Epilogo


—Mi esposo está descansando. No veo conveniente que se le moleste con preguntas de un caso que ya se había dado por cerrado —afirmó Rin con resentimiento. Ella tenía toda la razón, el detective que estaba frente a ella intentando entrar a la habitación de Sesshomaru no había hecho nada por ayudarlos.

—Señora, tengo una orden judicial para interrogar al abogado Taisho.

—No va a entrar — dijo plantándose con fuerza en la entrada.

—Por favor —pidió suavemente —. No quiero tener que usar la fuerza con usted.

—Que me cuelguen si lo dejo entrar.

El detective no lo pensó más y la cargo por la cintura, un minuto después estaba dentro de la habitación con la mujer aun intentando sacarlo.

—Déjalo —le dijo Sesshomaru desde la cama. Este estaba reclinado sobre las almohadas.

—Bien—se cruzó de brazos —pero no me pienso ir.

—No esperaba menos de usted— respondió el detective, prosiguió a sentarse frente a la cama, encendió su grabadora y tras un saludo y preguntas de cortesía, comenzó su interrogatorio —. Quiero que me cuente todo lo que sucedió desde su desaparición hasta el día que su esposa y su hermano lo encontraron.

Rin se había sentado a su lado y le cogió su mano con la suya. Él, sin vacilar, comenzó su relató.

— Después de reunirme con Bankotsu, fui directo a mi casa. Al llegar, un grupo de hombres me apuntaron con sus armas y me hicieron entrar a una furgoneta. Me quitaron las llaves y la billetera antes de esposarme las muñecas por la espalda y ponerme un saco en la cabeza. Viajamos por un largo rato antes de llegar a la mansión, una vez allí me hicieron bajar hasta el sótano. Hakudoshi estaba esperándome—miro a Rin antes de continuar, no quería contarle esa parte —. Él quería venganza por haberlo traicionado y se la cobró.

—¿Podria saber como? —Matsuda tenía bastante curiosidad de saber como había sobrevivido a la pérdida de sangre.

—Tengo entendido que la bala aún está allí —Sesshomaru se llevó la mano al hombro izquierdo, sitio donde Hakudoshi le había disparado —. Me disparo a quemarropa con la única intención de causarme dolor. Estuvimos ahí por un buen rato... —cruzo su mirada con el detective pidiéndole silenciosamente que no lo obligará a contar el resto en frente de Rin. Hakudoshi lo había golpeado hasta dejarlo inconsciente.

El detective asintió.

—... Lo siguiente que recuerdo es estar atado de pies y manos en un cuarto oscuro. Al principio pensé que me habían dejado allí para que muriera. Sin embargo esa no era su intención, una mujer se encargaba de ir todos los días, esta tenía bastantes conocimientos médicos. Ella hizo todo lo necesario para mantenerme con vida—igual que con Kagura, pensó Matsuda—, Hakudoshi regresaba cada tanto. Supongo que pensaba mantenerme allí.

—¿Tiene alguna idea de quien pudo ser la mujer?

—No conozco a nadie que tenga conocimientos de medicina que este relacionada con ellos. Supongo que solo fue alguien a quien contrataron.

—¿Cuando fue la última vez que la vio?

—Un día antes de que me encontraran. Cuando ellos llegaron, yo pensaba que era ella—respondió con sinceridad.

—Tengo que preguntarle ¿Por qué le entregó usted la evidencia a Bankotsu? Alguien con su experiencia sabe que esas cosas pueden conciderarse como sentencias de muerte.

—Usted como yo conocemos los códigos de este mundo, atacar a un agente, ya sea del gobierno o un abogado privado como yo, es peligroso. Puedes echarte a toda la policía encima, Hakudoshi pagó por ello.

—La evidencia indica que fue un suicidio.

—La evidencia indica lo que los grandes depredadores quieran.

Matsuda no lo contradijo, él mismo estaba de acuerdo. Hakudoshi había sido asesinado para que el caso del abogado Taisho fuese cerrado.

—Sin embargo, usted solicitó protección para su esposa.

Bankotsu y su maldita lengua. Rin no pareció sorprenderse con esa declaración.

—¿Ya lo sabías? —le preguntó ignorando al detective.

—Si, Inuyasha me lo contó.

El detective le lanzó una mirada inquisitiva.

—Sólo lo hice por precaución, no confiaba en que Hakudoshi mantuviera el código.

—Sabía decidión. Señora—se dirigió a Rin—quisiera saber, ¿Como llegaron a los túneles de la mansión?

Rin vacilo un poco antes de responder, a ella misma le había parecido extraño que Sesshomaru tuviese dichos planos en su poder.

—Supongo que encontraron los planos—Sesshomaru adelanto en responder —. Es algo natural ya que represente a Hakudoahi en muchos de sus negocios.

—La mansión pertenece al estado.

—En efecto. Pero anteriormente pertenecia a la familia Kanzaki, Naraku quería recuperarla ya que ellos se la robaron a sus ancestros antes de perderá por declarase en banca rota. Estaba en trámites de presentar una oferta al estado. Puede comprobarlo en los archivos si así lo desea.

—Cuente con ello.

Dando por terminada la interrogación, apago su grabadora, y tras despedirse abandono la habitación.

Sesshomaru fue dado de alta una semana después, había deseado tanto ese momento que le parecía una ilusión el volver a su casa. Sin embargo no era eso lo que más le emocionaba. Ese día conocería a su hija. Rin se la había descrito muchas veces, incluso había visto sus fotos. Pero nada de eso lo había preparado para la emoción que estaba sintiendo solo al saber que pronto podría tenerla en sus brazos.

Cuando llegaron a su casa, su madre lo recibió con un abrazo, una vez dentro fue directamente hacia el pequeño bulto que se encontraba en el coche de paseo. Sin poder contenerse la alzó, grabandose su olor. Ella cruzo sus ojitos dorados con los suyos. Su cabello era del mismo color que el suyo.—Gracias—le susurro, después de todo ella había sido la encargada de traer la felicidad a su vida. Se impresionó a sí mismo de notar como en un simple segundo se había enamorado de esos pequeños ojos dorados, el pecho le dolía. Sesshomaru nunca se imagino que algún día sería capaz de sentir tanto amor por una sola persona.

Rin lo observaba con sus ojos llenos de lagrimas, lo que tanto había deseado se había hecho realidad. Siguiendo sus instintos fue y abrazo al que aún era su marido y a su hija y se prometió a sí misma confiar en él.

Irasue e Inuyasha que observaban la escena, se lanzaron una mirada cómplice y sin decir nada abandonaron la casa silenciosamente.

—Nos dejaron solos —dijo Rin un rato después.

Sesshomaru sonrió.

—¿Van a quedarse?

—Si tu estas de acuerdo—dijo casi en un susurro.

—Solo si vuelves a casarte conmigo.

—Yo... —se. mordió el labio inferior y entrelazo sus dedos —. Yo... destruí los papeles que me diste.

El la miro atentamente con cara de sorpresa.

—¿Aún eres mi esposa?

—Si—mustio—. No fui capaz de hacerlo.

Él hizo el intento de besarla pero ella lo detuvo.

—Antes de eso, quiero que sepas que Kohaku y yo nunca...

—Lo sé —la interrumpió atrayendo la hacia él —. Se que no paso nada y aunque ese no fuera el caso no me interesa.

Rin le dio un beso deliciosamente dulce, sus sentidos se encendieron y su mente solo pensaba en una cosa, hundirse en ella. Ella le correspondía abiertamente, pero la otra mujer en su brazo soltó un quejido al sentirse apretujada.

—Creo que vamos a tener que esperar.

Seis meses después, la investigación había terminado encontrando como único culpable a Hakudoshi, sus cómplices no habían sido encontrados y debido a que se argumento que actuó por voluntad propia, Naraku no había sido acusado. Rin se había quejado al principio, pero Sesshomaru le había dicho que era mejor así. Si se quedaban tranquilos podrían vivir libremente, sin preocuparse por Naraku. Ella había aceptado a regañadientes, después de todo también quería seguridad para su hija.

—Te quiere más a ti que a mí —se quejo Rin, Hiromi dormía plácidamente en los brazos de Sesshomaru.

—¿Celosa?

—Un poco—admitio sonriente. La verdad era que jamás se imagino que Sesshomaru fuese un padre tan cariñoso y que cuidara a su hija tanto como ella.

Sesshomaru coloco a la niña en la cuna.

—Ven acá—la jaló —. Voy a darle un poco de atención a mi celosa esposa.

Rin se dejó llevar por sus besos, el recorría su cuerpo con sus manos arrancandole gemidos cada vez que tocaba una parte sensible, la desnudo con sumo cuidado. Ella se estremecía ante su contacto y su cuerpo se arqueba en respuesta. Sesshomaru la penetro sin contemplacion con un ritmo despiadado que la llevaba a los límites del placer. Ella llegó al órgasmo sonoramente, él lo alcanzó casi inmediatamente después.

—Te amo—declaro Sesshomaru.

—Yo también te amo. ¿Tienes que regresar mañana al trabajo? —pregunto a modo de queja mientras se acurrucaba junto a su cuerpo.

—Uno de los dos debe volver, necesitamos trabajar para poder vivir.

—Lo sé, es solo que ya me había acostumbrado a estar de vacaciones.

—Tonta —le dijo juguetonamente —.Tendré un horario normal.

—¿Es una promesa?

—Si.

Sesshomaru volvio a su oficina después de casi ocho meses ausente Jaken lo recibió con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hay una señora que lo está esperando—le informo Jaken.

El asintió y fue directo a ver a la mujer.

Ella sonrió de inmediato.

—Te ves mucho mejor de la última vez que te vi —lo examino de pies a cabeza.

—¿Que haces aquí? —pregunto bruscamente mientras tomaba asiento. Había extraño su oficina tanto como su casa.

—Vine a solicitar tus servicios, por su puesto—respondio ella cruzándose de brazos.

—No—respondió sin dejarla ni siquiera plantear su problema.

—Vaya, no sabía que fueses tan mal agradecido— se quejo frunciendo el ceño.

—No quiero que te relacionen conmigo—admitió.

—¿Te da miedo que Matsuda ate cabos? No creo que lo haga, no es tan listo como tú—sonrio—. Ademas me debes una, sin mi no estarías vivo.

—No tienes que recordarmelo.

—Hakudoshi se nos escapo de las manos. Mira que secuestrarte y dispararte para luego hacerse pasar por ti. El muy estúpido pensó que podría engañar a Naraku.

—¿Que le hicieron? —él sabía perfectamente que Hakudoshi no se había suicidado.

—Magatsuji se encargo de él— eso él ya lo sabia—. No conozco los detalles — admitio la mujer—. Naraku estaba bastante cabreado con lo que te hizo. Eres su tesoro.

Sesshomaru bufó.

—Supongo entonces que Magatsuji se encargará de sus negocios ahora— dedujo mientras que se reclinada en su asiento.

—Aún no ha sido decidido, él quería consultartelo.

—Me tiene sin cuidado a quien escoja—no podía permitirse ser relacionado de nuevo con Naraku.

—Naraku cree que eres su guardián—declaró ella abiertamente —. Fuiste tu quien le advirtió de la traición de Hakudoshi y de la investigación que estaban llevando a cabo Bankotsu y su cuñado.

—Sabes bien que solo lo hice para que no me arrancara la cabeza— lo que decía era cierto. La única forma de salvar su pellejo había sido entregarle a Hakudoshi. Ese era su seguro de vida, la información que le entregó a Naraku sobre su testaferro, el muy idiota pensaba quedarse con la empresa y otros de sus bienes, a su jefe no le importo mandar al caño a Secure Health solo para impedir que Hakudoshi se quedara con ella. Por eso le había entregado los informes a Bankotsu, el pedirle que protegiera a Rin era solo una fachada. Ella nunca había estado en peligro, por lo menos no por parte de Naraku. Hakudoshi se les escapo de las manos, se fue a Londres haciéndose pasar por él, cuando volvió Naraku encontró la forma de ajusticiarlo.

—Sin embargo terminaste con una bala en el hombro. Ves, te dije que no sería necesario sacarla—ella vivía en la mansión y se había encontrado con Sesshomaru desangrándose, inmediatamente contacto a Naraku y lo llevaron a un lugar seguro donde tratar su herida y reponer la sangre que había perdido—. Aunque si quieres puedes ir a mi consultorio y recordar viejos tiempos.

—La última cirujano que consultaría serias tu—recordar las condiciones en las que lo había atendido le daban ganas de vomitar.

Ella hizo una mueca de tristeza.

—¿Que piensas hacer con el otro abogado?

—Bankotsu cumplió con su trabajo. Cuido a Rin y desvío su investigación—la otra cosa que le había exigido era dejar de investigar a Naraku, eso también para cuidar su cabeza —. No tengo nada en su contra.

—Y su cuñadito, debe parecer una gallina.—solto una carcajada—Me encantaría haber visto su cara cuando le mostraron sus estados de cuenta y las fotos de las últimas mujeres que prostituyo. Le dije al muy maldito que me las pagaría— esa fue la razón de porque los cuñados aceptaron colaborar con sus exigencias. Lo que hizo después de su desaparición fue solo un acto de conciencia.

—Nunca subestimes a una mujer despechada—concluyó.

—Fue más que eso y lo sabes, me engaño. El muy maldito me uso para luego dejarme para casarse con esa mujer. Fue un placer para mí suministrarte tal información. ¿Takashi, te pareció un buen apellido? —ese era el alias que había usado para facilitarle la información del canciller y de Hakudoshi.

—Debiste usar uno más común.

—Ser una Kanzaki hace que no me gusten las cosas comunes.

—Sumire, sabes que Matsuda va a dar contigo tarde o temprano. No importa cuántos alias utilices, será cuestión de tiempo que sepan que eres prima de Naraku y que eres cirujana. También sabrán que fuiste amante del canciller y cuando Bankotsu lo sepa, sabrá que fuiste tu quien me dio la información sobre su cuñado. Y si investigan más sabrán que tu y yo nos conocemos desde antes—. Ellos habían sido amantes en el pasado y fue justamente ella quien le presentó a Naraku. Aunque sus amoríos habían terminado hace mucho tiempo, inclusive antes de conocer a Rin, se mantenían en contacto por pura conveniencia —. Eres la pieza centrar del rompecabezas.

—Matsuda será trasladado.

Sesshomaru la miro con asombro. Ella volvió a sonreír con descaro.

— El jefe de Matsuda es informante de Naraku.

El resoplo.

—¿Hay algo que Naraku no controle?

—A ti, por supuesto. Por más que quiera no volverá a tenerte como su abogado— tras una larga pausa agrego—. La mansión se siente vacía sin ti.

—¿Te has vuelto loca? ¿Aún sigues viviendo ahí?

—Si, sabes que es completamente habitable. Los planos que le deje a tu esposa no son los actuales— después de confirmar que Hakudoshi había muerto no había razón para que Sesshomaru continuará encerrado. Así que ella había colocado los planos en un lugar donde seguro Rin los encontraría. Se tardo tres días en hacerlo. Su ex había pasado tres días encerrado en esa habitación, esperando a que Inuyasha o Rin los encontrarán y atasen cabos.

—Vas a salir de allí inmediatamente—bramo.

—Consigueme la casa.

—No.

—Te mantuve con vida por casi dos meses, te alimente y te saque de ese cuchitril donde te dejo Hakudoshi. Si yo no hubiera intervenido te habrías muerto desangrado y nada de tu maldito plan habría salido bien. Asi que...

—No me a menaces—se levantó y la tomó por el cuello—. Mantén la calma si no quieres que te retuerce ese lindo cuello.

—Quiero la mansión.

— Espera a que Matsuda se vaya—sentenció

—Y yo debí dejarte que pasaras ese mes en el sótano en lugar de mi habitación. A demás ellos te encontraron solo porque yo les dejé los planos y te lleve allí, casi me descubren y sin embargo sigues negándote a ayudarme.

—Cuando trasladen a Matsuda te conseguiré la maldita mansión.

—Eso espero.

Y sin decir más salió.

Esto iba a ser una verdadera pesadilla, solo esperaba librarse rápido de Matsuda.

—¿Que tal te fue hoy? —Rin se había lanzado sobre él cuando lo vio llegar.

—Un montón de gente me estaba esperando.

—¿Algún caso en particular? —el negó con la cabeza.

—Estoy intentando averiguar como llevarme a mi esposa a la cama sin que mi hija proteste.

Hiromi le dio una sonrisa, casi como si pudiera entenderlo.

—Sabe, estoy pensando en que tal vez ya no quiero trabajar tan pronto.

Ella lo miro de hito en hito.

—¿Te sientes mal? —ella le. puso la mano sobre la frente.

—Señora Taisho, ¿Quiere que nos vayamos de luna de miel?

A Rin casi se le cayó la mandíbula ante su pregunta. Sesshomaru alzó las cejas pidiendo una respuesta.

—Si— balbuceo ella.

El sonrió como un niño.

—Vamos— la cogio de la mano— escojamos a donde queremos ir. Celebremos.

—¿Que debemos celebrar? —pregunto ella. Él se encogió de hombros

—Vamos a celebrar esta divina conveniencia que nos permitió estar juntos de nuevos.

Ella asintió sonriendo de oreja a oreja, Hiromi se unió a su felicidad balbuceando algo inentendible.

—Tu vienes conmigo —sentó a la bebe sobre su regazo al tiempo que Rin buscaba una silla para colocarse a su lado frente al computador —¿Que destino te gustaría? —le pregunto al entrar a una página de viajes.

Rin se dedico a nombrar todos los lugares a los que le gustaría visitar, mientras que sentía extremadamente feliz de tener por fin lo que siempre había deseado, Sesshomaru era por mucho un hombre diferente que expresaba su amor por ella y por su hija libremente. Ella lo amaba y él la amaba a ella. Su hija era el tesoro de ambos. Y para ella eso era todo lo que importaba.

Fin.


Este es el final, si llegaron hasta aquí déjenme su review con lo que les pareció la historia. Se los agradecería un montón.

Gracias de ante mano a todos aquellos que le dieron una oportunidad al fic y llegaron hasta el final.

Nos leemos pronto.