¡Hola de nuevo! Traigo el inicio de la tan ansiada segunda parte de "Un amor perdido". Espero que les guste este prólogo dividido en dos partes.


Quien dijo que todo se cura con el tiempo, era un hijo de puta y un mentiroso de la mayor categoría. Porque han pasado tres años desde que la vi partir y no se me ha curado el dolor perpetuo que tengo en mi corazón. Sí, tengo a Sakura, que, tras nuestro matrimonio de conveniencia, volvió a mi vida como mi mejor amiga, tal como ya había sucedido en el pasado; y ahora su esposo y mi mejor amigo, Sasuke, que tratan de apoyarme y animarme para que siga con mi vida. Pero no sirve de nada, no puedo seguir adelante.

¿Para qué? Si tú te llevaste contigo mi corazón. El dolor emocional y el vacío que siento me lastiman físicamente. Me duele todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Ya no tengo motivo por el que luchar, tú eras el motivo que me hacía avanzar, por ti llevé la contraria a mis padres y me divorcié de Sakura. No les gustó la decisión, pero la entendieron. Además… tengo algo que me une a ti por siempre. El anillo con el que te iba a pedir matrimonio. No me lo he quitado, pensando que, cuando volviera a verte, te lo daría y volveríamos a ser la pareja feliz que fuimos en su momento. Ese día no ha llegado, y cada día que pasa, pierdo la esperanza de que llegue, de que vuelvas y volvamos a ser uno, en cuerpo y alma. Mi vida se ha convertido en un vórtice de oscuridad sin fin en el que sólo espero que un ángel venga a rescatarme. Un ángel de ojos perlados, pelo azulado y rostro cincelado por los dioses, porque su belleza no es de este mundo.

Me he volcado en el trabajo, con el fin de superar mi desdicha, pero me ha sido imposible superarte. Y creo que nunca jamás podré superar tu marcha. Es mi condena por cobarde, por no luchar a tiempo por ti, mi amor.

Ahora estoy en casa, aquella en la que vivimos muchísimos momentos juntos. Ese pequeño apartamento sería mi mausoleo. Tras tres años, ese pequeño hogar conservaba ese aroma tuyo tan especial que me volvía loco, y que sigue haciéndolo. Igual eso afecta al hecho de que no te olvide: que vivo donde tú lo hiciste, en ese pequeño apartamento donde tantos momentos especiales vivimos.

Llaman a la puerta, me extraño porque no espero la visita de nadie. Me levanto y, con paso cansino, abro la puerta, y en frente veo a esa pareja que consiguió ser feliz. No saben la envidia que me dan porque ellos al final sí que pudieron estar juntos.

- ¡Naruto, no puedes seguir así! – me gritó mi ex-mujer y ahora mejor amiga. – Ya han pasado tres años desde que se fue Hinata, nos duele verte así, tienes que superarlo.

- Hola, Naruto, ¿cómo estas? Me alegra por ti. – digo con evidente tono sarcástico, cosa que irritó a mis amigos.

- Déjate de sarcasmos y pamplinas, idiota. – dijo Sasuke, enfadado por cómo le había hablado a su amada. – Vives anclado en el "¿Qué hubiera pasado si…?" como si pudieras vivir una realidad alternativa. Tienes que entender que no va a volver y tienes que ser feliz.

- Lo dices porque vosotros dos estáis juntos, sois felices y dentro de poco formaréis una familia. – dije indignado por las palabras de ambos.

- Naruto, si ella te quisiera tanto como decía, ¿no crees que hubiera esperado por ti el tiempo que fuera necesario?

Lo que decía Sakura tenía algo de sentido. Al menos yo hubiera esperado por ella el tiempo que fuese necesario, más habiéndole jurado amor eterno, como hice siempre que nos encontrábamos. Pero ella, simplemente, me abandonó… ¿Por qué? ¿Es que ella no me amaba después de todo? Me quedé en silencio, recordando cada momento que viví con ella, en ese momento, una cosa me quedó clara. Estoy absolutamente convencido de que ella me amaba. Nadie podía fingir amar tan bien.

– Sakura, ella me amaba, estoy seguro de ello. La conozco perfectamente, ella no fingiría amar a alguien. Y menos tan bien, era una pésima mentirosa.

Mis amigos se miraron mutuamente, estaban perdiendo la paciencia, se les notaba en su mirada. Yo seguía en mi mundo, idealizándola, viéndola como lo que era: un ángel el cual murió de pena tras conocer al demonio. Un demonio que ahora moría de pena por no poder estar con su amado ángel.

- Naruto… - dijo Sakura, con un tono lastimero.

- Ella no tuvo la culpa de enamorarse de mí. Yo fui un demonio que corrompió todo lo bueno que había en ella, simplemente se vio obligada a huir si quería sobrevivir.

- Naruto, tú, que eres uno de los empresarios más poderosos del país, hacinado en un apartamentucho de mierda… - dijo Sasuke. – Sabes bien que con el poder que tienes, puedes tener lo que quieras y a quien quieras…

Naruto negó de manera rápida la afirmación de Sasuke.

- No, Sasuke, amigo. Si no puedo tenerla a ella… No puedo tener a quien quiero.

Sasuke y Sakura se fueron, sintiéndose impotentes y furiosos.

Impotentes porque no podían hacer nada para ayudarme.

Furiosos contigo, mi lavanda, que me has dejado destrozado y sin posibilidad de levantarme.

Ahora soy esto. Un alma en pena en busca de mi amor verdadero. Sé que las posibilidades son escasas, pero... No me rindo y aún tengo algo de esperanza en volver a ver esa sonrisa, en inhalar ese aroma natural que desprendes, en mirar esos ojos tan brillantes como dos luceros y tan hermosos como dos monedas de plata. Aunque cada vez mi esperanza es menor.

Vuelve, mi amor... Vuelve, por favor... Vuelve... Mi Hinata...


La historia quedará en pausa hasta que termine Segunda Oportunidad... O hasta que me "canse" de esa historia y me centre en esta. De momento, el cuerpo me pedía publicar esto y estoy satisfecho con el resultado de esta historia.

Sin más que decir, me despido hasta la próxima. ¡Nos vemos!