Astronomía: Extraordinario (E)

Aritmancia: Extraordinario (E)

Cuidado de Criaturas Mágicas: Extraordinario (E)

Defensa Contra las Artes Oscuras: Extraordinario (E)

Encantamientos: Extraordinario (E)

Herbología: Extraordinario (E)

Historia de la Magia: Extraordinario (E)

Pociones: Extraordinario (E)

Runas Antiguas: Extraordinario (E)

Transformaciones: Extraordinario (E)

Hermione Granger, sentada en la pequeña casa que habia comprado con el dinero de su Orden de Merlín Primera Clase, repasó los resultados frente a sus ojos con apatía.

Recordaba otros tiempos, en los que se hubiera sentido absolutamente realizada con estos resultados. Otra versión de sí misma; más estúpida, más ingenua.

Ahora sabía que nada realmente importaba. Lo sabía desde hace años, en realidad. Desde que tenía trece años su inocencia no era más que una máscara.

Aun recordaba con claridad el día en el que todo comenzó a cambiar.

Claro que sabía que la amistad que tenía con Harry y Ron era una amistad circunstancial, después de todo no tenían nada en común. Un troll los habia unido. Pero aun así, creía que habia una amistad allí.

El día en que oyó, sin quererlo, una conversación privada entre sus supuestos mejores amigos, que discutían sobre lo insufrible que ella era, lo intolerable de su presencia… "una molestia necesaria" habían sido las palabras de Harry Potter; "la biblioteca caminante que nos lo hace más fácil", habia respondido Ronald Weasley.

Sus crueles risas habían ayudado a cubrir las pisadas de la castaña, mientras huía de la escena, con los ojos anegados de lágrimas.

Habia fingido estar muy ocupada en la biblioteca por un par de días. No fue como si extrañaran su compañía, ninguno notó el cambio.

Apenas un par de horas tras el incidente habían sido suficientes para recuperar la compostura, para su sorpresa. Esperaba que doliera más, pero una fría apatía cayó como un manto sobre su mente.

Con fría precisión recordó cada situación compartida con ambos chicos durante esos tres años. Claramente ellos obtenían un provecho por la molestia de tenerla alrededor, la pregunta ahora era ¿Qué provecho podía obtener ella de tal compañía? Como si se tratara de una tarea más, la joven bruja sacó un pergamino y se dispuso a planear.

Harry Potter era la mascota favorita de Dumbledore, y eso ya le habia otorgado un giratiempo, que seguramente el viejo esperaría que de algún modo beneficie a su favorito.

Ser hija de muggles, brillante, inocente y amiga del niño-que-vivió le daba un voto de confianza casi absoluto con el resto de la población. Al menos la parte de la población que no apoyaba a Voldemort.

Ronald Weasley no era de ninguna utilidad por sí mismo pero, como mejor amigo de Harry, era importante mantenerlo cerca e ignorante de su verdadera opinión. Su baja autoestima iba a ser la clave. Tal vez, hacerle creer que estaba interesada iba a ser suficiente para satisfacer su ego.

Pero, ¿Cómo usar estos beneficios? No es como si ella quisiera ser una versión femenina del Señor Tenebroso. Pero el poder la atraía. Tal vez, si no fuera hija de muggles, el sombrero la hubiera puesto en Slytherin, después de todo.

Bajo sus razones para continuar la charada, una tentativa ecuación aritmántica comenzó a crearse.

No iba a ser fácil, pero ¿Qué es la vida sin ambición?

Y tenía un giratiempo, después de todo.

No podía esperar a no necesitarlo.