Los juegos del hambre no me pertenecen.


Prólogo


Tiana Venom : - 24 años, vigilante en jefe de los juegos del hambre.

"No soy una asesina, no soy una asesina."

Me lo repetí al menos cien veces por minuto mientras paseaba, frenética, a la espera de que Clark llegara. "No soy una asesina", "valía la pena" ¿A quién pretendo engañar? Claro que lo soy.

Sin embargo, el arrepentimiento se esfumó nada más verlo.

Clark Mas'ud, treinta y cuatro años, hijo de un actor de cada vez más famoso y diseñador de arenas desde el año en que el Capitolio se cansó de ver espacios pequeños y conocidos, donde hijos de rebeldes se mataban en castigo por la rebelión de los grandes. Ahora les va la acción, lucha y espectáculo, quieren conocer a la gente y así juzgar quién se merece la corona y, ¿por qué no? De quién sacar tajada después.

Manejándolo a su guisa para que los distritos lo odien más.

Al fin y al cabo, esa es la verdadera esencia de los juegos del hambre, no espectáculo, menos venganza ahora ya innecesaria, sino simplemente utilidad y modos cada vez más ingeniosos de que los distritos no confíen los unos en los otros.

Y así no vuelvan a rebelarse nunca jamás.

–No soy una asesina, la vigilante era vieja y no sabía pensar. Yo sí. Fue un accidente –Mi voz fue apenas un susurro que hizo que me mirara con su típica sonrisa burlona. Justo cuando su perro, un pastor alemán, empezó a aullar, colérico. Malditos sentidos agudizados, ¿quién me mandaría cegarlo?

¿Quién me mandaría atacarla en su presencia?

Los celos, el amor, la determinación y las ideas de mi padre, encargado de la gestión del sistema de defensa del Capitolio, para el que aprovechamos los talentos cada vez más notables del vencedor de los terceros juegos del hambre.

El hecho de que cuando deseas algo con fervor no importa el precio que tengas que pagar para conseguirlo.

Y yo lo deseo a él.

–Sí, eres una asesina, pero no por eso me disgustas, Tiana. Eres la única que aceptó mi oferta. –Me estremecí al escuchar su voz en mi oído, suave, cautivadora, inolvidable. El perro parecía haberse calmado, todos se habían calmado, salvo yo.

La cual parecía enfurecerse por momentos.

–Bueno, era jugar o la cárcel. Y no creo que pueda conseguirte desde allí. –El reía con ganas.

–¿De verdad crees que lograrás convencerme? Te recuerdo que en los juegos hay demasiados elementos impredecibles, si haces vencer a alguien como Limb podrían matarte, lo mismo si tus juegos son… –Se demoró un poco avanzado por el túnel como si fuera real. –Aburridos.

No, era real, una arena es un lugar que existe y podemos moldear a nuestra guisa, un terreno cambiante gracias a la magia de la preparación y nuestra tecnología. Para eso sirven ahora la energía del cinco y tecnología del tres, razón de que esos vigilados distritos ya no estén tan bien valorados en Panem. Si un habitante es obligado puede ser un símbolo, ahora un alcalde que accede a cambio de favores o ventajas, es diferente. Lo ven peor.

Y, a la vez, no pueden hacerle nada porque rebelarse incumbe muerte, tortura, o incluso, alejamiento de su distrito para conversión en avox.

Su sonrisa era socarrona en el momento que traspasamos el túnel, justo cuando asentí, estudiando cada rincón de su última pieza de arte. Lo había diseñado a pesar de su ceguera, gracias a la tecnología en desarrollo de la capital. El método braille, todavía no podemos curarle la vista pero sí facilitarle la tarea mientras aprendemos a diseñar córneas, como aprendimos a re-diseñar piernas y brazos artificiales.

Era un desafío, un reto, una forma de demostrarme que, aun sin su vista, atraparlo no me sería nada sencillo.

–Miralo, ¿no te parece hermoso? Digno de la previa a un vasallaje, ¿no crees?

El último espectáculo antes de que los ánimos de venganza se avivaran, hacía tiempo que ya no jugábamos con las cosechas o destruíamos a los vencedores sin razón. Tiempo que advertimos lo perjudicial que era, símbolos, mártires, locos asaltadores sin nada que perder, todo eso no hacía más que perjudicar el orden. Avivar a los distritos y, seamos sinceros, todavía dudo de que estemos preparados para frenar una segunda rebelión de los distritos.

Todavía basta con una chispa para que se desate todo.

Por eso los juegos nunca deben cancelarse, solo progresar, dar oportunidad, motivos para luchar, prosperar aunque sea a costa de seguir nuestras normas. No es que importe mucho, cada sistema es un caos sin un gobernante y, uno que no sepa hacerse recordar y respetar, roza la guillotina al menor tropiezo.

.

Y, ahora con este trabajo, yo también la rozo.

–Maila, ¿cómo va el acondicionamiento? ¿Crees que estará listo para los juegos? –Pregunto a una de mis ayudantes, ella toquetea cosas en la micro-fibra aquí y allá, hace cálculos y muestra la arena, sobre la cual no puedo evitar darle la razón a Clark.

Es impresionante.

–Afirmativo, señora Venom. Por cierto, el entrevistador desea saber el enfoque que ansias adoptar en esta previa al vasallaje.

–El que marquen los tributos, si es alguien digno tendrá apoyo, sino vale la pena lo dejaremos estar, y si es un dolor en el culo pues… –Me demoro un tiempo avanzando y retrocediendo el zoom aburrida, este terreno está solo sin juguetes, tributos elegidos o voluntarios, los cuales tienen interés a darnos un buen juego este año. –Tiene mi permiso para plantarle cara, sin recurrir a la violencia obvio.

Guiño un ojo, pretendiendo ser carismática, divertirme un poco con lo que organicé, aunque no sé si seré capaz.

Y es que cuando vi el lugar me estremecí al pensar que iba a tener que llenarlo de sangre. Pero era demasiado tarde, había hecho una promesa y tenía que cumplirla. Hacer unos juegos memorables para encandilarle o… Ni me atrevía a pensar en la otra posibilidad, mi corazón se estrujaba pero no me podía permitir ningún error, no dado lo que significaba perder.


.

.

No tengo justificación para esta locura, me apetece experimentar. Limb es, en este verse, la única vencedora viva del distrito siete y una rebelde en decadencia, por lo que será una de las mentoras dispuestas para los tributos, otros serán la vencedora de los décimo séptimos juegos del distrito uno y quizás el de los terceros juegos del hambre que pertenece al distrito tres. Los demás los iré diseñando según la marcha. Esto lo hago para tener un mínimo de control, así que si me mandáis un familiar de vencedor su padre/madre/hermano/etc no será su mentor, ya que supondría un personaje más a manejar, además del tributo.


Factores para la supervivencia:

Hilo argumental, los giros que me puede dar el personaje y la evolución que podría tener. Su determinación y, o, habilidades, haciendo hincapié en que no por ser no profesional significa que no tenga oportunidad, recordad que incluso en la trilogía de los juegos cada distrito tenía al menos un vencedor y vencedora. Así que todos tienen una oportunidad sobre 24, si lo exige la historia hasta puedo cambiar el canon dado. Su carácter, popularidad, y participación en el juego, (es decir si sigue las reglas o no, participa en el baño de sangre/banquete, etc.) y, en menor medida, los comentarios, respeto, y seguimiento del autor. Consiento críticas constructivas pero a quién no le guste la historia para nada sabe donde está la cruz de cerrar página, sin por ello tener que ridiculizarla. Tampoco me interesa que los comentarios sean un debate/discusión entre los participantes de la historia, así que pido que se comente la historia y los tributos dentro del respeto que se merecen.

En esta parte hago hincapié en que si bien dije que los comentarios no son tan relevantes como otros factores de la historia, no llevaré a fases importantes de la historia (banquete, final, y demás eventos importantes tras el baño) a personajes cuyos autores no comenten. O, en caso extremo de que sus habilidades me hagan hacerlo, podría acabar muy mal parado/ergo morir allí. :)