N/A: Después de tanto tiempo, retorno a las canchas. Esta vez para unirme al fandom de SNK. Se supone que es Yumikuri, pero si no se parece nada no tiren tomatazos (/.\) . Songfic basado en la canción del mismo título.
Call your name
Tiempo había transcurrido desde su despedida. Y sólo una carta, era lo restaba ahora de ella.
En ocasiones solía leerla. Cuando los recuerdos se hacían tan insoportables que simplemente necesitaba aferrarse a algo real. Tangible.
Esos eran los momentos en los que recurría a ese pedazo de papel y tinta como su único consuelo.
Entonces maldecía. Maldecía a todo lo que le hubiese impedido estar con ella hasta sus últimos momentos.
Incluso a la misma Ymir.
Ni por un momento lo había admitido, pero sabía que le había amado. Probablemente con el mismo ímpetu con el que ella le amaba de vuelta.
Sabía que en su corazón, sólo había existido lugar para ella.
Incluso, le había propuesto matrimonio en una ocasión. Cierto que una forma no-convencional, y difícil de discernir si existía tonalidad burlesca en su voz o no. Pero la idea de una vida juntas había emergido de su cabeza.
Mas de un momento a otro, todo se había esfumado.
Se había perdido en medio del caos.
Noches enteras habían transcurrido e Historia aún lloraba. Extrañándola. Sintiéndose impotente mientras tenía poder—pues no era el necesario para traerle de vuelta—.
Preguntándose por su paradero. Y sobre todo, llamando a quien ya no podía oírle.
En noches así, se dedicaba a hacer lo que más le pesaba: recordar.
Recordaba como ella tampoco lo había dicho. "Me agradas". "Te estimo". "Eres importante para mi". "Te amo".
Lamentaba cada sílaba que había permanecido retenida en su boca. Que se había negado a sacar.
Entonces comenzaba a imaginar. Pintaba en las paredes de su mente de 'como habría sido su vida en otra realidad'. ¿Se habrían conocido, ella e Ymir? Claro que lo habrían hecho. Hasta el más escéptico se hubiese dado cuenta de que estaban destinadas a estar juntas.
Entonces, ¿Podrían haber vivido normalmente? Quizá. Aunque no imaginaba la normalidad junto a Ymir. Estaba acostumbrada a que diese vuelta su mundo.
Pero sí. En otro mundo podrían haber compartido un vivienda. Una pequeña choza en las afueras de un pueblo. Un lugar del que hubiesen hecho su hogar.
Pero todos esos sueños se desvanecían en cuestión de segundos, pues retornaba a la cruda realidad. Se encontraba sola en su dormitorio. Despierta en la mitad de la noche. No había pequeña cabaña a las afueras del pueblo. No había hogar. Y ciertamente, ya no estaba Ymir.
Estaba completamente por su cuenta. Sola junto a todos los recuerdos que su amada le había dejado tras su partida.
Recuerdos que eventualmente, habría de perder en algún momento, cuando la edad le alcanzase.
Porque hoy podía tener a sus compañeros, pero nada le decía que no acabarían de la misma forma.
Ya lo sabía. Sabía que así era la vida de los miembros de la legión de exploración. Un día estaban, al otro no.
Lo sabían. Ambas. Pero nunca pensaron que algo tan nefasto, podría ser su propio destino.
Quizá Ymir sí. Quizá lo sabía desde un principio. Pero ella no. Historia se había rodeado de muerte, pero jamás pensó que la muerte la pudiese alcanzar a ella. Mucho menos a Ymir.
Ni por un instante se imaginó un futuro donde permanecía y la otra perecería.
Jamás se imaginó de reina y a la otra de traidora.
Ahora lo sabía. Nadie estaba a salvo. No ella. No nadie. No existía lugar dónde esconderse.
Aún no podía descifrar que era lo que estaba mal de todo esto. Que era que lo damnificaba a todo. Tampoco creía descubrirlo durante sus noches en vela.
Por el momento sólo podía intentar continuar, al igual que los otros. Y esperar, en la penumbra y soledad. Continuar llamándola por su nombre.