Cap4: la cruda realidad.

Bien, llegamos al final de este drama. Os diré que ha sido un placer escribirlo, me ha gustado porque es una historia que va más allá de mi twoshot en duración (candidatos a hokage) y no es una reinterpretacion de una obra ya hecha (a La Luz). Es una historia que he tomado desde el principio, con mimo, con un guión y una idea clara, y hoy la finalizo. Para mí, es mi primera historia larga completada, a pesar de sus apenas 20000 palabras y cuatro capítulos. Ahora que la he terminado, me centraré en Fjaka y comenzar a prepararos Kitsune no Kibo, que se acerca lo emocionante en ambas, y de vez en cuando veréis algo más de Pasión y color. Disfrutad de este final y gracias por leer entero este pequeño cuento, un saludo!

Yomii21: hola buenas! Lo siento :(:( si a mí me gusta más escribir comedia, pero mi inspiración viene por el drama. Aún con todo, soy incapaz de hacer un final totalmente depresivo, así que quizás este final te compense ;) un saludo!

Kurai no kurai: hombre bienvenido! Sabes que por tu culpa tengo que reescribir en cada historia la palabra kunai? Mi corrector ha decidido que tu nombre le mola más XD y si, es curioso lo de KnK, aunque sin tres siglas que quedan cojonudas juntas :D y lo de predecible me ha dolido -.- es entretenido, y te reto a qyevahtes de leer intentes adivinar que hizo exactamente la serpiente... como dije, creo que es algo nuevo. disfruta del final, nos vemos, un saludo!


-aaaaaaaaaa- humano hablando

-aaaaaaaaa- humano pensando

-aaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando

-aaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando

Los personajes de Naruto no me pertenecen, son de masashi kishimoto y se los vende a pierrot para que se los cargue cuando quiere. Yo sólo escribo esta historia y rezo para que si alguien me pilla la idea para hacer un naruhina, lo haga con elegancia por favor… con tal de que no sea un SasuSaku…


Sakura descargó toda su rabia acumulada, toda su frustración y tristeza, sobre el hombro de Sasuke, que contemplaba la escena en silencio, impasible, aunque él también sentía lo mismo. Había estado presente en la caída de Naruto, y la sentía como si hubiese vuelto a perder a su familia. Sentía lo mismo que cuando perdió a Itachi: vacío. Ausencia. Noto como Sakura se iba calmando lentamente, tras descargar toda su furia en ese llanto, aunque sus lágrimas no cesaban. No supo a ciencia cierta la ojijade cuanto tiempo estuvo así, minutos, horas, días… un terrible contraste, puesto que con los besos de Naruto le pasaba algo parecido. Mientras el pelinegro seguía abrazándola y consolándola, Ino hizo acto de presencia.

-Sakura… ¿Cómo estás? Los niños están con Shinta, no te preocupes…- comentó con pesar la yamanaka, obteniendo un asentimiento de la pelirrosada.

-Es… estoy bien… dile… dile a Shinta que necesito estar sola hoy, como hablamos ayer… él… él lo entenderá…

-¿A dónde irás Sakura?- preguntó un preocupado Sasuke.

-Lejos… pero no os preocupéis, estaré aquí mañana… sólo necesito estar cerca de él… y sé dónde podré estarlo… estaré bien, no os preocupéis, no puedo estar mucho tiempo separada de mis hijos…

Sasuke e Ino se miraron y asintieron, y la despidieron de la que la pelirrosada ponía rumbo al este, a su punto de destino. Se había puesto un calzado cómodo y escogido un vestido adecuado desde el primer minuto, en previsión de que consiguiese reunir el valor necesario para ir a ese lugar. Y por el camino, recordó ese final de la historia y cómo se lo había contado a sus hijos… que contraste con la realidad. Era cierto que Naruto, el caballero zorro, había perseguido junto a Sasuke a cada copia de Orochimaru. Porque lo que ella había mencionado como "hacer copias de sí mismo" era un eufemismo para referirse a la terrible realidad. Tras ser liberado por el propio Sasuke del sello maldito de Anko durante la guerra, la serpiente había desaparecido de la faz de la tierra con un único objetivo: mejorar su sello maldito. Había visto su debilidad, y había tenido mucho tiempo para corregirla. El sello maldito presentaba dos fallas graves: necesitaba que su portador odiase para extenderse y necesitaba tiempo para asentar el alma pútrida del sannin pálido, dando como resultado la posibilidad de lo que acabó pasando: que el fragmento del alma de Orochimaru, aún habiendo marcado a su presa, se quedase prisionera en su propia víctima, incapaz de salir, como le pasó con anko mitarashi, la última portadora conocida del sello maldito tradicional, que con fuerza de voluntad había logrado contener a la serpiente.

Así que, temiendo que volviese a pasar, Orochimaru no salió de su madriguera hasta solventar ese problema. Puede que la serpiente careciese de moral, pero le sobraba ingenio, y creó algo terrible con ese ingenio: el último modelo de sello maldito. Hay dos formas de ser inmortal, como sabía todo médico: una es alargar la vida, y la otra reproducirse. Y el sannin, viendo que la primera era inefectiva, había optado por la segunda. Tradicionalmente, el sannin encerraba una parte de si en su víctima, durmiente y carente de posibilidad de desarrollarse si el original seguía vivo, y luego se iba extendiendo cuando faltaba el original. Una especie de sustituto, una copia de seguridad. Ahora ya no: la serpiente dividió su alma de forma total, creando muchas partes de sí mismo independientes. Ahora ya no podía marcar a un infinito número de personas, toda alma tiene un límite de fragmentos en los que dividirse, pero podía crear copias autosuficientes de sí mismo de forma inmediata. En lugar de introducirse en el cuerpo y esperar, directamente poseía al huésped, tuviese maldad o no, y lo empleaba como una marioneta. Y, para evitar que sus propias copias le matasen, puesto que el sannin era tan traicionero que desconfiaba incluso de sí mismo, vinculó cada fragmento de su alma a una dominante, el alma central, creando una especie de mente enjambre. Normalmente, el sannin original dirigiría mientras el resto asistía, pero si el original caía, otro tomaría su lugar y ya.

A la aldea de la hoja comenzaron a llegar reportes, primero unos pocos, después a decenas: muchos ninjas importantes desaparecían en misiones de poca importancia y volvían a aparecer al poco tiempo con los ojos amarillos de pupila rasgada de la serpiente. Las aldeas comenzaron a preocuparse, y entonces recurrieron a sus mayores héroes: Naruto uzumaki y Sasuke Uchiha. Juntos, el dúo de amigos fue localizando y eliminando uno por uno a cada copia del sannin. Descubrieron, para su desagrado, que la serpiente prefería destruir a su anfitrión antes que admitir una derrota y liberar a su prisionero, y que el rinnegan de Sasuke no servía para absorber el fragmento principal del alma de Orochimaru, el cual destruyeron varias veces para volverlo a ver aparecer. Esa serpiente fue muy astuta, revelando el porqué había tardado tanto: no sólo había desarrollado ese sello maldito, sino que había estado espiando al ojinegro para obtener cada secreto del rinnegan, concretamente de los caminos que permitían atacar el alma directamente, su único punto débil. Su nuevo sello maldito le protegía ahora de cualquier tipo de intento de extracción del alma desde fuera, como una muralla que rodea una ciudad. Pero, aún con estas mejoras, la serpiente no era rival para los dos grandes shinobi de su generación. Intentó poseer a ninjas con kekkei genkai útiles, a ninjas poderosos, e incluso a antiguos kages, como la anterior mizukage, mei terumi. Y fue aquí, viendo las dudas de Naruto para rematarlo por su relación personal con la fémina, cuando ideó su plan final.

Mientras todo esto pasaba, la carrera de Naruto experimentó un ascenso meteórico, tanto que el rubio fue ascendido a hokage a los cuatro años de la guerra. Kakashi hatake, a pesar de su afilada mente y su gran habilidad, solo había sido designado por tsunade como sucesor planeando que sirviese de puente hasta que Naruto estuviese preparado. Y, durante estos años, tras obtener el ascenso a sannin, instruir como sensei a ninjas muy prometedores y demostrar un enorme potencial político al ser capaz literalmente de aunar a cada aldea bajo su liderazgo en pos de un bien mayor, el peligris lo vio claro: su alumno más rebelde, número uno en sorprender, estaba más que listo para asumir su destino y seguir con el legado de su propio padre, Minato namikaze. Costó que aceptase el puesto, Naruto adoraba las aventuras y durante estos años le había visto las orejas al lobo en lo que se refiere al auténtico contenido del cargo de hokage. Pero no fue nada que un poquito de persuasión de su diosa pelirrosada no venciese. Y más cuando le anunció que se había terminado su época de arriesgar su vida en mil misiones, puesto que ahora no tendría sólo a una persona esperándole en casa, tendría a más: la flamante uzumaki de ojos jade estaba embarazada. Así que el rubio aceptó gustoso el puesto, y afrontó el reto que más le emocionó en su vida: ser padre.

Sin embargo, la serpiente seguía rondando, tanto Naruto como Sasuke lo sabían. El uzumaki quería salir él mismo en su busca, pero el Uchiha le convenció de que él podía sólo, que ahora el rubio tenía una familia que cuidar. Aunque, para ser sinceros, el pelinegro no estaba para dar lecciones: de una noche de pasión accidental con Karín uzumaki, surgió su actual hija, Sarada Uchiha. El shinobi fue literalmente obligado por la madre de su hija y por su mejor amigo a ver regularmente a la joven Uchiha y no ausentarse demasiado tiempo, so pena de retirarle cada privilegio por parte del hokage y convertirle en gennin. Y, por intercalar ambas funciones, quizás el Uchiha no vio venir la jugada de la serpiente, pero una cosa estaba clara para todos: su hija también le necesitaba. Durante esa época, el embarazo de Sakura distrajo también de sus labores el gran uzumaki, que solo vivía para su esposa y sus retoños. Nunca Shikamaru nara estuvo tan cargado de trabajo como asistente, y al final resultó ser un entrenamiento de choque para el inesperado ascenso que experimentó después. El caso es que, cuando los gemelos uzumaki nacieron, Naruto descubrió su auténtica vocación, su auténtica razón de ser: proteger a su familia. Al fin tenía una, y cada segundo con ella hacía merecer la pena cada maltrato que sufrió de niño.

Una vez los gemelos uzumaki llegaron al complejo uzumaki, anteriormente hogar de Minato namikaze y kushina uzumaki, y hoy hogar del flamante matrimonio y sus hijos, la gran doctora de pelo rosado se preparó para volver a su vida laboral. No es que no adorase estar con sus hijos, pero la medicina también era su pasión, junto a Naruto y estar con los gemelos. Y Naruto la hizo ver que, coordinándose con él y sus cientos de clones, ambos podían trabajar y atender a los niños. Eso sin contar a la abuela mebuki y a la abuela tsunade, que prácticamente amenazaron con secuestrarlos si se las dejaba fuera de este proyecto. Así que Sakura uzumaki volvió a su cargo como subdirectora del hospital de konoha, y la noticia de extendió por todo el continente. Y tal era su fama que era común que acaudalados nobles e importantes dirigentes reclamasen sus cuidados cuando las cosas se ponían difíciles. Por eso nadie sospechó nada hasta que todo ocurrió. Un buen día, llegó una petición del daimyo del país del fuego: estaba enfermo y necesitaba las atenciones de la gran haruno. Cuando tsunade o shizune se ofrecieron, su emisario anunció que el gran daimyo no quería dejar el hospital sin dirección, así que había optado por el miembro más joven del trío de médicos legendarias. Cuál fue la sorpresa de la uzumaki al adelantarse a sus compañeros para llegar antes a petición del emisario del dirigente y encontrarse en el lugar acordado con que el daimyo era en realidad Orochimaru poseyendo su cuerpo.

La ojijade no esperó ni cinco segundos, y se lanzó al combate. La guardia del daimyo, en realidad fíeles de la serpiente, no la duró ni cinco minutos a pesar de portar muchas "mejoras" en sus cuerpos, fruto de los experimentos crueles del sannin. Pronto, solo quedaron ella y el sannin pálido, que conservaba como rehén al hijo del dirigente. La lucha fue sin cuartel, demostrando Sakura que sus meses de maternidad apenas la habían afectado. Con su control de chakra, suplía las fallas de su preparación física, y su byakugou no in la hacía prácticamente invulnerable a los ataques de esa repugnante serpiente pedófila. Ella sabía que debía de acabar con Orochimaru antes de que llegasen sus propios refuerzos, puesto que si no la serpiente huiría y volvería a atacar en otro momento. No, debía de eliminarla ahí y ahora. En uno de esos momentos, el sannin intentó atravesarle el pecho con su espada kusanagi, completamente impregnada de veneno, pero la doctora solo sonrió. Intentar matarla a ella con el byakugou no in activado empleando veneno… en ese estado era inmune a esas sustancias. La serpiente estaba desesperada, fruto de que su actual cuerpo era sólo el de un civil sin chakra, muy endeble para enfrentarse a Sakura. Con un potente puñetazo, la kunoichi reventó la cabeza del sannin en mil pedazos, mostrándose como vencedora de la pelea.

La haruno, ya habiendo vencido, desactivó su byakugou no in y se acercó al lloroso hijo del daimyo, que se encontraba aterrorizado en una rincón de la estancia. Su instinto maternal, en ese momento a flor de piel por el recuerdo de sus dos hijos, le hizo acariciar y abrazar a ese pobre niño indefenso, bajando la guardia. Quizás, si hubiese mirado a los ojos del niño, no hubiese confiado tanto. La ojijade notó como el niño la mordía con fuerza en el cuello, y cuando le apartó vio lo terrible del plan de la serpiente: los ojos del infante eran amarillos con la pupila rasgada. El sannin había jugado sus dos ultimas piezas con una maestría brutal, y, viendo la potencia con la que la corrupción se fue adueñando de Sakura, estaba claro que esa era el alma principal de Orochimaru. La ojijade cayó inconsciente tras agotar todas sus energías luchando, y no volvió a ver nada hasta mucho tiempo después. Por testimonio de Sasuke, supo que sus compañeros, al llegar y verla inconsciente al lado de ese niño poseído, acabaron con la criatura, y la llevaron de urgencia al hospital de konoha. Allí, estando todavía inconsciente e ignorando los médicos lo grave de la situación, un acongojado Naruto la veló día y noche. Y la serpiente esperó y esperó su oportunidad para escapar, ya tenía lo que quería. Un buen día, Sakura despertó con Naruto en la cama, tumbado a su lado. El uzumaki esperaba encontrarse esos ojos jade mirándole con devoción. Pero en su lugar se encontró una pesadilla.

-buenos días, Naruto kun… kukuku- comentó Sakura con una voz cruel, y esos ojos amarillos con pupila rasgada. Antes de que Naruto pudiese hacer nada, la serpiente le había arrancado el ojo izquierdo, y se había levantado para situarse cerca del ventanal del cuarto.- Esto por cazar a mis copias tan bien, Naruto kun.- se burló, mostrando el ojo arrancado de Naruto en su mano, mientras los guardias anbu, Sasuke y Shikamaru entraban en la habitación tras oír el grito de dolor del uzumaki.- ahora que ya tengo tu sangre para acceder a los templos de uzu, nada me ata aquí. Diles a tus guardias que sean buenos y no me persigan, o… mataré a tu amorcito.

Naruto ordenó de inmediato a todos sus guerreros que no tocasen a Orochimaru. En sus épocas de cacería de la serpiente había experimentado que esa amenaza de matar a Sakura era real. Con su corazón retorciéndose de dolor, tuvo que ver cómo su amada esposa, poseída por ese monstruo andrógino, salió del hospital, y llegó hasta las murallas sin que nadie opusiese resistencia. Todo el consejo fue informado, y llegaron a una conclusión obvia, a pesar de la oposición de Naruto: había que matar a esa serpiente, aunque fuese a costa de la esposa del hokage. Y más cuando Shikamaru llegó a la única conclusión lógica del por qué no había aprovechado el sannin la estancia en el hospital para poseer a Naruto: debía de tener fuerza como mucho para una división más de su alma, quizás incluso ninguna. Si la hubiese gastado allí, el tiempo que hubiese tardado en poseer a Naruto habría permitido matarlo sin contemplaciones, y con él a su otra copia. Con esa maniobra, Orochimaru se había asegurado una ruta de escape. Y, si accedía a los secretos de uzu, que sólo la sangre uzumaki podía desbloquear, podría mejorar aún más su sello maldito y volverse invencible. No había más remedio, había que matar a Sakura uzumaki.

Sin embargo, el hokage tuerto tenía otro plan en mente. Por la noche, Shikamaru se encontró el sombrero hokage en su hogar, junto con un pergamino con la última voluntad del gran Naruto uzumaki y su designación del nara como candidato a Hachidaime hokage. A pesar de que el pelinegro dio de inmediato la voz de alarma, ya era tarde. Nadie podría alcanzar a Naruto, y menos con su hirashin. Naruto avanzó con paso decidido a través de las ruinas de la antigua ciudad del remolino, el lugar donde su enemigo se encontraba. Iba vestido para el combate, con su capa blanca de flamas rojas que perteneció a su padre ondeando al viento, y su característico chandal negro con una chaqueta negra con rebordes naranjas de corte moderno. Su brazo derecho estaba vendado, y sobre su ojo izquierdo se vislumbraba una cicatriz vertical que revelaba el último encuentro que tuvo con el sannin. Y, en su cuello, destacaba un colgante de cadena plateada con un anillo dorado en el centro. Un anillo sencillo, una simple sortija de oro que apreciaba más que su propia vida y que ahora le daba fuerzas para continuar. En su interior, una frase grabada le recordaba el bello momento en el que lo recibió.

"Te amaré por siempre… mi sol y mi baka"

Su rostro se encontraba afligido, dolido por todo lo que le había llevado hasta ahí. Estaba claro que nunca podría ser feliz, aún cuando lo tuvo todo por unos instantes. Luchó contra pain, salvó a la aldea, redimió a su amigo… y todo para acabar así. Avanzó entre las ruinas de una ciudad fantasma, rumbo al combate que jamás querría librar. La katana en sus manos temblaba, sus manos sudaban como nunca, incluso tragaba grueso a menudo. Notaba el frío en sus huesos, y sabía que no era por el ambiente húmedo únicamente. No, esa bruma no podría afectarle tanto a él, el jinchuriki del nueve colas. Naruto era pura calidez. Ese frío que arañaba su ser era un frío espiritual, un frío en el alma. El frío que otorga tener que cumplir esa misión de eliminación. Porque no tenía otra, su enemigo había sido el más hábil de todos, y le torturaba como nunca. Le había dado en su punto más débil, y ahora no tenía otra que defenderse y sacrificar su corazón, o condenar al mundo. Tras dar unos pasos más, vio ante el a su objetivo, y su corazón se desacompasó unos instantes. Frente a él, con esos cabellos rosas y su traje de jounin, se encontraba el motivo de su misión de eliminación. Tuvo que emplear todas sus fuerzas para no llorar.

-Sa… Sakura chan…- la llamó con un tono lastimero.

-Naruto… do… ¿Dónde estoy?- preguntó una confundida Sakura, generando en el uzumaki esperanzas. Todavía podía salvarla y no estaba todo perdido.

-Sakura chan, no tenemos tiempo… tienes que venir conmigo, rápido.

-Naruto… ayúdame… por favor… sálvame.- le rogó con esos jades inundados en lágrimas, para luego sollozar mirando al suelo. Naruto se acercó con presteza.

-Te… te prometo que te salvaré Sakura chan… te protegeré, coge mi mano por favor…- le suplico el rubio, tendiéndole su mano vendada.

-Igual que me protegiste cuando vino Orochimaru ¿no?- preguntó con una voz más sibilina, una voz que en absoluto le pertenecía a la haruno.- nunca hagas promesas que no puedes cumplir, Naruto kun.

Tras decir esto la ojijade, Naruto abrió los ojos, sorprendido, pero antes de que pudiese reaccionar recibió un potente puñetazo en el pecho que le hizo retroceder varias cuadras. Uno de esos puñetazos que sólo le sabía dar esa pelirrosa. Tras atravesar algunos escombros y aterrizar en el frío suelo de piedra de un camino cercano abandonado, el uzumaki se levantó dolorido. Ese puñetazo le había pillado con la guardia baja, y solo las reservas de chakra del kiuby le habían podido reparar ese par de costillas fracturadas. Se limpió la sangre del labio y miró a la ojijade con rabia, apretando los dientes, con sus ojos inundados en lágrimas.

¿Dónde estaba su amor ahora?

¿Y si su Sakura chan estaba perdida en sus sueños, y ya no existía?

Respiraba, sentía… pero ¿ella estaba allí realmente?

¿Y si ella se había ido, dejándolo sólo?

¿Y si sólo era su imaginación todo lo que su corazón le pedía ahora?

Y ese monstruo que no sentía desde su infancia, ese dolor que amenazaba con devorarle, volvía a correr libre en su interior. El dolor de la pérdida, del abandono.

Su peor pesadilla estaba delante de sus ojos, y no podía hacer nada para combatirla, solo sufrir. La ojijade le dirigió una sonrisa burlona muy diferente a la suya, una sonrisa cargada de perversidad y malicia. Una sonrisa que en absoluto encajaba con su amada.

-¿Has oído sus súplicas Naruto kun? Todavía puedes salvarla. Por eso has venido aquí ¿no? ¿Tendrás el valor suficiente para matar al amor de tu vida?… kukuku.- preguntó con crueldad la pelirrosada, mientras sus jade se tornaban amarillos con la pupila rasgada.

-Orochimaru… esto es entre tú y yo, suéltala.

-Lo sé, pero ahora es mía Naruto kun. Y cuando acabe contigo, los secretos de tu familia también lo serán.- comentó el sannin pálido, empleando la voz de la kunoichi, sabiendo que eso torturaría más al rubio.

Y el rubio solo pudo refugiarse en sus recuerdos para evitar que el dolor le arrancase el corazón ahí mismo. Recordó la última vez que estuvieron juntos antes de que todo se hundiese. Recordaba cómo había decidido sorprenderla y cocinarla un desayuno elaborado. Uno que excedía notablemente sus habilidades culinarias. Recordaba cómo dejó inocentemente el bacon freírse en la sartén, y de cómo se olvido de ello cuando vio que la pelirrosada se había levantado. Esos ojos verdes tenían la facultad de evadirle del mundo, de darle un motivo para sonreír siempre. Algo precioso la mayoría del tiempo, pero no cuando te hacen olvidarte de esa sartén en llamas que amenaza con quemar la casa que compartes con el amor de tu vida y tus hijos recién nacidos. Necesitó del entrenamiento de Suiton de la kunoichi para evitar la tragedia. Y luego, entre risas, la pelirrosada le hizo prometer que la próxima vez la llevaría a algún restaurante en lugar de sorprenderla con algo casero. Ah, y que le quedaba perfecto el delantal que llevaba. Recordaba besar esos labios con pasión, feliz, pleno por primera vez en su vida. Como cambia el tiempo…

-Juro que te protegeré… Sakura chan.- declaró el rubio, sacudiéndose la ceniza y el polvo del cuerpo, y encarando su katana hacia la serpiente, que sonrió confiada.

Al fin tenía el cuerpo perfecto, no por poder, sino porque el único ninja que podía matarle sería incapaz de dañarlo. Ambos enemigos se lanzaron al combate, llevando claramente ventaja la serpiente. No por poder, sino porque el tuerto ojiazul no iba en absoluto a matar. Cada golpe que daba al cuerpo de su amada le dolía como si lo recibiese el, y eso la serpiente lo aprovechaba. Dejaba huecos en la defensa a posta para lograr golpear a Naruto con más fuerza, sabiendo que su rival no le mataría jamás. El uzumaki decidió en ese momento dejar salir un pulso de su inmenso chakra, un intento de amedrentar a la serpiente. El fuego y el viento le envolvieron, iluminando el campo de batalla con fuerza y demostrando a la serpiente que el rubio era sin dudas el más poderoso. La serpiente, con su sonrisa enferma, desarrolló su sello maldito hasta nivel dos: el cuerpo de Sakura desarrolló garras y cuernos, su piel adoptó una tonalidad grisácea, de su espalda salió una larga cola con un aguijón y dos inmensas alas. El suiton, el elemento principal de su actual huésped, envolvió a la serpiente, pero no era un suiton puro, era agua pútrida, estancada, y formó un inmenso muro de agua dispuesto a enfrentarse a ese fuego invocado por el uzumaki. Estaba claro que sería imposible intimidarlo.

-Orochimaru… - anunció el uzumaki, sin dejar de mostrar su enorme chakra rodeándole.- esto es entre tú y yo, déjala en paz.

-¿Por qué iba a hacerlo, Naruto kun?- preguntó divertida la serpiente, sabiendo que podía divertirse más con el rubio. La serpiente era un ser sádico.

-Por que Sakura chan no es tu cuerpo perfecto…

(flashback inicia)

-Sasuke, necesito tu ayuda.- anunció el uzumaki a su amigo, en el interior del complejo Uchiha.

-Naruto, sé lo que quieres hacer, y es un suicidio. Debemos de hacerlo… debes de ser fuerte y matarla.- contestó un afectado Sasuke. A pesar de su faceta fría, la culpabilidad le carcomía. Si se hubiese esmerado más en la búsqueda de Orochimaru, quizás…

-No podría… ni tú tampoco, si no lo habrías hecho en el hospital…- Sasuke cerró el puño con rabia al ver cómo su amigo daba en el clavo. Con cualquier otro, habría invocado el amateratsu sin dudar. Pero no con la mujer de su mejor amigo, su mejor amiga….- y no será necesario, confía en mí…- viendo las dudas del Uchiha, decidió optar por una táctica más directa.- Sasuke Uchiha, llevo en mi cuerpo mil cicatrices, y la inmensa mayoría son por tu culpa. Llevas más sangre mía que de nadie en esas manos.- acusó el rubio, bajando Sasuke la mirada con furia. Otro elemento más que añadir a su actual culpabilidad, que su mejor amigo le recordase la cantidad de veces que le había intentado matar.- hoy vas a compensarlo todo. Y no sólo a mí, sino a Sakura chan. La intentaste matar a ella también tres veces, a pesar de que te quería. Pero hoy, solo necesito de ti dos cosas, y podrás irte en paz…

-…Te escucho…- contestó un derrotado Sasuke. En su honor era imposible oponerse a ese discurso… Naruto podría pedirle que se suicidase incluso, que él se lo plantearía muy seriamente. Tal era el grado de la deuda con su mejor amigo.

-Para empezar, necesito que me prestes algo de tu clan…

(flashback fin)

Orochimaru abrió los ojos con una gran sorpresa al ver los de Naruto. No sólo había recuperado el ojo que le arrancó, sino que ahora ambos tenían un iris de color rojo. Y con aspas.

-El sharingan…- declaró la serpiente, identificando su gran anhelo al instante.- ¿De dónde los has sacado?

-De Uchiha madara.- esa declaración le hizo estremecer: no sólo era el sharingan, sino que era uno desarrollado hasta el mangekyo sharingan eterno y portadores de los grandes jutsus de ese clan maldito, los ojos de un dios shinobi.

-Sabes que, aunque te los hayan transplantado, necesitarías años para entrenarlos y que llegasen a su máximo nivel de nuevo, ¿no?- preguntó Orochimaru, intentando prever por dónde iba a salir el rubio. Le estaba confundiendo… y muchísimo.

-No es mi intención usarlos… solo enseñártelos…

-Soy todo oídos, Naruto kun… kukuku…- concedió el sannin. Ahora sí que había captado su interés.

-Posee mi cuerpo en lugar del de Sakura chan.

-¿Cómo?

-Ya me has oído: Sakura chan es un cuerpo débil para ti. Tú cuerpo perfecto sería el de un uzumaki purasangre, con el sharingan y el nueve colas sellado en su interior listo para ser usado a voluntad.

-Es… es imposible… tiene que haber algún truco…- dijo un asombrado Orochimaru. Tenía que haber trampa, eso era imposible… su mayor interés, ante sus ojos, un regalo inmenso… el uzumaki no podía ser tan estúpido.- ¿Sabes que con tu cuerpo seré imparable no? Si mi alma principal te posee, nadie podrá expulsarme de ahí. Condenarás al mundo entero, ti y yo sabemos que Sasuke kun no tiene la fuerza para vencerte, y menos con esos ojos, es imposible que no haya trampa…

-Me has obligado a elegir entre Sakura chan y el mundo, y la he elegido a ella.- expuso Naruto, asintiendo internamente el sannin. Eso encajaba con su forma de pensar, la serpiente sabía que adoraba a esa mujer, en eso se basaba su plan maestro.- Si la liberas, tendrás mi cuerpo.

-…- Orochimaru sonrió internamente, extasiado. Ese muchacho era un estúpido, MUY estúpido. No debía de saber que el sannin podía dejar un fragmento de su alma en la haruno y poseerlos a los dos: usaría su alma principal para poseer al ojiazul, y dejaría una copia en Sakura. Si todo era una trampa, solo tendría que volver a su plan original, seguro de su éxito. Y si no lo era, adquiriría dos cuerpos magníficos. Pasase lo que pasase, él ganaría. Ese muchacho era un maldito ingenuo si se creía que iba a dejar a su seguro de vida de ojos verdes sin poseer… no no, la usaría también.- trato hecho, Naruto kun. Ahora quédate quieto, te prometo que esto no te dolerá… mucho… kukuku.

El cuerpo de Sakura se acercó al uzumaki, y aproximó su boca a su cuello. Que contraste, era la primera y última vez en su vida que Naruto no querría tener a su Sakura chan en esa pose. Sintió un fuerte mordisco, y como una enorme corrupción se fue extendiendo por su cuerpo. Orochimaru había depositado en él su pútrida alma principal, ahora solo dispondría de segundos para la segunda parte de su plan…

(Flashback inicia)

-Naruto, Orochimaru no será tan estúpido, ni con los ojos de madara accederá a poseerte.- expuso Sasuke, claramente preocupado.

-Lo hará. Esa serpiente es muy lista, lo sé, pero tiene una debilidad fatal, una que le conozco desde que te mordió en el bosque de la muerte…- repuso Naruto, haciendo al Uchiha evocar aquel momento. Como la serpiente se arriesgó a ser descubierto por los jounin de la hoja y arruinar su plan de invasión solo por un sharingan inmaduro.- su codicia. No podrá resistirse a un cuerpo con el sharingan, mis genes y un biju.

-Aunque lo haga, Orochimaru es una serpiente, no es de fiar. No renunciará a Sakura, se quedará con ambos, y entonces tendremos dos problemas…

-No soy tan imbécil, sé que me traicionará, pero te repito: la serpiente es codiciosa. No depositará en mi una simple copia. Querrá colocar su alma principal en el mejor cuerpo, por miedo de que su propio yo subalterno le traicione. Por lo que pondrá su copia en Sakura. Y entonces…

(flashback fin)

-SASUKE, AHORA.- exclamó Naruto, mientras ponía todo su esfuerzo en contener la posesiones el tiempo suficiente.

Un asombrado Orochimaru, desde el cuerpo de Sakura, vio como la capa del uzumaki explotaba en humo, revelando al legendario vengador, que como una exhalación se lanzó a por la pelirrosada con su rinnegan activado. La copia no pudo hacer nada, y esa mano le atrapó, y comenzó a extraer su alma sin contemplaciones. El dobe tenía razón: Orochimaru había dejado su copia en Sakura, y traspasado su alma principal a Naruto, por lo que ahora sí que podía salvar a Sakura sin que su vida corriese peligro. Un impresionante juego de trileros entre la serpiente y el uzumaki que, inexplicablemente, había ganado el uzumaki. Naruto tenía momentos en los que era aún mejor estratega que Shikamaru, el Uchiha ya lo vio cuando se enfrentaron a Zabuza. Sakura cayó en sus brazos libre ya del yugo de la serpiente, exhausta, y luego miró alrededor con confusión. Sus ojos se abrieron con pánico al ver a Naruto. Su piel estaba palideciendo, extendiéndose una repugnante marca morada desde una herida sangrante de su cuello. Y sus ojos oscilaban segundo a segundo: a veces presentaban ese iris azul que la enamoraba, pero otras veces mostraban esa pupila rasgada con amarillo rodeándola. Su mente no era capaz de comprender todo en su máximo significado, sobre todo cuando el uzumaki habló.

-Sa… Sakura chan…- dijo con una enorme dificultad el joven uzumaki, mientras su voz se deformaba por segundos.- Te quiero…- declaró con una sonrisa tan suya, la última sonrisa que la regaló, para luego hacerle un gesto a Sasuke.

Antes de que Sakura pudiese decir nada, Sasuke desapareció con ambos usando su amenotejikara, apareciendo a kilómetros de distancia con una Sakura gritando de dolor y de llanto, intentando liberarse del agarre del Uchiha para ir de nuevo con su esposo. Pero estaba demasiado débil, y solo podía patalear torpemente entre lágrimas. En uzu, Naruto pronto dejó de luchar, y la corrupción acabó por extenderse por su cuerpo. Dirigió su rostro al cielo, y cuando abrió sus ojos, ya no había azul. Había un iris amarillo con la pupila rasgada. La serpiente tenía un nuevo anfitrión.

-Kukukuuuu, no me esperaba eso…- declaró con el tono de voz de Naruto el sannin pálido, refiriéndose a la jugada de Sasuke, para luego mirarse las manos.- Este poder… es inmenso… Naruto kun, sin dudas eres el cuerpo perfecto… contigo será imposible pararme, destruiré cada aldea, a cada hombre, mujer y niño los esclavizaré. Tu Sakura chan tampoco se librará, y será perfecta para darme nuevos retoños uzumaki que poseer cuando este cuerpo ya no me sirva… Naruto kun, juntos seremos imparables kukuku.- finalizó con una sonrisa parcial, comenzando a dirigirse hacia los templos de la isla, preparado para expoliar sus tesoros. Mil sellos le esperaban… sellos de almacenamiento, contratos de invocación de bestias mitológicas…

Pero de pronto notó algo extraño, una sensación de ira creciente en su interior. Era indescriptible, como si el odio de todo el mundo se concentrase en su sistema de chakra, y se extendiese por todo su cuerpo. Su piel empezó a emitir un chakra rojizo burbujeante, sus rasgos a animalizarse. No entendía nada, y menos aún cuando abrió sus ojos y se encontró en una especie de alcantarilla, y no en uzu. Y en frente suyo, unos dientes inmensos y afilados mostraban una sonrisa cruel, mientras los iris rojizos del depredador apex del mundo ninja le contemplaban hambrientos. El kiuby…

(flashback inicia)

-Cachorro, lo siento mucho…- comentó con una enorme tristeza el biju en el interior del paraje mental de Naruto, mientras el rubio adoptaba una pose serena.

-No lo sientas, la voy a salvar.

-Naruto, no lo veo posible… esa serpiente jamás abandonará el cuerpo de la chiquilla, con ella es inmune a ti, y por añadido a Sasuke, tsunade… a todo aquel que podría matarle. Tienes que matarla.

-Kurama… cuando me amenazabas de pequeño con devorar mi alma… ¿iba en serio o sólo era un farol?- preguntó con una sonrisa misteriosa el ojiazul, confundiendo al biju.

-¿A qué viene…? Si, por supuesto que podría. Soy el gran Kitsune no kiuby, pero tu sello lo evitaría.

-No por mucho tiempo… Kurama, voy a cumplir mi promesa contigo. Sólo tienes que hacerme dos favores

(Flashback fin)

-Ki… Kiuby…- dijo un aterrado Orochimaru, viendo a la bestia de nueve colas libre, sin ninguna atadura. Intentó dirigir su chakra al sello para forzarle a retirarse, pero se encontró con una desagradable sorpresa.

-¿Buscas un sello quizás?- preguntó el nueve colas con una voz sepulcral.- El gaki ha resultado al final ser mucho más listo que tú, serpiente… ¿Y si te dijese que no hay sello?

-Eso… eso, ESO ES IMPOSIBLE.- acusó un Orochimaru a punto de entrar en pánico.- Si así fuese habrías devorado su

-¿Su alma? Si, solo tendría que dejar fluir mi poder y ya, pero el gaki me pidió que me quedase quieto hasta que acabases tú… ¿Por qué crees que no ha usado mi chakra en vuestra pelea?- explicó el biju, mientras una marea de chakra rojo se aferró desde el suelo al sannin, que gritó con auténtico pavor al sentir esa sensación ardiente penetrar en su cuerpo y destruirle lentamente.- la codicia y un niño que no supo lo que era el genjutsu hasta sus exámenes chuunin te han vencido, Orochimaru… ¿has intentado alguna vez contener un río con las manos? Déjame demostrarte lo que pasa… cuando se juntan el zorro y la serpiente.

En el exterior, el cuerpo de Orochimaru comenzó a descontrolarse a medida de que el chakra rojo se hacía con todo el organismo de su jinchuriki. La piel del sannin se empezó a desprender, mostrando una cubierta roja bajo la dermis, elevándose la sangre al cielo y evaporándose. Pronto, Orochimaru había desarrollado cinco colas, cubriéndose esa cubierta de chakra rojo con los huesos del legendario biju, que seguía imparable su conquista. Su psique intentaba resistir la sensación de ira y retomar el control, pero era imposible, era como intentar mirar al sol directamente, le quemaba. Sintió como su alma se iba disolviendo en el chakra del biju, como dos líquidos que caían en el mismo vaso. Solo que, en este caso, uno era tan inmenso que absorbía por completo la esencia del otro, condenándolo a una eternidad de torturas a manos de un vengativo Kurama, que se cobraría la muerte de su cachorro con creces. Cuando la novena cola se desarrolló en el cuerpo del jinchuriki, Orochimaru pronunció su último grito de dolor en el mundo de los vivos, y, en una inmensa explosión de chakra rojo, ambos desaparecieron. Sakura, con sus ojos inundados en lágrimas, pudo ver desde la distancia el gigantesco hongo de la explosión, que arrastró a las profundidades del océano a toda uzu junto al sannin, al kiuby y el cuerpo del gran Naruto uzumaki. Gran héroe del mundo, marido amante hasta el final… alguien que no dudó en sacrificarse por el amor de su vida cuando fue necesario.

Y ahora, Sakura atravesaba los bosques del este de konoha con toda la velocidad que podía, con sus ojos inundados en lágrimas. Frente a la tumba de Naruto, había sentido la imperiosa necesidad de estar cerca de él. Y solo había un lugar donde podría hacerlo: la cabaña donde ambos disfrutaron de su noche de bodas. Aquel rincón que Naruto construyó para ambos, su lugar lejos del dolor. Llevada por el instinto, lo encontró a la primera, y allí descubrió una sorpresa.

-Al fin vienes chiquilla…- comentó un zorro de nueve colas del tamaño de un perro grande, que descansaba en el porche.

-Ku... ¿Kurama?- preguntó una confundida Sakura.- ¿Qué haces aquí?

-El mismo… ¿Quién te crees que te convocó aquí? El gaki, durante esas noches de pasión, que por cierto disfrutamos TODOS… - Sakura enrojeció hasta la piel por dentro cuando acabó de comprender esa afirmación.- dejó inconscientemente chakra suyo y mío en ti, sobre todo tras ese embarazo de dos gemelos uzumaki... Sólo tuve que llamarte, y listo.

-Y… ¿y por qué lo has hecho?- preguntó una todavía impactado Sakura.

-Porque le debo un último favor al mucoso. Sabes, te tocó la lotería con él…- comenzó a exponer el biju, asintiendo mentalmente Sakura.- Un hombre amable, fuerte, persistente… y con palabra. No ha incumplido ni una promesa, incluida la que me hizo a mi. Me prometió que me liberaría y… aquí me tienes. Pasarán millones de años y no encontraré un solo ser humano a su altura

-Me recuerdas esto para que sufra más por no tenerle, ¿no?

-No. Te lo recuerdo porque tengo que reconocerte que ese mocoso también me cambio a mi. Yo también cumplo mi palabra. Y la última vez que hablé con él, le prometí dos cosas… que esperaría a que te liberase para absorber su alma…- Sakura apretó los puños con rabia al oír eso.-… y que, cuando vinieses aquí, me encargue de que ni a ti ni a tus hijos os falte nada.

-¿A… A qué te refieres?

-sólo podrás usarlo aquí, mi chakra puede alimentarlo cuando vengas, pero si sale me será imposible… y una vez que mueras, irás con él allí donde los humanos vais al morir… yo soy inmortal, no sé de esas cosas…- comentó Kurama, mientras se alejaba de la casa rumbo al bosque lentamente.- y no me des las gracias… sólo disfrútalo. Ha sido un placer, Sakura Uzumaki- antes de que Sakura pudiese preguntar nada, el biju desapareció en la espesura, dejando a la ojijade con mil dudas en su cabeza. Hasta que, a su espalda, oyó la puerta de la cabaña abrirse.

-Sakura chan…

El pelo rosado de su cabeza se erizó al instante, como un soldado ante la orden de su capitán. Ese tono de voz, esa expresión… se dio la vuelta con sus jades inundados en lágrimas, y regaló al mundo su sonrisa más sincera al ver quien le esperaba bajo el marco de la puerta. Hoy, el caballero zorro y la princesa del cerezo se volvían a encontrar. Porque todo cuento infantil debe de acabar con los protagonistas siendo felices, y comiendo perdices.


A Dayani chan, cuyo fic "sacrificio" me dio el empujón definitivo para escribir un drama. A Arminius el único, cuyo malévolo plan de Orochimaru en su obra "Amor perdido" me ayudó a idear el plan de la serpiente aquí. A mí madre, que me leía de estas novelas todas las noches. Y sobre todo, a vosotros por leer este fic, en particular a Adrit126, a Yomiii21 y kurai no kurai que me regalaron un review con el que divertirme. Que gusto da poder poner… FIN.


Pues fin! Una historia pensada para ser corta, concisa, y que me ha entretenido mucho, es un auténtico placer ver tu primer drama finalizado y que te guste el final.

ADORO EL PLAN DE OROCHIMARU EN ESTA OBRA. Está mal que yo lo diga, si, pero es que nunca he visto un fic donde Orochimaru de verdad piense como el hijo de la grandísima que es. Le he visto reunir muchos kekkei genkai, le he visto (para mí horror) volverse bueno con motivos ridiculos, le he visto poseer el cuerpo de secundarios... así que... ¿por que no ir más allá y poneros el único plan en el que Naruto será incapaz de ganar? Porque esto ha sido, como mucho una victoria moral, pero el mundo shinobi ha salido perdiendo tanto o más que la serpiente. Pero está claro que naruto en esta historia no es un shinobi, es un padre, un marido y un mártir. Eso sí, con un plan cojonudo, o me diréis que Orochimaru no caería en esa trampa?

Me pareció muy... poético, que Kurama devorase a Orochimaru tras este devorar a naruto. Siempre hay un depredador más grande, y pocos ganan en tamaño al gran Kurama no Kitsune. Por algo la imagen del fic es de "Naruto" (en realidad Orochimaru) cinco colas, y por algo la historia es "el zorro y la serpiente" y no el caballero zorro y la serpiente, o la princesa del cerezo. Para que veáis que esto iba a pasar desde un principio.

Os confesaré algo: en un principio, el final final no se iba a dar. Iba a ser una simple conversación con el clásico "sigue adelante que tú puedes" con Kurama, pero luego pensé dos cosas: uno, que Kurama es un jodido semidiós del chakra con poderes inimaginables. Y dos, odio los finales deprimentes. No, en serio, la vida ya es jodida per se como para añadiros aquí una razón más. Sakura se merecía un final feliz, los gemelos uzumaki se merecían un final feliz, que demonios, Naruto se merecía un final feliz. Drama no significa necesariamente final depresivo. Así que aquí lo tenéis, fresco fresco, espero que os gustase. Pongo la medalla de "completo" y os invito al resto de historias, un saludo!