Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

"Pequeña"

Dedicado a: Monica Catillo Rosas

Gracias por todo tu apoyo :3


Era de mañana, el sol pues alumbraba y el cielo pues es azul como siempre, las aves pues por allí andaban, en el parque haciendo –literal- sus cagadas.

Los árboles son verdes, la tierra es café, si esperaban poemas y referencias pues lo siento, esas cosas no pasan aquí, Octavio Paz se fue de locas y Neruda pues al cielo y no volvió más.

Hinata avanzaba a paso veloz por los pasillos que iban al comedor, Naruto estaba arreglado –por qué listo nunca ha sido-, con su capa toda altanera, el gorrito medio raro y arrugado por la noche anterior que por error Hinata y él le habían aplastado en medio de un rev… juego.

Ella andaba toda apresurada, el hombrecito se le iba sin su besito y eso no podía suceder, corrió hasta donde el alto hombre estaba sonriendo observándose frente al espejo, lo tomó de la capa con mucha fuerza, lo hizo inclinarse y le dio un beso.

Hinata infló sus mofletes, siempre debía tirar de él para darle un beso o una caricia, el muy jirafón no era capaz de bajar para darle mimos. Indignada la mujer miro a su amado con recelo, lo tomo de las solapas y lo acerco a su rostro para reprenderlo.

—Naruto-kun –le llamó con firmeza-

—Hinata-chan –le respondió mordiéndose el labio inferior con perversión-

—Eres un tonto –le dijo tras morderle el labio inferior, no estaba en sus planes pero se tentó-

—¡¿Eh?! ¿Por qué bombón? –respondió acariciando la nariz ajena con la propia-

—Nunca te inclinas para que pueda besarte –hizo un puchero y desvió su mirada-, yo tengo que tirar de ti siempre.

—Aww mi vida –replico conmovido tocándose el pecho de forma dramática-, es que eres tan bajita

—Con mayor razón deberías inclinarte –replico indignada la mujercita-

—Pero como eres tan bajita tus manos son pequeñas –se abrazó a la cadera de su mujer y acercó su rostro al de ella-, luces tan tierna cuando tiras de mi para poder besarnos

—Tonto –le recriminó antes de seguir besándolo-

—Aww si –decía el hombre entre besos-, eres encantadoramente bajita

Naruto seguía besando los labios de su esposa sin descanso, mordiendo entre besos u escuchando los pequeños gemidos de Hinata, acariciando con parsimonia sus caderas y perdiendo sus grandes manos en la cintura, por debajo de la tela.

Llevó sus manos hasta el trasero de su esposa antes de terminar el beso, lamió los labios de su mujer y los mordisqueo un poco, sonrío travieso y apretó el trasero de ella.

—Hmm… las niñas están creciendo –dijo relamiéndose los labios, mi pequeña Hina.

Hinata pensó que quizá no era tan tarde, tal vez a su travieso Hokage le quedaba un poco te tiempo

—En la cama nos emparejamos de tamaño –dijo tomándolo de la mano para guiarlo al cuarto-

Naruto sonrió, iba a comprobarlo.