「LACTO」

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I

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Todo había comenzado con pequeños cambios. Es decir, si existe algo que Victor conoce mejor que la palma de su mano era el aroma de su pareja; Yuuri tenía un aroma discreto, sutil y precioso, su naturaleza tímida fue una fuerte influencia para el pobre azabache de mantener muy bajos sus grados de feromonas, lo que casi lo hizo pasar por desapercibido e hizo creer a muchos Betas que era uno más en este pequeño mundo.

Pero Victor era un Alfa.

Uno con el sentido del olfato delicadamente preciso, el supo reconocer fácilmente cada mínimo matiz, cada pequeña fragancia; el aroma de Yuuri era una combinación deliciosa de vainilla y canela, hundir la nariz en su cuello te rememoraba los recuerdos más dulces de tu infancia, oler a Yuuri era como saborear un panecillo de canela en plena panadería. Y a Victor le fascinó el olor de ese terco Omega.

Después se casó con él, se enlazaron, y a esa tizana de dulces olores se le unió el característico aroma a seductoras rosas y exóticos mangos del platinado.

Y ahora Yuuri estaba embarazado.

Y a ese cóctel divino de perfumes se le adjuntaba un nuevo ingrediente. No fue algo brusco, en lo absoluto. No era un interruptor hormonal que cambiaba instantáneamente las feromonas de "no embarazado" a "embarazado".

Los primeros meses fueron cambios muy sutiles, apenas oleadas de un aroma cremoso que te dejaba adormecido por largo rato, gracias a ese olor el Ruso tomó riendas en la situación y llevó a Yuuri a una clínica Verse, por supuesto su hermoso azabache aún se ríe cuando le recuerda la cara anonadada que puso cuando la doctora les dio la noticia. Entonces el amor lácteo que perfumaba a Yuuri tomó sentido y se volvió la esencia principal en el perfume natural del Omega.

Y Victor simplemente amaba cada día del embarazo de su marido. Verlo redondo, relleno de su cachorro, oliendo a espera y felicidad era más de lo que su lobo interno podía desear. Y en los meses posteriores, justo en el séptimo mes, se aroma delicioso se hizo dueño del cuerpo del japonés.

Y Victor se enamoró de ese nuevo ingrediente. Por que se dio cuenta que se trataba de algo sumamente importante, y la iluminación llegó a él una fría mañana rusa acurrucado con su Omega en brazos.

Una vez despierto él observó largamente a su esposo desde su lado de la cama. Gruñó con complacencia a la imagen marcada, reclamada y preñada de su Omega sobre las sábanas oscuras de su nido. Se sintió un poco extraño momentáneamente, no de mala manera sino curiosamente agradable. Pero aun así no le dio la suficiente importancia y bajo las sábanas acarició cariñosamente el cuerpo de su marido, sintiéndose feliz de consentir la tersa piel nacarina.

Victor continuó su recorrido ambicioso y casi mal intencionado, llegó al pecho y sus dedos acariciaron el torso con cautela, siempre pendiente de los suspiros suaves de su inconsciente querido, sus intenciones se volvieron a los pequeños brotes rosas que el ojiazul amaba malcriar; y entonces todo su cuerpo se paralizó con sorpresa, una dulce bruma aromática atacó su nariz sin piedad, y la yema de sus dedos se humedeció con algo tibio y mojado proveniente los pezones de su Omega. El Alfa permaneció estático en su serendipia, sintiendo la camisa del pijama de su marido pegarse a su muñeca, empapada con algo frío y húmedo. Todo él se estremeció con emoción.

Yuuri estaba lactando.

El cuerpo de su Yuuri se estaba preparando para alimentar a su pequeño bebé. Victor probó suavemente el líquido en sus dedos y el hormigueo del sabor dulce permaneció largo rato en su paladar, no era calostro, era leche, de dulce sabor amielado.

Y olía tan dulce.

Finalmente, Yuuri Nikiforov respondió al movimiento brusco del cuerpo de su Victor abriendo los ojos con un quejido y desperezándose. El platinado permaneció estático entonces, observando con grandes ojos celestes el pecho oscurecido de su Omega, manchado con dulce brebaje e intentó guardar las apariencias, ignorando el calor que comenzaba a cubrir su cuerpo.

―Umm... ¿Anata?―Fue un murmullo ronco y encantador que llegó como un directo escalofrío a la ingle excitada del Alfa. El ruso no pudo evitar el gruñido profundo cargado de deseo que emanó de su garganta, el pobre Omega tembló debido a la excitación vibrando a través de su lazo.

―Lapochka...―Otro corrientazo llegó al miembro despierto del Alfa después de que Yuuri hiciera un puchero inconforme con los labios mientras se tocaba el pecho húmedo y los pezones sensibles e irritados. El platinado intentó parecer desinteresado.

―Eww, estoy pegajos-¡Oh!―El japonés procedió a quitarse la blusa del pijama que estaba usando, dejando expuesto los dos botones rosados e hinchados, coronados con dos inocentes gotitas de blanco color y perfumado olor. El Alfa miró fijamente el objetivo de su admiración.

Y luego se lanzó a por ello.

El pobre alfa sucumbió a la tentación con facilidad, acercó a su pareja con un abrazo desprevenido, Yuuri maulló con sorpresa al sentir a su Alfa prenderse a uno de los pezones y chupar con premura la dulce leche tibia. El Alfa jugó con el duro pezón sin piedad, lamiendo, mordiendo y amamantando gustosamente la leche tibia.

El pobre Omega gimió con alivio, echando la cabeza hacía atrás ante las sensaciones de succión, su pecho había estado doliendo terriblemente desde hace días, todo por hincharse y llenarse del alimento que proveerá la saciedad del apetito a su cachorro aún no nato y ahora encontraba su alivio en la lengua caliente y juguetona de su marido.

El platinado tarareó con satisfacción probando y lamiendo el lacto de sabor amielado. Buscando calmar el fuerte calor que hinchó su miembro, embistió las caderas contra el muslo desnudo de pareja encontrando fricción a su erección ansiosa. Dejó libre el dulce botón rosa que estaba maltratando y observó con ojos entrecerrados y labios brillantes el rostro ruborizado y lloroso del japonés.

― Eres delicioso, lyubov moya―Felicitó con un coqueto beso muy cerca de su marca de unión. El azabache sollozó con necesidad.

―Vic-Victoruu...―El Az de japón murmuró un par de halagos en su lengua madre, su entrada se contrajo en deseo, cada vez más húmeda y caliente. Victor no tardó en notar la situación de su amado Omega y movió una mano de largos dedos cerca y la tanteó con lascivia.

―Dime, Zolotse ¿Desde cuando tu...?

El japonés observó con ojos grandes a su esposo, su cara brilló en un escandaloso escarlata, no lo miró a los ojos cuando contestó jadeante―Y-yo... comenzó a brotar calostro hace algunas semanas atrás... justo después de la cita con el obstetra. Hablé con la Dra. Sokolova por que sentía incomodidad y dolor en el pecho, ella me dijo que en cualquier momento comenzaría a lactar. Estuve preparándome después de eso, incluso compré una bomba y algunos brassiers para prevenir accidentes en línea, deben llegar en unos días.

El Alfa abrió la boca anonadada ante la mirada tímida del azabache―¿Y son lindos?―El omega crispó una ceja sarcástica hacía su marido.

―Anata, si voy a comprar algo para mi uso personal, por supuesto tiene que ser lindo.

El Alfa rió ante lo obvio―Por supuesto, no puedo esperar para verte con ellos―Y continuando con su extraño fetiche, el Alfa volvió a tomar un pezón en su boca, esta ves de la mama que permanecía sin tratar y hundió dedos traviesos en la entrada resbalosa y ardiente de su marido, masturbándolo hábilmente, siempre procurando el refugio de su cachorro.

O-ohhh Victoruuu―Gimió el pobre Omega, perdido ante las deliciosa sensación. El ruso se entretuvo hundiendo los dedos en el interior de su Omega, buscando su próstata con movimientos continuos, frotando la carne sensible.

Delicioso Pensó al sentir la leche derramándose en su paladar y los espasmos de la entrada de su marido después de alcanzar un fuerte orgasmo. El Alfa alineó su miembro grande y húmedo contra la entrada caliente y ansiosa.

Victor disfrutaría cada cambio en el cuerpo de su amante durante el desarrollo de su primer cachorro, desde su aroma cremoso y la barriguita prominente a la dulzura de la leche brotante de su pecho.

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¡Oh por el gran Yggdrasil que nos mantiene a todos! Al fin terminé de editar esta cosa. Gracias por haber llegado hasta aquí sin haberte aburrido, significa mucho -Lágrimas de emoción-.

(Estoy ebria, así que si hay algún error de continuidad o ortográfico por favor avísenme 3)

Ahora solo queda editar un pequeño extra y pensar seriamente si hacer otro.

¡Gracias por leer!

Zoey Namine