Epílogo: Steve

Ver su torso desnudo iluminado por los primeros rayos de sol del día era un espectáculo que no me perdía, jamás. Después de tres meses compartiendo cama, no me cansaba de ver cómo su piel morena adquiría un ligero matiz acaramelado cuando la luz tocaba su piel. Era increíble pensar que habían pasado ya seis meses, seis locos e increíbles meses, desde que a Thor se le había pasado por la cabeza celebrar con una fiesta de disfraces y Natasha nos había obligado al juego a la botella. Y no podía estar más agradecido por ello.

No sé qué me había sorprendido más en los últimos meses, si lo fácil que era querer a aquel genio chiflado, o lo difícil que me había sido descubrir eso. Era adorable incluso cuando montaba sus dramáticas escenas, como la vez que había descubierto, en todas las películas de aquel bendito baúl, la que había filmado Jarvis el día en que Tony se había enterado de que estaba "muerto". Aunque se me había roto el corazón al ver a Tony así llorando sin parar como si le hubieran arrebatado los pedazos destrozados del pecho, resultó tan lindo que no me importó que Tony decidiera ponerse de morros. Porque así podía ver como las mejillas del mayor playboy del país se sonrojaban como solo podían hacerlo frente a mí.

Tony se dio la vuelta en la cama, haciendo que las sábanas se enrollaran en torno a sus caderas y acabara boca abajo, con la cara en mi dirección. Tenía una respiración pausada, estaba profundamente dormido. Y sin pesadillas, por lo que reflejaba su semblante tranquilo.

Dejándome llevar por la tentación, mordí su cuello expuesto, logrando que soltara un gruñido. Su protesta animal me hizo reír, así que lamí la piel arañada antes de darle un beso y separarme de él.

Mantenía los ojos cerrados, pero su respiración había cambiado. Se había despertado. Le observé con una sonrisa tonta, en espera a que abriera los ojos.

—Voy a matarte, Rogers —rezongó malhumorado un par de minutos después.

—Me quieres demasiado para intentarlo —aseguré, cogiendo la mano que había recargado sobre la almohada y besando su palma—. Tampoco es que pudieras.

Mi pilló la nariz con sus dedos, haciéndome reír.

—Te me estás poniendo muy chulo, capipaleta —masculló Tony, entreabriendo un ojo, soñoliento.

—Se me están pegando tus malas mañas.

—Tranquilo, que podré sacártelas muy fácilmente en la arena cuando te haga morder el polvo —prometió, irguiéndose y desperezándose como un gato. La sábana se deslizó por sus piernas, mostrándole deliciosamente desnudo. Y pensar que al principio le había pedido a Tony que fuera más recatado y usara pijama… No podía ser más idiota.

—¿En serio crees que puedes ganarme en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo? —pregunté con humor, recordando cada una de nuestras peleas de entrenamiento.

—Como Tony Stark no podré ganar a Steve Rogers, pero como Iron Man puedo patearle bien el culo al vanagloriado Capitán América.

Reí animado, más motivado por la idea de lo que esperé que estaría. Sin embargo, recién levantado había planes que me interesaban más.

—Quizás después, ahora estoy más interesado en un encuentro entre Tony Stark y Steve Rogers —declaré, tumbándole de nuevo en la cama y colocándome a horcajadas sobre sus caderas. Agarré sus manos con una de las mías por encima de su cabeza con una sonrisa triunfante.

—Tan animado desde buena mañana, Rogers —comentó con una sonrisa lasciva—. Definitivamente soy una mala influencia.

Él no siguió su discurso ni yo le contesté. Aprovechó que estaba cerca él para alzarse y besar mis labios. Solicitó la entrada a mi boca paseando su lengua por mi labio inferior en una caricia húmeda y caliente que me llevó a descargar parte de mi peso sobre él, necesitando sentir su piel contra la mía.

Nos dejamos llevar, una mañana más, por el amor ferviente que sentíamos por el otro sin reparos ni sentimientos encontrados. Y no podía estar más feliz por ello.


Nunca había sido un gran seguidor del café. Durante mi adolescencia tenía el corazón demasiado débil, así que los doctores me prohibieron tajantemente cualquier bebida mínimamente excitante. Y en el ejército jamás lo había necesitado para mantenerme despierto, y aquella pesada y espesa mezcla que intentaban denominar "café" solo se podía tomar cuando realmente había necesidad de ello.

Por ello me había sorprendido a mí mismo al implantar la rutina de desayunar café cada mañana. Otra mala maña de Tony podría decirse, pero había aprendido a saborear la aromática y profunda bebida. Quizás porque me recordaba al sabor de los labios de Tony, me había hecho adicto.

Desayunaba todos los días con Tony, al menos todos los días que estábamos ambos en la torre. Había días en los que Tony no dormía conmigo por estar encerrado toda la noche en su laboratorio, o que yo me levantaba de la cama a medianoche porque no podía dormir y me encerraba en el gimnasio, pero ambos manteníamos el hábito de desayunar siempre juntos. Burlonamente, Clint decía que parecíamos un viejo matrimonio.

Le tendí a Tony unas tostadas recién hechas a lo que me miró con el ceño fruncido. Y empezaba la guerra de cada mañana.

—¿En serio? ¿Vas a alimentarme a base de tostadas? ¿Después de todo el ejercicio de esta mañana? Mi cuerpo necesita azúcar.

Al recordar lo que había pasado horas antes de aquella manera, sentí el calor subirme a la cara, pero me negué a seguirle el juego.

—Si quieres azúcar —dije, tomando un par de botes de cristal de la nevera—, siempre puedes tomar mermelada.

—La mermelada solo me gusta dentro de una rosquilla —protestó Tony, arrugando la nariz—. En el resto de alimentos es un sacrilegio.

—Y ya hemos quedado en que las rosquillas no son alimento. No puedes basarte en eso para alimentarte.

—¿Por qué? He vivido a base de whisky, rosquillas y café toda la vida. Y aquí sigo —Y como si estuviéramos hablando de las nubes en lugar de su salud, se encogió de hombros con apatía.

—¿Mamá y papá han vuelto a pelear? —preguntó con sorna Clint, entrando acompañado de Natasha y Bruce.

—No es nada que un pequeño niño como tú deba saber —respondió Tony, haciendo un gesto con la mano para que se largara.

—No empecéis otra vez —reprendió Natasha con fastidio, tomando la jarra de café y sirviéndose una taza.

—Sabes que Clint es incapaz de hablar sin soltar una broma, Nat —dijo Bruce, suspirando.

—Oye, ni que fuera un crío de tres años —murmuró Clint, fulminándoles con la mirada.

—Conozco a críos de tres años que se portan mejor que tú —comenté, riéndome por su expresión iracunda.

—¡Tú también no, cap!

—Te precede la fama, Légolas —se rió Tony, dándole un bocado a su tostada. La imagen me hizo sonreír, sabiendo que Tony guerreaba conmigo más que nada porque le encantaba jugar al tira y afloja de cada mañana.

—El cap me traiciona, Bruce se burla de mí…

—No me burlo, solo me río.

—Menuda diferencia —chistó Clint, clavándole los dedos en el vientre a Bruce, intentando picarle—. Se nota el cariño que me tienes.

Y, como cada mañana, el desayuno continuó con risas y bromas por doquier, haciendo que el ambiente dentro de aquella torre fuera cálido y hogareño.

Le di un beso rápido a Tony, tomándolo por sorpresa, totalmente contento de tener un hogar al que pertenecer. A su lado.


¡Hola a todos, lindas flores!

Bueno, hemos llegado al final. Espero que lo hayáis disfrutado. Yo personalmente sí, así que en parte estoy muy feliz. Esta es la primera vez que hago un fic stony mínimamente largo y estoy contenta con el resultado. Al parecer me puedo atrever a pegar el salto con historias más complejas.

Alessia D. Cavallone, ¿yo? Soy una grinch y una slytherin así que lo tienes difícil conmigo muajajajajajaja. Y si temes quedarte con ganas de más, bueno, espera a la nota final y ya verás.

Badprinsses, ¿a qué sí? Como siempre lo esconde, ver el lado blandito de Tony nos vuelve flan a todos.

Antes de decir adiós aquí, me gustaría decir que próximamente voy a empezar una historia nueva. Stony, por supuesto. Os dejo el título y la sinopsis aquí.

Only a dream

La guerra destrozó al equipo, pero el planeta no entendía de eso. El mundo solo sabía que necesitaba a los Vengadores. Así que, tragándose el orgullo, ambos bandos decidieron reencontrarse, aunque enterrar el hacha de guerra no iba a resultarles fácil.

Loki decidió que necesitaba al equipo unido. Él, que conocía lo que el futuro les deparaba en los secretos escondidos de Yggdrasil, sabía que precisarían de todo el apoyo y la fuerza posible para hacerle frente. Y nada como unir al Alfa Prime Steve Rogers con el secretamente omega Anthony Stark para ello. Con lo que no contaba era con que Tony Stark huiría, destrozando todos sus planes.

Sí, será un fic stony ubicado tras la guerra civil en un omegaverse. Lo que se puede traducir en que me voy a complicar la vida pasando de un fic súper happy a uno súper complicado. Pero hay que ponerse retos, ¿no? Y cuando la idea llega...

En fin, con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!