Cap.13 Gracias a ti

Cuando terminó el tiempo de cortejo para Albert hacia Candy y sucedió después una boda doble de los chicos, ellos decidieron casarse en la temporada de verano, Alphons y Dorothy se casarían seis meses después de ellos, pues cada hermano quería gozar de su propia boda. Candice habló nuevamente con Mary Jean renunciando definitivamente al puesto que le había ofrecido, así como comunicarle que nuevamente dejaría su labor de enfermera por encargarse de su hogar, su maestra lo aceptó con resignación comprensiva, satisfecha al ver que ella era de las chicas que abandonaban con responsabilidad una labor que era satisfactoria para ella. El tiempo transcurrió y como ella debía ser la siguiente al frente de Matri Nobilitatem, Candice pidió ayuda de las dos mujeres que podían guiarla y darle una preparación, Elroy Ardley y Clarice Conrwell, para la segunda mujer, fue algo conmocionado que pidieran su ayuda, siendo que fue sincera en no aceptar abiertamente su relación con Albert, por lo tanto fue agradable de que esa chica, tuviera la humildad de pedir ayuda, que su opinión contara, eso fue un detonante para que las cosas entre ambas mujeres, cambiara favorablemente.

Dorothy por otra parte, al ser la mujer que escogió uno de los señores Ardley, Elroy aunque en cama y teniendo que reposar, se propuso instruirla en los modales, tradiciones y demás cosas, porque entraría al mundo de su sobrino, y para ella sería mucho más difícil, no obstante la chica de cabello rosado, no retrocedió, eso le daba entusiasmo a Elroy por encontrarla digna de llevar su apellido, el doctor Smith comentó a la familia que ese nuevo "Trabajo" era algo estimulante para la dama mayor.

La noticia de que los dos señores de la casa Ardley estuvieran comprometidos con mujeres que no pertenecen a la clase alta, que ellas eran las próximas señoras de una de las familias con mucho poder en este país y que una de ellas hubiese sido una mucama no causa nada... nada de gracia, y menos entre las mujeres "Refinadas", cuyas miradas y sobre todo lenguas son filosas, este tipo de noticias se expanden como pólvora; no obstante las dos fueron valientes y levantaban la cabeza cuando querían hacerles un mal comentario, además la ayuda de la familia Britter que goza de sumo respeto ayudó a ambas, si, a ambas pues para Stear y Archie ver tan enamorado a su tío Alphons era sorprendente, porque pudiendo tener a una dama como Evangeline O´Brian, él disfruta de la apacible compañía de una muchacha tranquila y sencilla como Dorothy mostrando sus naturales sonrisas sin ser forzadas, ellos además de Paty pensaban que aquella "Relación" con Evangeline prevalecería, pero el rostro ilusionado de su tío desmorona todo, y más cuando la presentó al resto de la familia como su prometida, Dorothy estaba como de costumbre sonrojada, pero con la mirada en alto luciendo el lindo vestido que Alphons le dio en navidad, la familia aceptó su decisión.

Y así, la vida es un reto y el tiempo no se detiene, por eso están todos reunidos celebrando la boda del patriarca William Albert y su esposa, la señora Candice Ardley.

Repican las campanas escuchándose su sonido por todas partes, las puertas de la iglesia se abrieron de par en par, saliendo a la luz del día los recién casados, recibidos por una ola de aplausos y una lluvia de pétalos de rosa blanca, las risas son otro sonido melodioso junto a los aplausos y los buenos deseos, los novios salen de la iglesia sosteniendo el brazo del otro. Los invitados admiran al novio que luce muy apuesto en su traje negro, contrastando con su cabello rubio largo y por esos ojos color zafiro que son como pedazos de cielo, por otro lado se deslumbran con la imagen de la novia portando su largo vestido blanco, su cabellera peinada para la ocasión, se divisa a pesar del espeso velo, sus ojos esmeraldas dan aquel toque especial pues hoy brillan más que nunca; los aplausos no cesaban, los pétalos de rosa blanca parecen no terminarse, los invitados se acercan para darles un abrazo, darles sus felicitaciones y buenos deseos. Han asistido únicamente familiares y amigos, uno que otro invitado especial que ha sido considerado para que los acompañen en este día. Las madres de Candy se acercan para abrazar a su querida hija, no pudo evitar la señora Pony llorar, los señores Campbell y el matrimonio Britter felicitaron a la novia, sintiendo ella, en cada pareja, una pizca de lo que es que unos padres feliciten a su hija por su boda. Albert felicitado gratamente por su hermano, la sonrisa del menor lucía más alegre que de costumbre, igualmente de su cuñado Edwart, dando sus bendiciones, sus sobrinos no se quedaron atrás felicitando a los dos, la alegría que sentía su tío, era la que aún sienten por haberse casado con aquellas jovencitas a las que llaman con orgullo "Esposa".

Cuando Elroy se acercó a los dos, su rostro mostraba una tierna sonrisa y unos ojos vidriosos, abrazó a cada uno con las fuerzas que aún poseía, la alegría de este día sería el estímulo para haberlos acompañado en la ceremonia religiosa de principio a fin. Mira a su sobrino, su sonrisa y su alegría no pueden ser fingidas, es tan auténtico que su corazón late de fervor, al mirar a Candice le da un beso en la frente, llamándola como su corazón la siente.

-Felicidades hija mía.

-Muchas gracias por acompañarnos, no podíamos hacerlo sin usted.

-Soy yo la que está agradecida de que tomen en cuenta la presencia de esta viaja mujer.

En la ceremonia religiosa debían guardar el recato necesario pero el ambiente unánime era de alegría, cuando celebraron en el jardín de la mansión con los invitados, la música, las risas, los bailes no cesaron, al aparecer los novios delante de los invitados nuevamente aplausos estallaron, desde su lugar en la mesa tenía una vista panorámica del lugar, sus ojos podían toparse con la mirada de cualquier invitado y estos sonreírle, algunos con el toque de su amistad, otros con cariño, de respeto y caballerosidad de los señores que fueron invitados, los nervios de una boda siempre estarán pero éstos tienden a bajar cuando muchos, sinceramente están presentes para compartir su alegría.

Fue entonces que ella sintió que su mano era cubierta por una más grande, miró a su esposo… si, su esposo, el hombre que la miraba con infinito amor y una calidez insuperable, acerca su mano para besarla, un gesto que se ha vuelto frecuente pero que no deja de provocar una descarga eléctrica en su interior, eso y con lo atractivo que luce, provoca que sus mejillas se sonrosen, el mayor colocó la mano tersa contra su mejilla.

-Sí, definitivamente no estoy soñando.

-Yo tampoco.

-Soñé con este momento durante muchos años, cuando lo hacía mi corazón se hacía chico, no era algo que podía evitar, cuando te propuse matrimonio aquel día, fue verdad, que nuestro sueño se rompiera fue algo que me lastimó, no importa si los dos éramos entonces ingenuos.

-Lo sé amor, a mí me pasó lo mismo.

-Pero ahora ya no es un sueño… es una realidad, Candy no tienes idea de las fuerzas que tuve usar para no desmayarme en la iglesia cuando te vi entrar, fue el momento en que mis nervios se calmaron –Ella soltó una risilla.

-¿Pensaste que me retractaría al último minuto?

-No, pero ansiaba verte desde temprano, Annie, Paty y la señora Rosa te encerraron a piedra y mezcla para que no te viera, estaba tentado a tirar la puerta de tu habitación, exponiéndome a una reprimenda monumental de mi tía.

-¡Ay no! Eso sí que hubiera estado muy mal, señor Ardley, es de mala suerte ver a la novia con su vestido antes de la boda, que bueno que mi amiga heredó mucho de la tenacidad de la señora Amelia para estos momentos, ¡Ah! Y te aviso que yo le aprendí algunas cosas a la señora Britter –Dijo la bella novia con una risa, haciéndola ver más encantadora, su esposo la atrajo más hacia él.

-¿Ah sí? Pues le informo de una vez, mi amada señora Ardley, que yo no pienso dejarme de usted.

Unieron sus labios en un beso, las mejillas de la chica no tomaron su color natural, y los brazos de él eran atraídos irresistiblemente a abrigar el cuerpo de la novia, un segundo después de terminar su caricia, llegaron a ellos los niños del hogar de Pony, todos brincando y riendo, todos queriendo saludar a los novios.

-¡Felicidades Candy!

-Felicidades señor Ardley.

Los novios se dieron su tiempo para tratar a los pequeños, las niñas se sonrojaban cuando Albert les daba mano, siendo como son los pequeños, todas decían que lo miraban como un príncipe, los niños con una sonrisa de oreja a oreja cuando Candy les daba un beso en la mejilla.

-No recuerdo haber visto esta casa con tantos niños, ojalá con todas las bodas que se han suscitado, está casa se llene de risas infantiles –Dijo Edwart conmovido al ver a los niños riendo junto a los novios.

-Así será, eso le dará aún más vida a esta vieja casa -Dijo Alphons entregándole a su cuñado una copa de vino.

-Candice es una persona encantadora, los niños se le acercan con todo el cariño del mundo, estoy seguro que ella marcará esa diferencia que está ocurriendo en esta familia.

-Sólo ella podría hacer eso.

Los ojos Edwart se posaron en la señora Pony y la hermana María a su mesa, junto a los señores Campbell charlando y riendo cómodamente.

-Sí, una diferencia que hará bien no sólo a la familia si no las personas que están relacionadas a ella –Dijo más bien en un tono serio, Alphons le puso atención por ese cambio en su semblante -, Alphons los admiro a ustedes por el perdón que le han dado a la señora Elroy y a tus padres, no tengo el recuerdo de mi suegro como el hombre más cálido, pero… jamás pensé que llegaría a tales extremos por una jovencita.

-Veo que sigue impactándote lo que te confesó mi hermano en Escocia, es algo con lo que hemos vivido y hemos decidido dejar el pasado en paz para darle a nuestros familiares el perdón, mi padre no era el mejor hombre, cometía muchos errores en pos del orgullo de la familia.

-Ver a estos niños no puedo evitar… que la garganta se me seque, Albert es un buen hombre valiente… y con un corazón muy grande, ocultarle para siempre a Candice de que la razón por la que no tuvo suficientes fuerzas para dejar todo por ella, es porque el señor Francis lo amenazó con echar a toda la gente del hogar de Pony a la calle, por ser heredero del terreno.

Los ojos cafés de Edwart se vieron ensombrecido por tristeza, el hombre de cabello rubio se acercó a él tocando su hombro.

-Eso… no es de caballeros, lo alenté para que se lo revelara pero jamás quiso, quería que Candice lo mirara como el hombre que es y no por lástima, teniendo que deberle ese favor oculto, él se arriesgó a que ella lo rechazara para siempre sin nunca saber las amenazas reales de mi suegro.

-Fue un reto que él quiso tomar y lo ganó, mira lo feliz que es, mira como Candy sonríe entre amigos, familia y allegados especiales, todo lo que tuvieron que experimentar los hizo llegar a este punto donde unieron sus vidas.

Edwart miró a su cuñado esta vez sonriendo, dando un apretón a la mano que toca su hombro.

-Lamento haber mencionado algo desagradable en un día tan de festividad, me alegra que sólo tú te dieras cuenta, no me perdonaría ensombrecer el día más importante para Albert –Alphons le sonrió a modo de darle seguridad -, gracias por seguir tomándome en cuenta.

El sonido de unas risas femeninas llamó la atención de los dos, eran Annie y Paty, acompañando a Dorothy, las tres chicas lucían hermosas este día, pero para el menor de los Ardley, de aquel grupo, sus ojos sólo iban a donde la chica de ojos de amaranto que ríe sin problema delante de las señoritas.

-¿Dorothy sigue siendo muy propia a pesar de que has hablado con ella respecto a tu familia?

-Es la costumbre, poco a poco podrá tratar con más familiaridad a los demás, le estoy muy agradecido a Candy por apoyarla en todo y a mi tía, Dorothy dice no tener modales, pero es muy amable y atenta, seré tan afortunado cuando se case conmigo.

-Rosemary le habría tomado cariño, honestamente jamás pude imaginarte con la señorita Alice.

-Edwart... no me hagas sacarte de esta casa –El hombre de cabello castaño rio.

Se escuchó tocar el vals favorito de Alphons, bebiéndose el resto del vino, corriendo a donde Dorothy entregándole sin preguntar a su cuñado la copa vacía, para llevarla al lugar de baile.

-Ven cariño, es mi vals preferido.

-Pero yo no sé bailarlo, todavía cometo errores en el baile –Dijo la chica con esa timidez y sus mejillas encendidas, a pesar de no querer, sus pasos seguían a Alphons al centro del baile.

-¿Y no te da gusto que tu prometido sea quien te enseñe?

En un parpadeo ya estaban en medio de la pista, Dorothy se turnaba entre ver sus pies y Alphons, pero... como el mayor es un Aldrey los cuales tienen la innata necesidad de ser el centro de atención, la "Amenaza" de levantarla en el aire si no lo mira a él y no a su calzado, Dorothy accede a las demandas con el rostro pintado de rojo pero aparecer en él una sonrisa, no importándole cuando perdía el paso, Alphons disfrutaba mucho y su rostro lo decía con aquella sonrisa divertida, cuando le daba vueltas... y hacía trampa de levantarla en el aire.

-¡A-Alphons! –El rubio reía sonoramente.

-Oh si, Rosemary habría querido a la mujer capaz de ocasionar ese buen humor en él con naturalidad.

En el momento oportuno, los esposos debían dar un brindis, toda copa de los invitados se llenó de champagne y jugo fresco de manzana para los niños, los novios se pusieron de pie tomados de la mano.

-Damas y caballeros, antes que todo, queremos agradecerles por acompañarnos este día, era importante para nosotros que ustedes, nuestros amigos, familia y gente de confianza estuviera presente, hoy inicia una nueva etapa en la familia Ardley, quien se honra de tener a Candice como nueva señora de la familia, pero más honrado me siento yo de ser su esposo -Las personas dieron un aplauso a la bella esposa, Candy miraba a todos en el jardín con emoción –como sabrán, la familia Ardley siempre se ha sentido orgullosa de su pasado, nosotros le damos mucha importancia a las personas que nos precedieron, sin embargo este día, esa cualidad nuestra no va a desaparecer, pero, debemos darle una vista al presente para formarse un futuro, esta nueva etapa la formaremos nosotros, mi padre decía que la familia Ardley se llena de orgullo en sus éxitos, hoy voy a contradecirlo, la familia Ardley se llena de orgullo por las personas que la conforman, sea de sangre y sea de lazos amistosos, todos son parte importante para lograr una meta.

Los presentes aplaudieron, Albert miró a los suegros de su esposa y a la señora Pony y la hermana María, con esa sola mirada, les dio a entender que ellos eran bienvenidos a su familia, por ser considerados como los padres de ella, los cuatro asintieron respetuosamente con una sonrisa, cuando tocó el turno de hablar para ella, volvieron a guardar silencio.

-Me siento muy feliz de poder vivir esto con las personas a las que he llegado a tener mucho cariño, me siento honrada de que esta familia me haya aceptado, pondré de mi parte para no decepcionarlos, pues ser una señora Ardley implica retos, mi esposo, la señora Elroy y la señora Clarice no me lo ocultaron, admito que tuve temor, así nos pasa a todos, pero dudas no, la vida me enseñó a afrontar las cosas y gracias al cielo, esta vez tendré muchas manos que me apoyen, lo que vivo no es un cuento de hadas, es la realidad de la vida, sin embargo estando rodeada de mucha gente que es sincera en su afecto, siento las esperanzas más vivas que nunca, gracias a todos por el cariño, el apoyo y las bendiciones que nos han otorgado.

Los esposos levantaron sus copas y los invitados los imitaron.

-¡Salud por este día bendecido! –Dijeron ambos esposos.

-¡Salud!

El tintineo de las copas chocando, las risas, los suspiros, los niños riendo sueltamente, una pareja de recién casados que se abraza con afecto ante el cariño de los presentes, fue un día que la familia Ardley y los demás no iban a olvidar, pues no habían presenciado algo parecido con el anterior matrimonio del patriarca. Después vino el baile de los esposos dejando libres el espacio, posándose en ellos todas las miradas, los chicos sostenían de la mano a sus jóvenes esposas, quedando ellas encantadas con la imagen que había al frente. Alphons abrazaba a Drorothy junto a él, la chica se dejaba hacer, deseando poder sentirse igual de feliz que lo es Candy al verla bailar, Elroy desde su asiento los observa con una apacible sonrisa mientras sus mejillas son humedecidas en finas lágrimas.

-Hermano… Madeleine… si tan sólo pudieran verlo, llorarían de la misma manera que yo, nuestro Albert al fin muestra su verdadera sonrisa.

Se escucha perfectamente la música, se escucha el murmullo entusiasta de la gente, pero para ambos, esos sonidos vienen apenas a escuchare, cada uno ha quedado absorto por lo que admiran sus ojos. Él mira el rostro de una mujer que es hermosa tanto por dentro como por fuera, una mujer que vivió experiencias que la formaron en lo que es, en lo que revivió aquel sentimiento que se quedó dormido por nueve años, mirar sus orbes es como ver aquellos montes verdes en los que solía recorrer a su lado, provocándole una risa que le estimulaba el corazón, la mira, ella es ahora suya, su esposa.

Ella mira el rostro de un hombre apuesto, un hombre que no se admira de forma narcisista por lo que ven los demás, él pasó por muchas penurias, sus hombros se sienten fuertes y es el resultado de la carga que dejaron caer y él aceptó por obligación, pero también por cuidar a los suyos porque a pesar de la avaricia de esa familia, estaba ahí el cariño, William Albert no es un hombre que estuvo en el fuego de la guerra exponiendo su vida, sin embargo él debía poner su mente y corazón en su trabajo pues de ahí repercutiría negativa o favorablemente para otros, sacrificarse no es solamente estar delante de un arma enemiga, es también renunciar a lo que más se ama, en pos de que el enemigo no le dañe, lo ve, él es ahora suyo, su esposo.

Al terminar la melodía los aplausos estallaron, los novios apenas se dieron cuenta de lo que pasó, una sonrisa estaba pintada en cada uno, cuando volvieron a tocar los músicos y esta vez las demás parejas podían ser partícipes del baile, Albert la tomó de las manos.

-Acompáñame.

Candy hizo caso, sin soltarla de las manos avanzaron por entre los invitados adentrándose a un pequeño laberinto, caminando por el inmenso jardín adornado por flores de variados colores, llegaron al centro donde había una fuente de piedra blanca, alrededor rosas rojas y blancas esparcidas en todas partes, ella quedó encantada con él lugar, lo desconocía así que la imagen de esta primera vez se queda grabada en su memoria.

-Este lugar es obra de mi hermana Rosemary, tenía mano dulce para las flores y las rosas eran sus preferidas, después de su muerte, mi tía ordenó tenerlo siempre hermoso en memoria de ella.

-Es tan hermoso.

Albert tomó sus dos manos, la miró a los ojos tomando sus ojos azules un brillo casi celestial, las mejillas de Candy se tornaron rosas, su corazón estaba comenzando palpitar más fuerte, el lugar era hermoso, pero ni él podría apartar su vista de la figura del patriara.

-¿Tú sientes como yo que nuestra vida está empezando en este momento? ¿Que todo este tiempo ha sido una preparación para llegar… a este punto?

-Así lo siento Albert, cuando te volví a ver pensé con seguridad de que sólo sería un encuentro y ya, que nuestras vidas se volverían a separar por caminos diferentes, pero no fue así, saber que Annie era novia de Archie, fue sólo el aviso de que nosotros volveríamos a estar juntos, pasaron muchas cosas que me demostraban que nuestra historia no se acabó aquel día, sólo fue una pausa.

La mano grande acarició con cariño la mejilla clara con toque rosado.

-Créeme que no me enfada de que amaras a otro hombre en ese tiempo mientras que conmigo sólo podía amarte a ti, eso me dice el corazón tan grande que tienes, no voy a pelear por ello ni por lo que hicieron mis padres, este presente es nuestro, sólo nuestro, Candy en aquel entonces te pedí ser mi esposa porque te amaba y pensé que alguien con tu dulzura agradaría a mi familia, en esta segunda vez te lo pedí por el mismo motivo pero además porque te habías convertido en la mujer que podría ser mi ayuda, mi sustento, mi fuerza; te vuelvo a decir que yo no te prometo una vida de cuento de hadas, te prometo una vida a tu lado, amándote, respetándote, estar para ti cuando lo pidas, eres la única mujer que siempre amé.

-Y yo te amo porque has sido sincero Albert, otra vez te digo que acepto todo lo que la vida nos depare, hubo momentos en que debí enfrentar las cosas sola a pesar de que había gente atrás apoyándome, ahora que ya no lo estaré, no quiero decir que por eso ya no tendré miedo, no es confiarme, es tener el conocimiento de que ahora alguien estará siempre acompañándome, cuidar de nuestro hogar no es sólo nosotros y los hijos que tengamos, es también a los demás que están a nuestro lado, Albert prometo no fallarte, cuando te sientas sin fuerzas ahí estaré, cuando te sientas agobiado búscame, cuando te sientas feliz ambos celebraremos.

Los esposos juntan sus labios en un beso para sellar este compromiso, sus vidas se han unido, esta vez para siempre, bien dijeron que esto no era el fin de todo lo que vivieron, sólo era el principio de lo que vendrá en adelante, las promesas de amor no son sólo para la felicidad, lo son también para cuando sobrevenga una nube negra, es muy fácil prometer, cumplirlo es algo difícil para las personas, pero ellos han sido esculpidos por los años y experiencias, no quiere decir que no van a cometer errores, no obstante ellos buscarán consejo y comprensión en el otro, su amor era, es y fue real; jamás murió, tan sólo se quedó dormido y ahora será el motor que los impulse cada día.

…...

10 años después...

-Todos los documentos están en orden, así que la transacción será sin problemas, ¿Qué te pareció la propuesta del señor Josep?... Excelente, no va a haber ningún problema, muchas gracias Edwart siempre has sido un gran apoyo para nosotros, oye te esperamos en el cumpleaños de Willy, tu prometida puede acompañarnos... para nada, es un gusto tenerte de visita, cuídate y otra vez gracias -Colgó el teléfono.

Su mano escribe sobre el documento, lo ha leído como dos veces antes de darle la firma, otro día de trabajo un tanto cansado, pero por fin podrá terminar para descansar, revisa el recado que George le dejó, los señores del banco sí que son tiburones, sin embargo a William Albert no le harán temblar ni las piernas, justo en el momento en que terminó de escribir y tomó la carpeta para guardarlos, la puerta del estudio se abrió con fuerza de un vendaval, entrando una hermosa niña de ojos verdes, piel de porcelana, cabello peinado en dos coletas pequeñas y unas mejillas rosadas, la linda niña de seis años entró con una risa que había escuchado perfectamente mientras hablaba por teléfono, corrió a donde su padre quien la abrazó y sentó en sus piernas.

-Papi ¿Ya terminaste?, Vamos a pasear con los caballitos, ¡Anda, anda! -Dijo la niña con entusiasmo.

-¿Otra vez? Jovencita, ayer paseamos todo el día y si mal no recuerdo, tenías una tarea que no hiciste por salir a pasear –La niña hizo un puchero y se aferró al brazo de su padre.

-Pero era poquita y ya la terminé, pregúntale a mami.

-Pues yo digo que la revises, es capaz de hacerla mal, con tal de salir a jugar –Entró al estudio un chico de nueve años de cabello rubio, ojos verdes y cara que recordaba a la de su madre, el chico miraba bribonamente a su hermana, un gesto que al padre le hacía recordar a su propio hermano.

-¡Willy malo! -Gritó la niña en un puchero aún más grande –No es cierto papi, la hice muy bien, que mami lo diga... ¡Mami! -Gritó la niña con todas sus fuerzas.

Al instante el llanto de un bebé se escuchó y la pequeña niña, de nombre María hizo esta vez puchero de angustia al haber hecho llorar a su hermana menor, Albert abrazó a su hija dándole un beso, ahora al estudio entra la señora de la casa, con un hermoso vestido rosado y cabello suelto, sosteniendo en sus brazos a una bebé de seis meses, quien sollozaba cada vez menos con los tarareos de su mamá.

-María, despertaste a Rosita.

-Perdón mami –Dijo la niña con la cabeza abajo, su papá volvió a abrazarla y darle un beso.

-Discúlpala, la niña quiere salir a pasear a caballo porque dice que ya terminó su tarea...

-Y la hice bien –Dijo María volviendo a sonreír.

-Ah por eso me llamabas, para que tu papá te dejara salir, bien... revisé su tarea y... ehm -Puso cara pensativa, poniendo en suspenso a la pequeña agarrándose nuevamente del brazo fuerte de su padre –creo... creo que la tarea de María está muy bien –La niña saltó y abrazó a su papá -, pero hoy no habrá paseos a caballo, hoy vamos a atender las rosas del jardín.

La tierna niña con rostro angelical que mucho recordaba a Candy a esa edad, repetidamente hizo un puchero, entonces su hermano mayor fue a donde ella tomándola de la mano llevándola a la salida del estudio.

-Anda, no todo es montar caballos, las rosas de mamá también son importantes.

-Me gustan más los caballos que las flores.

-Ah pues si no puedes ser buena jardinera ni una buena jinete, puedes ser la despertadora oficial de Rosita, es tan dormilona que sólo despierta para comer, pero tus gritos le quitan el sueño.

-¡Willy malo!

-¡No me vas a encontrar en el laberinto!

El niño salió corriendo con una risa mientras la niña lo perseguía molesta por toda la casa, por suerte la dormilona Rosita una niña con el mismo tipo de rubio que su padre y ojos azules como los de él, no se despertó, quedó cómodamente descansando en los brazos de su madre. Quien ríe quedamente por sus hijos, acercándose a su esposo para darle un corto beso en los labios.

-¿Te interrumpió la niña?

-No amor, ya había terminado, presentí que entraría en cuanto escuché su risa cerca, esta pequeña ama los caballos, quizás sea por la edad o quizás sea algo que siga amando más adelante, ¿Te preocuparía eso?

-Oh no, si yo he visto con que emoción corre antes que todos por montar un caballo, sólo me tranquiliza que siempre vaya contigo.

-A mí también y mucho más me tranquiliza que gracias a ella yo pueda estar más al pendiente de tus salidas a caballo, querida, tu eres feliz preocupando a tu marido, no me gusta que salgas sola.

-Tranquilo, no me va a pasar nada, tengo mucha precaución, además ya no lo he hecho por cuidar a este pequeño angelito que sólo come y duerme

Albert acarició con cariño la suave mejilla de la bebé, colocando su mano en la cintura de su esposa salieron del estudio rumbo al jardín.

Han pasado diez años para la familia Ardley, diez años se dicen fácil, pero llevan la cuota de vivencias que poseen. La familia Ardley en este tiempo continúo posicionándose como una familia fuerte y de respeto en el país, para quienes tenían la fortuna de tratarlos de manera alejada de los negocios, descubren que se debe a que el núcleo familiar es sólido por el amor. El dispensario se construyó como el patriarca lo prometió, recibiendo a niños y adultos, con las manos cuidadosas de las enfermeras a cargo de la escuela de Mary Jean, quien ahora era una mujer de avanzada edad, retirándose al descanso, pero al pendiente del hospital, quedando muy tranquila porque es Flami quien está al frente de ellas y al doctor Smith que siempre da cuentas claras al patriarca, el dispensario no llevó el nombre de Agatha como se tenía pensado al principio, Albert decidió darle el nombre de su querida tía Elroy.

Por amor a ella, por recuerdo a ella... Elroy Ardley había muerto hace cinco años, pero cada uno queda con la conciencia tranquila de haberle dado un gramo generoso de felicidad, ¿Cómo? Tan sólo haberle dado tantos nietos. Albert y Candy habían sido bendecidos con tres bellos niños, William Alphons el mayor, cuyo carácter a esta edad recuerda a su hermano, María una alegre niña que es la viva imagen de su madre, siempre juguetona y que ama salir a caballo y Rosa la niña más pequeña que heredó los rasgos de su padre. Alphons y Dorothy como desearon, se casaron seis meses después de la primera pareja en una celebración igualmente íntima para disfrutar y no estar aguantando gestos de terceros que no son de importancia. A raíz de que los negocios en Escocia iban prosperando y que debía dársele una constante vigilancia, Alphons y su esposa, con más deber que deseo, debieron mudarse para hacerse cargo, algo que no le agradó mucho a Elroy, así que ellos daban visitas tan constantes como pudieran.

A ellos la vida los bendijo también con tres hijos, exactamente un par de gemelos con los rasgos de Alphons pero con mirada amaranto como su madre llamados Francis y Nicholas, los nombres de sus respectivos padres y, Dorothy dio la sorpresa el año siguiente del nacimiento de los gemelos, traer al mundo una bellísima niña que era el vivo retrato de la amada Rosemary, Elroy lloró la primera vez que cargó en brazos a esa bebé, era como ver a su querida sobrina que murió tan joven, la niña tenía el tono de piel, cabellos, ojos, todo de Dorothy pero con el recuerdo de Rosemary, se sintió la dama mayor aún más morir de felicidad cuando Dorothy dijo, que el nombre que pensó para esta criatura era el suyo.

Archie y Annie su primogénita fue una niña y justo como le comentaron a Albert, la llamaron Agatha con los rasgos del padre, dos años después llegó otra niña que igualmente heredó los rasgos de su padre a excepción de los ojos de su madre, llamándola Clarice, como su abuela. Stear y Paty fueron bendecidos con dos niños, el mayor llamado como él heredando los rasgos de Paty, y el más chico que nació tres años después llamándolo Vincent como el esposo de Elroy, que justamente heredó los rasgos de ella, su piel morena y cabello, pero con los toques de Paty.

Archie y su familia debieron vivir en Nueva York por los negocios mientras que Stear y los suyos permanecieron en Chicago y cada vez que había reuniones en la mansión Ardley, las risas de niños emanaban sin parar, Edwart continuó siendo considerado de la familia, apoyando en todo lo que pudiera, él también fue muy feliz con el nacimiento de la pequeña Elroy, ahora que estaba comprometido con una hermosa mujer de Texas divide su tiempo, la dama llamada Eugenie ha sido bien recibida por la familia.

Candice al ser la esposa del patriarca trabajó en sus deberes, demostrando ser capaz de hacerlo, supo aprovechar todos los consejos que Elroy y Clarice le dieron, sabía que podía confiar ciegamente en ellas, Candy no sólo reafirmó con los hospitales y orfanatos que estaban asociados a los que personalmente visitaba y de manera sorpresiva, la idea de que fuese recibida entre festejos quitaba el motivo principal que era, ver con sus propios ojos el estado de las personas que están atendiendo, la mujer de ojos verdes fue más allá, investigando a familias que vivían en condiciones desfavorables, apoyando para que los padre tuviesen empleos con los que ayudara a sostener a sus familias, además de ver en las escuelas que tenían bajos recursos, ella, pensó que eso también era esencial de dar ayuda, las miradas acusadoras duraron un tiempo más pero eso, no le quitaba el sueño, por contrario, la dama mayor le enseñó que una manera de taparles la boca era con acciones, una cachetada con guante blanco y ella supo hacerlo muchas veces; el que Candy mirara más entornos a los que era posible ayudar, demostraba su capacidad y entereza, se demostraba su matriarcado y con ellos las mujeres que son por naturaleza venenosas debían cerrar la boca, mientras que a los altos señores los dejaba impresionados.

Cuidar Matri Nobilitatem era un deber, cuidar a la familia era otro, y en todo momento apoyada por Albert y ella apoyándolo, en estos años hubo días en que las cosas se pusieron difíciles, fue en esos días en que la salud Elroy había empeorado así que era un peso más de tensión, no obstante, no perdieron el piso, encontraron soluciones y ayuda de los demás, ambos demostraban porqué ellos cuidaban y guiaban a toda la familia Ardley.

Vemos a la familia reunida en el centro del laberinto, Willy le muestra a María un sobre con semillas explicándole que flores son y como plantaras, la niña de mirada juguetona le presta atención a pesar de que dijo gustar más de los caballos, Rosita está dómida en un moisés que Albert trajo, colocándolo a un lado de ellos sentados en el borde de la fuente, él ha rodeado con un brazo a su esposa mientras observan a los niños.

-¿Todos vendrán al cumpleaños de William?

-Así es, Alphons tomó el primer barco así que deben llegar dentro de unos días, también Edwart nos acompañará, Willy está muy emocionado de poder ver a todos sus primos, sólo lo lamento por los sillones donde van a saltar todos, aunque ya están grandes así que no habría ningún problema –Candy emitió una risa.

-Pero si Alphons me dijo que ustedes seguían saltando en los sillones a esa edad cuando tus padres no los veían.

-Ésa es su versión, yo más bien recuerdo que él se lanzaba como loco, imitando a la tía Elroy cuando nos llamaba la atención por los modales.

El mayor dio una risa, volteando hacia los niños que estaban cavando en la tierra para sembrar las semillas, María como de costumbre ya se había ensuciado más pronto de lo que su hermano.

-Y sugiero dejar las cosas de jardinería fuera de alcance, María es capaz de incitar a plantar nuevas plantas en el jardín a sus primas, esa niña tiene mucho poder de convencimiento.

-No sería una Ardley si no lo hubiera heredado de ti –Dijo Candy recargando la cabeza en el pecho de su esposo -, pero todos se van a divertir, hasta George disfruta cuando nos reunimos todos y mira que él no se cansa de estar al pendiente de ellos.

Los niños terminaron de plantar las nuevas semillas o, mejor dicho, quedarse con una parte del jardín en las ropas, entonces jugaron por los alrededores del jardín, sabiendo ellos donde se encontraban por las risas constantes. Aprovechando estos momentos a solas, depositó un beso en sus labios que fue correspondido, después de un día arduo de trabajo, su recompensa además de pasar tiempo con los niños, es la calidez de su esposa que lo renueva, cuando mira de cerca sus ojos verdes, los ánimos regresan, su corazón descansa y él se siente el más dichoso de los hombres.

-Muchas gracias amor mío por tu cariño y tu fuerza, eso mantiene a nuestra familia unida, estoy orgulloso de lo que has logrado por ti misma.

-No tienes nada que agradecer, me siento feliz de ayudarte, quiero darles un buen ejemplo a nuestros hijos cuando sean grandes.

-Lo estás haciendo de maravilla, Willy lo está demostrando a pesar de que es aún pequeño, a él le gusta acompañarte cuando visitas los orfanatos y hospitales que ayudamos, estoy seguro que para las niñas será lo mismo -Acercó sus manos a donde su corazón, buscándole la mirada -, mi amor... te lo digo con toda la verdad de mi corazón, me siento honrado de ser tu esposo y que pueda compartir las cosas contigo, los episodios que eran asfixiantes, se han vuelto instantes gracias a ti, mis padres tenían un concepto diferente de lo que es una vida perfecta, la mía es ahora, contigo y los niños, Candy... mi amada Candy muchas gracias por ser parte de mi vida.

La bella mujer de cabello rubio y ojos verdes le sonrió, su sonrisa derretirá el corazón más frio y ablandaría al más duro, como sucedió con Eloy, ella acortó la distancia y lo besó, ella siente tantas cosas y quiere decirlas todas a la vez, pero quizás un beso sea una muestra simple y certera.

-Y yo te agradezco a ti mi amado príncipe, por estar conmigo siempre.

Su mejilla fue acariciada con amor, cuando escucharon los gritos alegres de los niños llamando su atención, los dos aparecieron avisando la llegada de los señores Campbell a quienes los niños llaman abuelos y además la sorpresa de la llegada de Alphons con su familia.

-María ve a lavarte.

-¡Luego mami!, ¡Abuelitos! -Dijo la niña dando media vuelta, corriendo con todas sus fuerzas a donde los recién llegados, su hermano la siguió también emocionado.

-Alphons me mintió, tomó un barco mucho antes... oh bueno, ya es costumbre esas mentiras.

-Vayamos a recibirlos, amor.

Tomaron a la pequeña Rosita en brazos caminando por el jardín, rumbo a donde emanaban muchas risas de adultos y niños, otra vez la mansión Ardley se llenaría de vida y así sería en los años por venir.

Fin


Gracias a todos por sus comentarios, gracias por todos sus comentarios, parece que no, pero si los leo y lo tomo en cuenta, como dije, este fue mi primer FanFic de Candy Candy después de leer tantos, sé que no es perfecto pero es mi primer intento, sé que no es posible darle gusto a todos, pero se va a aprendiendo, ojalá les haya gustado, seguiré por acá con mas historias que espero les gusten

Y otra vez ¡GRACIAS!