Capítulo 18 – Verdades Incomodas

Despertar se estaba haciendo lo más complicado que había hecho desde hace gran tiempo, —y eso que recordaba a la perfección los entrenamientos duros con la señorita Tsunade— pero aquello no se podía comparar con el intento grande de levantarme. Esto resultaban ser de lo más complicado.

No era demás decir, que todos los días anteriores no había conciliado el sueño como lo hice esta noche. Una gran parte de mi pesar, se retiró en el momento que Naoko prometió encontrar una solución para nuestro matrimonio, resolver la situación de mi padre, y agregando que no estaría esclavizada como el contrato lo establecía. Por alguna extraña razón, Naoko me brindaba una cierta seguridad, —a lo mejor un tanto ingenua de mi parte—, pero al fin de cuentas ahí estaba. Tal hecho lograba hacer que no me sintiera sola, salvaría a mi padre, y aportaría de alguna manera para que mi nación no sufriera otra perdida con alguna nación extranjera. No estaba mal ¿Cierto?

Sé que muchas en mi lugar habrían hecho lo posible por renunciar a este matrimonio sin amor, ¡y vaya! Si estaban en mis zapatos, tendrían todas las de ganar y lograrían no conciliar este matrimonio, sin embargo, para mí, tal unión me estaba dando alguna ligera esperanza de huir de un amor unilateral, que por años había permanecido arrinconado a la espera de ser visto y amado. Ese cariño ahora ya se estaba cansando. ¿No valdría la pena andar por esta vía? Y las posibilidades que se presentaban no estaban mal, ¿por qué no intentarlo?

Así que, ante tal hecho, mi cuerpo por fin se había relajado, no lograba entender el esforzarse y despertarse.

Tal vez corrieron más de ocho horas en las que permanecía dormida, —no tenía la menor idea—, pero creía firmemente que no había descansado lo suficiente, mis piernas no querían hacer nada, y mi mente estaba sumamente relajada y controlada, algo extraño durante este tiempo.

—Sakura, despierta.

Escuché la voz chillona de mi madre, que se abría campo en mi zona de confort. Los ruidos que estaba haciendo con las persianas eran tan molestos que parecían querer dejarme sorda.

—No me ignores señorita.

—agh.

No era que intentara ignorarla, pero tenía una razón validad para permanecer en mi cama, como por ejemplo; mi día libre.

Me revoloteé entre las sabanas y me cubrí el rostro.

—Mebuki, déjala dormir un poco más—la voz de papá se estaba haciendo presente, pero no sabría decir desde donde, ya que se escuchaba lejana—Por fin está en casa—. Pude percibir melancolía ante mi defensa.

Sí, efectivamente, había pasado una gran cantidad de tiempo en el hospital sin haber regresado a mi hogar, de hecho, había evitado venir porque si pasaba el tiempo sin ocupaciones, mis pensamientos me inquietaban, y estar en casa era el colmo de mis problemas, por ende, evitaba a toda costa regresar.

—Sí, pero. . .

La fastidiosa voz de mi madre se había hecho un capullo; ligera y cortita, ante la defensa de mi padre, sabía bien yo que ella estaba razonando la idea, pero antes de escuchar alguna indulgencia hacía mí, el timbre de la casa se escuchó.

—Yo iré—comento papá—deja la habitación de Sakura para más al rato.

No volví a oír nada después de aquel momento, así que volví a hacerme ovillo entre las sabanas, y al creer que mi madre me dejaría seguir durmiendo logre percibir un bufido grande.

—Sabes bien que eso no me detendrá Sakura.

«Carajos, ¿qué pasaba con ella?»

La habitación ya se estaba encontrando en movimiento por ella, el sonido de bolsas, la escoba arrastrándose. Volví a quejarme. Cuando mamá se disponía a realizar una limpieza profunda, yo como papá sufríamos en el proceso.

—Es mi día libre, tengo derecho—Murmure entre las cobijas, moviéndome incomoda.

— ¿Qué es esto?

Ni idea a que se refería con aquella pregunta, pero me daban ganas de contéstale que no me interesaba. Sin embargo, la curiosidad me gano y me asome debajo de mis sabanas para ver a que se refería.

—Sakura, el Hokage te busca—dijo mostrándome una nota que traía en la mano.

«—La nota.» Pensé de inmediato. Había olvidado la nota que Sasuke me dejo el día de ayer. La había dejado sobre el escritorio.

«Sakura: Hay algo que necesitas conocer antes de tomar cualquier decisión, deja que Sasuke te explique. Estaré esperándolos mañana en la tarde en mi oficina...»

Kakashi sensei me esperaba el día de hoy para hablar sobre algo relacionado a Sasuke.

Puaj, hizo que se me formara un nudo en el estómago. ¿Qué necesitaba conocer? ¿por qué tanto misterio? Para empezar, podría decir con total honestidad que no estaba de humor como para escuchar algo relacionado sobre él. Recordaba las palabras tan malas que Sasuke me había dicho en la clínica, insinuando situaciones que para nada eran correctas:

«—Ya te envía flores. Ya estarás feliz. ¿Fue un encuentro muy bueno? Un arreglo de flores es la forma para. . .»

Agh, de solo pensarlo me enojaba, esas clases de palabras no podía creer que habían salido de él, estaban tan fuera de lugar con su personalidad, que en verdad me enfurecieron y al mismo tiempo me sorprendieron. Sin embargo, a pesar que Kakashi sensei me quería en su oficina, nadie me obligaría a ir.

Mire discretamente el rostro de mi madre esperando algún reproche o palabras para que me levantara, pero para mí sorpresa, ella ya estaba haciendo otras cosas, dejando aquel papel sobre mi cama.

—¿Recuerdas lo que hablamos ayer? —pregunto de un momento a otro mi mamá desde la ventana.

—Sobre qué cosas...— mencione dubitativa.

Habíamos hablado algo sobre la comida y también de. . . Sasuke.

La escuche resoplar, pero antes de que se dispusiera a hablar, papá grito.

—Sakura, te buscan de la torre.

—¡He!

Mire por inercia a mi madre y después a la nota.

—Oh no, no voy a ir—regrese a mi cama cubriéndome todo el cuerpo—hoy es mi día libre, no quiero ir.

Sé que me estaba comportando como una niña pequeña, pero no podía creer que Kakashi sensei me mandara a buscar hasta mi casa para hablar sobre algo que no tenía ganas de hacer.

—No lo puedo creer—rezongue—No iré. Dile que no mamá.

¿No ir? ¡Por supuesto que no lo haría!, no necesitaba ir a un lugar en donde como principal problema se hablaría de Sasuke. No, para nada, no verían mi rostro en la torre.

—Jovencita ¿cómo puedes hablar así? —empezó a discutir con el ruido de la escoba sobre mi hombro—levántate o llegaras tarde, ya no puedes negarte. Y recuerda que tu padre no es muy bueno atendiendo a la visita.

¿Qué le sucedía a mi mamá? No era mejor y más conveniente no ir. Ella debería de estar de mi lado y no de Konoha.

—He dicho que no iré—asegure con firmeza.

No quería ver el rostro de Sasuke, no quería que alguien tratara de explicarme algo que ya estaba sobre la mesa, como, por ejemplo: el matrimonio de Sasuke ¿tenía que escuchar sobre eso?, no gracias.

Ante el silencio que se percibía en la habitación, asomé mi rostro desarreglado y vi la imagen de mi madre que se encontraba con el ceño fruncido ocupada con la escoba y ordenando mi escritorio.

—¿Te pondrás como una niña? —me dijo con un filo en su voz.

Sabía perfectamente porque me estaba diciendo aquello, pero eso no quitaba que mis ojos ya empezaran a sentir ardor.

—Es válido que no quiera ir—conteste mirando a la nada de mi habitación.

—Sí, pero también es necesario que se dé cuenta que ya no te duele—empezó a decir recogiendo la basura del piso—No eres ninguna cobarde Sakura, que eso sea lo último que vean de ti antes de irte.

Trague saliva ante sus palabras. No sabía si aquello podría funcionar, pero tal vez valía intentarlo.

Me tomo varios minutos tomar una decisión y al final me resigne, me levante.

— ¿Qué hora es? —volví a cuestionar, ¿Quién se atrevía a venir a mi casa a molestar?

—Pues más del medio día—dijo con un fuerte soplido, que se escuchaba por debajo de mi escritorio— ¿Es en serio Sakura? —rezongo mi madre, cambiando por completo el tema y mostrándome un sándwich a medio comer ya con algo verde oscuro—la basura está a una distancia pequeña para que lo tires.

Y solo basto aquel semblante de mi madre para que me diera la fuerza de levantarme de la cama y caminar directo al armario, sacando un pantalón de mezclilla suelto y simple.

—¿Y esto! —volví a escuchar a mi madre que renegaba de nueva cuenta—Sakura, necesitas ser más ordenada y limpia.

¡Hay no! Debería de correr en este mismo instante, era más preferible ir a la torre que pasar un día de limpieza con ella, por esta vez no podía decir que Kakashi sensei no me estuviera salvando de una.

—Se me hace tarde—dije y tome la camisa verde más cercana y limpia que conseguí y apresure mis pasos hacía el baño—lo siento, ya no lo hare—grite.

Y podría jurar que la escuche rezongar.

Solo había pasado unos veinte minutos en arreglarme, y al bajar escuche la carcajada de mi padre con aquel joven ninja, —que, de hecho, eran todas sonrisas más de mi papá que de él—. El chico no parecía tener más de quince o diecisiete años, con un aspecto bastante infantil. No recordaba a verlo visto alguna vez por la torre, pero era posible que estuviera en algún entrenamiento del cual yo desconocía, cada día había muchos jóvenes queriéndose postular como ninjas o simplemente para trabajar a lado del Sexto Hokage.

Decidí salvarle su vida.

—Emm...—interrumpí aquella velada, que parecía ser más tortura para el joven que para mi padre— ¿Me buscan de la torre?

El joven miro a mi dirección y pareció brillarle los ojos en agradecimiento, se levantó de un salto al escuchar mi voz, y afirmo con un gesto en el rostro.

—El Hokage quiere verla.

La grave voz del chico logro hacer que mi padre como yo lo miráramos asombrados, ya que su aspecto mostraba gracia y calidez, nunca me habría imaginado que su voz sería muy masculina.

—De acuerdo...papá—me dirigí a él aun sorprendida—me voy, y buena suerte con la limpieza.

Mi gélida sonrisa, mostraba la burla impuesta en aquella última frase. La limpieza con mamá era de armas tomar, y común mente eran cuando a mamá le molestaba algo, o le inquietaba alguna situación, así que su estrés lo despejaba en el aseo, por ende, uno siempre debía de prepararse mentalmente. Con los años nos las habíamos arreglado para apoyarnos entre él y yo cuando llegaban los días de "limpieza profunda" y lográbamos bajar el estrés de mi madre con alguna otra cosa que no implicara esfuerzo.

Al ver el rostro asustado de papá, sabía que este día seria largo para él también.

—Muchacha lista, te salvo el Hokage—dijo con desgana mi padre, y con un suspiro miro al joven y le dijo; — Y, tu chico, cuida a mi hija.

El joven, al ser señalado se estremeció por un breve segundo, pero recompuso su semblante al mirar a mi padre.

—Por supuesto—contesto con el mismo sentido estoico que hace breves momentos había hablado.

¿Qué!, No lo podía creer, ¿Qué carajos estaba diciendo mi padre en estos instantes? Estaba en la total incredulidad que no pude ni hablar por breves segundos, hasta que después de un gran silencio decidí defenderme

—No necesito que me cuiden—agregue—puedo hacerlo yo solita.

Pero parecía que a papá no le importaba lo que estaba diciendo.

—Aunque seas ya una anciana, para mi seguirás siendo mi pequeña hija.

Puse los ojos en blanco. No tuve nada que discutirle.

— ¿Nos vamos?—Mire al chico.

—Sí.

Después del momento incomodo en mi casa, los dos comenzamos a caminar con dirección a la torre, y durante el trayecto entre los dos sobrecogía un silencio que sorpresivamente no era tan incómodo como cuando convivía con un extraño, este chico transpiraba cierta tranquilidad. Sin embargo, el mismo silencio lograba hacer que mis pensamientos se estresaran antes de tiempo, pensando en lo que hablaría con Kakashi sensei, y con honestidad, deseaba no darle muchas vueltas al asunto y poner fin con rapidez a la conversación y explicación que podrían darme.

—Oye —despabilé mis ideas y empecé a hablar—¿Cuál es tu nombre?

Algo de conversación no haría mal verdad, agregando que era necesario distraerme.

Observe al joven cuando le estaba preguntando y con una seriedad contesto sin titubear

—Yuko.

—Yo soy Sakura, un placer.

Él solo afirmo con un gesto. Yuko no era de muchas palabras.

—Yuko, ¿Cuántos años tienes? —cuestione nuevamente.

Debía de decir que su voz me sorprendía y quería volverla a escuchar, eran de esas pocas personas que llegaban a intrigarme por el simple hecho de que hablaran. Me pregunte; ¿Cuántas chicas estarán tras de él por el simple hecho de su voz? En este caso, este joven tenía su voz, y podría conquistar a cualquiera.

Me llegaron recuerdos de la infancia, cuando todas las niñas seguíamos a Sasuke por el hecho de ser muy atractivo, cada una de nosotras teníamos algo que nos gustaba de él, unas decían que era su cara y su personalidad, e Ino yo concordamos en lo mismo, sin embargo, durante el tiempo que estuve con él en el equipo, supe que era más que una cara bonita y personalidad fría, Sasuke era un ser humano que sentía; que odiaba y amaba con la misma profundidad, un niño lastimado y herido, lo cual eso hizo darme cuenta que miraba a Sasuke superficialmente.

No sé en qué momento me enamore de él tan locamente, pero lo único que conocía era que no sería fácil alejar esos sentimientos a pesar que muriera. ¿Eso era posible?

—¿Estas bien?

Me había dejado arrastrar por mis recuerdos que llegue a olvidar y detener en el camino.

—Estas llorando

No había sido una pregunta lo que Yuko había dicho, pero lo negué de inmediato.

—No, no me entro tierra—empecé a limpiarme y abanicarme para que el aire diera directo en los ojos.

El chico guardo silencio, pero sentía que sus ojos estaban monitoreando mi rostro. Necesitaba cambiar de tema.

— ¿Tienes novia Yuko?

Tardo unos segundos en comprender mi pregunta y cuando lo digirió note que lo había incomodo bastante, se percibía un ligero sudor en la frente. ¿Había sido imprudente?

El chico suspiro y me miro por breves segundos.

—No—dijo con honestidad.

— ¿Te gusta alguien?

Nuevamente una pregunta peligrosa, pero el chico sonrió levemente hacía un costado recordándome la sonrisa de alguien.

Continúo caminando y lo seguí.

—No sé—dijo mirando hacía frente— ¿Te puede gustar alguien cuando ya tiene a alguien más?

Era la frase más larga que había escuchado salir de él, me sorprendió.

Podía comprenderlo de igual manera, ¿No me pasaba lo mismo a mí? Los dos deberíamos de formar algún club. Éramos compañeros del mismo dolor.

—Claro—conteste enseguida—pero es más doloroso que te siga gustando esa persona cuando ella ama alguien más.

Parecía que meditaba mis palabras.

Cuando llegamos a la torre le agradecí y me fui directo a la puerta de la entrada, pero la voz de Yuko me detuvo por un segundo.

— ¿Y si ella no lo ama?

Medite un poco antes de contestar

— ¿Entonces por qué se va a casar?—le respondí con otra pregunta.

Volvió a guardar silencio pero después hablo

—Menciono que quiere ser feliz.

Note en el semblante del chico bastante melancolía, parecía perderse en sus recuerdos.

Suspire.

—No eres capaz de hacerla feliz—No era una pregunta, y él no se defendió, podía entrever que eso era lo que estaba pensando. No sé porque me dio un poco de lastima aquella chica.

—Si de verdad te gusta y crees de verdad que no habrá otra como ella, no pierdas tiempo y conviértete en alguien que la haga feliz.

Sé que no me había pedido un consejo pero la necesidad y la pena que tenía hacía la chica me hicieron darle uno.

—Deja de lamentarte y se su felicidad.

No quise detenerme a ver su rostro o saber qué decisión tomaría, ya mucho estaba diciendo con abrir mi bocota.

Entre a la torre sin ganas, ya solo estaba a unos pasos de cruzar el pasillo para llegar a la oficina de Kakashi sensei, sin embargo, no sabía porque aún la conversación con el chico llamado Yuko me había dejado con un mal sabor de boca, tal vez. . . por el tema que habíamos hablado. No lo sé, pero sabía perfectamente que nada serviría el estar dándole vueltas al mismo asunto.

—Pasa Sakura.

Me estremecí al escuchar la voz de Kakashi sensei detrás de la puerta ¿Desde cuándo sabía que había llegado?

Entre con precaución y me lleve una grata sorpresa al abrir la puerta de su oficina. Todo estaba perfectamente ordenado, los papeles que siempre se encontraban en el piso o las torres de carpetas que reinaban siempre por todos lados, por primera vez no se encontraban en el lugar donde solían estar.

—¿Dónde escondió el papeleo?

—Ordenado, como debe de estar—contesto desde su asiento.

—¿Quién es usted? Y ¿Dónde está el Hokage? —pregunte con una clara expresión de suspicacia acompañado después de una sonrisa. Pero en cambio solo recibí de él los ojos en blanco.

—Dame crédito jovencito.

—Claro que se lo doy Kakashi sensei—no había duda en ello—pero... solo es extraño.

—Bien—lo acepto con un movimiento de hombros—le ordene a los muchachos nuevo que me ayudara a ordenar un poco.

Al decir aquello hizo que me acordara de Yuko, a lo mejor era nuevo. Cuando estaba por preguntar por él Kakashi sensei me cuestiono primero.

—¿Y Sasuke? —pregunto cambiando por completo el tema.

—¿Quién?

Al parecer en mi rostro había confusión lo cual llego a comprender.

—Se supone que le pedí que fuera a buscarte a tu casa para no perder tiempo—Empezó a decir completamente normal—. . .ya que tenemos una reunión más tarde.

Su taconeo en las palabras se antepuso pausadamente al decir la última frase.

—Kakashi sansei, ¿No mando a llamar por mí a Yuko?

Ante la pregunta, sus ojos se abrieron como platos, sentí nauseas al pensar en mis sospechas.

«Por Dios, ¿A quién le había hablado?»

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Hola, hola nuevamente

¿Qué les pareció este capítulo?, los iba a dejar con una pequeña intriga sobre este personaje nuevo, pero no tuve el corazón para hacerlo (Porque me imagino que ya sabrán quien es este personaje ¿cierto?) creí que no hacía falta ocultarlo ya que más adelante se sufrirá un poco, Pa' qué agregarle sal a la herida.

Gracias por sus palabras, y por seguir aun leyendo esta historia (Porque sé que me tardo horrores en actualizar) pero créanme que trato de dar lo mejor para poder agregarle a cada capítulo algo bueno y apetecible para que lo disfruten.

Nos vemos en el siguiente capítulo, o en los comentarios .