocer a alguna chica, ¿qué te parece?

A veces Itachi se preguntaba si Shisui al nacer había salido de una fábrica de Uchihas defectuosa, no muchos eran tan alegres o descaradamente ligones como él.

Saliendo de la torre de la Hokage miró el cielo, pronto sería la hora de comer, por lo que llegaría a tiempo para sorprender a su madre.

—Me voy —dijo Itaichi sin esperar a Shisui ni contestar a su pregunta.

—Siempre tan serio, ¡deberías divertirte un poco más! —gritó Shisui desde atrás.

Reprimió rodar los ojos y siguió adelante con una pequeña sonrisa. Tenía que admitir que deseaba llegar a su casa para comer lo que su madre había preparado, y después pensaría en una nueva estrategia para poder descubrir los planes de Akatsuki y atrapar a Kabuto. Saltando de tejado en tejado, ignoró a los otros ninjas que pasaban a su lado hasta que llegó al complejo Uchiha, donde los guardias le saludaron con respeto. Con paso relajado, caminó por las calles repletas de Uchihas, ignoró las miradas sonrojadas de algunas chicas hasta que llegó a su casa.

Al entrar, una bomba de olores explotó en su nariz. Algo estaba claro, o su madre estaba de buen humor, o tenían visitas.

— ¿Sasuke? —se asomó Mikoto al escuchar la puerta de la entrada. Rápidamente su rostro se iluminó al encontrar a su otro hijo en su lugar. Emocionada corrió para abrazarlo.

—¡Itachi! ¡Qué alegría que volvieras! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuviste en casa, deberías bajar el ritmo de esas misiones o un día de estos te lastimarán, y no quiero que a mi bebé le hagan daño— lanzó un puchero a su hijo.

Itachi abrazó a su madre, que era de menor altura que él, con ternura. El trabajo de ANBU es extenuante y muy peligroso, y más aún siendo el capitán y encargado de mantener a todo su equipo vivo. Su madre estaba también al tanto de eso.

—Estoy bien, mamá, no he sido lastimado —dijo Itachi antes de separarse de su madre— ¿Tendremos visita?

Vio a su madre asentir con alegría y regresar a la cocina, siguiéndola se encontró con varias ollas que tenía repletas de elaboraciones que ella sola estaba haciendo. Eso solo podía significar una cosa…

—Invité a comer a los amigos de tu hermano, por lo que no creo que tarden en llegar. Ya sabes cómo es Naruto-kun de glotón, así que hice muchos platos con verduras para que crezca fuerte, no como ese ramen para nada nutritivo. ¡Además, conseguí que su escurridizo maestro también viniera! —hizo una pose de logro antes de seguir cocinando lo que tenía en sus manos— Todos ellos son unos adictos al trabajo, si no están entrenando, están en misiones o comiendo. Bueno, en realidad desconozco lo que Kakashi-san haga en su tiempo libre, pero lo que sí sé de la pobre Sakura-chan es que apenas tiene tiempo para sí misma.

Itachi escuchaba diligentemente a su madre con seriedad. Era bueno que tuviesen visitas que no fueran otros del clan, sobre todo los amigos de su hermano, que las escasas veces que los había visto parecían ser muy ruidosos.

Unos suaves golpes interrumpieron el parloteo de la matriarca, y ambos Uchiha giraron sus cabezas a los sonidos provenientes de la puerta.

— ¿Puedes ir a ver quién es? Pronto estará la comida. —Preguntó Mikoto.

Asintiendo, el joven pelinegro fue a la entrada, y al abrir la puerta se encontró con un par de ojos verdes y el característico color de cabello más exótico que nunca ha encontrado en otra persona, rosa. Era, sin duda, Sakura Haruno, la compañera y amiga de su hermano. Si no mal recordaba, Sasuke de pequeño se quejaba todos los días del acoso al que le sometía la joven, ahora sin embargo parecía ser que ya no tenía interés en su tonto hermano menor.

—Uchiha-san, buenas tardes —sonrió con soltura al verlo.

—Haruno —saludó con una ligera sonrisa cortés antes de darle espacio para que pasara.

—¿No están por aquí Sasuke-kun y Naruto? —preguntó mirando a todos lados al entrar mientras dejaba sus zapatos en la entrada de la casa.

Itachi miró a la animada chica, se veía muy tranquila a su alrededor a diferencia de otras mujeres que al verlo de cerca se ponían nerviosas. Se encogió de hombros. Mejor así.

—Acabo de llegar de una misión.

—Oh, misiones ANBU, eh. ¿Cómo sigue Shisui? Espero que se esté cuidando, ha habido muchos casos de envenenamiento desde la última vez que le vi —dijo parándose.

—Bien, aún no se ha atrapado al culpable —comentó Itachi antes de irse. Debía tomarse una ducha y no había razón para seguir hablando con la kunoichi— Mi madre está en la cocina.

Dio por terminada la conversación antes de ir al baño, su madre no aceptaría que se sentara en el comedor sin estar limpio después de una larga misión. Entrando a su cuarto dejó su traje en una esquina y se fue a dar el esperado baño. Mientras lo hacía, reconoció entrando al recinto las firmas de chakra de su hermano y el restante equipo 7. Aunque no era necesario, la ruidosa voz de Naruto se escuchaba por toda la casa, anunciando antes que su propio chakra su presencia.

Su tonto hermano había conseguido buenos amigos.

Terminando, salió de su cuarto directo a la sala donde se encontraban Kakashi y Naruto junto con su padre, mientras que Naruto, Mikoto y Sakura terminaban de poner la mesa.

—Padre, Kakashi, Sasuke —dijo Itachi antes de sentarse.

—Ah, Itachi, es bueno verte por aquí de nuevo. Me dijeron que tu misión fue más larga de lo que esperaban.

Itachi, estoico, miró a Kakashi. Hubo un tiempo en que formaron parte del mismo equipo y sabía que era un ninja excelente, y aun después de mucho, seguían hablando de él entre las filas ANBU, obviamente Kakashi seguía manteniendo su influencia en las torres ANBU.

—Sí, ahora estamos de regreso con información.

Los ojos de Kakashi brillaron desde su lugar.

—Sería bueno hablar con Tsunade— comentó.

Desde el rabillo de su ojo vio a su hermano tenso y, molesto por estar entre ellos sin conversación, se levantó para a ayudar a sus amigos y a su madre a terminar la mesa.

Aburrido y sin el interés de hacer una plática con su padre o su antiguo colega, miró a su hermano y compañía.

—¡Sakura-chan! Hubieras visto al teme, ¡hoy hizo el ridículo! Te contaré porque no estuviste ahí —dijo Naruto muy emocionado.

El puño de Sasuke golpeó la cabeza de Naruto antes de que pudiera seguir hablando.

—Cállate dobe —murmuró Sasuke tratando de no explotar en frente de su familia.

—No me digas dobe, teme.

—Idiota.

Itachi miró a Kakashi. Sabía que el maestro era muy libre en cuanto a sus métodos de enseñanza, y nunca fue demasiado estricto, pero aquí era distinto teniendo a su padre enfocando su pétrea mirada en los dos jóvenes. El copy-nin, por su parte, estaba muy tranquilo leyendo su libro porno como si nada sucediera a su alrededor. Miró a su padre, que observaba con desaprobación la actitud de su hijo menor.

La chica que estaba en medio de ambos chicos golpeó a ambos con su puño al mismo tiempo en la cabeza, tumbándolos al piso.

—Dejen de portarse como niños pequeños, estamos dentro de una casa y vamos a comer, deben de aprender modales —refunfuñó la chica del equipo.

—Lo sentimos Sakura-chan —gimoteó Naruto desde el suelo. Su hermano se limitó a gruñir.

—Oh, vamos dejen de jugar, la comida está lista —dijo Mikoto llamando la atención de todos.

En silencio, todos fueron a sentarse en la mesa. Su padre se situó a la cabecera, mientras que del lado contrario tomó asiento su madre. Del lado izquierdo de Fugaku se sentó Sasuke, y a un lado de ellos Kakashi y Naruto a modo de barrera entre ellos dos para que no se maten entre sí, mientras que del lado derecho de su padre se encontraba él, y a su lado Haruno.

La comida fue amena y ruidosa, siendo su madre, Uzumaki y Haruno los más habladores de la mesa. Todo iba bien hasta el momento.

—Y entonces Sasuke-kun dime, ¿cómo les fue en la misión? —dejó salir Mikoto, curiosa por saber sobre su hijo. Sabía a quién preguntar, porque tenía la certeza de que Itachi le contestaría "clasificado".

Los palillos en la mano de Sakura se quebraron en sus dedos tras el ejercer presión sobre ellos, los Uchiha vieron claramente cómo los chicos del equipo se pusieron blancos en su lugar. El ambiente se tornó tenso en apenas dos segundos, y Naruto rompió a sudar.

— ¿Eh?, ¿Misión?, B-bueno —el rubio comenzó a mirar a todos lados, menos a la chica que tenía en frente.

Itachi miró cómo la pelirrosa a su lado dejó los palillos rotos con suma tranquilidad, y lanzó una mirada a sus compañeros con una sonrisa extraña que no presagiaba nada bueno para ellos.

—Dios mío, ahora que recuerdo, tenía algo muy importante que hacer en otro lado —dijo Kakashi levantándose de su asiento. Sus dos alumnos tomaron sus brazos y lo obligaron a sentarse de nuevo.

La voz sedosa de la chica a su lado solo hizo que les recorriera un escalofrío.

— Si, cuéntenme sobre la misión. Estoy muy curiosa por saber cómo les fue. ¿Sasuke-kun?

Sasuke miró hacia otro lado con el ceño fruncido.

—¿Na-ru-to-kun?

Todos podían ver el alma del chico salir lentamente de su cuerpo.

—¿Kakashi-sen-sei?

Sin poder escapar de los brazos de los chicos, este se pegó lo más posible a la silla, alejándose lo más que podía de Sakura.

— ¿Qué pasa? Queremos saber cómo les fue en la misión, ¿qué misión les dio Tsunade shishou?

En otro lugar de Konoha, Tsunade escupió el licor que tomaba al sentir un poderoso aura asesina dirigido hacia ella. Miró su licor de reojo y, apartándolo, decidió que era momento de tomar un descanso lejos por un tiempo.

Sakura comenzó a beber de su vaso de agua con tranquilidad, dejando reposar las preguntas que había hecho. Estaba esperando una respuesta con aparente paciencia.

—Uh, bueno, Sakura-chan.. —comenzó Kakashi con su tono más apaciguador posible.

—¡Ah!, no me mates Sakura-chan! —interrumpió el rubio—, ¡mátalos a ellos, pero sálvame a mí! En realidad, hemos estado yendo a misiones todo este mes sin que lo supieras porque estabas muy ocupada en el hospital, desde que estuviste hospitalizada no queríamos que te pasara algo porque estuviste muy grave, no queremos que te vuelvas a lastimar por lo que decidimos ir en misiones nosotros, aunque con nosotros venía luego Yamato-taicho y Sai —Naruto vomitó la información de golpe, apenas con tiempo para respirar.

La taza que sostenía Sakura se agrietó por la fuerza que ejercía, y sus ojos se oscurecieron ligeramente al asimilar la información. Mikoto saltó en su lugar, mientras que Fugaku e Itachi miraron a los demás.

Con una delicadeza de movimientos que no se correspondía con la fuerza que ejercía sobre la taza, soltó el recipiente sobre la mesa y con rapidez agarró los palillos rotos de madera lanzándolos a las cabezas de los chicos, que a duras penas las desviaron y miraron con terror cómo estas quedaron incrustadas en las sillas sobre sus cabezas.

—S-Sakura-chan…

— ¡No puedo creerlo! —Azotó su mano en la mesa haciendo temblar toda la vajilla, sus ojos rugían con furia— ¡SOMOS un equipo! Después de tanto tiempo, después de 5 años que nos separamos y solo ha cambiado que me dejan a un lado, para que no me lastime eh ¡Idiotas!

Enojada, lanzó un par de platos vacíos a los rostros de los tres tan rápido que no los pudieron esquivar. Los tres cayeron de golpe, sobre el piso. La joven se paró de la mesa y se inclinó frente a los jefes del clan Uchiha, dándose cuenta de su descuido.

—Mikoto-san, Fugaku-san, siento mi arrebato de enojo y que la comida termine siendo un desastre. Como siempre, Mikoto-san, su comida es deliciosa, y siento mucho los platos que he roto, ellos lo pagarán —aún avergonzada, arrugó la nariz al decir lo último—No puedo quedarme más tiempo aquí.

—Oh querida lo siento mucho —dijo por fin muy triste por Sakura, la consideraba una chica muy agradable y no le gustaba que hubiera terminado así la comida.

Sakura se inclinó una vez más y se fue de la casa de los jefes del clan.

Itachi examinó a su hermano, a su sensei y a su amigo, que estaban completamente inconscientes en el suelo. Miró a su madre, que parecía muy enojada con los tres, de seguro el regaño de la chica del equipo no es lo único que recibirían. Tal parecía que la kunoichi del grupo tenía más columna vertebral de lo que recordaba al haberla visto llorosa en el bosque de la muerte, definitivamente tenía el mismo genio que su maestra.

—Itachi-kun, por favor, ve y asegúrate de que Sakura llegue a su casa sin ningún percance, es lo mínimo que puedo hacer por lo que pasó ahora— dijo la matriarca.

Itachi asintió y en silencio dejó la habitación. Al menos sabía que Fugaku les daría una charla sobre disciplina y el trabajo en equipo y otras cosas.

Buscó entre las calles a la joven, sin embargo, no lograba encontrar una cabeza rosada entre los rostros que observaba, por lo que amplió su radar de chakra a las afueras de Konoha, y allí la vio. Estaba no muy lejos de los límites de Konoha. Con calma, comenzó a saltar los edificios y árboles que le separaban de la muchacha. Al parecer, había entrado en un pequeño valle que hasta ahora creía que solo él conocía, y a donde acudía todas las mañanas a entrenar cuando se encontraba libre de misiones. Con gracia saltó al valle y aterrizó a un lado del río, antes de saltar de copa en copa hasta detenerse en una rama.

Muy pocas veces encontraba cosas que lo sorprendieran, y mucho menos cosas que lo asombraran tanto, y ahora era una de aquellas veces. Lo que quedaba del prado que recordaba era ahora un conjunto de enormes cráteres, polvo procedente de rocas pulverizadas y rastros de agua por todas partes.

En medio de aquel desorden se encontraba la kunoichi aparentemente furiosa. En ese momento, Itachi reunió en su mente todas las piezas del puzle sobre la joven, todo aquello que recordaba de la compañera de su hermano, y determinó que lo que había dejado así el terreno no solo era la monstruosa fuerza que había heredado de la Hokage en un cuerpo tan pequeño, no solo eran las habilidosas manos que habían salvado a sus compañeros ANBU de la muerte, o su gran capacidad para manipular el chakra.

Ahí, sola y furiosa, manipulaba al parecer su elemento una gracia y elegancias abrumadoras. Para hacer jutsus de agua se necesitaba tener una fuente de agua cerca del ejecutante del jutsu, sin embargo ahí no había ninguno demasiado cerca como para facilitar sus acciones. Lo que hacía la joven era algo distinto, que apenas había visto antes. Atento, observó cómo la pelirrosa acariciaba el aire con las manos, y cómo con la suavidad de su toque extraía las partículas de agua de la humedad, para luego disparar de golpe las gotas necesarias hacia una roca, con tanta fuerza y letalidad, que su inerte víctima quedaba hecha pequeños pedazos.

El pelinegro saltó a lo que quedaba del llamado prado, y sin parpadear hizo a un lado la cabeza cuando un kunai pasó rozando su rostro. Ignorando el ataque, se dirigió a la chica, que se sorprendió al identificar a su objetivo.

— ¡Lárgate! No quiero a nadie aquí —le gritó, lanzando dos navajas de agua en su dirección. El Uchiha saltó grácilmente para esquivar el siguiente ataque.

Si no fuera por su férreo control sobre sus expresiones faciales, en ese momento miraría sorprendido a esa curiosa kunoichi que había decidido seguir atacándolo.

Al ver que sus ataques no habían funcionado, la pelirrosa golpeó con su talón el suelo bajo sus pies, abriendo una grieta que obligó al joven a saltar a un lado para no quedar atrapado en la fisura. Al levantar los ojos hacia la chica, la vio en el aire abalanzándose sobre él. El anterior ataque había sido para distraerlo, y, al tocar tierra con la agilidad de un gato, se hizo atrás y la tierra retumbó bajo sus pies tirándolo al piso. Ella, aprovechando esa oportunidad, constantes patadas a su oponente. Cansado de esquivar sus ataques, el pelinegro dio una voltereta en el aire para aparecer detrás de ella y agarrar sus brazos, deteniendo los golpes.

—Haruno, no vengo a pelear contigo —dijo con un tono de voz bajo. Estaba empezando a perder la paciencia ante aquel ataque de ira.

Forcejeó un poco más hasta que la pelirrosa se calmó.

Como si saliera de un trance, la joven dejó de resistirse, siendo liberada de los brazos del Uchiha. Se alejó unos pasos de él, y miró con timidez al ninja que tenía delante.

—Uchiha-san, lo siento, fue un ataque automático— los rastros de furia de su rostro desaparecieron para dar paso a un sonrojo avergonzado.

—Significa que tienes buenos reflejos.

Los ojos de Sakura se abrieron, y su boca se abrió ligeramente, seguido de una pequeña risa. El pelinegro enarcó una ceja, curioso ante los rápidos cambios de humor que experimentaba aquella mujer.

—Vaya, creo que me tomaré eso como un halago, algo que no escucharé nunca de mis compañeros, que piensan que no tengo los reflejos suficientes como para ir a misiones con ellos— espetó amargamente.

Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Sakura se inclinó hacia adelante y comenzó a toser con inesperada fuerza. Itachi acudió en su ayuda, acercándose para sostenerla en aquel repentino ataque de tos. No perdió detalle de la sangre que se escurría de entre los dedos de la joven, empapando con algunas gotas la arena bajo sus pies.

En cuanto el ataque remitió, ambos se separaron, y la medic-nin observó los restos de sangre que había expulsado.

Los ojos de Itachi se estrecharon ligeramente cuando coincidieron con los suyos, esperando una explicación. El miedo había cruzado el rostro de la pelirrosa por algunos instantes, creyó ver.

—No es nada malo. En realidad, esto ha pasado desde el ataque que tuvimos de esos ninjas renegados. Seguramente es un efecto secundario del golpe que recibí de uno ellos —intentó calmar su voz antes de proseguir— Tsunade-sama me examinó por ella misma para asegurarse de que no es nada importante.

La respuesta no pareció convencer al joven, pero este decidió que, viendo toda la destrucción que rodeaba a la Haruno, y con la certeza de que esta era un médico y había sido atendida por la Hokage misma, no le daría más vueltas al asunto. Ella sabía cómo cuidarse.

Extrayendo un trapo de sus bolsillos, se limpió la sangre de su mano.

—En verdad, siento el escándalo que causé en la comida, no debí comportarme así en casa ajena.

Al menos tiene buenos modales, pensó Itachi.

— ¿Necesitabas algo Uchiha-san? —preguntó deslizando una sonrisa en su rostro.

Itachi se quedó un rato analizándola hasta que miró en dirección a Konoha.

—Mi madre quería que me asegurase de que llegaras bien a casa.

Sakura se quedó en silencio por un momento, meditando aquellas palabras. Obviamente era Mikoto quien había mandado a su hijo a cuidar de ella, nunca sería una decisión de Itachi, sobre todo porque, haciendo memoria, esta sería la primera vez que estarían manteniendo una conversación, dejando a un lado las veces en las que se saludaban por cortesía.

—Gracias, Uchiha-san, ya que te desviaste mucho para venir hasta aquí y quitarte tu tiempo, mejor nos vamos ya —comenzó a caminar sin esperar a Itachi.

Detrás de ella, los ojos de Itachi brillaron con interés. Era una kunoichi muy curiosa y quería aprender sobre de ella.

Esto iba a ser muy divertido.


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Un agradecimiento especial a KareO por ayudarme a editar el capítulo.

Fecha de subida: 20 / agosto / 2017 Fecha de subida reeditada por beta 12/ mayo/ 2018