DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: RESIDENT EVIL Y SUS PERSONAJES PERTENECEN A CAPCOM, SOLO LAS IDEAS Y TRAMAS ORIGINALES DE ESTA HISTORIA SON DE MI AUTORÍA. ESTA PUBLICACIÓN SE REALIZA SIN FINES DE LUCRO.


"ACCIDENTALLY IN LAW"

Por Light of Moon 12.


CAPÍTULO 1: EL PADRE Y EL HIJO.

Se quedó sentado y sin moverse de su asiento. La cálida oficina compensaba la fría temperatura de aquél país nórdico mientras una fina capa de nieve comenzaba a formarse en el amplio ventanal.

—Su café está listo. —Anunció la regordeta y longeva secretaria.

—Gracias. —Dijo tomando el recipiente de porcelana fina.

— ¿Algo más?

—Nada más, Irma. Gracias.

La secretaria dio una media sonrisa y se retiró del despacho para dejarlo nuevamente a solas en la enorme oficina.

Le dió un trago al café que estaba en la temperatura óptima y dejó la taza en el escritorio. Llevaba ya cerca de veinte minutos esperando y el jefe de la compañía aún no se aparecía por allí a pesar de haberlo citado a una hora determinada y exigido puntualidad. Tomó una de las figuras de cristal cortado que yacían sobre el mueble de madera de roble cuando escuchó que la puerta se abría a sus espaldas y una figura conocida le estaba observando. Se trataba de un hombre mayor, alto y esbelto, figura imponente, ojos verdes y cabello rubio perfectamente peinado en un corte clásico, vestido elegantemente con un traje de negocios Dolce & Gabanna.

—Leon, lamento haberte hecho esperar. —Saludó al verlo esperando. En automático se puse de pie para saludarlo.

—No te preocupes. ¿Cómo estás? —Contestó y le extendió la mano para saludarlo, pero él brindó un abrazo fraterno, al que correspondió como en los tiempos de antaño.

—No tan bien como quisiera, pero me alegro que pudieras venir. Te lo agradezco desde ahora.

—De nada, padre.

El portanombres de su escritorio decía: "Richard Kennedy. Presidente, Chambéry Inc." Chambéry era el nombre de la compañía chocolatera que David Kennedy y su socio Thomas Johnson habían fundado desde hacía más de noventa años en Vancouver, Canadá, y que se había convertido en un negocio próspero que con el tiempo fue creciendo al grado de formar un enorme corporativo y competir directamente con las mejores marcas de su gremio. Al fallecer ambos, la empresa quedó a cargo de Richard Kennedy y James Johnson, eligiend al primero como presidente y Johnson como subdirector.

—¿Qué es tan importante para que me mandaras un jet privado a Washington para después traerme hasta aquí? —Preguntó sin rodeos al magnate.

El hombre mayor cruzó ambas manos, automáticamente intuyó que se trataba de algo serio.

—Leon, —pronunció solemne y se detuvo unos instantes, como si estuviera escogiendo cuidadosamente las palabras que iba a decir, —sabes que desde siempre he respetado tus decisiones, aunque no he estado de acuerdo en la mayoría de ellas. Respeté que dejaras la carrera de negocios en Inglaterra porque "no era lo tuyo", y aunque me opuse rotundamente a que ingresaras al Departamento de Policía de una ciudad pequeña en Estados Unidos, al final terminé aceptando tu decisión, aún sabiendo los riesgos que eso conllevaba. No me equivoqué en afirmar que esa elección tuya te conduciría al caos; ambos sabemos el destino que tuvo Raccoon City pero al final era tu camino. Aún contra mis deseos y los de tu madre escogiste seguir trabajando para el gobierno estadounidense en misiones de peligro donde tu vida estaba en riesgo a cada minuto, sin embargo, quisiste seguir jugando al superhéroe. Y no pudimos hacer nada contra ello.

Se quedó callado mientras escuchaba el discurso —regaño —, de su padre donde siempre reprochaba las decisiones que había tomado en la vida, pero sabía que eso era algo inevitable.

—Nunca te pedimos nada, nunca te pedí que hicieras algo que fuera en contra de tus ideales. —Habló poniéndose de pie para enseguida quedarse mirando a la ventana, y después dirigir su mirada seria hacia su hijo. —Sin embargo, ahora sí.

Dió un suspiro hondo, algo muy severo estaba pasando.

—No puedo quedarme por más tiempo con la Presidencia de la Compañía a la cual he dedicado mi vida, y tu abuelo también dedicó la suya. Esta compañía me dio mi patrimonio, nuestro patrimonio, ya que fue el corporativo el que pudo pagar los mejores colegios para ti y tus hermanos, nuestra casa, los viajes, las comodidades… Johnson está muy enfermo, se ha dejado caer desde la muerte de su esposa y no sé cuánto tiempo pueda seguir con nosotros. Sabes que no tuvo hijos y conoces nuestras políticas…

En ese momento, supo por qué camino iba a dirigirse el mayor de los Kennedy.

—No papá, ni lo pienses. —Negó enseguida para después ponerse de pie.

—Al menos ten la educación de escuchar todo lo que iba a decirte. —Regañó con molestia.

—No necesito escuchar más, papá. No voy a asumir la presidencia de la compañía. Pídeselo a alguien más, estoy seguro que Johnson debe tener algún otro pariente que pueda tomar las riendas del corporativo.

— ¿Algún otro pariente? Sabes bien que Johnson no tenía más parientes y el único pariente que le queda es un sobrino lejano que es un bueno para nada que nos va a llevar a la ruina. —Se quejó amargamente.

—¿Y por qué yo tengo que asumir esa carga? Que lo haga Julia o Joey, ellos conocen más este negocio. —Respondió mencionando la opción de darle el cargo a alguno de sus hermanos.

—Conoces perfectamente las políticas de la empresa y sabes bien que la presidencia debe tomarla el primogénito varón de los socios.

— ¡Al diablo con las políticas! Eres el presidente, puedes cambiar esa regla estúpida. —Se defendió comenzando a sentirse acorralado.

—No puedo hacerlo porque estoy por dejar la Presidencia y el resto de los accionistas lo tomaría como un acto ventajoso para poner a Julia o a Joey en el puesto. —Explicó tratando de serenarse.

—Pues no, papá. No acepto. Hace años que yo renuncié a todo lo que tuviera que ver con la compañía e hice mi vida lejos de todo esto. No voy a cambiar mi decisión para salvar tu empresa. —Determinó con firmeza ante las amenazas de su padre.

Nunca se había dejado doblegar por Richard Kennedy antes y no iba a empezar a hacerlo ahora.

—¿Y piensas dejarnos así nada más? —El rostro de su padre comenzó a tornarse de rojo entre la cólera y la incredulidad. — ¿No te importa que la empresa de nuestra familia se vaya al carajo y con ella las vidas de tus padres y tus hermanos?

—No voy a caer en chantajes.

—¿No te importa que tus padres pasen sus últimos años de vida con incertidumbre? ¿Qué pasará con tu madre si yo muero antes? ¿Vivirá de la asistencia social? ¿No te preocupas por tu hermana?

Maldita sea, el mayor estaba tocando fibras sensibles. Desde siempre le había importado una mierda la empresa y la vida en opulencia jamás le había preocupado. Tan es así que desde que tenía veintiún años renunció a los derechos en la compañía después de haber discutido fuertemente con su padre al contarle su decisión de entrar a la Policía de Raccoon City. Estaba dispuesto a empezar desde cero y hacer su propio camino él solo. Y así fue.

La independencia era algo que le había costado bastante caro pero no se arrepentía de nada; el trabajo y su sueldo modesto le habían dado para vivir dignamente y con los años formó un buen patrimonio con el que no le hacía falta siquiera interesarse o meter las narices en los negocios millonarios de su padre. Pero su mentalidad no era algo que compartiera con el resto de mi familia. Tanto su madre y sus hermanos estaban acostumbrados a los lujos y comodidades que brindaba ser los dueños de una de las fábricas chocolateras más grandes del mundo y pensar que su futuro y su bienestar dependía de él, no le hacía ni un poco de gracia.

—Por supuesto que me preocupa mi familia, padre. —Respondió un poco más tranquilo. —Pero lo que me pides es imposible; yo tengo mi vida hecha en Washington y aunque aceptara el cargo, jamás en mi vida he llevado las riendas de un corporativo. Soy agente del gobierno, no empresario experto en finanzas.

Richard asintió y se dejó caer en su silla, llevándose una mano a su barba recortada en forma de candado, meditando las palabras de su primogénito. Existía la leve posibilidad de que Richard Kennedy terminara aceptando que lo que proponía era un disparate, pero conociéndo su manera de ser, no aceptaría un no por respuesta. Si en algo era experto el patriarca de los Kennedy era en negociar y en convencer a la gente. Los millones en sus cuentas bancarias eran la prueba de ello.

—Está bien, Leon. Entiendo tus razones y las acepto, pero, déjame hacer una última propuesta antes de que te vayas.

Se sentó nuevamente y se dispuso a escuchar.

—Acepta la presidencia un año, y estando al frente modifica los estatutos, para que Julia o Joey puedan asumir tu cargo. Sólo un año, Leon, es el tiempo mínimo para que puedas renunciar al puesto. Prometo asesorarte en todas las decisiones que tengas que tomar y por supuesto, recuperarás tus acciones a las que renunciaste en el pasado y recibirás el sueldo de Presidente de Chambéry Inc.

—Papá, sabes que no se trata de dinero…

—Por favor, —Insistió poniéndose de pie y poniendo su mano en el hombro de Leon. —Hazlo por tu familia.

Tomó aire y resopló, lo había acorralado y ya no tenía opción.

—¿Sólo será un año? —Cuestionó resignado.

—Ni un solo día más…

Asintió finalmente derrotado.

—Está bien papá, lo haré. ¿Cuándo empiezo? —Preguntó encogiéndose de hombros.

—Espera, hay algo que tienes que hacer primero.

Eso le olía mal. Muy, muy mal…

—Para asumir la presidencia, tienes que casarte primero.


NOTA DE LA AUTORA: Amigos, hoy andamos de buenas otra vez por el triunfo del tricolor y traemos un estreno para festejar. Por lo que pudieron leer hoy será una historia totalmente diferente a lo que han venido leyendo conmigo lleno de tragedia, zombis, drama y demás. En esta ocasión tenía ganas de algo diferente y sacar de quicio a Leon pero bajo situaciones cotidianas, sin necesidad de esta vez embarrarlo tanto con su trabajo de agente. Ahora su nuevo reto será vivir como una persona normal, lidiando con las situaciones cotidianas de la vida. Una historia totalmente rosa con tintes de humor y una que otra pizca de drama, todo esto, obviamente dirigido, beteado y chancleado por mi querida hermana del mal y Beta Reader oficial del fic, la única e inigualable GeishaPax. ¡Aplausos para ella que también nos regaló el diseño de portada!

Espero y puedan aceptar este nuevo proyecto y le den una oportunidad.

Ya saben para mí es un gusto leer sus comentarios y agradezco de antemano a los seguidores de "Vivir por ella" y su antecesor "Te Perdí", por sus reviews y esperen el spin off "Badass Dad" que será publicado los próximos días.

Les pido paciencia si acaso me llego a retrasar un poco, pero andaré algo ocupada los próximos días, pero por lo pronto, los dejo con esto para que se den una idea de qué va todo esto.

Gracias por apoyar estos proyectos nuevos que espero sean de su gusto.

¡Saludos y nos leemos en la próxima!