Ikari Soryu

(An Evangelion Fanfic)


Ikari Soryu

Era un día nublado y triste para una pequeña quien se hallaba en los corredores de un hospital llorando amargamente. Los doctores y enfermeras pasaban, pero ninguno de ellos se acercaba a consolar a la pequeña. Ella había estado mucho tiempo ahí y sentía que pronto sus ojos se secarían tras haber llorado por tanto tiempo. En ese momento, frente a ella, una mujer de cabello castaño algo alborotado se acercó para ponerse a la altura de la pequeña quien miró a la persona que se puso frente a ella.

—Asuka, ¿Me recuerdas?—preguntó la mujer con una sonrisa.

La pequeña en ese momento negó con la cabeza, sintiéndose aún más triste. La mujer al ver esto sonrió un poco más ya que en el fondo se esperaba tal respuesta.

—Soy amiga de tu madre—explicó la mujer viendo cómo las lágrimas se formaban el rostro de la pequeña—. Ven aquí, mi amor—dijo ella para darle un abrazo a la niña quien se aferró a ella con fuerza—. Ya no vas a estar sola, mi pequeña Asuka. Le prometí a tu madre que no te dejaría sola y no lo haré.

Las lágrimas se desbordaban de los ojos de la pequeña quien hasta ese momento había recibido un cálido abrazo que la llenó de amor. Ella era Asuka Langley Soryu, hija de Kyoko Zeppelin Soryu. Hace días la pequeña fue ingresada al hospital tras presenciar el suicidio de su madre, pero también fue testigo de cómo su padre la despreciaba al punto de abandonarla en ese lugar.

La mujer era Ikari Yui, una vieja amiga de la madre de Asuka, quien tras enterarse de la muerte de esta, corrió directo a tomar un vuelo rumbo a Alemania. Ahora, ella se encontraba abrazando a la pequeña quien poco a poco se cansaba logrando quedar dormida en sus brazos. Viendo la situación en la que estaba, la mujer sacó su teléfono aún con la niña en brazos y marcó un número, esperando que le contestaran en la otra línea.

—Espero que contestes esta vez.

Yui miró de reojo a Asuka, quien aún dormida mostraba tristeza en su rostro. Tras ver que no lograba contactar, ella se dispuso a hacer lo correcto.

—Hola, ¿Yui?—contestó una voz masculina al otro lado de la línea.

—Soy yo, Gendo—respondía la mujer—. Necesito que contactes a un abogado que me pueda ayudar.

—¿Ayudar? ¿Sucedió algo malo en tu visita a Alemania?—preguntaba el hombre al otro lado de la línea con evidente preocupación.

—No me pasó nada, sólo es que…

La mujer miraba a la pequeña a quien antes ya había conocido. Sabía que su promesa con su amiga y rival iba más allá que una simple camaradería, ya que en el fondo ambas mujeres buscaron hacer una de las cosas más comunes del Japón Antiguo. Tras no escuchar la respuesta de Yui, Gendo decidió hablar.

—¿Sucede algo?—preguntó él sacando a la mujer de sus pensamientos.

—Tranquilo—dijo ella para tranquilizarlo—, es solo que necesito de alguien para que me asesore con el caso de la segunda niña.

.

Después de mucha burocracia y arreglos entre el gobierno de Japón y Alemania, Ikari Yui ya se encontraba en camino al aeropuerto internacional de Berlín para su viaje sin escalas a Tokio-3 donde vería nuevamente a su marido y a su hijo. Durante el trayecto, la pequeña Asuka se despertó después de dormir algunas horas en el regazo de la castaña, quien al ver despierta a la pequeña le sonrió con amor.

—Veo que has despertado, Asuka.

La menor no dijo nada y simplemente se dedicó a inspeccionar con sus ojos el dónde se hallaban.

—¿A dónde nos dirigimos?—preguntó Asuka con miedo—. ¿Me van a abandonar?

Al escuchar tal pregunta Yui miró con seriedad a la niña quien se intimidó por tal mirada.

—¡Por supuesto que no!—exclamó—. Yo jamás te abandonaría, ni por todo el dinero del mundo, Asuka.

La pequeña no dijo nada, agachando su mirada para abrazarse aún más a la mujer que fue por ella. Yui no le encantaba ser dura con la pequeña, ni siquiera su hijo recibía tales llamadas de atención, pero para alguien como Asuka, esto era más que necesario.

Yui soltó un suspiro y pasó su mano por el cabello de la menor quien sintiendo como la acariciaban, volteó a verla. No podía negar que aquellos ojos celestes de la niña eran bellos y eran lo opuesto a los ojos azules de su hijo los cuales eran de un color oscuro profundo; tras pensarlo un poco le llegó la idea que tal vez ambos en un futuro lejano fueran capaces de enamorarse al punto de darle nietos.

Tan abstraída se hallaba Yui, que no notó que la pequeña Asuka le hablaba.

—Señorita, el chófer dice que ya llegamos—dijo Asuka un tanto confundida por cómo llamarla.

—¿Eh? ¿De verdad ya llegamos?—preguntó Yui con sus mejillas coloradas.

—Así es, señora—contestó el chófer.

El trayecto por el aeropuerto fue ligero, si se puede decirlo, debido a que fue un viaje de horas, la oriunda de Japón no se vio en la necesidad de llevar una maleta, aunque si llevaba en una mochila la ropa de la pequeña que la acompañaba. Asuka, por su lado, observaba asombrada el aeropuerto de Berlín el cual le pareció hermoso. Ella creía que su tierra natal era la mejor, pero ahora se encontraría lejos de ella después de no tener a alguien que la cuidara y la amara como su madre lo hacía.

Una vez abordaron el avión, Yui dejó que la pequeña se sentara en la ventana mientras ella ponía sus cosas en el compartimiento que estaba sobre ambas. La mayor notó la mirada triste que aún permanecía en la pequeña, por lo que decidió animarla un poco.

—Será un viaje largo, ¿Ansiosa?—preguntaba Yui en un intento de romper el hielo con Asuka.

—Japón está lejos de Alemania, ¿Por qué tengo que ir ahí? Yo quiero quedarme—respondió ella con los ánimos por los suelos—. Además, no tengo a nadie que me espere.

De repente Asuka sintió como una mano la despeinaba, haciendo que ella mirase algo molesta a la mujer quien mantenía el ánimo, incluso con la forma de ser de Asuka.

—Creo que ahí es donde te equivocas, Asuka.

—¿Por qué?

—Si existe alguien que espera verte desde hace un tiempo, pero es un secreto hasta llegar a Japón.

Asuka observaba curiosa a Yui quien comenzó a silbar para desviar un poco el tema y disipar la curiosidad en la menor. Para Asuka, esto fue una gran falta de respeto de parte de la mujer, ya que ella no se esperaba que existiera alguien ansioso por conocerla. Las preguntas comenzaron a aparecer y Yui intentaba no responderlas o al menos, intentar que estás no dejaran al descubierto la sorpresa.

—¿No m vas a decir de quién se trata?—preguntó Asuka con los brazos cruzados—. ¿Son los miembros del proyecto Evangelion?

—No, no son ellos... Y no hables de eso en público o me vas a meter en un lío con mi marido—le respondió Yui—, pero si estás tan ansiosa de saber de quién se trata, ten.

Extendiéndole una fotografía, Asuka pudo ver a un niño de mirada azul y cabello castaño jugando un videojuego de los años 90's donde se observaba a un plomero. Su mirada se centró en el niño, sin saber que un pequeño tono rojizo se apoderó de sus mejillas, dándole esperanzas a Yui de su más grande sueño.

—Parece un tonto—dijo Asuka para mirar por la ventana.

Y así los sueños de Ikari Yui se quebraron con tres simples palabras.

—Pero también es lindo—murmuró Asuka con voz baja, pero lo suficiente para que Yui la escuchase—. ¿Cómo es él? —decidió preguntar por la curiosidad que le dio el niño.

La madre del niño sonrió tras ver que la pequeña se interesaba por su retoño. Dentro de la madre había un conflicto; por un lado ella esperaba que ambos niños se conocieran con el tiempo, pero por otro, ella conocía a Asuka desde antes y entendía que ella aún estaba dolida por todo lo que había sucedido. Viendo cómo la pequeña le regalaba una mirada seria, Yui decidió entablar una plática con la pequeña.

—Bueno, él es algo tímido, pero también es valiente cuando se debe—comenzó a relatar Yui, recordando la forma de ser de su hijo—. Shinji ama cocinar y...

—¿Se llama Shinji?—interrumpió Asuka tras conocer el nombre de la persona que la esperaba—. Es un nombre muy lindo para alguien que es un cobarde—comentó ella haciendo reír a Yui.

—No es un cobarde, es tímido y es probable que llegues a intimidarlo—para Yui la forma de ser de Asuka le indicaba posibles problemas en la historia de amor de su hijo—, pero obviamente ustedes dos se llevarán bien a su forma de ser; creo que él te encontrará hermosa.

Las mejillas de Asuka se colorearon con fuerza; oír todo eso la dejaba maravillada y la alejaba un poco de los recuerdos tristes. Aún cuando su corazón sentía tristeza, el escuchar sobre aquel niño la tranquilizaba, sobre todo, porque podría vivir con él.

Yui le contó un poco más sobre su familia a la pequeña Asuka, quien se mostraba algo fascinada por todo lo que la mujer le contaba. En el fondo, ella sabía que Asuka sería una perfecta compañera para su hijo, pero ambos tenían un futuro complicado y al verla tan optimista le provocaba un dolor en el pecho. La pequeña, viendo cómo Yui se puso triste, le dio un abrazo muy parecido al que le había dado en la mañana.

—No estés triste, seré feliz junto a ustedes—dijo con inocencia Asuka, quien le regalaba una hermosa sonrisa a Yui.

Parpadeando un poco, Yui quedó sorprendida por esta forma de ser de la hija de Kyoko.

—Muchas gracias, Asuka, en verdad necesitaba el abrazo—respondió Yui agradecida por el abrazo—. ¿Qué te parece dormir junto a Shinji una vez que lleguemos?

—¿De verdad?

—De verdad, Asuka. Él necesita de alguien que lo proteja y esa eres tú.

Los labios de la pequeña se curvearon en una gran sonrisa tras oír eso para después estallar de risa ya que no creía que alguien como el hijo de Yui necesitara de alguien como ella. La castaña también se echó a reír un poco para abrazar cariñosamente a la pequeña y hacerle cosquillas. El viaje sería largo, pero al final ambas pensaron que valdría la pena.

Pasaron las horas, tanto Asuka como Yui cayeron rendidas al sueño por varias horas sin saber que se aproximan a Tokio-3. Gracias a la azafata, ambas se despertaron para ver por la ventana una cadena montañosa y a lo lejos, la ciudad fortaleza que seguía creciendo bajo la atenta mirada de las Naciones Unidas para evitar otro cataclismo como el Segundo Impacto.

Asuka quedó maravillada al ver el lugar ya que era su primera vez viendo desde el aire una ciudad como lo era Tokio-3. Los altos rascacielos siendo construidos y las luces que daban una vista diferente la dejaban impresionada a la pequeña que ya imaginaba una vida en aquel lugar. Yui, viendo el asombre de Asuka, decidió enviarle un mensaje a su marido para que llevara a Shinji al aeropuerto para recibirlas, sin decirle nada a la pequeña.

—¿Estamos en Tokio-3?—preguntó Asuka con total asombro.

—Así es. Aquí es donde vamos a vivir, pero esto apenas y es la punta del iceberg—le contestó Yui quien también echó un vistazo por la ventanilla del avión—. Hay muchas cosas que con el tiempo aprenderás, pero por ahora debes vivir tu niñez.

Asuka no había entendido eso último, pero no le dio importancia alguna.

El avión comenzó su descenso al aeropuerto de la ciudad donde el tráfico aéreo era un ardua labor debido a la recién anexada NERV que comenzó a hacer cambios en la ciudad. Con el avión ya en el suelo, las personas comenzaron a salir de la terminal para ser recibidos por amigos y familia.

Asuka y Yui no perdieron tiempo alguno, saliendo así del avión algo fastidiadas, pero felices. Ya dentro del aeropuerto, un mar de personas hicieron que los ánimos de ambas se fueran por lo suelos ya que deberían de pasar entre ellos para buscar al marido de Yui. Tomando valor, Yui tomó a Asuka de la mano y comenzó a caminar a través de la personas sintiendo que se iba a ahogar y morir entre todas ellas.

De pronto, Asuka se suelta de la mano de Yui sintiendo como todas las personas la hacían confundirse y sentirse abrumada. Notando que la pequeña ya no estaba con ella, Yui trata de buscarla sin éxito mientras gritaba su nombre esperando encontrarla.

—¡Asuka!—gritaba Yui con el corazón acelerado.

La pequeña al escuchar el grito de la mujer trató de ir hacia ella, pero el cúmulo de gente lo hacía imposible. Con temor, Asuka trató de buscar a la mujer, sintiendo que lágrimas se escapaban de sus ojos ante la idea de ser olvidada ahí, sola. De repente, alguien la tomó de la mano asustándola, pero aquel temor se disipó tras ver a un niño que ella ya había visto antes y que sabía de quién se trataba.

—Shinji—pronunció Asuka asombrada.

—Es bueno conocerte, Asuka—dijo Shinji mientras encaminaba a Asuka hacia donde estaban sus padres.

Ambos pequeños lograron salir para ver a Yui junto a un hombre de gafas y barba.

—¡Asuka!—gritó Yui con alegría para ir con los niños—. ¿Te encuentras bien?—preguntaba toda alarmada.

—Sí, estoy bien—contestó Asuka para ver al niño que le tomaba de la mano—. Gracias, Shinji.

El pequeño miró a Asuka, sonrojándose fuertemente tras ver lo hermosa que se veía al sonreír llevándose algunas bromas de su madre que también sonrojaron a la menor.

—Así que tú eres Asuka, ¿verdad?—habló el hombre haciendo que la pequeña se cubriera detrás de Shinji—. Descuida, no te haré nada o si no mi esposa me mataría, ¿No es así, cariño?—bromeó él ganándose una mirada seria de Yui.

—¿Qué tratas de decir, Gendo?—preguntó Yui, llevándose sus manos a cada lado de sus caderas.

Mientras los dos adultos discutían un poco por la broma del padre de Shinji, este llevó a Asuka a una banca cercana donde sus padres dejaron las cosas para así, poder hablar con ella un poco mejor. Debido a la broma de su madre, Shinji se hallaba muy apenado como para hablar con la niña, pero esta con todo y su orgullo decidió ser quién tomara la situación.

—Shinji—llamó ella al niño quien le miró todavía sonrojado—, acércate.

El pequeño se acercó un poco más a ella con algo de duda. Viendo que él no mostraba la valía de hace rato y recordando las palabras que le dijo Yui en el avión, Asuka se acercó a Shinji rápidamente para plantarle un tierno y hermoso beso en los labios que denotaba inocencia pura entre ambos, pero además un sentimiento de cariño que ninguno de los dos conocía y que sólo Asuka percibía por todas las cosas que su madre alguna vez le contó sobre el amor.

—Eso fue por ayudarme, pero no creas que podrás tener otro tan fácil—aclaró ella desviando la mirada a otro lado.

—F-Fue hermoso—dijo Shinji en la nubes tras haber recibido su primer beso—. Espera, ¿Podré tener otro?—preguntó él algo agitado como feliz, cosa que a Asuka le asombró.

—P-Por supuesto, después de todo viviré con ustedes y y-yo… —ahora mismo, Asuka se encontraba toda sonrojada ante la idea de una vida junto al niño, imaginándose una boda con él—. ¡¿Acaso eres idiota?! ¡Obviamente te daré otro beso a ti, Shinji!—había exclamado Asuka para ver hacia enfrente y encontrar a Yui junto a Gendo filmando hacia donde estaban—. ¡¿Eh?!

—Tranquila, sólo ignóranos—dijo Yui para alzar los pulgares.

Shinji soltó un suspiro tras ver la actitud de sus padres y en ese momento se dirigió a una mochila morada con verde de la cual sacó un muñeco el cual se lo entregó a Asuka. La pequeña al recibir el obsequio observó cómo él se paraba del asiento para estar frente a ella y recibir un abrazo lleno de cariño de parte de Shinji.

—Bienvenida a casa, Asuka—susurró él a su oído.

El corazón de Asuka no soportó más y se abrió con totalidad al cariño de su nuevo amigo. Sus ojos se llenaron de lágrimas las cuales se deslizaban por sus mejillas para ser limpiadas por las manos de Shinji, quien le sonreía a ella. Ella había recordado todo el dolor de hace unos días, pero de repente este era echo a un lado por el cariño que recibió al llegar a Japón.

Gendo y Yui miraban la escena con alegría, sobretodo por ver a su hijo ayudando a alguien que lo necesitaba dejándolos sentir orgullosos a ambos. Gendo, quien sostenía la cámara, se sintió orgulloso de que Shinji fuera un hombre que ahora tomaría las riendas para que aquella pequeña tuviera una vida menos triste.

Asuka miró a Shinji a los ojos, sonriendo por las palabras que él le había dedicdo.

—Idiota—dijo ella sintiéndose feliz—, ya estoy en casa.