EL PECADO DE AMARTE

CAPITULO 1

Los personajes de Candy Candy pertenecen a la escritora Kyoko Misuky y la mangaka Yumiko Igarashi, la historia si es mía y está escrita sin fines de lucro.

28 de Febrero del 2001

Hanna Logan era una joven diseñadora que desde hacía años soñaba con pertenecer al Grupo Carissi, desde hacía tiempo había tratado de reunirse con la presidenta de la compañía, sin embargo no había tenido suerte, y cuando finalmente logró que le dieran una cita, paso lo del accidente donde perdió a su esposo, ella y su hija Candy de apenas 2 años se habían quedado solas, antes de la muerte de su esposo vivían cómodamente, pero después del fallecimiento de Frederick la situación se torno bastante difícil, así que Hanna se olvido de su sueño de pertenecer al Grupo Carissi y para vivir más o menos bien, busco trabajo en varias empresas y se dedico a diseñar y cocer uniformes empresariales, ahora más que nunca tenía que trabajar muy duro para sacar a su hija adelante.

Un día buscando un bolígrafo se encontró con los bocetos que había diseñado para mostrárselos a la presidenta de Carissi en aquella cita a la que no pudo presentarse, se quedó por un buen rato observándolos con melancolía, hasta que una dulce vocecita llamándola interrumpió sus pensamientos, soltando un enorme suspiro guardo los bocetos y sonriendo orgullosa salió para ver a su hija Candy buscándola afanosamente para mostrarle su pintoresca obra de arte, Hanna no pudo evitar sonreír al ver en la pared del cuarto de juegos un dibujo que tenia forma de todo y de nada, así que poniéndose en cuclillas para estar más o menos a la altura de su pequeña le pregunto en tono amistoso.-

- ¿Me puedes decir que es esto Candy?

- Un mestido mamá

- ¡Vaya! Es verdad, pero cómo no me di cuenta que es un hermoso vestido

- ¿Te guta mamá?

- ¡Me encanta! Ya veo que heredaste el talento de mamá ¿eh?

- Tiiiii.- Grito la chiquilla emocionada

- Pero, aquí le falta más color.- ofreció Hanna a su pequeña mientras tomaba un par de crayones para comenzar a colorear aquel extraño dibujo, Candy al verla la imito y Hanna sonrió satisfecha.

Luego de jugar un rato con la pequeña Candy, darle de cenar, y por último acostarla, Hanna se retiro a su habitación y mientras se desvestía, la idea de contactar nuevamente al Grupo Carissi comenzó a rondar su cabeza, tal vez era hora de intentarlo nuevamente, quizás en esta ocasión si lograría su tan anhelado sueño, así pasaron algunas semanas y aquella idea no la abandonaba, así que después de meditarlo mucho, finalmente decidió intentar contactar de nuevo al Grupo Carissi, se dedico a terminar con los trabajos que tenía pendientes para enseguida tratar de ponerse en contacto con la empresa, las dos primeras semanas no tuvo suerte, pues el teléfono siempre estaba ocupado.

Una sábado por la mañana William Andrew sentía que se volvería loco por la cantidad de trabajo que tenía, su secretaria personal se había enfermado y el teléfono no paraba de sonar, además la diseñadora principal de la empresa había presentado su renuncia ya que había decidido radicar en Paris, en aquellos momentos se estaba lamentando como nunca de haber mandado al joven George a que le comprara algo de ropa a su pequeño hijo Albert, mientras en la casa de Hanna, Candy observaba cómo su madre colgaba el auricular por enésima vez, Hanna decidió que lo mejor sería olvidarse de aquella idea, tal vez el destino le estaba queriendo decir algo, y ella se empeñaba en forzar la situación, así que dejó el teléfono en el mueble y se levanto algo decepcionada para ir a preparar la merienda de su pequeña, pero no contaba con que Candy tomaría el viejo teléfono y apretaría el botón de remarcar mientras con voz tierna y juguetona decía.- Meno, meno, meno, holla aquí haba Candy de mamá, ella quiede mucho a Candy, meno, meno, holla, holla, haba Candy.

William Andrew, exasperado observo cómo el teléfono no dejaba de sonar insistentemente, se pasó ambas manos por el rostro hasta que finalmente con hartazgo, levanto el auricular para enseguida decir -

- Diga

- Holla, holla, ¿quin haba? Yo mi amo Candy, ¿Tú cómo ti amas?

Por algunos segundos el atractivo hombre no supo qué hacer al escuchar aquella vocecilla infantil, pues apenas y podía comprender lo que decía, mientras del otro lado, Hanna observaba a su hija jugueteando con él teléfono, le parecía de lo más gracioso ver a su pequeña según ella hablando con alguien, cómo la merienda de Candy ya estaba lista, Hanna le quito el auricular y con voz tierna le dijo –

- Pero que tanta boruca haces hija, ven acá que es hora de tu merienda, te amo tanto mi corazón hermoso.

William se conmovió al escuchar aquella voz que hablaba con tanto cariño, estuvo a punto de colgar, pero algo se lo impidió y de pronto se encontró diciendo con voz fuerte y clara –

- BUENO, BUENO, CONTESTE POR FAVOR.

Hanna se desconcertó bastante al escuchar una voz desesperada en el auricular, ¿entonces su pequeña si estaba hablando con alguien? Algo temerosa tomó el teléfono pero tratando de sonar lo más serena posible pregunto -

- ¿Bueno?

William se quedó quieto por algunos segundos, ahora no sabía que decir, estuvo a punto de colgar pero del otro lado escucho decir.-

- Por favor responda o llamaré a la policía

- ¿Perdón?

- Ya me escucho, ¿Qué es lo que quiere?

- A ver cálmese por favor, mire lo que pasó fue que el teléfono de mi oficina timbro, así que conteste y del otro lado me estaba hablando una bebé que supongo es su hija.

Hanna se quedó callada al escuchar lo que aquel hombre le dijo, no tenía idea de cómo había hecho Candy para contactarlo, entonces respondio -

- Pues sí, esa bebé es mi hija, pero dígame una cosa, ¿a donde hablo?

- Al grupo Carissi.

Hanna sintió un vuelco en el corazón, no sabía cómo pero finalmente su pequeña sin querer la había puesto en contacto con la empresa a la que tanto había insistido, así que sin pensarlo mucho dijo con absoluta seguridad –

- Me disculpo si le he ocasionado algún inconveniente, pero es una suerte que gracias a que mi pequeña volvió a marcar, finalmente puedo comunicarme a su empresa

- ¿Qué es lo que quiere decir exactamente?

Por algunos segundos William sólo podía escuchar la agitada respiración de aquella misteriosa mujer, hasta que finalmente su interlocutora pregunto –

- ¿Me podría comunicar con la señora Elroy Andrew?

- ¿No le parece que primero debería decirme su nombre?

- Oh sí, perdón por mi torpeza, mi nombre es Hanna Logan, sabe… yo soy diseñadora y hace tiempo la señora Elroy me dio una cita, pero lamentablemente no pude reunirme con ella

- ¿Hace cuanto tiempo exactamente le dio cita la señora Elroy?

- Bueno… hace algunos años

- Ah, entiendo que no está enterada que la señora Elroy hace 1 año que se retiro

- ¿Cómo?

- Lo que acaba de escuchar

- Disculpe… ¿me podría decir con quien me puedo reunir?

- ¿Para qué?

- Cómo ya le dije, soy diseñadora y me gustaría que vieran mis trabajos

- ¿Le interesa trabajar en Carissi? – Interrogó William

- Si, por favor hable con quien quedó en lugar de la señora Elroy y dígale que me dé una cita, le prometo que no se van a arrepentir

- Está bien, ya que la escucho muy interesada, trataré de hacer un espacio en mi agenda para vernos, mi nombre es William Andrew y soy quien quedo en lugar de la señora Elroy, ahora ¿qué le parece si me deja algún número donde la pueda localizar?

- Desde luego.

Hanna le dejo sus datos y colgó emocionada, aunque todavía no le daba la cita, escucho a su interlocutor bastante seguro, para ella era ya un hecho que conseguiría entrevistarse con William Andrew

En cuanto colgó, observo a su pequeña que tenía la cara llena de comida pero le sonreía feliz, entonces la tomó en sus brazos y mientras le hacía infinidad de cariños decía –

- Gracias, gracias mi tesoro, gracias a ti estoy a punto de hacer mi sueño realidad.

Pasaron tres largas semanas sin ninguna novedad, Hanna estaba realmente triste, la euforia de días atrás fue bajando, una noche mientras daba de cenar a Candy, su celular sonó, entonces se apuro a contestar -

- Hola, buenas noches

- Buenas noches, ¿hablo al teléfono de Hanna Logan?

- Si, ¿quién habla?

- William Andrew, Hanna, me gustaría reunirme con usted mañana temprano, ¿le parece si nos vemos mañana sábado a las 9:00 a.m.?

- Desde luego, usted dígame donde.

Después de ponerse de acuerdo, Hanna estaba que no lo podía creer, finalmente lograría reunirse nada más y nada menos que con el actual presidente de Carissi, ahora tendría que buscar su mejor atuendo pues habían quedado de verse en un hermoso y elegante restaurante del centro de New York.

La mañana siguiente Hanna llego antes de las 9:00 en compañía de su pequeña hija, observo maravillada el hermoso lugar, parecía ser bastante caro, por algunos segundos se pregunto si aquel traje de seda blanco algo pasado de moda que llevaba puesto estaría a la altura del lugar, pero recordó la vez que Frederick le dijo que la mejor presentación para conseguir un buen trabajo, no era tanto la ropa, sino la seguridad con la que hablara, entonces Hanna se dirigió al host para decirle que tenía una cita con el Sr. William Andrew, éste asintiendo, la acompaño hasta la mesa donde había un hombre de aproximadamente unos 36 años, acompañado de un apuesto chiquillo rubio, en cuanto William las vio, discretamente hizo que su hijo Albert dejara de juguetear con su nueva cámara y se levantara para saludar, luego de las respectivas presentaciones, Hanna dijo –

- Espero que no le importe que haya traído a mi hija

- De ninguna manera, así que qué esta pequeña traviesa fue quien logró que nos reuniéramos

- Así parece ser señor Andrew

- Bien, pues esperó que a usted tampoco le moleste que haya traído a mi hijo Albert, pero no tengo con quien dejarlo

- ¿Y su esposa? – Interrogo Hanna impulsivamente

- Mi esposa murió cuando dio a luz a Albert

- Oh lo siento mucho, no quise ser inoportuna, discúlpeme por favor

- No se preocupe.- ofreció William con una amable sonrisa

- Mi papá me trata como si fuera un bebé, muchas veces le he dicho que ya soy grande y puedo cuidarme solo

- ¿Y cuántos años tienes? – interrogo Hanna divertida al escuchar al chiquillo

- Ocho.- respondió Albert orgulloso

- Albert, sabes que no me gusta dejarte solo en casa, así que ya compórtate

- Está bien papá.

Minutos después ordenaron un delicioso desayuno y comenzaron a hablar respecto a los diseños, al principio Candy estaba bastante tranquila, pero luego de un buen rato se comenzó a aburrir y por consiguiente empezó a llorar, entonces Albert con algo de trabajo la cargo y le pregunto a Hanna si podía llevarla al área de juegos, Hanna estaba bastante apenada, William al notar su incomodidad dijo –

- No se preocupe Hanna, yo entiendo, no sabe lo que tuve que pasar cuando Albert tenía la edad de su hija, deje que Albert la lleve al área de juegos, ahí hay niñeras, le aseguro que va estar bien

- Muchas gracias señor Andrew, no sabe lo apenada que me siento

- Ya le dije, no hay problema

- Siendo así, está bien Albert, lleva a Candy contigo .- Menciono Hanna poniendo a la pequeña en la carriola para que así le resultara más fácil a Albert llevarla.

Después de aquel día la vida de ambas cambio para siempre, Hanna se convirtió en la diseñadora principal de Carissi, y 6 años después contrajo nupcias con William Andrew, la feliz pareja estaba más que satisfecha al ver a su dos pequeños llevarse tan bien, cuando salían de de vacaciones siempre los felicitaban por tener una hermosa familia., a pesar de que Albert era seis años mayor que Candy, le tenía bastante paciencia y congeniaban muy bien.

El par de rubios se procuraban mucho, y tanto Hanna como William observaban orgullosos a sus hijos corretear por los jardines, un día Albert le pidió a su padre que le comprara una cámara fotográfica profesional, William algo sorprendido pregunto –

- ¿Y se puede saber para qué quieres una cámara profesional?

- Para tomarle muchas fotos a Candy, ¿sabes? cuando sea más grande quiero ser un famoso fotógrafo, pero sobre todo quiero trabajar en la empresa papá, además quien mejor que mi hermana para comenzar a practicar con una hermosa modelo

- Ahhh, ¿Y Candy quiere ser modelo?

- Pues yo digo que sí, he escuchado decir a George que una modelo tiene que ser muy hermosa, y Candy lo es papá

- Es cierto, Candy es una niña muy bella

- ¿Entonces qué dices? ¿me compras la cámara?

- Ya qué me has dado unos argumentos bastante buenos, le pediré a George que te acompañe para que elijas la que más te gusté

- Gracias Papá.- Agradeció el apuesto jovencito.

La relación entre Candy y Albert con el tiempo se fortaleció mucho más, pues él rubio la cuidaba mucho en el colegio, la mayoría de las veces sus compañeros de clase se mofaban de él diciéndole que era la niñera de su hermana, pero eso a él no le importaba, pues le gustaba mucho la compañía de Candy, era una niña divertida y bastante ocurrente, además de que Albert aprovechaba los recesos para tomarle fotografías.

10 años después.

Candy estaba tomando una refrescante limonada en la cocina, cuando de pronto escucho algunas carcajadas en la sala, se asomo discretamente y vio a Albert en compañía de tres hermosas chicas, nuevamente el rubio había invitado a sus odiosas amigas a comer, la verdad era que no las soportaba, Albert las invitaba muy seguido a comer o a cenar, además detestaba que siempre la presentara cómo su hermana, en verdad odiaba ver cómo le coqueteaban descaradamente, pero lo que realmente no soportaba era que él la ignorara por estar con ellas, así que cómo siempre salió por la puerta de servicio para ir a su habitación, le chocaba verlo tan contento con ellas, además algunas eran de los más desvergonzadas y se atrevían a acariciar su cabello y en ocasiones hasta su rostro, y el parecía estar de lo más cómodo con ese tipo de situaciones, esa noche luego de que la última de sus amigas se fue, Albert subió a la habitación de Candy y alborotando sus rizos, le pregunto –

- Hola hermanita, ¿Puedo saber porqué hace tiempo no comes o cenas con nosotros?

Candy alzando algunos bocetos que tenía en el escritorio, lo miro fríamente y respondió –

- Cómo podrás darte cuenta, estoy ocupada, y me siento algo cansada, así que vete

- ¡Vaya! veo que nuevamente estás de mal humor, ¿acaso hice algo que te molestara?

- Sí, acabas de invadir mi espacio, no me gusta que me interrumpan cuando estoy tan ocupada, así que largo de aquí

- ¿Sabías que eres una mocosa demasiado malcriada?

- Y tú eres… un coqueto descarado

- Aja, ¿Con que mi hermanita esta celosa eh?

- Deja de decirme hermanita, sabes perfectamente que me choca, nuestros padres se casarón, pero tú y yo no somos nada .- menciono Candy empujándolo molesta

- Tienes razón, no somos nada, pero…

Antes de que Albert terminara la frase, Candy lo interrumpió violentamente diciendo .-

- Sal de mi habitación, y deja de molestarme, tu sola presencia me hace sentir incomoda.

Candy volvió el rostro hacia él diciendo.- ¿Acaso no me escuchaste? Dije que salgas de mi habitación – menciono está tratando de sacarlo.

Entonces Albert la observo más detenidamente, en verdad estaba molesta, pero al mismo tiempo la notaba dolida, mientras ella lo empujaba con todas sus fuerzas, el rubio no se movió ni un centímetro, hasta que pasados unos minutos no supo porqué, pero la sujeto fuertemente por el talle, la acerco a él y le planto un apasionado beso.

CONTINUARA…