Disclaimer: Todo lo que reconozcáis le pertenece a Rick Riordan.

Yo no gano beneficio económico alguno escribiendo esto.

prólogo.

Sus labios chocan contra los míos con el ímpetu de un sediento.

Me derrito entre sus brazos y tiemblo de anticipación.

Mis brazos se colocan alrededor de su cuello para acercarlo más a mi cuerpo pero no soy consciente del todo de que ya estamos totalmente pegados y que solo la ropa, esas prendas que tanto me estorban, nos separan.

-Espera Mark. -le digo cuando logro tomar una bocanada de aire.

Él protesta con apenas un gimoteo pero me deja hacer.

-No quiero estas prendas… Quiero sentirte por completo sin tela de por medio.

Parece que la sugerencia le gusta y pronto sus manos están sobre mí quitándome toda la ropa y yo hago lo mismo.

Peleo un rato con los botones de su camisa así que opto por desgarrarla.

Eso parece divertirle y me besa de nuevo empujándome hacia la cama.

Tal vez debería haber comenzado por presentarme, pero nunca me ha gustado aquello de seguir las reglas…

Mi nombre es Perseus Jackson pero nadie lo sabe.

Pare mis antiguos amigos, estoy en paradero desconocido. Mi padre me ayudó con eso.

Cambió mi apariencia y me dio otra identidad.

Los que me conocen, ahora me llaman Deacon Bremfeld.

Soy un chico de media estatura, con el pelo rizado color chocolate y los ojos color turquesa.

Alguna extrabagancia tenía que permitirme…

Normalmente no me llevo a un chico a mi apartamento, voy a hoteles o a sus casas, pero Mark… Ese hombre me había vuelto loco desde la primera vez que lo vi.

Llevaba varios días pasándose por el club pero no habíamos coincidido de tal manera que nos permitiera pasar la noche juntos pero en este preciso momento, él estaba sobre mí y yo gemía como un adolescente primerizo.

Era sublime y pensaba disfrutar cada segundo con ese hombre.