Los personajes no me pertenecen son de J.K Rowling y Rick Riordan.

Summary: Él siempre supo que pertenecía a dos mundos muy diferentes, que no interactúan entre ellos. Hijo de tres hombres. Con dos profecías sobre su cabeza y seres poderosos que lo quieren muerto. Deberá dividir su tiempo para poder proteger a sus amigos y las personas que ama.

Hechizos Accio

Palabras griegas ¡Maya!

Idioma "Hola"

Recuerdos [Hola]

Chat: Hola

Llamada —Hola—


Capitulo 21 Boda

Pov Percy

Quería abrazarlos y preguntarles como llegaron aquí, pero estan rodeado de ovejas asesinas.

—Tyson, gracias a los dioses. ¡Annabeth está herida!

— ¿Das gracias a los dioses porque está herida? —preguntó desconcertado. Hadrien solo rio, a pesar de las circunstancias.

— ¡No! —Me arrodillé junto a Annabeth y me asustó mucho lo que vi. El corte que tiene en la frente es mucho peor de lo que suponía. Tiene el nacimiento del pelo ensangrentado. Esta pálida y sudorosa.

Grover y yo intercambiamos miradas nerviosas. Entonces se me ocurrió una idea.

—Tyson, el vellocino. ¿Me lo puedes traer?

— ¿Cuál? —dijo Ty son, mirando a las docenas de ovejas que tenía a su alrededor.

— ¡En el árbol! ¡El de oro!—le dije.

—Ah. Qué bonito. Sí—Se movió pesadamente, procurando no pisar las ovejas. Si alguno de nosotros hubiera intentado acercarse al vellocino, habría sido devorado vivo, pero supongo que Tyson huele igual que Polifemo, porque el rebaño ni siquiera le prestó atención.

Siguen acurrucándose a su alrededor y balando cariñosamente, como si estuvieran esperando una golosina. Tyson extendió el brazo y levantó el vellocino de la rama de la que llevaba siglos colgando. Al instante, las hojas del roble se volvieron amarillas. Tyson empezó a caminar despacio hacia mí.

— ¡No hay tiempo! ¡Tíramelo! —grite preocupado. La dorada piel de cordero cruzó por los aires como un frisbee peludo y reluciente. Solté un bufido al atraparla. Es más pesada de lo que esperaba: unos treinta kilos de preciosa lana de oro.

La extendí sobre Annabeth, cubriéndole todo el cuerpo salvo la cara, y rogué en silencio a todos los dioses. Su rostro recuperó el color. Le temblaron los párpados y abrió los ojos. El corte en su frente empezó a cerrarse.

—No te habrás… casado, ¿verdad? —susurro débilmente, cuando vio a Grover.

—No. Mis amigos me han convencido de que no lo hiciera.

—Annabeth, no te muevas —dije. Pese a nuestras protestas, ella se sentó y entonces advertí que el corte se le había curado casi del todo. Tiene mucho mejor aspecto. De hecho, parece irradiar salud, como si le hubiesen inyectado un resplandor benéfico. Hadrien quien estaba en la entrada de la cueva, se apareció justo a mi lado.

—La terminare de curar, no tenemos tiempo. Clarisse debe irse con el vellocino—dijo Hadrien sacando su varita, quito el vellocino dándoselo a Clarisse y empezó a murmurar, puedo ver como todos los cortes terminan de cerrarse y la expresión de dolor que Annabeth tenía al tocarse su estomago desapareció.

—Váyanse ustedes dos juntas, Percy, Tyson, Grover y yo tomaremos otro traslador—dijo Hadrien entregándoles una cadena de oro, cuando Annabeth y Clarisse la tocaron, desaparecieron junto con el vellocino.

— ¿Dónde fueron? —pregunte preocupado al verlas desaparecer.

—Aparecerán junto al árbol de Thalía, por desgracia solo tengo un traslador que nos llevaría directo al campamento, los otros tienen otros destinos, podemos usarlos o viajar de otra forma —respondió tranquilamente.

—Viajaremos de otra forma, confía en mi Percy—dijo Grover rápidamente. Hadrien solo rodo los ojos, pero no dijo nada.

En cuanto llegamos a la orilla, me concentré en el Vengador de la Reina Anna. Le ordené que levara el ancla y viniera a buscarnos. Tras unos minutos deansiosa espera, lo vi rodeando el extremo de la isla.

— ¡Ya vengo! —gritó Tyson, y bajó a saltos por el camino mientras las ovejas balaban frustradas, cincuenta metros más atrás, visto que su amigo se larga sin darles de comer.

—No creo que nos sigan en el agua. Lo único que tenemos que hacer es nadar hacia el barco—les dije a los demás.

—No se preocupen, puedo ayudar para que podamos llegar sin problemas—dijo Hadrien. Íbamos vadeando por el agua junto a la entrada del barranco, cuando oímos un tremendo rugido y vimos a Polifemo, arañado y magullado pero todavía vivo, con su esmoquin azul hecho jirones, chapoteando hacia nosotros con una roca en cada mano.

— ¿Es que no se le acaban nunca las rocas? —murmuré.

— ¡Nademos hasta el barco! —dijo Grover.

— ¡Tú, joven cíclope! ¡Traidor a tu casta!—rugió Polifemo. Tyson se quedó helado.

— ¡No lo escuches! Vamos—le ordeno Hadrien. Tire de su brazo, pero es como tirar de una montaña. Él se volvió y encaró al viejo cíclope.

—No soy ningún traidor.

— ¡Sirves a los mortales! ¡A ladrones humanos! —gritó Polifemo, y le arrojó la primera roca. Tyson la desvió con el puño.

—No soy traidor. Y tú no eres de mi casta—dijo Tyson furioso.

— ¡Victoria o muerte! —Polifemo se adentró entre las olas, pero aún tiene el pie herido. Dio un traspié y cayó de cabeza. Habría sido muy divertido si no hubiera empezado a levantarse otra vez, escupiendo agua salada y soltando gruñidos.

Mire con asombro como Hadrien, con un solo movimiento de mano, le envía enormes olas, son tan grandes que incluso Polifemo con su tamaño, no puede superarlas.

—También puedes hacerlo, eres nieto de Poseidón, hijo de Tritón, posees la misma habilidad, concéntrate en el agua, es como si fuera una extensión de tu persona—me instruyo Hadrien, quien nada con facilidad a mi lado. Es impresionante.

Ordené al oleaje que se levantara y a continuación una ola de seis metros lo golpeo con fuerza.

— ¡Te destruiré! ¡Me has robado el vellocino!—farfulla Polifemo.

— ¡Fuiste tú el que robó el vellocino! ¡Y lo has convertido en una trampa mortal para los sátiros!—grité.

— ¿Y qué? ¡Los sátiros son buena comida!

— ¡El Vellocino de Oro está hecho para curar! ¡Y pertenece a los hijos de los dioses! —grite con fuerza. Polifemo rugió, demasiado tarde me di cuenta de mi error, mi voz le dio la localización de nuestra ubicación.

Demasiado tarde. Polifemo arrojó otra roca y esta vez contemplé, impotente, cómo paso por encima de mi cabeza y atravesó el casco del Vengador de la Reina Ana. Nos quedamos sin transporte.

Justo cuando pensé que moriríamos ahogados, un grupo de hipocampos aparecieron, incluyendo el amigo de Tyson. Cuando me subí, suspire feliz y me dormí.


Pov Hadrien

Aunque me encanta viajar de esta manera, hubiera preferido usar un traslador, los días pasan y es el tiempo que se resta al lado de mi dragón. Sé que mis padres celebraran mi cumpleaños número trece en Inglaterra, pero les dije que solo quiero una cena con la familia. De igual forma se que estarán ocupados con la boda de tía Bella, que sera dos semanas después.

—Percy, despierta—dije golpeando su mejilla. A lo lejos, el sol se pone tras los rascacielos de una ciudad. Divisé una carretera flanqueada de palmeras junto a la playa, escaparates de tiendas con deslumbrantes neones de color rojo y azul, y un puerto abarrotado de cruceros y barcos de vela.

—Es Miami. Los hipocampos se estan comportando de un modo raro—le aclare cuando miro alrededor confundido. Conforme nos acercamos a la orilla, aminoraron la marcha, relinchan y nadan en círculos mientras husmean el agua. No parecen muy contentos. Uno de ellos estornudó. Yo sé lo que estan pensando.

—No van a acercarse más. Demasiados humanos. Demasiada polución. Tendremos que nadar hasta la orilla—dije acariciando al hipocampo, al oírlo relinchar de nuevo. Luego de agradecerles, nos dispusimos a nadar y encontrar una manera de llegar a nuestro destino.

Recorrimos los muelles donde se alinean los cruceros, abriéndonos paso entre un montón de gente que llega de vacaciones. Hay mozos trajinando con carros llenos de maletas. Los taxistas hablan a gritos en español e intentan colarse en la fila para recoger clientes.

Para evitar llamar la atención más de lo necesario, use un hechizo para secarnos y otro que hace que los net magii ignoren nuestra presencia.

Percy corrió al expendedor de periódicos más cercano y comprobó la fecha del Miami Herald. Soltó una maldición.

— ¡Dieciocho de junio! ¡Hemos estado diez días fuera del campamento!

—No importa, las chicas ya deben de haber usado el vellocino, lo único que debe preocuparnos, es la manera en que regresaremos—lo tranquilice.

—Venga. Vamos a buscar otro modo de llegar a casa—dijo Percy con una sonrisa, la cual se borro cuando sintió la punta de una espada en la garganta.

—Eh, colegas. Bienvenido a Estados Unidos—dijo Luke mirándome directamente. Sus matones de siempre, aquellos dos osos gemelos, se materializaron a ambos lados. Uno sujetó a Percy y a Grover por el cuello de la camiseta. El otro intentó agarrar a Tyson, pero éste lo derribó sobre un montón de maletas y le soltó un rugido a Luke.

—Hadrien o le dices a tu gigante que se aparte de mi vista o le pido a Oreius que compruebe como resuenan las dos cabezas de tus amigos—dijo Luke con calma.

Oreius sonrió de oreja a oreja y levantó del suelo a Percy y Grover, que patalean y gritan.

— ¿Qué quieres, Luke? —gruñí molesto. Esbozó una sonrisa que le deforma la cicatriz de la cara. Señaló el otro extremo del muelle: es la Princesa Andrómeda.

—Bueno, lo que quiero es ofrecerte mi hospitalidad, por supuesto—dijo Luke. Los osos gemelos nos subieron a bordo del Princesa Andrómeda y nos llevaron a la cubierta de popa, frente a aquella piscina con surtidores que rociaban agua. Una docena de matones variados —reptiles, lestrigones, semidioses con armadura, se han reunido para brindarnos su « hospitalidad».

—Bueno. El vellocino. ¿Dónde está?—musitó Luke. Nos examinó con atención. Me pinchó la camisa con la punta de su espada. Se asomó a los vaqueros de Grover.

— ¡Eh! ¡Eso es pelo de cabra natural!—protestó él.

— ¿Dónde… está… el vellocino?

—Aquí no, en este momento debe estar en el campamento, soy mago y tengo formas más rápidas de viajar. Las chicas ya deben estar usándolo—dije.

—Hadrien tenía razón. Has estado jugando con nosotros desde el principio. Pretendías que te trajéramos el vellocino y ahorrarte así el trabajo de encontrarlo tú —le recrimino Percy.

— ¡Por supuesto, idiota! ¡Y lo han estropeado todo!—replicó ceñudo.

— ¡Traidor!—me saqué del bolsillo mi última dracma de oro y se lo arrojé. Tal como esperaba, él lo esquivó fácilmente. La moneda atravesó la cortina de agua iluminada por el arco iris. Debido que algunas personas siguen dudosas sobre el inevitable retorno de Cronos, debo darles más pruebas. También por los chicos, ayudare a Quirón a regresar.

—Nos engañaste a todos ¡Incluso a Dionisio en el Campamento Mestizo!—lo increpé—.

A su espalda, el surtidor empezó a temblar, pero debo acaparar la atención de todo el mundo, así que destapé a Contracorriente. Luke sonrió con desdén.

—No es momento de hacerse el héroe, Hadrien. Ni siquiera te gusta estar en el campamento y no quiero arruinar tu bello—lo mire con desprecio, no estamos al mismo nivel y lo sabe.

— ¿Quién envenenó el árbol de Thalía, Luke? —pregunte ignorando su comentario.

—Yo, por supuesto. Usé veneno de pitón vieja, traída directamente de las profundidades del Tártaro—gruñó.

— ¿Quirón no tuvo nada que ver en el asunto?

— ¡Ja! Sabes muy bien que él nunca lo habría hecho. Ese viejo idiota no tiene agallas.

— ¿Eso son agallas, según tú? ¿Traicionar a tus amigos? ¿Poner en peligro a todo el campamento? —Luke levantó su espada.

—Tú no entiendes ni la mitad de todo este asunto—dijo serio y furioso. Mire como Percy trata de hacer un movimiento, pero una mirada lo detuvo, no quiero que se den cuenta de lo que pasa, debo conseguir suficiente información y luego puedo irme tranquilamente a ver mi novio.

—Pensabas reconstruir a Cronos —dije.

— ¡Sí! Y la magia del vellocino habría acelerado diez veces su regeneración. Pero no creas que nos has detenido, Hadrien. Sólo has ralentizado un poco el proceso.

—O sea que envenenaste el árbol, traicionaste a Thalía y nos tendiste una trampa… todo para ayudar a Cronos a destruir a los dioses—quise confirmar de nuevo. Luke apretó los dientes.

— ¡Ya lo sabes! ¿Por qué me sigues preguntando?

—Porque quiero que te oiga toda la audiencia.

— ¿Qué audiencia?—Entornó los ojos, miró atrás y todos sus matones hicieron lo mismo. Dieron un grito y retrocedieron un paso. Sobre la piscina, en medio del arco iris nublado de vapor, temblaba la imagen de un mensaje Iris: Dionisio, Tántalo y el campamento entero en el pabellón del comedor. Todos permanecían sentados y en silencio, mirándonos atónitos.

—Bueno, una inesperada distracción nocturna—dijo Dionisio secamente.

—Señor D, ya lo ha oído. Todos han oído a Luke. Quirón no tuvo ninguna culpa en el envenenamiento—dijo Percy emocionado. El señor D suspiró.

—Supongo que no.

—Ese mensaje Iris podría ser una trampa—sugirió Tántalo, aunque él tiene casi toda su atención puesta en una hamburguesa de queso, que estaba intentando acorralar con ambas manos.

—Me temo que no. Por lo visto, tendré que rehabilitar a Quirón como director de actividades, creo que echo de menos las partidas de pinacle con ese viejo caballo —dijo el señor D, mirando con repulsión a Tántalo, quien atrapó la hamburguesa, que esta vez no se le escapó volando. La levantó del plato y la observó asombrado, como si fuese el mayor diamante del mundo.

— ¡La tengo! —dijo riendo a carcajadas.

—Ya no necesitamos tus servicios, Tántalo —anunció el señor D. Tántalo parecía estupefacto.

— ¿Qué? Pero…

—Puedes regresar al inframundo. Estás despedido.

— ¡No! Pero… ¡Nooooooooo! —Mientras se iba disolviendo en una niebla, asió con fuerza la hamburguesa y quiso llevársela a la boca, pero ya era demasiado tarde. Se desvaneció por completo y la hamburguesa cayó en el plato de nuevo. Los campistas estallaron en vítores. Pude notar a Annabeth y Clarisse, quienes ven con superioridad a Luke, ambas asintieron, dando a entender que el vellocino esta donde debe.

Luke bramo de rabia al verlas. Atravesó el surtidor con su espada y el mensaje Iris se disolvió. Pero ya ha cumplido su misión.

—Cronos tenía razón, Hadrien. Eres poco fiable. Habrá que reemplazarte—No estuve muy seguro de lo que quiso decir, pero no tuve tiempo para reflexionar, mentalmente les ordene a los chicos que tomaran la cadena que saque, bajo la mirada furiosa de Luke, desparecimos, no veo porque quedarnos.

Ahora nos encontramos en New York, mire como Percy, Grover vomitan sin control, el pobre de Tyson solo se ve confundido, es imposible que nos encuentren, es tiempo de separarnos, ellos regresaran al campamento, por mi parte, viajare a Inglaterra, tengo un novio que me espera y una boda a la cual asistir.


Pov Sirius

Hadrien nos llamo informándonos que pronto llegara a casa, al parecer término la mision que le encomendaron. Mañana finaliza el año escolar y quiere ir a recoger a Draco. Mi madre, Bella, Cissy y Andy estan como locas planeando la boda, estoy feliz que Remus haya encontrado a su pareja destinada y esa sea mi querida prima, quien merece tener a una persona que la ame de verdad y valore.

— ¿Asistirán los lobos de tu manada? —pregunte curioso.

—Sí, aunque no todos, no puedo creer que me vaya a casar de nuevo, en cierto modo siento que traiciono a Lily, sé que es estúpido, teniendo en cuenta que ella dijo que buscara a mi pareja destinada y fuera feliz, tuvo el descaro de ordenármelo, es una de las muchas cosas que escribió en la carta que me dejo, la extraño tanto, fue una excelente amiga y compañera—susurro Remus, moviendo ausentemente su whisky de fuego, nos encontramos en un bar llamado Moon. Dándole una despedida de solteros, aunque solo estemos hablando y emborrachándonos.

—Estoy seguro que donde quiera que este, es feliz al ver que encontraste a tu compañera, la persona que estará a tu lado en las buenas y malas—dijo James con una sonrisa, tomando mi mano, la cual levante y bese.

—Lo sé, incluso si estuviera viva, estoy seguro que me hubiera pedido el divorcio y se habría hecho a un lado, es el tipo de persona que te apoya al cien por ciento, por eso me enamore y case con ella. Y ahora tengo la oportunidad de ser feliz de nuevo, al lado de una mujer maravillosa, igual de fuerte y decidida—dijo con la misma sonrisa embobada que pone cada vez que habla de Bella, sus ojos brillan.

—Hadrien desde que se entero que su tía se lastimo y no puede tener hijos, ha estado trabajando para sanarla, si lo consigue ¿Tendrán hijos? —pregunto curioso James, es un proyecto a largo plazo que nuestro niño nos comento, un regalo perfecto para su tía-madre preferida.

—Supongo que lo dices por la forma vehemente en que me negué a tener con Lily. En ese tiempo aun rechazaba mi lobo interior, ahora soy una persona diferente, si es posible, me encantaría tener cachorros con Bella—dijo ilusionado.

—Aun esta a mitad del proyecto y no le ha dicho nada a Bella, así que no lo comentes, no quiere ilusionarla y luego no conseguir nada—dije serio. Remus asintió de igual forma, sabe lo doloroso que seria para mi querida prima si las cosas no se dan. Tener un hijo es su más grande sueño.

— ¿Dumbledore aun insiste en que Hadrien entre a Hogwarts? —pregunto cambiando de tema. No pude evitar bufar al recordar la conversación que tuvimos hace unos días.

—Piensa que mi familia es mala influencia—fue lo único que dije.

—Y no esta nada feliz con el compromiso con Draco Malfoy—continuo James.

—Hoy fue a verme, esta ofreciéndome el puesto de profesor de defensas contra las artes oscuras. Iba a negarme, pero después pensé en que puedo proteger a Draco y lograr averiguar los planes que el viejo tiene. Por lo que cuando comience el nuevo curso, seré profesor en Hogwarts—dijo con una sonrisa, aunque ama ser Medimago, también le gusta enseñar, por lo que es una gran oportunidad.

—Bueno, no te sorprendas si ves a Hadrien en el castillo, le gusta escabullirse para tener citas con su prometido, aunque se lo prohibimos, conociéndolo ni siquiera nos presto atención—dijo James molesto y divertido con la situación, nosotros a su edad nunca hicimos nada tan temerario, aunque volverse animago a los quince y sin supervisión de personas que conocen el tema, fue un gran riesgo y nuestro hijo lo sabe.

—Teniéndolos a ustedes como padres, me sorprende que no haga algo mas temerario—se burlo Remus.

— ¡Oye! —dijimos a la vez James y yo, para después reír. Una simple pero entretenida despedida de solteros, ninguno quiso recibir un hechizo de castración de Bella, si hubiéramos llevado a Remus a un club nudista. Y no es como si quisiera que mi amado vea a mujeres y hombres desnudándose, pensé tomando posesivamente su mano.


Pov Draco

La cara de horror que pone Granger cada vez que un profesor le habla, es en verdad cómica, solo grita y niega continuamente. Admito que fue cruel, pero ellos tampoco han sido muy amables, la última vez que me emboscaron me fracturaron tres costillas y rompieron un tobillo. No se lo dije a Hadrien, porque conociendo a mi prometido, los habría mandado a la enfermería con un daño irreparable.

— ¿Qué le pasa? —pregunto Blaise viéndola como si estuviera loca. Nos encontramos en la entrada del gran comedor, al parecer Weasley se fue gritando y llorando a su habitación, luego de ver a una enorme Acromantula, la cual según sus gritos, se lo quiere comer.

—Ronnie se negó a salir de su habitación, esta escondido bajo las sabanas—murmuro Fred con una enorme sonrisa.

—Granger vino a decirle a McGonagall que su novio no esta bien, que fue hechizado y en cuanto la profesora empezó a interrogarla, empezó a gritar—murmuro George con malicia.

—Mamá se enojara mucho si se entera que fueron ustedes—dijo la chica Weasley con temor, aun sigue siendo muy tímida y nerviosa, pero al menos ya no anda llorando por todos lados, como si fuera Mirtle.

—No importa ¿Ya empacaste? —le pregunto George, se ve pálida y con enormes ojeras, supongo que regresar a su casa, no va a ser placentero para algunos. Solo asintió.

—Si no soportas estar en tu casa, puedes pasar el verano en la mía, estoy seguro que mis padres estarán encantados de conocerte—dijo Pansy, mirándose las uñas. Nos acomodamos en nuestros lugares y luego que la profesora mandara a Granger a la enfermería, empezó con su discurso de fin de año.

—Por fin nos vamos a casa, iremos a Italia este verano, a visitar a la familia ¿Dónde irán ustedes?—pregunto Blaise, tomando su lugar preferido en el vagón, que es junto a la ventana. Todos se pusieron hablar de los lugares que visitaran este verano, las horas pasaron rápido, ni siquiera estoy prestando atención. Hasta que Theo me pregunto por mi verano.

—Tía Bella se casa pronto, madre esta ayudando con los preparativos de la boda, por lo que no creo que vayamos a ningún lado, Hadrien prometió visitarme—dije con una sonrisa, acariciando a Seiryu.

—Ah, esa sonrisa boba de nuevo, aun no puedo creer que hayas decidido quedarte con un solo novio, es decir, es mejor experimentar y tener varios novios—dijo Pansy con una sonrisa socarrona.

—Ninguno esta al nivel de mi prometido, conociéndolo ahora, todos se ven simplones y aburridos, sin mencionar su nivel mágico y apariencia física, son inferiores—dije con arrogancia.

—Eso no se puede negar, Hadrien Black es único en su tipo, es una lástima que no tenga un gemelo—suspiro decepcionada Daphne.

—Hablando Merlín y mira quien esta ahí—dijo Fred con una enorme sonrisa, al instante me asome en la ventana, el tren acaba de detenerse, pero Hadrien es muy llamativo y destaca mucho.

—Cada dia esta más atractivo, que envidia—dijo Blaise viéndolo fijamente, no pude evitar mirar a la persona que se convertirá en mi esposo, justo en ese momento volteo y nuestras miradas se conectaron, una hermosa sonrisa surco su rostro, no pude evitar ruborizarme.

—Muévete Draco o las arpías se lo comerán vivo—justo en ese momento Cho Chang y su grupito se le acerco, al instante me levante y salí, fue un poco complicado con la cantidad de alumnos saliendo del tren, pero como si Seiryu sintiera mi urgencia, gruño fuerte provocando que muchos gritaran y se apartaran.

— ¿Estas esperando a alguien? Si quieres puedes venir con nosotras, iremos a comer helado, mis padres nos llevaran—murmuro coqueta Chang, Hadrien solo la ignoro y sonrió al verme.

—No gracias, mi prometido acaba de llegar—dijo tranquilamente.

—Deja de querer robar lo que no es tuyo Chang. Te extrañe—dije abrazándolo, me quedaría todo el tiempo en sus brazos, pero debo cumplir con la etiqueta.

—Yo también mi ángel. Le pedí a tío Lucius que me dejara venir a recogerte—susurro en mi oído.

— ¡Cuñado!—grito mi adorable hermana, olvidando sus modales.

—Hola Ada ¿Cómo has estado? —pregunto mi novio con una sonrisa, devolviendo el abrazo.

—Bien, estoy tan feliz de verte, puedes creer que las idiotas de mis amigas no creían cuando les dije que tengo al cuñado más hermoso del mundo, bueno no todas, Luna aquí, quien es mi mejor amiga, no dudo un segundo—dijo emocionada, hay otras dos niñas, quienes ven a Hadrien completamente sonrojadas. Ni siquiera se ofendieron cuando mi delicada hermana las llamo idiota, supongo que es por algo.

—Ellas son mis amigas Mandy Brocklehurst y Bradley Cooper, ya conoces a Luna. Chicas este es el novio de mi hermano, Hadrien Black—continuo orgullosa.

—Un gusto conocerlas a todas. Es hora de irnos, nuestros padres nos esperan—fue lo único que dijo.

Nos despedimos y tocamos el traslador, al abrir los ojos note que estamos en la mansión Black.

—Todos estan aquí, sabes que dentro de unas semanas la tía Bella se casara y anda como pollos sin cabeza, es estresante—dijo Hadrien haciendo una mueca.

— ¡Oh qué emoción! ¡Ayudare! —grito entusiasmada mi hermana, corrió donde se escuchan las voces.

— ¿Te gustaría ir al cine? Podemos comer pizza una vez termine la película, no creo que seamos de mucha ayuda—dijo Hadrien tomando mi mano.

—Me encantaría, pero primero quiero cambiarme de ropa y dejar mis cosas en la habitación de invitados—susurre feliz de tener una cita con mi prometido. Luego de cambiarme y ponerme presentable, nos fuimos felices al mundo muggle, luego de nuestra primera incursión, mis padres aceptaron que Hadrien puede cuidarnos y tener suficiente conocimiento para no accidentarnos o perdernos. Al llegar al cine escogimos una película que se llama destino final, fue interesante. Luego fuimos a comer pizza, extrañe esto, pasar tiempo los dos solos.

—Ya es tarde, mejor regresemos, aunque dudo que se hayan dando cuenta de nuestra ausencia—comento al ver que ya anocheció.

Las semanas pasaron rápido y cuando menos nos dimos cuenta, estamos en la boda de tía Bella. Hay muchas personas de gran estatus, a pesar de las sospechas y rumores de que tía Bella era un mortífago, no hubo pruebas y los magos de la luz, se tuvieron que aguantar.

—Se ve hermosa—comento Hadrien con una sonrisa cariñosa, al ver a tía Bella entrando de la mano de tío Sirius. Lleva un hermoso vestido al cuerpo color crema, muy su estilo, en verdad se ve muy hermosa y feliz. La ceremonia empezó y escuchamos los votos y como la magia empezó a unir sus vidas para siempre.

Existen dos tipos de matrimonios, uno donde solo firman un papel con pluma de sangre comprometiéndose a pasar las vidas juntos, pueden separarse si las cosas no funcionan.

El otro acaba de realizarse en este momento, donde se realiza un ritual mágico donde ambas partes dicen un juramento y es para toda la vida, por suerte, los primeros matrimonios de ambos fueron como el primero. Muy pocas personas realizan este tipo de matrimonio, porque no solo las magias de ambas partes se unen sino también sus almas, si por algún motivo alguno muere, el otro sentirán como si estuvieron arrancando una parte de ellos.

—Muchas felicidades tía Bella, tío Remus—dije con una sonrisa feliz.

—Felicidades señora Lupin, me alegra mucho que ambos estén juntos y felices—comento Hadrien abrazándolos a los dos y besando su mejilla.

—Mucho mejor que Lestrange—dijo el apellido con desprecio.

La fiesta fue magnífica y la decoración exquisita, bueno hay que ver que las mujeres Black se unieron y nadie puede negar su buen gusto.

—Hola chicos—dijo Blaise con una enorme sonrisa, esta tomando hidromiel.

— ¿Dónde la conseguiste? —pregunte curioso. Hadrien levanto la mano y una bandeja con copas de hidromiel estuvo frente a nosotros, tomo dos copas y me entrego una.

—Ese hechizo es ingenioso—comento Theo, fue el mismo hechizo que usaron el dia su cumpleaños, todos acortaron sus vacaciones de verano para venir a la boda, por desgracia Hadrien regresa a su colegio dentro de unos días. No se ha ido y ya lo estoy extrañando.


Pov Percy

En el campamento habían pasado semanas muy duras. La cabaña de artes y oficios había quedado carbonizada hasta los cimientos a causa de un ataque de Draco Aionius (que, por lo que pude averiguar, era el nombre latino de un lagarto-enorme-que-escupe-fuego-y -lo-destruye-todo).

Las habitaciones de la Casa Grande estaban a rebosar de heridos; los chicos de la cabaña de Apolo, que eran los mejores enfermeros, habían tenido que hacer horas extras para darles los primeros auxilios. Todos los que se agolpaban ahora en torno al árbol de Thalía parecían agotados y hechos polvo.

En cuanto Clarisse cubrió la rama más baja del pino con el Vellocino de Oro, la luna pareció iluminarse y pasar del color gris al plateado. Una brisa fresca susurró entre las ramas y empezó a agitar la hierba de la colina y de todo el valle, todo pareció adquirir más relieve: el brillo de las luciérnagas en los bosques, el olor de los campos de fresas, el rumor de las olas en la playa.

Poco a poco, las agujas del pino empezaron a pasar del marrón al verde. Todo el mundo estalló en vítores. La transformación se producía despacio, pero no hay ninguna duda: la magia del Vellocino de Oro se estaba infiltrando en el árbol, lo llena de nuevo vigor y expulsaba el veneno.

Quirón ordenó que se establecieran turnos de guardia las veinticuatro horas del día en la cima de la colina, al menos hasta que encontráramos al monstruo idóneo para proteger el vellocino. Dijo que iba a poner de inmediato un anuncio en El Olimpo Semanal.

Entretanto, los compañeros de cabaña de Clarisse la llevaron a hombros hasta el anfiteatro, donde recibió una corona de laurel y otros muchos honores en torno a la hoguera.

A Annabeth y a mí no nos hacían ni caso. Era como si nunca hubiésemos salido del campamento. Supongo que ése es su mejor modo de darnos las gracias, porque si hubieran admitido que nos habíamos escabullido del campamento para emprender la búsqueda, se habrían visto obligados a expulsarnos, nadie menciono la ausencia de Hadrien, quien ni siquiera regreso al campamento.

Aquella noche, asamos malvaviscos y escuchamos de labios de los hermanos Stoll una historia de fantasmas sobre un rey malvado que fue devorado por unos pastelillos demoníacos.

En cuanto a Tyson, los campistas lo tratan como a un héroe. A mí me habría encantado tenerlo siempre como compañero de cabaña, pero aquella tarde, cuando nos sentamos en una duna desde la que se dominaba Long Island Sound, me dijo algo que me pilló desprevenido.

—Papá me envió un sueño anoche. Quiere que vaya a verlo—Pensé que me tomaba el pelo, pero Tyson no sabe tomar el pelo.

— ¿Poseidón te envió un mensaje en sueños?—Él asintió.

—Quiere que pase el resto del verano en el fondo del océano, que aprenda a trabajar en las fraguas de los cíclopes. Él lo llama un inter… un inter…

— ¿Un internado?

—Eso—Necesité un momento para asimilarlo. Reconozco que me sentí un poco celoso; a mí Tritón nunca me había invitado al mundo submarino ni siquiera lo conozco. Pero luego pensé: ¿Tyson se marcha? ¿Así como así?

— ¿Cuándo te vas? —le pregunté.

—Ahora.

— ¿Ahora-ahora?

—Ahora.

Miré las olas de Long Island Sound. El agua se teñía de rojo con la luz del crepúsculo.

—Me alegro por ti, grandullón. En serio—conseguí decir. Hadrien ya había comentado que el lugar de Tyson no es el campamento, pero nunca pensé que su partida sería tan rápido.

—Es duro dejar a mi nuevo hermano y tío. Pero quiero hacer cosas, armas para el campamento; las necesitarás—La voz le tiembla. Recuerdo que antes que Hadrien se fuera a su casa, le tomo una hora lograr que Tyson lo soltara, solo hasta que le prometió que iría a verlo, lo dejo ir.

Por desgracia, tenía razón. El Vellocino de Oro no había solventado todos los problemas del campamento. Luke seguía por ahí, reuniendo un ejército a bordo del Princesa Andrómeda, y Cronos continuaba regenerándose en su ataúd de oro. Al final, tendríamos que combatir con ellos.

—Harás las mejores armas del mundo —le dije, mostrando orgulloso mi reloj.

—Y apuesto a que darán la hora exacta, además—Tyson se sorbió la nariz.

Me dio unas palmaditas en la espalda con tanta fuerza que por poco eché a rodar por la pendiente; luego se secó una lágrima de la mejilla y se puso en pie.

—Usa el escudo.

—Así lo haré, grandullón.

—Algún día te salvará la vida—Su modo de decirlo, como un hecho incuestionable, hizo que me preguntara si el ojo de un cíclope tendría la capacidad de ver el futuro.

Se dirigió hacia la playa y dio un silbido. Rainbow, el hipocampo, surgió entre las olas y enseguida los vi alejarse hacia el reino de Poseidón. Una vez a solas, miré otra vez mi nuevo reloj. Pulsé el botón y el escudo se desplegó en espiral hasta adquirir su tamaño completo. Sobre la superficie de bronce había dibujos grabados al antiguo estilo griego, con escenas de nuestras aventuras de aquel verano.

No pude evitar la tristeza. Tyson iba a pasárselo en grande bajo el océano, pero lo echare de menos por un montón de razones, como la fascinación que sentía por los caballos, o su destreza para arreglar carros y moldear el metal con las manos desnudas, o su habilidad para agarrar a un par de malvados y hacer un nudo con ellos. Incluso echaría de menos sus ronquidos, que eran como tener un terremoto al lado.

—Eh, Percy—Me volví. Annabeth y Grover aparecieron en lo alto de la duna. Supongo que me había entrado un poco de arena en los ojos, porque me puse a pestañear como un loco.

—Tyson… ha tenido que… —dije.

—Ya lo sabemos. Nos lo ha dicho Quirón—repuso Annabeth en voz baja.

—Las fraguas de los cíclopes ¡Me han dicho que la comida de la cafetería es horrible! ¡No hay enchiladas, por ejemplo! —Grover se estremeció. Annabeth me tendió una mano.

—Venga, sesos de alga. Es hora de cenar—Regresamos hacia el pabellón del comedor; los tres juntos.

Aquella noche se desató una tormenta tremenda, aunque dio un rodeo en torno al Campamento Mestizo, como siempre hacían las tormentas. Los relámpagos rasgan el horizonte y las olas arreciaban en la playa, pero no cayó una sola gota de agua en todo el valle. Estamos otra vez protegidos, gracias al Vellocino de Oro; aislados dentro de nuestras fronteras mágicas.

Aun así, mis sueños fueron agitados. Primero oí a Cronos mofándose de mí desde las profundidades del Tártaro: « Polifemo sigue ciego en su cueva, joven héroe, pero convencido que ha obtenido una gran victoria. ¿No te da que pensar?»

La risa gélida del titán inundó la oscuridad. Luego el sueño cambió. Yo seguía a Tyson hasta el fondo del mar y llegaba a la corte de Poseidón. Es una sala radiante inundada de luz azul y con el suelo cubierto de perlas. Allí, sentado en un trono de coral, se halla mi abuelo vestido como un simple pescador, con pantalones cortos caqui y una camiseta desteñida. Hay otro hombre a su lado, muy parecido a el, al instante supe que es mi padre.

Miré su rostro bronceado y curtido, sus profundos ojos azules, y él dijo una sola palabra: « Prepárate». Me desperté con un sobresalto. Oí un golpe en la puerta y Grover entró sin esperar respuesta.

— ¡Percy! Annabeth… en la colina…—balbuceó. La expresión de sus ojos me dice que algo va espantosamente mal. Aquella noche Annabeth tenía turno de guardia para proteger el vellocino. Si había ocurrido algo…

Aparté la colcha de golpe. La sangre se me había helado en las venas. Me puse algo de ropa encima mientras Grover intenta pronunciar una frase completa. Pero esta demasiado estupefacto y no conseguía recuperar el aliento.

—Está allí tendida… tendida…—Salí de la cabaña corriendo y crucé el patio central seguido de Grover. Acaba de romper el alba, pero el campamento entero parece en movimiento.

Esta corriendo la voz; tenía que haber sucedido algo tremendo. Algunos campistas se dirigen hacia la colina, en un desfile de sátiros, ninfas y héroes que forman una extraña combinación de armaduras y pijamas.

Oí un ruido de cascos y apareció Quirón al galope, con una expresión lúgubre pintada en la cara.

— ¿Es cierto? —le preguntó a Grover. Él se limitó a asentir con aire aturdido. Iba a preguntar qué ocurría, pero Quirón me tomó del brazo y sin esfuerzo aparente me izó del suelo y me depositó en su lomo. Galopamos hacia la cima de la colina, donde ya se había reunido una pequeña multitud.

Espero descubrir que el vellocino había desaparecido del árbol, pero no: se ve desde lejos, refulgiendo con las primeras luces del alba. La tormenta había amainado y el cielo estaba rojo.

—Maldito sea el señor de los titanes. Nos ha engañado otra vez y se ha brindado a sí mismo otra oportunidad de controlar la profecía—dijo Quirón.

— ¿Qué quieres decir? —pregunté.

—El Vellocino de Oro ha funcionado demasiado bien —dijo. Seguimos galopando. Todos se apartaban a nuestro paso. Allí, al pie del árbol, yace una chica inconsciente; arrodillada junto a ella, había otra chica con una armadura griega. La sangre me retumba en los oídos. No logro pensar con coherencia.

¿Habían atacado a Annabeth? ¿Y cómo es que seguía allí el vellocino? El árbol esta en perfectas condiciones, intacto y saludable, embebido de la esencia del Vellocino de Oro.

—Ha curado al árbol. Y no sólo le ha hecho expulsar el veneno—dijo Quirón, con la voz quebrada. Entonces me di cuenta de que no era Annabeth la que estaba tendida en el suelo. Ella es la que llevaba la armadura, la que se había arrodillado junto a la chica. En cuanto nos vio, Annabeth corrió hacia Quirón.

—Es ella… de repente…—Tiene los ojos anegados en lágrimas, pero aún no comprendo nada. Estoy demasiado alucinado para comprender el sentido de todo aquello. Salté del lomo de Quirón y corrí hacia la chica desmayada.

— ¡Espera, Percy! —gritó Quirón. Me arrodillé a su lado. Tiene el pelo corto y oscuro, y pecas por toda la nariz; es de complexión ágil y fuerte, como una corredora de fondo, y lleva una ropa a medio camino entre el punk y el estilo gótico: camiseta negra, vaqueros negros andrajosos y una chaqueta de cuero con chapas de grupos musicales de los que no había oído hablar en mi vida. No es una campista, no la identificaba con ninguna de las cabañas.

—Es cierto. No puedo creer…—dijo Grover, jadeando aún por la carrera colina arriba. Nadie más se acerca a la chica. Le puse una mano en la frente. Tiene la piel fría, pero la punta de los dedos me hormiguea como si se me estuviesen quemando.

—Necesita néctar y ambrosía —dije. Campista o no, es una mestiza sin lugar a dudas; lo percibí con sólo tocarla. No entiendo por qué todo el mundo esta tan aterrorizado. La tomé por los hombros y la levanté hasta sentarla, apoyando su cabeza en mi hombro.

— ¡Venga! ¿Qué les pasa? Vamos a llevarla a la Casa Grande—grité a los demás. Nadie se mueve, ni siquiera Quirón. Estan absolutamente atónitos. Entonces la chica tomó aire con una especie de temblor. Luego tosió y abrió los ojos. Tiene el iris de un azul asombroso: azul eléctrico. Me miró desconcertada. Tiritaba y tenía una expresión enloquecida.

— ¿Quién…?

—Me llamo Percy. Estás a salvo—dije.

—El sueño más extraño…

—Todo va bien.

—Morir.

—No. Estás bien. ¿Cómo te llamas?—le aseguré. Y entonces lo supe. Incluso antes de que lo dijera. Sus ojos azules se clavaron en los míos y en aquel momento comprendí el verdadero sentido de la búsqueda del Vellocino de Oro, del envenenamiento del árbol, de todo aquello. Cronos lo había hecho para poner en juego otra pieza de ajedrez, para darse « otra oportunidad de controlar la profecía»

Incluso Quirón, Annabeth y Grover, que deberían haber celebrado aquel momento, estaban demasiado trastornados pensando en las implicaciones que podría tener en el futuro. Y yo mismo sostenía a una chica destinada a ser la mejor amiga de Hadrien o acaso su peor enemiga.

—Me llamo Thalía. Hija de Zeus—dijo.


Hola chicas y chicos, espero les haya gustado el capitulo, me causo cierta gracia la criatura con el nombre de Draco que ataco el campamento, ya apareció Thalía, solo nos falta los hijos de Hades y tendremos a los hijos de los tres grande en el juego.

Mil gracias por sus comentarios.

Nos seguimos leyendo

Besos y abrazos

Bella.