—Gracias, señores Dupain-Cheng —agradeció mientras veía como era inundado de deliciosos postres, luego de traer a casa a su hija; al salvarla —Pero no tienen por qué hacer esto—espetó amablemente mientras que por dentro se le hacía agua a la boca, observando con ojos brillosos lo que estaba enfrente de sus ojos.

—Nunca es suficiente para el héroe que salvo a nuestra dulce hija —abrazándola cariñosamente a su niña. Chat Noir sonrió ante esa cálida escena, una sonrisa feliz mezclada de una tristeza nostálgica, que intento no demostrar mordiendo un pedazo del delicioso Croissant que le ofrecían, entre otras cosas.

—Aqui, es tan cálido —susurró, al rato Chat Noir en medió de masticar la masa de hojaldre.

—Bueno, es una panadería —añadió Marinette al oírlo. Él sonrió ladeadamente ya que eso no se refería.

—Por supuesto —mordiendo, nuevamente con afán, pero al terminar se detuvo mientras miraba esa fotografía familiar colocada en la repisa.

—Come más —agregó Tom golpeándole fraternalmente la espalda— Estas muy delgado.

Chat Noir parpadeó, mirando al aludido. Sinceramente consideraba que estaba en su peso ideal, pero tampoco se iba a rechazar esas delicias. Sonrió sintiéndose...

—¿Estas bien, muchacho?

Él iba a preguntar "¿Por qué?" hasta que se dio cuenta del sabor salado de su boca, estaba llorando.

—¿Chat? —la voz suave de Marinette y sus ojos preocupados le hizo negar con la cabeza y fregarse las lágrimas.

—¡Es que están tan deliciosos! —Espetó sonriendo, mostrando sus dientes— Que yo no lo pude evitar... — y siguió comiendo esos manjares.

En familia... se sentía.

Al terminar de comer, se levantó y se dirigió a la puerta.

—Estuvo muy delicioso —dijo— Le agradezco su hospitalidad —gentilmente.

—No es nada —repuso Sabine— después de todo, salvaste a nuestra única hija.

—Sí y tú no vuelvas a hacer algo tan peligroso —espetó su padre con severidad tomándole de sus hombros por atrás, ante la preocupación que sintió al verla colgar de una de la viga de la torre Eiffel.

Casi le agarra un paro cardiaco al presenciar eso en la televisión.

—No me tienen que agradecer, eso es algo que hace los héroes —mientras mostraba ¿sutilmente? los bíceps mientras Marinette rodaba los ojos ante lo que presenciaba— Además —empezó— Su hija fue la que me salvo primero, sino hubiera intervenido...

En eso, Marinette lo observa con sorpresa, no se esperaba que le diera el crédito mientras relataba lo que ella había hecho por él.

—Tienen una hija muy valiente —finalizó.

—Y hermosa —añadió su madre.

—¡Mama! —refutó la joven con las mejillas rojas ante lo que sugería.

—Lo sé... —añadió Chat Noir en modo picaron, guiñándole un ojo a la chica. Marinette se ruborizo con más fuerza, desviando la mirada en vergüenza. Sus padres rieron suavemente a costas de su hija.

—Bueno, ya es hora de irme.

Alegó y en eso, se despidió de Tom dándole un apretón de manos y de Sabine como de su hija besándole el dorso de su mano como todo un caballero.

—¡No dudes en volver a venir! —exclamaron los padres de Marinette mientras saludaban con la mano, felizmente por esa visita.

Chat Noir saludó en respuesta mientras se marchaba.

Realmente allí era cálido. Ellos son tan cálidos; Sin duda volvería para sentirse -otra vez- que estaba en familia.