CAPITULO 10
Isabella parpadea lentamente tratando de mantener los ojos abiertos, los siente muy pesados pero quiere despertar, mira hacia la venta y ve que ya es de día aunque el cielo está bastante nublado, algo extraño para junio. Suspira profundo recordando que dentro de dos semanas su hija cumple once añitos, cada año, cerca de esa fecha, siempre estuvo tentada a buscarlos, pedirle, rogarle a Edward que la dejara ver a su hija por unos segundos pero al final se acobardaba, tenía miedo de su reacción. Se riñe mentalmente porque tenía que haberlo hecho, quizás hubiera podido recuperar algo de su familia en ese entonces.
La puerta se abre dejando entrar a una enfermera que le sonríe amablemente mientras le cambia la vía y monitorea los aparatos antes de volverse a ir, sabe que dentro de unos segundos Edward entrará por la puerta y llevará una flor con él, le dará un beso en la frente y le preguntará como pasó la noche, esa ha sido su rutina durante los últimos cinco días. Él ha estado ahí junto a ella, apoyándola, dándole ánimos y llevándole una que otra carta de Isabel.
-Hola, preciosa. Buenos días – ella gira la cabeza hacia la puerta para ver a Edward entrar, esta vez trae en su mano una margarita, ella sonríe, le gustan esos pequeños gestos, la hacen sentir viva de nuevo.
-Buenos días – susurra y él se acerca a la camilla para darle un beso en la frente.
-Ten, te la ha enviado Isabel – Isabella sonríe enternecida y siente como se le llenan los ojos de lágrimas. Su hija ha sido muy atenta esta semana, primero fue la carta, después fue un dibujo de unos caballos, luego le envió una pulserita de plástico que hizo en la escuela y ahora una flor. – No quiero que estés triste, Bella – Edward la mira algo preocupado, ella le sonríe y niega.
-Estoy feliz. – musita oliendo la flor.
-Hoy te vez mucho mejor – murmura sentándose a la orilla de la camilla, Isabella se sienta con cuidado y asiente. El tratamiento ha sido agotador, el primero la hacía vomitar demasiado y los dolores de cabeza eran insoportables y tuvieron que cambiarlo, ahora se veía más repuesta y animada.
-Me siento mejor – musita mientras baja las piernas de la camilla, Edward la ayuda a ponerse de pie y la lleva hasta el baño.
-Llámame cuando estés lista – le ordena y ella asiente encerrándose. Se da una ducha, lava sus dientes y acomoda su peluca, mientras duerme no la usa, la deja en el baño para ponérsela luego de asearse en la mañana.
-Edward – llama media hora más tarde y este abre la puerta para ayudarla a salir. Ella puede caminar sola, puede andar y no necesita ayuda pero él prefiere prevenir, la última vez un mareo inesperado la hizo caer, no quiere correr ningún riesgo con ella, y puede tocarla siempre que quiera. – Esta maldita peluca – gruñe cuando se haya sentada en la camilla de nuevo.
-Que ocurre con ella? – pregunta confuso.
-Me pica cuando me la pongo, siempre es la primera sensación, se me pasará en un rato – Edward suspira y acaricia su mejilla con delicadeza.
-Sabes que no tienes que usarla. Te vez hermosa sin ella también – Isabella baja la mirada avergonzada.
-Me siento mejor teniéndola puesta – susurra sin mirarlo.
-Bien – decide no seguir insistiendo – espero que estés de mejor humor y más animada porque Isabel quiere venir a verte. – decide soltar sin anestesia.
-Qué? – Pregunta horrorizada – no puedes dejar que venga! No quiero que me vea así!
-Pues, ya no puedo seguir retrasándolo. Ha estado presionándome toda la semana y en realidad te vez muchísimo mejor que ha principio de semana, y luego de la escuela no tiene danza, la maestra ha cancelado la clase de hoy por un compromiso así que, no tengo excusa para no traerla.
-Pero…
-Tranquila, preciosa – susurra tomando su mano, la besa y sonríe – solo quiere ver cómo sigue la amiga de papá. Te ha cogido mucho cariño, nunca antes había pasado, Bella. Ella enserio te quiere. Y no voy a dejar que vuelvas a irte, lo entiendes?
-No hay nada que quiera más en este mundo que ser parte de la vida de Isabel – susurra con la voz entrecortada – pero si muero… no quiero que sufra, prefiero alejarme.
-No vas a morir – sentencia Edward serio – no vas a dejarnos. Tú vas a quedarte en nuestras vidas, vas a ser su madre… - acaricia su mejilla con delicadeza y luego su labio inferior con el pulgar – vas a ser mía – susurra decidido y cariñoso.
-Yo… no lo sé… aun después de todo lo que nos pasó? Quizás no deberíamos.
-Nos engañaron, nena. Te hicieron ver cosas que no existían. Te hicieron creer que yo era el malo. Jamás he querido dañarte ni alejarte de nuestra hija. Yo quería todo contigo, quería casarme contigo, ser una familia y los Stanley nos quitaron eso. No voy a permitir que vuelva a pasar.
-Me quieres, Edward? después de tanto tiempo? Después de lo que pasó?
-Lo que pasó no fue tu culpa, tampoco fue mía. Los que nos hicieron esto van a pagarlo. Y no, Isabella. No te quiero – dice serio y ella lo mira desolada – yo te amo, siempre te he amado y no voy a amar a nadie más que a ti. – Las lágrimas comienzan a caer por sus mejillas y Edward las limpia con sus pulgares – te amo, Bella. Y te quiero sana y fuerte, Isabel te necesita, yo te necesito.
-De acuerdo – susurra sonriendo – yo también te amo. – Susurra emocionada – Te he amado siempre, inclusive cuando pensé que querías quitarme a nuestra hija, te odié un tiempo pero jamás he dejado de amarte. Eres el único hombre que me ha hecho feliz. Te amo, Edward. Mucho. – él suspira feliz y lentamente deja un suave y cálido beso en sus labios sintiendo como todo el cuerpo se le eriza, hace diez años que no se sentía así, tan vibrante, tan emocionado, tan completo. Isabella se siente tan eufórica y emocionada como él, jamás pensó que volvería a besarlo, no recordaba cuanto lo extrañaba hasta ese momento.
-Bueno, bueno… - Edward se separa de una sonrojada Isabella y baja la mirada avergonzada luego de ver a Emmett entrar a la habitación con una enorme sonrisa burlona – eres rápido, hermanito.
-Cállate, Emmett – gruñe sin dejar de sonreír. Ni siquiera las bromas de su hermano van a molestarlo, está jodidamente feliz.
-Hey, deberías estar feliz, no? – Pregunta molestándole – acabas de darle un beso tipo película a…
-Basta! – exclama Edward sonriendo. Isabella se tapa la cara y Edward ríe acariciando sus manos – no le prestes atención, nena. Solo le gusta bromear en exceso.
-Vamos, Isabella. Acostúmbrate. Vas a verme durante mucho tiempo – ella suspira y Edward quita sus manos de su cara, está roja de la vergüenza, extrañaba ver el rubor en su cara, amaba esas lindas mejillas rosadas.
-Emmett, basta. La estás incomodando. – reprende Edward sin separarse de Isabella.
-Bien – bufa rondando los ojos – tengo buenas noticias – comenta cambiando de tema – tus niveles están bastante estables, estás respondiendo bien a la quimio y… - sonríe emocionado – ya tienes donador.
-Es en serio? Quién? – pregunta emocionada mientras aprieta las manos de Edward.
-Una mujer… no sé su nombre, falleció hace una hora en el hospital Veneciano, tiene su tarjeta de donadora. El riñón viene para acá. Vamos a ingresarte al medio día.
-Qué? – Jadea y mira a Edward con pesar – no voy a poder ver a Isabel más tarde. – susurra apagada. Edward aprieta los labios tristemente. Su hija estaba emocionada por ir a la clínica a ver a Bella, su pequeña tiene el mismo temperamento que su madre, si le dice que más tarde no podrá ver a Isabella va a formar la mayor de las peleas y dejará de hablarle por una semana, ya lo ha hecho, no quiere pasar por eso ahora.
-Yo lo soluciono. Voy a ir a buscar a Belli a la escuela y la traeré de una vez. Así podrás verla antes de que te ingresen.
-Seguro? No me gustaría que pierda clases. – Edward sonríe dulcemente.
-Solo será por hoy. Créeme, se molestara mucho conmigo si no viene a verte.
-Y nada es peor que Isabel cuando está molesta. Nadie puede con ella. – comenta Emmett temblando fingidamente de miedo.
-Tan berrinchuda es? No creí que fueras a consentirla tanto – murmura Bella entrecerrando los ojos hacia Edward.
-Es mi pequeña princesa, siempre voy a consentirla, pero no son berrinches, son peleas, como si fuera una adulta, con argumentos válidos y furia contenida. – Sonríe con pesar – como tu cuando estabas embarazada.
Oh – jadea recordando y entendiendo su punto – bien, entonces ve por ella. Yo esperaré aquí.
-Y yo tengo que ir a organizar un trasplante. – Edward besa a Bella antes de salir dejándola a solas con Emmett. Antes de que este salga ella comienza a hablar.
-Emmett, gracias por lo que estás haciendo. Antes de esto mis esperanzas de vida eran casi nulas, no me importaba que sucediera conmigo porque no tenía nada por lo cual luchar. Voy a estar agradecida contigo por siempre. – Emmett se acerca a la camilla y toma su mano.
-Has pasado por cosas muy malas, Isabella. Hasta hace poco estaba muy molesto contigo por lo que le habías hecho a mi hermano y a mi sobrina, pero ahora entiendo todo y… - sonríe dulcemente – sé que no es tu culpa. Edward e Isabel siempre han estado juntos en todo y para todo pero se notaba que les faltaba algo y eres tú. Mi hermano ha sonreído en esta semana más que en los últimos diez años. Y se debe a ti.
-él te lo contó? Lo que pasó? – pregunta apenada. Emmett asiente levemente.
-A mí y a Jasper. Somos muy unidos, Isabella. Las familias que se aman se cuentan todo, sé que no tuviste una pero… nosotros podemos ser esa familia. Solo debes dejarnos entrar y no huir – musita al final dejándola sin palabras para contestar. Sonriéndole una última vez sale de la habitación dejándola pensativa y sonriente.
Mientras esperaba, Isabella decidió arreglarse solo un poco, sabía que tenía mejor semblante que días atrás pero necesitaba verse un poco mejor, no quería que su hija la viera demasiado enferma, se levantó de la cama y se fue hasta el baño, peinó un poco su peluca haciéndola lucir más decente y linda, se lavó la cara y luego fue por su bolso, sacó su maquillaje decidiendo aplicarse un poco para darle algo de color y vista a sus ojos, usó un poco de brillo labial para sus labios agrietados y un poco de rubor en sus mejillas. Estaba caminando de regreso a la cama cuando la puerta volvió a abrirse.
-Bella, que haces? – la voz de Edward le llegó antes de que pudiera tocar la cama. Él enseguida estuvo a su lado para ayudarla a subirse a la camilla. Ella le sonríe mientras él la mira con el cejo fruncido lleno de preocupación.
-Tranquilo, solo estaba en el baño – susurra y él suspira relajándose solo un poco, no quiere que nada le pase, no quiere que vuelva a irse de su lado.
-De acuerdo – Luego de que Bella se haya acostada Edward le sonríe y besa sus labios – ya vuelvo – musita y sale de la habitación para entrar segundos después con su hija. Isabella intenta por todos los medios no llorar al verla de nuevo, le sonríe con dulzura cuando la ve y su corazón se hincha cuando su pequeña le devuelve la sonrisa.
-Hola – susurra mirándola caminar de la mano con su papá, tenía puesto su uniforme del colegio, una falda larga más debajo de las rodillas estilo escocesa de color azul y negro, una camisa de botones manga larga amarilla con una corbata del mismo diseño de la falda y su cabello suelto y ondulado, tan parecido al de ella cuando era joven.
-Hola, señorita Isabella – saluda sonriente y dulce pero algo cohibida por el montón de aparatos alrededor de Isabella – como se encuentra hoy? – Bella sonríe y aprieta los labios para calmar las lágrimas que quieren salir.
-Estoy mucho mejor ahora que has venido a visitarme, preciosa. – contesta dulcemente – y puedes decirme Bella.
-Genial – exclama la pequeña acercándose más a la camilla – a mi puedes decirme Belli, a si me dicen todos. – Luego mira a su papá con cierta molestia – debiste traerme días antes, papi. – le riñe seria y Edward la mira confuso.
-No podías venir, cariño. Isabella necesitaba recuperarse sola.
-Pero acaba de decir que está mejor ahora que me ve. – Sentencia cruzándose de brazos – es tu culpa, debiste traerme antes.
-Belli nena…
-No, papi. – Le interrumpe seria – Bella fue clara. Me necesitaba aquí – Edward se pasa una mano por el cabello con frustración y Bella ríe bajito.
-Ya te entendí – musita hacia Edward y él bufa – preciosa, tu papá no quería que te enfermaras por venirme a visitar antes. Podía contagiarte de algo y no queremos eso, verdad? Me alegra que hayas venido hoy. Es un día perfecto ahora. – Edward sonríe y se va hacia el sofá y se sienta mientras Isabel se queda junto a la cama.
-Y vas a salir pronto de aquí? – pregunta la niña con curiosidad.
-Bueno, eso espero – musita Bella nerviosa – ya me siento mejor pero los doctores deciden cuando podré irme, cariño.
-Oh – baja la mirada un poco triste, luego frunce la boquita pensativa – sabes que me hace mejorar cuando estoy enferma?
-Que, preciosa?
-ver videos graciosos en YouTube. Papi me deja verlos cuando me siento mal.
-Son solo para animarte, mi amor – comenta Edward tranquilamente – no te curan.
-Pero me hacen sentir bien – sentencia sonriente – quieres ver videos conmigo, Bella?
-Me encantaría, linda. Pero no tenemos como.
-Papi nos puede prestar su teléfono. Verdad, papi? – Edward se levanta del sofá y le tiende el teléfono a su hija.
-Todo tuyo, hija. – Isabel comienza a buscar videos muy concentrada mientras Edward acaricia la mano de Isabella con sutileza intentando que su hija no se dé cuenta.
-Listo! Aquí está uno – se acerca hacia Bella y pone el video, tiene que inclinarse bastante para que ambas lo vean.
-Quieres recostarte conmigo para verlos? – pregunta Bella nerviosa.
-Sí, sí quiero. – Edward rodea la camilla y ayuda a su hija a recostarse al lado de Isabella, siente el corazón oprimido y a la vez se siente emocionado. Madre e hija están juntas, interactuando y llevándose bien, eso es un enorme progreso para él, puede ver con más énfasis el parecido entre ambas, definitivamente su hija no tiene nada de él y eso le encanta.
-Sin moverte demasiado, Isabel. De acuerdo? – pide Edward serio.
-Sí, papi – Isabel recuesta la cabeza en el hombro de Isabella y levanta el teléfono para comenzar a ver los videos. Edward vuelve a sentarse en el sofá y se dedica a observarlas reír y comentar sobre cada video. No le importa en absoluto ser excluido, adora verlas juntas, las ama inmensamente.
-Bien, Isabella ya estamos listos para… - Emmett se detiene al mirar la escena frente a él bastante sorprendido y conmocionado. Isabella está en la camilla con Isabel acostada a su lado y Edward sentado en una silla al otro lado de la camilla mientras ven algo en el teléfono y ríen. Luego de su shock inicial sonríe, nunca había visto tan feliz a Edward y ciertamente su sobrina es un rayo de luz. – No sabía que tenías grata compañía – murmura recordando que Edward iba a ir por su sobrina mientras él organizaba la cirugía.
-Hola, Tío Emmett – saluda la niña sin despegarse del costado de Isabella.
-Hola, pequeña Belli. Viniste a la clínica y no fuiste a saludarme, me siento desplazado. Ya no me quieres? – Emmett hace un puchero exagerado y la niña ríe.
-Claro que te quiero, tío. Pero Bella me necesitaba, tenía que estar aquí. – Emmett asiente tranquilamente, sabe que esta visita le hará bien a Isabella, parte de la mejora siempre es el apoyo emocional y las ganas de salir adelante, sabe que Isabel es todo lo que ella necesita para que se cure.
-De acuerdo. Pero para la próxima vas a verme también – la pequeña asiente y Emmett se enfoca en Isabella – bien, ya estamos listos para la intervención, Isabella. El riñón ha llegado y tú ya debes entrar a quirófano.
-Qué? – pregunta Isabel mirando a su tío y luego a su papá – quirófano? – Luego mira a Isabella – van a operarte? – pregunta con voz quedita y preocupada.
-Sí, preciosa. Tienen que cambiarme algo que se me ha echado a perder en el cuerpo.
-Pero vas a estar bien? Podré verte de nuevo? No vas a morir, verdad? – lanza pregunta tras pregunta con preocupación.
-Te prometo que estaré bien. Y tu tío va a estar ahí. Él no es el mejor doctor del mundo? No creo que me deje morir o sí? – pregunta sonriéndole y la pequeña frunce los labios para luego ver a su tío con seriedad.
-Te prohíbo que dejes morir a Bella, lo entiendes, tío Emmett? Es mi amiga ahora y tú debes cuidarla – ordena señalándolo con uno de sus finos dedos. Emmett sonríe y asiente.
-Lo prometo, pequeña.
-Bien – contesta más tranquila para luego mirar a Isabella – mi papá va a traerme mañana nuevamente para verte, sé que estarás mejor y seguiremos viendo más videos graciosos juntas. – Abraza a Bella por el torso y suspira – hueles rico, como a… - se detiene y aprieta los labios – hueles rico – musita un segundo después y se separa. Isabella besa su frente y le sonríe enternecida.
-Te esperaré mañana, Belli. Me haces mucho bien.
-Y a mí nadie me quiere aquí? – pregunta Edward fingiendo molestia. Belli ríe y se baja de la camilla para ir a abrazar a su padre.
-Tú también estarás aquí, papi. Bella nos necesita a los dos. – Edward se levanta de la silla y besa la frente de Isabella.
-Estaré esperando a que salgas de cirugía, de acuerdo? – susurra bajito.
-Adiós, Bella. Hasta mañana! – exclama Isabel despidiéndose con la mano.
-Hasta mañana, cariño – musita feliz.
-Vamos a llevarte a casa, jovencita. – ordena Edward sacando a su hija de la habitación.
-Te sientes mejor? – pregunta Emmett cuando se encuentran solos y Bella sonríe con los ojos brillosos y llenos de lágrimas.
-increíblemente mejor. Nunca he estado mejor que ahora – susurra emocionada. Emmett asiente y unas enfermeras entran a la habitación.
-Entonces solo debes aguantar un poco más – comenta mientras ve como las enfermeras quitan los aparatos conectados al cuerpo de Isabella y le quitan el suero – Isabel te necesita y Edward mucho más. No desistas, la carrera casi termina. – ella suspira y asiente.
-Ahora puedo enfrentar lo que sea. Hagamos esto ya.
Yolo!
Que les pareció?
merece su Rw?