¿A que le llamamos deseo? Según la respuesta coloquial es lo que anhelamos con todo nuestro ser, que a veces se encuentra inalcanzable por nuestros propios medios. A veces son objetos físicos, situaciones personales, estatus económicos o condiciones mentales. Cuando una persona tiene al alcance la mayoría de las cosas que otras anhelas, esta suele desear lo que los demás poseen ya como parte de su propia vida.

Así que el estrato de los deseos cambia de acuerdo al entorno donde vives, en ese sentido una pequeña jovencita estaba pasando el trago más amargo de su vida.

Era un día tan normal como otros, acompañaba a sus padres a una fiesta como usualmente dictaba la etiqueta de su condición. Ella era de estirpe noble, sobre ella recaía el bienestar de su gente por la sangre que corría entre sus venas; no le disgustaba para nada eso, sabía de antemano que el enorme peso que ahora cargaba en sus hombros no se comparaba al que enfrentaba su hermano mayor. Por eso en silencio se mantenía tranquila y sonriente.

La fiesta continuaba, saludando con tranquilidad a todos aquellos que se acercaban hasta su persona, era una belleza entre las bellezas, su hermoso cabello rojo, tan brillante como ningún otro, sus ojos aquamarina eran cristalinos como el agua de los lagos más hermosos. Su cuerpo a pesar de estar en sus trece años, estaba muy bien desarrollado, tanto como el de una mujer adulta, claro que el vestido que su madre eligió con cuidado evitaba que resaltara mucho, pero no evitaba que de tanto en tanto atrayera miradas indiscretas del género opuesto. Nunca cuestionó acerca de la fiesta, para la pelirroja era una de tantas que servían para socializar con el resto de las casas nobles. Fue cuando unos ojos azules se posaron sobre ella, de soslayo notó como era observada desde la distancia, aquel joven le sacaba fácilmente cuatro años a su edad. Su cabello rubio mostraba un peinado rebelde, su sonrisa denotaba seguridad que rayaba en la extrema arrogancia y los movimientos de su cuerpo gritaban una actitud petulante contra todos.

Defectos que detestaba con todo su corazón, pero cómo dictaba la etiqueta, mantuvo la calma y continúo navegando entre los invitados de la fiesta tratando de ignorar la presencia de ese joven. Misma que continuó acechándola entre la multitud creando una sensación de desasosiego remarcado. Estuvo a punto de dirigirse a la salida más cercana para lograr un poco de tranquilidad.

Fue cuando aquella persona se acercó hasta su lugar para saludarla cordialmente, tomo su mano la cual estaba enguantada con una fina seda blanca e inmaculada; agradeció usar aquella prenda, eso evitó que su tersa piel entrara en contacto con los labios del joven.

Es un enorme placer conocernos personalmente – la jovencita tuvo que evitar fruncir el entrecejo ante la voz de la persona que le saludó - Mucho gusto, soy Riser Phenex

El gusto es mío, mi nombre es Rias Gremory – la sonrisa fingida de la pelirroja fue perfecta que no se notó el desagrado en su persona – joven Riser, ¿a qué debo el honor?

Ninguno en realidad, sólo quería confirmar algo – con esa frase el rubio se alejó de Rias, mostrando la misma sonrisa arrogante que tenía cuando le vio – Espero que continúe disfrutando de la velada que mi familia preparó

Sus ojos aquamarina vieron como el joven se perdía entre la multitud de invitados, más precisamente se dirigió a un grupo de jovencitas que esperaban impacientes por él, solo mirar eso hizo que la jovencita Gremory soltará un bufido de disgusto, decidió respirar aire fresco pues con tan solo ese breve encuentro se sintió sofocada. Evito que se percataran de su ausencia, odiaba mucho tener una escolta sobre su sombra, claro era la hija de una prestigiosa familia y la hermana menor de uno de los líderes de su especie, pero como todos necesitaba tiempo consigo misma para relajarse. Tal vez esa no fue la mejor idea al final, pues eso le hubiese evitado el trago amargo que pasaría en los próximos minutos.

Caminaba por los vastos y hermosos jardines de la mansión, debía admitir que la familia Phenex se esmeraba por mantenerlos muy bien cuidados, aunque muy dentro sabía que era solo para mantener las apariencias con los invitados de las múltiples fiestas que usualmente hacían. Eso no le quitó méritos al jardín, con paso silencioso se adentró en el mismo disfrutando del agradable ambiente y de los aromas de las diferentes flores que allí crecían.

Fue cuando una voz particular llamó su atención, ya que era muy conocida para ella; pues la voz de su padre era inconfundible. Se debatió por unos instantes la idea de buscar su origen, era sabido por ella que en esta clase de fiesta se llevaban negociaciones tras bambalinas, todas beneficiosas para las familias. Titubeó unos instantes antes de que su curiosidad fuertemente tomara control de sus acciones, con un inusual sigilo, camino por los pasillos del jardín, no tardó mucho en dar con su padre. No fue sorpresa para ella que no estuviera solo.

… ¿Entonces acepta mi ofrecimiento? – aquello llenó todavía de más curiosidad a Rias, mantuvo silencio para escuchar mejor – Zeoticus-sama, que su hija que case con mi tercer hijo garantizará que la superviviencia de nuestras estirpes continúe una generación más.

No puedo negar que nuestra sangre va en declive – el padre de la pelirroja comentó con cierto pesar – No han nacido muchos demonios nobles en los últimos cinco años… pero su hijo Riser…

¡Es por eso que deben casarse! – el padre de Riser exclamó de manera preocupada - ¡Necesito que siente cabeza para que deje esa vida de libertinaje en la que está sumido!

Tengo que hablarlo con mi esposa, Venelana… - Zeoticus se detuvo unos abruptamente cuando notó que alguien les escuchaba - ¡¿QUIEN ESTA ALLÍ?!

El grito autoritario del hombre hizo que Rias se asustara por completo, lo más lógico que hizo fue salir de su escondite para afrontar las consecuencias; sus ojos miraron con temor hacia la figura de su padre; pero más que nada reflejaban un sentimiento de traición. Misma que el hombre pelirrojo percibió como miles de punzadas sobre su pecho.

¿C-Cómo p-pudiste? – Rias habló de manera entrecortada - ¡¿C-COMO PUDISTE?!

Zeoticus sintió una profunda herida se formaba sobre su pecho, Rias era más que sólo hija, era tan importante para él que solamente buscaba su felicidad, pero como líder de su familia, debía de aparentar algo que realmente no era, alguien implacable que no cedería ante el arrebato de una pequeña niña.

No es algo de tu incumbencia, Rias – Zeoticus se mostró tranquilo y sus ojos miraron con dureza a su hija– Por favor retírate a la fiesta… hablaremos después en casa.

Esa extraña forma de hablarle le dejó a la pelirroja sin palabras para responder, dio un par de pasos hacia atrás; para luego correr en dirección opuesta de donde estaba su padre, el hombre se mantuvo callado todo ese tiempo; pero pudo notar que su hija lloraba al momento de iniciar su carrera. Su mente estaba perturbada por completo, incapaz de pensar correctamente. Sin darse cuenta se adentró en el bosque alrededor de la mansión Phenex.

"Destrozado" era la palabra que describiría por completo el tierno corazón de Rias, tanto que no le importó que su elegante vestido se manchara de lodo o que se rasgara con las ramas de los arbustos, solo deseaba encontrar algún lugar donde pudiera serenarse. Con tan solo trece años de edad, la mayoría de sus ilusiones se habían esfumado, no podría tener un romance como el que anhelaba en los mangas que su hermano le compraba a escondidas o vivir las aventuras que en sus animes japoneses usualmente asaltaban a los estudiantes de preparatoria. Por eso había elegido irse a estudiar a aquel maravilloso país.

"Nunca fui libre… " - pensó con amargura la pelirroja mientras continuaba corriendo – "Si hubiera alguna manera de serlo… "

Un simple deseo, algo que ni siquiera debería provocar nada que cambiase el rumbo de la historia… pero sin lugar a dudas se podría decir la suerte estaba de su lado, pero no de la forma que ella esperaba. En un lugar fuera del espacio-tiempo, un hombre en su eterno aburrimiento revisaba todas las posibilidades que un vasto multiverso era capaz de mostrarle, esa persona era tanto admirada como temida, ya que en su longeva vida fue capaz de realizar hazañas que muchos considerarían "milagros", pero para él fueron tan solo acciones sin importancia; con lo que causaba temor hacía su persona era el simple hecho de buscaba entretenimiento a costa de los demás.

No importaban si eran seres con capacidades superiores a las de él o amigos muy cercanos, aquellos que cumpliesen un rol específico en las historias que orquestaba para su deleiten servían sin ningún remordimiento.

La casualidad no jugó un factor importante, pero todo aquel drama llamó la atención del hombre conocido entre los magos como el "Kaleidoscopio", una sonrisa adornó su rostro, mostrando dos prominentes caninos y sus ojos carmesí brillaron tenuemente.

Bien… esto es interesante, si libertad es lo que deseas – el hombre habló con algo de gracia - ¿Por qué no dártela?

Rias se detuvo en un campo de flores, uno de los más hermosos que jamás se haya encontrado; pero ni toda la belleza de aquel paradisiaco lugar fue suficiente para apaciguar su dolido corazón, se dejó caer de rodillas, sollozando y maldiciendo el negro futuro que le esperaba. Su oído se percató de los pasos calmados de alguien más; eso le alertó para mirar hacia la dirección dónde provenía ese sonido, sus ojos acuosos miraron como un anciano hombre estaba de pie cerca de ella, vistiendo un traje negro, sus manos enguantadas sostenían un bastón que le ayudaba a mantenerse de pie y una sonrisa amable en su rostro.

Su cara estaba llena de arrugas, su cabello de un gris casi blanco, en definitiva, el hombre era un anciano, pero extrañamente su aura mostraba jovialidad y sus ojos reflejaban la perspicacia de un niño travieso.

¿Por qué lloras pequeña? – el anciano habló con amabilidad – Una niña tan hermosa como tú debería de sonreír, más que llorar.

Rias mantuvo silencio ante las palabras del anciano, puede que ante los ojos de aquel hombre fuese tan solo una niña; pero su mente era aguda y capaz de detectar las segundas intenciones de las personas, claro cuando sus emociones no interfirieran con su juicio. De alguna forma la presencia serena del anciano le hizo responder sin problemas.

Q-Quieren que me case con otra persona por la que no siento nada – la voz de Rias sonaba apagada y sin ánimos – Y-Yo en realidad no deseo algo así… Yo… yo

¿Eso es malo? – el hombre preguntó tranquilamente - ¿Acaso no es el sueño de toda niña ser una flamante novia?

Ciertamente aquello era el sueño de toda niña, pero lo sentía completamente mal. No se comparaba con los romances a los que estaba acostumbrada, descritos cuidadosamente y dibujados con sumo detalle en las paginas de sus queridos mangas. Ella deseaba un encuentro similar, tropezar con un chico valiente y sobre todo amable, no como la persona que su padre pretendía unirla a la fuerza.

Yo quiero elegir… no quiero que me lo impongan – las manos de la jovencita agarraron su vestido con fuerza – Quiero tener un verdadero romance encontrar a mi príncipe en armadura.

La respuesta que Rias le daba sólo hizo que su sonrisa se acrecentara aún más, pero a pesar de lo infantil que sonase; la sinceridad en cada una de sus palabras era palpable. Pero en realidad había algo más profundo, su verdadero deseo.

Deseas libertad… o ¿me equivoco? – aquello hizo que la atención de Rias se posara en el anciano quien mantenía su sonrisa - Podría otorgártelo, pero todo tiene un precio

Las palabras del anciano eran honestas, al menos eso era lo que pensaba la jovencita, mantuvo el silencio sopesando el ofrecimiento de aquel anciano, antes de responder aquel hombre habló nuevamente.

Ciertamente, en este mundo no serás libre – el anciano se colocó a la altura de la jovencita – Ya que cargas con un destino mucho más complicado que un simple matrimonio arreglado… si renuncias a eso podrás vivir tu verdadero deseo… una ansiada libertad para poder elegir

Los ojos aquamarina de la jovencita parpadearon un par de veces, una opresión en su pecho se empezó a formar, las palabras de aquel hombre tuvieron un efecto tal que el pánico se hizo presente, ¿Realmente tenía un destino mucho mayor? Si eso era verdad, sacrificarlo sería un grave error, más dudas aparecían en su mente.

Yo lo he visto – Rias se sobresaltó cuando el hombre habló nuevamente – He visto lo que te depara la vida, hay alegrías y sufrimiento por igual; sacrificios y recompensas que marcaran tu personalidad por completo… - el tono de voz del anciano se tornó serio – Aún si eliges lo que te ofrezco recibirás lo mismo… pero sobre todo no tendrás el peso que ahora cargas sobre tus hombros.

Extendió su mano para que Rias se la tomara, la pequeña demonio cerró sus ojos recordando los turbulentos momentos que vivió minutos atrás, su padre no pensó en sus sentimientos a la hora de reunirse con el líder de la casa Phenex, ¿Por qué ella debía de considerar un futuro que ni siquiera estaba segura de que sucedería? Los abrió nuevamente mostrando la decisión que necesitaba para ser libre. Con tomar la mano de aquel anciano levantaba el telón de una nueva historia, uno que ni ella misma estaba preparada para afrontar.


La luna brillaba hermosamente en el cielo invernal, un escenario que invitaba al descanso, sin embargo; aquello tan sólo era la ante sala a algo completamente distinto.

Corría tan rápido como sus piernas le permitían, en su nuca podía sentir como la muerte se cernía sobre él; sabía que se inmiscuyó en algo que le superaba en todo sentido, las personas que vio luchar en el campo de atletismo no eran normales. Por eso entró en pánico y su instinto de supervivencia dictó que lo mejor era huir antes de que notaran su presencia, pero una rama que estaba en el suelo alerto a los combatientes de su presencia. Shirou Emiya estaba seguro que esa noche moriría sin haber cumplido con su sueño de ser un héroe de la justicia. Y sólo tristeza a sus seres queridos si perecía en manos de alguno de los dos extraños. Maldijo su curiosidad, debió haberse retirado desde que sonó la última campanada que marcaba el final del día escolar. Pero su empedernida personalidad de ayudar a los demás fue lo que lo orilló a esa precaria situación.

Se metió dentro de la escuela, esperando que aquello despistará por completo a cualquiera que lo siguiese dentro de los pasillos, ayudar en el consejo estudiantil sirvió de mucho pues conocía por completo la composición dentro del edificio y con ello todas las rutas de escape posibles, solo que al dar la vuelta tropezó aparatosamente con algo o más bien "alguien". Haciendo que ambos cayeran aparatosamente, desorientado se percato que algo suave estaba siendo sujetado por una de sus manos, una sensación que no olvidaría con facilidad.

Soltó un leve quejido, mientras sacudía la cabeza, fue cuando se percató de lo que estaba debajo de él.

¿Podrías levantarte por favor? – una suave voz habló con cortesía – Esto es muy incómodo para mí y sobretodo me causa vergüenza.

Shirou levantó su mirada para ver quien era la persona que le hablaba, sus ojos ambarinos se encontraron con unos aquamarina bastante hermosos, los cuales le miraban con una mezcla de vergüenza y curiosidad; el joven rápidamente se separó de la persona, su cabello era tan rojo como el del propio joven y sus ropas estaban un tanto maltratadas, los ojos del chico escanearon rápidamente que lo que tenía puesto era un elegante vestido, uno propio de una familia muy rica. Pero lo que más llamó su atención fue el hecho de que se cubría sus pechos con uno de sus brazos, eso disparó el recuerdo de la sensación de tersura y suavidad en una de sus manos. Volvió a agitar la cabeza, tenía algo más importante que hacer. Con eso confirmó el género de la persona con la que había chocado. Quizás el tenía prisa, pues la chica con la que se tropezó mostraba algo de calma.

Disculpa, estoy un poco perdida – la jovencita habló con cordialidad - ¿Sabes dónde me encuentro?

¡No hay tiempo para ello! – el pelirrojo se levantó del suelo para tomar a la chica de la mano - ¡Debemos irnos de aquí!

La preocupación en la voz de Shirou era genuina, tanto que la chica accedió a huir con él, corrieron un buen trecho del pasillo cuando de pronto un breve destelló alerto al joven, sus reflejos trabajaron más rápido de lo normal, con un simple movimiento aparto a su acompañante evitando que lo peor sucediera para ambos. Los dos miraron como una lanza rojo carmesí intentó empalarlos al mismo tiempo.

¡Vaya! – una nueva voz se mostraba sorprendida - ¡Tienes muy buenos reflejos!

Frente al par de jóvenes estaba un hombre completamente vestido de azul, tenía hombreras metálicas las cuales reflejaban los rayos de la luna que se colaban por la ventana, un largo cabello azul y un par de ojos rojo carmín. Pero lo más desconcertante era su sonrisa, ya que de alguna forma todo eso le divertía.

Pensaba que solo había uno – el hombre coloco su arma tras de él – Pero son dos… esto es extraño… tu pelirroja me recuerdas mucho alguien

La duda que apareció en su atacante hizo que Shirou reaccionara, muy cerca de donde estaba de pie, se encontraba un extintor, sin pensárselo mucho lo cogió para arrojarlo al hombre de la lanza, aquel objeto rápidamente se acercaba hasta él, con un simple movimiento de su arma cortó aquel objeto que pretendía dañarlo, pero no contó que eso lo haría explotar dejando libre el polvo químico que servía para sofocar los incendios, la nube imposibilitó la vista y el aire estaba enrarecido por los químicos.

El lancero no pudo más que toser fuertemente, el joven pelirrojo aprovecho eso para nuevamente tomar la mano de su acompañante y saltar por la ventana. Un estruendoso ruido seco se escuchó fuera de la ventana, eso le indico al hombre de la lanza que las personas que estuvieron frente a él, ya se encontraban fuera del edificio. Estuvo a punto de continuar con su cacería, cuando la hoja de una espada le detuvo en seco.

¿A dónde crees que vas? – un hombre que empuñaba la espada estaba detrás – Nuestra batalla no ha terminado… Lancer.

Bien, Archer… - el llamado Lancer sonrió mas que complacido ante la situación en la que estaba metido – Supongo que no puedo retractarme

Shirou y la jovencita pelirroja corrían a través de las calles de la ciudad de Fuyuki, fue cuando el chico notó que estaban lo suficientemente lejos de la escuela que pudo por fin respirar tranquilo; pero esa calma fue contra producente, ya que el pelirrojo trastabilló un poco para recargarse contra una pared. Con una de sus manos se tomó el costado de su cuerpo, lentamente su uniforme se mancha de rojo, evidenciando que sangraba de una herida.

¡Estás muy mal herido! – la pelirroja se alarmó por la condición del joven - ¡Esa caída fue de un lugar muy alto!

N-No i-importa – Shirou sonrió levemente a pesar del dolor que sentía – ¿Te encuentras bien?

Rias – el pelirrojo parpadeó un par de veces ante la respuesta de la jovencita – Me llamó Rias Gremory

Shirou Emiya – el chico se presentó apropiadamente – Perdona por meterte en esto, Gremory-san

Sólo Rias… - con una sonrisa continuo hablando - ¿Qué fue todo esto?

No lo sé… todo era tan normal esta mañana – Rias miró fijamente a Shirou – Lo único que me importaba era huir lo más rápido posible….

Un silencio rodeo a ambos por unos breves instantes, la pelirroja dio un suspiro ante lo irreal de su situación, fue cuando su atención se centró en el joven que le acompañaba, la herida de su costado no dejaba de sangrar y eso le empezó a preocupar.

Puede que todavía nos sigan buscando – la chica ayudó al joven a levantarse - ¿Hay algún lugar donde podamos escondernos?

Mi casa está a unas calles de aquí – repuso su acompañante agradeciendo la ayuda – Puede ser mejor refugio que estar a la intemperie.

Debía admitir que esa era una buena idea, se encaminaron en la dirección que indico el pelirrojo, los ojos de aquamarina de Rias brillaron levemente al notar la clase de edificio el cual servía como hogar del joven. Era una casa japonesa de estilo muy antiguo. Vista que alegró a la joven Gremory en muchos aspectos, entraron con cuidado, notando que el lugar estaba por completo vació, eso era bastante conveniente para el dueño de la casa, ya que no sabría cómo explicar la presencia de Rias si uno de sus usuales visitantes o su hermana menor estaba dentro de su hogar.

Rias estaba nerviosa, pero mantuvo la calma lo suficiente para no preocupar al joven que le estaba ayudando, su mente todavía recordaba el incidente de la escuela, como sin dudarlo usó su propio cuerpo para protegerla de la aparatosa caída del primer piso, lo importante para ella ahora era tratar las heridas de su salvador.

Shirou-san – la pelirroja llamó al dueño de la casa - ¿Shirou-san?

Vio con miedo como el chico colapsaba frente a ella, la caída causó mucho más daño de lo que pensaba, se acercó rápidamente para evitar que se golpeara contra el suelo, lo sostuvo con suavidad para acomodarlo mejor y revisar la herida de su cuerpo. Las manos de Rias temblaban levemente, debido a la gama de sensaciones y pensamientos que invadían sin descanso a su cuerpo. Con un poco de dificultad logró retirar la chaqueta del uniforme de Shirou, tragó un poco de saliva mientras desabotonaba su camisa.

¿Por qué lo hacía? Pues lo más cercano que ha estado del cuerpo de un hombre, eran los efusivos abrazos hacia su hermano mayor o los que le daba su padre, frunció un poco el entre cejo al recordar el incidente de la fiesta, aquello sirvió para lograr calmar un poco su nerviosismo y le ayudo a terminar de descubrir el cuerpo del pelirrojo.

Su calma sólo duró unos instantes, pues no pudo evitar sonrojarse al notar la musculatura del cuerpo que revisaba, podría ser lo bastante centrada para atender a un herido, pero todavía era una jovencita en pleno desarrollo y eso significaba que sentía leve atracción por los jóvenes de su edad. Ya que Shirou presentaba un cuerpo bastante entrenado para su edad.

Debe de hacer mucho ejercicio – comentó para sí misma – Por eso de su buena condición.

Miraba con intensidad la piel del muchacho, notando como su respiración era un tanto acelerada, con atención admiró el torso, bajando hasta el abdomen notando como un costado tenía una coloración morada y como la sangre ahora fluía libre; ya que no había algo que obstruyera su flujo. Dio una respiración profunda, coloco sus manos sobre la parte lastimada y dejó salir parte de poder demoniaco. Sintió como algo obstruía su propio poder, tratando de negarlo, la sensación era molesta pero eso no evito que imprimiera más poder para sanar la herida de Shirou.

Pasó un poco de tiempo, hasta que por fin la herida cerró lo suficiente para que no fuese un problema grave para el joven que ahora estaba dormido apaciblemente, la calma que mostraba en su rostro era la mejor señal de que el trabajo de Rias estaba terminado. Ella se sentó a su lado, miró al hacia el techo adentrándose en sus recuerdos.


Tomó la mano del anciano, los ojos carmesíes del mismo se clavaron sobre los de ella, brillando intensamente, cuando eso sucedía el mundo alrededor de ellos cambiaba de manera violenta, el campo de flores se fundía con los arboles, era un fenómeno muy diferente a cuando se teletransportaban con círculos mágicos. Se dio alzó la vista para mirar hacia arriba, se llevó una sorpresa al verse reflejada en una especie de espejo, desvió su rostro a la derecha para encontrarse con el mismo fenómeno.

Era un caleidoscopio que le reflejaba infinitamente, ante la sorpresa de la jovencita, el anciano solo pudo reír a carcajada abierta.

Siempre que veo esa expresión – el anciano hablaba con gracia – Hace que me sienta revitalizado

¿Por qué lo dice? – Rias se mostraba confundida por las palabras del anciano

No importa las veces que repita esto – la sonrisa del rostro del hombre se acrecentó más – Siempre es divertido, hombres maduros o adolescentes; todos se sorprenden por igual, es por eso que la magia es maravillosa

¿Usted es un mago? – la pelirroja se preocupó por un instante

Mmm… no creo que el termino sea el correcto – el hombre respondió con honestamente – Soy un hechicero en realidad, pero lo primero que debes de saber que no soy de tu mundo

¡¿Eh?! – los ojos de la chica se abrieron lo suficiente como para que salieran de sus cuentas

Por eso dije lo que dije – el hombre se mantenía su postura relajada – La libertad que deseas no se encuentra aquí… solo en otro mundo podrás cumplir tu deseo – Rias asintió lentamente mientras que el hombre continuó hablando – Es un mundo similar a este, pero sus reglas son un tanto diferentes… pequeña demonio

La forma en que le habló no le molestaba del todo, la familiaridad con la que lo hacía era agradable, fue cuando el fenómeno termino abruptamente, con sus ojos notaron la oscuridad del cielo y lo estrellado que este estaba, muy diferente a la imitación que tenían en el inframundo, aquello era lo auténtico, la luna brillaba intensamente sobre de ellos, tembló un poco debido al frío que se sentía en el lugar.

La mitad está hecha… ahora falta que tu completes el camino – comento el anciano de manera amigable – Bueno con esto me despido.

Con eso último el anciano se alejaba un par de pasos, para después invocar nuevamente la magia que había usado hace poco.

¡Espere… ¿A dónde me dirijo! – Rias trató de detenerlo, pero aquel hechicero no le hizo caso

¡La libertad también implica enfrentar a lo desconocido! – la jovencita se preocupó por aquellas palabras - ¡Pero si sigues derecho encontraras una escuela, allí estará una persona que te ayudará sin dudarlo!

¡Su nombre, al menos dígame su nombre! – la pelirroja gritó con toda sus fuerzas

El hombre meditó un poco si debía decirle su identidad, quizás era alguien travieso pero no demasiado cruel, con una sonrisa se dispuso a responder.

Me llaman el Kaleidoscopio… pero mis aprendices me llaman viejo bastardo – el hombre rio fuertemente – Pero tu mi pequeña demonio, dime Zeltrech

Con eso fue que desapareció de la vista de la demonio noble, se abrazó a si misma cubriéndose del frío de la noche, no hizo más que acatar las indicaciones de Zeltrech y se dirigió en la encamino al lugar donde encontraría la ayuda para cumplir su deseo. No tardó mucho en dar con una escuela, los portones estaban cerrados con cadena y candados; un leve remordimiento se asomó por su rostro para después suspirar de manera derrotada, coloco uno de sus dedos frente al candado, canalizando aquel poder que era parte de su herencia, por un breve momento una extraña sensación le invadió pero desapareció repentinamente, una pequeña esfera no mayor a una semilla fue suficiente para dañar el mecanismo del candado para que este abriera.

Ahora soy una delincuente – comentó para sí misma mostrando amargura – Bueno, Rias este es tu primer paso hacia la libertad

Se adentró en los terrenos de la escuela, parte de la culpa se disipó al ver las instalaciones, eran tan similares como los veía en sus mangas y animes favoritos, eso le sacó una escueta sonrisa, olvidando por completo que había violado las reglas acerca del traspasar propiedad privada. Avanzó por los pasillos, pronto su atención se centró en un salón que estaba completamente solo, con pasos lentos se adentró en él, ver los pupitres acomodados en perfectas hileras, aquel pizarrón verde que el maestro usaba para hacer anotaciones de su clase, todos esos elementos hicieron que la imaginación de la pelirroja se disparara por unos instantes.

No pudo evitar verse así misma rodeada de muchas compañeras y amigas disfrutando de la vida estudiantil completamente normal, tanto como soñaba tras ver sus animes favoritos.

Dio un suspiro y se recargó en el pupitre, por unos breves momentos el cansancio le ganó y terminó dormitando un poco. No pasó mucho cuando unos ruidos llamaron su atención, la curiosidad se apoderó de sus movimientos. Con pasos vacilantes se acercó al origen de ese alboroto, iniciando con ello su encuentro.


¡Vaya que se ven muy bien durmiendo juntos! – una voz exclamó de forma burlona – Tanto que me da lástima tener que matarlos.

Rias abrió abruptamente sus ojos, la persona que los atacó dentro de la escuela estaba tranquilamente admirándolos recargado en la otra pared, su cuerpo presentaba varias magulladuras, debido a una pelea anterior, pero eso no le restaba peligrosidad a su presencia, la joven demonio reaccionó con rapidez, alzó una de sus manos y una pequeña esfera de color rojo salió disparada en dirección de Lancer. Sintió nuevamente el rechazo hacia su poder, pero pesar de eso su ataque no perdió mucha fuerza. El lancero se hizo a un lado evitando recibir una clase de daño.

¡SHIROU-SAN! – la pelirroja gritó tratando de despertar a su acompañante

El joven dueño despertó al instante, sus ojos se posaron en Rias para después mirar que Lancer estaba en su casa, esperaba que su cuerpo doliera ante un movimiento exagerado, pero eso no ocurrió, no supo cómo reaccionar ante la situación con su salud, pero lo mejor fue dejarlo pasar. Se incorporó tan rápido como pudo y tomó de la mano a la demonio, para correr rápidamente.

¡Por aquí! – Shirou indicaba el camino a través de su casa - ¡Es mejor salir al patio para tener mejores oportunidades!

La pelirroja asintió a la sugerencia del chico, quien de alguna forma se mostraba seguro de sí mismo, eso alentó mucho a la confundida demonio, que por instantes se arrepentía de haber aceptado la oferta de Zeltrech. Se dirigieron a la puerta shōji que separaba el comedor del patio, con la velocidad de su carrera rompieron la puerta; ante Rias no pudo sentir lástima por dañar algo que consideraba casi tan valioso como una antigüedad de su propio hogar. Nuevamente el frio de la noche se sintió sobre la piel de la jovencita, Shirou también lo notó cuando revisó que su torso estaba descubierto tenía deseos de preguntar. Negó con la cabeza, para correr en dirección de un almacén que estaba en el patio.

¡Vamos! – el chico corrió seguido de Rias - ¡Dentro del almacén!

Lancer salió por el mismo lugar que los dos jóvenes usaron como ruta de escape, los ojos carmesí dieron con sus objetivos, justo cuando estuvo a punto de iniciar carrera para darles alcance, la demonio se giró un poco abriendo una de sus palmas para lanzar otra esfera de energía.

¡Esa habilidad tuya se está volviendo molesta! – exclamo el hombre de la lanza con molestia - ¡PERO LOGRE DARME CUENTA DE ALGO!

Las palabras de aquella persona preocuparon a la pelirroja, Shirou apretó su mano levemente para que continuara corriendo, entraron al edificio, los ojos de la chica miraron como dentro de él estaban apilados varios productos electrodomésticos, por la apariencia de los mismo supo que estaban descompuestos o en proceso de reparación. El joven soltó la mano de su acompañante para rebuscar entre la pila de chatarra, encontrando algo que sirviera como arma para defenderse, entre sus manos tomó un tubo metálico de considerable tamaño que serviría perfectamente como una espada.

¡TRACE ON! – recitó el pelirrojo con seriedad.

Los ojos aquamarina de la demonio se abrieron al notar como el objeto entre las manos del chico se llenaba del poder del mismo. Notando también el mismo rechazo hacia aquello que reconoció como magia. Algo la alertó por completo, dentro de ese almacén se empezaba a agitar debido a las acciones de ellos.

Entonces son una pareja de magos – la voz de Lancer se escuchó al filo de la puerta – Curioso porque claramente pensé que la chiquilla era de otra especie… me recuerdas un poco a mi maestra

El joven se adelantó a lo que fuese que intentará el hombre frente a ellos, movió rápidamente su improvisada arma con la intención de asestar un golpe directo contra su atacante. Lancer simplemente movió su arma con tranquilidad, casi mostrando aburrimiento por los improvisados y torpes ataques del pelirrojo, Rias no sabía qué hacer, si ayudarlo o mantenerse al margen, esa extraña sensación de interferencia afectaba mucho su propia magia, no estaba segura si funcionaría una tercera vez, sumergida en sus pensamientos no se dio cuenta que muy cerca de ella un círculo mágico se activaba lentamente.

Shirou continuaba tratando de golpear a su oponente, el servant por su parte decidió remarcar la diferencia que existía entre ellos, con una patada lo mando a volar directo al interior del almacén, cayendo pesadamente en la pila de chatarra. Toda esa acción hizo que Rias se sobresaltará, la preocupación se asomó en su rostro, tanto que instintivamente se acercó hasta el abatido chico.

¡Esa es la diferencia entre un humano y un servant! – el hombre camino a paso seguro acercándose al par – Deberías de haber invocado a uno, ya que tienes las aptitudes para ser un master.

Preparó su lanza apuntando directamente en dirección al corazón del chico, miró de soslayo a la jovencita quien estuvo a punto de lanzarle una tercera esfera, pero sin miramientos agitó su arma cortando la palma de Rias, aquel dolor hizo que se tomara su mano lastimada y abandonara sus intenciones de atacarlo.

Es una lástima, la verdad no me gustará asesinarlos, pero no me quedaba de otra – el hombre se mostraba levemente disgustado por lo que tenía que hacer – Espero que no me guardes rencor…

Justo en ese instante un fuerte viento azotó a Lancer, quien trastabilló un poco debido a la fuerza con la que lo golpearon, rápidamente fijo su atención en Rias quien al igual que él estaba sorprendida, después en el chico cuya mirada estaba fija en otro lugar. Fue cuando una lanza apareció en su campo de visión, tan cerca que casi estaba a punto de atravesarlo, haciendo gala de su increíble velocidad esquivó el ataque saltando hacia afuera de la habitación.

Los ojos ambarinos de Shirou estaban clavados en la figura de una hermosa mujer, sobre sus hombros descansaba una capa de lo más elegante y fina. Su cuerpo estaba muy bien formado, mostrando una inusual perfección en sus medidas, sobre su dorado cabello descansaba una especie de corona mostrando el estatus real que ostentaba, todo eso bajo unas ropas azules con líneas doradas. Sus ojos estaban cerrados al momento de darse la vuelta para después abrirlos y mirar fijamente a los dos jóvenes en el suelo, el intenso azul de los mismo hizo estremecer los cuerpos de ambos, porque de ellos emanaban una extraña sensación de superioridad, no de aquellas que miran por encima a los demás, sino quienes dirigen con sabiduría las personas.

Atendiendo a tu llamado, yo Servant Lancer estoy aquí para convertirme en la lanza que guiara tu destino – el tono autoritario de la mujer que se presentó como Lancer mostraba un deje de amabilidad - Te pregunto… ¿Eres tú mi maestro?

Ninguno de los dos pelirrojos pudo responder a la pregunta de la nueva "Lancer", aquello en lugar de molestarle le causó un poco de gracia limitándose a sonreír cálidamente.

De acuerdo a las reglas de la guerra del santo grial… te reconozco como mi maestro – Lancer se dio la vuelta para encara a su similar – Debo de encargarme de mi enemigo antes de continuar con las presentaciones.

Su sonrisa abandonó su rostro, solamente dejando la seriedad de un caballero a la hora de salir a combatir, tan soló dio el primer paso y una armadura cubrió su cuerpo, el otro Lancer se limitó a silbar bastante emocionado.

Voy a decirlo de con honestidad – el hombre sonrió de manera picara – Ese si que es un buen cuerpo.

Aquel comentario solo hizo que la mujer parpadeara un par de veces, sonrió discretamente por el evidente halago.

Gracias – la rubia aceptó con tranquilidad el halago – Somos dos servant de la misma clase, ¿sabes lo que significa?

Aquella declaración hizo que ambos afilaran su mirada y apretaran el agarre de sus armas.

Que esto se determinará con la calidad de nuestros nobles phantasm – la respuesta complació a la mujer - ¡Muy bien mujer! ¡VEAMOS QUIEN ES MEJOR!

Con un ligero asentimiento, ambos se lanzaron uno contra el otro, la lanza roja carmesí chocaba con la lanza blanca soltando entre cada golpe chispas incandescentes, el impacto de los mismo eran tan potentes que parecían disparos de una arma de fuego, el hombre se mostraba complacido de que su oponente era capaz de seguirle el ritmo, no le importaba mucho el género de la otra servant, en su experiencia sabía que una mujer eran tan capaz como cualquier hombre e inclusive su maestra era un excelente ejemplo.

Por su parte la rubia no mostraba ninguna emoción por la batalla, en cambio estaba serena en el intercambio de golpes, la maestría con la que su arma era sublime, no había movimientos que se considerarán innecesarios, todos ellos estaban calculados para responder a la velocidad precisa con la que atacaba su oponente. Eso hizo que le hombre diera un salto hacia atrás creando una distancia.

¡Tenía razón! – el caballero de la Lanza sonreía ampliamente – ¡Esto se define con nuestros nobles phantasm!

El aire alrededor de Lancer cambio por completo, tomando una posición que definitivamente serviría para desplegar el poder de su arma, lo mismo hizo su contraparte, la lanza de la rubia empezó a brillar intensamente, aquello hizo que el hombre se replanteara sus acciones. Bajando su arma y sus intenciones de combatir desaparecieron.

Creo que lo mejor será retractarme – el hombre se mostraba un poco preocupado – Con solo un simple vistazo me he dado cuenta de la diferencia.

La rubia cambió su postura, reconociendo que su oponente dejaba de lado cualquier intento de hostilidad en contra de ella; pero de alguna forma podía sentir que Lancer hablaba con honestidad.

Sabia decisión – la caballero sonrió escuetamente ante las acciones de su enemigo – Será mejor dejarlo para otra ocasión… Lancer o mejor dicho Cú Cuhulainn

¡RAYOS! – Cú Cuhulainn se rascó la cabeza molesto – Tan rápido diste con mi identidad

Cualquier servant de la clase Lancer daría con tu identidad con tan sólo intercambiar golpes – la mujer rio melodiosamente – Pensaba en otro, pero como no me sentí atraída por ti, supe de tu identidad.

Pensar que me confundirías con ese sujeto – rió divertido el hijo de la luz – Mira que gracioso… ¡Jajajaja!

Aquello daño levemente su orgullo, pero no hizo más que reír de manera honesta, se dio la vuelta para retirarse, alzó su mano en señal de saludo para dar un enorme salto desapareciendo entre la oscuridad de la noche. Shirou y Rias guardaron silencio todo ese tiempo, aquella pelea los había dejado sin aliento. La mujer hizo desaparecer su armadura y su lanza, caminando elegantemente hacia el par de abrumados jóvenes.

Veo que han quedado impresionados – la melodiosa voz de la mujer llamó la atención de los pelirrojos – ¡Bueno supongo que deberíamos presentarnos apropiadamente!

¡¿Ah?! – el chico fue el primero en reaccionar – Emiya Shirou

Lancer asintió levemente mientras cerraba sus ojos memorizando el nombre, Rias guardó silencio un poco apenada, pero cuando los ojos azules de la rubia se posaron en ella entendió que debería de hacer lo mismo.

R-Rias Gremory – se inclinó levemente alzando la maltratada falda de su vestido – Es un placer.

Los movimientos de la jovencita mostraban el mismo grado de elegancia que los de la servant, la rubia volvió a cerrar sus ojos para memorizar el nombre de la chica.

Shirou y Rias; tendremos visitas – la rubia se dio la vuelta esperando el arribo de los nuevos visitantes

De la nada, dos personas aterrizaron en medio del patio, los ojos de Shirou se abrieron lentamente al notar la presencia de los recién llegados.

¿Tohsaka? – el joven llamó directamente a una de las personas - ¡¿ERES TOHSAKA?!

Una joven pelinegra levantó su mirada al saber que fue llamada por su nombre, la sorpresa también se reflejó en su rostro. Sus ojos pasaron de Shirou a Rias para terminar en Lancer. Apretó sus dientes para después dar una orden muy difícil para ella.

¡ARCHER! – la joven llamó a su acompañante - ¡ATACALOS!

Zeltrech miraba complacido como la historia que estaba ayudando a crear tomaba un giro inesperado que le satisfacía por completo, lentamente una presencia se acercó por detrás, una pequeña niña con un cabello oscuro y cuyos ojos carecían de emociones, el anciano hechicero no se molestó ante el evidente intruso de hecho, para él, cualquiera que pudiese entrar en ese lugar era bien venido.

Vaya que causaste un revuelo en el inframundo – la niña comentó con algo de gracia – Están todos desesperados por encontrar a la pequeña princesa

Una sonora risotada provino del anciano ante lo gracioso que le resultaba el comentario, cerro sus ojos unos breves momentos antes de contestar.

Solo intenté cumplir su deseo – Zeltrech mantenía la calma que le caracterizaba – Fue su culpa en haber jodido su vida… aunque no se en que acabará este viaje, pero la meta será lo interesante

Entiendo – la niña sonrió un poco – Bueno, supongo que podría quedarme a admirar un poco de tu trabajo

Como gustes, Ophis – el hechicero volvió a poner atención en la imagen que veía frente a él – Disfruta del espectáculo


Hola a todos, supongo que se sorprenderán de leer esta historia... originalmente la coloqué en una cuenta secundaria que yo mismo creé, bajo el nombre de "Nothung". Sin embargo lo dejé medio abandonado pues por esa época pasé por el momento mas difícil de mi vida. Pero tras leer uno de los fic's mas interesantes del género crossover entre Fate y DxD. Puedo considerarla una pequeña brisa de genialidad pues se salió mucho de la norma.

Dejando de lado el tan usado "Isekai" o "mundo alterno", presentando a una pareja un tanto inusual que me enganchó de principio a fin.

Con ese sentimiento, reavivó mis deseos de continuar escribiendo esta historia. Donde igual me fui por otro estilo, donde muchos se decantan en los protagonistas masculinos. Yo preferí por alguien bastante maltratado por el fandom, derivado por los fanfics de traición. Por lo que Rias será la protagonista junto con el aspirante a héroe de la justicia.

Este capítulo paso por una revisión, se corrigieron errores ortográficos y se le agrega algo de texto. Sin más me despido... esperando que disfruten de esta obra, tanto como yo disfruté el escribirla.