Comenzó a abrir sus ojos lentamente, los abría y los cerraba con pereza, la luz solar que se colaba por la ventana molestaba su vista. Sentía su cuerpo pesado y rígido pero podía hacer pequeños movimientos sin que doliera.

Sus ojos ya se habían acostumbrado a luz de la habitación, la recorrió con la mirada lentamente. Esa no era su casa, pero reconocía el lugar. Había terminado allí varias veces inconsciente. Sonrió de lado ¿Cuántas veces había sido enviado allí por Erza? Demasiadas para contarlas. Con un poco de esfuerzo logro sentarse al borde de la cama.

Mientras dejaba que sus músculos se acostumbren al movimiento, decidió que era buen momento para pensar, o mejor dicho recordar. Lo último que recordaba era haber derrotado a Zeref y Acnologia y regresado con sus amigos en dirección al gremio, pero antes de cruzar las puertas todo se había vuelto negro. No tenía idea cuanto tiempo había estado inconsciente pero su cuerpo le decía que mucho.

- Viejo – susurro mientras un nudo se formó en su garganta. Makarov Dreyar, tercer maestro de Fairy Tail, un amigo, un abuelo y un padre para cada uno de ellos. Aquel día ellos habían ganado la guerra contra el imperio de Alvarez, pero ninguno de ellos sonreía, nadie celebraba, no hubo ningún grito de euforia. Solo existieron las silenciosas lágrimas en cada uno de los rostros de aquel gremio.

Se puso en pie mientras se limpiaba las lágrimas que había derramado sin darse cuenta. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, si Makarov lo viera en ese estado, seguramente le daría un golpe y lo regañaría gritando algo como "estúpido hijo, no llores por este viejo". Trago el nudo en su garganta, jamás había podido agradecerle todo lo que había hecho por él, por ellos. Los había encontrado, reunido, enseñado y aconsejado. Los había protegido y regañado, los había felicitado, los había hecho fuertes y felices. Les había brindado un hogar y una familia.

Encontró sus vestimentas al pie de la cama, comenzó a vestirse mientras aún seguía pensando en aquel hombre. Solo poseía sentimientos de respeto y agradecimiento hacia él. Tal vez nunca pudo agradecerle en persona todo lo que hiso por él, pero había una forma de hacerlo. Cumplir su último deseo, aquel que les había transmitido con sus últimas palabras "Vivan hijos tontos".

- Vivir – no tenía la menor idea a que se refería con aquellas palabras, bueno lo sabía. Pero no era tonto, infantil seguro, distraído por supuesto, pero no era tonto. Detrás de aquella palabra sabía que había un significado oculto.

Mientras abandonaba la enfermería se preguntaba a si mismo si podría cumplir ese deseo. Se acercó a la barra de madera que había al final del pasillo y observo su amado gremio desde el segundo piso. Sonrió mostrando sus afilados colmillos. Nada había cambiado, bueno podía ver caras nuevas en el gremio. Pero en general todo se veía como siempre.

Los miembros del gremio seguían igual de ruidosos que siempre, el tiempo podía pasar pero ellos seguían siendo iguales. Bebían, cantaban, reían, charlaban y discutían. Todo normal. Rodo los ojos, allí iba la primer silla voladora del día. Rio por dentro.

Fairy Tail siempre seria Fairy Tail.

Bajo las escaleras con calma y lentamente, pues sus músculos aun dolían. Silenciosamente se coló entre las personas en dirección al bar, mantuvo su presencia tan apagada como era posible. Generalmente el daría un salto hacia la pelea que se había formado en el gremio, pero estaba realmente hambriento y le divertía el pensar que cara pondrían todos al verlo. Aunque tal vez no había pasado tanto tiempo y solo le saludarían normalmente.

Se sentó en una de las sillas frente a la barra, sonrió observando la espalda de la muchacha albina. Seguía manteniendo aquella alegría y tranquilidad que tanto la caracterizaba, tarareaba una canción que él desconocía, mientras secaba algunos vasos.

- Mira podrías servirme comida, muero de hambre – pidió el muchacho sonriendo con travesura.

- Claro en un segundo Nat… - Mirajane Strauss cortó sus palabras mientras el vaso que tenía en sus manos caía al suelo haciendo pedazos. Se giró con una de sus manos hecha un puño a la altura del pecho y otro tapando sus labios. El chico sonrió mostrando su dentadura mientras abría los brazos en un llamado silencioso – Natsu – las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, sin poder contenerse salto hacia él, que aunque cayeron al suelo ambos, había podido sujetarla en el aire.

El pelirosa solo podía reír en voz alta, luego el infantil era él. Acostado en el piso, ella sentada sobre su cintura. Estiro la mano quitando el cabello del rostro de la chica.

- Tadaima Mira – volvió a sonreír, no sabía cuántas veces ya lo había hecho. Pero le era inevitable. Ella lloraba de felicidad y él solo podía sonreír como sabía hacerlo, como solo él podía.

- Okaerinasai Natsu – Mirajane finalmente abrazo al chico escondiendo su rostro en el pecho de él. Repitió una y otra vez lo mucho que lo había extrañado, sus sonrisas, sus travesuras, sus tonterías e incluso su destrucción. Él no sabía si sentirse alagado u ofendido. Pero realmente le divertía.

La escena no había pasado desapercibida para ninguna persona en aquel edificio. Todos y cada uno de los miembros de Fairy Tail habían reconocido la voz del pelirosa. Se habían petrificado al comprobar que realmente era Natsu, riendo como siempre.

- ¡Natsu/Hombre! – aquel grito había retumbado en todo el edificio. De un segundo a otro el chico se vio rodeado por todos sus amigos. Todos se habían abalanzado sobre él. No pudo evitar reír con fuerza, Fairy Tail era su hogar y ellos eran su familia, de eso no había duda.

/

Un par de horas más tarde al fin había logrado escapar de todos. Amaba incondicionalmente a cada uno de sus amigos, pero necesitaba estar solo, estaba agotado. Su cuerpo aún no se acostumbraba a moverse de nuevo y necesitaba descansar.

Se recostó observando el cielo estrellado, rara vez subía al techo del gremio. Solo en las ocasiones que necesitaba pensar a solas. Generalmente nadie pensaba en buscarlo allí, nadie excepto la pequeña Wendy.

- Sí que ha pasado mucho tiempo – se estiro con pereza intentando ganar una posición más cómoda. Cuatro meses, ese era el tiempo que había estado inconsciente. Mirajane le había puesto al corriente de todo lo que había sucedido durante ese tiempo. Durante sus peleas con Zeref y Acnologia él no se había detenido a pensar ni un momento en las consecuencias de la batallas, bueno realmente lo había hecho, pero no en las consecuencias que traería para sí mismo. Había usado hasta la última gota de magia que poseía en su cuerpo, y aun así después de eso siguió luchando. Aun recordaba como su cuerpo se destrozaba, no solo por las heridas que le causaban sus adversarios sino las que se causaba él mismo. Incluso después de que su magia se agotara, él se levantó una y otra vez, con cada movimiento sus músculos se desgarraban, sus hueso se rompían, sus órganos colapsaban. Pero no podía caer, porque detrás de él se encontraba su familia.

Según Mirajane cualquier persona normal tendría que haber muerto por sus heridas, nadie soportaría una pelea de tal magnitud sin magia en su cuerpo que le protegiera. Pero él no era una persona normal. E incluso aunque sobrevivió, decenas de doctores e incluso Poliuska dijeron que era posible que jamás despertara de ese coma. O en caso de que despertara, era probable que no fuera la misma persona.

Repaso mentalmente los sucesos que le habían contado sus amigos. Luego de la caída de Zeref, el imperio de Alvarez se rindió pacíficamente. Se formó un tratado de paz entre ambos reinos con la condición de que la división de los 12 Spriggan fuera desintegrada.

Jellal y su gremio Crime Sorciere fueron perdonados de todos sus crímenes gracias a la ayuda brindada en la batalla. La princesa Hisui E Fiore en persona limpio sus historiales y los nombro caballeros reales.

Su equipo, el equipo Natsu. Gray, Erza, Lucy, Wendy, Charle y Happy se habían marchado a un misión de clase SS, por órdenes del Septimo Maestro. No sabía en qué consistía la misión, pues ni Mirajane lo sabía, pero estarían mucho tiempo lejos del gremio. Una lástima pues quería que estuvieran allí.

Hablando del séptimo maestro, esa fue su mayor sorpresa. Laxus Dreyar, aunque si lo pensaba un poco, era de esperarse. Laxus era el nieto de Makarov, el Dragon Slayer del Rayo, era sumamente poderoso y capaz de protegerlo a todos. Pero aún más, detrás de aquella actitud arrogante, él era capaz de sacrificarse por cualquiera del gremio. Siempre estaría dispuesto a usar su pecho como escudo para ellos. Tal como lo había hecho Makarov.

- Espero que no hayas venido a abrazarme tú también – dijo de forma burlona el pelirosa, mientras se incorporaba a medias, pues aún seguía sentado.

- Okaerinasai Natsu – el susodicho pensó que no se debía pensar en el diablo porque se le invocaba. El joven recién llegado se sentó junto al pelirosa cruzándose de brazos y piernas.

- Tadaima Laxus – respondió el chico observando al rubio. Tal y como lo recordaba, aunque no quería, debía admitir que la gabardina de maestro de gremio le quedaba bien. Tal vez lo que habían dicho los doctores era cierto, algo había cambiado en él. Sus sentidos eran más agudos, pero no sus 5 sentidos, no sabía como explicarlo bien. Su vista no había mejorado pero definitivamente podía observar mejor, y observando a Laxus podía intuir que algo le preocupaba – Solo suéltalo – suspiro, si bien se había dado cuenta que se sentía diferente, no le molestaba, pero era extraño.

Laxus lo observo de reojo. Por fuera seguía siendo igual, sus vestimentas, su cabello, su mirada, su sonrisa. Pero podía notar el cambio en el pelirosa. Lo había estado observando desde que Mirajane le había comunicado que había despertado. Estaba más atento a su alrededor, estaba más tranquilo y se le notaba más maduro. Pero Natsu era Natsu.

- Quiero que hablemos sobre tu futuro – Laxus espero unos segundo antes de continuar, quería analizar la reacción del chico, pero este solo le devolvió una mirada curiosa – Acompáñame a mi oficina – pidió el Dreyar poniéndose en pie y ofreciéndole una mano al joven Dragon Slayer de Fuego.

/

Natsu siguió a Laxus todo el camino hacia su oficina en silencio, no entendía a que se refería con sus palabras, el porqué de su misterio. Pero solo le hacía pensar más y más que había sido una buena decisión nombrarlo Maestro. Una vez dentro de la oficina, noto que no estaban solos. La mayor de los Strauss estaba allí también, ahora que lo recordaba ella le había dicho que se había convertido en la consejera y tesorera del gremio. Pero la que más llamo su atención fue una pequeña niña, sus cabellos rubios y ondulados que llegaban hasta por debajo de sus rodillas, sus ojos esmeraldas seguían transmitiendo esa enorme profundidad llena de sabiduría, y como siempre estaba sin calzado.

- Primera – susurro el Dragneel algo sorprendido, pero había algo raro, algo en su olor. Su olor – No eres una proyección – aseguro el chico, él jamás había podido notar su olor.

- Así es Natsu-chan – respondió levantando su pulgar. El pelirosa alzo una ceja ante ese apodo – Recuerda que eres mi cuñadito –

- Entonces Zeref – no sabía como terminar aquella frase, se sentía algo incómodo con esa palabra.

- Era tu hermano – completo la primera maestra del gremio. Entonces lo que había dicho el mago oscuro era verdad, ellos habían venido del pasado, Zeref Dragneel era su hermano, Mavis Vermillion era su cuñado y él era. Abrió sus ojos sorprendidos – Etherious Natsu Dragneel el demonio más poderoso de los libros oscuros de Zeref – Natsu miro a la primera con sorpresa, luego a sus dos amigos pero ellos no parecían sorprendidos, relajo su cuerpo pero aun sentía que tenía los hombros tensos – Es lo que estabas pensando ¿Verdad? –

- Si – asintió algo decaído, observo el suelo como si fuera lo más interesante del mundo – Entonces es verdad que soy E.N.D –

- Natsu – el susodicho miro a Laxus – Tu eres un miembro de Fairy Tail que no se te olvide eso – el pelirosa sonrió agradeciendo al rubio internamente, necesitaba que alguien le recordara quien era – Hay algo que debes saber y algo que debes decidir – el rubio le pidió que tomara asiento, pues la charla sería algo larga – El consejo mágico sabe sobre E.N.D, no sabemos cómo, pero lo averiguaron –

- Entonces ¿Seré encarcelado? – Mirajane se acercó al pelirosa abrazándolo por la espalda apoyando su mentón en la cabeza del chico, gesto que el agradeció.

- Cuando quedaste en coma se decidió que podías quedar a nuestro cuidado, pues eras inofensivo – Natsu podía sentir la ira de Laxus ante esa decisión, le alegraba saber que el rubio estaba en desacuerdo en que él era una amenaza – No pasara mucho tiempo para que se enteren que has despertado y vengan en tu búsqueda –

- No opondré resistencia – aseguro. Las tres personas lo miraron sorprendidos, él jamás se rendía sin pelear. Mavis se posiciono frente al chico, este la miro extrañada. Ella estiro su brazo y con su dedo índice golpeo la frente del pelirosa, que se quejó por el dolor, pero fue totalmente ignorado. Se lo había ganado.

- Dijimos que tenías que tomar una decisión ¿Verdad? – Natsu ladeo la cabeza ante la pregunta de la Primera – Warrod es miembro de Fairy Tail, él nos ha dicho que se discutió mucho sobre ti. Cuando vengan por ti te darán dos opciones. Pero nosotros te ofrecemos una tercera –

- Ellos te ofrecerán trabajar para el Consejo Mágico otorgándote el Décimo puesto entre los Diez Magos Santos, pero en realidad solo podrás hacer lo que ellos dicen, serás un peón – explico Mirajane mientras acariciaba sus rosado cabellos.

- ¿Y si me negara? – pregunto algo desafiante. Laxus sonrió de lado, ahora si se parecía más a él mismo.

- Se te encerraría por traición – respondió la primera, la pequeña rubia estuvo un par de minutos desprosticando contra el concejo por el injusto trato que se le estaba dando. Él había salvado el país, no, el continente entero de Acnologia – Esas son las dos opciones –

- ¿Cuál es la tercera? – pregunto interesado, pues ninguna de las dos le hacía ni pizca de gracia. Cualquiera que tomara, seria privado de su libertad.

- Quiero que te vayas lejos de aquí Natsu – observo a Laxus como si le hubieras salido una segunda cabeza.

- ¿Me estas expulsando del gremio? – pregunto ladeando la cabeza.

- Natsu – un escalofrio recorrió su espina dorsal. La demonio despertó, alcanzo a pensar antes de recibir un puñetazo que lo estampo de cara contra el piso - ¿Cómo puedes pensar eso? – la albina se cruzó de brazos, Natsu se llevó la mano a la cara adolorido, había dolido demasiado – Tu eres nuestra familia, jamás te daríamos la espalda – volvió a abrazarlo, el chico se sonrojo ante la posición vergonzosa en que había quedado, justo entre sus pechos.

- Si el concejo viniera a por ti ¿crees que nos quedaríamos de brazos cruzados? – Laxus lo observo con severidad - ¿Dudas de nosotros? No importa si es el concejo mágico, un gremio oscuro o un país entero. Le declarare la guerra a cualquiera que intente dañar a mi familia – pequeños rayos comenzaron a ser visibles alrededor del Dreyar. Natsu sonrió de lado, así es como debía ser el Séptimo – Si deseas quedarte, todos nosotros lucharemos por ti, daremos nuestra vida si es necesario –

- Me dices eso porque sabes que yo no aceptaría eso – Laxus sonrió complacido ante las palabras del joven, así era el gremio. Nadie moriría para salvar a los demás, vivirían para seguir protegiéndose – ¿Entonces? –

- Hace un tiempo nos llegó una misión explícitamente para ti – el rubio le tendió unos papeles. Lentamente comenzó a leer el contenido. Sus expresiones se tornaban entre la sorpresa, la emoción y la duda – No te obligare a tomar esa misión. Solo tú puedes decidir –

- Puede que te tome mucho tiempo, lo cual ayudara que las aguas se calmen – la Primera sonrió de lado – Además creo que será bueno para ti –

- ¿No se meterán en problemas por esto? – pregunto algo preocupado.

- Somos Fairy Tail – respondieron los tres al mismo tiempo. No pudo contener su contagiosa risa. Era verdad, ellos eran Fairy Tail, los problemas hecho gremio – Aceptare la misión, aunque – volvió a leer la condición de aquella misión.

- Aunque – repitió Laxus en espera de que continuara.

- No es nada – tendría tiempo de pensar en eso durante esa noche – Mañana le informare mi decisión, Septimo – hizo una reverencia y salió de la oficina, los tres adultos sonrieron complacidos. El merecía tener tranquilidad luego de todo lo que había pasado para llegar a ese punto. Ellos no dejarían que nadie, ni siquiera el concejo se la quitara.

/

Miro hacia el cielo estrellado, regreso la mirada al gremio a su espalda. Suspiro reanudando su caminata. No creía ser la persona indicada para el trabajo que solicitaban, pero habían pedido que fuera él. Pero necesitaba estar lejos de allí, para protegerlos a todos. Volvió a suspirar, algo que al parecer se le había hecho un habito ese día.

- Alguien que pueda controlar mi poder y reducir mis destrozos – susurro en voz baja pensando en la última condición de la misión. Lo conocían y conocían su fama de arrasar con todo a su paso, como un torbellino de destrucción rojo. Solo se le ocurrían dos personas al pensar en eso. La primera de ellas estaba en una misión de clase SS. La segunda, le había visto aquel día, y había notado aquella sonrisa melancólica y vacía que le había dado. No eran realmente cercanos y dudaba que aceptara su petición.

Pero tal vez, solo tal vez. Sonrió de lado, quizás un tiempo lejos de Fiore era lo mejor para ambos. O eso es lo que deseaba creer.


Hola a todos y bienvenidos a mi primer fic de Fairy Tail.

Tengo pensado que este fic tenga un capitulo a la semana o cada 15 dias como maximo. Dejemoslo cada 10 dias.

Pero siendo el primer capitulo haremos un pequeño juego. Si alguien logra adivinar la persona que acompañara a Natsu, subire el siguiente capitulo de inmediato.

Esta bastante facil de adivinar, suerte y hasta el proximo capitulo