Disclaimer: The story doesn't belong to us, the characters are property of S. Meyer and the plot belongs to cynosure23. We just translate with her permission.

Disclaimer: La historia no nos pertenece, los personajes son de S. Meyer y la trama de cynosure23, solo nos adjudicamos la traducción.


Four Hundred & Twelve

Autora: cynosure23

Traductora: Maryfer VC

Beta: Flor Carrizo


Capítulo 1

61 días

Sin cambios.

No esperaba nada más, pero aún duele. Médicos de urgencias, enfermeras, especialistas… todos con las mismas noticias. Nada.

—Deberías ir a casa Bella, él está en buenas manos —dice Lauren mirándome mientras cambia la bolsa de líquido de la intravenosa—. Sé que no quieres pasar otra noche en ese horrible sofá reclinable. —Ella me sonríe sabiamente y no puedo evitar sonreírle también. Lauren es una de mis enfermeras favoritas en el hospital, tiene una dulce sonrisa, una carismática personalidad y es una enfermera eficiente y compasiva. Bajo cualquier otra circunstancia, es la clase de persona con la que podría volverme cercana, pero no hay nada ni nadie en este hospital con lo que quiera volverme cercana a excepción del hombre en la cama de hospital frente a mí.

Nos conocimos cuando yo tenía dieciocho años, una novata en la Universidad de Washington e ingenua a todo el funcionamiento de una ciudad que apenas conocía. Él era un graduado en ese tiempo y me tomó bajo su ala. Durante meses fue inocente, solo una profunda amistad que ambos valorábamos bastante. Nunca había conocido a otra persona que fuera tan descaradamente confiado y amable. Lento pero seguro se volvió algo más y me encontré a mí misma completamente cautivada por él y sus hermosos ojos verdes. Un año después de que nos conocimos, después de meses de coqueteo e incluso aún más tiempo de convivir como amigos, él me pidió ser suya.

Casi diez años después, aquí estamos.

La casa es un desastre, los juguetes del perro están esparcidos por el piso y realmente no he limpiado en semanas, así que parece que cada superficie está hecha un lío. Si no fuera por nuestro perro, Stan, probablemente ni siquiera viviría en la casa mientras mi esposo se encuentra en el hospital. Vivir aquí sola me ha mostrado que sin mi esposo nuestra casa no se siente como un hogar, se siente vacía, justo como yo lo estoy.

Nuestro matrimonio no era perfecto, pero Ben sacaba a la luz partes de mí que ni siquiera sabía que existían. Yo era su roca y se sentía tan bien que una persona tan maravillosa me amara y dependiera de mí. Habíamos trabajado juntos como un equipo inseparable por años y sin él las cosas solo no funcionan tan fácilmente.

Después de alimentar a Stan y dejarlo salir regreso a la oficina de Ben a hacer algo de trabajo. Cuando construimos esta casa, dos oficinas separadas había sido una obligación. Ninguno de nosotros podía hacer algo de trabajo si había distracciones y eso incluía a cualquiera de nosotros. Utilizar su oficina nunca parecía la gran cosa antes, pero a este punto intentaría cualquier cosa para sentirme cerca de él nuevamente. Su oficina es un pequeño consuelo, pero finalmente un consuelo.

Alrededor de la medianoche, finalmente me voy a dormir en la habitación de huéspedes y me permito llorar.

Nada de esto es justo. Ben solo tiene treinta y cinco y estaba perfectamente saludable antes de tener ese masivo derrame cerebral que lo dejó en coma, viviendo de máquinas en un hospital en lugar de su casa, conmigo, su esposa.

Cuando nos casamos nos habíamos prometido que nuestros sentimientos hacia cada uno nunca cambiarían.

Ahora, después de diez años de matrimonio, sé que esos votos eran irrealistas. Aun nos amábamos, pero el matrimonio es difícil, cambia las cosas. También maduré mucho en el tiempo que hemos estado casados. Fui una novia de veinte años, joven y obsesionada con Ben. Ahora, soy una mujer de veintinueve aún enamorada de mi esposo, pero también enamorada de mi propia vida. Con Ben tan repentinamente fuera de mi vida ha sido difícil asumir lo mucho que nuestras vidas estaban entrelazadas.

Después de que él entró en coma, me metí de lleno en el trabajo. Nunca pensé que trabajaría para una organización de béisbol, pero después de obtener mi grado de maestría en comunicación es en donde terminé. Ben se burlaba del frente de mi oficina del trabajo diciendo que estaba preocupado de que yo lo dejara por uno de los jugadores. Yo había estado molesta por ese comentario pero ahora extraño sus burlas. Lo extraño.

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62 días

—La señora Cheney estuvo aquí esta mañana.

Mi cabeza se levanta y mis ojos se entrecierran.

—¿Cuándo? No me dijo ni una palabra sobre eso.

La enfermera, Hannah, se encoge de hombros, probablemente pensando que no debió haberme dicho.

—Cerca de las diez, creo. Fue antes de que me tomara un descanso para almorzar. Ella dijo que no quería molestarla, pero supuse que usted sabía. Ella también mencionó que probablemente estará de regreso esta noche.

Sacudo mi cabeza un poco frustrada como siempre con mi suegra.

—Ella siempre hace eso. Amo a Esme, pero actúa como si yo fuera incapaz de lidiar con esto… o con lo que sea.

—Bueno, Bella, odio ser así… pero creo que estás pasando por algo peor de lo que quieres admitir. ¿Has ido a ver a la Psicóloga que te recomendó el doctor Harper? —Hannah está tratando de ser útil, pero no estoy de humor para ayuda o lástima.

—Todavía no —digo, rápidamente regresando mi atención a mi trabajo.

Hannah se va un poco después sabiendo que ha tocado un punto sensible. Después de ocho semanas de estar aquí las enfermeras se han dado cuenta cuando solo necesitan dejarme sola.

Continúo trabajando en mi laptop mirando ocasionalmente a Ben. No sé qué es lo que espero que pase, pero no puedo evitar mantener un ojo en él. Día tras día sigo sorprendida por su apariencia. Él luce mórbidamente pálido, nada como el hombre juguetón y vivaracho que conozco. No puedo ver sus hermosos ojos verdes y hay tubos y monitores por todas partes. Se está volviendo cada día más difícil lidiar con mi nueva realidad, así que seco las lágrimas de mis ojos y pongo toda mi atención en el trabajo.

Cerca de las siete me empiezo a preguntar si mi suegra va a reaparecer alguna vez. Esme Cheney es la fuerte de poder de su familia, una ama de casa perfeccionista quién —creo— desea secretamente que su hijo sea más un niño de mamá. Ella me ama, pero Ben siempre ha sido el niño de sus ojos y es difícil alcanzar sus estándares. Justo cuando estoy por intentar llamarla a su celular, ella se cuela en la habitación. Vestida de la cabeza a los pies con subestimada ropa de diseñador y sosteniendo una canasta de panques, ella es el resumen de una rica ama de casa.

—Isabella, cariño —murmura dándome un abrazo después de bajar la canasta de panques.

—Hola, Esme. —La abrazo con fuerza por unos instantes, permitiéndome perderme en su abrazo maternal y la esencia familiar del perfume de Tom Ford—. Una de las enfermeras me dijo que estuviste aquí más temprano, ¿por qué no me lo dijiste? Hubiera venido a verte.

Esme negó con su cabeza en mi dirección mientras nos sentábamos cerca de la cama de hospital de Ben.

—No quería molestarte, cariño. Sé que has estado intentando trabajar más y también que es difícil estar aquí… los hospitales no son exactamente los sitios más alegres. —Ambas miramos a Ben de nuevo y me aproximo a tomar su mano con la mía.

Ella tiene razón, es difícil estar aquí, pero es donde necesito estar, y se lo digo.

Nos sentamos y hablamos por un rato sin soltar nunca la mano de Ben. Es lindo tener otra persona con quien hablar que no sea un empleado del hospital, aunque me han empezado a caer bien algunos de ellos. Esme es una parte de Ben, así que es más fácil encontrar consuelo con su presencia.

Esme no se va hasta unas horas más tarde, pero mientras se marcha me dice que el hermano de Ben vendrá a casa desde Chicago la siguiente semana, así que debería estar esperando una llamada de ella para hacer planes como familia. Sin Ben, los planes familiares ya son demasiado desagradables para mí, pero añadiendo a su hermano a la situación lo hace mucho peor.

Edward es en realidad el medio hermano de Ben, producto del desastroso primer matrimonio de Esme del cual incluso Ben no tiene todos los detalles. Solo me he encontrado con Edward un par de veces antes, incluso él no apareció en nuestra boda. Casi todo de lo que sé sobre él es por mi esposo, y es por eso que mi opinión acerca de Edward está basada en la de Ben.

Ben siempre decía que Edward era un insensible e incorregible casanova hambriento de poder. Ellos nunca se han llevado bien, incluso cuando ambos eran jóvenes. Ben es tan carismático y amigable, así que es sencillo asumir que, en su relación, Edward es el problema. Incluso Esme tiene algunos problemas con su hijo mayor y su simple presencia pone a Ben de nervios.

Y es por eso que aborrezco a Edward Cullen.

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70 días

La sala de Esme Cheney es tan perfecta, nada está fuera de lugar y está tan limpia que todo brilla. Sujeto fuertemente mi copa de vino segura de que si me permito relajarme derramaré todo sobre la costosa alfombra persa de los Cheney.

Edward llega tarde, por supuesto. Esme está prácticamente fuera de sí porque su retraso ha perturbado su perfectamente planeada tarde y no puedo evitar preguntarme porque ella trata de hacer planes con su poco confiable hijo

Alice, la hermana menor de Ben, inesperadamente desliza su mano en la mía, sorprendiéndome tanto que saltó y casi derramo mí vino.

—¡Bella, relájate! —exclama ella, su dulce risa llenando la, de otra forma, silenciosa habitación—. Has estado levantando un gran frente por los últimos dos meses. Está bien tratar de relajarse un poco. —Sus palabras son confortantes pero no creo que sea realmente capaz de relajarme hasta que regrese del hospital con Ben.

Así que solo le sonrío y aprieto su mano fuertemente. Ella, a diferencia de su hermano mayor, siempre ha sido cercana a Ben y se ha convertido en una amiga cercana para mí también. Había estado mucho en el hospital conmigo cuando Ben tuvo su primer derrame y aún viene seguido cuando puede escaparse del trabajo. Ella es la más optimista sobre su recuperación y siempre me hace sentir que hay esperanza.

—Cuéntame sobre Ben. ¿Ha habido algún cambio? ¿Cómo has estado? —Es fácil hablar con Alice, incluso sobre una situación tan difícil. Le agradezco a las estrellas que cuando me casé con Ben también obtuve a Alice.

—Lo siento, llegamos tarde.

Edward se queda de pie incómodamente en la entrada de la sala formal de los Cheney con su brazo alrededor de la cintura de una escultural pelirroja.

Luego de una hora de espera nos habíamos dirigido hacia el comedor tomando vino y comiendo algunos aperitivos. Esme había estado tan molesta por haber empezado la cena tarde y sin Edward, pero aun así corre hacia Edward y pone sus brazos alrededor de él. A pesar de sus asuntos el uno con el otro, madre e hijo se abrazan por un largo rato. Cuando se separan, Edward aclara su garganta y señala hacia la pelirroja en su brazo.

—Todos, ella es Victoria. Victoria esta es mi madre, Esme; mi padrastro, Carlisle; mi hermana, Alice; y esta —sus ojos encuentran los míos y levanta sus cejas ligeramente— es mi cuñada, Isabella.

Los saludos son intercambiados, pero no digo mucho. Edward y su cita no parecen notarlo y se nos unen en la mesa.

La cena es finalmente servida y permanezco en silencio mientras picoteo mi cena. Mis pensamientos están divididos entre preocupación por Ben y estar irracionalmente enojada con Edward, el hombre me vuelve loca a pesar de que apenas nos conocemos.

Eventualmente, Esme habla directamente hacia mí y me saca de mi trance.

—Bella, ¿vas a ir al hospital mañana por la tarde? Pensé que podría pasar por ahí con Edward. —Ella me mira expectante y yo asiento sin entusiasmo.

—Estaré ahí después del trabajo, como siempre. Aunque puedo ir después si lo prefieres. Como tú puedas, solo quiero algo de tiempo juntos.

—Odio los hospitales —interrumpe Edward sin rodeos—, así que mientras más gente ahí mejor. No puedo soportar estar solo con… gente enferma.

—Él no está enfermo —digo arrogantemente sin importarme si molesto a Esme—. Está en coma. ¿Por qué molestarse en visitarlo si no lo quieres ver? No es como si alguna vez hubieses ido a verlo cuando estaba consciente o visitar a cualquiera en tú familia. ¡Punto final!

La habitación queda completamente silenciosa y veo a Carlisle acercarse y poner su mano alrededor de la de Esme, consolándola. Esta acción de alguna manera me pone más furiosa, porque todo en lo que puedo pensar es en como mi esposo no puede estar aquí para consolarme.

—Lo siento. —Me levanto abruptamente, poniendo en la mesa mi copa de vino—. Necesito ir afuera y aclarar mi mente.

Sonrió tristemente hacia Esme mientras paso junto a ella tratando de evitar que vea las lágrimas que están juntándose rápidamente en mis ojos. Ella las ve de todas formas y sujeta mi codo mientras me alejo.

—Toma tu tiempo, cariño, está bien.

Afuera, en la terraza, mirando el lago, me permito llorar, tal vez me estoy volviendo loca. Nunca me había gustado mucho Edward, pero probablemente no merecía que lo tratara así. A decir verdad, no se prácticamente nada sobre ese hombre y no debería estar atacándolo solo porque él nunca ha tenido una buena relación con la familia que amo. Limpio mis lágrimas mirando hacia el lago. Si Ben estuviera a mi lado, lidiar con Edward no sería nada. Ben siempre ha hecho desaparecer todo lo que no es importante para mí.

Justo cuando estoy por levantarme, dirigirme de vuelta hacia adentro y disculparme, escucho pasos detrás de mí en la terraza.

—Hombre, realmente no te agrado, ¿cierto?


¡Hola!

Comenzamos con otra historia... Un poco diferente porque Bella está casada con Ben y Edward no parece muy bueno... ¿Qué les ha parecido a ustedes este capítulo?

Las actualizaciones serán lunes, miércoles y viernes.

Esperamos que nos cuenten todas sus opiniones en los comentarios.

¡Hasta el próximo capítulo!