Sin fines de lucro.

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Final.

Pasaje solitario.

"Lo siento, de veras que lo lamento"

¿Qué podía decirle a la pobre chica?, ¿que la culpaba por lo de Lincoln?, ¿que no quería volver a verla?, a esas alturas Lupa estaba igual de devastada que el resto de su familia, apenas arreglandoselas para sobrevivir día a día, solo que a diferencia del resto, ella estaba completamente sola.

Rita no podía odiarla, ni siquiera sentía resentimiento en su contra, tan solo le daba lastima el ver a alguien tan joven y a la vez acabada, era tan malo como verse a si misma el día en que Lynn tuvo ese grave accidente...

"Yo lo amaba, todavía lo amo"

La matriarca Loud suspiró pesadamente mientras que a su lado Lynn se cubrió el rostro, el cual, después de muchos días seguía demacrado.

Pero no contaba con la fortaleza que le quedaba, ¿qué otra cosa podía esperar del hombre que había criado a once hijos con un presupuesto francamente escuálido y que incluso con todo lo que le había sucedido seguía en pie?.

"Mi hijo te amaba", dijo Lynn en voz baja, "Y eso es todo lo que me importa"

Rita no supo que decir al principio al escuchar a su marido pronunciar esas palabras con tal convicción, porque sin importar el angulo que le diese nada de eso cambiaba el hecho de que aquello que hubo entre esos dos estaba prohibido y que de ningún modo tendría que suceder y sin embargo… Lincoln por una breve jornada había sido feliz a su lado, más feliz de lo que hubiese sido en mucho, mucho tiempo.

Su último consuelo era que alguien lo recordaría con cariño.

"Somos tu familia", le respondió a Lupa sorprendiéndose a si misma, "Puedes contar con nosotros cariño, para lo que sea cuenta con nosotros"

La joven asintió limpiando las lagrimas de sus mejillas, Rita la había descubierto llorando tantas veces durante el último tiempo que pensó que en cualquier momento se habría de acostumbrar a verla así, pero cada vez que ocurría, sentía su corazón romperse.

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A veces, se sentía como un personaje de una película de horror esperando día a día a que su ejecutor apareciese, pero este jamas llegó y en lugar de otorgarle el tan ansiado final se contentaba con postergar esa excusa de vida a la que se había acostumbrado.

Lincoln, desde hacía un buen tiempo había llegado a enfrentar a todos y cada uno de sus demonios solo para perder contra el último de ellos. Ahora, en la soledad de un departamento casi al otro lado del país, pasaba sus días dibujando a una joven de tez pálida y pecosa, con una sonrisa traviesa, de la clase que pareciese guardar un gran secreto que solo ella conocía, cabello tan claro que parecía ser nieve recién caída y ojos penetrantes y profundos.

En ese lugar abandonado por el tiempo todo lo que le quedaba, todo lo que lo definía eran los recuerdos de una vida incompleta, fragmentos descoloridos de la familia que no llegó a ser y la esperanza que le fue arrebatada en un abrir y cerrar de ojos, con la realización absoluta de la naturaleza grotesca de su corazón.

Cada día a partir de ese día, cada hora a partir de esa hora… todo era un recordatorio de su gran y estrepitoso fracaso como un ser humano, cada momento a partir de ese momento había llegado a reforzar la noción de que de ningún modo merecía la vida que estaba construyendo junto a Lupa.

Aquella puerta que había permanecido cerrada para resguardar la ilusión de una vida normal no pudo contra los embates del exterior, y en cuanto cedió y la luz los alcanzó a ambos, se dio cuenta de que volvería a caer.

En cuanto Lupa se marchó con las chicas y el peso de sus actos se asentó sobre sus hombros supo sin lugar a dudas lo que le esperaba a futuro, incluso si ella se resistió de principio ambos sabían que no les quedaba mucho por hacer, por ello, quedarse en Royal Woods no era ni sería una opción. Al final, en cuanto fueron expuestos al resto de la familia fue fácil decidir que Lupa se quedase por un par de años con sus abuelos y en cuanto a Lincoln… pues ya no existía un lugar para él, con su reputación destrozada y el desprecio de sus padres y sus hermanas tan solo se alejó para comenzar desde cero, dejando lo que le quedaba a nombre de su hija para reparar siquiera en algo el daño que había causado.

Claro, Lupa había tratado de buscarlo al principio, pero para entonces Lincoln ya había racionalizado que todo el asunto no era más que un trágico error, que Lupa se hallaba carente de afecto y que él se había aprovechado de las circunstancias.

Cuando le dijo eso, recibió una fuerte bofetada y desde entonces no volvieron a verse.

Dejando de lado la pluma con la que hacía bosquejos en su tiempo libre se puso de pie, hizo tronar su espalda y decidió que ese sería un buen momento para tomar un descanso. Su nuevo empleo en una revista poco conocida no le dejaba mucho para vivir, pero dado que seguía estando por su cuenta el dinero no era un problema, a pesar de eso, se aseguraba de dejar suficiente para enviarle a sus padres y a Lupa.

Esa semana había viajado a verlos con la idea de hablar con su padre, por lo poco que sabía de parte de las chicas no se sentía tan bien como de costumbre. Lincoln se estaba hospedando en una residencial en el centro de Royal Woods, en un cuarto que daba a un callejón. Al sentir su estomago rugir decidió que ya no podía postergar por más tiempo el desayuno, iría a la tienda por leche y huevos y tal vez un par de historietas y al volver… pues ya pensaría en eso, debía reunir el valor para enfrentar a su familia, porque Lupa estaría allí y no podía darse el lujo de decir o hacer otra cosa que pudiese herirla.

Apenas fueron un par de pasos los que dio fuera del edificio cuando se elevó del piso de forma violenta, y su mundo entero se tornó negro.

Lincoln se halló a si mismo de espalda contra el suelo, su cuello paralizado por un dolor gélido y agudo que le quitaba el aliento, sin saber si sentirse aliviado o decepcionado por un final tan abrupto.

En su mente y su corazón una sola idea logró permanecer mientras que el mundo se desvanecía.

Ya no volvería a verla.

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Como era de esperarse, esa puerta no podía permanecer cerrada por siempre, tarde o temprano los dos se vieron forzados a enfrentar al mundo y el mundo, a cambio, los destrozó por completo.

Lupa, después de muchos años seguía una rutina casi inalterable cuidando de Rita Loud, quien era, a falta de un mejor calificativo, lo más cercano que hubiese tenido a una madre.

En cuanto a su verdadera madre, pues Lucy seguía siendo una figura distante a la que pocas veces le dirigía la palabra, situación que se repetía con el resto de las hermanas Loud con igual intensidad a pesar de los vagos intentos de algunas de ellas por entablar una relación.

Para quien fuese durante un breve tiempo la mujer de Lincoln Loud el resto de la familia, salvo por Rita, no eran sino extraños con el mismo apellido, las mismas personas que le dieron la espalda a Lincoln cuando él más las necesitó.

"Aquí estamos", anunció al fin, dejando la silla de ruedas para agacharse junto a la mujer que era para todos los efectos su única amiga verdadera.

"Gracias querida, puedes dejarme si lo deseas", respondió Rita estando frente a la tumba de su marido.

Lynn había fallecido hacía un par de años por un infarto después de arrastrar una serie de problemas que comenzaron con la muerte de Lincoln. Afortunadamente, vivió lo suficiente como para conocer a sus muchos nietos, incluyendo a un pequeño Lynn, su último nieto a la fecha, uno de los hijos de Lily.

El pequeño llevaba su nombre a modo de homenaje, Lupa lo conoció por chance al coincidir en una de sus visitas a los padres de Lincoln con la llegada de Lily. Recordaba esa ocasión porque ese día en particular, Lynn se vio tan saludable y feliz que parecía imposible el creer que estuviese enfermo

"Lo lamento", le susurró la hermana de Lincoln al pasar a su lado, antes de marcharse junto con sus hijos.

Aquellas palabras siempre la perseguirían, "lo lamento", como si acaso con decir eso todo pudiese solucionarse, como si acaso… Lincoln fuese a regresar a la vida con una mera disculpa.

"Volveré enseguida", se excusó endeble, dejando a Rita a solas con su marido.

"Tomate tu tiempo, está tan solo… nadie más lo visita"

Lupa asintió antes de dar media vuelta, fue por un camino poco transitado hasta alcanzar una loma bastante alejada sobre la cual, marcada por un parche de flores secas, se hallaba una solitaria placa de bronce deslucido, con un nombre y una fecha que nunca olvidaría.

"Lincoln"

Tenía tan poco de su persona, tan poco con lo que recordar...

Habían tenido apenas unos meses de felicidad que se acabaron un día cualquiera, Lincoln había viajado de improviso para visitarlos, Lupa, que por ese entonces seguía muy molesta por esa tonta idea que Lincoln tenía de que él se había aprovechado de ella no tenía ni la menor idea de que se hallaba de regreso en Royal Woods, no sabía lo cerca que estaba nuevamente de él y eso, era lo que la atormentaba cada día.

Algún demente pasó conduciendo a toda velocidad por un cruce, subió a la acera y le dio a Lincoln de lleno antes de escapar y Lincoln… pues él murió al instante, en cuanto su cabeza golpeó el suelo todo acabó.

Lupa ayudó con todos los arreglos para facilitarle un poco las cosas a Lynn y a Rita, cobró un seguro de vida dejado a su nombre y después de eso no sucedió mucho más.

Fue un funeral solitario al que asistió Clyde y su mujer, Penellope, para sus padres fue demasiado, y ninguno pudo ir. En cuanto a sus hermanas pues todas dieron una que otra excusa, todas salvo una… de todos modos, Lupa le agradeció profundamente el gesto a Clyde, sabiendo que de entre los pocos amigos que le quedaban él sería justamente quien no fallaría.

A partir de ese punto en adelante, Lupa volcó todo su interés en cuidar de sus abuelos y seguir por su cuenta.

Claro, hubieron un par de tontos que trataron de conquistarla y en una que otra ocasión estuvo cerca de empezar desde cero y dejar todo atrás. Esa hubiese sido la opción lógica, la decisión necesaria para salvarse a si misma de un futuro gris y deprimente que estaba segura Lincoln no hubiese querido para ella, pero Lupa jamas había sido de la clase de personas que optase por el camino fácil, nunca lo fue y nunca lo sería.

Y sin Lincoln… pues esos otros no eran tan malos, pero no eran lo mismo, no lograban evocar nada de ella que tuviese esa intensidad conseguida hacía ya tantos años, misma intensidad que la perseguía cada noche en el recuerdo enloquecido de aquel hombre ausente.

Nunca volvería a tener algo así, alguien le había quitado todo...

He allí que nacía su desconfianza por el clan Loud, porque uno de esos sujetos que se acercó a ella era el mismo idiota que trató de conquistarla en la secundaria y Lupa sospechaba que una de ellas le dijo sobre Lincoln, pero sin pruebas no tenía nada, nada salvo sus dudas, nada salvo su desconfianza.

Curiosamente, la única de la que no sospechaba del todo era su propia madre, Lucy Loud.

Aún podía recordarla el día del entierro, mientras que Clyde y Penellope ocupaban la hilera de asientos de enfrente, Lupa pudo notar en las cercanías, bajo las sombras de un árbol a una figura cubierta de negro, usando un velo para oscurecer su rostro, sin embargo podía reconocerla por su postura y la forma insistente en la cual observaba el féretro que contenía los restos de Lincoln.

Solo por eso, Lupa no se atrevía a culparla tanto como al resto.

"Quise traerte flores, pero tal vez esto te guste más...", murmuró antes de depositar una historieta junto a la placa con un guijarro sobre ella para que el viento no la arrastrase.

Aunque ese no era su único regalo...

Lupa sopló un beso a la lápida abandonada y depositó, como de costumbre, una rosa blanca junto a la rosa negra que de seguro había sido dejada allí por Lucy, luego, se despidió de él y volvió con Rita.

En los años que se conocían la matriarca Loud le preguntó muchas veces el por qué no había rehecho su vida, pues era joven y en sus palabras, se merecía el ser feliz. La verdad era que Lupa ni siquiera consideraba seriamente esa posibilidad, para ella, cada día la acercaba más a Lincoln, solo era cuestión de tiempo.

Un día él la buscaría, un día, todo el dolor y la tristeza quedarían atrás, pero hasta entonces seguiría por su cuenta, esa era su única prerrogativa.

"¿Ya volviste querida?"

Sacudió la cabeza al darse cuenta de que ya había descendido la loma, "Aquí estoy", anunció en voz alta para que Rita supiese que se trataba de ella, luego, se inclinó y la besó en la mejilla.

"¿Cómo esta él?"

Debía recordarse a si misma lo difícil que era para Rita el subir hasta ese lugar, así que contestó lo mismo de siempre.

"Bien, el lugar luce hermoso, como siempre"

"Gracias por cuidar de mi hijo", suspiró la matriarca Loud mientras que las dos regresaban a la entrada del cementerio.

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Frágil.

Existía cierta claridad en la suma de sus actos para dar lugar a la realización de sus ambiciones, una suerte de revelación de lo que pudo haber sido de seguir con su vida tal y como planeaba desde un inicio, antes de conocer a Lincoln. Tal vez, pensó Lupa, por el solo hecho de haberlo confrontado en lugar de huir como tanto temía era que ambos se las habían arreglado para reencontrarse después de esa breve separación.

Cuando Lincoln le dijo eso tan hiriente al verse rodeado, de que en realidad él no era otra cosa que un abusador aprovechándose de una chica vulnerable, Lupa lo tomó del peor modo posible, pues la había herido en lo más íntimo al revelar una serie de inseguridades que se esmeraba constantemente en ocultar. Por ello, en cuanto esas palabras salieron de su boca no tuvo problemas en alzar la mano y abofetearlo antes de marcharse. Si Lincoln no era capaz de verla como a una igual entonces ella dejaría de esforzarse, si acaso la consideraba una víctima le dejaría en claro que ya no lo sería más, y que él bien podía seguir su propio camino sin la interferencia de una pobre huérfana desamparada.

Podría haber sido la pieza final entre los dos, coronando otro proyecto fallido para ambos y así pareció ser por un buen tiempo, con Lincoln huyendo de todo lo que conocía para poner distancia entre ella y Royal Woods y Lupa ignorando el dolor que le producía su ausencia al grado en que se estaba convenciendo a si misma de que todo lo sucedido no había sido otra cosa que un mal sueño.

Fueron dos años viviendo junto a los padres de Lincoln y evitando constantemente a sus hermanas, dos años en los que intentó ser una chica normal para complacer a esas buenas personas que a pesar de todo la recibieron en su hogar y cuidaron de ella sin hacer ninguna diferencia.

Pudo haber seguido por su cuenta, fingir que nada de "eso" había sucedido y dejar el pasado atrás, bien enterrado y olvidado, sin embargo… un día logró hallar la claridad que tanto necesitaba y decidió que no quería huir del pasado.

Se enteró por un rumor de que estaba cerca, aquel día, Lupa decidió salir de la casa de los Loud para enfrentar a Lincoln una vez más…

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No era tan grave como temían pero aun así era bastante malo. Desde que Lynn llegó a saber sobre la relación entre Lincoln y ella o mejor dicho, el vínculo real que los unía su salud comenzó a decaer. Nadie sabía quién le había contado, porque oficialmente ninguna de las chicas se hablaba con él, pero de algún modo lo sabía y estaba en Royal Woods.

Lupa pensó en qué hacer al respecto, no podía perdonarlo tan fácilmente y a la vez, lo extrañaba demasiado.

Necesitaba verlo siquiera una vez más.

Justo cuando se disponía a salir en secreto las encontró, estando todas ellas en casa mientras que Lynn y Rita se hallaban afuera, en el hospital.

No las esperaba, definitivamente no ese día, el peor de los días… a pesar de eso, ya había elegido su camino y lo tomaría incluso si ellas se oponían. Ya una vez las había dejado ganar y no cometería el mismo error.

"Voy a salir a buscarlo"

Diez pares de ojos se enfocaron en ella, casi la totalidad del clan Loud reunido para detenerla de cometer el peor error de su vida, aunque ya era tarde para eso, solo que no se daban cuenta, ninguna de ellas lo hacía para proteger la inocencia ya manchada que creían habitaba en ella.

La verdad es que todo el tiempo que pasó fingiendo le había costado caro, no le quedaban fuerzas para pretender, no con Lincoln estando tan cerca.

"No puedes, no te dejaremos"

Si perdía otra oportunidad, lo lamentaría por el resto de su vida.

"¿Y cómo vas a impedirlo?, ya no soy una niña, no puedes forzarme a nada"

Las diez guardaron silencio, y entre el nerviosismo de Lana, el disgusto de Lola, la conmiseración por parte de Luna y Luan, el desconcierto de Lily, la falsa sobriedad de Lisa, la triste confusión de Leni, la frustración de Lynn y la indignación de Lori, fue su madre quien más le preocupó, no por la aparente falta de emoción en su rostro que había llegado a esperar, sino por el modo en que representaba a la perfección algo que Lupa no podía digerir.

Empatía.

"Lucy, dile algo", pidió una de las chicas.

Su madre volvió en si y todo rastro de humanidad se borro de su rostro, desde un rincón reclamado por las sombras le dedicó una mirada aburrida y Lupa, impacientándose, comenzó a rechinar los dientes.

Detestaba lo mucho que se parecía a esa mujer.

"Vas a arrepentirte, tarde o temprano te darás cuenta de que lo que sientes no es real"

Cuando la sacaron del departamento de Lincoln le habían dicho esas mismas palabras, Lupa las recordaba cada vez que la tentación por buscarlo se volvía inaguantable.

"¿Así como tú te distes cuenta de que Lincoln no era otra cosa que una distracción?", preguntó burlesca, "¿Crees que haré lo mismo y me iré a la primera oportunidad?"

Lucy Loud sonrió serena, "Jamas podrás borrar el hecho de que es tu padre así como yo no puedo obviar el que sea mi hermano", dijo con convicción, "No voy a detenerte, pero tampoco voy a mentirte"

Lupa tragó saliva y se enfiló hacia la puerta.

"Tengo que irme"

"Lisa...", protestó alguien más, pero antes de que la genio pudiese decir algo Lupa se volteó violentamente y clavó su mirada en Lisa.

"Ella no dirá nada, ¿no es así Lisa?", preguntó con la voz constreñida.

Lisa sacudió la cabeza y desvió la mirada, "Estas demente...", murmuró.

Lupa sabía lo que tanto le preocupaba a las chicas, entendía a la perfección lo que las inquietaba sobre su persona, así, con un desplante que bordeaba el sadismo llevó el indice de su mano derecha y trazó un círculo sobre su vientre.

"Sabes que no puedo tener hijos, ¿verdad?"

La temperatura del cuarto descendió mientras que los rostros horrorizados de las diez hermanas se debatían en qué decir o hacer.

"Aquí adentro...", murmuró sacudiendo la cabeza, "Lisa lo sabe, no puedo tener hijos, ni con Lincoln ni con ninguna otra persona"

Una multitud de problemas acarreados desde la infancia, claro que lo sabia, lo tenía más que claro incluso antes de conocer a Lincoln y en su afán por apropiarse de él no tuvo empachos en cruzar la última barrera.

Después de todo, nada sucedería después de eso, no podía darle a Lincoln lo que tanto anhelaba pero al menos…

"Así que si quieren odiarme adelante, yo no necesito de la aprobación de nadie", farfulló, "Nunca estuve más segura que con Lincoln, lo siento, él es..."

"Lupa..."

Detrás de ella, Rita y Lynn senior hicieron acto de presencia, Lupa palideció a la vez que retrocedía.

"Lo siento", se disculpó de inmediato, "Perdón por todo esto, por meterlos en este problema"

Lynn y Rita llevaban un buen rato escuchando, a decir verdad, temían que un día Lupa fuese a darse por vencida y se decidiese a buscar a Lincoln sin que ellos pudiesen detenerla, era un fracaso no menor para los dos, porque ya habían perdido a un hijo y sin Lupa pues…

Se habían acostumbrado a tenerla en casa, y les haría falta.

Lo último que les quedaba era que Lincoln volviese a rechazarla, y por horrible que pareciera esperaban de corazón que su hijo fuese cruel con la muchacha para hacerla entrar en razón.

"Cuidate cariño, y recuerda, aquí siempre tendrás un hogar", le dijo Rita antes de despedirla.

Lupa los abrazó a ambos sin poder hallar las palabras para agradecerles y luego corrió a la puerta, saliendo a toda velocidad al encuentro de Lincoln.

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La muestra de saliva fue el primer paso, luego, siguieron los registros médicos y con ellos una cantidad no menos considerable de problemas producto de una infancia poco gratificante. La decisión de adoptar, por tanto, estaba más que justificada para ambos, pues Lincoln no la pondría en peligro y Lupa no desperdiciaría la chance de ofrecerle a alguien la oportunidad que ella nunca tuvo.

Todo por el simple hecho de haberlo encontrado a tiempo, cuando Lincoln le dijo que al verla doblar la esquina dudó en salir del edificio, justo cuando ese automóvil pasó a toda velocidad… estuvo tan cerca de terminar en desastre que le parecía irrisorio que todo hubiese resultado tan bien.

Su familia era pequeña, sí, pero era suya, eran Lincoln, Lucia y ella, los tres juntos viviendo lo que para muchos podría haber sido un sueño.

La niña crecía feliz junto a papá y mamá, para ella, tanto Lupa como Lincoln eran verdaderos regalos enviados desde el cielo, las personas que la eligieron a ella y solo a ella.

Lupa se aseguraba de alimentar ese cariño para que Lucia nunca tuviese que pasar por lo mismo.

A veces, temía que algún día despertaría y todo habría acabado, Lincoln en más de una ocasión llegó a confesar el haber tenido la misma pesadilla. De más estaba decir que su situación no era ideal, pero al menos se tenían el uno al otro y eso bastaba para los dos.

Rita y Lynn amaban a Lucia, incluso sus tías y primos la querían, y aunque la relación con las chicas era a veces tensa, todos tenían la suficiente madurez como para no mencionar nada frente a la niña.

Ellas nunca lo aprobarían, nadie, ninguna persona cuerda se atrevería a hacerlo, pero eso ya no les importaba.

Eran felices en su pequeño trozo de paraíso.

(No sufran, este es el final)

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Iba a ser estrepitoso, y tortuoso, pero eso lo dejaré para otra cosa a futuro si es que hago otra cosa a futuro.

Y ahora dormiré, sin contestar ninguna pregunta.