Cuando volvieron a la escuela luego de ese incidente, los siguientes días durante las siguientes dos semanas el grupo forzó a Annie a tratar de acercar a Eren a ellos. Hubo varios intentos fallidos, claro está, ya que Mikasa Ackerman siempre se encontraba con él. Y la fría mirada que siempre llevaba en su rostro bastaba para alejar a cualquiera. Aunque Annie no parecía importarle la chica Ackerman, ni de lo que ésta era capaz, tampoco quería meterse en problemas y llamar la atención, pero estaba claro que cada vez que las dos cruzaban mirada, chispas podían verse saltar de sus ojos, mientras que el ambiente se tornaba tenso.

Se dio cuenta, que Armin tampoco se daba por vencido. Había veces que encontraba poemas, bastante astutos debía admitir, dentro de su bolso o de su casillero. No tenía idea de cómo lograba meterlos ahí sin que ella se dé cuenta, pero estaba claro que era él, tenían su olor emanando fuertemente.

Se encontraban todos en clase de Educación Física. El coach Keith Shadis los estaba haciendo sufrir. Claro que correr y los ejercicios que se les ponían no eran tanto problema para la manada. Y aunque Reiner era el mejor en estado físico de todos ellos, quedaron impresionados por la resistencia de Mikasa. Eren tampoco se quería quedar atrás, logrando competir con la manada de lobos en cubierto, pero sin llegar a la altura de la chica asiática. Annie admiró la determinación en sus ojos, además de la molestia de ser superado. Vio que Reiner bajaba la velocidad para estar junto a él.

—Tranquilo amigo, no te esfuerces tanto.

Eren lo fulmino con la mirada. — No me estoy esforzando.— protestó. Era claro que estaba cansado, pero seguía adelante.

— ¿Es por eso que tratas de superar a Mikasa?— bromeó, recibiendo el silencio del castaño. —¿Qué te impulsa a querer superarte? Digo, en esta materia, por lo menos.— se explicó el rubio.

Eren frunció aún más el ceño. —Quiero unirme a los militares que protegen éste pueblo. Y así exterminar a todos esos malditos lobos que viven alrededor.

Reiner podía sentir que una gota de sudor resbalaba por su frente, y no era por el ejercicio. — Ese es un gran objetivo.— comentó. — Pero los lobos no son tan malos, ¿sabes?— dijo tratando de cambiar el rumbo de la conversación.

Eren lo miró incrédulo. —¿"No son tan malos"? ¿Acaso no sabes de la masacre que ocasionaron hace 5 años?— cuestionó.

— Pues no. Recuerda que soy nuevo en el pueblo.

— Una manada apareció en el pueblo atacando a civiles inocentes sin piedad, mi papá salió ese día de casa con intenciones de detenerlos, pero nunca lo volví a ver, y además de eso, un lobo entro a la casa y... Se comió a mi madre frente a mi.— murmuró el castaño.

Reiner no supo como contestarle, y optó por quedarse callado en lo que quedaba de las vueltas. Decidieron culminar la clase con un competitivo (por parte de Annie y Mikasa) juego de quemados. Hubo algunos golpeados y narices sangrantes. Algunos no fueron tan suertudos y terminaron recibiendo balonazos en donde menos quisieras recibir un balonazo, en cuestión de hombres.

Al terminar todos fueron a los vestidores a cambiarse y a ducharse. Annie, al conocer a los humanos, estaba impresionada (claro que no lo demostraba) que sus compañeras estén tan cómodas en caminar desnudas por el vestuario. Claro que tenía mucho que ver que todas eran mujeres y no había nada que no se haya visto antes. Giró a un costado para ver que Pieck estaba igual de indiferente que las demás, vistiéndose en silencio, e Ymir estaba con la mirada en Christa.

—¿Disfrutando la vista?— preguntó.

La castaña salió de su trance y Pieck rio por lo bajo al ver la cara que traía.

—¿Qué?— cuestionó. —¿Acaso no puedo admirar a mi futura esposa?

— Me das asco.

Ymir solo la ignoró y siguió admirando a Christa hasta que ésta fue cubierta con ropa. Annie se había vestido rápidamente y salió del vestuario de chicas antes que sus compañeras

Fue a su casillero a guardas su ropa y sacar unos libros. Pudo sentir una presencia a su lado, y antes de que esta pueda hablar, al reconocer su olor ya sabía de quién se trataba.

— La respuesta es no, Arlert. — habló sin voltearse.

Escuchó un gemido de protesta. — Pero si ni sabes qué te iba a decir.

— No me importa. — cerró su casillero y volteó a verlo.

— Mira, solo dame una oportunidad, si no estás interesada te dejaré de molestar. — insistió.

— No estoy interesada ahora. — remarcó.

— ¿Pero por qué?

Annie suspiró con derrota.

— Mira, vine aquí buscando a una persona muy importante, no tengo tiempo para un romance adolescente. — comenzando a caminar para alejarse de él, pero la siguió.

— Pero si estás aquí como por tres ¿Por qué no lo encontraste aún?

— Porque no sé quién es, o cómo luce. — replicó. "Y se está acabando el tiempo." Pensó frustrada.

— ¿Entonces cómo piensas buscarlo?— dijo Armin, con el ceño fruncido.

Annie se encogió de hombros. — Él vendrá a mí.

— ¿Y cómo sabes que no está a tu lado?— dijo con una sonrisa.

Ambos entraron a la biblioteca.

Annie lo miró de arriba a abajo, inspeccionándolo. — Lo siento, pero tu físico no me da la impresión de que seas él. — su tono de voz era como si se estuviera burlando, pero su rostro no reflejaba ninguna emoción. — Eres débil. Pero testarudo, te daré eso.

— Lo tomaré como un cumplido.

Annie se dirigió hacia una sección, Armin siguiéndola en todo momento. Al encontrar el libro que quería trató de alcanzarlo, pero estaba muy alto.

— Permíteme. — habló Armin, alcanzándolo con facilidad.

— Gracias. — murmuró la chica. No le gustaba que otros hagan las cosas por ella, pero no alcanzaba el libro, y Armin era unos buenos diez centímetros más alto que ella.

Antes de pasarle el libro, él leyó la portada.

— ¿"Historia ancestral de lobos en Trost"?— preguntó incrédulo.

— Oí que hubo una masacre hace 5 años. Tuve curiosidad.

— Me sé la historia completa desde que Eren se metió el objetivo de extinguir a todos los lobos de la zona.

Annie tragó amargamente.

— Fue una tragedia. — explicó con tristeza. — Se comieron a su madre, y a su padre nunca más lo volvió a ver.

Annie sabía sobre el ataque, los responsables fueron su antiguo clan. Su manada era de los más jóvenes e inexpertos y fueron dejados de lado. Aunque la intención de la cacería no era atacar el pueblo de los humanos, algo más estuvo detrás de eso. Fue como si se les lavaran el cerebro, había explicado su padre, y actuaron como normalmente lo harían en una noche de Luna llena a pesar de que ocurrió en plena tarde. Cuando sus padres confrontaron al alfa sobre eso, fueron asesinados y Annie y los demás no tuvieron más remedio que huir de allí. Y vagaron solos desde entonces.

— Puedo contarte con detalle lo que sucedió, si quieres. — lo escuchó decir.

Annie lo pensó. Se le estaba acabando el tiempo y ya no sabía qué hacer. Si necesitaba saber algo sobre Eren, Armin podía decírselo.

— Claro. — le escuchó a sí misma respondiendo.

— Bien. — dijo el chico, podía notar que estaba conteniendo su emoción.

Oyeron el sonido del timbre, debían volver a sus respectivas clases.

— Te veo después de clases. — murmuró Annie, dispuesta a irse.

— Espera. — Armin la sujetó de la manga de su sudadera. — ¿Esto significa que tendremos una cita?— preguntó.

Annie le dedicó la mirada más seria que tenía. — No lo sé, tu dime.

Se dio la vuelta para irse, sonriendo para sus adentros cuando lo escuchó hacer un sonido ahogado de felicidad.

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.

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Annie trataba de mantenerse atenta en la clase de historia del profesor Pixis, no quería ganarse detención como hacía algunos días con el profesor Dok, que la atrapó mirando por la ventana, y cuando le había hecho una pregunta sobre lo que estaba hablando, ella de mala manera le dio una respuesta incorrecta, ganándose detención esa tarde por no prestar atención.

Vio que un pedazo de papel había caído en su mesa. Volteó para ver de dónde venía y se encontró con la mirada de Jean, quién le hizo un ademán para que lo abra.

"Oí que tendrás una cita con Armin"

Ella se volteó de nuevo, viéndolo por unos segundos antes de escribir su respuesta.

"Tal vez. ¿Ya lo publicó por toda la escuela?"

Se aseguró que el profesor no esté viendo y le lanzó el papelito. Al cabo de un minuto recibió su respuesta.

"No, pero ya sabes cómo es Hitch Dreyse con los chismes."

Annie rodó los ojos al leer esto. Hitch era una chica que se sentaba junto a ella en clases de química, no se callaba nunca, lo que hacía que Annie la ignore o haga algún comentario sarcástico de vez en cuando. Había dicho que era la única persona que nunca le ha dicho que cierre la boca, y que la consideraba una verdadera amiga.

Escribió su respuesta y se la pasó.

"Desafortunadamente. ¿Cuál es tu punto?"

"Es mi mejor amigo, ¿sabes? No quiero verlo lastimado."

Annie suspiró.

"Créeme que yo tampoco quiero."

Cuando sonó el timbre todos recogieron sus cosas y rápidamente se largaron del salón. Antes de irse, Annie fue a dejar algunas cosas en su casillero. Cuando fue a la salida se encontró con Armin, quien ya estaba ahí, esperándola.

— ¿A dónde iremos? Si quieres podemos ir al parque, no está muy lejos de aquí y así...

— Iremos a tu casa. — interrumpió.

— Oh... Bueno, vamos por mi motocicleta. — dijo el chico.

Mientras que lo seguía al estacionamiento, Annie se preguntaba si lo que estaba planeando era buena idea. Si fallaba, pues mandaría todo al carajo y tendría que hacer las cosas de la manera difícil.

"Espero que todo salga bien"

Continuará...


DrakoCrepuscular: soy nueva publicando fanfics en el fandom de SnK, así que creo que eso tiene algo que ver XD en fin, muchas gracias por el review :3

taku-mune: thank you :)