Una nueva vida

Un crossover entre DBZ y Highschool DXD escrito por Octavio675, Tadeuz y AgussMatt.

AVISO DE RENUNCIA LEGAL: NOSOTROS, OCTAVIO675 Y TADEUZ, EN NUESTROS CARÁCTERES DE AUTORES DE ESTE FANFIC, NOTIFICAMOS A NUESTROS QUERIDOS LECTORES ESTO: NO SOMOS DUEÑOS DE LOS PERSONAJES DE DBZ NI DE HIGHSCHOOL DXD, AMBAS SERIES Y TODO LO RELACIONADO A ELLAS PERTENECE A SUS RESPECTIVOS AUTORES.

Sinopsis: Trunks del Futuro (también conocido como Mirai Trunks) acaba con los peligros que asolaban su línea de tiempo, y ahora, se encuentra en paz, pero, se siente algo vacío, lo mismo le sucede a su madre Bulma. Entonces, ambos, madre e hijo, se disponen a buscar nuevos lugares en los que vivir intrepidantes aventuras llenas de acción y peligro, ¿qué les sucederá a este dúo de mujer-genia-científica y semi-saiyajin-igual-de-inteligente-y-aventurero?, ¡descúbranlo en este fanfic!

Algunas cuestiones que nos gustaría aclarar antes de comenzar con esta historia:

Octavio675: Esta historia tendrá varios momentos de romance, aventura, acción, combates, tetas, culos, lemons, ¿ya dije tetas?, XD.

Tadeuz: Ponéte serio pelotudo, no, dejá, mejor lo aclaro yo. Okay, ¡saludos, querido/a lector/a!, bueno, dejáme decirte que en esta historia, desde el vamos te aviso que en esta historia va a haber Lemons (osea, sexo explícito, muy gráfico, bueno, descrito textualmente quiero decir, lol) por lo cual, si no tenés ganas de leerlo, apretá Alt + F4 y cerrá la ventana del navegador. Lo aclaramos nosotros 3 (Octavio, AgusMatt y yo) de antemano para que después no nos rompan las pelotas en las reviews (si es que siquiera conseguimos algunas ;-;).

Sin nada más que decir, les va un último dato de la mano de mi amigo Agus.

AgusMatt: Bueno, eeeh, Trunks va a tener un Harem masivo xD, que básicamente constará de Rias, Akeno, Koneko, Raynare, y puede que más personajes también (incluso Bulma, aunque eso ya sería muy zarpado/subido de tono, osea incestuoso) así que eso todavía lo tenemos que debatir. Sin nada más que decir, ¡comencemos!

Capítulo 1: ¡El inicio de la aventura! ¡Un viaje a otra dimensión!

*RUINAS DE LA CAPITAL DEL OESTE, ALREDEDOR DEL MEDIODÍA*

Un joven de alborotados cabellos de un color rubio intenso fulminó con la mirada desde la distancia a dos jóvenes que se encontraban en las ruinas de lo que alguna vez fue una imponente ciudad. Este joven tenía como vestimenta una remera sin mangas negra, unos pantalones de jogging negros algo ajustados a sus esculturales piernas, y unas botas naranjas con punta gris. A todo esto se le sumaba la espada de aleación de un metal alienígena, almacenada en una funda roja que el joven llevaba en su espalda.

El muchacho rápidamente sintió el ki asustado de un humano anciano. Se giró a su derecha y vió en la distancia, no muy lejos, como uno de los dos monstruos que tanto lo habían aterrorizado a él y a su mundo jugaba con el anciano, decidiendo si matarlo o no.

El joven de cabello rubio, veloz como un rayo, lanzó una ráfaga amarilla de ki, curvada, en dirección al monstruo, quien se percató justo a tiempo, y soltó al viejo y se apartó hacia atrás de un salto, esquivando el ataque por muy poco, que explotó en la distancia, atravesando los restos de un rascacielos.

"Que sorpresa verte aquí Trunks, Dieciocho y yo ya nos estábamos empezando a aburrir de destruir lo poco que queda de esta basura de lugar", espetó el individuo que casi asesinó al anciano, que ahora se revela es un joven con cabello negro que le llega hasta los hombros, fríos ojos azules, y un semblante sereno y confiado en su rostro. Vestía unos jeans azules, con un cinturón que tenía una sobaquera con una pistola en ella, una camiseta de mangas largas blanca y por arriba una manga corta negra, con unas zapatillas azules, y unas medias verdes brillantes que sobresalían de estas. También tenía una pañoleta naranja atada a su cuello. A unos pocos metros del joven, se encontraba ''Dieciocho'', una hermosa, pero indiscutiblemente fría y asesina máquina de matar, una androide hecha a partir de un ser humano. Ella tenía una cabellera rubia, larga hasta los hombros, como la de su pelinegro hermano. Ella usaba una falda y chaleco de jeans, unas calzas negras por debajo de la falda, y una camisa manga larga debajo del chaleco, de un color blanco y negro, alternado en un patrón de anillos en las mangas, mientras que el resto de dicha camisa era de color negro.

El joven rubio que había atacado al hermano de Dieciocho aterrizó en el suelo con un leve golpeteo de sus pies, a la vez que con su potente voz, cargada de ira y enojo, exclamó, ''Número Diecisiete, Número Dieciocho, ¡ha llegado su fin, malditos!, ¡acabaré con ustedes!'', mientras un aura amarilla intensa lo envolvía. Sus ojos eran de un color turquesa intenso, sus cejas y su cabello ambos eran dorados, y su pelo se encontraba erguido en contra de la gravedad a la vez que se ondeaba ligeramente.

''Vaya, con que estabas con vida, aunque no conozco a nadie tan tonto como tu que cree que puede ganarnos'', Diecisiete bufó, confiado de sí mismo y de su hermana.

''¡Número Diecisiete, no soporto ver a insectos tan presumidos como él!, ¿no importa si lo mato, verdad?, ¡es una maldita plaga!'', exclamó Dieciocho, apretando los dientes y mirando con el ceño fruncido y sus ojos azules, gélidos a Trunks, quien resultaba ser el loco de remate que tenía en mente matar a ambos androides.

''Bueno, haz lo que tú quieras Dieciocho, lo malo será que no tendremos con quien más jugar, jajaja'', se reía Diecisiete, sin importarle lo más mínimo el asunto.

Dieciocho cambió su semblante a uno de pura confianza en sí misma, y extendió su mano derecha hacia Trunks, lanzando una ráfaga de ki de color rosa hacia él.

La ráfaga salió curvada en dirección al semi-saiyajin, quien simplemente se desvaneció del lugar en el que había estado hace meros segundos. Diecisiete y Dieciocho ambos quedaron atónitos, viendo como la ráfaga de ki impactaba en un edificio derruido en la distancia.

Trunks reapareció detrás de Dieciocho. El hermano de ella rápidamente se dió cuenta, y le gritó, advirtiéndole, ''¡Cuidado Número Dieciocho, detrás de ti!''.

Pero fue algo tarde, dado que Trunks inmediatamente le propinó un potente puñetazo con su mano izquierda a Dieciocho a la vez que ella exclamaba un sonido de sorpresa. La androide salió volando en línea recta, atravesando varias filas de edificios destruidos, colapsados, hasta frenarse.

Se levantó con algo de dificultad, y con una mirada de furia asesina en su cara.

''¡MALDITO, ¿CÓMO TE ATREVES?!'', le vociferó a Trunks, furiosa, a la vez que volaba hacia él a una velocidad que a Trunks antes le habría parecido descomunal, pero ahora se le hacía muy fácil leerla y predecir los movimientos de la androide. Trunks esquivó un puñetazo, desapareciendo y reapareciendo detrás de la androide. Ella giró sobre sí misma e intentó pegarle una patada en la cabeza, pero Trunks bloqueó el ataque, y desapareció de nuevo, dejando a los dos androides recalculando donde podría haberse ido. Apareció al instante en frente de Dieciocho, bloqueando un puñetazo izquierdo de esta, y el hijo de Vegeta le propinó un empujón a la androide, no sin antes ésta lanzarle una ráfaga de ki, que Trunks fácilmente esquivó corriendo su cabeza a un lado. A la par de la explosión de ki, Dieciocho gritó de dolor al caer y rasparse toda la espalda, deslizándose hasta llegar a los pies de Diecisiete, quien le recriminó, ''¿Qué pasa contigo Dieciocho?, que descuidada eres'', al ver como perdía tan fácilmente ella contra el joven de pelo rubio.

''¡Maldito, no te lo perdonaré!'', ella le gritó al joven semi-saiyajin, todavía más enojada que antes.

Trunks tomó la palabra antes de que los androides empezaran a atacarlo, ''Cuando viajé al pasado, los conocí a ustedes dos, eran versiones algo diferentes, pudieron cambiar allí, y ser buenas personas, pero aquí, en este tiempo, son muy diferentes, solo les importa matar y destruir todo lo que encuentran a su paso, es por eso que no se los perdonaré'', manteniendo una fría mirada con el ceño fruncido sobre los androides.

''Qué tonterías dice, vamos a atacarlo Dieciocho'', propuso Diecisiete, quien recibió una respuesta afirmativa de su hermana.

''Hagámoslo'', ella le contestó, y ambos androides volaron hacia Trunks, quien ni se inmutó.

Diecisiete trató de pegarle un puñetazo derecho directo en la cara a Trunks, quien simplemente se movió tan rápido para el androide que parecía que se había desvanecido otra vez, pero no. Trunks lo esquivó, y lo mismo a Dieciocho. Número 17 siguió de largo, y trató de ver dónde estaba Trunks a la vez que volteaba su cabeza en todas las direcciones.

Mientras tanto, Trunks partió el vuelo hacia Número Dieciocho, quién empezó a tirarle ataques de ki rosa. Trunks reflejó uno, dos, tres rayos de ki, a la vez que salvó la distancia entre la androide y él.

Frenó de inmediato en frente de la sorprendida androide, a la vez que extendía su mano izquierda y creaba un cañón de ki amarillo gigantesco, atacando a Dieciocho a quemarropa. Ella fue consumida completamente por el ataque, siendo eliminada.

Cuando el humo se despejó, Diecisiete vio horrorizado como el mocoso insolente había matado a Dieciocho sin problemas, cuando siempre fue tan débil e inútil.

''N-n-n-no… no es po-p-posible… ¡¿cómo?!'', exclamó Diecisiete confundido, a la vez que se quedaba congelado en su lugar de miedo.

''Eso fue por todos mis amigos que asesinaron, y esto será, ¡para vengar la muerte de Gohan!'', vociferó Trunks, a la vez que arrancó el vuelo a gran velocidad hacia Diecisiete, y le propinaba una brutal patada en la cara, que noqueó al androide al instante.

Acto seguido, Trunks saltó hacia el cielo, dando varias vueltas, como si hiciera la medialuna, y llegó a una gran altura. Giró su cuerpo hacia la derecha, y luego, con su brazo derecho, le lanzó una ráfaga de ki amarillo poderosísima al inconsciente androide, que lo destruyó por completo, eliminándolo definitivamente.

Trunks se destransformó, volviendo a su estado normal, su cabello cayendo por acción de la gravedad y volviendo a su color lila, sus cejas volvieron a su tono lavanda normal, a la vez que sus ojos recuperaban su azul cielo natural. Bajó al auto donde Diecisiete casi mató al anciano, y lo sacó del auto, a la vez que se decía a sí mismo, ''Por fin ha terminado… pero… ¡no!, aún no, falta alguien muy importante… Cell'', a la vez que llevó al anciano a un lugar seguro, y partía el vuelo en dirección a Corporación Cápsula a una velocidad superhumana.

XXXXX

*CORPORACIÓN CÁPSULA, DOS DE LA TARDE*

Trunks aterrizó en el frente de uno de los pocos edificios que seguía prácticamente intacto desde los inicios de la masacre que los androides llevaron a cabo, su hogar. Corporación Cápsula. Abrió la puerta, cruzó el umbral, y la cerró detrás de él a la vez que sentía el ki de su madre en el laboratorio subterráneo. Corrió a más no poder hasta llegar al mismo, luego de cruzar varios pasillos y bajar algunas escaleras.

Abrió la puerta sin pensar en golpear ni nada, y sintió el ki imperturbado de su madre sobresaltarse ante su abrupta llegada.

''¡Trunks!'', ella chilló de felicidad y algo de susto al ver a su hijo.

''¡Mamá!'', replicó el joven de pelo violeta claro, a la vez que corría hacia ella para abrazarla. Ambos compartieron este tierno momento antes de separarse ligeramente.

''¡Madre, lo logré, maté a los androides!'', reveló el semi-saiyajin con orgullo propio de la raza de la que era heredero.

Su madre lo miró llena de felicidad, y le dijo, ''¡Ay, Trunks, hijo, cuánto me alegra que lo hayas logrado al fin, te dije que lo lograrías algún día, ven, ahora debo mostrarte algo importante!''. Acto seguido, Bulma Briefs, la peliceleste científica genia, llevó a Trunks prácticamente a rastras hasta el lugar donde estaba guardada la máquina del tiempo. Trunks estaba por preguntar qué pasó con dicho aparato cuando su madre lo silenció poniéndole un dedo en los labios.

''Shhhhh, cállate y déjame explicarlo tontín'', le ordenó en broma Bulma a su hijo, a la vez que prendía las luces de la habitación y presentaba la máquina del tiempo, sacándole el trapo que la cubría. Esta estaba diferente a la última vez que Trunks la había usado para viajar al pasado. La máquina amarilla, de cuatro patas, ahora era prácticamente el doble de grande de lo que era antes, cuando Trunks había viajado al pasado. Tenía espacio para que cupieran Bulma y su hijo semi-saiyajin cómodamente, más todo el equipaje que quisieran llevar, capsulizado.

"¡Guau, mamá, no sabía que habías estado trabajando en la máquina del tiempo!, pero, ¿para qué le hiciste todas estas reformas?", inquirió el hijo de Vegeta, asombrado.

"Esto es precisamente lo que te quería decir Trunks, nos merecíamos una nueva vida, el hecho de poder empezar de cero, después de tanto combatir incesantemente, tú y yo, hijo, todos los días de nuestras vidas siempre fueron una lucha, hasta hoy, porque con las mejoras que le hice a este aparato", Bulma hizo una pausa a la vez que señalaba la máquina del tiempo, "podremos viajar no en el tiempo, sino en el espacio", reveló Bulma, con una sonrisa triunfante en su rostro.

Trunks se quedó sorprendido con lo que le acababa de explicar su madre. Se recuperó luego de unos segundos de silencio y preguntó, ''y… ¿podemos viajar a, no sé, otra dimensión?'', con algo de esperanza en su voz.

''¡Efectivamente, hijo!, eso es lo que haremos, iremos a otra dimensión, empezaremos de cero, una nueva vida, la oportunidad que nos fue negada en nuestra dimensión, la tendremos en otra'', Bulma exclamó con añoranza, a la vez que los ojos amenazaban con fallarle y empezar a llorar.

Trunks frunció el ceño y apretó la mano de su madre, para indicarle a ella que no estaba sola, y que lo tenía a él. La científica le sonrió a su hijo y le agradeció con un asentimiento de la cabeza.

Hubo un silencio de unos minutos hasta que una alarma los alertó a ambos, perturbando su paz. De inmediato, una luz roja de alerta empezó a parpadear en el laboratorio subterráneo, a la vez que Bulma corría a unos monitores cercanos para revisar las cámaras de seguridad.

''¿Qué mier-?'', maldijo, pero sus ojos se le abrieron de par en par y casi se le salen de las cuencas oculares al ver quién estaba en la cámara, ''¡DEMONIOS, ES CELL!'', gritó, aterrada, a la vez que corría a la máquina del tiempo y le abría la escotilla de arriba, metiendo cápsulas con equipaje, algo apurada.

Trunks, cuando ella bajó, la tomó por los hombros y le dijo en la cara, ''Tranquila mamá, soy mucho más fuerte que él en su forma base, lo acabaré, tu prepara la nave para irnos-'', pero el joven fue interrumpido por una explosión, seguido de un par de pies aterrizando a algunos metros detrás de Trunks.

''¿Pero qué tenemos aquí?'', comentó un bicho particularmente desagradable, grotesco y repulsivo. Todo su cuerpo era de un color verde oscuro con manchas negras, tenía ojos rosa con pupilas ovaladas, negras. Tenía un par de alas en su espalda, junto con una cola que terminaba en un aguijón marrón beige. Tenía una especie de pico naranja en su boca, y una gema negra ovalada en su cabeza, que tenía dos antenas largas y gruesas.

''Cell'', comentó Trunks, con el mayor desprecio que le fue posible expresarse.

''Trunks, no esperaba verte aquí, bueno, eso no importa, porque les daré una paliza a ti y a la anciana esa'', se mofó el bio-androide, riendo por lo bajo.

Antes de que Trunks o Bulma pudieran decir o hacer algo, el bio-androide lanzó una ráfaga de ki a los pies de Bulma, haciendo que esta fuera empujada hacia atrás, cayendo al piso, herida de gravedad por la explosión. Pero antes de que el androide pudiera hacer algo, Trunks al instante voló hacia él, y le propinó un puñetazo en el estómago, seguido de un gancho izquierdo en la barbilla que envió a Cell a volar lejos del laboratorio, creando un agujero en el techo.

El semi-saiyajin corrió hacia donde estaba Bulma para asistirla. Le ayudó a ponerse de pie, y le ordenó, ''¡Mamá, quédate aquí, trata de recuperarte un poco, yo iré a matar a Cell de una vez por todas!''.

Acto seguido, el hijo de Vegeta se impulsó hacia el cielo por el mismo agujero por el que había salido volando Cell. Trunks se frenó en seco, y elevó su ki, poniendo sus brazos a los costados de su cuerpo.

'¡GRRAAAAAAAAAAAAAAH!'', gritó el híbrido saiyajin a la vez que le aparecía un aura blanca alrededor de su cuerpo.

''Veo que te has vuelto mucho más poderoso Trunks, te felicito por ello, pero no me darás pelea, te mataré'', dijo el androide, confiado de sí mismo.

''¡Eso lo veremos!'', replicó el peli-lavanda a la vez que seguía elevando su ki. El semi-saiyajin aumentando su poder destruyó los edificios de sus alrededores, piedras y guijarros se levantaban y se arremolinaban como un torbellino alrededor de Trunks a la vez que alcanzaba el punto máximo de su poder en su forma base.

''Te mataré'', exclamó Trunks lanzando una ráfaga de ki color celeste a velocidades indescriptibles, apuntándole directamente al bioandroide.

Cell lo esquivó costosamente, y se concentró, poniendo sus manos a los costados de su cabeza a la vez que gritaba, ''¡TAIYOKEN!'' y enceguece al semi-saiyajin con un ataque que era casi como si le hubieran puesto el sol en la cara al hijo de Vegeta.

Trunks gritó de dolor a la vez que Cell arremetía contra él y le pegaba un puñetazo en el estómago que hizo que el semi-saiyajin se hincara de rodillas, ''¡ARRRGH!'' se quejó de dolor, para luego ser enviado a volar por el aire de una patada en el pecho.

''Morirás al igual qué murió tu padre… ¡YO SERÉ TU ASESINO!'', exclamó Cell con énfasis en sus últimas palabras, a la vez que giraba su cuerpo a la derecha y ponía ambas manos en ese costado.

''¡Kaaaaaaaaaa...meeeeeeee…'', empezó a decir el bioandroide, creando una pequeña esfera de energía celeste en sus manos que fue creciendo en tamaño y poder destructivo con cada segundo.

Trunks se había recuperado del Taiyoken y ahora se encontraba mirando a Cell, furioso.

''Basta de juegos'', pensó para sí mismo a la vez que se transformaba en Súper Saiiyajin, un aura amarilla cegadora envolviéndolo por completo por una milésima de segundo, seguido de una leve transformación física. Sus pupilas desaparecieron y en un instante cambiaron a un color turquesa, sus cejas se volvieron doradas y su pelo se alzó en contra de la gravedad, volviéndose dorado también.

''¡Haaaaaa...meeeeeeeeeee!...'', seguía vociferando Cell, ahora casi listo para lanzar el ataque característico de Goku.

Trunks puso sus brazos en un escudo en forma de ''X'' enfrente de él, preparándose para el ataque del androide.

''¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!'', el bioandroide gritó a viva voz a la vez que tiraba sus palmas hacia adelante y lanzaba la ráfaga de energía celeste, que avanzaba a grandes velocidades hacia Trunks.

Trunks intenta pararlo, consiguiéndolo a duras penas. El ki básicamente quemaba su palmas y el resto de sus brazos, y mucho. Trunks lentamente iba perdiendo terreno, incluso en su estado Súper Saiyajin, Cell le estaba inflingiendo mucho daño.

''¡No eres rival para mí!'', gritó Cell, todavía sin rendirse, poniéndole más ki todavía al Kamehameha.

Trunks pronto empezó a sentir el ardor de la técnica, así que usó mucha fuerza y lo desvió hacia el cielo, dónde explotó sin problema alguno, dejando al bioandroide pasmado de que hubiera podido desviar tan (a los ojos de Cell) perfecto ataque, mientras que Trunks respiraba laboriosamente. El Kamehameha le había dejado exhausto, y bastante malherido. La ráfaga potentísima le había dejado quemaduras en los brazos, junto con algo de sangre que le brotaba de sus heridas, además le había volado del pantalón de jogging negro que tenía, la pierna izquierda hasta la rodilla, y le había dejado un agujero en la rodilla derecha del pantalón. También, de su camiseta sin mangas negra, de la cintura izquierda hasta el hombro derecho, en diagonal, le había volado toda esa parte de dicha prenda de vestir, exponiendo su musculoso (pero lastimado y magullado) torso y físico.

El saiyajin empieza a recordar todos esos buenos momentos con su maestro Gohan, y rápidamente recordando su heroico sacrificio para intentar acabar con los androides, el hijo de Vegeta desata todo su poder en un violento torrente de ki, éste emanando de su cuerpo y elevando varias rocas del suelo mientras gritaba "¡TE VOY A MATAR!". El aura de Súper Saiyajin de Trunks crepitaba violentamente como una llama, a la vez que unas andanadas de viento sacudían los pelos ya bastante alborotados de Trunks, mientras que el cielo se oscureció de repente.

Cell sin inmutarse, confiado lo ataca con una bolita amarilla de ki, y Trunks le bloquea el ataque sin esfuerzo con un manotazo, mientras que arremete contra el bioandroide y le rompe el brazo de un puñetazo que Cell no pudo percibir, el bioandroide se retuerce de dolor mientras grita "INSECTO, ¿¡CÓMO TE ATREVES?!".

Trunks súbitamente da un giro sobre sí mismo y patea a Cell en el pecho, mandando a este a volar. Cell, atravesando varios edificios, baja a una gran velocidad, impactando contra otra edificación, y demoliéndola completamente, causando la formación de un gran cráter, se despega de este para luego flotar dificultosamente mientras dice "veo que te subestime, pero esos simples ataques no van a hacer que me rinda", estudiando cuidadosamente al semi-Saiyajin.

Cell se prepara para lanzar otro Taiyoken, pero Trunks lo golpea antes de que este lo efectúe, lanzando una rafaga de golpes contundentes dejando a Cell en estado crítico y sorprendido por la fuerza de este poderoso enemigo, se intenta alejar pero Trunks se interpone en su camino dejándolo sin posible escapatoria, tomándolo de una pierna para girarlo cual trompo para luego soltarlo rápidamente para que salga disparado hacia una montaña que había a unos cientos de metros del lugar de la pelea. Cell otra vez volvió a impactar contra el ambiente, destruyendo dicha formación natural, cayéndole los escombros en todo el cuerpo. Trunks voló, apresurado, en dirección a dónde Cell había salido volando lejos de la ciudad, ya en un amplio páramo desolado.

Trunks, abrumadoramente furioso, gritó "¡TE MATARÉ, NO TE LO PERDONARÉ CELL!" pegando un acelerón muy grande en dirección a Cell dándole una ráfaga de golpes que entierran al bioandroide más y más dentro de la montaña. Unos segundos después Trunks atraviesa lo que queda de la montaña y agarra a Cell de la pierna izquierda y lo lanza hacia el cielo con una fuerza imponente.

El bioandroide pone toda su fuerza para frenarse y lo consigue exitosamente.

Trunks extendió sus manos hacia adelante y empezó a cargar ki. Dos bolas amarillas de ki aparecieron, cada una en las respectivas palmas del semi-Saiyajin, a la vez que estas, aunque no crecían en tamaño, sí lo hacían en poder destructivo e intensidad.

"¡ACABARÉ CONTIGO CÓMO DEBERÍA HABERLO HECHO EN UN PRINCIPIO!, ¡ATAQUE CÚPULA DE CALOR!, ¡HAAAAAAAAAAAAA!", vociferó Trunks a todo pulmón, a la vez que de sus palmas dos ráfagas amarillas, increíblemente poderosas, salieron disparadas en dirección a Cell.

El bioandroide bloqueó el ataque como pudo, con ambas manos deteniendo a duras penas la devastadora técnica de Trunks.

"¡No!, ¡Nooo!, ¡NOOOOOOOOO!", aulló de dolor el bioandroide al ser quemado vivo por el ataque del hijo de Vegeta

Trunks no se cansaba y le ponía toda su energía al ataque, generando una temperatura elevadísima alrededor de él en un diámetro de 100 metros, creando una especie de domo de calor, de ahí el nombre de su ataque, Cúpula o Domo de Calor. A cualquier espectador que observara esta batalla desde muy lejos, le parecería que está viendo una bola de luz amarilla gigante.

Trunks siguió impulsando su ataque hasta el cielo y más allá, dejando que su técnica explote en el espacio. Luego, trató de sentir el ki de Cell concentrándose, pero no logró sentir ni ver nada. Sus tensos y agarrotados musculos se relajaron poco a poco, hasta que al fin se destransformó, volviendo a su forma base, implicando que su cabello vuelva a su color violeta claro/lila, sus cejas también, y sus ojos recuperaran su color natural, celeste cielo, que estos tenían.

"Al fin, todo terminó, definitivamente", el guerrero, heredero del linaje Saiyajin, susurró a nadie en particular.

Rápidamente recordó que su madre estaba herida, y esperándolo. Sin gastar más tiempo al pedo, se concentró, le apareció un aura blanca alrededor de él, y partió el vuelo hacia la Corporación Cápsula.

XXXXX

*CORPORACIÓN CÁPSULA, TRES Y MEDIA DE LA TARDE*

Trunks llegó en un instante a la Corporación Cápsula, no perdió tiempo, y entró por el agujero del techo que Cell había hecho cuando el hijo de Vegeta lo mandó a volar. Trunks aterrizó casi en silencio en el laboratorio subterráneo y corrió a ayudar a su madre. La adrenalina de la pelea lo abandonó de pronto y sintió todo el dolor de sus heridas, intenso, desgarrador, y se resbaló y cayó de rodillas al suelo por un instante.

"¡Mierda!", se quejó de dolor, antes de levantarse y caminar, con más precaución, adonde estaba su madre.

Hincó una rodilla al suelo y la zarandeó, pero ésta estaba aparentemente desmayada.

"¡Nos vamos mamá!", Trunks le comentó, antes de levantarla con delicadeza al estilo nupcial, y llevándola hacia la nave. Trunks tocó el botón de la nave para abrirla, y subió por la escalerilla, todavía llevando a Bulma con cuidado. La sentó y observó con detenimiento el daño que Cell le había hecho, y se sorprendió.

Bulma tenía un tajo de cuatro centímetros de largo en su frente, del que brotaba sangre en una cantidad considerable. Toda la bata de laboratorio blanca de Corporación Cápsula estaba manchada de algo de sangre, dejándola roja, y tierra y escombros. Tenía varios cortes y moretones, y su ropa estaba desgarrada en varias partes. Para la sorpresa de Trunks, la bata no estaba abotonada, y la camisa color amarillo claro de su madre que ella usaba por debajo estaba rota parcialmente, y exponía su pecho (y en particular, su prominente busto, sostenido por un brasier verde oscuro). Trunks se pegó un manotazo a sí mismo, a la vez que se concentraba y usaba su ki, la energía calórica de este precisamente, para cauterizar el tajo que su madre tenía en la frente para que dejara de perder sangre.

"Listo, eso aguantará un poco", se dijo a sí mismo mientras bajaba de la nave y agarraba todas las cápsulas con el equipaje de cada uno, además de otras cápsulas que tenían comida (en cantidades asombrosas, incluso para un Saiyajin), armaduras de combate, ropa, equipos de entrenamiento (ropa pesada, como capa, muñequeras y turbantes) y demás.

Las guardó en un estuche de cápsulas y subió a la nave. Él también se encontraba debilitado y herido, pero no tanto como su madre.

Sacudió la cabeza para deshacerse del mareo que sentía, y presionó los botones en el tablero, enciendo el aparato. Vió unas coordinadas que su madre ya había fijado, así que simplemente ajustó todo lo demás para que la nave viajará.

Entonces, terminado eso, cerró la escotilla de la nave y la nave comenzó su viaje.

XXXXX

*CLUB DEL OCULTISMO, ACADEMIA DE KUOH, JAPÓN*

Cuatro personas se encontraban relajándose tranquilamente en una amplia y cómoda habitación. Eran las últimas horas de la tarde, y ya había finalizado el día de clases. Los rayos del sol poniente entraban por las ventanas, iluminando la habitación cómodamente. Eran los últimos días de mayo, pero a pesar de todo, no hacía tanto frío para esa época (como lo es de esperarse estando a menos de un mes del comienzo del invierno), además, estaban algo relajados sabiendo que era viernes, por lo que no tendrían clases los próximos dos días (obviamente por ser fin de semana).

Estas cuatro personas eran los miembros del Club de Investigación Oculta, y se encontraban repartidos del siguiente modo:

Una hermosa chica de piel clara, suave como la seda, se encontraba sentada en su escritorio con algo de papeleo enfrente de ella. Estaba bebiendo una taza de té de manzana. Tenía ojos de un azul cielo que podían hacer que cualquier hombre, por más fuerza de voluntad que tuviera, cediera ante la ardiente mirada seductora de la joven. Ella tenía cabello largo, que le llegaba más abajo de la espalda hasta los muslos, de un color rojo sangre. Ella estaba usando un uniforme de la Academia Kuoh, que consistía de una camisa blanca manga larga con botones negros, una cinta negra en el cuello, una capa negra en los hombros y un corsé a juego con dicha capa, y una falda magenta (un color similar al violeta) con detalles en blanco. Esta pelirroja cabe destacar que también poseía un busto bastante… exhuberante. Sin embargo, tenía competencia…

La otra joven igual de pechugona que la pelirroja se encontraba sentada en uno de los cuatro que había en la habitación, aparentemente dormida. Tenía el pelo igual de largo que la otra, peinado con una cola de caballo sostenida con un listón naranja, pero el cabello de ésta era de color negro, y tenía ojos de color púrpura. Vestía el mismo uniforme escolar que su compañera.

La tercer y última chica era más pequeña que las otras dos, tenía una hermosa cabellera blanca que le llegaba hasta los hombros, y unos ojos color dorado intenso. Usaba el mismo uniforme que las otras dos chicas, pero no estaba tan dotada como sus compañeras tetonas (aunque esto no significaba que fuera completamente plana, dado que tenía un busto considerable). Se encontraba sentada en un sillón individual lamiendo un cono de helado de chocolate. Era la más bajita del grupo, llegando al metro cuarenta y cinco nada más.

El último y único varón del grupo era un chico rubio con ojos celestes, quien usaba el uniforme escolar de la Academia Kuoh, que era una camisa blanca con una cinta negra en el cuello, unos pantalones negros de vestir, junto con unos zapatos elegantes marrones. También tenía un saco blazer negro, pero que se encontraba prolijamente doblado y apoyado en uno de los sillones vacíos. Este joven apuesto se encontraba leyendo tranquilamente una revista sobre espadas y armaduras.

De pronto los cuatro se percataron de una perturbación en el espacio, y sintieron un poder inmenso que había aparecido así como si nada, que superaba con creces cualquier energía que hayan sentido en sus cortas vidas. Ese poder estaba acompañado de otro mucho más bajo, el de una humana común.

"¿Sintió eso, presidenta Rias?", le preguntó el chico rubio a la pelirroja, quien había apoyado su taza de té en su escritorio debido a los nervios que sentía.

"S-sí, Kiba, lo sentí, y estoy segura que Akeno y Koneko también lo percibieron", replicó la pelirroja, conocida ahora como Rias, señalando a sus amigas y subordinadas Akeno (la pelinegra pechugona) y Koneko (la loli peliblanca no tan dotada).

"¿Qué sugiere que hagamos, presidenta?", inquirió la peliblanca bajita a la vez que terminaba su helado, se limpiaba la boca y se ponía unos guantes marrones sin dedos, característicos de ella cuando iba a combatir.

El chico rubio, mientras tanto, aparentemente materializaba así nomás espadas duales de hierro.

"Vamos a ir allá… Ese poder… viene del bosque de Kuoh, a las afueras de la ciudad, ¡vamos!, ¡Akeno, prepara un círculo mágico, nos vamos!", Rias le ordenó a la pelinegra, quien asintió apresuradamente. Sus manos brillaron de un color rojo, a la vez que conjuraba algo y en un instante, en el piso se creó un círculo rojo con el símbolo de la familia de Rias, la familia Gremory. Los cuatro entraron y, en un brillo de luz roja intensa, desaparecieron.

XXXXX

*BOSQUE DE KUOH, CINCO DE LA TARDE*

La máquina del tiempo del semi-Saiyajin y la humana salió del portal, y aterrizó medio a los tumbos, saltando y rebotando hasta estrellarse en un árbol, dañándose parcialmente. La escotilla de vidrio se rompió completamente por los impactos, y la nave en sí se abolló.

Trunks observó sus alrededores, y se alivió al darse cuenta que estaba en un bosque, tal parece que estaba en un mundo o planeta muy similar al suyo.

Trunks torpemente saltó, bajando de la nave y se cayó de cabeza. Estaba mareado, herido, y cansado. Se levantó usando la nave de apoyo y sintió los kis alrededor de él. Había muchos kis como para poder concentrarse bien, por lo que no pudo sentir nada concreto.

Subió de nuevo a la nave y bajó a su madre, y la recostó en el suelo, apoyándole la espalda contra una de las gruesas patas de la nave. Y trato de despertarla, pero ella no respondía. Lo que no se le pasó por la cabeza fue tratar de sentir el ki de Bulma, su madre, y comprobar si estaba viva o no.

"¿Mamá?, despierta mamá, ¡ya llegamos!, ¡mamá!", el hijo de Bulma y Vegeta zarandeaba a la científica inconsciente como si esta fuera a despertar. El pánico se apoderó de él, y empezó a temer lo peor.

Trunks empezó a temblar del miedo y la impotencia, apretó los puños con fuerza sintiendo tristeza y enojo corriendo por todo su cuerpo.

"No puede ser… No… No otra vez… Perdí a los Guerreros Z, luego a Gohan, y ahora a mamá…", se lamentó el joven guerrero.

Empezó a caer en la negatividad, no podía ser posible…

"¡No!, ¡NOOO!, ¡NOOOOOOOO!, ¡AAAAAAAAAAAARRRRRRAAAAAAAAH!", sus lamentos y quejidos se transformaron en un grito desgarrador a la vez que lágrimas caían de sus ojos como dos cascadas, a la vez que sus puños apretados sangraban porque sus uñas se clavaban en sus palmas.

El cielo se oscureció de repente. Un viento feroz sacudió de golpe las copas de los árboles, alborotando el silencio con sus aullidos casi espectrales. El pelo lavanda del joven peleador se alzó en contra de la gravedad y se volvió rubio en un destello de luz amarilla, sus cejas se volvieron doradas también, y sus pupilas desaparecieron para luego reaparecer de un color turquesa.

Pero esa transformación en Súper Saiyajin Uno no se detuvo ahí.

El joven Trunks, frustrado, furioso, le pegó un golpazo a la tierra, creando varias rajaduras en el terreno. Siguió golpeando el suelo. Una vez más. Dos veces. Tres veces. Mientras le gritaba a viva voz al cielo, reclamando saber el porqué de la "muerte" de su madre.

El aura amarilla alrededor de él se intensificó, y su poder seguía elevándose a trompicones. Y pequeños relámpagos de bioelectricidad azul-celeste le aparecieron alrededor suyo.

El semi-Saiyajin había logrado alcanzar la transformación al segundo nivel. Había trascendido al Súper Saiyajin Dos.

En ese momento, en un destello de luz roja, cuatro individuos que Trunks desconocía aparecieron detrás de él. Con sus sentidos en alerta, mejorados pero tensos al igual que todo su cuerpo, los percibió perfectamente. Se paró de donde estaba arrodillado y se giró para ver a esas cuatro misteriosas personas.

El viento era tan tremendo que los cuatro individuos tenían cierta dificultad para mantenerse en su lugar sin ser empujados hacia atrás.

De repente, el semi-Saiyajin vió como se acercaban a él, a medida que él iba perdiendo fuerzas. Se destransformó, volviendo su pelo y cejas a su tono lila normal, y sus ojos a su azul cielo. Trunks se sintió muy cansado, y se cayó de espaldas, abatido por el cansancio.

Las cuatro personas ya estaban en frente de él, a la vez que sobre el hijo de Vegeta se cernía una oscuridad tremenda. Lo último que recordó haber visto antes de caer en un sueño profundo fue una hermosa cara angelical de una joven pelirroja, de ojos celestes como los de él, que le susurró, "Tranquilo, estarás bien".

Trunks sonrió, riendo débilmente, y cerró los ojos, dejando que el abismo de oscuridad lo lleve adonde sea que quedara la tierra de los sueños.