Felicítenme, su escorpio favorito cumple años hoy, y para celebrarlo, ¿qué mejor que una actualización? Pero antes de entrar en el detalle de responder a los reviews, hay aclaraciones que tengo que hacer.

Este capítulo seguramente será bastante lento y difícil de digerir, contiene una cantidad de información muy grande, no solo porque Svartálfaheim es un mundo de reglas distintas, sino porque el propio Midgard no ha terminado de estructurarse como tal. ¿A qué me refiero? Me refiero que en este capítulo me he encargado de delimitar tanto a Svartálfaheim como a Midgard, de una forma que sirva para futuros capítulo y futuras sagas. Por ello, el repositorio para este capítulo es más importante que nunca, ya que les ayudará más a entender este capítulo, y todo lo que pasa en el mismo.

Sé que insisto mucho con lo del repositorio, pero este no existiría si yo no quisiera que su experiencia leyendo esta historia fuera más amena. Lo más importante del repositorio en esta ocasión, es un mapa, un mapa que les recomiendo ampliamente que tengan a la mano en todo momento mientras leen este capítulo, créanme que les servirá mucho para digerir todo lo que pasa en Midgard en este capítulo.

Adicional a este mapa, los que han visitado el repositorio, notarán que hay otra carpeta adicional, con el nombre de "Escudos de Armas", esta carpeta, contiene imágenes de los escudos de los diferentes países que existen en Midgard, no son muy importantes, pero les puede dar una buena referencia visual. Por último, habrá próximamente un archivo nuevo con la "Historia de Midgard", si les interesa, pero esto no es muy importante.

Para los que no sepan del repositorio, pueden ir a mi profile y buscar una liga de google drive, que los llevará al mismo, ya lo he vuelto a probar, pero por favor, si no pueden acceder, mándenme un PM para actualizar la liga de ser necesario. Sin más que decir por el momento, a contestar reviews:

dafguerrero: El Yuletide es lo más cercano a la Navidad de los pueblos Nórdicos, y de hecho duraba varios días, tal vez algún día haga un capítulo más enfocado al Yuletide. En la serie clásica, Saori es muy madura para su edad, es momento de que me vaya dirigiendo en esa dirección, espero que no se vea como un movimiento muy forzado. Por cierto, yo no le veo a Milo lo sumiso por ninguna parte, jajaja. Me da gusto que disfrutaras de la parte de Mephisto, no puedo poner muchos momentos cómicos, pero trataré de equilibrar la historia para darles un poco más. Ikki tiene la forma humana de la serie clásica, no le des vueltas a eso. Sobre lo del trio de Shaka, Dohko y Aioros, lo pensaré. Y sí habrá más compañerismo entre los Dioses Guerreros Dorados y no Dorados, pero será de poco en poco.

TsukihimePrincess: Bueno, la verdad Kiki es algo así como un evento no planeado, pero estoy satisfecho por el resultado. ¿Escuchaste Kiki? Fuiste un accidente. Es verdad que Mu está decepcionado, pero verás cómo eso no le quita su amor por la cultura Dvergr. La verdad es que a Mu lo veo como a Legolas del Señor de los Anillos. Ya vi que estás pensando como Alberich, eso es bueno, creo. Sobre Saori y Milo, ya entendí el mensaje, solo no quiero que se sienta forzado, pero veré que puedo darles de poco en poco.

reyna lisset: No te preocupes, yo feliz de actualizar, la verdad la recepción de esta historia ha aumentado y eso me da mucho gusto, por ello le estoy echando ganas para no perder el momentum. ¿Cómo se te olvida el personaje de Kiki? Si es el esposo de ya sabes quién, jajaja. Los Dvergr son una raza muy enigmática, puedes tener un artefacto Dvergr frente a tus narices y no darte cuenta, eso les pasó a Mu y a Shion. Ya entendí, quieren más Milori, está bien, trabajaré en ello, pero de poco en poco. Y bueno, oye si ya existe Helena, ¿por qué no usarla? Siento que algunos me asesinarían si no lo hiciera. Espero responder con el tiempo todas tus preguntas, de momento, me dices si pudiste entrar al repositorio por favor, de verdad que el mapa es muy importante.

Anhe: ¡Nuevo reviewer! ¡Ninja que estabas en las sombras, por fin te apareces! Y créeme que el primero que se preocupa por las cosas impronunciables soy yo, jajaja. Lo de Bud e Hilda te lo debo, como ya leíste Guerras Doradas sabes que, si me emociono, terminaré con capítulos hasta de 50 páginas, ahorita estoy limitado a 20 por capítulo y así lo quiero mantener, así que tus preguntas las iré contestando poco a poco, tenme un poco de paciencia. Solo te diré que lo de Milo y Camus y su buena amistad es un hecho, no te preocupes. También habrá Shurapan y Camushil, tu tranquila. Espero disfrutes este capítulo, y gracias por escapar de las sombras y dejarme review, espero leer más señorita ninja que se mantuvo oculta por 2 historias y 16 capítulos.


Saint Seiya: Guerras del Ragnarok.

Saga de Svartálfaheim.

Capítulo 17: Mundos sin Paz.


Svartálfaheim. Los Campos Oscuros. 24 de Diciembre de 4E 08.

—¡Ya estamos llegando! —enunció Kiki, mientras la cabina de transportación comenzaba a bajar su velocidad, soltando chispas desde la parte superior de la misma, donde unos engranes chocaban con una especie de tubo dentado, que parecía poseer bordes más amplios mientras más cerca se encontraban del suelo de Svartálfaheim, lo que forzaba al gradual descenso de la velocidad de la cabina, que terminó siendo frenada, y se detuvo por completo sobre Svartálfaheim con gentileza. Kiki entonces accionó algunos mecanismos, abrió las puertas, y el vapor de los tubos fue liberado por unas válvulas de presión— Estas cabinas fueron construidas durante la Segunda Era, y aún funcionan perfectamente. Me pregunto por qué nunca han sido reemplazadas —se dijo a sí mismo Kiki, invitando a los aturdidos viajeros de los mundos, a las inhóspitas tierras del Svartálfaheim—. Ya pueden abrir los ojos —se burló Kiki.

—¿Estamos vivos? —preguntó Saori, abriendo sus ojos con cuidado, y notando que se encontraba abrazando el brazo de Milo, quien aún estaba aturdido por el viaje, pero cuando notó a Saori abrazándose de su brazo, ella se apartó gentilmente, sabiendo que Milo de seguro no le permitiría este tipo de acercamientos— Hilda, ¿estás bien? —preguntó Saori preocupada, notando que Camus la ayudaba a levantarse, para molestia de Sigmund, quien lo miró fijamente. Otro que terminó en el lado equivocado del desprecio de un Dios Guerrero de la Osa Menor fue Aioria, que había tratado de ofrecerle su mano a Lyfia, siendo empujado por Frodi, quien la ayudó a levantarse él mismo— Hay tensión en el grupo —se dijo a sí misma Saori.

—Y aún preguntas el por qué no te he dado respuesta —susurró Milo, hiriendo un poco a Saori, y adelantándose en dirección a Mu, mientras el grupo intentaba recuperarse de la tremenda sacudida—. Así que este es el Svartálfaheim. ¿Está a la altura de tus expectativas? —le preguntó Milo a Mu.

—Es el reino más misterioso de los Nueve Mundos. Con tan solo estar aquí, ya es impresionante —confesó Mu, mientras tocaba el suelo del mundo al que habían llegado, y raspaba un poco de la piedra para inspeccionarla fijamente—. Parece alguna clase de arcilla —se dijo a sí mismo Mu.

—Los Campos Oscuros reciben su nombre por esta tierra —les explicó Kiki, sabiendo que tanto Mu como Alberich estaban muy interesados en todo lo que observaban—. La tierra de esta zona es porosa y oscura, pero también es totalmente seca. Si se humedece, se vuelve más dura, similar a la arcilla que existe en Midgard, pero con la dureza de un ladrillo. Los Dvergr que viven fuera de las murallas de los 3 Reinos Dvergr, usan esta tierra para hacer sus Hlévangr —les explicó, notando en ese momento las miradas de confusión de la mayoría—. Umm… un Hlévangr es algo así como una madriguera, es donde vivimos los Dvergr. La tierra de este mundo es muy inhóspita, lo es así inclusive en los pocos lugares donde hay agua, uno de los recursos más valiosos de este mundo. Pocas son las especies de plantas que crecen aquí, y la mayoría no son comestibles al haberse alimentado de minerales venenosos para los Dvergr. En resumen, Svartálfaheim es muy diferente a su mundo, pero tiene sus peculiaridades, al menos la vista nunca deja de sorprenderte —les mostró mientras subía a una colina, y frente a ellos se divisó todo un mundo subterráneo y hermoso.

Bosques enteros de árboles que brillaban de un azul muy bello en sus troncos, con hojas del mismo color que dejaban ver ramificaciones blancas muy pequeñas, y sobre cuyas raíces presumían hongos de color de la amatista. Estos hongos aparentemente de cristal, expedían también una luz propia, y dieron un espectáculo inquietante ante los presentes. La vista era impresionante, algo nunca visto en Midgard, había matorrales también, cuyos tallos eran de metales rojizos o cobrizos en lugar de estar hechos de madera, y cuyas hojas parecían ligeras aleaciones de papel metálico color de esmeralda.

Lo que le faltaba a Svartálfaheim de color sobre el cielo, se obtenía en los colores luminosos de las extrañas plantas que crecían en sus suelos negros. Inclusive los hongos que crecían podían llegar a presumir tamaños impresionantes, y la poca fauna que lograron ver, como algunos animales similares a los ciervos, brillaban de forma tornasolada con el movimiento, e iluminaban sus astas para buscar alimento que desenterraban del suelo.

—¿Cómo puede existir algo así? —se sobresaltó Mu, mientras miraba a aquellos animales extraños, y los apuntaba con sorpresa— ¿Qué nombre llevan esas criaturas? —volvió a preguntar, y Alberich compartía perfectamente su curiosidad.

—Son solo ciervos… —declaró Kiki, sorprendiendo al par—. Cuando yo vi a los ciervos de su mundo, también quedé impresionado. Ya había escuchado historias de que las plantas y los animales de Midgard no producían luz, pero hasta no verlo, no podía creerlo. Por ello supongo que ustedes están muy impresionados. El brillo que despiden tanto plantas como animales en Svartálfaheim se llama bioluminiscencia —les explicó al tocar un hongo verde brillante de gran tamaño, y que, al tocarlo, sus esporas rodearon la mano de Kiki—. Aunque, incluso nosotros no sabemos muy bien el cómo funciona. Como este mundo está constantemente en guerra, por más avanzados en tecnología que somos, los esfuerzos tecnológicos van siempre a las armas. Pocas son las comodidades que hemos logrado realizar, o los estudios para comprender nuestro propio mundo que nos hemos permitido hacer. Sabemos que se llama bioluminiscencia, pero no sabemos qué la causa, ya que anatómicamente hablando los pocos estudios que se han realizado indican que son idénticos a los animales de Midgard, con sutiles diferencias de pigmentación. O al menos esos son los resultados de los eruditos de Sindr, el reino menos militar de los 3 Reinos Dvergr. Ellos se dedican a estudiar nuestro mundo, pero han tenido muy poco éxito al los otros 2 reinos pedirles inventar más armas. En un mundo en guerra, poco se puede hacer para encontrar la verdad cuando los reyes te exigen trabajar en mejores armas, mejores murallas, mejores Ropajes Sagrados. Somos un mundo bélico —declaró Kiki, mientras una mariposa de alas brillantes se posaba en su mano repleta de polen y comenzaba a alimentarse del mismo—. Supongo que eso lo hace un poco mágico —sonrió.

—No voy a decir que no estoy impresionado, pero vinimos a intentar una alianza con los Dvergr, no a estudiar su cultura —interrumpió Saga, dirigiéndose en ese momento a Kiki—. ¿Dónde se encuentra el reino de Nidavellir? ¿Cuánto nos tomará llegar allí? —le preguntó sin rodeos.

—Svartálfaheim no es tan grande como Midgard —prosiguió mientras se limpiaba la mano repleta de polen—. El centro de nuestro mundo, es el Monte Crux, donde está construido el Altar de los Dvergr del Viento —continuó, aunque eso no respondía la pregunta de Saga—. Desde el Monte Crux, una caravana que viaje a caballo puede llegar a cualquiera de los Reinos Dvergr en un mes sin descanso. A pie el tiempo se triplica. Nidavellir está a 2 meses en dirección sur si vamos a velocidad de carromato, y estamos a una semana de viaje de la falda del Monte Crux, que es a donde yo recomendaría que fuéramos —le explicó.

—¿Por qué al Monte Crux? —preguntó Milo curioso—. No conocemos este mundo, hay mucho que tenemos que aprender. Pero si vamos en dirección a Nidavellir, no entiendo por qué invertir una semana de viaje al Monte Crux —agregó curioso.

—Porque desde el Monte Crux es el lugar desde el cual se puede ver a todo Svartálfaheim —le explicó Kiki, y miró a los cielos—. Para llegar a cualquiera de las ciudades de Svartálfaheim, basta con encontrar la constelación de Crux en el cielo, y como esta siempre está alineada a la punta del Monte Crux, solo es cuestión de calcular la trayectoria desde la punta del monte en cualquier dirección —les explicó, lo que sorprendió al grupo.

Mirando al cielo, el grupo encontró a las estrellas, lo cual era algo que no alcanzaban a comprender los presentes quienes, tras ver las estrellas, perdieron toda la concepción de la realidad. Las constelaciones estaban allí, lo cual no debería ser posible si se consideraba que la cabina de transporte que usaron para llegar al Svartálfaheim había pasado por debajo de la tierra de Midgard para llegar al reino de los Elfos Oscuros. El ver las constelaciones, principalmente a la Constelación de Aesir, era incomprensible.

—¿Cómo pueden las constelaciones estar presentes en Svartálfaheim si el reino de los Dvergr está bajo tierra? —se preguntó Alberich, y Mu compartía sus dudas— Dime algo, Kiki, ¿acaso Svartálfaheim no se encuentra bajo la tierra de Midgard? ¿Cómo entonces es que existe un cielo en este mundo? ¿Cómo es que hay constelaciones? No todas son nuestras mismas estrellas, pero esa constelación definitivamente es Aesir —apuntó Alberich.

—No sé cómo contestarte eso en pocas palabras, Alberich —aceptó Kiki—. En Sindr, la Ciudad del Norte, seguramente algún erudito podría darte una respuesta más convincente que la que yo pueda darte. Yo solo sé que hay constelaciones que aparecen en todos los mundos, hay constelaciones que aparecen solamente en un mundo, y hay otras constelaciones que aparecen en más de un mundo. Más de eso no te puedo decir. Las constelaciones de Svartálfaheim incluyen a Crux, Scutum, Sculptor y Ophiuchus, esta última dividiéndose en Døkkálfar, Serpens Caput y Serpens Cauda, también llamadas el Elfo Oscuro, la Cabeza de la Serpiente y la Cola de la Serpiente —le mencionó, pero notando la impaciencia de Saga, decidió no seguir indagando al respecto—. El resumen de todo, es que nuestros mundos son muy diferentes. Y que por ello les recomiendo que en lugar de dirigirnos a Nidavellir, y arriesgar nuestras vidas contra Bergtroll y emboscadas de los Døkkálfar, primero visitemos el Altar de los Dvergr del Viento —apuntó al Monte Crux—. Desde la cima del Monte Crux, se ven perfectamente los 3 Reinos Dvergr, y el Reino Døkkálfar del Oeste. Como Svartálfaheim siempre está en guerra, sobre la cima de los castillos Dvergr se construyeron altares al dios Dvergr del Viento que representa a cada ciudad. Sobre sus manos hay una pira, misma que se ilumina de diferentes colores dependiendo de la situación del reino. Azul para indicar paz, rojo para indicar guerra, amarillo para indicar un asedio, verde para indicar Bergtrolls en la cercanía, negro para indicar la muerte de un Rey Dvergr, y violeta para indicar que una capital ha caído. Debido a las diferencias en profundidades de las 4 ciudades, es imposible ver esos fuegos desde todos los reinos. La flama del reino es visible desde una semana antes de llegar a la ciudad y por la noche solamente. La otra forma de saberlo es desde la cima de la misma pira, apagarla, y mirar de noche en dirección a los otros reinos, o desde el centro del Monte Crux, mirando a cualquier dirección en cualquier momento. Svartálfaheim es pequeño, pero no por ser pequeño deja de ser peligroso. Yo he hecho mi recomendación, el resto depende de ustedes —les aseguró Kiki, y el grupo miró a Milo, quien era el Huskarl del grupo al Saga haberle cedido el puesto tras la Guerra de Midgard.

—Lo que entiendo es que nuestro conocimiento de este mundo, aún con Mu y con Alberich, rosa lo nulo —respondió Milo, y se viró para ver a Saori—. Ante lo poco que sabemos, es prudente actuar con cautela. Recomiendo seguir las indicaciones de Kiki —prosiguió, y Saori lo pensó detenidamente—. Podríamos arriesgarnos y usar nuestro cosmos para llegar al Monte Crux en un tiempo menor a una semana. Si no tenemos cuidado, solo terminaremos alertando de nuestra posición, y al no saber la postura militar que hemos de tomar, ello sería un error. Propongo que viajemos a pie, al Monte Crux, y decidamos desde la cima si es recomendable ir a Nidavellir —miró Milo a Saga, esperando su opinión.

—Lo comprendo, y sugiero que se designe a un grupo de aprendizaje y reconocimiento —le ofreció Saga, y Saori lo miró con curiosidad—. No vinimos a aprender de este mundo, pero admito que el movernos a ciegas es poco recomendable —le explicó Saga, y miró a Kiki fijamente—. Tampoco podemos depender únicamente de Kiki en todo momento, podríamos separarnos, ya sea por reacción a una amenaza, o por estrategia. Mi propuesta es la de dividir el conocimiento. Si la necesidad llegara a presentarse, necesitamos más con el conocimiento de Kiki, por ello recomiendo que, los curiosos de este mundo, Mu y Alberich, se encarguen de aprender todo lo que puedan en el transcurso de esta semana, y el resto, reconozcamos nuestro perímetro y enfrentemos cualquier peligro que pueda suscitarse —declaró Saga.

—Nos pondremos en movimiento entonces —agregó Saori, dirigiéndose a Mu y a Alberich—. Tendrán el control del carromato principal, el resto los seguiremos. Mu, Alberich, confío en que en esta semana obtengan todo el conocimiento posible. No serán interrumpidos en su aprendizaje, y el grupo se mantendrá alerta de peligros y reconoceremos perímetros aceptables —declaró Saori, y entonces miró a Milo—. Estás a cargo del grupo, vamos entonces a la caravana principal, Kiki —le pidió Saori, adelantándose, y levantando la curiosidad de Milo, quien estuvo a punto de hablar—. Soy una diosa, debo aprender todo lo que pueda yo también. Tu deber es protegerme solamente, ¿no es así? —se quejó Saori.

—Mi deber es a con mi diosa —reverenció Milo, retirándose, lo que molestó a Saori—. Si requiere de mi apoyo, no dude en llamarme. ¡A los carromatos todos! ¡Quiero vigías en perímetros aceptables de la movilización! ¡No se usa el cosmos si no es necesario! ¡Apresuren! ¡Mientras más rápido lleguemos al Monte Crux, más rápido podremos negociar con los Reyes Dvergr! —prosiguió Milo, dando sus órdenes, y deprimiendo un poco a Saori.

—Que incomoda reacción —agregó Kiki preocupado, y Saori se apenó en ese momento—. Un consejo, no le dé indirectas y solo dígale lo que realmente quiere. Si esperaba que Huskarl Milo la acompañara en el aprendizaje, se lo hubiera pedido u ordenado. Un Huskarl no tiene esa necesidad, para eso son los escribas y eruditos —declaró Kiki.

—Va más allá de lo de escribas y eruditos, Kiki —se preocupó Mu, mirando a Saori fijamente—. Se trata de no confundir el deber con el deseo. La Asyjur Hlin, debe de querer a todos por igual y no tener predilecciones. Milo lo sabe, y por evitar malas interpretaciones, se recluye a sí mismo… —le explicó a Kiki, aunque la explicación era más bien dirigida a Saori.

—Umm… entonces es eso… vaya suerte tienen algunos por sobre otros… no cualquiera puede amar a una diosa sin ofender a los dioses, díganselo a mi reino, que por Frey no puede ver la luz de la Asyjur Sól con libertad —miró Kiki con cierta molestia a Saori.

—Sea de lo que sea de lo que estén hablando, Dioses Guerreros Dorados y representante de Svartálfaheim… —comenzó Saori, apenada y molesta—. Les aseguro que malinterpretan mis acciones. Andando, Alberich —se quejó Saori.

—Solo finjan demencia —susurró Alberich, y el grupo entró en el carromato principal, en el cual Shaina lideraba la avanzada, y el resto de los carromatos los seguían en dirección al Monte Crux.

Midgard. Hlingard.

La ciudad de Hlingard se encontraba en plena reconstrucción. Por todas partes se veían a los carpinteros y obreros reparando los edificios destruidos por el Jotunn de la Escarcha que había enfrentado a la avanzada de Brávellir, quienes ahora gobernaban sobre Hlingard, pero al mismo tiempo habían enviado a varios trabajadores a reconstruir la ciudad.

Ya habían pasado 4 meses desde la conquista, y aunque los pobladores de Vígrídr, el pueblo granjero a las afueras de Hlingard, reconocían la legalidad del reinado de Saori como la Asynjur Hlin, existía aún cierta incertidumbre entre los pobladores de Ulfrgard que perdieron a sus familias en el ataque inicial. Por la cercanía de Ulfrgard a Hlingard, el pueblo que tiene la reputación de ser conocido como la cuna de los Dioses Guerreros, siempre ha servido como la primera línea de defensa de Hlingard, y el ver a los pobladores de Brávellir reconstruyendo la ciudad, no les era muy agradable, mucho menos si se consideraba que, en esos momentos, Jarl Svend actuaba como Jarl de Hlingard en representación de Saori.

Por último, se encontraban los pocos pobladores de Hlingard, ellos quienes sintieron pánico por el ataque de Brávellir, ellos quienes fueron traicionados por los Guerreros Vikingos que servían a Derbal y vieron a sus familias ser sacrificadas para accionar el Sello de Yggdrasil, y quienes habían recibido bastantes abusos por parte de los Dioses Guerreros de la Osa Menor, a quienes Derbal había dado la instrucción de asegurar la lealtad en base al miedo.

Era evidente que la poca población de Hlingard que sobrevivió a la llamada Guerra de Midgard, tuviera sentimientos encontrados. El gobierno anterior no los beneficiaba, pero el actual se había hecho con el control de Hlingard a la fuerza.

Toda esta incertidumbre, mantenía cierta tensión en los pobladores de Hlingard, quienes veían a los Dioses Guerreros Dorados con temor a lo que pudiera presentarse. La incertidumbre inclusive, alcanzaba niveles inquietantes, mientras miraban a Aldebarán, el más alto de los Dioses Guerreros Dorados, y uno de los invasores, paseándose por Hlingard en dirección a las murallas de la ciudad, acompañado de Mephisto y de Afrodita, supuestos Dioses Guerreros Dorados que alguna vez sirvieron a Derbal. Más curioso aún era verlos sin sus Ropajes Sagrados, y aquello sumado a que Saori había dejado Hlingard en manos de Jarl Svend Ulfson, el soberano de Brávellir, volvía a aquella situación incluso más inquietante.

—Que molesto es recibir toda esta atención… —se quejaba Mephisto, mientras miraba al grupo de pobladores que lo miraban con curiosidad y sentimientos encontrados, mientras Mephisto simplemente utilizaba una lanza como soporte para sus brazos mientras sostenía la misma con la nuca, y caminaba siguiendo a Aldebarán a las murallas—. En tiempos de Derbal solo tenía que preocuparme por vivir plácidamente en mi Morada, y esperar a la última víctima para liberar a Mistilteinn. Pero ahora resulta que ni puedo liberar la espada que es capaz de dañar a los dioses, y tengo que reducirme a realizar tareas de soldado raso. Al menos tengo el consuelo de que sin mi Ropaje Sagrado, no me veo tan mal haciéndolo —se quejó Mephisto.

—Hay muy poco personal, y no le podemos exigir a Brávellir que proporcione más soldados para la protección de Hlingard mientras se realiza la reconstrucción —le recordó Afrodita, quien frotaba un trapo alrededor de su túnica de cuero, como si intentara limpiar la misma—. Yo ya estoy acostumbrado a las miradas de repudio de todas formas, mi queja es a con esta suciedad. ¿No podían los Guerreros Vikingos darme una armadura temporal más… no sé… digna? —se quejó mientras apuntaba a la armadura de cuero, sintiendo repudio por ella.

—Con Ropaje Sagrado o sin este, somos Dioses Guerreros Dorados —les recordó Aldebarán, aunque las muecas de Mephisto y de Afrodita no se hicieron esperar—. Hlingard sigue confundida. Tras 4 meses de la conquista, no hemos logrado hacernos con la confianza del reino. Y ahora que Saori se ha retirado, solo 3 Dioses Guerreros Dorados quedan en Hlingard, y mientras yo esté a cargo, esos 3 Dioses Guerreros se mantendrán ocupados en beneficio de la población —les recordó Aldebarán, deteniendo el paso por una tienda que vendía armaduras de hierro, asustando al hombre que trabajaba en la misma, quien hasta ese momento pulía un casco de hierro con cornamenta de toro en lugar de alas, mismo casco al que Aldebarán miró con curiosidad.

—¿Quién murió y te hizo Huskarl? —se quejó Mephisto, mientras se recargaba en su lanza como si fuera un bastón— Milo es el Huskarl oficial ya que Saga entregó el puesto, y a falta de ellos el puesto de Huskarl es de Dohko. ¿Por qué actúas como Huskarl? —le apuntó con molestia.

—En defensa de Aldebarán, es el único de los 3 que luchó por la causa de Saori —prosiguió Afrodita, mientras Aldebarán compraba el casco con cornamenta, para sorpresa del vendedor—. ¿Un casco de cornamenta? Aldebarán, los cascos de los Vikingos llevan alas, no cuernos. ¿Qué pasará si en el futuro, alguien de tu nivel jerárquico hace popular estor cascos con cuernos? ¿Estás seguro? —preguntó Afrodita, mientras Aldebarán se colocaba el casco.

—Mi Ropaje Sagrado ya lleva cuernos, al menos uno, el otro me lo cortaste —le recordó, y Afrodita sonrió apenado—. En todo caso, en estos momentos la población me ve como a un demonio, y los demonios usan cuernos. He de vestir este casco, que me vean como a un demonio, mis acciones hablarán más fuerte que el cómo me ve la población —terminó de decir, tomó su hacha, y prosiguió el camino en dirección a las murallas, donde un Guerrero Vikingo de rango bronce, de piel ligeramente morena, cabellera corta y de un color morado oscuro, recibió a los recién llegados—. Guerrero Vikingo de Carinae Ji, Geki del Oso. Hemos venido a prestar servicio —declaró Aldebarán.

—¿Servicio dicen? —preguntó Geki, el Guerrero Vikingo que vestía un Ropaje Sagrado con un Oso como emblema de su pechera— No considero pertinente que un Guerrero Vikingo de rango de bronce le dé órdenes a un Dios Guerrero Dorado, sin importar si lleva o no un Ropaje Sagrado, Huskarl Aldebarán —reverenció Geki.

—¡Es lo mismo que digo yo! —se fastidió Mephisto, y Aldebarán lo miró con cierta molestia— Si vamos a hacer esto, no podemos estar por debajo de las ordenes de los Guerreros Vikingos. Hay que respetar jerarquías, Aldebarán —declaró.

—Entonces, no me veas como tu subordinado, sino como a un aliado, Geki —le pidió Aldebarán, y un preocupado Geki asintió—. De cualquier forma, estamos en tiempos de paz. Solo debemos vigilar la muralla, ¿no es así? —le preguntó Aldebarán con curiosidad.

—Trabajo aburrido para los guerreros, pero al menos nos permiten beber en el trabajo —declaró Geki, y por vez primera, Mephisto comenzó a sentirse agradecido de haber acompañado contra su voluntad a Aldebarán a las barracas de las murallas—. Acompáñenme, les mostraré donde guardamos el hidromiel —comenzó, liderando a Aldebarán, Mephisto y Afrodita a una entrada dentro de la muralla, en la cual se encontraban los aposentos de los soldados en turno, y donde se encontraban también los barriles de Hidromiel.

—¡Ah! ¡Hidromiel! —celebró Mephisto, aceptando un cuerno que le proporcionaba Geki, y bebiendo sin limitaciones— No venía preparado, pero, ¿alguien quiere jugar cartas? —agregó Mephisto, mientras extraía los naipes de su bolsillo, e incomodando a Aldebarán, quien pensaba que Mephisto no se tomaba lo suficientemente enserio su rol de Dios Guerrero Dorado.

—Solo tenemos una mesa, y en este momento está ocupada por nuestro escriba, el Guerrero Vikingo de Carinae Ípsilon, Ban del Lince Boreal —presentó Geki, mientras el Guerrero Vikingo de rango de bronce investigaba un blasón dentro del libro de blasones de Midgard—. Hemos recibido reportes de hombres con blasones desconocidos en las cercanías. Llevan el azul y el negro. No son colores de Hlingard o de Fjördland —les explicó, y la mirada de confusión de Aldebarán se hizo presente.

—¿Enserio? Viviste 3 años en Fjördland, ¿y no supiste que estuviste en otro país todo este tiempo? —le preguntó Afrodita con sorpresa, a lo que Aldebarán no supo cómo reaccionar, pero contestó de todos modos.

—Viví 3 años en Brávellir —corrigió Aldebarán—. Jamás había escuchado de un lugar llamado Fjördland, aunque supongo que estábamos cerca, pasamos por muchos fiordos —le mencionó Aldebarán, lo que preocupaba aún más a Mephisto y Afrodita.

—Supongo que no te puedo culpar si la mayor educación que se te proporcionó fue la de un granjero, aunque hasta yo que fui un Trall lo sabía —agregó Afrodita con incomodidad, pero de todas formas le respondió a Aldebarán—. Midgard está dividida en 9 países, como forma de representar a los Nueve Mundos —comenzó a explicarle Afrodita, mientras le quitaba el libro de blasones a Ban, y le mostraba la primera página del mismo a Aldebarán, en donde se encontraba un mapa de Midgard, con su respectiva división territorial—. Hlingard está al suroeste, y es uno de los países más pequeños, su capital es Hlingard, supongo que por ello te confundías, el nombre del país es también el nombre de su capital en este caso, por ello algunos llaman a la capital de Hlingard el Santuario o Santuario de Hlingard. En Hlingard como país se encuentra tu pueblo natal, Vígrídr, así como Ulfrgard donde Aioria fue prisionero, y la Isla de Lyngvi donde abandonaron a Milo cuando niño —le explicó, y Aldebarán se frotó la barbilla, pero asintió—. Al norte de Hlingard, y noroeste de Midgard, está Fjördland, el país de los fiordos, cuya capital es Brávellir. Aldebarán, básicamente esto significa, que Brávellir está en otro país, debieron haber cruzado el borde, Puente Trol, cuando se dirigieron a Brávellir. Tanto los Fiordos de Brávellir como las Grutas de Brezal de Gnita, pertenecen al país de Fjördland —le explicó Afrodita.

—Esto es demasiado confuso —se rascó la nuca Aldebarán, leyendo el mapa que le mostraba Afrodita—. A Galdhoppigen si la conozco, es una montaña —apuntó Aldebarán al país al lado de Hlingard, y Afrodita hizo una mueca.

—Galdhoppigen es más que una montaña, es un país al este de Hlingard —corrigió Afrodita, apuntando en el mapa—. Tú te refieres al Monte Galdhoppigen, al sur del país del mismo nombre. El monte Galdhoppigen se encuentra cerca de la capital de Galdhoppigen, Oppland, donde Dohko tiene su casa, y donde se encuentra el mirador. Al noroeste de Galdoppigen, se encuentra el Bosque de Hormímir. El Bosque de Hormímir lleva su nombre por el primer asentamiento que lo trabajó, Pueblo Hormímir, donde yo nací. Aunque el bosque es tan grande que pasa la frontera de Hlingard y Brávellir. Incluso, pueblo Hormímir fue durante mucho tiempo un punto estratégico en las guerras entre Hlingard y Brávellir, aunque eso fue hace mucho tiempo —le explicó

—Al norte de Galdhoppigen y este de Fjördland se encuentra Fryslán —prosiguió Mephisto, sorprendiendo a Aldebarán—. Allí es donde yo me crie. Su capital es Heorot, hay muchos cuerpos de agua allí, en su mayoría ríos menores y pantanos, entre los cuales destacan los Pantanos de Fýrisvellir que navegué por 5 años. Y donde creo haber encontrado la entrada al río Gjöll —declaró, y el par de Dioses Guerreros Dorados lo miró con curiosidad—. No tiene importancia —prosiguió.

—Al sureste de Fryslán está Noreg —apuntó a otro punto en el mapa Afrodita, a un país casi de la mitad del tamaño que su vecina Fryslán—. La capital es Oslo, y se considera la segunda ciudad más importante de toda Midgard, solo superada por el Santuario de Hlingard —pero aquello fue todo lo que dijo de Noreg—. Al sur de Noreg, y al este de Galdhoppigen, está Danmark. Danmark es el nombre corto, su nombre largo es la Compañía de Intercambio del Sur de Danmark. Ha tenido varias capitales a lo largo de los años, la actual es Munarvágr, la ciudad costera que fabrica los mejores Drakkar de Midgard y donde Camus se entrenó como carpintero. Danmark comparte el Golfo de Botnia con Galdhoppigen al sur, con Noreg en el norte, y con otros 2 países, York y Mijollhöl, pero la mayor parte del Golfo de Botnia pertenece a Danmark —le explicó mientras le mostraba el mapa—. York, al este de Noreg y pasando el Golfo de Botnia, tiene como capital a Gimlé, allí es donde conocí a Shaka —le explicó Afrodita—. Al este de York y con poca frontera con el Golfo de Botnia y una parte de Noreg que le conquistó en una guerra muy antigua, se encuentra Mijollhöl, un país donde se reconoce a Thor como el dios de todos los dioses, incluso por encima de Odín. Su capital es Thorsberg —prosiguió, y entonces se viró a la última parte del mapa—. Al norte de Mijollhöl, está la Teocracia de Vinland —señaló en el mapa—. Mijollhöl y Vinland se encuentran en guerra, una guerra religiosa. Ya que mientras en Mijollhöl se reconoce a Thor como el dios supremo, en Uppsala, la capital de Vinland, se reconoce a Baldr como el dios supremo. Esos son los Nueve Reinos de Midgard, y cada reino tiene un Blasón Principal, cuyos colores delimitan los colores de los blasones de todos los pueblos de cada país —le explicó mientras le mostraba algunos blasones en el libro.

—Hace 4 meses el blasón de Hlingard eran los cuervos gemelos con la espada de Odín —apuntó Mephisto al blasón en el libro, que no se había actualizado—. Pero gracias a la alianza con Brávellir, se diseñó un nuevo blasón que compartiera los colores de Brávellir. Así el Blasón de Hlingard como capital del reino del mismo nombre, representa al guerrero oscuro en escudo dorado con la flecha escarlata de fondo. Eso significa que los colores de Hlingard son el dorado y el rojo. Cualquier blasón de cualquier familia de Hlingard deberá llevar esos colores —le explicó, y Aldebarán asintió, comprendiéndolo—. El blasón de Brávellir, capital de Fjördland, es de fondo rojo con una franja vertical dorada, sobre la cual está el dragón negro. Ambos blasones, el de Brávellir y el de Hlingard comparten colores, pero de forma inversa. Esta es la forma de Saori de decir que el gobierno de ambos países es uno solo, pero esto no es una regla general —le explicó.

—Por eso es que estamos tan confundidos —interrumpió Ban, y el grupo le dirigió la mirada, mientras Ban volvía a tomar el libro de blasones de Midgard—. Varios de nuestros soldados, han visto blasones azules y negros con su bestia blanca, ondeando por los alrededores de Hlingard —les explicó Ban, buscando blasones con esas características—. Tanto Hlingard como Fjördland utilizan los colores dorado y rojo en sus blasones, ninguna familia real debería llevar el negro o el azul. Además, no han entrado con permiso, cruzaron las fronteras, no sabemos cómo, aunque se piensa que han entrado desde Galdhoppigen. Es el único de los reinos que colinda con países cuyos blasones llevan el negro y el azul —les explicó.

—Mientras Derbal gobernaba Hlingard, se rompieron muchas alianzas comerciales, en especial tras declararse Alto Jarl —aclaró Afrodita—. Hlingard, Galhoppigen y Danmark eran los únicos países que reconocían a Derbal como Alto Jarl. Fjördland por supuesto que no lo reconoció. Fryslán se mantuvo neutral. Y aunque Noreg y York se mantuvieron neutrales también, iniciaron una guerra comercial con Danmark, aliada de Hlingard en ese momento. Mijollhöl y Vinland no dieron respuesta nunca, estaban muy ocupados con su propia guerra —les recordó—. Ahora que Saori es la Jarl de Hlingard, la única alianza es entre Hlingard y Fjördland. Galdhoppigen no ha dado respuesta, pero Danmark no envía barcos a Hlingard desde hace 4 meses. La única frontera de Hlingard es a con Fjördland y a con Galdhoppigen, y el blasón de Oslo, la capital de Galdhoppigen, es el lobo blanco en fondo verde con una franja horizontal morada. Esto significa 2 cosas, la primera, que los blasones no pertenecen a Galdhoppigen, la segunda, que Galdhoppigen ya no es aliada de Hlingard —declaró preocupado.

—Uppsala, la capital de Vinland, y Thorsberg, la capital de Mijollhöl, llevan el negro en sus blasones. ¿Podría ser alguno de ellos? —le preguntó Mephisto a Afrodita, quien se rascó la barbilla mientras lo pensaba— Ambos están en guerra —le recordó.

—Lo que vuelve incluso más difícil el que sean los responsables. Además, ninguno lleva el azul, llevan el dorado en el caso de Vinland, y el plateado en el caso de Mijollhöl —le recordó—. York y Noreg están en pleito comercial con Danmark, y Danmark es aliada de Galdhoppigen, así que York y Noreg quedan descartadas. La capital de Danmark, Munavágr, tiene un blasón con el fondo negro y la cruz azul, con el caballo blanco del comercio, y al ser aliada de Galdhoppigen, no me sorprendería que fueran hombres de Danmark los que nos han invadido, solo hay un problema con esa teoría, y esa es que Danmark es una Compañía de Intercambio. No poseen un ejército, toda su riqueza viene del comercio —aclaró.

—Eso solo deja a Fryslán —dedujo Mephisto, y Afrodita asintió—. La capital de Fryslán es Heorot, y su blasón es en fondo azul con el triángulo negro de fondo, y con un cisne blanco surcando el rio. No me preocuparía por una tierra donde su bestia guardiana es un cisne —se burló.

—Subestimar a Fryslán por una pequeñez como esa, podría ser un error fatal —le recordó Afrodita, mirando el mapa nuevamente—. Mira esto, Fryslán tiene como frontera al este a la Teocracia de Vinland, solamente separados por el mar, y por algunas colonias de Fryslán que se construyeron del otro lado del estrecho. Pero Vinland y Mijollhöl están en guerra, así que esa frontera, es frontera segura para Fryslán. También colinda con Noreg y Galdhoppigen al sur, la primera, en pleito comercial con Danmark, la segunda, aliada de Danmark, ninguna de las dos contando con ejércitos de importancia. Si lo pensamos con cuidado, la disolución de la alianza entre Galdhopigen y Hlingard cuando Derbal fue destituido, dejó tanto a Galdhoppigen como a Danmark a merced de Noreg y de York. Los barcos de Danmark dejaron de llegar a Hlingard, eso significa que, o bien repudian el gobierno de Saori, o bien sus Drakkares están siendo utilizados en batalla, una batalla, por el Golfo de Botnia —dedujo Afrodita, señalando el lugar en el mapa—. Si esto fuese cierto, Galdhoppigen no tendría oportunidad de apoyar a su socio comercial contra Noreg y York, tendría que hacerse de nuevas alianzas, con Fryslán, y si Fryslan es el remplazo militar a lo que alguna vez fue Hlingard… —le explicó.

—Entonces Fryslán tiene paso seguro a Hlingard a través de la frontera con Galdhoppigen —dedujo Mephisto, y Afrodita asintió—. Vaya momento que eligió Saori para irse a Svartálfaheim. Hay guerra aquí en Midgard, y no nos habíamos dado cuenta —se molestó Mephisto.

—No entiendo mucho, es demasiada información —se molestó Aldebarán—. Pónganmelo en palabras más digerirles para poder ir a expresar nuestras preocupaciones a Jarl Svend. Si hay invasores en Hlingard, vengan de donde vengan, debemos reforzar nuestras murallas —declaró.

—El resumen, Aldebarán, es que Midgard está dividida en 4 alianzas actualmente, según lo que vemos en los mapas —le explicó Afrodita, mostrándoselo nuevamente—. Hlingard y Fjördland, son los reinos aliados a los que pertenecemos, llamemos a este grupo la Primer Alianza. La Primer Alianza, es producto de la destitución de Jarl Derbal. La Segunda Alianza, es también producto de ella, es entre Galdhoppigen, Danmark, y Fryslán como reemplazo a Hlingard. Y aparentemente, Fryslán quiere más. Las ultimas alianzas, son entre Vinland y Noreg, ambas naciones están en guerra con Mijollhöl, se puede ver en el mapa por los territorios de Nijollhöl conquistados por Noreg, y Noreg es enemiga de York, por consiguiente, la Tercera Alianza es entre Vinland y Noreg, y la Cuarta Alianza entre York y Mijollhöl. Descuida, yo iré contigo a explicárselo a Jarl Svend, pero el resumen del resumen es, que Saori eligió un pésimo momento para dejar Midgard. ¿Cómo podemos esperar normalizar un mundo ajeno al nuestro, si el nuestro se cae a pedazos? Espero que haberse ido a Svartálfaheim, haya sido lo correcto —finalizó Afrodita, enrolló el mapa, y se dirigió junto a Aldebarán y a Mephisto al Palacio de Hlingard.

Svartálfaheim. Los Campos Oscuros. 26 de Diciembre de 4E 08.

—Ya perdí la noción del tiempo, no hay forma de saber si es de día o de noche en este maldito mundo —se molestó Milo, mientras caminaba al lado de uno de los carromatos junto a Camus y Shura, quienes compartían en cierta forma su molestia. La marcha se detenía muy pocas veces, y era ya fuera para dar descanso a los bueyes, que estaban sumamente estresados al no tener nada que pastar; o para alimentarse y hacer campamento.

—Es de noche —le mencionó Camus, y tanto Milo como Shura le dirigieron la mirada—. En los pocos tiempos de descanso que tienen Mu y Alberich, me he acercado a ellos para aprender también. La única constelación que aparece en el cielo en todo momento, es Crux. Pero si podemos ver a Sculptor, que junto a Crux forma la constelación de Nidavellir, entonces es de noche. Lo mismo pasa con todas las demás constelaciones. Según lo que Mu mencionó, de noche es más frio, el ambiente se humedece, las nubes se vuelven más pesadas, y se disuelven en rocío, por ello podemos ver las estrellas de noche —le explicó Camus.

—¿De forma que no llueve en Svartálfaheim, sino que solo cae un rocío todas las noches? —preguntó Shura, y Camus asintió en ese momento— Este mundo me parece cada vez más insoportable, y solo llevamos un par de días en él. El agua es el recurso más valioso en Svartálfaheim y no cae siquiera en forma de lluvia. Que fastidio —se quejó Shura.

—Yo lo que quiero saber es: ¿cómo demonios podemos ver las constelaciones si bajamos millones de kilómetros bajo tierra para llegar a Svartálfaheim? —se fastidió Milo, era evidente que no entender las cosas lo ponían de mal humor, pero también Camus sabía, que no pretendía estudiarlas por sí mismo, por lo que suspiró, y se dignó a explicarle.

—Mu y Alberich saben más de lo que te voy a decir, pero entre sus notas, Alberich colocó una explicación —sacó Camus las notas de Alberich, ganándose la mirada de curiosidad tanto de Milo como de Shura—. ¿Qué? —preguntó inocentemente.

—Si tanto te interesaba aprender de los Dvergr a ti también, ¿por qué no te encierras en el carromato principal junto a Kiki, Mu, Alberich y Saori? —le preguntó Shura mientras se cruzaba de brazos en señal de incredulidad.

—2 razones —prosiguió Camus—. La primera es que no me lo ordenaron. Si no me lo ordenan es opcional, y si es opcional, decido no hacerlo —le respondió Camus, lo que solo forzó a Shura a hacer una mueca—. La segunda razón va de la mano de la primera, en el sentido de que sí deseo aprender, pero no de enseñanza verbal. La historia de nuestro mundo, Midgard, tiene la mala práctica de ser transmitida vía oral. En ese conocimiento no se puede confiar. Se cuentan en las tabernas muchas historias, como Thor vistiéndose de novia, o la virilidad de Frey, incluso hay una historia de Odín venciendo a un Jotunn con una flatulencia —les explicó Camus.

—Espera, esa no me la sé —interrumpió Milo, tragándose un poco la risa—. Buscaré a Aioria más tarde para que me la cuente. A él es al que hay que acudir siempre que se quiere saber sobre historias ridículas de los dioses —declaró Milo, y el sonido de Camus cerrando los apuntes de Alberich, llamó la atención de Milo—. ¿Qué ocurre? —preguntó curioso.

—Camus… —reprendió Shura, mientras Camus desviaba la mirada con molestia—. Olvida las tonterías de la hermandad de cosmos, estás actuando como un niño, solo limítate a responder. Tu desprecio a Aioria está mal infundado —le explicó.

—Yo desprecio a quien yo quiera despreciar, Shura —fue la respuesta de Camus, pero de cualquier forma abrió nuevamente las notas—. Volviendo al tema. Hay muchas historias cuya ridiculez, seguramente son producto de briagos que las cuentan en las tabernas. Yo prefiero confiar en lo que está escrito y registrado, de esa forma sé que hay una fuente a la cual investigar, una fuente de la cual descartar de ser necesario. Snori es la fuente de muchos relatos registrados de nuestra historia, por ello sé que es un autor en quien puedo confiar. Al estar todo estipulado en un libro, como este que escribe Alberich, puedo constatar que hay una fuente, y si mi conocimiento es erróneo, culpar a la misma. Por esta razón, no considero que aprender de cultura de un niño de 8 años sea pertinente, pero de alguien con los conocimientos de Alberich, que resuma todo y lo complemente con sus conocimientos del tema, en eso sí puedo confiar. Por ello aprendo con la lectura, cuando Alberich termina sus apuntes —le explicó.

—Los apuntes de Alberich vienen de un niño de 8 años también, Camus, pero creo que no se puede debatir eso contigo —dedujo Milo, ya comprendiendo mejor el cómo funcionaba la mente de Camus—. ¿Qué pasa si Snori se decide a escribir de las flatulencias de Odín? ¿Es fuente válida para ti? —le preguntó, y Camus nuevamente volvió a cerrar los apuntes de Alberich.

—Lo peor es que Snori sí escribió sobre eso —se susurró a sí mismo Shura, pero entonces viró su atención a Milo—. Ya basta los 2, que no voy a andar de mediador de la lengua impertinente de Milo, ni de la infantilidad que demuestras por tus celos, Camus —reprendió Shura, molestando a Camus, quien se sintió apenado por su comportamiento—. Nos hablabas de las constelaciones. ¿Por qué podemos verlas? —preguntó.

—Está bien, pero es la última vez que accedo, vuelves a mencionar las flatulencias de Odín y ya no te cuento nada —declaró Camus, mientras Milo se aguantaba la risa—. Según los apuntes de Alberich, los Nueve Mundos de Yggdrasil poseen un lugar físico, pero también un lugar intangible. Los 4 Mundos de la Luz están en las ramas de Yggdrasil, los 4 Mundos de la Oscuridad están en sus raíces. Por consiguiente, desde Midgard, subir te debería llevar a los Mundos de la Luz, y bajar te debería llevar a los Mundos de la Oscuridad. Pero eso deja un problema en evidencia. Si Midgard está en el tronco, ¿por qué no podemos ver el trono? —preguntó, y Milo parpadeó un par de veces, intentando razonar aquellas palabras—. Tenemos mapas de nuestro mundo, sabemos que todas las tierras, los 9 Reinos de los Hombres, están rodeadas por el Mar de Jormund, el mar donde la Serpiente de Midgard nos mantiene presos, sin permitirnos llegar a los bordes. Cuando un Drakkar se aleja mucho de este círculo de agua que existe alrededor de Midgard, o es devorado por Jormundgandr, o cae por los bordes del mundo, estrellándose en alguno de los 4 Mundos Oscuros tras caer millones de kilómetros, o desapareciendo en la nada al pasar las raíces de Yggdrasil. Ese es el destino de quienes caen por los bordes del mundo, Midgard es un disco alrededor del tronco de Yggdrasil, ¿por qué no podemos ver el tronco entonces? —les preguntó.

—¿Podría ser que todo lo que conocemos de nuestro mundo y los 9 Reinos, sea solo una isla inmensa que flota en el Mar de Jormund, y que el tronco se encuentre tan lejos al norte que no lo podamos ver? —le preguntó Shura, intuyendo que, de esa forma, Midgard sería mucho más grande de lo que pensaban, y sería posible.

—Hay 2 problemas con esa teoría —le explicó nuevamente Camus—. Está comprobado que si un Drakkar parte de Hlingard en dirección al oeste, terminará rodeando todo el mundo, y llegando al reino de Mijollhöl por el este, siguiendo la trayectoria de disco de nuestro mundo, pero todos los Drakkar que salen de Fryslán en dirección norte, o de Galdhoppigen en dirección al sur, nunca son vistos nuevamente. Los del sur podrían caer por el borde del mundo, pero los del norte deberían llegar al tronco y poder regresar, cosa que no ocurre. Podría creer que Jormundgandr está protegiendo el tronco, y hunde todas las embarcaciones que se dirigen en esa dirección, pero allí radica el segundo problema, algo tan inmensamente grande, no hay forma de que no sea visible a la distancia, por más lejos que esté. Aquí en Svartálfaheim, podemos ver el Monte Crux que es inmenso, lo mismo debería ocurrir en Midgard con el tronco —refutó la idea Camus.

—¿Entonces cómo es que no vemos el tronco de Yggdrasil? —le preguntó Milo, mientras Camus analizaba los apuntes de Alberich— Y ahora que lo menciono, Svartálfaheim debería encontrarse en las raíces, ¿no deberían estas ser visibles también? —le preguntó.

—Ese es el punto —prosiguió Camus—. En Svartálfaheim no podemos ver las raíces, en Midgard no se puede ver el tronco, en Asgard seguro no se ven las ramas. Eso es porque Yggdrasil existe en un plano distinto que el de los Nueve Mundos. Lo que nosotros vemos como un árbol, son en realidad mundos dispersos en una especie de cielo inmenso, un espacio en que los mundos comparten una bóveda celeste inmensa, con las estrellas en medio. Físicamente, sentimos que caímos millones de kilómetros en segundos desde Midgard hasta llegar a Svartálfaheim, pero en algún punto intermedio, salimos de la esfera celeste que rodea a Midgard, y caímos dentro de la esfera celeste de Svartálfaheim. Si lo vemos como esferas ya todo es más comprensible —agregó Camus, creando una esfera de hielo en su mano, que flotaba rodeada de vientos congelados—. Vean esta esfera, posee vientos a su alrededor, esos vientos son la bóveda del mundo al que esta esfera representa. Hay otras 7 bóvedas, y una más grande, una que rodea a un disco —prosiguió Camus, entregándole los apuntes de Alberich a Shura, y creando más esferas de hielo que flotaban en sus vientos, cuatro abajo, cuatro arriba, y un disco en el medio—. El disco posee también su propia bóveda, y en cada bóveda hay un conjunto de estrellas. A veces las bóvedas se tocan unas con otras, y podemos ver estrellas de otros mundos. Al menos eso es lo que dicen los apuntes de Alberich —disipó entonces Camus algunas esferas de hielo, quedándose con el disco y una esfera—. Cuando caímos en la cabina, traspasamos la bóveda de Midgard, hubo un breve espacio de tiempo en que nos encontramos en Yggdrasil, y después entramos por la cima de la bóveda de Svartálfaheim. Sabemos que en las bóvedas celestes hay estrellas, pero como es el caso de Aesir, sus estrellas son visibles en cualquier mundo. Otras constelaciones, como Scutum, son visibles en 2 bóvedas al mismo tiempo, porque sus bóvedas están tan cerca que se tocan, y logran compartir sus estrellas. A estas constelaciones, se les llama Constelaciones Interestelares, ya que existen en ambas bóvedas celestes en los puntos donde se tocan —declaró Camus.

—Yo no había escuchado hablar de la Constelación de Scutum hasta llegar a Svartálfaheim —mencionó Shura, mientras miraba la constelación del escudo que existía en Svartálfaheim, asegurando no haberla visto antes.

—Eso es porque la bóveda celeste de Svartálfaheim no está lo suficientemente cerca de Midgard como para chocar con su bóveda celeste. En otras palabras, Scutum no es visible en Midgard —le explicó Camus, moviendo la esfera de hielo hasta una parte del disco, demostrando que las bóvedas no se tocaban usando los vientos esmeraldas para explicarle—. Eso significa que, Svartálfaheim debe de ser el mundo que está más arriba de los Mundos Oscuros en las raíces de Yggdrasil, y colinda con el Mundo de la Luz que está más debajo de los 4 Mundos de la Luz, con quien sí toca su bóveda celeste —materializó entonces otra esfera, colocándola en paralelo con la que representaba a Svartálfaheim, ambas apenas sobresaliendo del disco de Midgard—. Eso significa 2 cosas, que cuando caímos, lo hicimos en diagonal —explicó mostrándole a Milo con sus figuras de hielo, y que el mundo más debajo de los 4 Mundos de la Luz, es Alfheim, lo que significa que Scutum se ve en Alfheim cuando sus bóvedas se tocan, seguramente con otro nombre —dedujo Camus.

—¿Y cómo estás tan seguro de que es Alfheim es el Mundo de la Luz que se encuentra más cerca de Midgard? —le preguntó Shura con curiosidad— Si está tan cerca, debería haber más avistamientos de Elfos en Midgard, y hasta donde sé eso apenas ocurre —declaró.

—Tiene sentido ya que ambos mundos, Svartálfaheim y Alfheim, tienen Elfos —le explicó Camus, acercando a ambas esferas—. Eso también significa que, es posible que alguna vez estos mundos fueran uno solo —fusionó ambas esferas Camus, lo que rompió el disco de hielo de Midgard—. Seguramente también, Midgard fue lo que los dividió en primer lugar. Aunque esto, es solo una teoría —disipó Camus los hielos, y tomó nuevamente la libreta de Alberich de manos de Shura.

—Un momento… —enunció Milo, tomándose de la barbilla—. Teoría o no, es una teoría que tiene sentido. Si hay Elfos de la Luz y hay Elfos Oscuros, independientemente de si los Elfos Oscuros se dividieron en los Dvergr y en los Døkkálfar, el que alguna vez existieran 2 razas de Elfos, los de la Luz y la Oscuridad, significa que es muy probablemente que ambos fueran uno solo alguna vez. Si eso es cierto, algo los separó, y si los Døkkálfar se llaman a sí mismos los hijos de Frey castigados por dios, entonces esa separación probablemente fue gracias a Frey —Camus asintió a sus palabras, pero Milo no había terminado—. Camus… cuando uniste ambas esferas de hielo, solamente querías dar un ejemplo de que alguna vez Svartálfaheim y Alfheim pudieron ser un solo mundo, lo que tendría sentido por el tamaño de Svartálfaheim. Pero, cuando las uniste, pasó algo que me preocupó, el disco se rompió. Lo que me hace preguntarme, Camus… ¿es posible que 2 mundos separados por Frey, puedan volver a fusionarse? —preguntó Milo, y aquello sobresaltó a Camus— ¿Qué pasaría con Midgard, si Svartálfaheim y Alfheim vuelven a fusionarse? —le preguntó.

—Dependiendo del tamaño tanto de Svartálfaheim como de Alfheim… el disco sería desfragmentado… —explicó Camus, pero la preocupación en su rostro, apuntaba a algo mucho peor—. Pero la colisión resultante, seguramente arrasaría con todo lo demás, probablemente unas cuantas islas sobrevivirían, pero serían arrasadas por el hundimiento y posterior destrucción de la mayor parte de Midgard, y ello dependería también de en qué posición terminara el mundo fusionado. La verdad es que… no importa el escenario, si eso fuera posible, nada de Midgard sobreviviría —declaró Camus, y la preocupación imperó en Milo y en Shura.

—Pero… eso no ha pasado en 4 Eras —agregó Shura, intentando tranquilizar al grupo—. Además, si Frey fue quien separó a ambos mundos, eso significa que se necesitaría de un dios para hacer algo así. Y Frey protege a Midgard —aseguró.

—Hay 4 dioses en Svartálfaheim, que tal vez tengan el poder de hacer lo que Frey, y ellos no se veneran en Midgard —explicó Milo, y Shura y Camus entendieron a donde quería llegar Milo—. Si esos 4 dioses no han intervenido, es porque no pueden, y porque nunca en toda la historia de Svartálfaheim 4 reyes de la misma raza han gobernado en cada punto cardinal. Básicamente eso significa que, si ayudamos a los Dvergr a conquistar a los Døkkálfar, les estamos brindando a los Dvergr ese poder… y si fuera al revés y apoyáramos a los Døkkálfar que son más fanáticos religiosos que los Dvergr, el riesgo sería aún más alto. Pienso que… esta guerra… es mejor si continua. Si hay paz en Svartálfaheim, le daríamos a cualquier bando el poder de destruir Midgard —concluyó Milo, y tanto Shura como Camus, meditaron al respecto—. Tal vez el venir a Svartálfaheim… ha sido un error… —concluyó Milo con temor.

Midgard. Reino de Galdhopiggen. Frontera con Danmark. 28 de Diciembre de 4E 08.

—Documentos de identidad —Dohko y Aioros habían llegado a la frontera de Galdhoppigen con Danmark, con la esperanza de cruzar a los puertos de Munarvágr tras varios días de viaje. Les fue sencillo gracias al dominio del cosmos que poseían, que les permitía viajar grandes distancias en poco tiempo. Pero, aun teniendo este poder, seguían las reglas de Midgard, que incluían reportarse en cada frontera por la que pasaban, además de que viajar a su lugar de destino, Mijollhöl, vía marítima, era más sencillo que pasar varias fronteras en su viaje por Midgard.

En esos momentos se encontraban en la parte más al sur de la frontera de Galdhoppigen con Danmark, mismo lugar en el cual se encontraba la capital, la ciudad portuaria de Munarvágr. Detrás de ellos los blasones que adornaban los caminos eran los blasones de Galdhoppigen, un lobo blanco en fondo verde con una línea horizontal violeta. Los blasones de la muralla de madera que delimitaba ambos territorios, sin embargo, representaban al caballo blanco en fondo negro y la cruz azul. Una vez entregados los documentos, el agente de migración que los atendía, pidió algo de tiempo para verificar algo, Dohko no alcanzó a oír qué, ya que viajaba constantemente a Mijollhöl utilizando los Drakkar de Munarvágr sin que hubiera problemas de ningún tipo.

—Ya hubiéramos llegado a Mijollhöl si no se detuviera en cada taberna que ve a beber, maestro —se quejó Aioros, cuya documentación también se habían llevado—. Seguro van a quejarse de que mi documentación solo contaba con un permiso de una semana, misma que expiró ayer, si me deportan de regreso a Hlingard, perderemos mucho tiempo para llegar a Mjollhöl, se lo dije, pero no me hizo caso —se fastidió Aioros.

—Si ese fuera el caso, no se habrían llevado mi documentación, ya que yo soy residente de Galdhoppigen, Aioros —le explicó Dohko, frotándose la barba—. No, la verdad es que se veían tensos, como si algo les preocupara. Pero oye, tampoco es mi culpa si no sacas el pasaporte general. ¿Quién en estos tiempos solo conserva pasaporte local? —se quejó Aioros.

—Aioria y yo somos de Hlingard, no tenemos necesidad de estadía en cualquier otro país, no había salido de Hlingard hasta que me pidió acompañarlo en su misión, maestro —le recordó Aioros, y Dohko sonrió al respecto—. Lo que me recuerda, me hizo cruzar toda Galdhoppigen sin decirme a dónde íbamos hasta ayer. Mi permiso ya expiró, además, era más fácil tomar un barco desde Hlingard a Mijollhöl que viajar a pie por todo Galdhoppigen, tomar un Drakkar en Danmark, y navegar alrededor de Noreg para así llegar a Mijollhöl —volvió a quejarse.

—Si te decía a dónde íbamos, hubiéramos navegado en sentido contrario, desperdiciando varios días de tabernas y comidas exóticas por toda la costa de Galdhoppigen —apuntó Dohko con orgullo, pero Aioros se encontraba sumamente molesto—. Oh, vamos, Aioros. Vivo en el Mirador de Galdhoppigen montando guardia todo el tiempo, y nunca había tenido un reemplazo. Con Shaka vigilando por mí, por fin puedo tomarme vacaciones, ¿crees que las desperdiciaría viajando de Hlingard a Mijollhöl cuando puedo tomar la ruta larga y disfrutar? Además, en mis tiempos no se ponían tan requisiticos con las documentaciones —aclaró.

—Sus papeles —les respondió el agente de aduanas, entregándole sus papeles a Dohko. Acto seguido, le dio los suyos a Aioros, sin decirle nada sobre la expiración de su permiso, lo que le llamó la atención—. Todo en orden, pueden pasar —les enunció, y pidió a los guardias que abrieran las puertas, y les permitieran el paso al Reino de Danmark.

—¿Ya vez como te preocupabas demasiado? ¡Cualquiera puede pasar por las fronteras aún con papeles expirados! ¿Vez lo sencillo que es? —exclamó Dohko con fuerza, asegurándose de que todos los que intentaban cruzar la frontera lo escucharan, lo que preocupó a las autoridades, quienes optaron por ignorarlo y dejarlos pasar de todos modos— ¡Pero qué agradables! ¡Si los guardias fronterizos son así de fiables! ¡Tal vez no deba renovar mi pasaporte general! —prosiguió Dohko, pasando despreocupadamente, y Aioros, notando los nervios de los guardias que les permitían la entrada, pasó de igual manera— Oficialmente ya estamos en Danmark —terminó Dohko, tornándose serio.

—Maestro… deliberadamente permitió que mi permiso de pasaporte local expirara, ¿no es así? —preguntó Aioros, y Dohko le sonrió en ese momento— Desde que Saori se convirtió en la Jarl de Hlingard, se han enviado a mensajeros a obtener la respuesta de aceptarla como Alto Jarl de Midgard. Galdhoppigen y Danmark no dieron respuesta. Cuando me expidieron el permiso provisional en Galdhoppigen no sospeché nada pensando que Galdhoppigen estaba aceptando el nuevo gobierno de buena fe, pero ahora estamos en Danmark, con mi permiso expirado. Buena fe o no, se me debió haber negado la entrada —aseguró.

—Si… se te debió negar la entrada… si lo hubieran hecho, estaría claro que las relaciones comerciales entre Hlingard y Danmark siguen vigentes… —le explicó Dohko, y Aioros asintió, mientras observaba de reojo a varios soldados de armaduras azules moverse a sus alrededores—. Pero Danmark no ha enviado Drakkars comerciales a Hlingard desde la coronación de Saori, lo que me hace pensar que ya no hay relaciones comerciales, hayan avisado o no hayan avisado. La única forma de saber si existen esas relaciones sin tener respuesta de los mensajeros enviados por Saori, sería intentando cruzar la frontera con documentación expirada. Yo no tengo ese problema, mi pasaporte es general, en tu caso, es diferente. Debieron prohibirte la entrada, pero no lo hicieron, ¿por qué lo hacen si no hay una relación comercial entre Hlingard y Danmark? Solo hay 2 respuestas a eso. La primera, es que aún existen negociaciones pendientes entre Hlingard y Danmark, y te están permitiendo pasar como una cortesía, lo que, de entrada, es ridículo, en casos normales te hubieran intentado sobornar —le explicó Dohko, y Aioros asintió—. La segunda razón, es que Danmark y Hlingard estén en guerra, y al saber que somos Dioses Guerreros Dorados, quieran que estemos dentro de sus territorios, para apresarnos, ejecutarnos públicamente, e intentar convencer a Danmark de que entramos bajo provocación, llamándolo una invasión y, por consiguiente, demostrando ante los demás reinos que nosotros somos invasores. Ya pasó con Fjördland y Hlingard, ¿no es así? Si Danmark pudiera probar que la historia se repite, podría convencer al resto de los reinos de que Saori no luchó por su reino, sino que es una dictadora y conquistadora —le explicó.

—¿Por qué? —preguntó Aioros, mirando a los soldados a su alrededor— ¿Por qué querría Danmark hacer ver a Saori como una conquistadora? Galdhoppigen, Danmark y Hlingard eran aliadas militares y comerciales cuando Derbal gobernaba, y Saori mandó cartas de promesa de que esas relaciones seguirían vigentes —se molestó Aioros.

—Bueno, ni Galdhoppigen ni Danmark tienen un ejército —le explicó Dohko, y Aioros continuó viendo soldados a sus alrededores—. La alianza de Hlingard les beneficiaba, porque los soldados de Hlingard protegían los bordes. Dime, Aioros, ¿de qué color son las armaduras de los soldados que nos rodean? —le preguntó con una sonrisa Dohko.

—Azules… —fue la respuesta de Aioros—. Si Galdhoppigen tuviera ejército, serían verdes como su blasón, y si fuera el caso de Danmark, serían negras… las armaduras azules, son de Fryslán —declaró en un susurro.

—Y Fryslán siempre fue enemiga de Fjördland, y adivina quién es el principal aliado de Hlingard —prosiguió Dohko, y Aioros comenzó a sudar frio—. Al aceptar alianza con Fjördland, Saori cortó de tajo una posible alianza con Fryslán, que se apresuró a hacer alianza con Galdhoppigen, y como Galdhoppigen y Danmark son aliados, y Danmark necesitaba soldados… —finalizó Dohko.

—¡Fryslán, Galhoppigen y Danmark son aliadas contra Hlingard y Fjördland! —dedujo Aioros, evadiendo en ese momento una flecha que le había lanzado uno de los soldados de armaduras azules, a quien Aioros ya había detectado— ¡Malnacidos! ¿Cómo han traicionado a Hlingard por los bastardos de Fryslán! ¡Trueno Relampagueante! —atacó Aioros, derribando a varios soldados de Fryslán, quienes eran los nuevos guardias de Danmark— 4 meses sin respuesta de Galdhoppigen ya era mucho tiempo siendo el reino vecino, pero al pasar por aquel país pensé que todo estaba bien y existía la paz —se molestó Aioros.

—Y no nos hubiéramos enterado si hubiéramos salido de Hlingard a Mijollhöl, discípulo idiota, ¿crees que soy un vago que solo quiere embriagarse? ¡No contestes! ¡Tigre Descendente! —rugió el Tigre de Dohko, derribando a varios soldados más, aunque en esos momentos, los rodeaban más de una centena—. No puedo decirte que no entiendo el miedo de Fryslán que se atrevió a hacer esto, si Galdhoppigen y Danmark hubieran aceptado la alianza con Hlingard, estarían enteramente rodeados, tendrían que aceptar a Saori como la Alto Jarl por posición en el mapa desventajosa, eso solo les dejaba la opción de hacer la guerra o rendirse, tal parece que Fryslán eligió la guerra, perdón por usarte de sujeto de pruebas, Aioros, pero tenía que saberlo —sonrió Dohko.

—¡Le agradecería que no me ocultara detalles tan importantes de sus planes, maestro! —enfureció Aioros, golpeando rápidamente a varios soldados, y notando que otros que poseían dominio en el cosmos, pese a no tener un Ropaje Sagrado, se adelantaron para rodearlo— Sin nuestros Ropajes Sagrados, somos físicamente vulnerables a las armas —se quejó Aioros al evadir un ataque de espada.

—Bueno, eso es cierto, a menos que uses un escudo de cosmos —se burló Dohko, bloqueando con su mano desnuda la lanza de otro de sus oponentes—. Pero si te hubieras quedado callado, no sabrían que no tenemos Ropajes Sagrados, ahora los que no manipulan el cosmos saben que pueden lastimarnos si dan un tiro de suerte —se quejó Dohko, mientras una lluvia de flechas se dirigía en su dirección, y en respuesta, Dohko tomó la tapa de un barril cercano, y la usó como escudo—. No vamos a poder movernos por mar hasta Mijollhöl por lo que veo, tendremos que cruzar las fronteras de Noreg y de York a la antigua para llegar a Mijollhöl —le explicó Dohko.

—¿De qué habla maestro? —se molestó Aioros, pateando el rostro de otro soldado— ¡Tenemos que regresar lo antes posible a Hlingard y alertar a Jarl Svend! —insistió Aioros, desarmando a un arquero, y usando el arco de madera para noquear a otro atacante.

—No, debemos saber si el resto de los reinos es aliada de Fryslán o no. Además, está más cerca Hlingard si cruzamos de Mijolhöl a Hlingard, que volver a cruzar todo Galdhoppigen, ¿Qué no te enseñaron geografía de niño? —le preguntó.

—Maldición… solo espero que los demás estén al tanto de que Fryslán nos ha declarado la guerra. ¡Flecha Fantasma! —atacó Aioros, neutralizando a todos los presentes al clavar varias flecas a sus sombras, y tras haberlo hecho, Aioros y Dohko se dieron a la fuga—. Maestro… sé que es importante para usted el llegar a Mijollhöl y obtener más Eitr para mantener a Shiryu sellado, y sé que me pidió acompañarlo ya que usted solo sin su Ropaje Sagrado no podría quitarle el Eitr a Jormundgandr a la fuerza, pero… creo que es más importante llegar de regreso a Hlingard —le enunció Aioros.

—¿Has olvidado a Ikki en su estado liberado, Aioros? —le preguntó Dohko, y Aioros se mordió los labios con molestia— Si no quieres que el vástago de Jormundgandr, que en estos momentos viaja por Svartálfaheim con nuestra diosa, se libere y desate un poder tal que 6 Dioses Guerreros Dorados se requirieron para detenerlo, entonces te aconsejo que me ayudes a obtener más de ese Eitr que lo mantiene sellado —le explicó, lo que preocupaba a Aioros aún más, mientras corrían por los puertos de Munarvágr evadiendo a más soldados que intentaban detenerlos—. Sé que es importante llegar a Hlingard y advertirles de las intenciones de Fryslán, pero, o ya lo saben, o la amenaza de Shiryu liberándose es aún más grande —terminó Dohko, y el par continuó escapando por los puertos.

Hlingard. Frontera con Galdhoppigen.

—La frontera de Hlingard con Galdhoppigen es resguardada por los Guerreros Vikingos de Brávellir, y es bajo este poder que yo, el Guerrero Vikingo de Puppis Tau, Ichi de Serpent, les ordeno identificarse —declaró Ichi, uno de los Guerreros Vikingos de hierro, quien en esos momentos había sido llamado por los soldados raso de Hlingard, vistiendo armaduras de color dorado opaco desde que Saori se convirtió en la Jarl de Hlingard, ya que un grupo numerosos de supuestos mercaderes, solicitaban pasaje por Hlingard sin querer entregar documentación alguna.

—¿Un Guerrero Vikingo de rango hierro es quien protege el día de hoy la frontera? —enunció un joven, envuelto en una capucha de pieles café, solo permitiendo ver entre la capucha unos cuantos cabellos dorados— No es la primera vez que pedimos paso sin documentación, pon el precio y déjanos pasar, venimos de muy lejos y solamente queremos vender nuestros productos —habló el viajero tranquilamente.

—Sin documentación, la frontera está cerrada, viajero —defendió su postura Ichi—. No hay precio que puedas pagar para que me mueva, te lo advierto, da la vuelta, y regresa cuando tengas tu documentación en orden. La frontera no se abrirá ni para ti ni para nadie sin que se identifiquen —amenazó Ichi, y en la cima de las murallas de madera que delimitaban la frontera entre Hlingard y Galdhoppigen, los arqueros prepararon sus arcos, e Ichi preparó su cosmos de igual manera.

—Serpent, eres un ser demasiado insignificante para enfrentarte a mí. Te concedo la última oportunidad de que salves la vida, ríndete ahora mismo o despídete del mundo —habló el joven de la capucha, mientras la temperatura comenzaba a disminuir, y hielo en pequeños fragmentos comenzaba a congelar las armaduras de los hombres de Hlingard.

—¿Qué dices? ¡Jamás me rendiría ante un imprudente indocumentado! —declaró Ichi, aunque inmediatamente después, comenzó a dificultársele la respiración— No me impresionan tus palabras… —intentó decir mientras respiraba pesadamente, y una gentil nevada comenzaba a caer—. ¿Qué es esto? ¿Estoy soñando? ¡Nieva! ¡Pero no hay nubes de nieve en el cielo! —se impresionó Ichi, sintiendo que aquella fuerza congélate provenía del invasor.

—No, desgraciadamente para ti esto no es ningún sueño —enunció el hombre de la capucha, quien comenzaba a ser rodeado por una fuerza de cosmos blanca que congelaba todo a su alrededor—. ¡Adiós! ¡El Polvo de Diamante acabará contigo! —lanzó la ráfaga de hielo el joven, que despedazó el Ropaje Sagrado de Ichi, quien cayó al suelo inconsciente, el resto de los soldados que defendía la frontera intentó asesinar al joven de la capucha, quien, de un movimiento rápido, congeló a todos en su lugar, protegiendo a su grupo.

—Muy bien hecho, Hyoga, aunque es una lástima que no podamos seguir ingresando tropas en secreto a Hlingard después de esto —se dirigió otro de los encapuchados a Hyoga, quien se quitó la capucha en esos momentos, revelando a un hombre alto y algo esquelético, de cabellera rubia y ojos azules, y con unas orejas puntiagudas —creo que ya no debemos preocuparnos por llamar la atención, si enviaron a un Guerrero Vikingo a proteger la frontera, aunque fuera rango de hierro, es porque ya intuyen la verdad —le explicó el hombre, quien realmente era un Elfo, pero no un Elfo como los de Svartálfaheim, sino un Elfo de la Luz, un Ljósálfar.

—No importa el rango al que pertenezcan los Guerreros Vikingos, Jarl Finn, ni siquiera los Dioses Guerreros Dorados podrían conmigo, ni con mi Ropaje Divino —alzó el dedo Hyoga, lanzando una fuerza de cosmos blanca en dirección a las estrellas, y una constelación de 27 estrellas le respondió, liberando un Ropaje Divino de color azul con incrustaciones doradas que tenía la forma de un cisne, y que al bajar destrozó la capucha de Hyoga, revelando sus orejas puntiagudas—. ¡Elfo Ljósálfar de Alpha Coronae Borialis, Hyoga de Álvit! —reverenció Hyoga en dirección al Rey Finn, el soberano de Fryslán.

—El reino de los hombres de Midgard está por llegar a su fin, Hyoga, de la mano del Dios de la Destrucción y el Invierno de los Ljósálfar, Hyoga de Álvit —le ofreció su mano el Jarl Finn, y Hyoga la estrechó con orgullo—. Cuando conquistemos Midgard, nuestros hermanos Ljósálfar por fin nos permitirán regresar a Alfheim, donde seremos reyes de los Elfos, y Midgard, se convertirá en una simple provincia de los Elfos. Hemos esperado miles de años para este momento, pacientemente, sin que nuestros hermanos en Aflheim decidieran intervenir. Se necesitó del choque de las Exclamaciones de Hlin para convencer a nuestros hermanos de no esperar a la extinción natural de los humanos, y hacernos con el control de Midgard por nuestra propia mano. Y hemos de demostrarles que no estábamos equivocados —terminó de decir el Jarl, quien entonces se paró sobre una de las carretas, y se dirigió a su pueblo—. Hombres de Fryslán, por la sangre de los nuestros, corre sangre de dioses, la sangre de los Ljósálfar que se asentaron en Fryslán hace ya 2 eras cuando las 3 Diosas Cisne, contrajeron nupcias con los Jarls de Fryslán, dándonos a los Frisos sangre divina. Quítense sus capuchas, y muestren a Hlingard, el orgullo de la raza Frisa, las melenas rubias que es prueba de nuestro linaje divino —les pidió Jarl Finn, y al quitarse las capuchas, todos los presentes, demostraron tener cabelleras rubias, aún si ninguno poseía orejas puntiagudas—. Nuestras cabelleras, son el símbolo de nuestra procedencia divina, nuestra sangre es sagrada, nadie que no tenga esta sangre ha de quedar en Midgard. Las alianzas que hemos forjado, no son más que pequeñeces, Galdhoppigen puede irse al Niflheim, que Danmark se vaya al Helheim, todo Midgard será Fryslán. El reinado de los Elfos está en nuestras manos, marchen mis hermanos, recuperemos a Midgard en el nombre de Aflheim —terminó Jarl Finn, y guiados por Hyoga, los hombres de Fryslán entraron en Hlingard.

Los pocos soldados que quedaban protegiendo el borde, fueron masacrados por los hombres de Fryslán, había un odio profundo en su mirada, un odio que creció por miles de años, en los que los hombres de Fryslán habían sido obligados a negociar tratados de paz, y servir a un Alto Jarl humano. Pero todo eso se había terminado, la sangre de los Ljósálfar había comenzado a hervir desde que el choque de la Exclamación de Hlin se hizo presente en los Nueve Mundos, ahora Fryslán tenía el apoyo de los Elfos Ljósálfar, quienes habían aceptado que los humanos eran una amenaza. Todo quien no poseyera sangre de Elfo de la Luz debía ser exterminado, si había alguien con cabellera rubia, sería perdonado, pero capturado como un esclavo. Comenzaba una guerra racista, por la supremacía de una raza que se sentía superior, descendiente directa de los dioses, y que purgaría a Midgard de cualquiera que no fuera su sangre. Así fue como los soldados de Hlingard y de Fjördland fueron masacrados, la mayoría inclusive descuartizados, algunos fueron quemados vivos, todo fuera por el sentimiento de superioridad. No existía la piedad, no existía la empatía, no existía la compasión ni la misericordia. Una vez terminado de masacrar a los soldados y de amordazar a los ahora esclavos, posaron su mirada en el pueblo más cercano.

La nieve comenzó a caer, un ser de cosmos divino, bendecido con el poder de los dioses, era ahora el ángel de la nieve blanca, quien marchaba liderando a los descendientes de los Elfos de la Luz, esta no era una misión de conquista, era un exterminio, una purga, y ahora que la frontera no existía, el corazón mismo de Hlingard debía arder, y como precursor de este fuego mortal, primero llegarían las nevadas, y al final, correría la sangre.

Galdhoppigen. Mirador de Galdhoppigen.

—Y así llegarán 3 inviernos, uno seguido del otro —enunció Shaka, con Shunrei sentada detrás de él en aburrimiento, mientras Shaka, con sus ojos cerrados, montaba guardia frente a la inmensa montaña que Dohko siempre vigilaba—. Hermanos asesinarán a sus hermanos, el Sol y la Luna serán devorados, y Fenril, destrozará a la tierra con la fuerza de sus fauces —extendió Shaka su mano, permitiendo que la nieve cayera en la misma—. Esa, es la historia del Fimbulvetr, la historia del Ragnarok… el fin de todos los dioses… —meditó Shaka al respecto, y concentró su cosmos para rodear a toda la montaña del Galdhoppigen—. Pero ese día, no es hoy… Fenril aún duerme, está tranquilo, incluso disfruta del gentil abrazo del invierno. Pero entonces, la guerra que se avecina, no es entre hombres contra hombres como lo fue la Guerra de Midgard… esta guerra, estos hombres… no pertenecen a la raza humana, al menos no en su totalidad… las cabelleras rubias… son la sangre de los Elfos de la Luz —frotó su cabellera Shaka, y Shunrei no comprendió lo que estaba ocurriendo—. Shunrei, escucha esta orden que hoy te doy. Sal de Galdhoppigen, busca refugio en Hlingard, la frontera de este país ya no es segura, esto no es más que la primera avanzada —le explicó Shaka.

—Pero maestro Shaka, ¿qué hará usted? —preguntó Shunrei preocupada, mientras Shaka se mantenía tranquilo— ¿No vendrá conmigo? ¿Es tan importante montar guardia frente a esta montaña? ¿Por qué durante la Guerra de Midgard fue posible dejar este lugar, pero hoy alguien debe montar guardia? —le preguntó.

—Porque el protegido de Dohko estaba disponible para intentar atrasar lo que es inevitable en ese momento —le explicó Shaka, quien se negaba a dejar su guardia—. Sé que este invierno que ahora rodea Hlingard, no es el Fimbulvetr, pero el Monte Galdhoppigen debe estar resguardado en todo momento, no participaré en esta guerra, Shunrei, pero tampoco puedo protegerte. Vete a Hlingard, ahora, el tiempo apremia —se puso de pie Shaka, virándose aún con los ojos cerrados, moviendo su brazo, y haciendo estallar los alrededores de Shunrei, enviando a varios soldados que se habían ocultado entre los matorrales, a una muerte horrible guiada por las explosiones de cosmos de Shaka, mismas que sorprendieron a Shunrei—. Aún no saben que soy un Dios Guerrero Dorado —le susurró Shaka a Shunrei, quien lloraba de miedo al ver los cadáveres—. Cuando se enteren, enviarán a otros más fuertes, y entonces no podré protegerte. Vete, puedo cuidarme yo solo —le enunció Shaka, y Shunrei asintió, corriendo aterrada en dirección a la casa de Dohko—. Shunrei… —interrumpió Shaka, y Shunrei se detuvo—. Gracias por la comida que preparaste para mí, estuvo deliciosa, serás una buena esposa algún día —le sonrió Shaka, corriendo a una velocidad impresionante tras de Shunrei, y usando su mano como una espada para decapitar a un soldado raso de Fryslán, que se había acercado demasiado a Shunrei—. Vete —susurró.

—Cuídese mucho, maestro Shaka —respondió Shunrei, corriendo por su escudo y su espada, y dejando a Shaka atrás, y rodeado de varios hombres de Fryslán, todos con temor reflejado en sus ojos.

—¡Alto! ¡Eres uno de los nuestros! —le pidió un aterrado soldado, a quien Shaka dirigió su rostro de ojos cerrados— Eres rubio igual que nosotros, la sangre de los Ljósálfar corre por nuestras venas hermano. Posees el dominio del cosmos, serías una ayuda valiosa para nuestra causa de exterminio a los de Sangre Sucia —declaró.

—¿Sangre Sucia? —sonrió Shaka— Parece que no lo entienden, hombres de Fryslán. Ustedes que exterminan a los hombres de Midgard sin corazón alguno, diciendo que quienes no son rubios no poseen la sangre de los Ljólsáfar, no son más que simples marionetas de los verdaderos Ljólsáfar —hizo estallar su cosmos Shaka, pero no a manera de ataque directo, sino a manera de advertencia, lo que aterrorizó a los hombres de Fryslán—. Si ustedes son tan despectivos, solo por el color de sus cabelleras, ¿qué pasará cuando sus maestros de orejas puntiagudas se presenten ante ustedes? ¿Creen que ante sus ojos ustedes serán Sangre Pura? Son una cruza, si la mentalidad de los Ljósálfar es verdaderamente tan pobre como para exterminar a cualquiera que no sea rubio, ustedes les seguirán, aún si ganan esta guerra. ¿Realmente son tan idiotas como para pensar, que le importan a los verdaderos Ljólsáfar? Ustedes me dan menos que lástima, pero siguen siendo humanos. Váyanse ahora, corran la voz a los suyos, entiendan que esta purga es una estupidez y que ustedes serán los siguientes, y tal vez, solo tal vez, evitaremos un derramamiento de sangre innecesario —declaró Shaka, con su cosmos incinerándose, lo que hacía a los presentes saber que estaba furioso.

—Nosotros, ¡somos dioses! —declaró el Huskarl del grupo, quien se lanzó en contra de Shaka con su lanza lista— ¡Midgard pertenece a los Frisos! ¡Ataquen! —ordenó el Huskarl, y el ejército de Fryslán lo siguió.

—Que mentalidad tan pobre, no merecen siquiera compasión —continuó elevando su cosmos Shaka, y lo hizo estallar a su alrededor—. ¡Invocación del Demonio! —exclamó Shaka, mientras cráneos de niebla perforaban los cuerpos de los soldados de Fryslán— La muerte no reconoce entre colores de piel, raza, ni creencias religiosas. Para la muerte, todos somos basura por igual. Piensen en ello, mientras comparten la muerte con ellos a quienes llaman inferiores —finalizó Shaka, queriendo regresar a su guardia, cuando más soldados de Fryslán se hicieron presentes, por lo que comprendió que la mentalidad de los Frisos, estaba enteramente moldeada a la discriminación racial.

Svártalfaheim. El Monte Crux. 31 de Diciembre de 4E 08.

—El Ropaje Sagrado de Shaka, está quejándose —enunció Milo, quien había sido asignado a cuidar del Ropaje Sagrado de Shaka, sintiendo gracias al Ropaje Sagrado de Virgo, que algo ocurría en Midgard, pero decidiéndose a ignorarlo, y a colocar su capa sobre la caja en que estaba encerrado el mismo, cuando Saori entró en su carromato, y comenzó a frotarse la frente con molestia—. ¿Qué hace aquí? Pensé que seguiría con sus lecciones —agregó Milo con molestia.

—Es demasiada información para que pueda asimilarla tan de golpe, necesitaba un respiro —se quejó Saori, y miró a Milo fijamente—. Una semana, ha pasado una semana desde que tuvimos nuestra pequeña discusión, y no he visto que te arrepientas al respecto. ¿Acaso no vas a decirme nada? —se molestó Saori.

—Hay cosas más importantes de las cuales preocuparse que por sus… inconformidades —le respondió Milo, lo que fastidió a Saori en gran medida—. Mi deber es a con la Asynjur Hlin… sus sentimientos como Saori Wotansdottir, son indiferentes —le recordó.

—¿Esa es tu resolución final? —le respondió Saori, y Milo desvió la mirada— Escucha, sé que tengo responsabilidades como diosa, entre las cuales se encuentran el aprender todo de Svartálfaheim para poder tomar decisiones prudentes. Pero también soy humana, una humana de 13 años, y no puedo concentrarme en mis responsabilidades con la duda de si sientes algo por mí o no —recriminó Saori en un capricho infantil.

—Solicito permiso para dejar las formalidades —solicitó Milo, lo que molestó a Saori aún más, pero asintió de todas formas—. Le agradezco —reverenció, y entonces miró a Saori con semejante frialdad, que la diosa se sintió intimidada—. ¿Estás escuchándote? Midgard está desecha, Svartálfaheim en guerra, eres la Diosa de la Paz y la Esperanza, ¿y evades tus responsabilidades en estupideces como sentimientos por uno de tus Dioses Guerreros Dorados? Hace 4 meses no tenías estas preocupaciones, hace 4 meses yo era un simple Dios Guerrero Dorado más, y ahora, por escucharte hablar con tu amigo imaginario Ratatosk, ¿debo preocuparme por estas ridiculeces? Si quieres una respuesta, esa respuesta es no, y que quede claro que forzaste a esa respuesta —le estipuló Milo con molestia.

—Ratatosk no es un amigo imaginario, es real —se molestó Saori, con lágrimas en los ojos, mientras miraba a Milo con tristeza—. Y hace 4 meses, no me negaste… prometiste pensarlo… no me vengas con que no tienes sentimientos por mí porque si no los tuvieras, hubiera acabado todo en ese momento en que me pediste tiempo para reflexionar. El que seas un obstinado, y no quieras aceptar lo que es evidente, no te da derecho a pisotear lo que yo siento —se fastidió Saori, y Milo tuvo que morderse los labios con molestia—. ¿Es esta tu respuesta definitiva? Si lo es, te ordeno que lo digas sin limitaciones, y yo te juro en el nombre de Var, la diosa de los juramentos, que no volveré a insistirte, ¿es tu respuesta definitiva? —le preguntó, secándose las lágrimas, y Milo suspiró, sintiéndose derrotado.

—No es la respuesta definitiva… Saori… —le confesó, dándole a Saori algo de esperanza—. Pero no puedes presionarme de esta forma. Tienes que entender algo, eres una diosa, tu existencia va más allá del sentimentalismo humano. Y mi existencia, sirve únicamente para protegerte. Hasta que no me demuestre a mí mismo que es posible este capricho tuyo, no puedo darte una respuesta diferente a la que ya te di —le explicó, y Saori bajó la mirada con tristeza—. Demuestra ser una diosa en pleno control de tu divinidad y de tus emociones, y que puede ser imparcial con sus sentimientos. Ese será el primer paso, para que yo pueda ser más abierto. No voy a amarte por encima de mis responsabilidades, si no puedes asegurarme que soy igual a cualquier otro Dios Guerrero Dorado, es todo, no seré participe de favoritismos, ni siquiera los merezco —declaró.

—Soy una humana también… ¿por qué te cuesta tanto aceptarlo? —le respondió Saori, y Milo se limitó a ignorarla—. No voy a serte paciente por siempre, Milo. Solo han pasado 4 meses y no me puedo concentrar en otra cosa. No quiero pensar de forma pesimista, pero si esto es inútil, bien podría ser yo la que desista, solo quiero que eso te quede claro —le enunció Saori, y ambos sintieron el como el carromato detenía la marcha.

—Me queda claro, y sería lo mejor al mismo tiempo —le respondió, y Saori se mordió los labios con tristeza—. En esta vida naciste como una diosa, yo como un mortal. Demuéstrame que puedes comprender la línea que nos divide, y puede que me atreva a cruzarla —finalizó Milo, saliendo de su carromato, Saori salió detrás de él, y tras hacerlo, ambos encontraron a Aioria frente a ellos, con una mirada curiosa en su rostro—. Una palabra a alguien, a quien sea, y te rebano la garganta —lo amenazó.

—Milo… tú… no habrás hecho lo que creo que hiciste —miró Aioria a Saori, quien se apenó por las acusaciones de Aioria—. No solo es diosa, es menor de edad —se quejó Aioria, y Milo en respuesta, le abofeteó la nuca a Aioria—. ¿Tienes algún problema? —se fastidió Aioria.

—Dime Aioria, ¿realmente me crees tan débil? Solo conversábamos —le explicó Milo con desprecio, y Aioria decidió confiar en Milo—. ¿Qué quieres? ¿Por qué nos detuvimos? —le preguntó Milo con molestia.

—Porque los bueyes no pueden trepar montañas —enunció Mu, quien también miraba a Saori sospechosamente, forzando a Saori a sentirse intimidada—. Tendremos una charla de esto después —le susurró Mu a Milo.

—¿Les importa? Si fuera mi decisión les juro en el nombre de Var que ni ustedes podrían negarme mis caprichos, den gracias a Odín que no lo he considerado siquiera —les espetó Milo, forzando a Saori a ruborizarse aún más—. Y tú, no te alegres —le apuntó Milo, y Saori desvió la mirada—. Volveré a preguntar. ¿Por qué nos detuvimos? —prosiguió.

—El de enfrente es el Monte Crux —apuntó Mu, y Milo miró al impresionante monte, de una altura inquietante—. Nos preparamos para subirlo, ¿vas a llevar a Saori tú mismo? Pregunto en el caso de que sea uno de tus caprichos que no te podemos negar —se burló Mu.

—Tu sarcasmo me es reconfortante —sonrió Milo, tomando a Saori en brazos, para sorpresa de la diosa—. Acepto tu reto, Carnero. Anda y dime que no debo —amenazó Milo, mientras Saori continuaba con el rostro iluminado de escarlata en brazos de Milo.

—Oigan, se supone que yo soy el que se burla de Milo, no el que los calma —se fastidió Aioria, sintiendo una sensación fría en su nuca—. ¿Y ahora? —se preocupó Aioria, dándose la vuelta.

—¿Qué significa esto? —se molestó Camus, mirando a Saori en brazos de Milo, quien prefería que se la tragara la tierra en esos momentos— No me digan que están incitando a Milo con sus tonterías. No es necesario que Saori suba a la cima —le explicó Camus.

—Que me lo diga ella, si puede —se burló Milo, pero Saori no dijo nada—. Solo la subiré al Monte Crux, dejen de fastidiarme con el tema, y tú deja de sonreír —miró con desprecio Milo a Shura, quien llegaba con Saga.

—Alguien debe de llevar a la Asynjur Hlin, no veo problema con que seas tú —fue la respuesta de Shura, burlesca y sarcástica, y que solo Milo notó—. ¿Quién falta? —preguntó Shura.

—Kiki —fue la respuesta de Saga—. Solo nosotros subiremos, Alberich montará el campamento. Después de todo, solo nosotros podemos llegar tan rápido a la cima —les explicó Saga, mientras Kiki llegaba con material de alpinismo.

—Bueno dorados, escuchen todos que solo se los voy a decir una vez —intentó decir Kiki, dejando todo el material en el suelo, y preparándose para darle lecciones a los Dioses Guerreros Dorados sobre alpinismo—. Este es un arnés, y se usa para… —intentó decir Kiki, cuando Mu lo tomó del brazo, elevó su cosmos, y saltó con todas sus fuerzas—. ¡Aaaaahhhhh…! ¿Están dementes? —recriminó Kiki con miedo.

El resto de los Dioses Guerreros Dorados saltó de igual manera, salvo Milo, quien miró a Saori de reojo, quien se encontraba sumamente preocupada por lo que acababa de presenciar, y se aferró al cuello de Milo con fuerza, aunque tras haberlo hecho, y recordando las palabras de Milo, entristeció, y lo soltó, lo que hizo a Milo soltar aire en señal de molestia.

—Con un Draugr… —se fastidió Milo, abrazando él mismo a Saori y protegiéndola con sus brazos—. En este tipo de casos, es cuando deberías aprovechar para cambiarme la mente, ahora sujétate que va a hacer frio —le enunció.

—¿Frio? Espera, Milo, lo que acabas de decir fue un acercamien… —intentó decir Saori, cuando Milo saltó con todas sus fuerzas, y transformado en un cometa dorado, saltó nuevamente al llegar al límite de su salto, para continuar ascendiendo en varios saltos impresionantes, hasta llegar a la cima, en la que depositó a Saori con cuidado, aunque Saori no dejaba de aferrarse a su cuello—. Eso ha sido… una falta de respeto tremenda a mi persona… cambie de opinión, no quiero nada contigo… —agregó con miedo.

—Cuando vuelvas en ti, hablamos de eso… en estos momentos hay cosas más importantes de las cuales preocuparnos —apuntó Milo en dirección a Kiki, quien de la sorpresa había caído en sus rodillas, mientras miraba a las flamas que ardían en la cima de cada una de las 4 Ciudades de los Dvergr.

—Las flamas en la cima de los palacios Dvergr… —comenzó Kiki con lágrimas en sus ojos—. Azul para indicar paz, rojo para indicar guerra, amarillo para indicar un asedio, verde para indicar Bergtrolls en las cercanías, negro para indicar la muerte de un Rey Dvergr, y violeta para indicar que una capital ha caído —les recordó Kiki, mientras el grupo observaba las flamas en la cima de cada ciudad—. En Døkkálfarheim brilla la flama azul de la paz... —les explicó, mientras el grupo miraba el Reino del Oeste, en el cual gobernaban los Døkkálfar—. En Sindr brilla la flama amarilla, que indica que están en asedio —prosiguió Kiki, mientras el Palacio de Oro rojo, presumía la flama dorada—. Myrkálfar… su flama brilla esmeralda, los Bergtrol tienen sitiada a la ciudad de igual manera —el palacio de Piedra Negra, brillaba de esmeralda con la luz del fuego verde que anunciaba la presencia de los Bergtrol, y adicional a aquellas flamas, unas flamas doradas brillaban a su lado—. Pero Nidavellir… en Nidavellir brilla la peor de las flamas… la flama oscura… rey Mótsognir… llegué demasiado tarde… lo siento… ¡Rey Mótsognir! —lloró Kiki con fuerza, mientras la flama oscura, brillaba con fuerza sobre la ciudad de Nidavellir, y además, las flamas violeta de Nidavellir eran fácilmente visibles. No solo el rey había muerto, la capital de Svártalfaheim había caído, y los Dioses Guerreros Dorados bajaron sus miradas en señal de respeto, mientras el lamento de Kiki, les apresaba los corazones— ¡Mi Rey Mótsognir! ¡Le he fallado! ¡Lo siento tanto mi rey! —continuó llorando Kiki, y sintió entonces la mano de Saori en su hombro.

—Dioses Guerreros Dorados, he tomado mi decisión, no necesito de audiencia con el Rey Mótsognir, ya no más —agregó Saori, con lágrimas cayéndole de los ojos, mientras miraba a Kiki con tristeza—. Las lágrimas son muy fuertes, Kiki, tus lágrimas, son de dolor, pero también de pureza. Jarl Svend dijo, que sabría si alguien es sincero con solo verlo… eres sincero, Kiki… los Dvergr, recibirán el apoyo de Midgard —finalizó Saori, y Kiki, aún con todo el dolor que le producía el enterarse de la muerte de su rey, se limpió las lágrimas, se paró de forma militar, y reverenció en dirección a Saori, mientras el grupo de Dioses Guerreros Dorados, miraba los fuegos de los 4 Reinos Dvergr—. Milo… —mencionó Saori en un susurro, y Milo la miró de reojo—. Acepto tu respuesta… —le mencionó, sorprendiendo a Milo, quien también se sintió algo herido—. No tengo derecho a amar… mientras no exista paz plena y perpetua en los Nueve Mundos… acepto el rechazo, y mi responsabilidad como la Asynjur de la Paz y la Esperanza —finalizó ella, y Milo asintió nuevamente.

—Eso es todo lo que necesitaba escuchar —aceptó Milo, acercándose al borde del Monte Crux, y mirando a Nidavellir fijamente—. Ahora… puedo comenzar a moldear ese mundo, Saori, porque yo… soy el ser más egoísta que existe en los Nueve Mundos —le declaró Milo, mirando a Nidavellir, y comprendiendo su nueva misión—. No importa a quien deba asesinar… no importa las vidas que he de dividir, ni los enemigos que he de enfrentar… la paz, plena y perpetua va a llegar, de manos del asesino por excelencia del Santuario de Hlingard… —le susurró, y Saori se impresionó por aquellas palabras, que no escuchó nadie más que ella, mientras Milo se dirigía por fin a los Dioses Guerreros Dorados, y daba sus órdenes—. Dioses Guerreros Dorados, la Asynjur Hlin ha hablado. Apoyamos a los Dvergr en esta guerra, sentaremos nuevamente a los Dvergr en los tronos de los 4 Reinos, y exterminaremos la amenaza Døkkálfar —exclamó, y el grupo asintió militarmente—. Esta, es la voluntad de la Asynjur Hlin, la voluntad de la Alto Jarl de Midgard, hemos llegado nuevamente, como una avanzada de conquista, la paz volverá a llegar, por la vía de la violencia encausada. ¡Por Svartálfaheim! —enunció Milo, y los Dioses Guerreros Dorados respondieron de la misma manera, y comenzaron a bajar del Monte Crux para alistarse, dejando a Milo solo con Saori, quien lo miró fijamente, no sabiendo que decir—. Niego tu aceptación de mi respuesta. Ya he comprobado que eres la diosa que los Nueve Mundos necesita —le explicó Milo, inquietando a Saori, quien se sintió esperanzada por las palabras de Milo—. Mi propio egoísmo, será lo que me llevará en esa dirección, solo te pido paciencia, pero ese mundo, lo voy a conseguir, y no me importa qué dios quiera negármelo, no podrán doblegarme —finalizó Milo, y Saori aceptó su respuesta—. Esta es mi resolución final. ¡Ahora lidera a tu ejercito a lograr ese mundo! —le exigió.

—Así será, Milo… —aceptó Saori, y Milo reverenció—. Tu trabajo de ahora en adelante, es cumplir tu capricho egoísta… mi trabajo… es ser la Diosa de la Paz y la Esperanza, ya lo tengo bien claro, ahora construye el mundo, que lo hará posible —Milo asintió, y la promesa quedó sellada. Hasta que existiera un mundo en el que fuera posible, serían Dios Guerrero Dorado y Diosa, Svátalfaheim, era apenas el primero de los mundos que acercarían a ambos en esa dirección, la primera gran prueba, la primera de muchas, que se encargaría de moldear ese mundo imposible.


Glosario:


1 – DEFINICIONES:

Hlévangr: Es tanto el nombre de un Dvergr, como la forma que tienen los Dvergr para referirse a una construcción o refugio, podría inclusive traducirse como una guarida de lobo o guarida de campo.

2 – DIOSES:

Álvit: Nombre de una Valkiria que tenía la capacidad de transformarse en un cisne, y que fue esposa de un miembro de la corte de un Rey de Finlandia. Estuvo 7 años junto a su marido en Finlandia, y después partió de regreso a su hogar en dirección al sur.

3 – LUGARES:

Danmark: Uno de los nombres que recibía Dinamarca.

Fjördland: Del nórdico antiguo literalmente significa la tierra de los fiordos.

Fryslán: Uno de los nombres que recibía Finlandia, también conocida como el hogar de los Frisos en las Sagas Nórdicas.

Golfo de Botnia: Basado en la ubicación real.

Mijollhöl: Del nórdico antiguo literalmente significa el salón del martillo.

Noreg: Uno de los nombres que recibía Noruega.

Oslo: La segunda ciudad más importante de Noruega.

Thorsberg: Nombre de una chapa legendaria que llevaba los nombres del dios Thor, y cuyo nombre se usa de referencia.

Vinland: Reino legendario cuya existencia no se ha comprobado, pero que cuenta con varios supuestos mapas que intentan delimitar su ubicación.

York: Ciudad legendaria de los noruegos que fue conquistada por Inglaterra y se convirtió en un cuartel militar.

7 – PERSONAS:

Finn: Semi legendario rey y caudillo de Frisia a quien se le atribuía el ser hijo de Elfos.