[Capítulo 8]

Género: Romance/Humor.

Los personajes de Naruto no me pertenecen.


Hanabi y Hiashi.


"Era verdad que tenía solo seis años. Era cierto que no entendía muchas cosas a su temprana edad y que a veces se equivocaba porque no comprendía otras tantas, pero de lo que estaba segura su pequeña mente y su gran corazón, era que ese bebé que estaba durmiendo plácidamente sobre la cuna del hospital, no tenía la culpa de nada.

Y aunque la tuviese, Hinata no podía odiar a ese ser tan indefenso y bonito que ahora era su familia. Era su hermana, su pequeñita hermana.

Ese pequeño ser por el que su madre había muerto sin miedo y con mucho, pero mucho amor.

«—¡Se que es riesgoso, Hiashi! —tomó con fuerza los brazos de su esposo y lo miro a los ojos con firmeza, aunque estos estuviesen mojados —. Se que puedo morir, que es lo más probable. Quiero hacerlo. Quiero tener a este bebe y quiero que lo cuides, que lo ames y que sobre todo, no lo culpes si algo me llega a pasar. »

Hinata se separó lentamente del cristal que daba vista a la habitación donde estaba él bebe mientras que sus ojos comenzaron a tirar pequeñas lágrimas.

«—¡Haga lo posible por salvarla! —exclamó Hiashi con desespero —. Por favor... se lo ruego —» fue la última vez que Hinata miró a su padre así de vulnerable y desesperado. Nada parecido a su frío y duro padre.

—No...— tapó sus oídos con fuerza mientras aún retrocedía sus pasos.

Su cruel memoria trajo el recuerdo de sí misma gritándole a su madre mientras que su tío Hizashi trataba de sacarla de la habitación.

«—¡Mamá! ¡No! ¡No mueras, por favor, no me dejes!

—Hora de muerte; seis de la tarde con ocho minutos y diez segundos. »

—¡Basta ya! —grito desgarradoramente, golpeando su espalda contra la pared para después perder la fuerza en sus pequeñas piernas y caer sentada.

¡Quería odiarla! Quería, enserio quería porque de alguna manera sentía que odiarla haría que el dolor fuese menos... pero no podía. No podía odiar a su hermanita. Si su madre había muerto había sido por algo. Ella había dado su vida por su hermanita, ella había preferido salvarla a ella...

Otra conversación que escuchó a hurtadillas invadió su mente.

«—No quiero morir, tengo mucho miedo Hiashi...— susurro contra el pecho de su esposo —. Pero me da más miedo perder a Hanabi —lentamente llevo su mano hasta su vientre de cinco meses —. Me da miedo no volver a escuchar su corazón latir —levantó lentamente su mirada —. ¿Recuerdas su figura en la ecografía? —su rostro lleno de lágrimas se iluminó —. Es hermosa...

—Hikari, ¿Cómo sabes que es hermosa si solo las has visto en una ecografía? —su padre en vez de parecer molesto o algo parecido por el comentario de su madre, parecía más bien extrañado y curioso. Sentimientos que solo podía mostrar con su esposa y su pequeña hija.

Hikari sonrió tiernamente y volvió a recargar su cabeza en el pecho de Hiashi.

—Tontito, es obvio que será hermosa. ¿Acaso Hinata no lo es?

—… Lo es...»

—¡Basta ya! —halo sus cortos cabellos con desesperación. Su hermana era hermosa, tal y como lo había dicho su madre. Si, podía ser que se viera un poco arrugada e hinchada, pero Hinata no podía dejar de verla como la cosa más linda que había visto desde hace mucho tiempo. ¿Cómo una cosa tan linda pudo matar a su madre? ¿Es que acaso Hanabi no quería a mamá? —. Mamá...

«A su madre le crecía cada vez más la barriga. Era enorme y redonda. Pero... lo que también crecía junto con la barriga de su madre era el cansancio, la palidez, las ojeras y los dolores. Hinata podía notarlo a la perfección y sabía que eso estaba mal. Su madre estaba muy enferma.

Pero, aun así, Hikari sonreía a su hija como siempre. El brillo de su sonrisa era el mismo que siempre le dedico. Esa hermosa y despampanante sonrisa que hacía que Hinata pensara que su madre era la más bella del universo entero.

—Ven, Hinata-chan. Creo que es momento de hablar de algo muy importante.

Hinata se acercó lentamente a la cama de su madre y se situó a su lado con cuidado, temiendo hacer un movimiento brusco que pudiera lastimarla.

—¿Sabes lo que es un hermano mayor?

—Papá es hermano mayor del tío Hizashi por segundos, ¿es eso?

—Más o menos —dijo mirando al techo y poniendo su dedo sobre su labio inferior —. Pero, ¿sabes lo que ellos hacen?

Hinata pestañeo curiosa. No sabía que los hermanos mayores hacían algo que los hermanos menores no pudiesen hacer.

—¿Qué es? —pregunto como toda la niña curiosa que era.

—Cuidan a sus hermanos menores —le sonrió y le dio un golpecito en su respingona nariz.

Hinata sobo su nariz y después miró a su madre. ¿A qué venía todo eso?

—Tu pronto te convertirás en hermana mayor, Hinata-chan —puso su mano sobre su vientre —. Hanabi-chan será pequeña y necesitará mucha ayuda. Tu eres perfecta para darle dicha ayuda, ¿sabes?

Pestañeo entre confundida y emocionada. ¿Ella sería perfecta para ayudar a su hermana?

—Lo que trato de decirte es que como hermana mayor quiero que cuides y ames a tu hermanita. Ella también tiene que hacer lo mismo, por supuesto —acarició el rostro sonrosado de su hija —. Quiero que ambas se cuiden, se amen y se ayuden.

—¡Lo haré! —exclamó con determinación y entusiasmo. Parecía una tarea de lo más fácil, nada complicada y que por su madre estaría dispuesta a cumplir, pero lo que dijo después... la dejó sin habla...

—Entonces... Hinata-chan, si algo me llega a pasar, ¿prometes que no vas a odiar a Hanabi-chan?

—¿De qué hablas mamá? A ti no te pasara nada.

La mujer sonrió, pero esa vez... no fue la sonrisa de siempre y eso hizo que el corazón de Hinata diese un vuelco. Esta sonrisa fue cansada, resignada y.… triste.

—Puede que yo me vaya una vez que traiga al mundo a Hanabi-chan — Hinata tragó saliva, sintiéndose incrédula y confusa —. ¿Prometes cuidar a Hanabi-chan por mí? ¿Prometes cuidarte? ¿Prometes ser fuerte?

¿Cómo decirle que no a su madre?

Con inexplicables lágrimas corriendo por su rostro, Hinata contestó.

—S-sí. »

—No quiero cumplir esa última promesa —susurró entre hipidos —. No quiero ser fuerte..."

Y fue fuerte a la fuerza. Recibiendo maltratos, castigos, insultos, golpes, amenazas... pero lo que la hizo más fuerte aún, fue su hermana. Hanabi.

La amo como lo prometió a su madre, pero la verdad es que nunca necesito prometerlo para cumplirlo porque el amor nació de verdad. El amor creció al escucharla llamándola hermana, el amor creció al sentir sus brazos dándole un cálido abrazo, el amor creció al ver a crecer a ella. El amor por su hermana creció y creció día con día y por eso mismo, solo por eso era fuerte. Su padre ya no era la razón. Ahora era algo mucho más importante, algo mucho más significativo y real. El amor que le tenía a su hermana menor.

Por eso y solo por eso, seguiría en pie. Retaría a cualquiera que se interpusiera en la felicidad de su hermana y en su camino para conseguir su tranquilidad. Si tenía que enfrentarse a esas tipas, lo haría. Si tenía que enfrentarse a medio mundo, lo haría.

Si tenía que recibir los golpes que le tocaban a su hermana, lo haría. Si tenía que echarse la culpa por ella, lo haría. Si tenía que estudiar algo que no quería para que su hermana pudiese hacer lo que quisiera, lo haría. Si tenía que ser el modelo de la familia para satisfacer a su padre, lo haría. Si tenía que sacrificarse, lo haría porque la amaba. Amaba a Hanabi y no hubo necesidad alguna de que su madre le hiciera prometer que la amaría.

—Mamá, sé que te prometí que nos cuidaríamos mutuamente, pero no quiero que Hanabi me cuide. Quiero protegerla de todo y todos.

Hinata sonrió lentamente en la soledad de su habitación y guardó en su buró la foto de su madre.

—Lamento haber roto mi promesa —susurró y cerró los ojos un momento. Dicho momento se interrumpió al escuchar unos pequeños golpecitos en su puerta.

—¿Nee-san? ¿Puedo pasar?

—Claro, Hanabi.

La puerta se abrió, dejando ver a Hanabi con una pequeña bolsa de hielo.

—La traje para tu mejilla, sé que papá tiene la mano dura —trato de bromear forzadamente, pero aun así Hinata sonrió de medio lado.

—Gracias.

Hanabi sonrió y caminó hacia ella para dársela.

—¿Qué fue eso? ¿Quién lo hizo, nee-san? —preguntó con preocupación —. Tú no eres una persona con problemas como esos. Mucho menos con enemigos.

—No lo sé, tal vez alguna persona que no tenía nada mejor que hacer —le quito importancia, tratando que Hanabi no se metiera en el tema. Al parecer Hanabi entendió de inmediato, quedándose en silencio. Hinata puso la bolsa sobre su mejilla inflamada y soltó un pequeño suspiro de dolor.

—Odio que papá te golpee.

—Hace mucho que no lo hacía.

—¿Y eso qué? No debería de golpearte. No haces más que cumplir sus caprichos y ser una buena hija. Te golpea sin razón. ¡Es una estupidez!

—Hanabi—nombró severamente, haciendo callar a su hermana —. No te metas en esto.

—Nunca quieres que me meta en estas cosas. ¡También soy familia!

—Si, pero no quiero que tengas problemas con papá.

—Quiero defenderte —exclamó con enfado, impresionando y helando un momento a Hinata —. Eres mi hermana, ¡odio ver a papá maltratandote injustamente!

—Lo hace porque quiere lo mejor para mí.

—¡Sabes que no es así! ¡Te está convirtiendo en un robot que cumple sus órdenes sin rechistar!

—Es nuestro padre — la miró con dureza —. Tenemos que obedecer.

—¡No quiero que obedezcas! —le gritó —. Quiero que le grites, que te enojes, que llores, que dejes de fingir que no te duele...

Hinata la miraba con impresión, observando las lágrimas caer una por una de sus ojos.

—Hanabi...—susurro con impresión —¿Por qué quieres que haga esas cosas?

—Porque... —apretó sus labios — te estás muriendo en vida, nee-san. De un momento a otro, vas a explotar. Vas a gritar tanto que ya no querrás escuchar tus gritos, vas a llorar tanto que querrás arrancar tus ojos y vas a sentir más de lo que has sentido en tu vida. Y... vas a querer desaparecer. ¡No quiero que desaparezcas!

Hinata proceso toda esa información en pocos segundos. Su hermana de catorce años... ¿le estaba diciendo que temía por ella? ¿temía que quisiera morir?

Aun impresionada, sin saber que decir en una situación como esa, estiró su brazo tratando de alcanzarla, pero ella retrocedió.

—Hanabi... no voy a desaparecer. Jamás te dejaría sola...

—¿Y si yo no estoy? ¿Qué sería de ti sin mí? —la pregunta de su hermana nuevamente la dejó muda — ¿Y si muero mañana? ¡No soy el centro de tu universo!

Pero... si lo era.

—No vas a morir —la tomó fuertemente de los hombros —. Tampoco moriré yo. ¿Oíste? Nada de eso pasara.

—Pero... tú ya estás muriendo y eso me está matando a mí.

Los ojos de Hinata se abrieron con impresión y sus cejas se mantuvieron bajas.

—Hanabi...

—¿Crees que tu inmadura hermana de catorce años no se daría cuenta de que estas sufriendo? —sonrió con dolor, llevando su mano hasta la mejilla de Hinata.

—Hanabi...—susurro con la voz entrecortada.

—Solo quiero que vivas... quiero verte vivir tu vida como tú estás viéndome vivir la mía. Quiero que dejes de llorar por dentro y que comiences a llorar por fuera —abrazo lentamente a su hermana —. No te ahogues tu misma.

Ese día, Hinata pudo darse cuenta de que su hermana no solo era una chiquilla despreocupada de la vida, sino, que también podía llegar a ser demasiado madura y observadora.

Hinata se prometió llorar de vez en cuando. Solo cuando lo necesitara, ya que desahogarse de vez en cuando no es malo.

Ahora solo tenía que... recordar cómo se hacía para desahogarse.


¿Cuándo había sido la última vez que había llorado? No lo recordaba con exactitud realmente. Ta vez en el funeral de su padre, lo cual significaba que había sido hacía diez años atrás. Si. Hacía diez años que no lloraba, hasta ese fatídico día.

Hikari, su amada esposa ahora estaba muerta.

«—Se que voy a morir y estoy bien con eso. Prepárate tú también. »

¿Cómo prepararse para eso? De las tantas incoherencias que su mujer decía, esa fue la más descabellada que había escuchado de ella. Para eso no había cómo prepararse. Trato, de verdad que trato de prepararse, pero todo fue en vano. Seguida doliendo como el mismo infierno. Incluso parecía que más.

Dolía saber que la única mujer a la que había amado ahora estaba muerta. Sus ojos estaban cerrados, estaba fría, su corazón ya no palpitaba... no volvería a verla sonreír, ni podría escucharla cantar desafinadamente. Ya no podría oírla hablar sobre cosas absurdas o sobre cosas tan fascinantes que ni el mismo acabaría de comprender.

«—Es un embarazo de alto riesgo, señor y señora Hyuga. Lo recomendable en estos casos es abortar al...

—¡No! Yo voy a tener a mi bebe aunque me cueste la vida —respondió con firmeza en su voz, sin un solo titubeo. Segura de sus palabras.»

—Siempre tan determinada y terca, ¿no es así, Hikari? —sonrió amargamente entre lagrimas, acariciando el frío rostro de su mujer. Le habían dado unos minutos a solas con ella antes de... antes de llevársela.

Cuanto se arrepentía de no haberle dicho más veces lo bella que era. Se arrepentía de tantísimas cosas. Tuvo que repetirle que lo hacía feliz. Tuvo que decirle más veces cuanto la amaba. Tuvo que... tratar de detenerla.

«—Vas a amar tanto a Hanabi como me amas a mí, ya verás.»

Amaría a su hija, porque sabía que no tenía la culpa de nada. Pero... ¿podría perdonar a Hikari por haberlo dejado?

En el funeral y el entierro no tiro una lagrimas más. La pregunta que se había hecho así mismo no lo dejaba pensar con claridad. ¿Perdonaría a Hikari por haberlo dejado solo? A Hikari no le importo lo mucho que le suplico que desistiera de su embarazo. Le suplico que se quedara con él.

Hikari lo vio llorar y no le importo.

Hikari vio a Hinata llorar y.… no le importo.

Su mirada fue hacia su hija y pudo verla sentada a su lado, mirando el ataúd de su madre mientras lloraba e hipaba. Iba vestida con un vestido negro y su cabello estaba pulcramente cepillado. Que cruel había sido Hikari al obligar a su hija a asistir tan pronto a funeral de su propia madre.

«—Prométeme que criaras bien a Hinata y Hanabi. Ten cuidado con Hinata, sabes que ella es un poco tímida y sensible. Hazla sentir bien y asegúrate de que sea feliz.»

—No llores.

Hinata respingo y volteo a verlo con rapidez.

Las facciones de Hiashi estaban enfurecidas.

—Es inútil que llores. Las lágrimas no harán que ella regrese. Si no le importaron en vida, mucho menos le importan de muerta.

Y así, siempre que Hinata lloraba ahí estaba él para reprocharle.

"No llores." "Los problemas no se solucionan llorando." "Te ves patética." "Los Hyugas no lloramos." "No me avergüences."

Los golpes se volvieron recurrentes y admitía con vergüenza que su propia frustración se liberaba cada vez que le daba una bofetada a su hija mayor o incluso a su hija menor. Sabía que estaba mal, no le agradaba hacerlo, pero... era la única forma en la que él sabía disciplinarlas. Hikari lo hubiese hecho mil veces mejor que él, pero en cambio decidió irse.

Poco tiempo después de que los golpes comenzaran, Hinata dijo algo que lo dejó helado.

«—Golpéame cuantas veces quieras, pero a Hanabi no la toques jamás.»

Hiashi se lo tomo demasiado enserio y Hinata se lo agradeció.

A Hiashi no le costó mucho descubrir que el punto débil de Hinata era Hanabi y él no tardó en usar eso a su favor. La chantajeaba, diciéndole que si no cumplía sus expectativas entonces todas sus responsabilidades recaerían en los hombros de su hermana menor. Le decía que si no hacía lo que él quería entonces Hanabi sería blanco de sus golpes e insultos.

Claro que Hinata cumplía todo sin rechistar. Hinata se había convertido en una especie de muñeca que él manejaba a su antojo. Así, poco a poco, su progenitora se convirtió en la hija modelo que cualquier hombre de negocios quisiera tener.

¿Por qué lo hacía?

No lo sabía.

No tenía ni la menor idea.

Solo sabía que no estaba bien y que Hikari lo estaba maldiciendo desde el más allá.

—Parece que al final... no podremos reencontrarnos, Hikari. Voy a irme al infierno.


Continuará...


N/A: ¿Que tal si fingimos que hoy es sábado y no lunes?

Ya se que el capitulo quedo super dramático—nada parecido a los demás— pero lo creí necesario ya que no conocíamos tanto del pasado de Hinata. No se preocupen, el humor y el romance volverán en los siguientes capítulos. Dejaremos al drama para después.

Espero que les haya gustado :) Nos leemos pronto. ¡Hasta luego!

Agradecimientos a: Akime Maxwell, Geody, VirgiFedeli, Hinata Hyuga -NxH, chico tranquilo.