Disclaimer: personajes de JK Rowling. No gano nada haciendo esto, más que divertirme y divertirlos.


El misterio de los elfos domésticos

Capítulo 4: Nueva perspectiva

Harry observó atentamente al otro hombre, enfocándose mayormente en la tranquilidad que mantenía pese a estar en un lugar que no sólo le era completamente desconocido, sino que además, parecía irreal. En seguida analizó la complexión atlética del cuerpo y las facciones duras; Benjamín Walters tenía un aura que le resultaba extraña, misteriosa para ser un simple muggle.

Y sin embargo, no parecía ser un peligro inminente.

—Es un placer conocerlo, señor Walters —dijo al final, estirando el brazo para estrechar manos. Benjamín respondió con un apretón firme.

—Lo mismo digo, señor Potter —contestó. Harry se volteó hacia su jefa y la encontró mirando el intercambio de saludos bastante interesada.

—Me dijiste que estaban estancados con la investigación, así que tuve una entrevista con el Primer Ministro y él nos permitió trabajar con Benjamín, buscaremos indicios al estilo muggle —dijo Hermione.

—Parece una muy buena oportunidad, y espero poder aprender algunas cosas desde otro punto de vista. Me gustaría que me acompañara, señor Walters —respondió el auror.

—Por supuesto, señor Potter.

Los dos hombres fueron caminando a la par hasta el Departamento de Seguridad Mágica, en donde, por fin, Harry fue capaz de percibir algo de sorpresa en el rostro de su acompañante.

Blaise rondaba por el lugar con uno de esos contenedores llenos de cerebros flotando en líquido, aparentemente con dirección hacia la sala del elfo más dañado; Elisa y Darius se encontraban en la siguiente sala y Draco repartía unas carpetas a los más novatos, que contenían seguramente otros casos.

Varios memorándum volaban y chocaban entre ellos, y el ambiente parecía un caos. Así que Harry entendía que ahora sí su acompañante se mostrase sorprendido.

Finalmente ingresaron en la oficina de Potter, en donde por unos segundos se quedaron mirando fijamente hasta que Harry decidió comenzar a hablar.

—En primer lugar quisiera saber qué es lo que sabe sobre nuestro caso y nuestro mundo; no es que sea lo más importante en este momento pero me gustaría saber en dónde estamos parados. —Benjamin observó todo el despacho y luego se apoyó contra la puerta con las piernas y los brazos cruzados antes de hablar.

—Voy a ser sincero, señor Potter. No soy una nulidad en el tema de la magia, y es por eso que fui elegido para ayudar en su investigación. Mi hermana es una bruja, así que tengo un conocimiento básico sobre su mundo, conozco un poco de su estilo de vida y algunos de sus lugares, pero es la primera vez que estoy dentro del famoso Ministerio de Magia o me involucro en un trabajo en conjunto.

»En cuanto al caso, sólo conozco lo que la Ministra me ha dicho: una familia y un hombre asesinados sin ninguna pista aparente en dónde lo único en común son unos misteriosos elfos domésticos —admito que no sé qué clase de criaturas son esas— que están prácticamente imposibilitados de todo. Por eso mismo han decidido buscar nuevos horizontes en su investigación y es para ayudarlos a cumplir ese objetivo que me encuentro aquí hoy.

—Correcto. Gracias, señor Walters. Por cierto, puede llamarme Harry si así lo desea —respondió el auror. A cambio recibió una inclinación de cabeza.

—Tú puedes llamarme Benjy, Harry. Así me dicen mis colegas. Ahora, ¿en dónde estamos con el caso? ¿Hay algo que pueda hacer?

—Empezaremos por que conozca al equipo, y después lo llevaré a una de las casas, para que vea el lugar… tal vez usted descubra algo que yo pasé por alto.

—Perfecto.

Salieron de la oficina y Harry se encargó de explicarle a todos los aurores quién era Benjamin y cuál iba a ser su función mientras trabajase con ellos. La mayoría de los allí presentes se mostraron aliviados de saber que tendrían un poco de ayuda extra, a excepción de Draco y Blaise, que también estaba con ellos.

—Bienvenido —dijo Malfoy cuando todos los demás retomaron sus actividades.

—Gracias señor Malfoy —respondió el muggle, Draco estrechó su mano.

—Será de gran ayuda tener varias perspectivas. —Fue el saludo de Blaise, al tiempo que esbozaba una sonrisa torcida—. Además, como Inefable que soy, debo reconocer que ustedes tienen varias formas de sonsacar información del cerebro que pueden ser útiles, algo arcaicas para mi gusto, pero realmente eficientes. Me gustaría que le echaras un vistazo a los elfos domésticos antes que nada.

Y con eso encabezó la marcha hacia la sala acondicionada para la primer criatura.

Benjamin lo siguió de inmediato, considerando que era hora de hacer algo más que solo observar. Además, si podía obtener aunque fuese una pequeña pista, tendría más posibilidades de saber qué buscar en la casa.

—Este elfo —habló Blaise— es el que estaba en la primer escena del crimen. Admitió ser el responsable por las muertes, pero yo no encuentro rastros de magia en él. Tampoco puedo comprobar que efectivamente sea el asesino. —Benjamin miró al pequeño ser, quien le devolvió la mirada a través del vidrio—. Debes saber que intenté ver sus memorias y me fue imposible, ya que tiene un shock emocional demasiado grande, además tampoco sabe explicarme cómo fue que pudo matar a sus ex dueños.

—¿Dueños?

—Ah sí. Verás, los elfos solían pertenecer a las familias de magos y eran utilizados prácticamente como esclavos. Es una magia muy antigua y difícil de explicar pero la Ministra abolió esa práctica en cuanto asumió su cargo.

—Yo también mataría si fuera un esclavo —dijo Benjy, con una mirada dura.

—Los elfos no se consideran esclavos —habló Harry—, te lo digo como alguien que ha crecido en el mismo mundo que tú y ha tenido que acostumbrarse a todo esto. Se trata de magia, ellos tienen diferentes capacidades mágicas, incluso distintas restricciones que nosotros los magos no y viceversa, pero digamos que se sienten felices sirviendo a otras personas. —Benjamin estaba escéptico—. Sí, lo sé, es extraño. Nuestra Ministra piensa como tú, pero deberías haber visto las protestas que hicieron los elfos en las calles, reclamando que se derogue la ley que les dió la libertad. Cuando no obtuvieron respuesta desaparecieron, todos. Actualmente no sabemos dónde están metidos, y estos casos son realmente preocupantes porque no sabemos si es algún mago, o si son ellos demostrando su descontento.

—Confiaré en sus palabras, Harry. Ahora, ¿han intentado con sacarlo de este cuarto? Digo, parece un prisionero. En mi mundo existe la amnesia, y supongo que ustedes también saben de lo que hablo —Recibió varios asentamientos de cabeza a cambio—, y lo que nosotros hacemos en esos casos es tratar de que vuelvan a lugares significativos para que poco a poco los recuerdos regresen. Tal vez él lo necesita.

—Te daré una respuesta visual a tu pregunta —dijo Draco. Seguido a eso entró a la sala y tomó al elfo de la mano. La criatura comenzó a caminar con pasos tambaleantes, pero cuánto más se acercaba a la puerta mayores eran los temblores que lo sacudían.

Malfoy soltó su mano una vez que alcanzaron al resto del grupo, Topsi posó sus grandes ojos azules en Benjamin y después de unos segundos empezó a gritar a todo pulmón:

—¡TOPSI ES UN ASESINO! ¡HA MATADO A SU FAMILIA! ¡TOPSI TIENE QUE ACABAR CON TODO, TIENE QUE DESTRUIR LAS PRUEBAS, TOPSI DEBE DESAPARECER DEL MUNDO! —En seguida corrió hacia la pared y comenzó a darse golpes en la cabeza, mientras que el detective trataba de avanzar hasta él y detenerlo.

—Petrificus Totalus —dijo Draco, apuntando a Topsi con la varita—. Lamento que hayas tenido que pasar un mal rato, pero espero que ahora entiendas el motivo para que esté en esta sala especial —siguió hablando, mientras cargaba al petrificado elfo hasta el interior y lo dejaba en la cama que le habían preparado.

—¿Vas a dejarlo así, como una estatua? —preguntó Benjy, visiblemente afectado.

—Su magia es poderosa y romperá mi hechizo. —Se encogió de hombros Malfoy. Efectivamente, pocos minutos después Topsi estaba de pie, rebotando contra las paredes acolchadas del lugar—. Al menos ahí no puede lastimarse.

—Supongo que tienes razón. ¿Qué hay del otro elfo? ¿Tiene lo mismo que este?

—No. —Fue la respuesta de Blaise—. De hecho está peor.

—¿Ha conseguido lastimarse de verdad? —preguntó Walters.

—Más bien no ha conseguido nada —repuso de nuevo Zabini—. Es un cascarón. Está por aquí, ven.

Caminaron varios metros más, acercándose a las celdas que se habían instalado nada más terminar la guerra en el Ministerio para retener mortífagos y delincuentes antes de sus juicios frente al Wizengamot, y fue al final de uno de los pasillos rodeados de celdas que se encontraba la otra sala especial.

Era un contraste grande, teniendo en cuenta que venían de tonos oscuros y deprimentes para chocarse de frente con un lugar que casi resplandecía de tanta luz y color blanco que había allí.

Frente al elfo estaba la piscina con cerebros flotantes, de la cual salían varios cables que terminan en pinzas, las que a su vez se conectaban a la criatura por sus brazos, piernas y con una especie de corona en la cabeza. Sobre la pared que estaba detrás del recipiente se podía ver una especie de imagen, muy al estilo de un proyector de películas, pero en ella no había nada más que un montón de extrañas figuras indefinidas.

—Esto es… —murmuró Benjamin.

—Horrible. —Completó Harry—. Deberías haberme avisado de esto, Zabini.

—Tú me diste carta libre, Potter. No me vengas a fastidiar ahora —contestó Blaise, ligeramente molesto. A él tampoco le hacía gracia tener que llegar a eso, pero ya no se le ocurría más nada—. Además, fue inútil. Incluso así, tratando de ingresar en su subconsciente de una forma externa apelando a utilizar varios cerebros que cubran las funciones del suyo, no he conseguido nada más que esas imágenes borrosas. Tenemos dos opciones: o lo envíamos a San Mungo y que el hospital decida, o aplicamos eutanasia.

—¿Creen que haya alguna forma de obtener una fotografía de eso? —interrumpió Benjy, señalando la pantalla—. Tal vez si la digitalizo en una computadora sea posible utilizar algunos programas para identificar lo que sea eso y así tener alguna pista nueva.

—¿Ves? No todo fue en vano —dijo Draco—, al final tengo que darle la razón a mi hijo cuando me dice que los inventos muggles sí son eficaces.

—Malfoy viene de una de las familias más antiguas, así que no fue criado en la tolerancia precisamente —dijo Harry, viendo la expresión de incomprensión del policía. Él levantó las cejas al escucharlo.

—Ya veo —dijo—. Sí, creo que podríamos sacar algo aquí. Ahora quisiera poder ir hasta las escenas, tal vez pueda notar cualquier cosa que les haya pasado desapercibida. Además, ¿notaron que Topsi dijo que debía destruir las pruebas? ¿Cuáles pruebas? ¿Ya había hablado antes?

—Tengo que admitir que no, esta es la primera vez que dice algo llamativo además del, ya clásico, «yo maté a mi familia» que ha venido repitiendo todos estos días —respondió Draco, frunciendo el ceño—. No había notado eso de las pruebas, pero ahora que lo mencionas es muy extraño. Nosotros no encontramos nada.

—A lo mejor buscaron los indicios equivocados —repuso Benjamin—. ¿Quién me lleva?

—Todos iremos —dijo Harry—, usaremos los polvo flu, ya que la chimenea se mantiene conectada únicamente a mi oficina, por si acaso. Además no podríamos aparecernos contigo porque no tienes una varita. Pero antes déjame contactar a un viejo conocido, él podrá ayudarnos con el tema de la fotografía.

Volvieron al despacho del jefe y esperaron que él terminase de escribir una carta que ató a la pata de una lechuza cuando la tuvo lista.

—Busca a Dennis Creevey. —Con esas últimas palabras abrió la ventana y el animal salió volando.

—Creí que no tenías contacto con ese chico después de lo que pasó en la batalla de Hogwarts —dijo Draco, Harry hizo una mueca.

—Sí… pero de vez en cuando nos ayuda con las fotos oficiales del Ministerio —respondió el otro hombre.

Harry caminó hasta quedar frente a su chimenea y les hizo un gesto con la mano a los demás para que se acercaran. Una vez que estaban todos juntos le señalo el tazón con los polvos verdes a Benjamin y pasó a explicarle:

—Lo que tienes que hacer es tomar un puñado de esos, meterte dentro de la chimenea y decir claramente el lugar al que quieres y después sueltas los flu, mira Draco te mostrará. Malfoy, adelante.

El rubio tomo los polvos y se metió dentro del reducido espacio, una vez allí dijo:

—Britannia, Puckeridge 118. —Y arrojando lo que tenía en las manos desapareció en medio de las llamas.

—Eso es lo que tienes que hacer —dijo Blaise, que fue el segundo en irse. Harry se habría reído de la cara impresionada que tenía el otro hombre que estaba con él si no fuera porque sería descortés. Y también sabía lo que sentía.

—Yo estaba igual de estupefacto la primera vez que tuve que viajar así, pero es lo más seguro para ti. Y recuerda mantener tus codos pegados al torso, o de lo contrario vas a llevarte unos buenos golpes —dijo, Walters asintió con la cabeza—. Bien, vamos.

En cuanto ambos terminaron de trasladarse a la casa de la familia, Benjamin fue escoltado hacia el lugar en donde se encontraron los cuerpos. Todo estaba tal como lo habían dejado, conservado gracias a varios encantamientos.

El detective caminó por la sala, ojeó las estanterías de libros y subió hasta la siguiente planta. En todo momento evitó tocar las cosas y no hizo ninguna pregunta, primero fue a la habitación de los niños, de donde tomó un par de lápices de escribir, que guardó en uno de sus bolsillos; seguidamente recorrió el cuarto de los adultos.

Allí se detuvo por más tiempo, revisó las mesas de luz y los placares, pero no vio nada raro. Más allá de la falta de aparatos electrónicos, no parecía haber nada fuera de lugar.

Después bajó hasta la cocina, a la que examinó minuciosamente. Rebuscó en cada cajón de encimera, en cada alacena e incluso en el refrigerador. Miró por las ventanas y buscó cualquier señal de que alguien pudiera haber entrado por allí, pero ninguna cerradura estaba forzada.

Chasqueó la lengua, frustrado.

Volvió hacia el comedor y dijo:

—¿Alguno podría conseguirme un recipiente de vidrio, una brocha o pincel y un cuchillo?

Con unos movimientos de varita, Harry le entregó lo pedido y Benjamín se puso manos a la obra. Sacó uno de los lápices que había tomado del cuarto infantil y con el cuchillo separó toda la madera del grafito, al que puso dentro del frasco y procuró aplastar con el lado por el que se sujeta el instrumento cortante. Cuando tuvo todo el mineral molido fue nuevamente hasta la planta alta y recorrió cada ventana y puerta, aplicando en los picaportes y seguros un poco del polvillo con ayuda de la brocha.

—Maldición, olvidé pedir cinta adhesiva —masculló al percatarse del hecho. Sin embargo algo lo sobresaltó al rozar su hombro.

—Toma. No estoy segura de qué pretendes encontrar exactamente porque no tenemos un sistema de huellas dactilares, pero espero que te sea de ayuda —dijo Hermione, que había ido para ver si necesitaban más refuerzos—. Harry me dijo dónde encontrarte.

—Gracias, Ministra. Supongo que usted sí tiene identificación, ¿no? —Ella asintió—. Pues espero que el asesino, en caso de ser mago, también esté relacionado con mi mundo y, por ende, tenga una de esas. De otra forma vamos a estar estancados con esto. Deberían implementar un registro como ese, sería más sencillo para ustedes cuando deban buscar un delincuente en el sistema —dijo.

—Tenemos un registro —le responde ella—, pero no es de huellas dactilares. Te explico: normalmente no hay dos varitas iguales, son únicas, así que esa es una forma de identificarnos. En caso de que hayan varitas gemelas, entonces podremos diferenciar la huella mágica de los hechizos que salgan de cada instrumento, ya que cada persona tiene un núcleo mágico interno que lo hace distinto al resto. Es como las huellas, pero más inherente a la naturaleza de nuestro mundo. Aunque no niego que tengas razón con tu punto de vista, lo voy a tener en cuenta para cuando todo este caso se acabe.

Benjamin la escuchaba mientras iba recolectando huellas con ayuda de la cinta, la cual cortaba en varios trozos con el cuchillo. Cuando consideró que era suficiente por esa planta decidió ir hasta abajo y repetir el procedimiento. Se enfocó más que nada en cada puerta y ventana, porque allí era por donde se podría haber metido cualquier cosa a la casa, pero tuvo también especial cuidado revisando la chimenea, en donde encontró los primeros indicios claros de algo.

En el borde inferior del gran agujero encontró una huella de un dedo casi entero, más pequeño que el de un adulto y mucho más fino de lo normal. Lo malo es que no era humano, definitivamente. Lo bueno es que podrían cotejarla con los dos pequeños elfos y ver si pertenecía a alguno de ellos, suponiendo que esas cosas tuviesen distintos dactilogramas.

—Tengo algo interesante aquí —dijo, llamando la atención de los demás. Los cuatro se acercaron inmediatamente.

—No es de un adulto —dijo Harry.

—Olvida eso, ¿qué demonios es? —soltó Blaise, algo impresionado.

—Es muy fino, y está casi entero. Pero definitivamente es un dedo —habló Draco.

—Es una huella dactilar, Zabini. Como la mágica, pero esto se usa con las manos y se trata de una especie de dibujo hecho con las líneas y círculos de tus dedos —le explicó Hermione al Inefable—. Y odio decir esto, pero parece de un elfo.

—Espero poder compararla con los que están en el Ministerio —dijo Benjamin—. Aunque no estoy seguro de que funcione, pero si podemos ubicar a uno de ellos aquí con esto, supongo que tendremos suficiente para, al menos en el primer caso, encontrar un culpable. Lo que desestimará la hipótesis de que sea algo en masa o en serie, y habrá que rever todo como acontecimientos individuales.

—Topsi estaba en custodia cuando ocurrió el segundo asesinato, así que supongo que tienes razón —opinó Harry, aunque tenía el ceño fruncido—. Sin embargo hay demasiadas coincidencias entre las escenas, así que los elfos pueden estar siendo coaccionados por alguien más. Supongo que no vas a tener problemas para identificar a Topsi, porque las huellas son únicas, ¿no?

—En personas como nosotros, pero respecto a ellos… la verdad es que es campo muerto —respondió Benjy— lo que haré será tomar la de ambos una vez que volvamos y después pediré ayuda en un laboratorio de Scotland Yard. Voy a afuera, tal vez pueda encontrar algo más.

A paso seguro avanzó hasta la puerta y salió al exterior, se entretuvo un poco observando la cerradura, pero tampoco de ese lado había rastros de manipulación forzada. En la entrada había un tapete y Benjamin lo levantó para ver si los magos eran igual que los muggles, o sea, de dejar las llaves de copia escondidas en el lugar más obvio del planeta. Pero no.

Al menos no descuidaban su seguridad.

—¿Qué haces? —le preguntó Draco, quien lo había seguido por si precisaba ayuda.

—Veía si ustedes también eran como nosotros, los muggles.

—¿Levantando un tapete del piso? —Benjamin rió.

—Dios, no. Me refiero a que buscaba las llaves de copia. —La mirada de su interlocutor le dijo que, de hecho, no se estaban entendiendo, suspiró—. Esos instrumentos de metal, pequeños y con la forma de la cerradura que se usan para abrir las puertas. ¿O es que las tiran abajo? —Ahora fue el rubio quien dejó escapar una carcajada.

—Nosotros nos aparecemos directamente en nuestras casas, o como tú mismo has podido comprobar, usamos la chimenea.

—Y ahí se va mi teoría sobre que os tomáis en serio la seguridad…

—Claro que nos preocupamos por eso, tenemos muchas medidas de protección.

—¿Sin algo básico como una llave? Me resulta difícil de creer, porque deberían evitar a los intrusos de alguna manera. Así puede venir cualquier persona y entrar a la casa.

—Somos magos, Walters. Nuestra forma de defendernos es muy diferente; utilizamos hechizos protectores para que los intrusos no entren, repelentes de maldiciones y embrujos, escudos, encantamientos para ocultarnos, hechizos anti-aparición y anti-muggles, hechizos para cerrar las cosas o para evitar ser escuchados. No necesitamos una llave porque, generalmente, quienes atacan a magos también lo son. Y una llave no es un gran contrincante, la verdad.

—Así como lo dices… tal vez tengas razón. Pero si tienen tanta protección, ¿cómo es que yo pude entrar sin problemas?

—La familia está muerta, cuando eso pasa la magia que sostiene los hechizos protectores se acaba y dejan de tener efecto.

—¿No pueden saber si alguien los atacó hasta desarmar las defensas?

—Podemos buscar rastros de ataque externo, como vestigios de magia oscura o distinta a los residuos mágicos de las varitas de los adultos, pero no se ha encontrado nada de eso. Quien los haya matado era, como mínimo, un conocido.

—Entiendo, gracias por la explicación.

—No hay de qué. Para tener familia en nuestro mundo, la verdad es que no pareces saber demasiado.

—No… hemos mantenido vidas separadas, ya que ha sido complicado para mí involucrarme con mi muchas cosas diferentes y me siento descolocado, pero ella está mucho más adaptada que yo a estar entre los dos mundos. —De repente, Benjy frunció el ceño—. ¿Cómo es que sabes eso? Sólo se lo comenté a tu jefe.

—Es que soy un hombre curioso, y mientras tú estabas investigando arriba y el resto esperábamos abajo atrapando moscas… —La expresión de Draco era bastante elocuente, si iba a trabajar con el equipo, tendrían que conocer algo de él—. Harry nos contó lo que sabe de ti, el resto lo agregó Granger.

—Ministra Granger, querrás decir —corrigió el detective—. Es tu jefa, digo, incluso por encima de Potter.

—Cierto, cierto. Llevo tantos años compartiendo mi vida con ellos y con Blaise, que realmente olvido un poco el tema de las jerarquías… Además, todo se vuelve más entreverado cuando compartes con ellos un domingo cada dos semanas. —Benjamin lo miró, parecía estar perdido con la explicación—. Nuestros hijos tienen la misma edad, van al mismo colegio… Scorpius y Albus son muy buenos amigos. —Draco se encogió de hombros—. Mi hijo es Scorp, para que sepas.

—Esos nombres son muy extraños, sin ofender. —Draco dejó escapar una risa.

Ambos hablaban a la par que rodeaban la casa en busca de cualquier cosa anómala que pudiesen ver, así que a pesar del aire distendido que los envolvía estaban atentos. Fue por eso que Draco notó algo distinto en la parte trasera del patio, en la cerca.

—Benjamin, ven conmigo pero mantente a mi espalda —dijo. Empezó a caminar con lentitud hasta el lugar, ya con la varita en la mano por si debía defenderse.

Era arriesgado acercarse solo y llevar como único refuerzo a un detective muggle, pero enviarlo por alguien podría exponerlo aún más al peligro porque no podría defenderse de un mago y así, al menos, estarían cubiertos. Además Harry escucharía una batalla y no los iba a dejar solos.

Allí entre los arbustos había un hueco, de esos que se hacen para espiar algo. Era pequeño y nuevo, porque Draco no recordaba haberlo visto antes, lo que significaba que alguien volvía hasta la escena del crimen. Esos no eran los elfos. O al menos, no los que tenían en custodia.

—Homenum Revelio —susurró con la varita, una especie de brisa envolvió el lugar y una pequeña alteración del espacio se formó al costado del agujero. Sin embargo se desapareció antes de que Draco pudiera atraparlo—. ¡Maldición! Ve por Potter, había alguien acá.

El detective salió corriendo hacia la casa, y apenas un minuto después estaba de regreso con Harry, Blaise y Hermione. Malfoy observaba las hojas y el espacio, en busca de una señal que le dijera si el intruso se trataba de una persona o una criatura, mientras que Benjy les explicaba lo que había pasado a los demás.

—Él notó algo diferente y dijo que me quedara a su espalda, y entonces después hizo un hechizo y una brisa nos envolvió, después todo pasó demasiado rápido y cuando me di cuenta, Draco me mandó a buscarlos —dijo.

—¿Qué encontraste, Draco? —Malfoy se revolvió el pelo.

—Este hueco no estaba aquí los otros días, así que no sólo es nuevo sino que también significa que, sea quien sea, está regresando a las escenas del crimen. La pregunta ahora es qué busca. El hechizo revelador… lo tenía justo a mi lado y se fue; asumo la responsabilidad de mi fallo. Estaba usando un hechizo desilusionador o algo así, si era una persona tenía que estar encorvada, porque la alteración no era muy grande, la otra opción es que se tratase de algún elfo.

—¿Un elfo? —preguntó Hermione—. ¿Estás seguro?

—O un duende. No muy grande, pero con forma humanoide.

—De cualquier manera no fue tu culpa que haya escapado —respondió Harry—. No lo viste, y cuando te diste cuenta era demasiado tarde sí, pero no eras el único auror en la casa.

—Hay huellas por este lado —habló Blaise, que había cruzado la cerca y se encontraba en la casa de al lado—. Son pequeñas, así que descarta a cualquier mago, a menos de que estemos tratando con un mestizo de duende con mago.

—Haré que refuercen la seguridad en ambas casas. En cuanto tenga noticias de Dennis podremos volver y tomar fotografías, ahora lo mejor será regresar al Ministerio —dijo Harry. El resto asintió a sus palabras.


Habían transcurrido diez días desde que el primer asesinato fuera descubierto y se iniciara una investigación profunda pero vertiginosa acerca de cada detalle de ese caso. Y no sólo de ese, sino también del que ocurrió poco después.

Gracias a la ayuda de Benjamin habían podido examinar otras pistas, de una forma que ellos como aurores ni siquiera tuvieron en mente en ningún momento. De hecho, por ese mismo motivo, pudieron descubrir que las huellas dactilares de los elfos eran idénticas, así que no podrían avanzar en ese punto.

Topsi seguía insistiendo en destruir unas pruebas de las que nadie sabía nada con una firmeza increíble y tanto Benjamin como Blaise trataban de que les dijera algo más, cualquier cosa que pudiese servir para abrir una línea de investigación a seguir.

Harry creía que tener tantas cosas a las que prestarle atención no servía de mucho, el equipo estaba completamente dividido, el escuadrón en general se encontraba hecho un caos porque las tareas se delegan a los más novatos y varias veces el Consejo de Seguridad Mágica presentaba quejas a Hermione sobre la cantidad de aurores que estaban enfocados en un solo caso. Además, así no podían saber qué era importante y qué no.

La desesperación les jugaba en contra y los distraía.

En base a tal situación y por orden directa de la Ministra se había formado un equipo especial que se encargaría de trabajar únicamente en cualquier escena o delito en el que apareciese la marca de Grindelwald; en él se encontraban Draco Malfoy, Elisa Sammuels, Agnes Jefferson, Darius Randall, el detective Benjamin Walters, el inefable Blaise Zabini y el mismísimo Harry Potter, con la colaboración eventual de Dennis Creevey y Scotland Yard. Debido a que no lo conformaba personal de un solo departamento ni mundo, la jurisdicción y los informes eran entregados directamente a Hermione, que a su vez los compartía con el Primer Ministro muggle.

Sin embargo los avances se reducían a cero, y eso generaba un nivel de insatisfacción general en todos los empleados del Ministerio, quienes comenzaban a murmurar por los pasillos sobre la poca capacidad que los aurores y la Ministra demostraban para resolver un caso en el que, según los rumores, ya había una confesión.

La cual era ignorada por todos.

Muchos comentaban en las sombras que en el fondo aquello se debía a la parcialidad de Hermione para no querer aceptar que un elfo sea el culpable; por lo que haciendo uso de su influencia como máxima autoridad y amiga personal del «Niño que vivió» ha llevado adelante una investigación que no tiene ni pies ni cabeza, invirtiendo fondos que bien podrían utilizarse en temas más importantes y ocupando los mejores aurores cuando no eran necesarios.

—No es objetiva…

—Está obsesionada con los elfos.

—Dicen que era así desde el colegio.

—Se está extralimitando.

—Si confesó deberían encerrarlo en Azkaban y en cambio parece que lo tienen alojado en una habitación de El Caldero Chorreante…

Hermione bufó cuando, por enésima vez en esa mañana, las voces se callaban abruptamente al verla. Como si ya no los hubiera escuchado antes, fuera incapaz de notar las miradas de soslayo y le importara en algo lo que un montón de empleados con más prejuicios que cerebro pudiesen pensar de ella.

Incluso le llegaba a parecer gracioso que se mostrasen indignados por la contratación de un muggle para ayudar. Algo que los había ayudado bastante, considerando lo que tenían antes de que Benjamin llegara, así que ella como Ministra realmente no llegaba a entenderlos.

Sin embargo era consciente de que debía mantenerlos vigilados; lo último que necesitaba era una revuelta interna.

Por otro lado, la presión de la prensa era bastante grande. El que todos los elfos domésticos hubiesen desaparecido los ponía sobre aviso, y muchos periodistas eran sumamente conscientes del descontento que había en el mundo mágico respecto a la asunción de Hermione como Ministra.

El agradecimiento por ayudar a vencer a Voldemort de forma directa ya estaba acabado y muchos volvían a ser los mismos idiotas de siempre.

Ella por su parte decidió olvidar las palabras y ponerse a trabajar, así que recorriendo los últimos metros antes de llegar a su oficina procuró hacer oídos sordos a todo.

Le esperaba un día verdaderamente largo por delante.


Rita Skeeter podría estar un poco más avejentada que antes, pero todavía le quedaban algunas cosas intactas. La primera, su olfato para obtener noticias jugosas; la segunda, su hermosa vuela pluma y la tercera, su eterno rencor a Hermione Granger.

Así que le resultó imposible ignorar las palabras de muchos de los empleados del Ministerio acerca de unos supuestos asesinatos en serie cometidos por unos elfos que, arbitrariamente, esa mujer estaba protegiendo.

Y aunque ahora tuviese que esperar unos momentos porque debía registrarse como animaga, ya se encargaría al salir de investigar sobre el asunto y hundir a esa mocosa que tanto la fastidió en su momento.

La satisfacción de tenerla en sus manos y que no pudiese hacerle nada iba a ser realmente grande.

—Buenas tardes —le dijo a la recepcionista del Departamento Contra el Uso Indebido de Magia—, vengo a registrarme como animaga.

—Debe llenar estas formas y depositarlas en el fichero de allá. —La mujer le entregó unos papeles y después le señaló un recipiente a su espalda—. Se pondrán en contacto con usted en unos días, mientras lo que no puede convertirse en animal, para hacerle las pruebas correspondientes. En cuanto firme su declaración se activará un detector que nos permitirá saber si irrumpe las normas o no, ¿le queda claro?

—Sí, sí. Por supuesto. —A lo mejor también podría aprovechar para escribir sobre la mala leche de algunas empleadas.

En cuanto terminó de completar los papeles y todo estuvo correcto, salió de esa sección con rumbo al vestíbulo principal, en donde esperaba encontrar información suficiente para empezar a escribir un buen artículo.

Efectivamente pudo dar con un par de personas más que dispuestas a contarle todo acerca de las nuevas medidas de la flamante mujer al mando. Y ella lo aprovechó todo muy bien.

—¿Entonces estaría dispuesta a comentarme lo que sabe? —le preguntó a una mujer que estaba encantada de hablar.

—Con la única condición de mantener mi identidad oculta.

—Le aseguro que la protegeré, ya que los buenos periodistas nunca dicen sus fuentes. Si fuera tan amable de acompañarme a una cafetería cercana, por favor.

Ambas se desaparecieron en conjunto hasta un local que ofrecía no sólo buenas bebidas, sino también un excelente ámbito de privacidad. Era el lugar al que Rita solía llevar personas que querían hablar de algo, pero sin ponerse en riesgo.

La cafetería en cuestión se ubicaba en la nueva y remodelada parte mágica de Londres, con cabinas de lugares reservados que representaban perfectos escenarios para hablar de cosas exclusivas, y además un excelente servicio que no sólo ofrecía las bebidas clásicas de los magos, sino que también había incorporado algunas cosas muggles.

Skeeter había comprado para su uso personal uno de esos reservados en cuanto conoció el local, al poco tiempo de abrir. Desde ese momento era su preferido para casos como ese.

Sentándose frente a la mujer rebuscó entre su bolso para sacar un bloc de notas y la pluma para anotar, a los que dejó encima de la mesa. Pero como mujer de experiencia sabía que lo mejor sería romper el hielo y hacer que su acompañante se sintiese cómoda, o de lo contrario no le aportaría nada verdaderamente jugoso.

—¿Qué le parece si comenzamos pidiendo algo para tomar? —No esperó una respuesta, hizo sonar una campanita mientras sonreía mostrando todos sus dientes. Segundos después un camarero se apareció a su lado—. Quisiera pedir un Blended Beverage Lemonade, con una capa de nata bañada en brandy, por favor. ¿Lo mismo para ti, querida? —La mujer asintió—. Perfecto, que sean dos, entonces.

El camarero desapareció y volvió unos momentos después con el pedido en una bandeja. En cuanto ambas estuvieron servidas y tomaron un poco de sus bebidas, Rita consideró prudente comenzar a hablar.

—Entonces, me ha parecido que hay mucha gente disconforme con Hermione Granger dentro del Ministerio…

—Oh sí —respondió la mujer—, y no sólo dentro de las instalaciones. Fuera también hay gente molesta, basta con que mire la manera en la que muchas familias expresan su disgusto por la liberación de los elfos. ¿Y qué me dice de las propias criaturas? Personalmente nunca en todos mis años llegué a ver algo como eso; y soy de la misma época que la directora de Hogwarts.

—¿Te refieres a la manifestación en las calles? ¿Acaso eso fue ignorado por la Ministra?

—Esa misma. Por no hablar de algunos de los cambios tan repentinos.

—¿Cuáles cambios? Si es que sabes, por supuesto. —La mujer esbozó una sonrisa en la que mostraba todos los dientes y cada arruga de su frente se marcaba. Rita dio un sorbo a su frappuccino y se dispuso a escuchar.

—Verá…


¿NEGLIGENCIA EN EL MINISTERIO?

Artículo escrito por Rita Skeeter, en exclusiva para El Profeta.

Ayer tuve la oportunidad de hablar con una funcionaria del Ministerio, que ha pedido que reserve su identidad, y fue así como pude comprobar de primera mano que la gran mayoría de empleados están furiosos con la forma tan arbitraria en la que Hermione Granger toma decisiones.

Según me comentaron, la flamante mujer más poderosa de nuestro mundo actualmente ha decidido llevar adelante no sólo la polémica liberación de los elfos, sino también la incorporación de un muggle al Departamento de Aurores. Y entonces me pregunto, ¿en dónde queda el Estatuto del Secreto, y por qué lo violamos tan abiertamente? ¿Puede la señora Granger-Weasley obviar las normas por ser la jerarca? ¿O acaso es que utiliza su influencia como heroína de guerra y amiga personal de Harry Potter para hacer sólo lo que ella desea?

¡Aunque estoy segura de que eso no les preocupa tanto cómo desentrañar el motivo por el que tendríamos a un detective de la policía (son como nuestras fuerzas de seguridad) trabajando en nuestros cuarteles!

Les explicaré: al parecer hubo una serie de asesinatos en casas de magos.

No se sorprendan si es la primera vez que leen sobre esto, ya que tengo entendido que nuestra Ministra movió sus influencias para mantener el secreto; y casi les podría asegurar que va a escudarse en no generar alarma pública.

Entonces, ¿las muertes son suficientes para asustarnos tanto? Tal vez no. Tal vez…

Hay algo verdaderamente preocupante que nos debería ocupar.

¡Pero esperen! ¡Hay más!

Sí, como lo ven. La realidad es que una marca que se encargó de ser sinónimo de miedo durante muchos años y produjo infinito dolor a lo largo de Europa ha vuelto a aparecer en estos casos.

No, no hablo de la Marca Tenebrosa.

Me refiero a esa que representó a Grindelwald.

¡Pero lleva muchos años muerto! Claro, eso es cierto. Por ese motivo debemos suponer que es una persona imitándolo, y eso nos hace volver a estar en peligro. Así que sean cuidadosos.

Todo esto sin mencionar a los elfos domésticos que, al parecer, están en custodia. Aunque no he podido obtener detalles sobre ese tema.

Me esforzaré por traerles más noticias, mientras tanto estén al pendiente.

Hermione bajó el periódico y cruzó su mirada con los miembros del Wizengamot que estaban allí, todos con sus túnicas puestas aunque aquello fuese una «reunión extraoficial». Lo cierto es que todos estaban francamente enojados con que la noticia estuviera ahora presente en toda la población.

Ella misma sabía que más de una persona había ido al Ministerio a quejarse, y ahora tenía delante de sus narices una población asustada y enojada, y unos magos y brujas con demasiado poder de influencia que la querían fuera de todo.

Claro que conocía la intención del tribunal.

De hecho era tan evidente que le sorprendía que no brillase.

Pero no iba a quedarse de brazos cruzados.

—Haré que la destituyan. Especialmente hablé con alguien de ese diario y pedí discreción. Skeeter no puede ignorarme tan abiertamente.

—No puede hacer eso, Ministra. O mejor dicho, no debería.

Por un momento, Hermione quedó descolocada. Algo le decía que esas personas no estaban de su lado.

—Es hora de que decida si prefiere pelear con la prensa, afrontar el problema o ser clara con la población —le dijo uno de los hombres, con mirada severa—. De lo contrario deberemos tomar medidas.


Unas notas antes que nada:

1- Britannia, Puckeridge 118 es una dirección real según Google Maps. Nunca he estado en el Reino Unido, así que confío en esta herramienta. Cualquier error, me disculpo.

2- Dactilograma es el dibujo formado por las crestas papilares de las yemas de los dedos de una mano. O esta es la versión resumida de Wikipedia.

3- Blended Beverage Lemonade es un sabor de Frappuccino. Consiste en limonada fresca con cáscara de limón real, mezclada con hielo. Lo de la nata y el brandy me lo inventé para que pareciera más "mágico". Y no sé mucho de cocina, así que a lo mejor esos sabores no pegan xD.

4- Homenum Revelio normalmente se usa y funciona sólo con la presencia de humanos (ergo, personas comunes) pero me tomé un par de licencias al respecto porque creo que podría ser de utilidad para descubrir otras criaturas similares a un mago. Estuve buscando y en realidad no encontré un sólo hechizo capaz de detectar la presencia de elfos, duendes o gnomos.

5- Como no estoy segura de dónde es que se registran los animagos, decidí unilateralmente que fuese en el Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia. Ya que a mi parecer, si no estás registrado estás haciendo un uso indebido xD.

Me disculpé con Miss Lefroy Fraser cuando me escribió, y le expliqué que perdí los documentos cuando se me rompió mi computadora. Actualmente tengo una prestada, que debo devolver en marzo. Desafortunadamente, no recuperé mis archivos y estoy básicamente empezando de nuevo con mis cosas, y algunas llevaban como 20.000 palabras escritas.

Es horrible, pero he aprendido y estoy respaldando mi vida entera. Por si las moscas. Volveré con el quinto capítulo cuando lo tenga, pero por ahora les dejo el número 4. Espero de verdad que lo hayan disfrutado.

Cualquier dedazo espero sepan entenderlo. Me caigo del sueño.

Y a quien este fic está dedicado, espero tenerte buenas novedades pronto :).

Saludos, Ceci.