N/A: ¡Hola! Soo, nuevo long fic. Si habéis leído Redención, entonces quizá este podría recordaros un poco a ese. Aunque la trama, el desarrollo, las personalidades, etc, son todas distintas. Por ahora solo tengo seis capítulos escritos (de entre 2k y 6k palabras), así que actualizaré cada diez días. Así me doy tiempo a seguir escribiendo y seguir avanzando.

Un agradecimiento especial a Bianca (Cygnus Dorado aquí en FF) por hacer la portada y las imágenes promocionales de cada capítulo, si queréis verlas os invito a pasar por mi página de Facebook (AliciaBlackM), porque son obras de arte *inserte corazón*

También un pequeño agradecimiento a mi esposa, MrsDarfoy, por escuchar mis pestes y mis fangirleos con el fic xD


Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es de JotaKá. La trama es mía.


Advertencias: Este fic trata muy delicados como violación, muerte de personajes, secuestro, tortura, lenguaje vulgar… Lee bajo tu propia responsabilidad. Esta es la única advertencia que voy a hacer.


INSIDE MY MIND


Capítulo I: Hermione Granger.

«Esta es tu vida, está aquí. Parpadea y te la perderás. ¿Lo dijiste? Te quiero… no quiero vivir sin ti… cambiaste mi vida… ¿Lo dijiste? Haz un plan, fíjate una meta… trabaja por ella. Pero ahora y cada vez más, mira a tu alrededor, vive a fondo… porque eso es todo… y podría desaparecer mañana».

[Anatomía de Grey, capítulo 24, temporada 5].

5 de diciembre de 2003.

—¡Por aquí! —El grito de Harry rompió el aire, alertando al resto de sus compañeros que se pusieron rumbo al lugar del que provenía la voz de Potter.

—¿Harry? —inquirió Ron tras pasar por el pequeño túnel que se abría paso a través de varias paredes de roca.

—Aquí.

Cuando Ron llegó hasta su amigo, se encontró frente a él un gran pasillo lleno de celdas. Estaba iluminado tenuemente por una luz blanca tintineante. Se escuchaban ruidos, como ligeros sollozos y gemidos de gente que convalecía detrás de aquellas rejas de hierro oxidado. Comenzaron a caminar con lentitud, mientras que abrían una a una las celdas del lugar. Llegaron hasta el final de aquel largo pasillo; frente a ellos había una puerta de hierro cerrada con varias cadenas, llaves y candados. Retrocedieron varios pasos para poder colocarse a una distancia prudente antes de que Harry alzase su varita y la apuntase contra la puerta.

—Bombarda —dijo y la puerta de hierro estalló por un lateral. Lo suficientemente fuerte para abrirse por una lateral.

Cuando el humo se despejó, comenzaron a caminar y se adentraron en aquella habitación aislada del resto. No se escuchaba ningún ruido dentro, tampoco podían distinguir algún tipo de elemento dentro de aquella celda oscura. Ron conjuró un «Lumos» para iluminar el lugar, escucharon un quejido provenir de una de las esquinas ante la luz repentina. Harry se acercó hasta esa zona con cuidado, alzando el brazo para tratando de tocar suavemente el cuerpo que se encogía contra la esquina.

—¿Hermione? —susurró y la persona emitió un gemido—. Hermione, soy Harry.

Otro gemido se escuchó y luego un murmullo. Harry se acercó un poco más, haciéndole un gesto a Ron para que alumbrase un poco más en esa dirección. Harry observó a la mujer que se encogía contra esa esquina; con el cuerpo casi esquelético y el pelo marrón sucio y enredado cubriéndole hasta la cintura. Estaba vestida con una gran camisa gris con varios agujeros y manchada que le caía hasta los muslos.

»Hermione —volvió a decir y recibió otro gemido como respuesta—. Hermione.

—Ha… —El tono fue seco, casi doloroso de escuchar. Prácticamente inteligible. Pero Harry consiguió reconocer las dos primeras letras de su nombre, consiguió reconocer el tono de Hermione bajo ese raspeo doloroso.

—Es ella —dijo y sintió sus ojos humedecerse—. Es ella. La hemos encontrado.

Ron llegó hasta su lado, arrodillándose con lágrimas humedeciendo los ojos. Un auror les tendió una gran manta con la que cubrieron el cuerpo de la mujer y Ron se encargó de ayudar a los medimagos de la unidad a colocarla sobre la camilla. Una vez expuesta ante la luz y en una postura mucha más clara, Ron y Harry pudieron reconocer los ojos marrones de su amiga y la sonrisa rota que decoraba su rostro; los moretones dejaban una oscura constelación de golpes en su cuerpo, sus mejillas hundidas y sus oscuras ojeras revolvían los estómagos de Harry y Ron. Parecía un fantasma plagado de cicatrices y cargado de gritos que nunca llegaron a escapar; la imagen sobrecogía a todos los presentes.

—Ha… Ro… —Comenzó a toser con fuerza y los medimagos el colocaron una mascarilla para ayudarla a respirar, pero ella se la quitó—. Harry… Ron…

Sus nombres, pronunciados por esa voz tan ronca y que casi parecía tentar las letras, los alteró ligeramente. Habían sido cinco años sin oír la voz de su amiga. Cinco años sin saber dónde había estado, qué había pasado, qué le habían hecho. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una tos extraña.

—¿Hermione? —pronunció Ron al ver la extraña sonrisa que portaba la castaña.

Los ojos castaños de la mujer se clavaron en ellos mientras se volvía a colocar la mascarilla. No había ningún tipo de brillo en aquellos orbes marrones que miraban en su dirección, no había nada que les recordarse que esa era realmente Hermione Granger. Los labios de la chica se volvieron a mover, pronunciando su nombre en silencio una vez más antes de romper en carcajadas.

La risa histérica de Hermione les persiguió todo el camino, clavándose en su corazón, anclándose en sus oídos y hundiéndoles el alma.

¿Quién era esa mujer?


8 de diciembre de 2003.

Lo primero que Hermione vio cuando abrió los ojos fue un techo extremadamente blanco que la cegó por varios minutos. Escuchaba como el eco de un pitido y unos murmullos no muy lejos de ella. No tenía ni idea de dónde estaba, eso no se parecía en nada a ninguna de las habitaciones donde la habían retenido los últimos años ni tampoco la camioneta con la que la trasportaban de un sitio a otro.

Parpadeó pesadamente varias veces antes de poder comenzar a enfocar las cosas. Giró su cabeza con lentitud, enfocando el aparato del que provenían esos pitidos que resultaban tan molestos en ese momento. Su atención fue atraída rápidamente por las voces que había escuchado en un principio y que queda vez se escuchaban más y más nítidas a sus oídos. Eran Harry, Ron y una mujer de tez morena y pelo negro. Estaban hablando en susurros, o eso parecía, y por la forma en la que tenían Ron y Harry sus ceños fruncidos, no parecían ser buenas noticias.

—Tratamiento… psicólogo… el mejor… campo. —Hermione consiguió captar algunas de las palabras que la mujer decía, palabras que no le gustaron nada.

Pero ese conjunto de letras perdió su importancia cuando la mente de la castaña se aclaró y se dio cuenta de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor: estaba postrada en la cama de un hospital, con Harry y Ron a unos pasos de ella, sin cadenas, sin la ropa destrozada y sucia, completamente aseada.

Era libre. Era jodidamente libre.

La habían rescatado.

Jadeó con fuerza y trató de llevarse una de sus manos al pecho, escuchando el sonido metálico unos instantes antes de sentir el tirón en su muñeca. Sus ojos se desviaron hasta las barandillas de la cama, encontrando que sus muñecas estaban atrapadas por las sujeciones de la cama. Unas esposas afelpadas que Hermione solo había visto que se utilizaran en los pacientes agresivos.

—Hermione. —La voz de Harry llamó su atención—. Por Merlín, no sabes lo que me alegra verte despierta, ¿cómo te encuentras?

Aunque abrió la boca para responder, ninguna palabra salió de su garganta. Y no porque no pudiese hacerlo, sino porque con la misma facilidad que había estado dispuesta a hablar, decidió cerrar la boca y mirar hacia otro lado, ignorando a Harry. Escuchó más susurros a los que no prestó atención y se mantuvo mirando a la ventana que se encontraba en uno de los laterales de la habitación.

—Hermione. —Escuchó que la volvían a llamar; era Ron—. Sé que han pasado muchos años y que esto debe ser extraño y duro para ti, pero ya ha pasado lo malo. Estás en casa otra vez.

Casa.

Esa palabra casi resultaba desconocida para Hermione. Había pasado demasiado tiempo desde que el significado de esa palabra había perdido el sentido para ella. ¿Cómo podría significar algo después de pasarse tanto tiempo encerrada de celda en celda? Perdiendo la esperanza de ser rescatada con el paso de los días, de las semanas, de los años… ¿Casa? Si esperaban que eso pudiese aliviarla de alguna forma, entonces estaban muy equivocados.

—Hermione. —En esa ocasión la voz vino de la mujer que había estado hablando con Harry y Ron—. Entiendo por qué estás así y que todo lo que has tenido que pasar sea muy difícil, pero tienes gente que te quiere y que te ha echado mucho de menos, gente que te va a apoyar en todo este proceso.

—Fuera —dijo con voz rasposa y seca—. Fuera. Todos. Ya.

La medimaga pareció igual de sorprendida que Potter y Weasley, sin embargo se recompuso rápidamente y salió de la habitación seguida de ambos hombres. Hermione se acurrucó sobre sí misma como pudo, sintiendo el tirón en sus muñecas y la fría brisa que entraba desde la ventana. Las luces de las casas del Londres mágico iluminaban de forma etérea su habitación mientras ella, con la mente en blanco y los ojos cerrados, lloraba por haber vuelto a una casa que había dejado de sentir como suya.


15 de agosto de 1998.

Quedaban solo dos semanas para que el nuevo curso en Hogwarts empezase. Habían sido unos duros y largos meses para reconstruir el colegio, mejorar todo el sistema del Ministerio y que las vidas de todas las personas involucradas en la guerra volviesen a la normalidad. Hermione había comenzado una relación con Ronald nada más terminar la Batalla de Hogwarts. Rechazar lo que sentían el uno por el otro era estúpido después de lo sucedido en la Cámara de los Secretos, así que cuando todo se había tranquilizado y se sentían lo suficientemente fuertes como para dar la noticia anunciaron su noviazgo.

Habían sido meses bastante complicados, pero felices. A pesar de que la sombra de la muerte y la destrucción que Voldemort había dejado seguía presente en muchas cosas, el Mundo Mágico volvía a respirar tranquilo. La gente volvía a salir de sus casas, los hijos de muggles volvían a confiar que estaban protegidos… Todo estaba yendo bien. Sin embargo a mediados de julio comenzaron ataques distribuidos por diferentes parte de Londres y que habían atentado con la vida de muchas personas involucradas con La Resistencia.

Hermione y Ginny habían designadas a investigar junto a un gran grupo de aurores lo que estaba sucediendo. A pesar de que eran jóvenes, y que no tenían experiencia en ese campo, no al menos a ojos del jefe de Aurores, las chicas consiguieron encontrar un rastro que las había conducido hasta la base de operaciones de aquel grupo de atacantes. Se trataban de un grupo que había trabajado para Voldemort durante la guerra y que más que mortífagos eran contrabandistas que habían llevado un horroroso proceso de esclavización y venta de hijos de muggles, squibs y mestizos.

En ese momento, Hermione se encontraba de camino al sitio que habían descubierto que se reunirían los principales jefes de aquella extraña asociación de las sombras. Llegó junto a un grupo de aurores y comenzaron a rodear el lugar, esperando que saliesen para poder atraparlos y así acabar con las principales mentes de aquellos ataques. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban.

—¡Cuidado! —gritó uno de los aurores cuando un dragón de fuego hizo explotar la puerta de la casa que vigilaban.

Hermione comenzó a correr junto a Adkins y Pérez, las dos aurores que habían sido designadas a protegerla. El olor a carne quemada le provocó arcadas que controló a duras penas, escuchaba los gritos de los aurores resonar cerca de ella y por el rabillo del ojo podía apreciar el color naranja de las llamas y el verde mortífero de las maldiciones imperdonables que los contrabandistas estaban lanzando.

—Quédate aquí —le dijo una de las chicas—. Tenemos que cubrir a nuestros compañeros, quieta aquí.

—Pero... —Trató de replicar pero las dos mujeres se habían ido.

Se mantuvo oculta tras aquel muro derruido, apretando los dientes con fuerza al escuchar la batalla campal que se estaba llevando a tan solo unos metros de ella. No duró mucho tiempo oculta, salió de su escondite cuando no soportó estar ahí sin hacer nada y se adentró en la lucha, consiguiendo salvar a dos aurores que iban a ser aplastados por una roca.

No sabía cuánto tiempo pasó hasta que llegaron los refuerzos para ambos bandos, a su derecha vio aparecer a Harry junto a Charlie y Luna y a su izquierda estaban Ron, Neville y Molly. La pelea se extendió hasta que la luna era la que reinaba el cielo y no el sol. Parecía que era una batalla ganada cuando la gente comenzó a huir del lugar, sin embargo Hermione observó que solamente se estaban yendo a una zona más alejada, así que no dudo en seguirlos.

Un grave error.

Antes de que pudiera preverlo, dos hombres la agarraron desde atrás, le quitaron la varita y la rompieron. Se sacudió, tratando de librarse de esos brazos que la aprisionaban, pero no pudo; alrededor de la boca le colocaron una especie de camiseta sucia que no le permitió gritar por ayuda. Frente a ella aparecieron tres personas, una de ellas, la del medio, era una mujer que la apuntaba directamente con su varita.

—Buenas noches, Hermione Granger —la mujer sonrió—, la batalla termina aquí para ti.

Vio la luz amarilla salir de la varita antes de que la golpease, dejándola inconsciente. Cuando se despertó horas después, lo primero que vio fue una rata pasar por su lado, luego se tuvo que resistir para no vomitar ante el fuerte olor a orina y, cuando consiguió incorporarse a pesar de estar atada de manos y pies, pudo ver el lugar que se encontraba.

Era una habitación de paredes grises, sin ventanas y con una única puerta que tenía seis cerraduras diferentes colocadas una sobre la otra. Estaba sola, con su ropa desgarrada, inmóvil y, por primera vez desde que acabó la guerra, jodidamente aterrada.

Solo podía preguntarse una cosa en ese momento: ¿qué pasaría ahora?

No quería ni imaginárselo.


N/A: Sooo... Hasta aquí llega el capítulo :)

¿Impresiones? ¿Teorías? ¿Críticas constructivas? ¿Alabanzas? ¿Quejas amables? Podéis dejar todo eso y mucho más en un bello review, recordad que siempre son bien recibidos y no importa que no sean los más largos del mundo :D

Tengo muchas cosas planeadas para el fic, por ahora cuatro parejas en mente (una principal, dos secundarias y otra terciaria(?), varios temas que tratar y los capítulos escritos hasta el 6 y planeados hasta el 17, va a ser más largo que Redención, tanto en la extensión de los capítulos como en la cantidad de estos, así que habrá IMM para rato *-*

Besos, Ali.

Próxima actualización: 17 de julio.

P.D: ¡No olvides dejar tu review!