Unbroken

Sinopsis: Lila había cumplido su propósito; los amigos de Marinette le habían dado la espalda a su compañera, ahora ella se encontraba sola, o esa era lo que pensaba; Adrien jamás creyó en la mentira de Lila y ahora estaba dispuesto a no dejar sola a Marinette… pero… jamás pensó que la azabache aceptaría en cambiarse a otra escuela. Nuevas amistades, nuevos comienzos y nuevas aventuras harán que el alma de la heroína sea inquebrantable.

Hola mis Ladies y mis Lords, feliz año nuevo.

Lamento mucho si no he estado al tanto de mis publicaciones pero tengo muchos motivos por los cuales no son de mi agrado comentar, pero haré una pequela excepción, ultimamente he tenido problemas con la imaginación además de que he estado trabajando como burro de carga, si así como lo oyen tengo trabajo, esto hace que no tenga el tiempo necesario para escribir ya que salgo muy tarde de trabajar.

Bueno ahora quiero decirles con respecto a este fic.

Este fic ya lo tenia escrito desde que salió el primer episodio de la tercera temporada de MLB; "Camaleón". Pero como les dije con anterioridad, no he podido publicar este fic debido a mi trabajo, y bueno, este proyecto que estoy haciendo lo tenia planeado en subirlo ese mismo día del estreno pero lamentablemente no se pudo hacer. Sé que muchos de ustedes no me creeran, y pensaran que soy una mentirosa, y que me copié de sonrais777 de su fic "Todo por Ti" y de su nuevo fic "Alma de cristal", pero no es así; este fic ya lo tenia planeado y escrito en un borrador desde que se estreno el episodio. Así que por favor si vana recibir este fic como una "copia" son libre de irse pero eso sí todo comentario negativo será borrado.

Espero que disfruten de este nuevo fic y sea de su agrado.


Destruida

Marinette se encontraba sentada en el último lugar de la fila izquierda. Las clases todavía no comenzaban y la mayoría de sus compañeros escuchaban con atención nuevamente las mentiras que decía Lila, la azabache no podía creer lo ingenuos que eran sus amigos, hacía semanas atrás Lila hizo otra de sus atrocidades; fingir que tenía una lesión en el tobillo izquierdo debido a que había "rescatado" a un gato en la calle antes de que un carro lo atropellara, y para el colmo por segunda vez Marinette había sido puesta en la última fila.

¿Cómo es posible que todos sus compañeros le creyeran a esa mentirosa?

Bueno, no a todos, Adrien también sabía que ella mentía. Pero aun así él callaba.

Marinette soltó un suspiro frustrado, sacó su cuaderno de diseños y empezó a garabatear lo que se le viniera a la mente. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se había dado cuenta que alguien se sentó a su lado.

– Hola Marinette.

– ¡A-Adrien! – casi gritó de impresión que rápidamente cerró su cuaderno. – ¡¿Q-Qué h-haces aquí?! D-Digo obviamente que tienes que estar aquí en la escuela… p-pero… ¿Qué haces aquí en la fila? No es como si me molestara, porque puedes sentarte en donde tú quieras… es solo que…

Adrien soltó una leve risa.

– Bueno la verdad es que quería estar en otro ambiente. – guiñó traviesamente el modelo haciendo sonrojar a su compañera. – Una hermosa vista.

– ¿Qué? ¿Hermosa? ¿Vista? – jadeó la azabache. Su sonrojo se intensifico. – ¿Acaso me dijo hermosa?

– Sí. Te dieron un buen lugar para ver el parque.

El hechizo del romanticismo que Marinette se imaginó se rompió después de escuchar aquello que le dijo el rubio.

– Ah… si… la vista. – los ánimos de la ojizarca disminuyeron pero aun así ella se alegró de que su crush estuviera haciéndole compañía.

– ¿Cómo estás Marinette?

– Me encuentro bien, ¿Y tú?

– Igual. – sonrió él.

Mientras que ambos jóvenes comenzaron a entablar una amena conversación, un par de ojos color olivo los miraba disimuladamente con rabia; en especial a la chica de cabellos azabaches. Lila no la soportaba, la odiaba con extrema intensidad al igual que lo hacía con Ladybug, sentía su sangre hervirle al verlos tan juntos mientras que el modelo reía a carcajada por cualquier tontería que esa panadera decía. Desde aquel día en fingió su sordera su plan de estar con Adrien había fallado, bueno, casi de todo; aun los compañeros de Marinette creían sus mentiras pero aun así Adrien y Marinette eran los únicos que no caían en su telaraña.

Debía hacer algo rápido y pronto por conseguir la atención de Adrien. Mientras que sus molestos compañeros seguían creyendo en las mentiras que ella decía, nadie sabía de las crueles y oscuras intenciones que su mente creaba en ese momento.

Las horas de clases pasaron lento para la clase, Marinette apenas si se podía concentrar en el tema del profesor de historia debido a la presencia de Adrien. Entre tanto, el modelo prestaba atención mientras apuntaba lo que dictaba el profesor, pero, debía admitir que estar ante la presencia de su compañera lo tranquilizaba; el olor a pan recién horneado y flores frescas inundaban sus fosas nasales. En un sólo parpadeó Adrien miró por el rabillo del ojo a la franco-china, se le notaba nerviosa pero a la vez se le veía con una pequeña sonrisa en su rostro, el Agreste pensó que se trataba de que la soledad que sentía Marinette se había terminado. Todos esos días en que la veía sola ahí sentada sin ningún acompañante lo entristecía, pero, ahora todo cambio. Él ahora le hizo su día. La hizo sonreír. Aunque a sabiendas de que ella no le agradara su presencia, no la dejaría sola.

El timbre sonó, era la hora del receso. Los alumnos gritaban de la emoción mientras salían de sus salones hasta correr en dirección a la cafetería.

Lila, aun fingiendo en que se encontraba lesionada, era ayudada por sus compañeros.

Marinette no lo soportaba, era una tontería, respiró con profundidad y dejó a un lado todos esos sentimientos negativos mientras tomaba dirección a la cafetería. Como en cada rutina, se formaba, elegía su comida y se sentaba sola en una mesa mientras comía sin ganas su comida; o eso era lo que pensaba; escuchó el sonido de una silla deslizarse haciendo que ella levantara la vista para encontrarse con esas preciosas gemas esmeraldas que le dedicaban apoyo y calidez.

– ¿Puedo sentarme contigo Marinette? – preguntó Adrien.

– Sí. – replicó ella nerviosa.

Adrien tomó asiento mientras olfateaba la deliciosa comida recién hecha de la cafetería.

– Huele bien, ¿No es así?

– Hueles muy bien. – el chico alzó una ceja mientras miraba con inocencia a su compañera. – Digo, sí, la comida, la comida huele bien. – corrigió Marinette.

– Provecho entonces.

– Umm… Adrien…

– ¿Sí Marinette?

– ¿Por qué no estás sentado con Lila? Quiero decir, umm, todos estos días has estado sentado con ella.

– Lila ya tiene suficiente compañía. Y como te lo dije en clase prefiero estar en otro ambiente. – comentó juguetonamente el Agreste. – Además quiero hacerte compañía… claro… si me lo permites Marinette.

La azabache lo miró incrédula, luego ella le dedicó una cálida sonrisa para luego decirle.

– Gracias.

El almuerzo transcurrió rápido, pero los minutos que pasaban Marinette los disfrutaba en compañía de Adrien.

Pero las intenciones de Lila incrementaban más y más hacia la franco-china por robarle más la atención del modelo. Debía actuar rápido sí quería conseguir a Adrien sólo para ella.

El horario de clases transcurrió rápido como lo esperado, y al sonar el timbre de la hora de salida, todos los alumnos salieron como estampida en camino hacia la libertad; Marinette se dirigía a su casa con una sonrisa en su rostro, su día fue maravilloso e inolvidable que hasta pensaba que había sido todo un sueño, ansiaba con el día de mañana se repitiera de nuevo; estar en compañía con Adrien había sido la experiencia más hermosa de todas.

Una vez en casa la sonrisa en su rostro jamás se borró, cosa que para los padres de la chica lo habían notado. Su hija volvía a sonreír y mostraba ese brillo de felicidad en su mirada. La chica saludó animadamente a sus padres mientras corría directamente a su habitación.

Al llegar ahí lo primero que hizo fue soltar un grito de felicidad.

Se dejó caer sobre el chaise-longue mientras soltaba una fuerte carcajada.

– Dime que no fue un sueño Tikki. Dime que todo fue real. Dime que Adrien Agreste estuvo todo el tiempo conmigo.

– Lo fue Marinette.

Marinette nuevamente soltó un grito de emoción. Después de muchos días en haber sido ignorada por sus compañeros, hoy su vida había cambiado gracias a Adrien.

– Espero que para el día de mañana esto se repita. – dijo ella a su kwami.

– Estoy segura de que si lo será. – concordó Tikki.

Entre tanto en la residencia de los Agrestes.

Adrien no dejaba de sonreír tampoco, le había hecho su día a su compañera. Aunque se sentía algo decepcionado por sus compañeros en haber ignorado a Marinette esos últimos días por culpa de Lila, aun sabiendo que la italiana mentía no podía juzgarla; una parte de él le decía que probablemente la chica tenía problemas para socializar con la gente que esto hacia que ella mintiera… pero… por otra parte aquella voz invisible le decía a gritos que escuchara lo que su kwami le decía respecto a Lila, que no todo lo que aparentaba esa chica era cierto.

– ¿Aun pensando en tu novia Romeo? – preguntó Plagg sonriendo picaronamente hacia su portador.

– Cuántas veces debo de decirte Plagg que Marinette no es mi novia, es mí…

– Es mi amiga. – imitó el pequeño gato. – Siempre repites la misma canción, ¿Qué acaso no te cansas?

– ¿Plagg por qué insistes tanto con eso de que Marinette es mi novia?

– Aun no puedo creer que hayas rechazado a la chica. ¿Te hubieras imaginado la clase de postres que hubiera hecho con el queso camembert? ¡Estaríamos en el paraíso!

– Habla por ti mismo Plagg. Y debo recordarte que solo tengo ojos para Ladybug.

¿? – Si tan sólo supieras que la chica a quien llamas "amiga" y Ladybug son la misma persona, pero no me tocó el portador más ciego y sordo de la existencia. – pensó Plagg. – Cambiando de tema, hiciste bien en hacerle compañía a Marinette. ¿Qué te hizo cambiar de parecer? Y no me digas eso de "es mi amiga Plagg no quería dejarla sola" porque eso ni me lo trago.

– La verdad es que quería cambiar de ambiente, es todo.

– Si de ambiente te refieres a cierta chica mitómana te creo. No me da buena espina esa tal Lila. – arrugó el ceño Plagg mientras recordaba lo mentirosa que era esa chica, y cómo no, si eres un dios de ciento millones de años y has vivido una que otra experiencia con ese tipo de personas ya sabrías el tipo de artimañas que causan esas personas.

– Plagg, eso fue grosero. Puede que Lila tenga problemas con decir mentiras pero no hay que juzgarla, tal vez tenga problemas en socializar.

– Problemas en socializar mis bigotes. Adrien sé que eres el tipo de persona que quiere ayudar a las personas sin juzgarlas, pero debes diferenciar las personas como Lila y personas como Marinette.

– ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó confundido el modelo.

– Muy pronto lo verás, sólo espero que no sea demasiado tarde. – replicó el felino.

Adrien soltó un largo suspiro, Plagg era una caja de misterios. Dejo aun lado del tema de Lila y se enfocó en sus deberes escolares. Una sonrisa se cruzó por sus labios al recordar el momento con Marinette, ya lo tenía planeado mañana volvería a hacerlo otra vez, qué mañana, estaría con ella hasta que se terminará el curso y además le demostraría a sus compañeros lo equivocados que estaban a dejar sola a Marinette.

Pero lo que Adrien y Marinette no sabían era que las cosas cambiarían drásticamente sus vidas, más en especial hacia la franco-china.


A la mañana siguiente la ojizarca se levantó muy temprano y con un buen humor, tarareo una linda y empalagosa canción mientras hacia su rutina matutina; al arreglarse se fue a desayunar, sus padres lo notaron con rapidez, su hija había vuelto ser la misma de siempre sólo que esta vez más mejorada. Sabine sonrió con calidez y alegría mientras que su marido mostraba ese brillo de felicidad en su mirada.

– Hoy te veo muy animada hija, ¿Qué es lo que te puso tan contenta esta mañana? – preguntó Tom a su unigénita.

– Sólo amanecí con muchos ánimos papá, nada en especial. – a decir verdad era todo lo contrario, Marinette se había levanto con un buen humor por el buen sabor del recuerdo de ayer, deseando otra vez que ese día se repitiera como el día anterior.

– Es bueno escuchar eso, sabes bien que puedes contar con nosotros en lo que sea hija. – el mensaje de Sabine era muy claro como el agua, y Marinette lo sabía, ella podía ocultarle muchas cosas al mundo pero no a sus padres.

– Lo sé, mamá. – sonrió levemente la Portadora de la Mariquita.

Aún era temprano para ir a la escuela, así que Marinette decidió en seguir conversando con sus padres hasta la hora adecuada para retirarse a la escuela. El tiempo se pasó volando y Marinette ya se encontraba en su salón de clase, sentada en aquel lugar donde le habían asignado. Soltó un suspiro, se mantuvo firme y no verse ansiosa para cuando llegara Adrien, sus compañeros iban llegando pero nadie la saludaba, es más, ni siquiera le daban los buenos días. Su mirada azulina se dirigió hacia la ventana, perdiéndose en la hermosa vista del parque. Adrien tenía razón, la vista sí que era hermosa. Perdida en sus pensamientos no se había dado cuenta de que Adrien había llegado.

El modelo al verla ahí con un semblante pacifico no pudo evitar quedarse embelesado por ella. Justo cuando él iba a dirigirse hacia el lugar donde se encontraba Marinette la voz de Nino lo llamo.

– Viejo, buenos días.

– Buenos días, Nino. – saludó él.

– ¿No vas a tomar asiento? – preguntó el moreno mientras dejaba sus cosas en el lugar que se le asigno junto a su novia.

– La verdad Nino me sentaré en el lugar donde esta Marinette. – comentó el rubio mientras se tallaba la nuca.

– ¿Con Marinette? – alzó una ceja el Dj mientras veía a su amigo asentir. – Vaya al parecer voy a quedar solo otra vez.

– Tienes a Alya. No vas a estar solo después de todo. – se lo dijo de una forma indirecta el Agreste al Lahiffe.

– ¿Qué hay de Lila? Ella se va a sentar sola por segunda vez.

Adrien disimuló una mueca de disgusto. La verdad es que no le gustaba estar sentado al lado de la Rossi, no después de lo que le había hecho a Marinette y hacer que todos sus compañeros la pusieran en contra de ella.

¿? – Lila va a estar bien. No me necesita, ya que ella cuenta con todos nuestros amigos. – sin decir nada más Adrien se dirigió hacia el asiento de Marinette.

Dejó sus cosas a un lado del asiento y se sentó a un lado de Marinette. Sus compañeros lo miraron impactados, cuestionándose el por qué Adrien no se sentaba en su lugar correspondiente, está ya sería la segunda vez que se siente al lado de Marinette, pero, al parecer el rubio le importo un cacahuate.

– Buenos días, Marinette. – saludó Adrien.

– A-Adrien… b-buenos días. – saludó ella nuevamente nerviosa.

– Te ves diferente. ¿Acaso te hiciste algo?

– Nada. No me he hecho nada. ¿Por qué lo preguntas?

– Te ves bien. – sonrió él. – Te ves más como tú misma.

– Ah… bueno… ehm… ¿Gracias?

Mientras que ellos dos comenzaron a hablar Alya junto a Lila, Rose y Juleka habían llegado. Tanto la italiana como a las demás se quedaron sorprendidas. La Cesaire se dirigió hacia su novio y le pregunto sobre los detalles del rubio con su amiga.

– ¿Por qué Adrien está sentado junto a Marinette?

– Eso mismo me pregunto Alya, pero al parecer Adrien quiso cambiar de lugar.

– ¿Y eso por qué? – preguntó Lila, aunque disimulo su alteración al saber que Adrien no se sentaría con ella por segunda vez.

– No lo sé.

Maldita panadera. Esta vez no se quedarán así las cosas. – se juró la italiana, mientras apretaba con fuerza el segundo soporte de sus muletas haciendo que sus puños se pusieran blancos como el papel.

¿? – Todos a sus lugares. – entró la profesora Bustier, mientras que sus alumnos se sentaban en sus mesas-bancos.

Lila disimuló en escuchar la clase, pero su mirada siempre se enfocaba en Adrien y Marinette. Fue en ese momento en que a la italiana se le había ocurrido algo, algo tan macabro y ruin que no además arruinaría la vida de Marinette sino que también haría que todo París desconfiara de ella. Se decidió esperar hasta la hora del almuerzo, su plan ya estaba listo al pie de la letra, esta vez no fallaría. Ya se imaginaría la reacción de Adrien cuando se enterara de la clase de persona era Marinette. Una sonrisa fría y lasciva decoró sus labios. Sólo debía aguantar hasta que fuera la hora indicada y poner en plan en marcha.

Las horas pasaron lentas y desesperantes para la Rossi, ya casi iba perdiendo la paciencia por el tiempo que se hacía cada vez más lento, observaba cada minuto las manecillas del reloj que hasta podía imaginarse el típico sonido del 'Tic' 'Tac' en su cabeza. Pero si no eran a las manecillas lo que miraba era hacia el asiento donde se encontraba sentado Adrien y Marinette. Unos pocos minutos después el timbre del almuerzo sonó. Lila sintió su corazón acelerarse al igual que la adrenalina. Su compañeros iban saliendo del salón, mientras que Juleka junto a Rose, Kim y Max se quedaron para ayudar a la italiana. Ella comenzó a perder casi la cordura por culpa de esos cuatro, su plan era en que todos se fueran incluyendo Adrien para que así aprovecharía en la Dupain-Cheng se quedará sola en el salón y así comenzar con su plan. Pero. Al ver que Adrien había salido junto a Marinette eso la encabrono. La chica salió del salón junto a sus compañeros. Su plan se fue directo a la basura… o al menos eso creía ella… pues ella cuando iba bajando las escaleras, claro siendo ayudada por Kim, alcanzó a escuchar a Marinette diciéndole a Adrien que iría al baño.

Aquello hizo tomar ventaja a la chica, una pequeña sonrisa sombría se asomó por sus labios.

– Chicos no tardo voy al baño. – avisó ella.

– Te acompañamos Lila. – no era una pregunta era una aclaración lo que dijeron Juleka y Rose.

– ¡No! – gritó la castaña, sobresaltando a sus compañeros. La chica inmediatamente carraspeo y con una voz tranquila y palabras venenosas y mentirosas les dijo. – No quiero ser más una molestia, les agradezco mucho el apoyo que me están dando, pero, quisiera hacer esto por mi cuenta.

– ¿Estás segura? – preguntó Kim.

– Sí. Además he visto a Marinette entrar al baño, si necesito ayuda se lo pediré a ella. Después de todo ella es una buena persona. – fingió ella con una voz dulzona y amigable.

– ¿Buena persona? Si claro. – escupió molesto Kim.

– No seas rudo con ella. Probablemente ella este pasando un mal momento. – fingió nuevamente Lila sintiendo "lastima" por Marinette.

– Está bien. Pero si algo malo te hace Lila háznoslo saber. – comentó el chico atleta.

– Por supuesto. – dijo la italiana ocultando detrás de aquella dulzura su maléfico plan.

Mientras que Lila se dirigía al baño los chicos se fueron a la cafetería.

Una vez que Lila entro al baño Marinette ya estaba a punto de salir, cuando de pronto ella fue detenida por la mentirosa chica.

– Marinette, justo a quien buscaba, ¿podrías ayudarme a abrirme la puerta de uno de los cubículos, por favor? – suplicó con dulce veneno en sus palabras, pero la ojizarca no le creyó.

– No tienes que fingir conmigo Lila, ambas sabemos que puedes hacerlo por tu cuenta. Además de que no estas lesionada.

Lila jadeo indignada.

– Marinette. Eso no es cierto. Yo jamás jugaría así.

– Por favor Lila, ya basta de fingir. No es la primera que te haces sentir la victima porque eso ni te lo crees. – aquellas palabras de la azabaches oscurecieron y enfurecieron el corazón de la castaña.

– Sabes Marinette, tienes toda la razón. Ya basta de fingimientos. – dicho esto la castaña tiró las muletas haciendo que éstas golpearon en seco el suelo. – Es hora de enfrentar la realidad.

Marinette frunció el ceño.

Ya sabía hasta donde llegaría esto.

Sería como aquella vez cuando desenmascaró a la italiana de sus mentiras sobre su sordera y de aquel "acontecimiento" sobre del avión y del "gato" de Jagged Stone, la amenazaría de alguna manera vulgar con tal de dejarla quedar mal ante la vista de los demás… o al menos eso creía la franco-china… porque las intenciones de Lila eran diferentes y más horridas que ningún humano desearía tener.

– Y acabar de una buena vez contigo. – siseó venenosamente la italiana, ocasionando que a Marinette se le helará la sangre. – Te lo dije aquel día Marinette Dupain-Cheng, que si estabas conmigo o estás contra mí, pero al final de todo eres tan necia que rechazaste mi oferta que podría haberte beneficiado.

– Y seguiré rechazándola Lila Rossi, prefiero quedarme con mi dignidad y con mi verdad a estar con una persona que le gusta mentir y dañar. Algún día Lila toda verdad saldrá a la luz, no sé cuándo será, pero ten por seguro que cuando ese día llegue la única perjudicada aquí serás tú. – con eso ultimo Marinette iba a salir del baño cuando de pronto Lila la tomó con brusquedad del brazo y con una voz ponzoñosa y fría le dijo.

– Te arrepentirás de todo lo que dijiste Marinette Dupain-Cheng. Esto no se va a quedar así.

Marinette no le dijo nada, se zafó del agarre de Lila y se fue de ahí. En la soledad de aquel baño, Lila comenzó con su plan.

Se desordenó el cabello, rasgo su chaleco naranja al igual que sus medias negras, de uno de sus bolsillos de sus shorts saco un labial color carmín; el cual comenzó a aplicárselo en cada parte de su piel expuesta cuidando a que este se notara como sangre real; con sus puños ella comenzó a golpearse a sí misma en la cara, estomago, costillas y otras partes de su cuerpo, al verse "exhausta" tomó uno de las muletas y acto seguido ella comenzó a hacer ruido con el objeto en las paredes y las puertas de los cubículos, a la vez que ella gritaba con desgarre y terror un "no Marinette", "detente", "basta" "me duele", "por favor detente" y otras suplicas más que fueran creíbles y escuchadas.

Cuando terminó, se aplicó un poco de gotas de agua sobre sus ojos disimulando que eran "lagrimas". Se derrumbó al suelo cuando escuchó pasos que venían de afuera con dirección al baño. Y cuando la puerta se abrió ella rompió el llanto.

La chica que entró al baño era Aurore Beauréal, ella al ver a Lila tendida en el piso "llorando" y "sangrando" acudió a socorrerla, la rubia le preguntó con un tono de pánico y espanto lo que le había pasado a lo cual sólo Lila le respondió con un "sollozo" desgarrador.

– Marinette… Marinette me ataco… ella me ataco… ella…

Aurore la abrazó mientras que ella gritaba a todo pulmón ayuda. Lo que ella no sabía es que Lila había disfrazado sus "sollozos" por una risa macabra y fría junto a una sonrisa vengativa.

Mientras tanto en la cafetería, Marinette se encontraba amenamente con Adrien a la vez que disfrutaban su almuerzo. Todo era ameno y tranquilo cuando de pronto empezaron los escándalos en el lugar que sobresaltaron a cada alumno. El grito provenía de un estudiante que gritaba a todo pulmón "alguien ataco a Lila Rossi en los baños de chicas", en ese momento el corazón de Marinette se aceleró a la vez que una sensación de angustia y preocupación golpeo sus sentidos a la vez que sintió el estómago revolverse. Rápidamente el grupo de Marinette salió corriendo de la cafetería incluyendo a ella y a Adrien.

El grupo de Marinette había llegado a la enfermería, donde ahí mismo encontraron a una Lila "herida" y "llorando" desconsoladamente, Marinette y Adrien se quedaron estáticos al pie de la puerta cuando escucharon a uno de sus compañeros preguntarle a la Rossi de quién fue su atacante a la cual ella respondió con un sollozo "fue Marinette". Aquello respuesta había sido como un balde de agua fría para la franco-china. Sintió como su boca se secaba, su cuerpo temblaba de la rabia y su corazón se estrujaba contra su pecho cuando sintió todas las miradas de sus compañeros que le dedicaban sorpresa, decepción, rabia, hostilidad, frialdad y sobre todo resentimiento.

– ¡Eso no es cierto! ¡Yo no ataque a Lila! – trato de convencerlos pero la ira y la hostilidad de sus compañeros los cegaron por completo. – ¡Tienen que creerme! ¡Yo no lo hice!

– ¡Te has pasado de la raya Marinette! – vociferó Alix.

– ¡¿Qué acaso no tienes vergüenza o corazón?! – gritó Rose roja de la furia.

– ¡Atacar a Lila! ¡Es en serio Marinette! – Alya la miró con hostilidad. – ¡Primero la atacas diciéndole mentirosa! ¡Y ahora la atacas aun sabiendo que ella no puede defenderse o moverse!

– ¡Eso es ser hostil Marinette! ¡Eres una hipócrita! – gritó Kim.

– ¡Mala amiga! ¡Eso es lo que eres! ¡Una mala amiga! – atacó Mylene.

Los insultos comenzaban a alargarse mientras que Marinette simplemente no podía evitar sentirse rechazada, abandonada y humillada por sus amigos… amigos… esos no eran sus amigos… ya no más… porque ahora quedaba claro que ellos preferían a una mentirosa en vez de ella que era justa.

Estuvo a punto de irse corriendo como una cobarde cuando de repente una voz que no se encontraba entre los insultos la defendió.

– ¡Ya basta! – vociferó Adrien. – ¡Están haciendo injustos con Marinette! ¡Marinette sería incapaz de hacerle daño a una persona!

– ¡Prefieres defender a esta atacante en vez de una persona inocente Agreste! – vociferó molesto Kim.

– Cuidado con lo que dices Kim.

– Entonces no digas nada. Es más si vas a seguir defendiendo a Marinette entonces lárgate de aquí. – dijo Alix furiosa. – Porque lo único que ha hecho Marinette es hacer quedar mal a Lila de ser una mentirosa.

– Marinette no es más que una envidiosa. – habló Alya. – Siempre ha tenido envidia de Lila, tal vez sea por eso que ella la ataco.

– Suficiente. – dijo el Agreste. – Marinette, vámonos.

– Adrien…

La chica no pudo decir nada, ya que ella fue jalada por Adrien fuera de la enfermería, no sin antes ver con tristeza y dolor a sus compañeros quienes no dejaban de dedicarle esa mirada acida y fría; más en especial a Lila, quien la miraba con burla y triunfo.

Con que este era tu propósito Lila. Qué idiota he sido al caer en su trampa. – pensó con rabia y dolor.

Una vez alejada de la enfermería, Marinette miró a Adrien y le preguntó con miedo y duda.

– Adrien… ¿Tú me crees? ¿Cierto?

– Aquella vez te dije Marinette. Que yo no creo en las palabras de Lila. Si tu miedo es que no te crea, no tienes que tenerlo. Porque yo confió en ti. – él se volteó a mirarla mientras le dedicaba una sonrisa de consuelo a la vez de un dulce mirada.

Marinette tenía unas ganas de llorar en ese momento, al menos Adrien y Tikki eran los únicos a quienes podía confiar, a la vez que ellos sabían que no era una mala persona.

– Gracias. – dijo ella con una voz aliviada y quebrada.

Fue en ese momento en que ella sintió un par de brazos rodeándola.

– Yo siempre creeré en tu palabra Marinette. Porque yo sé que eres una persona buena y que jamás le harías daño a nadie.

– Gracias… gracias por confiar en mí.

Las clases comenzaron en su curso, o al menos eso parecía, sus compañeros no dejaba de observarla con asco y acidez mientras murmuraban cosas obscenas a la chica; sin importar cuantas veces los profesores les decían que se callaran ellos no lo hacían.

La campana de salida sonó, los alumnos salieron corriendo alegres de que por fin las clases se terminaron. Marinette tomó sus cosas mientras que Adrien la escoltaba de sus compañeros, quienes no dejaban de insultarla con venenosas palabras que cada vez eran una daga para la chica. Una vez que salieron del colegio, Adrien observó que su chofer se encontraba ahí.

– Ya llegaron por mí. ¿Estás segura de que no quieres que te lleve a tu casa? – preguntó el rubio a la azabache.

Marinette lo negó.

– Estaré bien, mi casa está cruzando la calle.

– Bien, entonces, nos vemos mañana Marinette.

– Nos vemos mañana Adrien.

El chico asintió, antes de que el Agreste se fuera al auto le dijo a la Dupain-Cheng.

– Yo sé cómo eres en realidad Marinette. Que las palabras de ellos no te sigan afectando. Eres fuerte, valiente y amable. No lo olvides.

– Gracias Adrien.

Él se despidió de ella antes de subirse al auto e irse.

Marinette no dejó de sonreír con tristeza mientras bajaba las escaleras a paso lento. Una vez que toco suelo firme iba a disponerse a ir en dirección de su casa, no dio ni cinco cuando la voz de Alya se escuchó detrás de ella.

El grito de la Cesaire hizo helar la sangre de la chica.

Al voltearse la Dupain-Cheng se encontró con una furiosa Alya mientras que Nino la seguía detrás de ella suplicándole que se detuviera.

Marinette jamás se esperó que su amiga, su mejor amiga, casi su hermana, le propondría el primer golpe de su vida. Un golpe de puño cerrado en la mejilla izquierda. Aquel golpe hizo que la azabache perdiera el equilibrio y a la viera impactada a la morena mientras se cubría la mejilla afectada con su mano izquierda.

– Con que te gusta atacar a las personas invalidas. ¿Por qué entonces no te metes con alguien de tu tamaño Marinette? – siseó con rabia Alya.

– ¿Cuántas veces debo decirlo? No ataque a Lila. Ella miente.

– ¡Basta Marinette! ¡Qué acaso no te da vergüenza atacar a Lila aun cuando ella no te hizo nada! – vociferó molesta. – ¡Siempre has tenido envidia de ella!

– ¡Te estás escuchando acaso de lo que dices Alya! – esta vez fue Marinette quien alzó la voz, ella se levantó mientras por primera vez se enfrentaba a Alya. – ¡Yo nunca he estado celosa de Lila! ¡Y nunca la he atacado!

– Pues me he es difícil de creerte Marinette Dupain-Cheng.

– ¡Así! ¡Entonces por qué no investigas a fondo sobre este supuesto ataque contra Lila en vez de estar buscando pistas sobre la identidad de Ladybug para tu estúpido blog! – aquel había sido un insulto para Alya.

Sin medir su rabia, la Cesaire atacó a la chica sin piedad, la golpeaba tan fuerte que ni siquiera Nino podía separar a su novia de su ahora ex-amiga.

Marinette trataba de hacer razonar a la bloguera pero al parecer todo fue en vano, Alya estaba furiosa con ella.

Fue en ese instante cuando la morena sintió un fuerte jaloneo detrás del cuello de su blusa.

– ¡Suéltame Nino! ¡Aun no le he dado su merecido a esta…!

– ¡Cuidado con lo que le vayas a decirle a mi hija Alya Cesaire! – una voz conocida que hizo palidecer a la morena.

– Señora Cheng – jadeó Alya.

– ¡Quién te crees que eres para atacar de esa manera a Marinette, Alya! ¡Responde! – gritó Sabine mientras que su rostro se puso rojo de la furia.

– ¡Se lo merece! – tanto Tom como Sabine miraron perplejos a Alya, ¿Qué le había ocurrido a esa chica tan buena hacia su hija? – ¡Marinette se merece todo lo que le hizo a Lila!

La mirada de los dos adultos mostraba confusión.

– ¿Qué tratas de decir con eso Alya? – preguntó con profunda seriedad Tom mientras dejaba al suelo a la morena, quien en ese momento ella señaló a la franco-china y con una voz acida y fría dijo.

– ¡Ella! ¡Ella atacó a Lila en el baño de chicas aun sabiendo que Lila tuvo una lesión que le impide moverse con facilidad!

– ¿Marinette eso es cierto? – preguntó en shock Sabine, sin creer que su hija hiciera algo atroz. Pero ella al ver el dolor en la mirada de su hija y la sinceridad de su voz supo que decía la verdad.

– No le hice nada mamá, te lo juró, yo no le hice a Lila.

– ¡Eres una mentirosa Marinette! ¡Y sabes qué desde ahora en adelante aquí se termina nuestra amistad! ¡No quiero volver a verte! ¡No quiero ser amiga de una descarada egoísta como tú!

– ¡No te permito que le hables así a mi hija! ¡Y una cosa más Alya Cesaire si me vuelvo a enterar de que le pusiste un dedo encima a mi hija sufrirás las consecuencias! – amenazó Sabine sin importarle lo Alya le dijo.

– Es usted quien va a sufrir las consecuencias si vuelve a amenazarme. Y en cuanto a ti Marinette, si vuelves a meterte con Lila no sabes cómo te va a ir.

Para eso ultimo Alya se fue junto con Nino, quien no dijo nada simplemente vio a la azabache con decepción.

– Marinette. Hija vamos a casa. – dijo Tom a su hija.

La chica no miro a sus padres por vergüenza mientras que ambos la llevaban dentro de la panadería. Por esa única ocasión cerraron temprano. Llevaron a su hija a la parte de arriba de la panadería, mientras que Tom iba por el botiquín de primeros auxilios su esposa dejo a Marinette en el sofá, Sabine se fue a la cocina a preparar un poco de té para calmar los nervios; miró sobre su hombro a su hija y le partió el corazón y el alma al ver tan destrozada y frágil.

Una de sus coletas estaba suelta mientras que la otra la tenía firme, su cara estaba arañada y golpeada, su ropa estaba sucia y desarreglada. Y su mirada… oh… aquella mirada que antes mostraba esa mañana alegría y júbilo ahora se encontraba triste, abatida, dolida y perdida.

Tom había llegado con el botiquín en las manos, su esposa se lo quito con delicadeza mientras le dedicaba a él una sonrisa triste. Ambos adultos se dirigieron al sofá, mientras Sabine atendía las heridas de su hija con mucho cuidado su esposo comenzó a hablar.

– Marinette, ¿Podrías contarnos a mí y a tu madre lo que paso en la escuela?

Marinette se tensó mientras sentía que las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos azules. Tenía tanta vergüenza en decirles a sus padres sobre lo que ocurrió en la hora del receso, pero, sentía que ya era el momento de decirles la verdad a sus progenitores. Tomó un respiro y empezó a relatar cada detalle de lo que paso en ese infierno. Después de contarles todo, la chica rompió el llanto. Sabine y Tom estaba espantados y atónitos por lo que su hija había estado pasando esos últimos días en la escuela. Tenían que poner cartas en el asunto a como dé lugar. Es por eso que ellos decidieron que para el día de mañana hablarían con el director y hablar de aquel asunto sobre de aquella chica Rossi que le hacia la vida imposible a su hija.


No puedo creer que haya escrito esto. Me quema el alma al hacer sufrir a Marinette,me odio a misma por esto.

Debo confesar que en la parte donde Lila se ataca asi misma lo saque de una novela que vi hace mucho tiempo, así que comence a buscar esa escena de la novela para recalcarlo en el fic.

Que tengan un buen día, tarde o noche.

Atte.: Queen-Werempire