Disclaimer:

Los personajes y todo lo que reconozcáis es de Rick Riordan.

La historia es mía.

Capítulo 05.

Habían pasado varias semanas desde que se mandaban cartas.

Al principio Nico se había mostrado reacio pero a medida que pasaba el tiempo, no dejaba de pensar en quién sería la persona que le escribía.

Al comenzar con esto, habían observado a todos los campistas sospechosamente.

Pronto descartaron a los emparejados, porque no creían que fuesen capaces de hacer algo así.

Secuestraron a los hermanos Stoll para verificar que ellos no eran los autores de aquellas cartas.

Después, fueron a la cabaña diez a hablar con Piper y a la nueve a interrogar a Leo.

Los únicos a los que no habían preguntado eran a Jason y a Percy.

Lo que sí les habían confesado, era que alguien les escribía y que si sabían algo, se lo dijeran.

Ese día era especial.

Sus "admiradores secretos" les habían propuesto tener una cita fuera del campamento.

Will y Nico aceptaron.

Aunque di Angelo le advirtió que era muy bueno con la espada y que no dudaría en rebanarlo con ella si se le ocurría hacer algo indebido.

Cuando el consejero de la cabaña siete y el único miembro de la trece estuvieron listos, se dirigieron al pino de Thalia a esperar.

Sabían que sus citas irían con otra apariencia cortesía de los hijos de Hécate.

Les habían dicho que si les veían con su verdadera apariencia, seguramente huirían después de haberles partido la cara.

Will había tratado de sacarle información a Lou, pero lo único que había conseguido era una nariz fracturada y orejas y cola de gato durante tres días.

La nariz pudo arreglársela uno de sus hermanos, pero nada pudo hacer con el resto.

Minutos después aparecieron dos chicos.

Ambos eran altos, delgados, uno tenía el pelo rojo y los ojos castaños y el otro tenía el pelo rubio platino y los ojos grises.

-Me parezco a un hijo de Atenea con el pelo y los ojos de este color. -Había gruñido Percy.

-Y yo me parezco a un espantapájaros. -Se había quejado Jason.

Will y Nico se les habían quedado mirando durante bastante rato.

-¿Hay algún rasgo que se parezca a vuestro yo original? -Preguntó el hijo de Apolo.

Jason bufó. Aún estaba molesto con los hijos de la diosa de la magia.

-No. Créeme que en este caso, no nos parecemos en nada a quienes somos en realidad.-Contestó Percy. -Incluso han cambiado nuestras voces.

-¿Si no sabemos vuestros nombres, cómo os vamos a llamar?

Mientras hablaban, habían salido del campamento.

Jason iba al lado de Nico y Percy junto a Will.

-Pecas y… Obsigenado. -Propuso Nico.

Ese día se había despertado de mal humor.

-Mejor no. -Dijo Percy mirándole mal.

-¿Por qué?

-¿Y si os llamamos Rubio y Pelirrojo? No es lo más original del mundo, pero yá que no queréis decirnos quienes sois…

Jason suspiró.

-Está bien.

Durante la cita, Jason y Percy trataron de contarles cosas de ellos que no conocieran y que no fueran muy obvias.

Primero fueron a dar un paseo por Centralpark. Le dieron de comer a los patos y también mataron a unos cuantos monstruos.

Los hijos de Hécate habían sido muy astutos al cambiar la apariencia de las armas de Jason y Percy.

-no os podéis quejar. -Apuntó Percy. -¿Quién os lleva a una cita con demostración de habilidades de lucha incluidas?

Will no pudo evitar reírse.

Después de eso, habían ido a un McDonalds.

Allí habían tenido que matar a un par de dracaenae y Nico había perdido su menú infantil por culpa de una estúpida arpía. Cosa que le había hecho enfadar muchísimo.

Nadie se llevaba su hamburguesa y sobrevivía para contarlo.

Jason corrió hacia la señora monstruo y de un tajo le cortó la cabeza.

No recuperó la hamburguesa, pero sí el perro de peluche que venía en el menú.

El ahora pelirrojo, cuando corría de vuelta a la mesa donde le esperaba un iracundo Nico junto a unos entretenidos Percy y Will, se rresvaló con un poco de polvo de monstruo y para no caerse de boca, hizo una especie de voltereta, después se sujetó a una farola, se llevó por delante a una viejecita malhumorada y debido al sobresalto, un perro le mordió el trasero.

Cuando llegó a la mesa, vio que Nico se estaba comiendo otra hamburguesa pero tenía la mano extendida a la espera de algo.

-no he recuperado tu hamburguesa. -Jadeó.

-¿Y mi perrito?

-¿Qué?

-Ya me has oído Pelirrojo. ¿Y mi perrito?

-Creo que se me ha caído cuando atropellé a aquella anciana.

-Quiero recuperarlo.

-Solo es un juguete…

Ante la mirada fulminante de Nico, a Jason no le quedó más remedio que levantarse.

-¿Y si te compro otro menú? Seguro que te viene un perro igual.

-Me recuerdas a Jason Grace. ¿Sabes? ¿Y sabes lo que le pasó a él?

El pelirrojo sí que lo sabía pero negó con la cabeza.

-Digamos que no salió bien librado.

-¿Pero tú has visto a esa viejecita? Tiene peor humor que…

Iba a decir que tenía peor humor que Nico, pero rectificó.

-Tiene peor humor que un perro del infierno.

-Bueno… En ese caso… ¡Recupera ese peluche! ¡Ahora!

Di Angelo no quería el juguete pero era divertido ver a ese pelirrojo en situaciones vergonzosas.

Resignado, el chico se marchó.

Llegó donde la señora estaba y sigilosamente, se acercó al peluche.

Cuando lo tenía en la mano y cantaba victoria en su mente, el perro de antes le vio y comenzó a ladrar.

-¡Muchacho sin vergüenza! ¡Atropellar a una pobre anciana! Estos jóvenes de hoy en día no tienen respeto por nadie.

Antes de que la señora le diese con su bastón, Jason salió corriendo y le entregó el dichoso juguete a nico.

Puedo afirmar, que ha sido la peor misión de toda mi vida.

Percy y Will reían a carcajadas.

Después de haber comido, fueron a una feria.

Percy miraba con cierto malestar los juegos de puntería.

-¿No se te da bien lanzar cosas? -Quiso saber Will.

-No. Soy más de lucha con espada.

El tiro con arco se me da peor que mal.

Jason quiso subir en la noria. Más que nada para molestar a Percy.

Will también quería, pero no subiría por Nico.

-Yo ahí no me subo. Las alturas y yo no nos llevamos bien. -Dijo Percy.

-Ya somos dos.

Debido a la risa de Jason y a la cara de Will, Percy y Nico subieron.

Fue una de las peores experiencias de sus vidas.

mientras Jason y Will se divertían, ellos sentían como si en cualquier momento, el cacharro infernal fuera a caerse.

Hubo turbulencias y crugidos extraños.

Al llegar abajo, Percy y Nico salieron corriendo como si las furias les persiguieran.

Horas después, los cuatro chicos llegaron al campamento entre risas y algún que otro golpe.

Nota: El cambio de apariencia con ayuda de los hijos de Hécate surgió a raíz de una idea de un lector hace mucho tiempo.

Gracias por la idea.