- ¡uno!¡dos!¡tres!¡cuatro! - contaba el grupo en conjunto

- ¡los sonidos del ejercicio haciendo eco en el campo en una tarde soleada- dijo un pulpo humanoide que podía hablar vestido con un traje de gimnasia mientras tenia una flor em la mano- ¡que tranquilidad! -

Estaba viendo como la clase trabajaba en las cuchilladas mientras que su hija estaba sentada al lado suyo.

-Si los estudiantes no tienen presas en su punto de mira, pues eso es- su hija le dio toda la razón.

-Usen sus cuchillos adecuadamente en todas las direcciones- explico el profesor pelinegro mientras se aseguraba que el curso lo estuviera haciendo bien- A partir de hoy, soy el encargado de la clase de educación física-

-Eso me hace sentir un poco solitario- dijo koro-sensei mientras su hija lo consolaba.

- ¿no te dije que te fueras durante esta clase? - dijo Karasuma- Ve y juega en la caja de arena- apunto en la dirección que estaba ese juego.

Koro-sensei se fue hacia ese lugar deprimido, pero todavía abrazaba a su hija.

-es tan cruel, Karasuma sensei- dijo mientras lloraba. - ¿Por qué? ¡a mis estudiantes parecía gustarles mi clase de gimnasia! -

-Es mentira. Dijo un estudiante mientras descansaba- Las habilidades físicas de Koro-sensei son muy diferentes-

- ¿Recuerdas esa vez? - dijo otro mientras recordaban las fallidas clases del pulpo que solo lograba hacer la rubia que ahora se encuentra jugando con él.

-fue demasiado lejos-

- Me gustaría un maestro humano para la clase de gimnasia, por favor-

Esas palabras hicieron que el padre de _ se deprimiera y dejara de jugar con ella, la chica estaba demasiado concentrada en el castillo de arena como para darse cuenta.

-pero Karasuma-sensei, ¿Tiene importancia este entrenamiento? - pregunto otro alumno mientras señalaba al profesor con el cuchillo- ¿Y deberíamos estar haciendo esto frente a nuestro objetivo? –

-El asesinato es lo mismo que el estudio- dijo el pelinegro mientras veía como la rubia se iba de la caja de arena- aprendan las bases y les será muy útil-

Por otra parte, la rubia había salido de la cancha a tomar un poco del jugo que tenia en su mochila. Este tenía proteínas que debía tomar cada cierta hora ya que su cuerpo se había desarrollado muy rápido y sin los nutrientes necesarios aparte de los que el liquido que la contenía le proporcionaba. En su camino de vuelta a la cancha iba mirando a una mariposa de color azul que revoloteaba alrededor de ella y choco con el pecho de alguien.

Karma estaba caminando tranquilamente hacia su nueva clase. Sabía que había llegado tarde a su primer día, pero eso no le importaba, lo único que le importaba era como matar a su nuevo profesor. Ahora estaba terminando de pegar los trozos de cuchillo en su mano cuando sintió que alguien lo choco. Al mirar a la persona para poder lanzare insultos se dio cuenta que era la misma rubia que había "ayudado" el día anterior.

- ¡OH! - grito la chica- eres el chico de ayer. Soy Yukimura _-

-Akabane Karma- se presento el chico mientras la ayudaba a pararse.

- Akabane-san, ¿Eres un nuevo estudiante? - dijo la chica mientras caminaban juntos a la cancha.

-Sí- le respondió el chico mientras comenzaba a beber leche de frutilla. Cuando llegaron a la clase ya había tocado la campana. - Hey, Nagisa-kun - dijo el pelirrojo después de ver al peli celeste caminando hacia el edificio- ha pasado un largo tiempo-

- Karma-kun... Regresaste-

- ¿eh? - dijo el pelirrojo emocionado al ver al pulpo- ¿Con que ese es el infame Koro-sensei? - el chico comenzó a acercarse al profesor- Genial, enserio se ve como un pulpo-

-Akabane Karma-kun... ¿verdad? - dijo koro-sensei mientras levantaba uno de sus tentáculos- Escuche que tu suspensión acaba hoy. –

-¡¡_!!- la llamo Karasuma distrayendo a la chica. El pelinegro empezó a tirar la mejilla de la niña- ¿Quién te dio permiso de salir de clases? -

-Era la hora de tomar mis proteínas- dijo la chica mientras sentía que su mejilla ardía- tío Karasuma, duele-

El pelinegro no dijo nada y arrastro a la niña al aula. Había veces que la rubia solo se tomaba la mitad del jugo. Entre el pulpo y él se aseguraban de que haya bebido toda la porción del día.

La chica tuvo que saltarse el sexto periodo debido a un chequeo médico que debía hacerse ese día.

- Bien, _- dijo la enfermera mientras guardaba la jeringa- ya puedes irte a tu casa-

-La veo en 2 meses, Aiko-sensei – Aiko es una enfermera que fue enviada a este hospital por el gobierno. Ella se encarga de que la salud de la rubia no decaiga.

La rubia había vagado por el hospital, no quería salir todavía. Si lo hacia su padre le preguntaría mil cosas y no le daban ganas de contestarlas.

En cuanto estaba por salir del asilo se dio cuenta que la puerta frente a ella estaba abierta. Allí se encontraba un chico calvo que estaba mirando hacia la ventana con anhelo.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - le dijo el adolescente cuando se dio cuenta que otra niña estaba en su puerta. El chico tenia unos impresionantes ojos azules- Las horas de visita ya terminaron-

- no quería irme a mi casa todavía- dijo la rubia- y te vi un poco solo. Vine a hacerte compañía-

El chico solo sonrió. En realidad, se había sentido un poco solo. Era triste ver a sus familia cada vez ellos venían y ver como la pequeña esperanza se iba agotando.

-soy _- dijo la cica cortando sus pensamientos. _ estiro su mano esperando que el también le devuelva el saludo

-Soy Norio- dejo su apellido de lado. Si la chica no le dice el suyo entonces el tampoco lo hará- un gusto conocerte, _-

- ¿quieres salir? - dijo la chica inocentemente. No entendía lo que tenía el chico. No podía ver ninguna herida física en el. - ¿entonces porque no lo haces? -

- No puedo, _- dijo suavemente. El entendió que la chica no sabia lo que tenía. Se daba cuenta por la curiosidad que se mostraba en su cara- en estos momentos mi salud es muy débil. Si salgo afuera un resfrió podría ser fatal-

La chica salió de la habitación dejándolo solo. Sabia que esto iba a suceder, muchos pacientes que podían vagar lo dejaron solo al ver que el no podía salir. No sacrificarían su libertad por una amistad. Supongo que para divertirse solo debía esperar que sus amigos volvieran a visitarlo.

-Soy malísima en este juego-

El oji azul miro a la puerta con sorpresa. La chica había regresado con un tablero en la mano

- Pero si no puedo divertirme contigo afuera entonces lo hare aquí-

El resto de la tarde paso rápidamente. La rubia fue derrotada casi todas las veces por el oji azul, pero se fue conforme al ver que el chico sonreía cada vez que la veía hacer morisquetas cuando era su turno.

Nota del autor: Hola, solo quería decirle que por temas de comodidad esta historia está avanzando en wattpad.