Capítulo 7: Ojitos pálidos, cabello dorado como el centeno

¿Qué sucede? ¿Estás bien? —Era la primera vez que la veía así, encogida en sí misma sollozando en silencio, aferrándose con todas sus fuerzas a sus propias piernas. La encontró en uno de los rincones más aislados de la madriguera donde las paredes eran de piedra y cubiertas de tallados rupestres de sus antepasados, de lo que fue alguna vez la raza Pooka.

Tengo miedo, Aster —Sólo aquello bastó para que el Pooka supiera el por qué de su estado, suspiró. Todo espíritu, guardián o criatura mítica se veía afectado cuando llegaba el momento de renovar su contrato con el mundo, con las fuerzas míticas que los gobernaban. No sabía si esta era la primera vez de Granny, lo dudaba, pero comprendía que es algo a lo que jamás te acostumbrarías.

Tranquila… todo saldrá bien tú… —El conejo fue abruptamente interrumpido por la ahora firme voz de la muchacha

Aster ¿Sabes quién era yo antes de convertirme en cupido? —obviamente el Pooka no lo sabia por lo que sin esperar una contestación la morena siguió hablando —Era una pirata, muy joven y estaba embarazada de mi primer hijo —Aster sintió el aire cortarse y enrarecerse, un nudo se formó en su garganta no sólo por la revelación sino también por la forma tan fría y seca de decirlo —Sólo 19 años, mi marido me amaba pero yo podía ver en sus ojos que no era yo a quién deseaba. El día en que me convertí en cupido nuestro barco fue atacado, un hombre iba a apuñar a mi marido por la espalda y yo no pude soportar ver al amor de mi vida morir frente a mis ojos, me interpuse y la espada atravesó mi estómago, caí al mar. Esa noche al ver la luna llena ya no era yo misma, tenía un nuevo nombre y un nuevo objetivo.

Theodosia Heaven —Pronunció Aster. Pocos conocían aquel secreto de Granny. Lo ocultaba como un tesoro privado, solo para quienes tenían el lujo de conocerla en profundidad.

Exacto, pero pese a ello preferí volver a bautizarme…se sentía muy… humano para mí, y ahora que lo pienso me hubiese gustado que mi hija se llamara así —Granny ya no se aferraba a sus piernas ni se mantenía encogida, durante el silencio que se formó en el interludio de su discurso Aster fue capaz de escuchar como lágrimas caían contra el suelo. —"Granny Smith" —rompió el silencio la morena nombrando su apodo —Elegí ese nombre para deshumanizarme, jamás envejeceré, jamás seré madre…merezco que me llamen por algo que no me corresponde.

Thea, basta— Aster se dio el lujo de llamarla como sentía que debía hacerlo, Granny fijó sus ojos en él como si hubiese dicho un improperio —Sé que te sientes perdida y nerviosa, el ritual de renovación se acerca y colocas sobre la mesa todo lo que has vivido como cupido. Tal vez en un principio sentías la necesidad de deshumanizarte, pero ahora, y con lo que el paso de los años te ha enseñado, no encuentro motivo para seguir castigándote de esta manera.

Aster…—Los ojos negros se suavizaron —Estas muy equivocado…—Aster notó como la chica se mordía el labio inferior con fuerza. Dudaba en sincerarse por completo con el guardián de la esperanza — No tengo miedo a la renovación de mis poderes o mi contrato, confío en mis habilidades, confío en que he cumplido con el deseo de Manny, pero ahora tengo, como cada mil años, la oportunidad de…

¡¿De qué, Thea?! ¡¿De qué? — Aster sabía lo que la morena iba a decirle y lo escandalizaba

¡De morir, Aster! ¡Tengo la oportunidad de decidir mi muerte! —Dijo en un grito quebrado por el llanto —Perdí todo lo que tenía por mi propia mano… yo decidí interponerme entre el destino de mi marido, el puñal de aquel bandido y mi futuro. Por mi "sacrificio" el hombre de la luna me dio otra oportunidad —Por las mejillas de Aster corrían lagrimas de rabia e impotencia. No es que no comprendiera el sentimiento, por su cabeza había pasado el pensamiento más de una vez, pero que Granny la mujer que tanto admiraba pensara eso lo decepcionaba de sobremanera. Ahora la veía patética, hecha un desastre mientras lloraba contra el suelo —Quiero recuperar el control sobre mi vida, sobre mi existencia…Aster quiero ver a mi marido…aunque el ya no me ame, aunque el haya vivido una vida y muerte plena sin mí…quiero volver a verlo una vez más…

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A Aster se le llenaban los ojos de lágrimas cuando recordaba aquel día, sobre todo por el miedo que le recorría al pensar que podía perder a su amiga nuevamente y ahora lo rememoraba vívidamente mientras se dedicaba a detener el sangrado de las heridas de Granny en el silencio de la biblioteca de Norte. De esa misma manera habían terminado luego del ritual de renovación de la chica, había fallado y estuvo a un solo paso de morir, sin embargo, los grandes espíritus del universo leyeron su alma, descubrieron sus deseos de morir y la castigaron con dolor y la vida. Obviamente esa vez, las heridas habían sido mucho peores que en ese instante, y el dolor cargaba con un significado totalmente distinto.

—Estas recordando ese día ¿verdad? —rompió el silencio. Se encontraban solos en la biblioteca, Jack había ido a buscar a los demás guardianes con urgencia, Sea seguía desmayado frente a la chimenea, mientras hablaba la morena miraba su cuerpo inerte fijamente, al parecer cerciorándose de que el pecho del perro siguiera en su vaivén, débil pero constante. —Debes dejar de sentirte mal por aquella vez…fue mi culpa.

—No fue tu culpa —declaró Aster cansado de repetírselo una y otra vez — Todos hemos pasado por esa clase de indecisiones, eres tú la que lleva más tiempo en esto y aunque no estuve nada de acuerdo con tu elección y me alegro de que sigas aquí, comprendo tus razones.

—Encontré algo por lo que vivir, Aster. Eso fue lo único que se necesito para volver a creer en mi misma —Sus orbes se conectaron, los oscuros pozos de la cupido parecían querer decirle "Quiero creer que tú también lo encontraste" —pero ahora ese alguien…se encuentra inconsciente frente a la chimenea.

—Él estará bien. Lo que me preocupa es que si despierta vuelva a atacarte o alguno de nosotros, es importante saber qué le sucedió antes de despertarlo —No recibió respuesta, Granny había vuelto a posar sus ojos sobre el can, unas horribles garras estaban marcadas en su mejilla derecha, rojas y en carne viva pero ya no sangrantes —Emmm…—trató de llamar su atención de nuevo, la morena volteó a verlo —Creo que te querrás ver tú las heridas del rostro, sé que tienes tus menjunjes para ese tipo de lesiones.

—Dios —fue lo único que dijo antes de que con un chasquido invocara un espejo. Se observó y acarició lentamente las heridas de su rostro, pequeños rasguños se esparcían también por el puente de su nariz y los repasó también con la yema de su dedo — Nunca le he temido a las cicatrices, aún conservo la de mi muerte…las asimilo como un accesorio, decoraciones sobre mi piel que cuentan una historia —con el brazo que no acariciaba su rostro, Granny rodeó su estómago — aquí estuvo mi bebé de todos modos, aunque ahora sea un lugar vacío y sin sentido. —Luego de ese comentario que hizo a Bunny tragar con dificultad cupido hizo aparecer una crema cicatrizante se la untó, pero las marcas no desaparecieron, solo cicatrizaron, estaba haciendo honor a su palabra no haría desaparecer las marcas.

—Creo que deberíamos pedirle a Toothiana que use el…—fue interrumpido por la llegada de Jack y los demás guardianes. Norte a la cabeza de los demás fue le primero en visualizar el rostro taciturno del hada.

― ¡Granny, cariño! ¿Cómo te encuentras? ―. Pregunto Norte mientras se le acercaba, tomó el rostro de la morena entre una de sus enormes y robustas manos y lo dirigió a su mirada. Intento dilucidar lo que verdad sucedía a través de esos luceros, sinceramente, nada estaba bien. La morena alejó la mano de Norte de su cara de la manera más cortés que su estado le permitió.

―Estoy bien, Norte. Gracias por preocuparte. ¿Encontraron alguna pista de lo que le sucedió a Salt la noche anterior?

―No mucho, querida. Según los espíritus de los lugares a los que fuimos lo único que pudimos confirmar es que estuvo en Nueva york.

―Toothiana ―Llamo Aster levantándose de su lugar ― ¿Podrías, por favor, utilizar tu lector de recuerdos en Sea? No existe otra manera de saber exactamente qué le sucedió aquella noche.

―Claro, Aster.

El lector de recuerdos era una herramienta que Tooth utilizaba cuando necesitaba alcanzar un recuerdo en los dientes de los niños, pero más que para el dueño de este para ella recuperar alguna información necesaria, como en estas circunstancias. Funcionaba muy parecido a un proyector humano solo que en vez de ir conectado a una de esas computadoras al diente. Toothiana conecto la pequeña maquina al colmillo de Sea respaldada por cada flanco por los demás guardianes en caso de que despertara, inmediatamente se proyectó la imagen de su recuerdo sobre la chimenea de Norte.

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"Mirarse, porque no hay otra manera de encontrarse, cariño

Amarse, porque no deseamos estar solos

Sentirte, porque a veces dudo de la realidad a tu lado

Destino, Porque no hay otra manera de comprobar que existió el frío

De aquella mañana en que nos conocimos"

Las imágenes mostraban la noche de Sea como si se mirase desde sus propios ojos, una cantidad extraordinaria de rostros, sonrientes, difuminados por las luces y la vaga luz ambiental de un pub cualquiera de la ciudad de Nueva York. Alcohol, fiesta, desenfreno, imágenes que fascinaron a Jack en más de un sentido ― "¿Es esto lo que hacen los humanos adultos durante las noches? ¿Prácticamente desnudarse y frotar sus cuerpos toda la noche?" ―. No lo entendía, francamente, no podía comprenderlo, pero el cortometraje continuó entregando los mismos paisajes hasta que la luz del sol comenzó a vislumbrarse por una de las ventanas del pub ―"¿O era más bien un hotel?"

―Una noche normal en la vida de Salt ―comentó Aster sentado frente a frente a la proyección con los brazos cruzados, inspeccionaba cada milímetro del cortometraje en busca de cualquier pista que les pudiera entregar información sobre lo ocurrido, pero nada, absolutamente nada diferente a lo que ya conocía del can.

Llego la mañana, el perro parecía caminar tranquilo en medio de las multitudes, nadie parecía notar su existencia, después de todo era un espíritu. En un momento, se detuvo en un parque, los niños jugaban ignorantes de su alrededor mientras que Salt parecía encender un cigarrillo. Una, dos, tres exhalaciones y la humareda se depuraba frente a su nariz, una mañana tranquila, hasta que…

Un Salto, una vibración parecía mostrar que Sea se había sorprendido por algo, la cámara se enfoca hacia el suelo a su lado, una manita, muy blanca y pequeña se aferraba fuertemente al pelaje de su pata derecha. El sonido del recuerdo, de todo lo que rodeaba aquel instante, los autos, la gente, la respiración de las calles pareció desvanecerse, en tanto unos ojos llenos de asombro se clavan en la cámara, en los ojos de Salt y congelaba los corazones de la audiencia. Un niño, pelirrojo, de no más de 4 años era capaz de ver a Salt en todos sus colores y lo miraba maravillado por su existencia.

No era necesario ver el rostro del can en aquel instante, Aster pensaba que ya no necesitaba seguir viendo lo sucedido para entender por qué el can reaccionó de aquel modo, pero sería hacer oídos sordos, ignorar una realidad que muchos de sus preciados niños, los niños que él y todos los guardianes entregan cada fibra por proteger viven. No fueron necesarias explicaciones, incluso Jack entendía el mecanismo, si una persona cree puede ver a los espíritus y si eras capaz de ver a Sea, el guardián de la lujuria era porque la conocías y aquel niño, de tan solo cuatro años, había vivido experiencias que lo hacían capaz de reconocerla.

― ¡Perrito! ―. Una voz dulce, algo desgastada, apenas audible bajo la gruesa bufanda que cubría la mitad de su rostro, lo llamaba. Lo llamaba a él, Sea Salt el guardián de la lujuria, un espíritu del que un alma tan pura e inocente no debería ni siquiera considerar su existencia. No era capaz de reaccionar, de responder a aquellos ojos dorados, más dorados de los que nunca había presenciado antes.

―Centeno ―fue lo último que se escucho antes de que la memoria se apagara con un sonido seco.

Jack podía sentirlo, podía sentir como cada uno de los presentes en la sala luchaban por mantener la calma ante lo presenciado, lentamente todas las miradas se enfocaron en la morena quien con ojos inundados en lágrimas abrazaba el brazo que el perro había mordido, lloraba en silencio, y los ríos en sus ojos no se detuvieron hasta que la noche tocó la blanca planicie del Polo Norte.

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― ¿Anocheció? ―notó Jack asombrado, despertando del estado embelesamiento en el que había permanecido luego de dejar a Granny con Norte en la biblioteca. Ahora se encontraba apoyado contra una de las ventanas de la cocina, Aster era el único que se encontraba con él.

―Sí, ya han pasado varias horas, aunque no lo notarás ―Jack se enrojeció un poco, el conejo no se había apartado de su lado todo ese tiempo, y parecía quererle hacerle notar ese hecho con el tono utilizado.

―No lo digo por eso. Ya entramos en época de sol de medianoche, no debería anochecer por los siguientes seis meses. ―comentó. Jack utilizaba su tono más neutro e indiferente posible con el conejo, como si estuviese conversando con un desconocido en la calle sobre el clima, al no ser capaz de actuar con normalidad sentía que lo más lógico seria volver al estado anterior de su relación: "el desagrado educado"

―El poder de Granny pudo cambiar el clima, como a veces te sucede a ti― respondió. Jack pudo leer la molestia en sus palabras.

―Granny no es un espíritu del clima.

―Se encuentra en un estado delicado, no me sorprenda que no pueda controlar sus poderes ―explicó como queriendo hacer entender a un bebé, una simple conversación se estaba convirtiendo lentamente en una disputa, exactamente como sucedía antes de que fueran amigos.

"Amigos" a Jack le formaba un nudo en la garganta esa palabra, decidió volver a mantener el silencio ― "Nunca más volveremos a ser amigos ¿eh? Cola de algodón" ― escucho a Aster dar un suspiró lo miró enfadado.

―Basta con el berrinche, ya no tengo la edad como para mantener este tipo de actitudes, Jack. Tenemos que hablar.

―No es momento ―respondió sin más el joven

―Lo es, somos un equipo, los niños dependen de nosotros y si no somos capaces de llevarnos con un mínimo de comunicación decente solo seremos un estorbo a los demás ―Jack se enfurecía más y más con cada una de sus palabras, odiaba cuando Aster intentaba pasar cada aspecto de su amistad por el hecho de que eran guardianes.

― ¿Es por eso qué quieres hablar conmigo? ¿Por el bien del equipo? ―Aster se sobresalto un poco por la actitud de muchacho, lo miraba con ojos centellantes de furia y una mueca irónica ―Siempre tú, Aster, sacrificándote por el equipo y lidiando con el pendejo insufrible que es el nuevo guardián ¿Verdad?

― ¡Jack! ¡Por Manny! ¿De qué diablos estás hablando? ―Jack no sabía de lo que hablaba solo deseaba descargar su inagotable impotencia.

― ¡Escuche lo que hablaste con Norte la otra noche! ¡Qué soy un niño impresionable que está seducido por tu amabilidad!

― ¡Maldita sea, Jack! ¡Yo no fui quien dijo esas cosas! ¡Y si Norte las dijo fue porque el te considera como su hijo!

―¡Pero tu le diste la razón!

― ¿La razón, Jack? ¡El único que parece estar dándole la razón eres tú! ¡Actuando de esta manera tan inmadura!

― ¡Es que no lo soporto! ¡Ya no soporto que intentes actuar siempre como el "gran Pooka maduro con nervios de acero y que siempre es capaz de arreglar todo"! Tu papel de "hare entrar en razón a este chiquillo" me tiene harto ¡Te dije que quiero alejarme de ti y eso es lo que quiero hacer! ¡Respeta lo que siento alguna vez! ―volteó el rostro hacía la ventana y esperó que el conejo se retirara de la habitación, escuchó unos pasos, pero su corazón dio un salto cuando sintió que dos patas con gran fuerza se agarraban de sus brazos y los azotaban contra el ventanal.

― Mira pequeño caballito de circo ― le amenazó el Pooka a cinco centímetros de su rostro ―yo también estoy harto, estoy cansado de soportar tus vaivenes hormonales, te gusto, me odias, para ti es tan fácil deshacerte de una persona que no te cuesta nada desaparecerte de sus vidas ― Jack podía ver los azules de Aster inquietarse cual tormenta, cristalizarse por las lágrimas contenidas― Puede que luego de 300 años de soledad y una personalidad apenas madura no seas capaz de entender los lineamientos mínimos del apego entre las personas, incluso puede que los demás te acepten tus arranques adolescentes ¡Pero yo no!

Jack lloraba, no podía contener su respiración agitada ni el ceño fruncido sobre sus ojos, pero no desvió un segundo su mirada de la del Pooka. Éste se detuvo un momento, también agitado, sus brazos tiritaban, su cuerpo parecía luchar por alejarse, pero Aster nunca dejaban un discurso a medias.

―Yo te lo prometí, Jack, jamás te apartaría de mi lado, no es una promesa que hago a medias con nadie, maldito niño. Pero si tanto te molesto y me odias ¡Mantente alejado de mí, maldita sea! ―grito antes de liberar sus brazos y provocar que el joven cayera del borde del ventanal.

Aster se alejó hasta la puerta de la cocina, a punto de desmoronarse, a punto de ceder al peso de su cuerpo y desplomarse, no deseaba salir de la habitación, no deseaba alejarse del muchacho, jamás había discutido con alguien de esa manera, lo anonadaba lo mucho que el chico podía introducirse en sus nervios, pasó una pata por sobre su rostro en un intento de calmarse y reunir fuerzas para tomar el picaporte. Iba a alejarse cuando…un par de brazos fríos envolvieron su cintura.

―No te vayas ―escucho reproducir al muchacho con dificultad. Aquellas manos que recorrían todo su torso hasta aferrarse fuertemente al pelaje de su pecho le devolvieron el aire a sus pulmones ―Aster… no me dejes ―susurró el albino en su oído, no pudo evitar estremecerse ―Norte tenía razón Aster… me sedujiste…no te alejes, no te vayas…por favor

En dos segundos Aster tenía al joven contra la isla de la cocina con sus piernas aferradas contra su cintura, frotando partes de ambos que, si no fuera por la adrenalina, no se atrevería a tocar.

―Basta, niño. No estoy para seguir tus juegos luego de todo esto ―Las mejillas del muchacho se encontraban enrojecidas hasta las orejas, sus ojos nublados por un sentimiento que no pudo descifrar.

―Aster ―susurró ―Aster, Aster Aster―pronunciaba mientras se enredaba en el cuerpo del conejo, sus brazos alrededor de su cuello, apretó más sus piernas contra su cintura y aprisionó una de sus orejas en sus frías manos.

―Basta… he dicho que te detengas…―No podía detenerlo, Jack parecía haberlo drogado con su presencia, con su toque, y estaba cayendo en algo que, aunque no podía comprenderlo, entendía que estaba totalmente mal ―Jack… ¿Qu- Qué haces? ―El muchacho no paraba de acariciarlo con todo su cuerpo.

―Bunny… quiero estar tan cerca de ti que ya no puedo soportarlo más, perdóname, de verdad soy un pendejo impresionable… ―Aster no pudo procesarlo hasta que sentía el aliento de Jack sobre el suyo, inevitable…

―Jack, Aster, Norte solicitó una re -¡Oh por Manny! ―interrumpió Toothiana en la cocina Aster quiso alejarse del muchacho, pero Jack se negó a soltar su pecho ― ¿Qué está sucediendo aquí?

―Nada Tooth ― Se apresuró el conejo a rápidamente aclarar. Toothiana no lo miraba con siquiera un mínimo de simpatía ― Jack está un poco alterado por lo sucedido con Sea, cree que le hizo daño al dejarlo inconsciente ―Aster se sorprendió a sí mismo por la naturalidad con la que respondió al hada de los dientes, como si la escena comprometedora no fuera más que ellos cortando zanahorias.

―Ya veo… ―Toothiana no parecía muy convencida, obviamente, pero en aquel instante ni ella misma quería analizar la situación ―Norte nos necesita en la biblioteca hemos reunido un poco más de información ― y sin más se fue de la habitación.

―Jack, Jack ―El guardián de la diversión parecía estar a punto de caer dormido sobre su pecho, con una leve sonrisa sobre su pecho, bien acomodado sin todavía querer soltarlo. Aster no pudo resistirse, comenzó a acariciar sus cabellos con suavidad― tenemos que irnos, pequeño malcriado. Casi le damos a Tooth un ataque cardiaco.

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― ¡Dime dónde está maldita sea! ―Escucharon vociferar a las puertas de la biblioteca ― ¡Sé que lo sabes! ¡Pitch Black! ―eso fue lo que provocó que Aster y Jack entrarán a trompicones a la habitación.

Seguramente para ellos, la escena que se desarrollaba en su interior era mucho más increíble que la que Toothiana había presenciado en la cocina. Pitch Black, en toda su gloria, con su actitud taciturna e imponente y Granny de cuclillas a sus pies ocultando contra su regazo el pequeño cuerpo de Sea convertido en un cachorro.

―Me lo tengo que llevar, Granny ―declaró inamovible

―¡Dime donde se encuentra y lo podré ayudar! ¡No dejaré que le toques un pelo a Sea Salt!

―¡Pitch, tú, desgraciado! ¿Qué zanahorias haces aquí? ―Gritó Aster corriendo al rescate e interponiéndose entre el boogieman y su compañera.

―Vine a buscar al cachorro, está infectado.

―¿Infectado? ¿De qué estás hablando? ―interrumpió Jack ― ¡Norte, Sandy Hagan algo! ―Jack no podía entender porque ambos guardianes se mantenían al margen de la situación y solo observaban como Granny suplicaba por la vida de su amigo

― No podemos hacer nada, Jack ―habló Norte ―El corazón de Sea se ha contaminado por lo que le sucedió con aquel pequeño, no es capaz de continuar con su trabajo, lo ha dominado el miedo y aquellos que lo ha dominado el miedo le pertenecen…

―A mí, él es mío ahora ¡Mira su color! Se ha vuelto completamente oscuro― Ciertamente el cachorro se había vuelto de un color tan oscuro como el carbón y esa oscura arena de Pitch que lo cubría incluso estaba contaminando los brazos de la morena.

―Por favor, Pitch… ayúdalo y dime dónde se encuentra ese niño… podremos salvarlo, salvaremos a Sea…― rogaba la morena, sus lágrimas se estrellaban contra la alfombra. No parecía importarle como el miedo la estaba consumiendo. ―Pero el bastardo de su enemigo no parecía conmoverse ni un poco por el estado del guardián del amor.

De repente Sandy flotó hasta la altura del rostro de Pitch y al igual que Granny con Sea, Sandy no tuvo miedo de contaminarse con el miedo del boogieman colocando sus manos sobre sus mejillas. Lo miro fijamente acariciando de manera casi imperceptible su rostro.

―Sandy no… sé que ella, si, si, sé que ella…―Pitch intentaba contraargumentar al discurso que Sandy rápidamente le daba con sus figuras de arena, pero al parecer no podía seguirle el paso al hombre de los sueños. Lo único que alcanzó a comprender Jack de lo que decía Sandy fue "necesita tu ayuda, tal cual nos ayudó a nosotros" ―Está bien ―acepto abatido ―le quitaré el polvo al perro, pero no les diré donde se encuentra ese niño, es un caso complicado, demasiado para mi paciencia, ustedes que viven en sueños de azúcar y miel no podrán con él ― declaró para luego proceder a descontaminar al perro. Miro a Sandy fijamente y luego desapareció

―¡¿Qué carajos fue eso?!― exclamó Jack. En tan solo un día su vida había dado una vuelta bastante bizarra. ―¿Sabias que Pitch Black está de vuelta? ¿Cómo es eso posible?

―Pitch no iba a desaparecer tras su derrota Jack ―Le explicó Toothiana ―es indispensable entre los espíritus igual que nosotros, pero al debilitar su poder podemos controlarlo a lo exactamente necesario.

―Eso tiene sentido.

―Eso no es lo importante ahora ― Interrumpió Norte ―Ahora que Sea está relativamente fuera de peligro debemos despertarlo y llevarlo donde ese niño, terminaremos de salvar su alma cuando salvemos a ese pequeño.

―Pero ¿cómo lo vamos a encontrar? ―Preguntó Toothiana

―Es un niño de cuatro años, Neoyorquino, debe vivir por las cercanías del parque en el que se encontró con Sea, conocemos su rostro, eso reduce bastante el rango de búsqueda, con tus hadas Toothiana y todo nuestro esfuerzo encontraremos rápidamente al pequeño.

―Solo necesitamos saber a qué nos estamos afrontando ―Secundo Jack acercándose a la pareja.

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Granny había desaparecido junto con Sea las horas en que los guardianes de la infancia se dedicaron a buscar al pequeño, siendo sinceros no tenían muchas esperanzas, aunque era un niño del que hablaban el hecho del que no querían hablar se escapaba de su zona de confort, un sentimiento pesado hundía el corazón de todos. Al volver al taller de Norte y entrar a la biblioteca visualizaron a Granny parada junto la chimenea encendida, su silueta centelleaba contra la luz del fuego y su sombra se extendía por la habitación, vestía con un vestido ajustado de encaje que al llegar a la mitad de sus muslos se abría en enormes plumas de pavo real formando una cola de un metro tras de ella no se movió un centímetro aun cuando notó como los guardianes entraban impactados a la habitación.

―Lo he encontrado ―pronunció quebrantando el silencio ―Sea se encuentra fuera de su casa en estos instantes. He decidido dirigirme hacia allá y hacer…lo que sea necesario. ―aquellas palabras calaron hondo en los presentes "lo que sea necesario" era exactamente lo que no querían imaginarse ―les pediré que no se involucren más de lo que ya lo han hecho.

―¡¿Qué dices Granny?! ¡No podemos dejarte sola en esto! ―interrumpió Norte acercándose a la morena. Pero ella, que había hablado todo el tiempo, volteó con una fiereza que hizo que el fuego crepitara y sus plumas parecieran cubiertas del fuego ahora a sus espaldas.

―No es su terreno, Norte ―aclaró amenazante ―Y lo que yo y Sea hemos decidido hacer no está ni cerca de querer mantener el estatus quo respetando las reglas de nuestros superiores.

―¿De qué hablas? No puedes estar hablando enserio…―El rostro de Norte mostraba el horror ante esas palabras.

―Escúchame Norte, por última vez, lo que realizaremos en esa casa va en contra de cada uno de sus principios como guardianes de la infancia por lo que ni siquiera deberíamos estar teniendo esta conversación ahora.

―¡¿Granny, qué planeas hacer?! ― Exclamó Toothiana

―Iremos contigo ―Declaró Bunnymund y antes de Granny pudiera protestar en dos saltos se acercó a ella ―Tienes razón al decir que esto va contra nuestros principios, lejos de lo que estamos acostumbrados a lidiar, pero no somos idiotas, entendemos que la maldad va mucho más allá de lo que Pitch pudo haber logrado hacer si nos hubiese derrotado. Iremos contigo, palabra final.

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Un condominio simple en los extremos de la ciudad, el cielo gris sobre sus cabezas hacía ver a las casas monótonas y sin vida. Ningún niño jugaba en las aceras, ni un alma se asomaba fuera de las puertas, el viento rugía con fuerza y frente a aquella valla de alambre destartalada se encontraba su objetivo.

Una casa igual que las otras, el césped seco en su antejardín, un árbol seco a su costado, pórtico de madera sucia y aportillada, pintura carcomida, dos pisos una sola ventana.

Sea se encontraba ya frente a la puerta impávido, indiferente a la presencia de los demás, su compañera tomó su hombro en su encuentro, lo miró a los ojos, ojerosos y oscuros, cerró los ojos y unió sus frentes, habló dirigiéndose a los presentes, sin alejarse de su posición.

―Entraremos y buscaremos el sótano es ahí donde se encuentra el pequeño, encadenado en uno de los rincones. Sea y yo subiremos a por el padre ustedes liberen a Chris.

Chris Noah Parker cuatro años, su madre murió en su nacimiento, su padre un drogadicto, abusivo, comenzó a golpear a Chris al cumplir tres, la violencia ha ido aumentando de manera progresiva hasta que finalmente decidió comenzar a aprovecharse de su cuerpo. Escapó hace dos días de su hogar, en un descuido de su padre en cerrar bien la puerta del sótano donde lo encierra luego de sus abusos. La policía lo encontró prontamente luego de que Sea se topó con él, lo llevaron de vuelta al infierno sin gastarse en buscar rastro de abusos, el pequeño no habla apenas balbucea y se le entienden palabras simples que a los adultos que lo encontraron le dificultaron el interpretar su edad ― "Tiene cuatro, pero habla como un bebé de dos" ―escribieron los policías en su reporte. Su padre lo dejó al borde de la muerte en su regreso.

Para los guardianes no les fue difícil entrar al hogar sin ser notados, Sea y Granny subieron las escaleras como si conocieran el lugar como la palma de sus manos. Aster se dirigió a la puerta junto a la escalera suponía sería el sótano, aún con su afinado sentido del oído no podía escuchar nada temía que se encontraran con el peor de los escenarios al entrar a aquel portal. Lo despertó de sus cavilaciones un pequeño temblor a su lado, era Jack, su rostro exponía lo doloroso que se le hacía toda la experiencia, el ceño fruncido en una expresión de asco, mordía sus labios con tal fuerza que ya estaban amoratados y sangrantes, Aster sujeto tu mano contra la suya.

―Perdóname, hubiese querido que nunca vivieras algo como esto ―le habló Aster tomando con su palma libre la mejilla de Jack ―Se fuerte ― Aster procedía a tomar el pomo de la puerta cuando escucharon pasos bajando las escaleras

―G-Granny ¿Q-Qué es eso? ―Una guadaña, de tres metros de alto se posaba sobre el hombro de la muchacha, completamente negra, expulsaba un liquido oscuro desde el filo su espada. Jack tembló con horror.

―Descuida no lo he asesinado, es imposible aún para mí, aunque lo deseo…he cortado al demonio que vive a su anterior, desde ahora no será más que un cascarón vació en espera de la cruel muerte. Toothiana necesitare tu ayuda para esto ―explicó en tanto ocupaba el lugar de Aster frente a la puerta, giro la perilla la oscuridad más profunda se expandió frente a sus ojos.

―Huele a…sangre ―mencionó Aster asomando su nariz por el umbral

―Entremos― Granny comenzó a bajar con lentitud los guardianes la siguieron en completo silencio, al bajar el escalón final los rodeaba la oscuridad ni un atisbo de luz les permitía saber la ubicación del niño, aún cuando era una simple habitación no parecía tener límites ―Está ahí ―apuntó con su guadaña al rincón más alejado. Sandy encendió una luz con su polvo de sueños, algo tiritaba entre las sombras.

Un pequeño cuerpo, hecho un ovillo cubierto de sangre y suciedad, apenas parecía respirar.

―¿Chris? ―llamó Cupido. Con dificultad unos ojitos se asomaron en su encuentro. Ya no tenían la vida con la que los habían presenciado en los recuerdos de Sea, no parecían poder enfocar bien los objetos frente a él.

Los guardianes observaron como Sea y Granny se arrodillaban junto a él.

―Es demasiado tarde ― pronunció la morena, con el pequeño cuerpo demacrado contra su pecho. Un frío hielo recorrió a los presentes.

―Debe haber algo que podamos hacer ―mencionó Jack ―Llevarlo al hospital, acercarlo a otros humanos para que lo cuiden.

―Su cuerpo ya ha soportado demasiado sufrimiento, esta cediendo, no tiene más fuerza para continuar ―habló en tanto acariciaba los rojizos cabellos del niño ―¿Chris, mi amor? ¿Me puedes ver?

―¿Mamá? ―Su voz retumbó en la habitación como la de un pajarito herido. Sus ojos parecieron recobrar luz. Chris que nunca había conocido a su madre sentía el regazo de una por primera vez. Intentó balbucear, acercar su pequeña manito a la mejilla de Granny, pero el esfuerzo lo hizo toser, tanto que sangre cayó sobre el pecho de cupido.

―Calla, mi vida, ya no es necesario que te esfuerces más, estoy aquí ―Los guardianes no podían verlo, pero Cupido estaba proyectando sobre el pequeño con ayuda de Toothiana su primer y único recuerdo con su madre: el momento de su nacimiento, guardado en la pérdida de su primer diente de leche, que su padre le arrancó de una bofetada ―.Mi amor, déjate llevar ―comenzó a entonar Granny mientras mecía al niño ―Late dentro de mí…Mi amor has encontrado paz…Que estabas buscando para tu liberación.

Granny se levantó con el chiquillo apretado fuertemente contra sus brazos, pesaba como una pluma y se encaminó hacia las escaleras sin dejar de cantar ―Tú lo diste todo, por medio de la llamada, tuviste una oportunidad, tuviste una caída por nosotros. ― las palabras de cupido inundaban toda la casa, conectando los corazones de los guardianes, sumiéndolos en una fantasía ― Viniste pensativo, me amaste fielmente, me enseñaste el honor, lo hiciste por mí ―Chris acariciaba el rostro de la morena y sonreía con las fuerzas que le quedaban. Cuando cruzaron juntos el umbral hacia el pórtico el sol los iluminó a ambos haciéndose entre paso entre las nubes ―Esta noche vas a dormir para bien, Vas a esperar por mí, mi amor…ahora soy fuerte, tu me diste todo, tu me diste todo lo que tenías y ahora estoy en casa― el viento golpeaba sus rostros, había bailar las plumas del vestido de la morena, se encaminaron al pasto―Mi amor, mira lo que puedes hacer, lo estoy arreglando, yo estaré contigo…tomastes mi mano y añadiste un designio, me diste tu corazón, te pregunte si bailarías conmigo ―Granny dio un giro mariposas se esparcieron a su alrededor, se recostó sobre la hierba, miró fijamente a Chris a los ojos ― Amaste con honestidad, diste lo que podías entregar, sé que te irás en paz ―En un instante el cuerpo de Chris comenzó a brillar ―Ahora soy fuerte, me lo diste todo, me diste todo lo que tenías y ahora estoy en casa ―El cuerpo de Chris comenzó a desvanecerse, como esporas de luz contra el viento ―Mi amor, déjate llevar, late dentro de mi…estaré contigo ―y con su última palabra el cuerpo de Chris había desaparecido entre sus brazos.

―¡Chris! ―vociferó Jack ―¡Dios mio, Granny! ¿Qué sucedió?

―Chris se ha ido, Jack. Llegamos demasiado tarde, para salvar su cuerpo, pero he liberado su alma a los dioses.

Tal como dijo Cupido, el cuerpo de Chris fue encontrado por la policía unas horas después, su padre que parecía estar en un estado catatónico fue llevado a la cárcel por abuso infantil y pedofilia. Los guardianes no se reunieron luego de eso por una semana.

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