Una vez el timbre suena por toda U.A, los alumnos se levantan de sus asientos para ir a comer algo. Izuku mira al chico sentado a su lado, centrándose más precisamente en la mancha roja que adorna su rostro.

—Todoro...

—¡Deku-kun!

—¡Midoriya-kun!—es interrumpido por Iida y Uraraka.

—¿Q-qué queréis, chicos?—pregunta, algo retraído tras ser cortado.

—Midoriya, ¿decías algo?—sin embargo, antes de que Ochaco o Tenya puedan contestar al peliverde, Shoto se levanta de su asiento y mira directamente a Izuku, con bastante frialdad en su rostro.

—¡Ah, Todoroki-kun! Quería preguntarte si podrías hablar conmigo un momento.

Tras decir esas palabras, Iida y Uraraka fulminan con la mirada a Todoroki, que asiente con la cabeza, ignorando el aura asesina que ha aparecido de repente en el ambiente.

—Deku-kun, ¿quieres que te acompañemos?—pregunta Ochaco, con una sonrisa fingida en sus labios que oculta sus tremendas ganas de asesinar a Shoto en este instante.

—Lo siento, Uraraka-san, pero pensaba hablar con él en privado...—se levanta torpemente de su asiento.—Ya nos veremos después, ¿de acuerdo?

Iida y Uraraka solo pueden ver como Midoriya y Todoroki caminan hacia la salida del aula. Shoto se gira una última vez más para mirarles, con la inexpresividad que lo caracteriza.

—Oye... ¿Has visto bien la cara de risa de ese bastardo?—la chica se sube las mangas de su uniforme, y se dispone a caminar hacia los dos chicos de la misma manera que un delincuente.—A duras penas acepto que se lleve a Deku-kun, pero si encima va a burlarse de nosotros...

—Uraraka-kun, entiendo tu enfado y comparto tu opinión pero la violencia no va a solucionar nada.—Iida la detiene, impidiendo que se desencadene una pelea.


—(Hoy comeré soba. Yupi.)—piensa Todoroki.

—Todoroki-kun, no te molesta que te haya llevado conmigo, ¿verdad?—pregunta Midoriya.

—No, más bien son Iida y Uraraka los que se han enfadado.—contesta.—Querían pasar el descanso contigo.

—Ah, ya... Jaja...

—Esos dos parecen estar enamorados hasta las trancas de ti.—opina.—¿Sois amigos desde hace tiempo?

—A Uraraka-san la conozco del examen y a Iida-kun de hoy...—se rasca el pelo, sonrojado.—Ya sé que es muy irrealista lo que está pasando...

—Una cosa es un amor a primera vista, pero creo que ellos están obsesionados contigo.—opina desinteresado.—Deberías tener cuidado con esta clase de personas, pueden llegar a ser peligrosas.

—Vamos, no digas eso, es un poco irrespeteuoso para ellos.


—¡Conocí a Deku-kun la semana pasada y desde entonces es el amor de mi vida!—explica Uraraka.—Pero ese orangután rubio y maloliente no deja de molestarme y chulearse que lo conoce desde hace años.

—Que coincidencia... ¡A mí también me gusta Midoriya-kun!—Tenya se lleva una mano al pecho.—Hoy me armé de valor para declararme y revelarle mis verdaderos sentimientos...

—Oye...—ella lo mira mal.—¿No fuiste un poco rápido?

—Pero Midoriya-kun... ¡ME RECHAZÓ!—grita.—¡Ni siquiera estaba escuchándome, Uraraka-kun!

—Ugh, debería reírme porque eres mi rival amoroso y ahora eres una molestia menos, pero hasta yo siento pena.

—¡Se me ha roto el corazón el primer día de clase!—se pone a llorar desconsoladamente.

—No voy a negar que lo tuyo es digno de entrar en el libro de los récords guiness.—le da una palmadita en el hombro.—Los dos lo tenemos complicado, ¿verdad? Deku-kun ignora tu declaración y yo tengo al capullo de Bakugou-kun merodeando cerca.

—¡No digas palabras malsonantes!—recupera la compostura en menos de un segundo y empieza a hacer movimientos extraños con sus brazos.

—Se suponía que estabas llorando.—comenta incrédula.

—...Tienes razón...—sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas.—¡HE PERDIDO MI DIGNIDAD!

—Entonces, ¿qué harás con tus sentimientos?

—¡Voy a esforzarme mucho estos tres años siguientes para declararme a Midoriya-kun y no dejarle indiferente!—levanta un puño hacia el cielo.

—Un objetivo honorable.—asiente con la cabeza.—Siempre y cuando no lo hagas después de haber intercambiado solo cuatro frases con él. Entonces será penoso.

—¡No me lo recuerdes!

—Sabes...—apoya su brazo sobre la mesa mientras observa a todas las personas a su alrededor. De repente, baja el tono de su voz.—Se supone que somos rivales, pero tengo una propuesta para ti.

—¿Una propuesta?

—Sí. Creo que si aceptas es algo que será muy positivo para los dos.—sonríe maliciosamente.—Tú sabes... La unión hace la fuerza.

—Ajá.

—Así que te propongo una alianza. Entre tú y yo.—Iida enarca una ceja.—En vez de tratarnos como enemigos e intentar poner trabas en los avances del otro, vamos a colaborar juntos en esto, ayudándonos mutuamente a conquistar a Deku-kun.

—Espera, ¿pensabas hacerme la vida imposible para que no avanzara con Midoriya-kun?

La chica carraspea.

—Ejem, ¿aceptarás o no?—desvía la pregunta.—Si te soy sincera, no te recomiendo tenerme de enemiga. Además, ya tengo suficiente con Bakugou-kun. No me apetece tenerte en la lista negra...—sus ojos se oscurecen.—¿O es que quieres estar ahí?

—No, no, no, acepto tu alianza de amistad.—él contesta atemorizado. Uraraka asiente.—Por favor, no me mandes flotando.

—Prometo que no lo haré.

Ochaco extiende su mano con decisión. Tenya, al ver que la chica habla realmente enserio, decide aserenarse también y corresponderle el gesto a su compañera, cerrando un pacto decisivo entre los dos.

—A partir de ahora, tú y yo vamos a ser amigos y nos trataremos con respeto, Iida-kun.—dice Uraraka.—Nuestra amistad y este pacto entre los dos tienen un origen que no debemos olvidar: nuestro amor por Deku-kun. ¡Nos esforzaremos juntos y nos apoyaremos mutuamente en nuestra carrera por conquistar su corazón!

—¡Tus firmes palabras me estremecen, Uraraka-kun!—clama el chico.—Y ahora, ¿puedes consolarme? Mi corazón sigue roto por Midoriya-kun.

Ella le da palmaditas en el brazo.

—Menudo compañero imprudente me he buscado.—comenta.


—¡Oh, esta cafetería tiene katsudon!—los ojos de Midoriya brillan intensamente, y entre su gran sonrisa, el rubor de sus mejillas y la emoción que desborda bien podría provocar tres paros cardíacos (uno por cada pretendiente que tiene).—¡Amo el katsudon!

—(Por más que lo mire, no logro ver nada que lo haga particularmente especial.).—piensa Todoroki mientras lo mira de reojo.

—Todoroki-kun, ¿qué tal si nos sentamos en esa mesa...?—en el momento en que el peliverde hace el amago de marchar a los lugares señalados, se tropieza.—¡A-ah...!

—Hey.—Shoto agarra la bandeja de su compañero, la cual estuvo a punto de caer estrepitosamente. Sus ojos se encuentran con los del pecoso.—¿Estás bien?

—Sí, ha ido por poco.—suspira.—Gracias por tu intervención, Todoroki-kun. Has salvado mi comida.—sonríe y procede a recuperar su bandeja, rozando la muñeca del chico en el proceso.—Bueno, vamos.

—...—Todoroki se lo queda mirando, y empieza a caminar tras él.—Sí, vayamos.

—(Es torpe y tímido.).—piensa el heterocromático mientras lo sigue.—(Cualidades poco destacables. Me pregunto que le verán.).


—Entonces, ¡¿cuál es tu kosei?!—pregunta emocionado el peliverde una vez están sentados.

—Bueno, puedo usar el fuego y el hielo.—responde sin mucho entusiasmo.

—Whoaa, ¡eso es genial!—exclama.—Tiene pinta de ser muy poderoso.

—Sí.—agacha la mirada, algo incómodo con el tema de conversación. Agarra los palitos para empezar a comer el soba que se ha pedido.—(Esto está delicioso.).

—¿Está bueno?—pregunta el pequeño chico.—Hm, no quiero sonar maleducado... ¿Quizás puedo darle un bocado? Con mis palillos, obviamente.

—...—Todoroki se lo queda mirando, impasible.—Haz lo que quieras.

—¡Bien! ¡Gracias!—agarra algunos fideos para llevárselos a la boca.—Que buena persona eres, Todoroki-kun.

—(Hm...).—él lo observa fijamente.—(Es entrometido y parece ocultar ese comportamiento con halagos y un comportamiento ingenuo y adorable. No me convence...).


—Parece que ya tenemos que volver a clase.—dice Midoriya una vez ya han terminado de comer.

—Eso parece.—responde Todoroki.—Deberías ir rápido. Tus enamorados deben estar esperándote.

—No los llames así, tienen su propio nombre.—suspira.—Mañana tendré que comer con ellos, para compensarlos por dejarlos de lado.—esboza una sonrisa algo contrariada.

—Ahora que pienso, ¿por qué me has pedido que coma contigo?

—Ah, eso... Solo quería confirmar una cosa.—enuncia entusiasmado.

—Hm... ¿Y qué era?

—Que a pesar de que seas serio,—dice—es divertido estar contigo. Ya hablaremos, Todoroki-kun.—se despide de él con la mano y corre por el pasillo para dirigirse a clase. El heterocromático se lo queda mirando desde donde está, algo desconcertado de escuchar esas palabras.

—...—agacha la cabeza.—(Así que es divertido estar conmigo... A pesar de mi carácter.).


—(Qué cojones...).—Katsuki frunce el ceño, muy mosqueado.—(¡Ya he llegado a China! ¡MALDITA CARA REDONDA, LA HARÉ PAGAR POR SU BROMITA CON LA GRAVEDAD!).