No contestaba, solo seguía sintiendo la profundidad de sus ojos oscuros sobre los míos.

Kylo Ren sabía perfectamente que no iba a atacarle mientras no tuviera su espada láser en la mano, me conocía lo suficiente para saber que no era una persona que atacara con esa clase de ventaja. Supuse que era una forma para que bajara mi arma pero no podía fiarme de él, podía ser un truco para pillarme desprevenida y hacerme daño, por ello, seguía con mi posición preparada para atacar.

—Ya te lo he dicho, no he venido para pelear contigo.

Me di cuenta de que su expresión no era tan tranquila como quería aparentar, empezaba a ponerse nervioso y eso hizo que también me alterara. Kylo Ren podía ser imprevisible y quería estar atenta a cada pequeño detalle.

—¿Y por qué estás aquí?

El silencio llenó el tenso ambiente unos momentos antes de que dijera:

—Quería verte.

Sus palabras hicieron que me quedara clavada en el sitio, no esperaba esa respuesta y me quedé sin ser capaz de reaccionar. Lo único que pude hacer fue quedarme a la espera de que siguiera hablando.

—No podía estar un día más sin tenerte frente a mí —terminó de decir en medio de un reflejo de dolor cruzando su semblante, como si fuera verdad lo que estaba diciendo. Sin embargo, ¿podía estar segura de que fuera así?

Nos quedamos en silencio, solo mirándonos. Mi cabeza me decía que no podía fiarme de él pero mi corazón me gritaba otra cosa totalmente distinta. La expresión dolida de su rostro me recordaba a ese especial momento donde unimos nuestras manos y pude sentirle, percibir toda esa tristeza y ese dolor que aguardaba dentro de él.

Ese recordatorio hizo que viera en él a alguien más que al Kylo Ren que todos temían y, por ello, poco a poco fui bajando mi arma.

—Podría haber sido diferente —escapó de mis labios sin poder evitarlo, hacia demasiado que esas palabras se habían guardado en mi interior y tenía una necesidad imperiosa de sacarlas al exterior —. Empezar un camino sin tanta destrucción…. Venir conmigo —dije la última frase con una voz desgarrada por esa esperanza rota que todavía me quemaba.

—La guerra no termina conmigo, no hubiera impedido que el Imperio se detuviera.

—Es posible, pero estarías junto a tu madre. Junto a mí —susurré con un súbito dolor en la garganta por ese llanto que empezaba a emerger dentro de mí.

Kylo Ren bajo la cabeza para que no viera el reflejo dolorido en sus ojos.

—¿Crees que puedo volver como si nada? Después del daño que he hecho, ¿después de todo lo que he hecho?

—¿Por eso no quisiste venir conmigo?

Que no se atreviera a mirarme a los ojos era una forma de afirmar mis palabras.

—En parte —confesó —. También tenía demasiada rabia contenida en mi interior, demasiado odio por lo que Luke me hizo y por sentirme tan solo después. Solamente Snoke me ofreció una alternativa cuando creí que no había salida.

—Eso no es verdad.

—Era un niño, Rey. Estaba asustado, mi mentor que también era mi propio tío intentó matarme y mis padres me habían dejado con él. Luke era la leyenda, venerado por todos. Tenía miedo de que mis padres estuvieran de acuerdo con lo intentó hacer, por eso me alejé tanto.

Esas palabras parecían estar rompiéndole por dentro y eso me destrozó el corazón.

—Ben —susurré sintiendo una increíble tristeza en mi interior. Desde pequeña había sentido una profunda desgracia por el abandono de mis padres pero, en ese momento, no podía pensar en una situación peor que la que vivió el joven y vulnerable Ben.

No lo pensé, simplemente actué. Solté el arma y me acerqué a él, alcé la mano para hacer algo que deseé hacer desde que supe esa terrible experiencia por la que tuvo que pasar.

Rocé mi palma sobre su mejilla. Un simple contacto que intentaba darle consuelo, uno que tanto necesitaba. Y lo recibió, dejando escapar un fuerte suspiro anhelante, acercó su rostro hacia mi mano para sentirla con más intensidad.

Estábamos cerca. Demasiado. Y también eran demasiados los sentimientos que nos transmitíamos con solo tocarnos. Demasiado intensos. Compartíamos una soledad que solo el otro podía entender y, al mismo tiempo, mitigar.

Al cabo de unos instantes, sentí su brazo rodeando mi cintura, para acercarme a él, para abrazarme. No me aparté, tenerle cerca era lo más intenso que había sentido en la vida y no quería que se detuviera esa repentina calidez que me recorría por todas partes. Y, antes de que me diera cuenta, sentí el suave roce de sus labios sobre los míos.