JB (GOT7 solo) ; Sunrise.


Hace más de un mes que no he escrito nada a Hinata. Hace más de un mes mandé la última carta, y, sin darle explicaciones, dejé de hacerlo. No hubo un cierre, ni siquiera terminé la carta donde me quería despedir de ella. Dudo que fuera por falta de inspiración, o lo qué sea… simplemente, no quise hacerlo.

Reanudé mi antigua vida, como era antes de conocerla, o eso pretendí. Traté de concentrarme en el trabajo, salí un par de noches ante la pesadez de mis amigos por visitar un bar. Hice mi mejor esfuerzo por olvidarla de todas las formas posibles, sin faltarle al respeto al amor que siento por ella. Por supuesto que nada funcionó.

Sasuke insistía en que debía olvidar a la mujer que mintió, Shikamaru dijo que no tenía ninguna responsabilidad con ella y que debía disfrutar la libertad. Los dos me presentaron mujeres que al final siempre despreciaba, porque ninguna era ella. Eran lindas, incluso agradables, pero el problema radicaba en mí, buscaba a Hinata en personas que no se igualaban ni una pizca a ella. Si yo siquiera llegaba a pensar que una de esas amigas era atractiva sentía que estaba traicionando a la mujer de mi vida, porque a pesar de que no estuviéramos juntos ella seguía siendo la única. Y cuando, cansado de sus persistencias, les mostré la prueba de paternidad positiva, ellos dejaron de insistir. Me dieron espacio. Ellos comprobaron que yo amaba a esa mujer y por mi culpa la había perdido, y, aunque no me lo dijeran con palabras, sé que comenzaron a tenerme lástima.

Todo se había terminado.

Sólo me quedaba esperar a que Boruto naciera y Hinata me permitiera conocerlo. Entonces podría encontrarme con ella, y si ella no me odiaba tanto, tal vez pudiésemos hablar. Si bien estaba en todo su derecho de evitarme, yo sólo, deseaba verla, no pedía nada más. Quería verla por una vez más… Después podría irse si quería.

Durante unos días procuré, por más duro que fuese, sólo sonreír y dejar todo pasar, pero en lugar de avanzar comenzaba a retroceder. La tristeza estaba acabando conmigo. Me estaba matando lentamente, inyectando un veneno llamado recuerdo con una dosis de culpa. Estaba aniquilando lo que un día fui, y yo no hacía nada para contrarrestarlo. Me tiré sobre el césped de raciocinio y dejé que el veneno mortal lo recorriera todo.

Todo se había terminado.

Me lo creí todo. Confirmé de la peor manera que yo era una persona débil, y por algún motivo no me daba pena admitirlo. Me importaba poco el resto… Los reproches de mamá, las palabras de aliento de papá, el ánimo de mis amigos. Todo era inútil ante una cabeza hueca encerrada en una idea equivocada para el mundo, pero que me convencía a mí.

¿Por qué?

Por ella.

No podía seguir rogando a Hinata porque ella no se lo merecía. No merecía a un hombre que no confiaba en ella. Ella es lo más puro que este asqueroso y despiadado mundo pudo concebir, y yo la había manchado con algo tan banal como la terquedad y la suspicacia. Un ángel como ella no debía estar esposada a un demonio envuelto en rencor por sí mismo.

Era un hecho, sellado y firmado por mi propia mano, si bien doloroso, era inapelable, por el bien de ella me hice creer… Hasta que recibí su carta, y unas simples, pero duras palabras, me hicieron abrir los ojos y darme cuenta de que yo no era malo. Supe que existían demonios despiadados que le habían hecho más daño del que suponía, y yo era el único que podía protegerla.

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Mis manos tiemblan. Pero no tanto como lo hace mi corazón encerrado en mi pecho. Sé que no estoy siendo nada cuidadoso con mi reacción al leer la carta que Hinata escribió para mí. Estoy luchando por no maldecir en voz alta, por no tomar lo primero que mis manos alcancen y estrellarlo con sumo poder sobre el suelo para desquitar un poco de la furia inmensa que estoy reprimiendo.

Me arrepiento totalmente de no haber golpeado el rostro de ese imbécil cuando tuve la oportunidad frente a mis narices. Me irrita no tener a esa Hotaru frente a frente y poder gritarle en su cara la porquería de ser humano que es. Pero sobre todo, siento mucha rabia conmigo mismo. Porque luego de leer esto, de recordar poco a poco lo que en realidad pasó esa noche, el único que produce asco soy yo.

Abusé de ella, no puedo llamarlo de otra forma. Le arrebaté algo importante, la metí en graves problemas, y todo por aceptar la realidad… Y ni siquiera lo recordaba, ¿o inconscientemente no quería hacerlo? No lo sé. ¡Si lo hubiese recordado todo, a tiempo, nada de esto…!

Me siento tan molesto, tan hastiado… después de leer cada palabra contando lo que ella sufrió en silencio… Hinata me necesitó todo el tiempo y yo no he hecho nada al respecto más que mandarle un par de cartas que no debí escribir. Dejé que la tempestad me apaleara y me dejara encerrado en la nube tóxica de mis pensamientos. Me convertí en mi propia víctima, estuve culpándome y penando, cuando la mujer que amo me necesitaba.

Estaba muy equivocado en todo.

¡Ella me está pidiendo perdón! Cuando la culpa la tuve yo, ella es lo increíblemente bondadosa para asumir toda la responsabilidad.

¡Ella me necesita tanto como yo la necesito! Aunque sé que le hice daño y ella no lo acepté, ahora comprendo que al igual que yo, si no estamos juntos siente que no tiene a nadie. La entiendo, porque a pesar de que estemos rodeados de personas que nos dan cariño, no es el correcto.

¡Ella me culpa a mí de su felicidad! Y yo sólo estaba empeñado en arrancársela sin darme cuenta. Nos estaba haciendo infelices a los dos… De nuevo, estaba actuando egoísta, ¿no?

Ahora que sé que ella me ama y me necesita, no puedo quedarme de brazos cruzados sumergiéndome en un calvario que creé a base de suposiciones. Tengo que buscarla, encontrarla lo más rápido posible, pedirle perdón en persona, no importa si piensa que tiene que ser al revés.

Me siento ansioso, tengo la exigencia de moverme a la velocidad de la luz. Tomo las llaves del auto y se me caen en mi torpeza estimulada por los nervios. Las levanto. Me pongo la cazadora antes de salir y abro la puerta de la entrada principal.

Mi corazón se detuvo por milésimas de segundo, para a continuación, comenzar a latir como un loco desenfrenado.

—Hi… ¿Hinata?

El interior de mi pecho está por colapsar, puedo sentir mis venas hincharse apresuradas.

—Naruto… Hola —Esa voz. ¿Mis oídos me engañan? ¡No! Puedo verla claramente frente a mí, a ella y a su barriga con nuestro bebé. Ella sonríe y al fin consigo ver el amanecer a través de sus ojos—. ¿Ibas de salida? Siento importunar. Esperaba q-que pudiéramos hablar.

Su mirada se desvía a la carta que todavía conservo en la mano. Rápidamente la escondo detrás de mi espalda.

—¿Qué haces aquí? —No fue la mejor pregunta, ¡vamos! fue lo peor que pude haber dicho.

—B-Bueno, yo… Es sólo que… Mamá encontró la carta que escribí y creo que te la envió sin consultarme. Lamento que la recibieras, yo esperaba poder de-decirte todo en persona. —Pestañea un par de veces, juega con sus dedos mientras espera a que vuelva a abrir la boca y, esta vez, decir algo mejor.

Pasa un minuto entero sin saber qué decir o qué hacer, durante ese lapso de tiempo logré apreciarla detalladamente; su cabello largo, el brillo humectante en sus labios exquisitos, el vestido azul claro de maternidad que le sienta de maravilla, su vientre más grande abrigando a mi hijo.

Era ella.

—¿Naruto?

No soporto más. La abrazo con todas mis fuerzas, con miedo de que esto no sea verdad y desaparezca cuando recupere la cordura. Comienzo a respirar de nuevo y logro sostenerme en pie. No la suelto, no puedo… jamás sentí tanto miedo de que algo fuese un sueño, o que estuviese tan al borde de la locura y comenzara a alucinar.

No estaba enloqueciendo. ¡Ella está aquí, puedo sentirla! Mi cuerpo se erizó al contacto que reconoció y extrañaba, no era un espejismo. Las piezas encajaron, no estaba soñando despierto. Enterré mi rostro en su cuello sin tomar en cuenta lo impertinente que estaba siendo, y me solté a llorar.

Mi alma fragmentada se reintegraba de nuevo, en cuestión de segundos reconoció a su gemela. Su aroma, lentamente, comenzó a envolverme al compás que sus delgados brazos lo hacían de la misma manera. Ella también llora, sin embargo, trata de disimularlo.

Me dejo caer de rodillas, no me atrevo a verle el rostro, porque si lo hago no podría parar de llorar. Me abrazo a su estómago prominente, colocando mi oído en él. Boruto está ahí, mi cabeza inventiva me hace escuchar el sonido de su corazón latiendo. Fue el empujón que necesitaba, la inyección de fortaleza y valentía que pedía. Me pongo de pie y le miré directo a sus ojos grises, irritados y cubiertos de lágrimas.

—¡Perdóname, Hinata! Fui un idiota y… —Puso un dedo en mis labios temerosos. Su toque en esa zona hizo revivir mis sentidos.

—Sí quiero —dijo, y yo me quedé en silencio, desorientado al inicio—. Quiero volver contigo y quedarme toda la vida a tu lado… No quiero que me dejes ir, y te prometo que yo tampoco lo haré. Por favor, olvidémonos de esto y sigamos viviendo nuestra vida perfecta. Estemos juntos, hagamos nuevos recuerdos, tengamos más hijos…

—Pero… ¡Primero tienes que escuchar…!

—No —Sacude la cabeza de lado a lado, su sonrisa hace que me advierta de sus preciosos hoyuelos—. Yo ya he leído todo lo que tenía que saber, y eso es más que suficiente —Pone su cálida mano en mi mejilla descolorada, yo la cubro con la mía—. Naruto, quiero quedarme contigo, ahora, y para siempre, hasta el día que muera.

Mi corazón estaba por explotar, por razones contrarías a apenas unas horas atrás. Sonrío, es lo único que produce mi boca. Quiero decir algo pero mis palabras se quedan ahogadas en mi garganta. Observo por unos segundos su vientre, añorando regresar mis manos a ese sitio. Luego, vuelvo mi mirada a su rostro sonrosado, urgente de una respuesta.

—Yo también te amo… —respondo en voz baja. Su labio inferior tiembla, su barbilla se arruga al igual que su ceño. Sonríe, y eso hace que las lágrimas estancadas salgan en línea recta hacia el suelo.

Libero la carta de mi mano oculta, y la dejo caer. Alcanzo el rostro de mi esposa, la madre de mi hijo, con gentileza, sin apresurarme, adorando su belleza y alegría declarada en su expresión facial.

—Si no te molesta, te voy a besar.

—Eres bienvenido —indicó, antes de que mis labios se conectaran con los suyos, tranquilamente, sin exteriorizar la prisa y el deseo que guardaba por comer de ellos, embriagar mi boca de su aliento. En ese momento, dejé descansar a mi cabeza y otorgué al corazón el control del momento, de ahora y en adelante.

Hoy he renacido. Tenerla de regreso, a ella y a mi hijo, la promesa de permaneces juntos, imaginar todo lo que está por venir, pero siempre a su lado… Hoy me siento completo, hoy vuelvo a vivir, hoy me reconcilio con el amor… Hoy, he vuelto a ser feliz.

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P.D. Hinata, gracias.

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Imaginemos la escena final así: toma de los pies de ambos (Hinata de puntillas), y la carta tirada a un lado 💖

Dirás, ¿en serio este es el final de la historia? ¿Por esto esperamos tanto? Y sí, por esto esperaron meses 😔 Me costó mucho sacarlo y salir del bloqueo, pero al fin aquí está.

¿Habrá epílogo? No. Se supone que esto es el final, peeeeeerooooo... posiblemente haga algo que tengo comenzado. Será especial, pero no se ilusionen porque posiblemente tarde otra vez... o quién sabe.

Realmente espero que les haya gustado. Les pido una disculpa por tardar tanto y, a lo mejor, no ser lo que esperaban. Y les agradezco mucho, ¡mucho! por la espera y llegar hasta acá.

¡MIL GRACIAS! ❤